"Morning Light" (NickJ&Cassie)

por Dayi_JonasLove!* Vie 29 Jun 2012, 5:55 pm

¡Hola! Mi nombre es Dayani :D
Este song-shot se suponía que iba a participar en el concurso que se hizo en el foro hace no mucho, pero por falta de tiempo e inspiración no pude terminarlo. Ahora, gracias al taller de inspiración que se hizo como actividad especial por el querido aniversario del foro pude terminarlo :)
Es el segundo Song-Shot que hago y bueno, espero lo disfruten :D
Besos.

Novela: Morning Light
Autor: Dayi_JonasLove!*
Genero: Drama.
Tipo: Song-shot.

SINOPSIS

Nick Jonas y Cassie Fitzpatrick han sido los mejores amigos desde el jardín de infancia. El padre de Cassie jamás ha tratado con ella más que para dedicarle palabras de desprecio, y su madre es una mujer sumisa que no se atreve a desafiar a su marido por miedo a quedar en la calle sin nada, por lo cual, a medida que van creciendo, Nick se convierte en el único apoyo que tiene Cassie, y ella para Nick se convierte en su amor platónico.
Con el único objetivo de desafiar a sus padres, Cassie se pasa la vida buscando problemas y saliendo con chicos que no le convienen, contando con Nick para sacarle las patas del barro, hasta que una noche, sin el permiso de sus padres y en contra de las advertencias de su único amigo, Cassie decide jugar con fuego y salir con un chico cinco años mayor que ella. Esta vez Nick no fue capaz de llegar a tiempo para ayudarla como otras veces… ya lo peor había ocurrido.
¿Podrá Nick ayudar a Cassie a superar el golpe emocional? Y si lo hace, ¿seguirá atascado en la dichosa “Zona de amistad”?

Morning Light

Los gritos no cesaban y, conforme como se desenvolvía la discusión, los tonos de voces eran cada vez más altos, los insultos eran cada vez más frecuentes y ella… ella no paraba de derramar lágrimas sobre mi hombro. Yo… yo solo intentaba hacerla sentir segura y protegida, hacerle saber que nadie podría hacerle daño nunca más, no mientras yo esté a su lado.

El día anterior…

-Hay algo en él que no termina de convencerme.- Le dije una vez más, intentando hacerla recapacitar, sin mucho éxito hasta el momento.
-Eso es porque no lo conoces, solo lo has visto un par de veces, así que deja de ser tan paranoico.-Comentó mientras probaba una serie de peinados diferentes frente al espejo de su peinadora blanca que, por supuesto, hacía juego con el resto de su habitación de paredes color salmón.
Aquel último comentario hizo que perdiera los nervios, siempre que le hablaba sobre lo poco conveniente que me parecía ese tipo, me salía con la excusa de que estaba siendo paranoico, ¿cómo podía alguien ser tan terco? Ye estaba harto de aquello, y también estaba harto de tener que sacarle las patas del barro.
-Demonios Cassie, no estoy siendo paranoico, pero no es muy tranquilizador que un tipo, que es cinco años mayor que tú , te invite a un bar a altas horas de la noche.
- Ya deja de decirme que hacer como si fueras mi padre, porque no lo eres.
-Exactamente, no lo soy.
Se giró sobre su taburete para enfrentarme, sus hermosos orbes color miel se ensombrecieron inmediatamente después de escuchar mis palabras. Apartó la mirada de mis ojos, dándome a entender que había metido el dedo en la llaga, pero eso ya lo sabía de antemano.
-Mira, si estás intentando llamar la atención de tus padres, te pido que no sea metiéndote en problemas por salir con Mason. Porque eso es lo único que ese idiota te dará: problemas.
-Cállate Nicholas, no sabes de lo que hablas.-Contestó cortante y con su mirada, esta vez dura y fría, posada sobre mi.
-Si que lo hago, y lo sabes- Contesté intentando mirarla del mismo modo en que me miraba ella, aunque no creía haberlo logrado.
Durante unos cuantos segundos, que me parecieron toda una vida, Cassie se quedó callada, mirándome fijamente sin expresión alguna en el rostro y con sentimientos indescifrables cruzando por sus ojos, cuando creí que iba a perder los nervios ella abrió su boca para hablar.
-No pienso discutir esto ahora Nick, así que dejémoslo así, ¿ok?- Se acercó a mi y lentamente, posó su pálida mano sobre mi mejilla, causando que un dulce escalofrío me recorriera por todo el cuerpo, su mirada se volvió suave y su sonrisa dulce.- Todo va a estar bien, te lo prometo.- Besó mi frente como solía hacerlo, y todas mis defensas cayeron.- Te llamo mañana.- Prometió antes de alejarse de mi con su cabello castaño largo y sedoso balanceándose a la par de su sensual andar.
Salió deprisa de la habitación, dejándome solo, odiándome a mi mismo por dejar que se saliera con la suya. Otra vez. Era increíble lo fácil que le resultaba derrumbar mis defensas y manipularme a su antojo, siempre había sido así, desde que éramos niños. Recuerdo una vez, cuando teníamos unos 8 años, una niña, que odiaba la por algún motivo, en el colegio le cortó el cabello a una de las muñecas favoritas de Cassie, y ésta se molestó tanto que me convenció de tomar las tijeras de la profesora para cortarle el cabello a la niña durante la hora de la siesta, tiempo que aprovechaban las profesoras para tomarse un café o fumarse un cigarrillo en el patio de la guardería, y aunque le dije que era una muy mala idea, Cassie no se detuvo hasta que el cabello de aquella niña quedó similar al de su muñeca. Nos metimos en tremendo lío, pero Cassie no podía estar más contenta con los resultados, lo que me llevo a prometerme a mi mismo que lo pensaría dos veces antes de jugarle una broma pesada.
Pero, aunque hasta ahora había conseguido salir bien parada de todas sus aventuras y travesuras, por llamarlo de algún modo, en esta ocasión Cassie estaba jugándosela demasiado. Solo esperaba poder terminar riendo como cuando éramos niños y lográbamos librarnos de los problemas. Aunque algo dentro de mí no lo creía posible, no esta vez.
Demonios, de nuevo me veía arrastrado por una corriente de problemas a causa de ella, la chica de la que he estado enamorado durante años, pero no podía evitarlo, no iba a dejarla sola, aún cuando estaba conciente de que ella no quería mi compañía.

Cuando cayó la noche mis ansias fueron en aumento, no había forma de que me quedase tranquilo, no sabía en donde iba a estar Cassie esta noche con Mason, pero me podía hacer una idea de en donde podrían estar. Cassie llevaba semanas comentando sobre el nuevo Club que se había inaugurado no hace mucho, y sobre las ganas que tenía de ir, claro que por ser menor de edad no había tenido posibilidades de entrar, pero junto a Mason tal vez la dejarían pasar sin siquiera pedirle identificación.

Eran las diez y media de la noche cuando, por fin, pude llegar hasta el dichoso Club. Estuve alredor de hora y media manejando hasta poder llegar, Cassie había hablado mucho sobre ese sitio, pero jamás mencionó que se encontraba al otro lado de la ciudad. Rezaba porque ella realmente estuviese ahí porque, de lo contrario, no la encontraría esta noche, y eso era algo que no podía permitirme, la presión que tenía en el pecho iba a conseguir matarme antes de poder asegurarme de que ella estuviese a salvo.

Aquel lugar estaba abarrotado de gente, no cabía un alma más, con lo cual mis esperanzas de encontrar a Cassie prontamente iban en picada. La música llenaba la habitación y amenazaba con reventar mis tímpanos, el humo del tabaco era todo cuanto se podía respirar y la iluminación casi inexistente dificultaba la tarea de diferenciar a una persona de otra. Si, intentar encontrarla entre todo este gentío iba a ser un maldito martirio, ¡ni siquiera sabía si realmente estaba aquí!

No se cuanto tiempo estuve empujando para abrirme paso entre la multitud que bailaba como si no hubiese un mañana, ni cuanto tiempo estuve siendo empujado por ellos. Hasta llegué a sentir celos, bailaban descontrolados, sin ninguna preocupación más que la de llevarse a la cama a quienes los acompañaban. Después de tanta búsqueda carente de éxito, me dí por vencido y, aunque con cierta renuencia, decidí salir de aquel sitio, pero en cuanto me dirigía hacia la salida, a la par que rezaba porque Cassie estuviese bien, se escuchó el grito de unas cuantas féminas por encima de la música al ritmo de la cual todos bailaban, por unos segundos todos se quedaron paralizados en sus sitios, incluyéndome, y la música dejó de sonar, tan pronto como aquello ocurrió, las mujeres comenzaron a correr y a apartarse de lo que, al parecer, era un violento altercado entre varios hombres, ya ebrios, que se encontraban en el centro de la pista de baile. De pronto botellas de cerveza comenzaron a volar por los aires y más hombres se iban sumando a la pelea, comencé a apartarme lo más posible de aquello para intentar buscar una salida emergente, pero a la par que intentaba acercarme a alguna salida, la gente me empujaba lejos de ella en su intento por alejarse del alboroto. Comencé a desesperarme, pronto llegaría la policía y no se suponía que yo debiera estar aquí. A duras penas logré divisar una, y como pude, entre empujones, codazos y demás, me encaminé hacia ella. Estaba a unos pocos metros de mi meta cuando, de repente, alguien colisionó fuertemente conmigo, causando que ambos nos precipitáramos contra el suelo, en donde recibí un par de patadas en las costillas y en la cabeza, también noté que en mi brazos se hallaban incrustados pequeños pedazos de vidrio, causando que por mis brazos corriesen dolorosos hilos de sangre. Estaba listo para reprochar a quien me tumbó, pero me detuve en seco al ver aquel rostro familiar empañado por las lágrimas. Era Cassie.

A duras penas logramos salir de aquel sitio, y no puede dejar de notar que algo estaba seriamente mal con ella. Al principio pensé que era el susto por la pelea que se formó dentro del club, pero empezaba a creer que había algo más. Lo primero que hizo cuando logramos salir fue preguntarme, con un ligero temblor en la voz, si podía quedarse a dormir en mi casa o, en su defecto, que yo durmiera en la suya. Aquello me dejó fuera de base, ¿qué demonios le había ocurrido? ¿Por qué no quería pasar la noche sola? ¿Qué tan tarde había llegado yo? Tampoco fue muy tranquilizador el hecho de que apenas dejara que la tocase.
-Me quedaré contigo en tu casa, pero no creo que a tu padre le agrade la idea.- Le dije quedadamente, con la esperanza de que me dijera el porque no quería pasar la noche sola.
-¿Seguro que no puede ser en la tuya?- A juzgar por su mirada y la aflicción que se marcaba en su rostro, juraría que estaba apunto de arrollidarse y suplicarme con tal de no ir a su casa.
-¿Qué ocurre Cassie? ¿Fue algo que te hizo ese bastardo?- Hice amago de acercarme a ella para abrazarla, pero ella enseguida retrocedió. Aquello era más de lo que podía soportar.
-Por favor Nick, no me dejes en mi casa, no hoy. Por favor.- La súplica latente en su voz y en su mirada me tenía atormentado, no entendía como es que no quería que me le acercara pero tampoco que la dejara sola- Él sabe dónde vivo.
No quería pensar lo peor, pero podía imaginarme lo que pasó o estuvo apunto de pasar, y me torturaba la idea de que, si yo hubiese podido ser más convincente y lograr que se quedase en casa, la luz de su mirada no estaría tan apagada como lo está ahora o, tal vez, si hubiese llegado antes, o si la hubiese acusado con sus padres, cualquier cosa, cualquier cosa para haber impedido que estuviese en el estado en el que está ahora.
-Vamos, aparqué el carro al otro lado de la calle.
Le extendí mi mano y para mi alivio, aunque con un deje de vacilación, no me la rechazó esta vez. Su mano estaba helada y temblaba ligeramente. Decidí no seguir preguntándole por su estado o por lo que había ocurrido, sabía que ella no hablaría, no por ahora. Pero una cosa era segura: el mal nacido de Mason la pagaría caro.

Después de haber conducido durante los peores 45 minutos de mi vida, en los que Cassie se mantuvo en silencio y con la mirada perdida en el horizonte, por fin llegamos a mi casa, fuimos hasta mi habitación tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a mis padres. A mi madre le daría una apoplejía si supiera que una chica va a pasar la noche en mi habitación, aunque esa chica se tratase de Cassie.
- Nick, ¿puedo darme una ducha?- Preguntó un poco cohibida.
¿Darse una ducha a las 2 de la madrugada? ¿Por qué no podía esperar al día siguiente? Solo le pedía a Dios que fuese porque tenía calor y no por alguna razón psicológica.
-Claro, tienes todo lo que necesitas en el baño. ¿Te presto alguna muda? Creo que…
-No, así está bien. Gracias.- Hizo el intento de una sonrisa y se dirigió a la puerta del baño de mi habitación.
La observé alejarse y reparé en una ligera incomodidad en su caminar que no había notado antes. Intenté tranquilizarme y no dejar que imágenes repugnantes invadieran mi mente, aquello podía deberse a la caída que tuvimos cuando tropezamos el uno con el otro. Si, eso debió ser, nada más que una simple caída…Hablando de caídas, no me había limpiado las heridas de mis brazos. Me encaminé hacia el baño que se encontraba en el pasillo para poder desinfectar y limpiar mis brazos. Aquello mantendría mi cabeza alejada de las suposiciones estúpidas.

Al regresar a mi habitación noté que Cassie se encontraba sentada en mi cama con unos shorts y una camisa que le quedaban grandes y que, de paso, me eran muy familiares.
- ¿La ducha te hizo bien?- Pregunté mientras me sentaba a su lado.
-Si, gracias. Espero no te importe que haya tomado algo de tu armario. Mi ropa olía demasiado a alcohol y tabaco.
- No me importa, de hecho, te lo ofrecí pero eres demasiado terca.- Sonreí y, para mi satisfacción, ella devolvió el gesto, aunque un poco contenida.
-Tú puedes usar mi cama, yo dormiré en el sofá de la sala- Le dije mientras me disponía a buscar una almohada y una sabana.
-No soy tan gorda, y tu cama no es tan pequeña.-Dijo como quien no quiere la cosa.
-¿Acaso quieres que…? ¿Tú y yo…? Cassie no creo que…- Había muchas cosas que podía tolerar, como amarla y desearla en secreto, pero ¿dormir en la misma cama? Demonios no, la tensión sería demasiado y el efecto de una ducha con agua fría es demasiado efímero como para ayudarme. De haber sabido esto la habría dejado en su casa, sin importar cuanto suplicara.
-Nick, no quiero…-las lágrimas comenzaron a asomarse por sus ojos nuevamente- no puedo estar sola, no lo soportaría. Por favor Nick, no me dejes sola. Te necesito.- Poco a poco se acercó a mí y tomo mis manos entre la suyas, mientras, en vano, intentaba refrenar las lágrimas. Algo dentro de mí se quebró en mil pedazos.
-Si tan solo entendiese porque tienes tanto miedo a estar sola, tal vez podría ayudarte sin necesidad de que…- Me interrumpí bruscamente al sentir como sus frágiles brazos me rodeaban la cintura mientras ocultaba su cabeza en la curva que había entre mi cuello y mi hombro derecho, sus brazos aumentaron la presión y las lágrimas comenzaron a empañar mi camisa.

Me dí por vencido: la abracé fuertemente y poco a poco la llevé hasta mi cama para dejar que se acurrucara en mi regazo. Estuvo llorando, por lo menos, durante una hora y yo no podía más que susurrarle palabras de aliento para una situación que desconocía mientras acariciaba su cabello, en un intento por apaciguar su dolor. El deseo y la frustración de los que caí preso ante la idea de tenerla en mi cama fueron sustituidos por un instinto de protección aún más fuerte, y no podía pensar en nada más que en alejar todo el dolor que llevaba por dentro, en borrar y desaparecer los recuerdos que la atormentaban, aunque no supiese exactamente cuales fuesen. Poco a poco su llanto fue cesando y los brazos de Morfeo se la fueron llevando con él, estuve aliviado en cuanto ella se quedó dormida, pero no lo suficiente como para descansar. No fui capaz de pegar ojo en toda la noche, pero a medida que el Sol iba saliendo el cansancio iba haciendo mella en mí, por lo cual, paulatinamente fui perdiendo la conciencia.

Para cuando me desperté ya Cassie estaba despierta y se encontraba echada sobre uno de mis puff con un control en la mano mientras pasaba los canales del televisor distraídamente. Me tomó un par de segundos recordar el por qué ella se encontraba en mi casa mientras yo dormía pero, en cuanto lo hice, todo lo ocurrido la noche anterior volvió a mi y la sensación fue como recibir un golpe en el estómago acompañado de un balde de agua helada.
-Buenos días- Me saludó mi mejor amiga, aunque un poco seca, mientras yo me reincorporaba.
-¿Dormiste bien?- Pregunté luego de un sonoro bostezo.
-Gracias a ti, si- Sentí la sangre agolparse en mis mejillas y ella debió notar mi sonrojo porque algo parecido a una risa afloró de sus labios.
-¿Qué horas es? ¿Hace mucho que estás despierta?-Pregunté para alejar su atención de mis mejillas coloradas.
-Son las dos de la tarde, pero no llevo mucho rato despierta.
-¿Las dos? Dios dormí demasiado.-Me paré de la cama y me dirigí al baño para cepillarme y darme una ducha- Ehh, ¿quieres que te lleve a tu casa o…?
-Si, creo que tengo que hablar con mis padres.- Dijo con un tono de voz que delataba su poca convicción al respecto.
-Me gustaría que también hablaras conmigo.
-Lo haré Nick, pero dame tiempo, ¿está bien?
-Bien.- acepté a regañadientes- Me voy a dar una ducha, luego comemos y te llevo hasta tu casa.
-Gracias.-Contestó antes de darme la espalda y disponerse a buscar la ropa que llevaba puesta anoche.
Algo dentro de mí repudió la idea de verla con aquel vestido corto nuevamente, me recordaba al aspecto demacrado que tenía cuando la encontré en el club, además de que me encantaba verla con mi ropa puesta.
-¿Sabes? Mi hermana está de viaje, puedes agarrar algo de su armario.
-Gracias, pero no creo que a Alice le agrade que tome su ropa sin su permiso.
-No se enterará, cuando estemos en tu casa te cambias y me la regresas, yo la lavo y la coloco de nuevo en su sitio. No lo notará.- Le aseguré para disipar sus dudas y su incomodidad. Haría lo que fuese con tal de no verla de nuevo con ese vestido.
-Ok, está bien. Gracias de nuevo, de verdad no quería volver a ponerme esa cosa.
-No hay problema.- Le dije con una sonrisa satisfecha por haberla convencido- Ya sabes donde está su habitación.- Con aquel último comentario me encerré en el baño y me dispuse a asearme.

Media hora después los dos nos encontrábamos en la cocina, mis padres no estaban en casa así que nos hayamos tratando de preparar pasta con una salsa decente para almorzar. A ninguno de los dos se nos daba muy bien el arte de cocinar, por lo que fue mas el desastre que dejamos en la cocina que lo que comimos, y aunque la pasta quedó demasiado blanda y la salsa muy amarga, dentro de todo, estuvo bien. Reímos juntos un par de veces, y fue agradable ver un atisbo de la Cassie a la que conocía y amaba.
Después de matarnos para que la cocina quedara como la encontramos, me dispuse a llevarla hasta su casa. Al entrar nos percatamos, por el silencio que reinaba, de que sus padres no estaban en casa, ella suspiró aliviada ante eso y yo no pude más que soltar una ligera carcajada. Ella fue hasta su habitación para cambiarse y yo me senté en el sofá de la sala a esperarla. Luego de diez minutos ella se encontraba sentada junto a mí con la ropa de Alice a un lado.
- Nick, de verdad agradezco todo lo que hiciste por mi anoche, no se como podré pagártelo.
-Podrías empezar por contarme qué sucedió con Mason.
Su cuerpo se tensó en respuesta, por unos segundos vi al terror empañar su mirada. Bajó su cabeza y se mantuvo en silencio un par de minutos antes de levantar nuevamente su mirada, pero esta vez no la fijó en mí sino en la ventana.
-Anoche… te juro que jamás pensé que él…-su voz temblaba cada vez más y la palabras parecían atascadas en su garganta mientras las lágrimas amenazaban con deslizarse nuevamente sobre su piel- que él fuese capaz de llegar a esos extremos, tampoco que él quisiese solo eso de mí.
-¿Cuáles extremos Cassie? Háblame claro por favor.- Le pedí mientras acortaba un poco la distancia entre nosotros.
-Él… él me llevó a rastras hasta una de las esquinas más oscuras del club y… y, bueno él me…-Las lágrimas comenzaron a salir libremente de sus ojos, y entre gimoteos se abrió paso a un llanto desgarrador.
Me acerqué más a ella y la acuné entre mis brazos nuevamente, ella se aferró a mi fuertemente mientras lloraba desconsoladamente, la fui meciendo con un van y ven suave mientras acariciaba su cabello y le aseguraba que todo estaría bien, pero eso no era suficiente para calmarla. El sentimiento de impotencia que sentía era cada vez más grande, la rabia y el desespero por detener su llanto tampoco se quedaban muy atrás.
-Cassie, cariño, ¿acaso ese bastardo te…-la palabra no salía de mis labios, me resultaba imposible de pronunciar porque me aterraba la posibilidad de que mis sospechas pudiesen ser ciertas- Mason te vi…?
-¡No digas la palabra!- Me grito mientras clavaba sus uñas en mis brazos- ¡No digas la maldita palabra, por favor!
No necesité más para comprenderlo. Era cierto. El bastardo de Mason la había violado en un maldito club frente a todo el mundo. Todo se tornó rojo para mi, la ira que sentía era más de la que podía controlar, lo peor de todo es que no iba dirigida hacia Mason, o al menos no toda, gran parte de ella estaba dirigida hacia mí mismo. Porque no pude hacer nada para evitarlo, le habían quitado su virginidad y de la manera más despreciable, y me sentía culpable de ello, no fui capaz de protegerla, la dejé meterse sola a la boca del lobo. Pero las cosas no se quedarían así, le partiría la cara a ese desgraciado y luego le patearía sus partes privadas hasta asegurarme de que quedaran sangrantes e inservibles.
De pronto la puerta de la casa se abrió y dio paso a un hombre de estatura media y complexión fuerte para sus cincuenta y pico años de edad, sus rasgos eran duros y para nada amables. Detrás de él se situaba una mujer de silueta frágil y delicada, muy similar a Cassie con su tez blanca y sus ojos caramelos, la diferencia entre ellas radicaba en que esta mujer llevaba el cabello a la altura de la barbilla, además de que los años habían empezado a hacer mella en ella.
-Mamá, papá…-Susurró Cassie con sorpresa. Era obvio que no esperaba verlos tan pronto.
-Tú… muchachita estúpida.-Escupió su padre con desprecio en cuanto nos vio-¿Qué demonios hacías en ese apestoso club y con el permiso de quién?- Se acercó a nosotros y sujetó fuertemente a Cassie del brazo para alejarla de mi de un tirón y colocarla frente a él. Me levanté de inmediato y me coloqué junto a Cassie, sosteniéndola para evitar que cayese.
-Vyron, por favor, no hay que irse a los extremos. Lo primero es su salud y luego…-Carol, la madre de Cassie, se interpuso entre su marido y su hija para evitar conflictos, pero no pudo terminar la frase cuando el patán aquel ya la estaba emulando para apartarla del camino, a duras penas pudo mantener el equilibrio y no caer.
-Tú te callas. Esa niña es así por culpa tuya.- Se volvió hacia Cassie y su mirada era de genuino desprecio- ¿Y este estúpido qué? ¿Es al próximo al que le vas a abrir las piernas? Porque al parecer es aso a lo que ahora te dedicas.
Aquel comentarios fue la gota que derramó el vaso, toda la ira que llevaba acumulando durante años a causa de ese señor estalló. Me aparté de Cassie y lo embestí hasta golpearlo y acorralarlo contra la pared más cercana, colocando mi antebrazo izquierdo sobre su garganta para hacer presión.
- Mide bien tus palabras, no voy a permitir que nadie, ¿me escuchaste bien? Que nadie le hable así a Cassie. Que seas su padre no va a impedir que te parta la cara si vuelves a insultarla de esa manera.- Lo empujé una vez más contra la pared para luego soltarlo bruscamente. Vi el terror y la incertidumbre dominar la expresión de su repugnante rostro. Yo le llevaba por lo menos dos cabezas de alto y mi contextura física era mucho más fuerte que la suya, estaba claro quien saldría bien parado si se produjera un enfrentamiento. Él también lo sabía.- Vamos Cassie.- Me volví hacia ella, que se encontraba aturdida por lo recién ocurrido, y la tomé de la mano para llevarla hasta su recamara.

En cuanto cerré la puerta sus padres se enfrascaron en una calurosa discusión. Cassie seguía inerte, era como revivir la noche anterior. La llevé hasta su cama y la senté a mi lado, lágrimas silenciosas comenzaron a recorrer su rostro nuevamente y sus manos temblaban ligeramente.
Los gritos no cesaban y, conforme como se desenvolvía la discusión, los tonos de voces eran cada vez más altos, los insultos eran cada vez más frecuentes y ella… ella no paraba de derramar lágrimas sobre mi hombro. Yo… yo solo intentaba hacerla sentir segura y protegida, hacerle saber que nadie podría hacerle daño nunca más, no mientras yo esté a su lado.
Estaba cansado de verla llorar, de verla sufrir y de que mis esfuerzos por consolarla resultaran inútiles. Ya no sabía que más podía hacer para intentar sacarle ese dolor del pecho, para hacer que la luz volviese a sus ojos, para que volviese a ser la Cassie alegre y llena de vida que conozco. Tal vez… Tal vez cantándole una canción pueda conseguir que se relaje un poco y que pueda apaciguar el dolor, así que comencé a cantarle al oído:

I remember tears streaming down your face,
When I said I’ll never let you go.
When all those shadows almost killed your light,
I remember you said don’t leave me here alone,
But all that’s dead and gone and past tonight.

Le continúe cantando suavemente al oído por sobre el ruido de las voces, ella se colocó sobre mi regazo, supongo que para poder escucharme mejor, y me abrazó fuertemente. Ya no derramaba lágrimas, pero todavía podía sentir como temblaba.

Don’t you dare look out your window,
Darlin’ everything’s on fire.
The war outside our door keeps raging on,
Hold on to this lullaby.
Even when the music’s gone, gone…

La habitación se fue tornando oscura, lo cual, significaba que ya estaba anocheciendo y a medida que el Sol se ocultaba, las voces y los gritos de afuera se iban calmando hasta casi desparecer. Al mismo tiempo, la chica a quién amaba y a la que dulcemente acunaba entre mis brazos, se iba relajando entre ellos con el sonido de mi voz.

Just close your eyes,
No one can hurt you now.
You’ll be alright, the Sun is going down.
Come morning light,
You and I’ll be safe and sound.

Terminó por, una vez más, quedarse dormida entre mis brazos y la sensación era maravillosa.

Un mes después…

Un par de días después de aquella fatídica noche nos enteramos de que Mason se encontraba bajo arresto a domiciliario luego de haber sido arrestado por posesión de drogas, tuvo suerte de que su padre, un hombre de grandes influencias, logró llegar a un acuerdo con el juez para que no lo llevaran a prisión. Resultó ser que aquella noche en el club, cuando la policía llegó a poner orden, detuvieron y revisaron a todos los involucrados en el altercado, y entre ellos se encontraba Mason. Ya saben lo que dicen: “El Karma es una perra”.
Después de la monumental pelea que tuvieron la mamá y el padre de Cassie, este último optó por abandonarlas e irse a vivir a otra ciudad, y para alivio de su madre y el mío, a Cassie no pareció afectarle mucho pues nunca lo consideró un padre verdadero.
Por otro lado, las cosas entre nosotros dos habían mejorado considerablemente, habíamos adquirido un grado de intimidad y confianza que ciertamente no poseímos antes. Pasábamos casi todas las tardes juntos y, para mi satisfacción, era como si ella no quisiese alejarse de mí ni un segundo. Tampoco yo quería hacerlo.
Ahora me encontraba acostado en mi cama, estaba exhausto, había pasado toda la mañana en prácticas de fútbol, y ahora solo quería echarme una buena siesta antes de ver a Cassie. Estaba a punto de quedarme dormido cuando mi celular comenzó a sonar. Bastante oportuno.
-Diga- Contesté a regañadientes y con la voz somnolienta.
-¡Hola Nicky!- Saludó Cassie desde el otro lado de la línea utilizando un todo de voz irritantemente aguda.
-Hola Cassandra- Contesté con mucha menos emoción pero, sin poder evitarlo, con una media sonrisa en mi rostro.
-Sabes que odio que me llames por mi nombre completo.-Me reprochó ella.
-Y tú sabes que odio que utilices ese diminutivo para mi nombre.
Ambos reímos ligeramente.
-Vale, vale. Oye, ¿vas a venir hoy?
- Si, ¿por qué? ¿Descubriste que ya no puedes vivir sin mí?
Ella no era conciente de las ganas que tenía de escuchar que era así porque, ciertamente, yo no podía imaginarme mi vida sin ella dentro.
-No seas tonto.-Me reprochó nuevamente entre risas- Oye, ¿te parece si me pasas buscando en un par de horas y pasamos la tarde en el Central Park?
-Perfecto.
-Bien, entonces te veo luego.
-Adiós.-Dije antes de colgar y girarme sobre mi mismo para intentar recuperar el sueño, esta vez con, lo que probablemente sería, una sonrisa estúpida surcando mis labios.

Después de un par de horas, Cassie y yo nos encontrábamos recostados de un árbol bajo la protección que sus ramas y hojas nos proporcionaban del Sol, la brisa era fresca y el cielo estaba despejado. Era un día perfecto. Ella estaba hermosa ataviada en unos pantaloncillos cortos de color blanco y una blusa holgada color verde hoja que le llegaba por encima del ombligo, llevaba el cabello suelto y el olor a frutas cítricas que se desprendía de él me estaba volviendo loco de deseo.
Llevábamos rato hablando y riendo por cualquier estupidez, el sonido de su risa era como el cantar de los ángeles y nunca tenía suficiente de ella, podía seguir escuchándola de por vida y ser feliz por ello. De pronto nos quedamos en silencio, a gustos con el simple hecho de estar uno al lado del otro, disfrutando del cantar de las aves y de la suave caricia del viento. Comencé a sentir la necesidad de tenerla más cerca, así que lentamente pasé un brazo alrededor de sus hombros mientras me acomodaba para estar más a gusto contra la superficie rugosa del tronco, en seguida ella rodeó mi cintura con sus brazos y recostó suavemente su cabeza en mi hombro izquierdo.
-¿Sabes?-Comenzó ella a hablar- A veces quisiera haberte escuchado cuando me advertiste sobre Mason pero, otras veces, agradezco no haberlo hecho porque si te hubiese hecho caso, tal vez en estos mementos seguiría estando ciega.
-¿Con respecto a Mason?
-No, con respecto a ti Nick.- Contestó ella con una sonrisa.
Dirigí mi mirada hacia a ella, sorprendido por lo que acababa de escuchar. Mis oídos no daban crédito a sus palabras. Nuestras miradas se mantuvieron intensamente conectadas durante unos segundos, hasta que no pude evitar descender para fijarme en sus carnosos y dulces labios, llevaba mucho tiempo deseando poder probarlos, ya era momento de hacerlo. Y lo hice. Me acerqué a ella y tomé sus labios entre los míos, ella respondió con suavidad a la caricia de mis labios, puso sus manos en mis mejillas y yo posé mis manos sobre sus caderas para acercarla más a mí, una especie de gemido salió dulce y suave de sus labios, oportunidad que aproveché para introducir mi lengua dentro de su boca y así profundizar el beso. Era como estar en el cielo. Poco a poco nos fuimos recostando sobre el césped, al que caímos entre risas y besos.
-Te amo Nick.
-No más de lo que yo te amo a ti Cassie.- Y antes de que pudiese replicarme, volví a sellar sus labios con un beso, un beso que contenía la promesa del futuro.

“Come morning light,
You and I’ll be safe and sound.”

FIN

por **~M.DevoneJonas~** Dom 01 Jul 2012, 5:18 pm

Que bonito Song-shot. Me encanto!
:') me hiciste llorar Dayi. Amo la cancion Safe&Sound y luego en una historia con Nick, MEJOR!
Te felicito :) Me encanto el final owwww siempre tan romantico el Nicho.
:))))))))))
¡AME TU SONG-SHOT!

por Dayi_JonasLove!* Lun 02 Jul 2012, 12:46 pm

~M.DevoneJonas~ escribió:
Que bonito Song-shot. Me encanto!
:') me hiciste llorar Dayi. Amo la cancion Safe&Sound y luego en una historia con Nick, MEJOR!
Te felicito :) Me encanto el final owwww siempre tan romantico el Nicho.
:))))))))))
¡AME TU SONG-SHOT!

¡Muchísimas gracias! :D No sabes lo mucho que significa para mi tu comentario.
Me alegro de que lo hayas disfrutado y gracias por el apoyo.
Besos, cuídate :hug:

por **DanieladeJonas** Mar 03 Jul 2012, 9:06 am

me encanto la historia!!!
esta super hermosa!!!
Nick!!! creo que me enamore mas el!!
y esa cancion... aww me fascina!!
en serio que eres una increble escritora!!

por Dayi_JonasLove!* Miér 04 Jul 2012, 7:26 pm

DanieladeJonas escribió:
me encanto la historia!!!
esta super hermosa!!!
Nick!!! creo que me enamore mas el!!
y esa cancion... aww me fascina!!
en serio que eres una increble escritora!!

¡Muchas gracias por tu comentario! :')
Me alegra mucho saber que disfrutaste tanto leyendolo :D
Y concuerdo contigo, la canción es hermosa :love:
De nuevo, muchas gracias por comentar y por tu apoyo.
Besos y :hug:

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"Morning Light" (NickJ&Cassie)

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