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La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
La seguire un poco mas corta :(
Por un momento estuve placidamente tranquila hasta que un tonto suspendio esto.
-Hola primita-dijo sonriente-
-Hola-dije fria-
-Vamos pequeña porque eres asi conmigo?-pregunto-
-Asi como?-pregunte con frialdad-
-Tu sabes-dijo- asi tan...-dijo- fria-dijo nuevamente con su tono fastidioso- y tu no eres asi-dijo- solo mirate-dijo mirandome de arriba a abajo-
-Adios-dije parandome-
-Ey-dijo tapandome el paso- no me has saludado-dijo- solo vine a eso-dijo sonriendo-
-Bien-dije- hola-dije fingiendo que lo habia saludado-
-Ehh-dijo- no asi-dijo y me abrazo, pero no como primos si no diferente, que asco me da- bien-dijo-
-Feliz?-pregunte-
-Si, mucho-dijo y sali de ahi a la cocina, poniendome a pensar quien era D.M, no podia ser....Malfoy no? bien somo algo asi como amigos pero no como para que me haya escrito asi que nononono no es el definitivamente, ahora se me han ido todas las ideas de quien puede ser el misterioso D.M dejare de pensar y me ire a cambiar, lo malo es que es un vestido corto y tendre que aguantar las miradas de Chaz en mi me pregunto porque yo? porque no Herms? somos parecidas, bueno no tanto, pero si, algo, porque yo? en fin asi fue la cena fue inquieta pues se sento a mi lado y no despegaba su mirada pervertida de mi y de mis piernas que sobre salian del mantel de la mesa asi que estuve algo inquieta, comimos spaguetti, pastel, pavo y algo de sidra, que no contenia mucho alcohol asi que se nos permitia tomar un poco todo iba tranquilo y gracioso, pues mi abuela casi se le sale algo de la magia pero mi abuelo le dio un empujoncito que desato una pelea entre ambos la cual causaba gracia, todo iba tranquilo hasta que senti la mano de el en mi pierna la cual quite con una cara de asco por lo que habia hecho el me miro mal y yo lo mire peor, en fin si las miradas matasen ambos estuvieramos muertos.
-Ire al baño-dije y mi madre asintio, me levante para quitarme el asco que habia causado lo anterior subi al baño de mi habitacion y me lave un poco la cara, no llevaba maquillaje asi que no habia preocupacion de que se corriera el maquillaje, levante la cara pues escuche que la puerta se abria.
-Que haces aqui?-pregunte molesta-
-Mmm solo aqui a pasarla-dijo sonriendo mirandome de arriba a abajo- te he dicho que eres preciosa?-pregunto mirandome de arriba a abajo, detesto que haga eso...-
-Me voy-dije y me abri paso-
-No tan rapido-dijo tomandome de la mano y agarrandome de la cintura-
-Dejame-dije comenzandome a molestar-
-Porque te haces la dificil?-pregunto-
-Dejame-dije-
-Mmm no-dije y recorde mis clases de defensa personal, le di una patada en el estomago y me largue de ahi, fui a la mesa y me sente ahi sin expresion alguna en el rostro, segui escuchando las platicas de mi familia, minutos despues aparecio el sentandose de vuelta a mi lado, luego recibi un papelito diciendo: esto no se quedara asi... lo mire con cara de susto fingida y el sonrio maliciosamente.
Mañana la sigo ire a cenar :)
Por un momento estuve placidamente tranquila hasta que un tonto suspendio esto.
-Hola primita-dijo sonriente-
-Hola-dije fria-
-Vamos pequeña porque eres asi conmigo?-pregunto-
-Asi como?-pregunte con frialdad-
-Tu sabes-dijo- asi tan...-dijo- fria-dijo nuevamente con su tono fastidioso- y tu no eres asi-dijo- solo mirate-dijo mirandome de arriba a abajo-
-Adios-dije parandome-
-Ey-dijo tapandome el paso- no me has saludado-dijo- solo vine a eso-dijo sonriendo-
-Bien-dije- hola-dije fingiendo que lo habia saludado-
-Ehh-dijo- no asi-dijo y me abrazo, pero no como primos si no diferente, que asco me da- bien-dijo-
-Feliz?-pregunte-
-Si, mucho-dijo y sali de ahi a la cocina, poniendome a pensar quien era D.M, no podia ser....Malfoy no? bien somo algo asi como amigos pero no como para que me haya escrito asi que nononono no es el definitivamente, ahora se me han ido todas las ideas de quien puede ser el misterioso D.M dejare de pensar y me ire a cambiar, lo malo es que es un vestido corto y tendre que aguantar las miradas de Chaz en mi me pregunto porque yo? porque no Herms? somos parecidas, bueno no tanto, pero si, algo, porque yo? en fin asi fue la cena fue inquieta pues se sento a mi lado y no despegaba su mirada pervertida de mi y de mis piernas que sobre salian del mantel de la mesa asi que estuve algo inquieta, comimos spaguetti, pastel, pavo y algo de sidra, que no contenia mucho alcohol asi que se nos permitia tomar un poco todo iba tranquilo y gracioso, pues mi abuela casi se le sale algo de la magia pero mi abuelo le dio un empujoncito que desato una pelea entre ambos la cual causaba gracia, todo iba tranquilo hasta que senti la mano de el en mi pierna la cual quite con una cara de asco por lo que habia hecho el me miro mal y yo lo mire peor, en fin si las miradas matasen ambos estuvieramos muertos.
-Ire al baño-dije y mi madre asintio, me levante para quitarme el asco que habia causado lo anterior subi al baño de mi habitacion y me lave un poco la cara, no llevaba maquillaje asi que no habia preocupacion de que se corriera el maquillaje, levante la cara pues escuche que la puerta se abria.
-Que haces aqui?-pregunte molesta-
-Mmm solo aqui a pasarla-dijo sonriendo mirandome de arriba a abajo- te he dicho que eres preciosa?-pregunto mirandome de arriba a abajo, detesto que haga eso...-
-Me voy-dije y me abri paso-
-No tan rapido-dijo tomandome de la mano y agarrandome de la cintura-
-Dejame-dije comenzandome a molestar-
-Porque te haces la dificil?-pregunto-
-Dejame-dije-
-Mmm no-dije y recorde mis clases de defensa personal, le di una patada en el estomago y me largue de ahi, fui a la mesa y me sente ahi sin expresion alguna en el rostro, segui escuchando las platicas de mi familia, minutos despues aparecio el sentandose de vuelta a mi lado, luego recibi un papelito diciendo: esto no se quedara asi... lo mire con cara de susto fingida y el sonrio maliciosamente.
Mañana la sigo ire a cenar :)
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
hola
me encanto el cap
deves seguirla cuando puedas
adios
att leo
me encanto el cap
deves seguirla cuando puedas
adios
att leo
Leonarda Henderson
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
O QUE MALA TU MAMA ME CAYO RE MALA LEAH Y SU HERNno me encantaron los caps eso lo sabras siempre xoxo atte deba
Debanhi_Malfoy
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Lastima mente ellos se quedarían aquí a pasar la noche, buuu...en fin me fui a dormir plácidamente, estaba tranquilamente dormida hasta que alguien, y ese alguien me refiero a mi hermana abrió de repente la ventana dejando ver toda la luz del día...haciendo que mis ojos sintieran como si se quemaran.
-Hermione!-grite molesta- ouch mis ojos!-dije aun tallandomelos- aaajjj listo-dije y la mire mal-jamas vuelvas a hacer eso!-dije molesta-
-Vamos no te enojes y abre tus regalos...-dijo-
-Regalos?-dije confundida-
-Aja, hoy es navidad lo olvidabas?-pregunto riendo-
-Si, pues si!-dije levantandome de la cama y bajando las escaleras para saludar a mi familia, hoy me libraba de mis odiosos primos, cuanto los odio, antes no eran tan malos, o eso recuerdo...-.
Ahi estaban los regalos de mis padres, los de mis tios, primos y abuelos y habian dos cajitas apartes con envoltura diferente a las demas, leei las etiquetas y eran de Harry y Ron, abri cada uno, era ropa y uno que otro par de zapatos, luego me apresure a abrir el de Ron, eran dos ranas de chocolate, unas varitas de regaliz y un sueter tejido que decia que era de su madre, que lindo de su parte, el de Harry era una bufanda color cafe muy bonita y una nota diciendo feliz navidad, terminamos de abrir los regalos y fuimos a dejar a mis tios y primos al aeropuerto, fue muy incomodo el camino escuchando las platicas raras de entre mis dos primos diciendo cosas en español, pff crei que eran mas listos como para recordar que yo se ese idioma asi que escuche varias cosas como ''Que aburrimiento'' o '' Que le hiciste a _____?'' la verdad fue muy incomodo, hasta que por fin llegamos al aeropuerto y ellos se largaron del país por fin...
Pasaron las vacaciones rapidamente, no celebramos año nuevo porque no lo creemos muy importante como para celebrarlo, asi que no, hasta que por fin llego el dia de regresar a Hogwarts, las vacaciones duraron 2 meses, dos largos y hermosos meses, exepto por algunos puntos que no me agradaron, fuimos a la estacion King's Cross, nos despedimos de nuestros padres y subimos al tren donde estuvimos un rato con Leo hasta que se fue del compartimiento a hacer no se que... hasta que por fin llegamos a Hogwarts, fuimos a la sala comun da Gryffindor y corrimos hacia ellos.
-Hey!-dije- que tal?-preguntamos-
-Pues bien-dijeron-
-Amm y de lo de ustedes ya saben que-dijo Hermione bajando la voz-
-Ajaaa-dijo Ron-
-No no lo van a creer-dijo Harry y subio corriendo a las habitaciones de los chicos y bajo con una capa- observen-se la puso y desaparecio-
-Wow-dije con asombro-
-Wow-dijo Hermione- estas son muy raras Harry, cuidala-dijo sonriendo- quien te la envio?-pregunto-
-No lo se, la nota era anonima-dijo extrañado-
-Oh-dije- vaya es wow-dije riendo-
-Si lo se-dijo Ron-
-Estoy algo desilucionada de que aun no encontremos nada de ese Nicholas Flamel-dijo triste- aunque wow que hayas estado en la seccion prohibida sin que Flich o su gata te atraparan-dijo sombrada-
-Si, vaya-dije-
-Pero estoy seguro que he leeido su nombre en algun lugar...-dijo Harry-
-Hermione!-grite molesta- ouch mis ojos!-dije aun tallandomelos- aaajjj listo-dije y la mire mal-jamas vuelvas a hacer eso!-dije molesta-
-Vamos no te enojes y abre tus regalos...-dijo-
-Regalos?-dije confundida-
-Aja, hoy es navidad lo olvidabas?-pregunto riendo-
-Si, pues si!-dije levantandome de la cama y bajando las escaleras para saludar a mi familia, hoy me libraba de mis odiosos primos, cuanto los odio, antes no eran tan malos, o eso recuerdo...-.
Ahi estaban los regalos de mis padres, los de mis tios, primos y abuelos y habian dos cajitas apartes con envoltura diferente a las demas, leei las etiquetas y eran de Harry y Ron, abri cada uno, era ropa y uno que otro par de zapatos, luego me apresure a abrir el de Ron, eran dos ranas de chocolate, unas varitas de regaliz y un sueter tejido que decia que era de su madre, que lindo de su parte, el de Harry era una bufanda color cafe muy bonita y una nota diciendo feliz navidad, terminamos de abrir los regalos y fuimos a dejar a mis tios y primos al aeropuerto, fue muy incomodo el camino escuchando las platicas raras de entre mis dos primos diciendo cosas en español, pff crei que eran mas listos como para recordar que yo se ese idioma asi que escuche varias cosas como ''Que aburrimiento'' o '' Que le hiciste a _____?'' la verdad fue muy incomodo, hasta que por fin llegamos al aeropuerto y ellos se largaron del país por fin...
Pasaron las vacaciones rapidamente, no celebramos año nuevo porque no lo creemos muy importante como para celebrarlo, asi que no, hasta que por fin llego el dia de regresar a Hogwarts, las vacaciones duraron 2 meses, dos largos y hermosos meses, exepto por algunos puntos que no me agradaron, fuimos a la estacion King's Cross, nos despedimos de nuestros padres y subimos al tren donde estuvimos un rato con Leo hasta que se fue del compartimiento a hacer no se que... hasta que por fin llegamos a Hogwarts, fuimos a la sala comun da Gryffindor y corrimos hacia ellos.
-Hey!-dije- que tal?-preguntamos-
-Pues bien-dijeron-
-Amm y de lo de ustedes ya saben que-dijo Hermione bajando la voz-
-Ajaaa-dijo Ron-
-No no lo van a creer-dijo Harry y subio corriendo a las habitaciones de los chicos y bajo con una capa- observen-se la puso y desaparecio-
-Wow-dije con asombro-
-Wow-dijo Hermione- estas son muy raras Harry, cuidala-dijo sonriendo- quien te la envio?-pregunto-
-No lo se, la nota era anonima-dijo extrañado-
-Oh-dije- vaya es wow-dije riendo-
-Si lo se-dijo Ron-
-Estoy algo desilucionada de que aun no encontremos nada de ese Nicholas Flamel-dijo triste- aunque wow que hayas estado en la seccion prohibida sin que Flich o su gata te atraparan-dijo sombrada-
-Si, vaya-dije-
-Pero estoy seguro que he leeido su nombre en algun lugar...-dijo Harry-
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
-He estado algo nervioso-dijo Harry- por lo del Quiddich-dijo mirando el piso- Wood nos ha estado exigiendo mucho-dijo-
—No juegues —dijo de inmediato Hermione.
—Diles que estás enfermo —añadió Ron.
—Finge que se te ha roto una pierna —sugireri.
—Rómpete una pierna de verdad —dijo Ron.
—No puedo —dijo Harry—. No hay un buscador suplente. Si no juego, Gryffindor tampoco
puede jugar
En aquel momento Neville cayó en la sala común. Nadie se explicó cómo se las había arreglado para pasar por el agujero del retrato, porque sus piernas estaban pegadas juntas, con lo que
reconocieron de inmediato el Maleficio de las Piernas Unidas. Había tenido que ir saltando todo el
camino hasta la torre Gryffindor.
Todos empezaron a reírse, salvo Hermione, que se puso de pie e hizo el contramaleficio. Las
piernas de Neville se separaron y pudo ponerse de pie, temblando
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hermione, ayudándolo a sentarse junto a Harry y Ron.
—Malfoy —respondió Neville temblando—. Lo encontré fuera de la biblioteca. Dijo que estaba buscando a alguien para practicarlo.-
-Y donde rayos esta Malfoy?-pregunte molesta por lo que le habia hecho a Neville-
-En el gran comedor-dijo-
-Bien-dije y sali de la sala comun de Gryffindor en su busqueda, hasta que lo encontre carcajeandose de Neville junto con Crabbe y Goyle-
-Te parece muy gracioso?-pregunte interrumpiendo sus risas-
-A pues si-dijo Goyle-
-No te estoy preguntando a ti-dije- es con Malfoy-dije mirandolo-
-Largo-ordeno Malfoy a Crabbe y Goyle-
.Es enserio?-pregunte-
-Si-dijo- ademas no es tu problema-dijo- el es algo torpe-dijo riendo-
-Y tu no?-pregunte burlandome de el-
-Vamos, te atreves a hablarme despues de todo lo que te he dicho-dijo-porque no te alejas de mi y ya?-pregunto-
-Ah?-pregunte confundida-
-Olvidalo-dijo-
-Bien-dije y me largue de ahi, que habra querido decir con eso, no lo se ni me interesa mucho, entre a la sala comun de Gryffindor hacia mi cama sin mirar a nadie, solo escuche un ''Esta molesta'' de Hermione, me dormi unos diez minutos para calmar mi enojo y baje con los demas- Hola-dije sonriendo-
-Ven? ya se le bajo el enojo-dijo Hermione y la mire mal-
Estaba platicando con Harry y Ron de cosas tontas cuando llego corriendo Hermione con un libro en su mano-
—¡Lo encontré! —susurró—. ¡Encontré a Flamel! Os dije que había leído ese nombre antes.
Lo leí en el tren, viniendo hacia aquí. Escuchad lo que dice: «El profesor Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de las
doce aplicaciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás
Flamel!».
Hermione dio un salto. No estaba tan excitada desde que le dieron la nota de su primer trabajo.
—¡Esperad aquí! —dijo, y se lanzó por la escalera hacia el dormitorio de las chicas.-
-Demonios no la vi tan emocionada desde que se saco su primera nota-dije asustada mientras Harry y Ron se miraban asombrados por lo que habia sucedido-
enorme libro entre los brazos.
—¡Nunca pensé en buscar aquí! —susurró excitada—. Lo saqué de la biblioteca hace semanas,
para tener algo ligero para leer.
—¿Ligero? —dijo Ron, pero Hermione le dijo que esperara, que tenía que buscar algo y comenzó a dar la vuelta a las páginas, enloquecida, murmurando para sí misma.
Al fin encontró lo que buscaba.
—¡Lo sabía! ¡Lo sabía!
—¿Podemos hablar ahora? —dijo Ron con malhumor. Hermione hizo caso omiso de él.
—Nicolás Flamel —susurró con tono teatral— es el único descubridor conocido de la Piedra
Filosofal.
Aquello no tuvo el efecto que ella esperaba.
—¿La qué? —dijeron Harry y Ron.
—¡Oh, no lo entiendo! ¿No sabéis leer? Mirad, leed aquí. Empujó el libro hacia ellos, y Harry y
Ron leyeron:
''El antiguo estudio de la alquimia está relacionado con el descubrimiento de la Piedra Filosofal, una sustancia legendaria que tiene poderes asombrosos. La piedra puede
transformar cualquier metal en oro puro. También produce el Elixir de la Vida, que hace
inmortal al que lo bebe.''
-Osea que es peligroso!!!-dije sombrada- la inmortalidad, wow-dije-
Luego yo continue leeyendo:
''Se ha hablado mucho de la Piedra Filosofal a través de los siglos, pero la única Piedra que existe actualmente pertenece al señor Nicolás Flamel, el notable alquimista y
amante de la ópera. El señor Flamel, que cumplió seiscientos sesenta y cinco años el año
pasado, lleva una vida tranquila en Devon con su esposa Perenela (de seiscientos cincuenta y ocho años).''
—¿Veis? —dijo Hermione, cuando Harry y Ron terminaron—. El perro debe de estar custodiando la Piedra Filosofal de Flamel. Seguro que le pidió a Dumbledore que se la guardase, porque
son amigos y porque debe de saber que alguien la busca. ¡Por eso quiso que sacaran la Piedra de
Gringotts!
—¡Una piedra que convierte en oro y hace que uno nunca muera! —dijo Harry—. ¡No es raro
que Snape la busque! Cualquiera la querría.
—Y no es raro que no pudiéramos encontrar a Flamel en ese Estudio del reciente desarrollo de
la hechicería —dijo Ron—. Él no es exactamente reciente si tiene seiscientos sesenta y cinco años,
¿verdad?-dijo Ron-
-Supongo que eso seria...-dije-
-Raro....-dijo Hermione completando mi frase-
A la mañana siguiente, en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, mientras copiabamos las
diferentes formas de tratar las mordeduras de hombre lobo, Harry y Ron seguían discutiendo qué harían con la Piedra Filosofal si tuvieran una. Hasta que Ron dijo que él se compraría su propio equipo
de quidditch y Harry recordó el partido en que tendría a Snape de árbitro.
—Jugaré —informó a Ron y Hermione—. Si no lo hago, todos los Slytherins pensarán que tengo miedo de enfrentarme con Snape. Les voy a demostrar... les voy a borrar la sonrisa de la cara si
ganamos.
—Siempre y cuando no te borren a ti del terreno de juego —dije-
Sin embargo, a medida que se acercaba el día del partido, Harry se ponía más nervioso, pese a todo
lo que le habíamos dicho. El resto del equipo tampoco estaba demasiado tranquilo. La idea
de alcanzar a Slytherin en el torneo de la casa era maravillosa, nadie lo había conseguido en siete
años, pero ¿podrían hacerlo con aquel árbitro tan parcial?
Llego el dia del partido y nos fuimos a sentar junto a Neville y Leo en las gradas de Gryffindor.
Mientras Harry se preparaba para Jugar.
—No te olvides, es locomotor mortis —murmuró Hermione, mientras Ron deslizaba su varita
en la manga de la túnica.
—Ya lo sé —respondió enfadado—. No me des la lata.
-Calla Ron que es mi hermana!-dije molesta y me miro asustado-
No había forma de que Snape se animara a hacerle algo si Dumbledore estaba mirando.
Tal vez por eso Snape parecía tan enfadado mientras los equipos desfilaban por el terreno de
juego, algo que Ron también notó.
—Nunca vi a Snape con esa cara de malo —dijo a Hermione—. Mira, ya salen. ¡Eh!
Alguien había golpeado a Ron en la parte de atrás de la cabeza. Era Malfoy.
—Oh, perdón, Weasley, no te había visto.
Malfoy sonrió burlonamente a Crabbe y Goyle.
—Me pregunto cuánto tiempo durará Potter en su escoba esta vez. ¿Alguien quiere apostar?
¿Qué me dices, Weasley?
-Largo Mlafoy-dije molesta pero no hicieron caso-
—¿Sabéis por qué creo que eligen a la gente para la casa de Gryffindor? —dijo Malfoy en voz
alta unos minutos más tarde, mientras Snape daba otro penalti a Hufflepuff, sin ningún motivo—.
Es gente a la que le tienen lástima. Por ejemplo, está Potter; que no tiene padres, luego los Weasley,
que no tienen dinero... Y tú, Longbottom, que no tienes cerebro.
Neville se puso rojo y se volvió en su asiento para encararse con Malfoy
—Yo valgo por doce como tú, Malfoy —tartamudeó.
Malfoy, Crabbe y Goyle estallaron en carcajadas, pero Ron, sin quitar los ojos del partido, intervino.
—Así se habla, Neville.-dijo-
—Longbottom, si tu cerebro fuera de oro serías más pobre que Weasley, y con eso te digo todo.
La preocupación por Harry estaba a punto de acabar con los nervios de Ron.
—Te prevengo, Malfoy... Una palabra más...
—¡Ron! —dijo de pronto Hermione—. ¡Harry...!
—¿Qué? ¿Dónde?
Harry había salido en un espectacular vuelo, que arrancó gritos de asombro y vivas entre los espectadores. Hermione se puso de pie, con los dedos cruzados en la boca, mientras Harry se lanzaba
velozmente hacia el campo, como una bala.
—Tenéis suerte, Weasley, es evidente que Potter ha visto alguna moneda en el campo —dijo
Malfoy
Ron estalló. Antes de que Malfoy supiera lo que estaba pasando, Ron estaba encima de él, tirándolo al suelo. Neville vaciló, pero luego se encaramó al respaldo de su silla para ayudar.
—¡Vamos, Harry! —gritaba Hermione, subiéndose al asiento para ver bien a Harry, sin darse
cuenta de que Malfoy y Ron rodaban bajo su asiento y sin oír los gritos y golpes de Neville, Crabbe
y Goyle. Mientras yo reia de eso luego volvi al partido-
En el aire, Snape puso en marcha su escoba justo a tiempo para ver algo escarlata que pasaba a
su lado, y que no chocó con él por sólo unos centímetros. Al momento siguiente Harry subía con el
brazo levantado en gesto de triunfo y la mano apretando la snitch.
Las tribunas bullían. Aquello era un récord, nadie recordaba que se hubiera atrapado tan rápido
la snitch.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Dónde estás? ¡El partido ha terminado! ¡Hemos ganado! ¡Gryffindor es el primero! —Hermione bailaba en su asiento y se abrazaba conmigo-
Bajamos y nos encontramos con Harry con una cara de asombro.
—¿Harry, dónde estabas? —preguntó Hermione con voz aguda.
—¡Ganamos! ¡Ganamos! ¡Ganamos! —gritaba Ron al tiempo que daba palmadas a Harry en la
espalda—. ¡Y yo le puse un ojo negro a Malfoy y Neville trató de vencer a Crabbe y Goyle él solo!
Todavía está inconsciente, pero la señora Pomfrey dice que se pondrá bien. Todos te están esperando en la sala común, vamos a celebrar una fiesta, Fred y George robaron unos pasteles y otras cosas
de la cocina...
—Ahora eso no importa —dijo Harry sin aliento—. Vamos a buscar una habitación vacía, ya
veréis cuando oigáis esto...
Se aseguró de que Peeves no estuviera dentro antes de cerrar la puerta, y entonces les contó lo
que había visto y oído.
—Así que teníamos razón, es la Piedra Filosofal y Snape trata de obligar a Quirrell a que lo
ayude a conseguirla. Le preguntó si sabía cómo pasar ante Fluffy y dijo algo sobre el «abracadabra»
de Quirrell... Eso significa que hay otras cosas custodiando la Piedra, además de Fluffy, probablemente cantidades de hechizos, y Quirrell puede haber hecho algunos encantamientos anti-Artes
Oscuras que Snape necesita romper...
—¿Quieres decir que la Piedra estará segura mientras Quirrell se oponga a Snape? —preguntó
alarmada Hermione.
—En ese caso no durará mucho —dijo Ron.-
-Lo bueno-dije-
—No juegues —dijo de inmediato Hermione.
—Diles que estás enfermo —añadió Ron.
—Finge que se te ha roto una pierna —sugireri.
—Rómpete una pierna de verdad —dijo Ron.
—No puedo —dijo Harry—. No hay un buscador suplente. Si no juego, Gryffindor tampoco
puede jugar
En aquel momento Neville cayó en la sala común. Nadie se explicó cómo se las había arreglado para pasar por el agujero del retrato, porque sus piernas estaban pegadas juntas, con lo que
reconocieron de inmediato el Maleficio de las Piernas Unidas. Había tenido que ir saltando todo el
camino hasta la torre Gryffindor.
Todos empezaron a reírse, salvo Hermione, que se puso de pie e hizo el contramaleficio. Las
piernas de Neville se separaron y pudo ponerse de pie, temblando
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hermione, ayudándolo a sentarse junto a Harry y Ron.
—Malfoy —respondió Neville temblando—. Lo encontré fuera de la biblioteca. Dijo que estaba buscando a alguien para practicarlo.-
-Y donde rayos esta Malfoy?-pregunte molesta por lo que le habia hecho a Neville-
-En el gran comedor-dijo-
-Bien-dije y sali de la sala comun de Gryffindor en su busqueda, hasta que lo encontre carcajeandose de Neville junto con Crabbe y Goyle-
-Te parece muy gracioso?-pregunte interrumpiendo sus risas-
-A pues si-dijo Goyle-
-No te estoy preguntando a ti-dije- es con Malfoy-dije mirandolo-
-Largo-ordeno Malfoy a Crabbe y Goyle-
.Es enserio?-pregunte-
-Si-dijo- ademas no es tu problema-dijo- el es algo torpe-dijo riendo-
-Y tu no?-pregunte burlandome de el-
-Vamos, te atreves a hablarme despues de todo lo que te he dicho-dijo-porque no te alejas de mi y ya?-pregunto-
-Ah?-pregunte confundida-
-Olvidalo-dijo-
-Bien-dije y me largue de ahi, que habra querido decir con eso, no lo se ni me interesa mucho, entre a la sala comun de Gryffindor hacia mi cama sin mirar a nadie, solo escuche un ''Esta molesta'' de Hermione, me dormi unos diez minutos para calmar mi enojo y baje con los demas- Hola-dije sonriendo-
-Ven? ya se le bajo el enojo-dijo Hermione y la mire mal-
Estaba platicando con Harry y Ron de cosas tontas cuando llego corriendo Hermione con un libro en su mano-
—¡Lo encontré! —susurró—. ¡Encontré a Flamel! Os dije que había leído ese nombre antes.
Lo leí en el tren, viniendo hacia aquí. Escuchad lo que dice: «El profesor Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de las
doce aplicaciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás
Flamel!».
Hermione dio un salto. No estaba tan excitada desde que le dieron la nota de su primer trabajo.
—¡Esperad aquí! —dijo, y se lanzó por la escalera hacia el dormitorio de las chicas.-
-Demonios no la vi tan emocionada desde que se saco su primera nota-dije asustada mientras Harry y Ron se miraban asombrados por lo que habia sucedido-
enorme libro entre los brazos.
—¡Nunca pensé en buscar aquí! —susurró excitada—. Lo saqué de la biblioteca hace semanas,
para tener algo ligero para leer.
—¿Ligero? —dijo Ron, pero Hermione le dijo que esperara, que tenía que buscar algo y comenzó a dar la vuelta a las páginas, enloquecida, murmurando para sí misma.
Al fin encontró lo que buscaba.
—¡Lo sabía! ¡Lo sabía!
—¿Podemos hablar ahora? —dijo Ron con malhumor. Hermione hizo caso omiso de él.
—Nicolás Flamel —susurró con tono teatral— es el único descubridor conocido de la Piedra
Filosofal.
Aquello no tuvo el efecto que ella esperaba.
—¿La qué? —dijeron Harry y Ron.
—¡Oh, no lo entiendo! ¿No sabéis leer? Mirad, leed aquí. Empujó el libro hacia ellos, y Harry y
Ron leyeron:
''El antiguo estudio de la alquimia está relacionado con el descubrimiento de la Piedra Filosofal, una sustancia legendaria que tiene poderes asombrosos. La piedra puede
transformar cualquier metal en oro puro. También produce el Elixir de la Vida, que hace
inmortal al que lo bebe.''
-Osea que es peligroso!!!-dije sombrada- la inmortalidad, wow-dije-
Luego yo continue leeyendo:
''Se ha hablado mucho de la Piedra Filosofal a través de los siglos, pero la única Piedra que existe actualmente pertenece al señor Nicolás Flamel, el notable alquimista y
amante de la ópera. El señor Flamel, que cumplió seiscientos sesenta y cinco años el año
pasado, lleva una vida tranquila en Devon con su esposa Perenela (de seiscientos cincuenta y ocho años).''
—¿Veis? —dijo Hermione, cuando Harry y Ron terminaron—. El perro debe de estar custodiando la Piedra Filosofal de Flamel. Seguro que le pidió a Dumbledore que se la guardase, porque
son amigos y porque debe de saber que alguien la busca. ¡Por eso quiso que sacaran la Piedra de
Gringotts!
—¡Una piedra que convierte en oro y hace que uno nunca muera! —dijo Harry—. ¡No es raro
que Snape la busque! Cualquiera la querría.
—Y no es raro que no pudiéramos encontrar a Flamel en ese Estudio del reciente desarrollo de
la hechicería —dijo Ron—. Él no es exactamente reciente si tiene seiscientos sesenta y cinco años,
¿verdad?-dijo Ron-
-Supongo que eso seria...-dije-
-Raro....-dijo Hermione completando mi frase-
A la mañana siguiente, en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, mientras copiabamos las
diferentes formas de tratar las mordeduras de hombre lobo, Harry y Ron seguían discutiendo qué harían con la Piedra Filosofal si tuvieran una. Hasta que Ron dijo que él se compraría su propio equipo
de quidditch y Harry recordó el partido en que tendría a Snape de árbitro.
—Jugaré —informó a Ron y Hermione—. Si no lo hago, todos los Slytherins pensarán que tengo miedo de enfrentarme con Snape. Les voy a demostrar... les voy a borrar la sonrisa de la cara si
ganamos.
—Siempre y cuando no te borren a ti del terreno de juego —dije-
Sin embargo, a medida que se acercaba el día del partido, Harry se ponía más nervioso, pese a todo
lo que le habíamos dicho. El resto del equipo tampoco estaba demasiado tranquilo. La idea
de alcanzar a Slytherin en el torneo de la casa era maravillosa, nadie lo había conseguido en siete
años, pero ¿podrían hacerlo con aquel árbitro tan parcial?
Llego el dia del partido y nos fuimos a sentar junto a Neville y Leo en las gradas de Gryffindor.
Mientras Harry se preparaba para Jugar.
—No te olvides, es locomotor mortis —murmuró Hermione, mientras Ron deslizaba su varita
en la manga de la túnica.
—Ya lo sé —respondió enfadado—. No me des la lata.
-Calla Ron que es mi hermana!-dije molesta y me miro asustado-
No había forma de que Snape se animara a hacerle algo si Dumbledore estaba mirando.
Tal vez por eso Snape parecía tan enfadado mientras los equipos desfilaban por el terreno de
juego, algo que Ron también notó.
—Nunca vi a Snape con esa cara de malo —dijo a Hermione—. Mira, ya salen. ¡Eh!
Alguien había golpeado a Ron en la parte de atrás de la cabeza. Era Malfoy.
—Oh, perdón, Weasley, no te había visto.
Malfoy sonrió burlonamente a Crabbe y Goyle.
—Me pregunto cuánto tiempo durará Potter en su escoba esta vez. ¿Alguien quiere apostar?
¿Qué me dices, Weasley?
-Largo Mlafoy-dije molesta pero no hicieron caso-
—¿Sabéis por qué creo que eligen a la gente para la casa de Gryffindor? —dijo Malfoy en voz
alta unos minutos más tarde, mientras Snape daba otro penalti a Hufflepuff, sin ningún motivo—.
Es gente a la que le tienen lástima. Por ejemplo, está Potter; que no tiene padres, luego los Weasley,
que no tienen dinero... Y tú, Longbottom, que no tienes cerebro.
Neville se puso rojo y se volvió en su asiento para encararse con Malfoy
—Yo valgo por doce como tú, Malfoy —tartamudeó.
Malfoy, Crabbe y Goyle estallaron en carcajadas, pero Ron, sin quitar los ojos del partido, intervino.
—Así se habla, Neville.-dijo-
—Longbottom, si tu cerebro fuera de oro serías más pobre que Weasley, y con eso te digo todo.
La preocupación por Harry estaba a punto de acabar con los nervios de Ron.
—Te prevengo, Malfoy... Una palabra más...
—¡Ron! —dijo de pronto Hermione—. ¡Harry...!
—¿Qué? ¿Dónde?
Harry había salido en un espectacular vuelo, que arrancó gritos de asombro y vivas entre los espectadores. Hermione se puso de pie, con los dedos cruzados en la boca, mientras Harry se lanzaba
velozmente hacia el campo, como una bala.
—Tenéis suerte, Weasley, es evidente que Potter ha visto alguna moneda en el campo —dijo
Malfoy
Ron estalló. Antes de que Malfoy supiera lo que estaba pasando, Ron estaba encima de él, tirándolo al suelo. Neville vaciló, pero luego se encaramó al respaldo de su silla para ayudar.
—¡Vamos, Harry! —gritaba Hermione, subiéndose al asiento para ver bien a Harry, sin darse
cuenta de que Malfoy y Ron rodaban bajo su asiento y sin oír los gritos y golpes de Neville, Crabbe
y Goyle. Mientras yo reia de eso luego volvi al partido-
En el aire, Snape puso en marcha su escoba justo a tiempo para ver algo escarlata que pasaba a
su lado, y que no chocó con él por sólo unos centímetros. Al momento siguiente Harry subía con el
brazo levantado en gesto de triunfo y la mano apretando la snitch.
Las tribunas bullían. Aquello era un récord, nadie recordaba que se hubiera atrapado tan rápido
la snitch.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Dónde estás? ¡El partido ha terminado! ¡Hemos ganado! ¡Gryffindor es el primero! —Hermione bailaba en su asiento y se abrazaba conmigo-
Bajamos y nos encontramos con Harry con una cara de asombro.
—¿Harry, dónde estabas? —preguntó Hermione con voz aguda.
—¡Ganamos! ¡Ganamos! ¡Ganamos! —gritaba Ron al tiempo que daba palmadas a Harry en la
espalda—. ¡Y yo le puse un ojo negro a Malfoy y Neville trató de vencer a Crabbe y Goyle él solo!
Todavía está inconsciente, pero la señora Pomfrey dice que se pondrá bien. Todos te están esperando en la sala común, vamos a celebrar una fiesta, Fred y George robaron unos pasteles y otras cosas
de la cocina...
—Ahora eso no importa —dijo Harry sin aliento—. Vamos a buscar una habitación vacía, ya
veréis cuando oigáis esto...
Se aseguró de que Peeves no estuviera dentro antes de cerrar la puerta, y entonces les contó lo
que había visto y oído.
—Así que teníamos razón, es la Piedra Filosofal y Snape trata de obligar a Quirrell a que lo
ayude a conseguirla. Le preguntó si sabía cómo pasar ante Fluffy y dijo algo sobre el «abracadabra»
de Quirrell... Eso significa que hay otras cosas custodiando la Piedra, además de Fluffy, probablemente cantidades de hechizos, y Quirrell puede haber hecho algunos encantamientos anti-Artes
Oscuras que Snape necesita romper...
—¿Quieres decir que la Piedra estará segura mientras Quirrell se oponga a Snape? —preguntó
alarmada Hermione.
—En ese caso no durará mucho —dijo Ron.-
-Lo bueno-dije-
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
—Hermione, faltan siglos para los exámenes.
—Diez semanas —replicó Hermione—. Eso no son siglos, es un segundo para Nicolás Flamel.
—Pero nosotros no tenemos seiscientos años —le recordó Ron—. De todos modos, ¿para qué
repasas si ya te lo sabes todo?
—¿Que para qué estoy repasando? ¿Estás loco? ¿Te has dado cuenta de que tenemos que pasar
estos exámenes para entrar en segundo año? Son muy importantes, tendría que haber empezado a
estudiar hace un mes, no sé lo que me pasó...
Pero desgraciadamente, los profesores parecían pensar lo mismo que Hermione. Les dieron tantos deberes que las vacaciones de Pascua no resultaron tan divertidas como las de Navidad. Era
difícil relajarse con Hermione al lado, recitando los doce usos de la sangre de dragón o practicando
movimientos con la varita. Quejándose y bostezando, Harry y Ron pasaban la mayor parte de su
tiempo libre en la biblioteca con ella, tratando de hacer todo el trabajo suplementario.
—Nunca podré acordarme de esto —estalló Ron una tarde, arrojando la pluma y mirando por la
ventana de la biblioteca con nostalgia. Era realmente el primer día bueno desde hacía meses. El cielo era claro, y las nomeolvides azules y el aire anunciaban el verano.-
-Vaya no se como te puedes concentrar aqui Herms-dije fastidiada- tanto silencio...-dije-
-De eso se trata-dijo ella-
Harry, que estaba buscando «díctamo» en Mil hierbas mágicas y hongos no levantó la cabeza
hasta que oyó que Ron decía:
—¡Hagrid! ¿Qué estás haciendo en la biblioteca?
Hagrid apareció con aire desmañado, escondiendo algo detrás de la espalda. Parecía muy fuera
de lugar; con su abrigo de piel de topo.
—Estaba mirando —dijo con una voz evasiva que les llamó la atención—. ¿Y vosotros qué hacéis? —De pronto pareció sospechar algo—. No estaréis buscando todavía a Nicolás Flamel, ¿no?
—Oh, lo encontramos hace siglos —dije con voz grandilocuente—. Y también sabemos lo deque custodia el perro, es la Piedra Fi...
—¡¡Shhh!! —Hagrid miró alrededor para ver si alguien los escuchaba—. No podéis ir por ahí
diciéndolo a gritos. ¿Qué os pasa?
—En realidad, hay unas pocas cosas que queremos preguntarte —dijo Harry— sobre qué cosas
más custodian la Piedra, además de Fluffy...
—¡SHHHH! —dijo Hagrid otra vez—. Mirad, venid a verme más tarde, no os prometo que os
vaya a decir algo, pero no andéis por ahí hablando, los alumnos no deben saber nada. Van a pensar
que yo os lo he contado...
—Te vemos más tarde, entonces —dijo Harry
Hagrid se escabulló.
—¿Qué escondía detrás de la espalda? —dijo Hermione con aire pensativo.
—¿Creéis que tiene que ver con la Piedra?
—Voy a ver en qué sección estaba —dijo Ron, cansado de sus trabajos. Regresó un minuto
más tarde, con muchos libros en los brazos. Los desparramó sobre la mesa.
—¡Dragones! —susurre—. ¡Hagrid estaba buscando cosas sobre dragones! Mirad estos dos:
Especies de dragones en Gran Bretaña e Irlanda y Del huevo al infierno, guía para guardianes de
dragones...
—Hagrid siempre quiso tener un dragón, me lo dijo el día que lo conocí —dijo Harry
—Pero va contra nuestras leyes —dijo Ron—. Criar dragones fue prohibido por la Convención
de Magos de 1709, todos lo saben. Era difícil que los muggles no nos detectaran si teníamos dragones en nuestros jardines. De todos modos, no se puede domesticar un dragón, es peligroso.
Tendríais que ver las quemaduras que Charlie se hizo con esos dragones salvajes de Rumania.
—Pero no hay dragones salvajes en Inglaterra, ¿verdad? —preguntó Harry
—Por supuesto que hay —respondió Ron—. Verdes en Gales y negros en Escocia. Al ministro
de Magia le ha costado trabajo silenciar ese asunto, te lo aseguro. Los nuestros tienen que hacerles
encantamientos a los muggles que los han visto para que los olviden.
—Entonces ¿en qué está metido Hagrid? —dije--
Cuando llamamos a la puerta de la cabaña del guardabosques, una hora más tarde, les sorprendió ver
todas las cortinas cerradas. Hagrid preguntó «¿quién es?» antes de dejarnos entrar, y luego cerró rápidamente la puerta tras nosotros.
En el interior; el calor era sofocante. Pese a que era un día cálido, en la chimenea ardía un buen
fuego. Hagrid nos preparó el té y les ofreció bocadillos de comadreja, pero no los aceptamos.
—Entonces ¿queríais preguntarme algo?
—Sí —dijo Harry No tenía sentido dar más vueltas—. Nos preguntábamos si podías decirnos si
hay algo más que custodie a la Piedra Filosofal, además de Fluffy.
Hagrid lo miró con aire adusto.
—Por supuesto que no puedo —dijo—. En primer lugar; no lo sé. En segundo lugar, vosotros
ya sabéis demasiado, así que tampoco os lo diría si lo supiera. Esa Piedra está aquí por un buen motivo. Casi la roban de Gringotts... Aunque eso ya lo sabíais, ¿no? Me gustaría saber cómo
averiguasteis lo de Fluffy.
—Oh, vamos, Hagrid, puedes no querer contarnos, pero debes saberlo, tú sabes todo lo que sucede por aquí —dijo Hermione, con voz afectuosa y lisonjera. La barba de Hagrid se agitó y vieron
que sonreía. Hermione continuó—: Nos preguntábamos en quién más podía confiar Dumbledore lo
suficiente para pedirle ayuda, además de ti.
La miramos con orgullo Harry, Ron y yo.
—Bueno, supongo que no tiene nada de malo deciros esto... Dejadme ver... Yo le presté a
Fluffy... luego algunos de los profesores hicieron encantamientos... el profesor Sprout, el profesor
Flitwick, la profesora McGonagall —contó con los dedos—, el profesor Quirrell y el mismo Dumbledore, por supuesto. Esperad, me he olvidado de alguien. Oh, claro, el profesor Snape
—¿Snape?
—Ajá... No seguiréis con eso todavía, ¿no? Mirad, Snape ayudó a proteger la Piedra, no quiere
robarla.
Harry sabía que Ron y Hermione estaban pensando lo mismo que él. Si Snape había formado
parte de la protección de la Piedra, le resultaría fácil descubrir cómo la protegían los otros profesores. Es probable que supiera todos los encantamientos, salvo el de Quirrell, y cómo pasar ante
Fluffy.
—Tu eres el único que sabe cómo pasar ante Fluffy, ¿no, Hagrid? —preguntó Harry con ansiedad—. Y no se lo dirás a nadie, ¿no es cierto? ¿Ni siquiera a un profesor?
—Ni un alma lo sabe, salvo Dumbledore y yo —dijo Hagrid con orgullo.
—Bueno, eso es algo —murmuró Harry a los demás—. Hagrid, ¿podríamos abrir una ventana?
Me estoy asando.
—No puedo, Harry, lo siento —respondió Hagrid. Harry notó que miraba de reojo hacia el fuego. Harry también miró.
—Hagrid... ¿Qué es eso?
Pero ya sabía lo que era. En el centro de la chimenea, debajo de la cazuela, había un enorme
huevo negro.
—Ah —dijo Hagrid, tirándose con nerviosismo de la barba—. Eso... eh...
—¿Dónde lo has conseguido, Hagrid? —preguntó Ron, agachándose ante la chimenea para ver
de cerca el huevo— Debe de haberte costado una fortuna.
—Lo gané —explicó Hagrid—. La otra noche. Estaba en la aldea, tomando unas copas y me
puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creo que se alegró mucho de librarse de él, si he de ser
sincero.
—Pero ¿qué vas a hacer cuando salga del cascarón? —pregunte-
—Bueno, estuve leyendo un poco —dijo Hagrid, sacando un gran libro de debajo de su almohada—. Lo conseguí en la biblioteca: Crianza de dragones para placer y provecho. Está un poco
anticuado, por supuesto, pero sale todo. Mantener el huevo en el fuego, porque las madres respiran
fuego sobre ellos y, cuando salen del cascarón, alimentarlos con brandy mezclado con sangre de pollo, cada media hora. Y mirad, dice cómo reconocer los diferentes huevos. El que tengo es un
ridgeback noruego. Y son muy raros.
Parecía muy satisfecho de sí mismo, pero Hermione no.
—Hagrid, tú vives en una casa de madera —dijo.
Pero Hagrid no la escuchaba. Canturreaba alegremente mientras alimentaba el fuego
Entonces, durante un desayuno, Hedwig entregó a Harry otra nota de Hagrid. Sólo decía: «Está
a punto de salir».
Ron quería faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña. Hermione no quería ni
oír hablar de eso. y yo bueno estaba demasiado cansada como para prestarles atencion seguia pensando en las palabras que me dijo Malfoy, Porque no te alejas de mi? no podia pensar en otra cosa...
—Hermione, ¿cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón saliendo de su huevo?
—Tenemos clases, nos vamos a meter en líos y no vamos a poder hacer nada cuando alguien
descubra lo que Hagrid está haciendo...
—¡Cállate! —susurró Harry
Malfoy estaba cerca de ellos y se había quedado inmóvil para escucharlos. ¿Cuánto había oído?, no me gusto su expresion...
Termino la clase de Herbología y corrimos con Hagrid a presensiar el nacimiento de un dragon.
-Ya casi esta afuera-dijo cuando entramos-
El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí.
Todos acercamos las sillas a la mesa y esperaron, respirando con agitación.
De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. No era
exactamente bonito.
o. Sus alas puntiagudas eran
enormes, comparadas con su cuerpo flacucho. Tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las
puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones.
Estornudó. Volaron unas chispas.
—¿No es precioso? —murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón.
Este le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos.
—¡Bendito sea! Mirad, conoce a su mamá —dijo Hagrid.
—Hagrid —dijo Hermione—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?
Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe empalideci, me puse de pie de un salto y corri hacia la ventana.
—¿Qué sucede?-pregunto Harry-
—Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... Era un chico... Va corriendo hacia el
colegio.-dije-
Harry fue hasta la puerta y miró. Incluso a distancia, era inconfundible:
Malfoy había visto el dragón.
—Déjalo ir —lo instaba Harry—. Déjalo en libertad.
—No puedo —decía Hagrid—. Es demasiado pequeño. Se morirá.
—He decidido llamarlo Norberto —dijo Hagrid, mirando al dragón con ojos húmedos—. Ya
me reconoce, mirad. ¡Norberto! ¡Norberto! ¿Dónde está mamá?
—Ha perdido el juicio —murmuró Ron a Harry.
—Hagrid —dijo Harry en voz muy alta—, espera dos semanas y Norberto será tan grande como tu casa. Malfoy se lo contará a Dumbledore en cualquier momento.
Hagrid se mordió el labio.
—Yo... yo sé que no puedo quedarme con él para siempre, pero no puedo echarlo, no puedo.
Harry se volvió hacia Ron súbitamente.
—Charlie —dijo.
—Tu también estás mal de la cabeza —dijo Ron—. Yo soy Ron, ¿recuerdas?
—No... Charlie, tu hermano. En Rumania. Estudiando dragones. Podemos enviarle a Norberto.
¡Charlie lo cuidará y luego lo dejará vivir en libertad!
—¡Genial! —dijo Ron—. ¿Qué piensas de eso, Hagrid?
Y al final, Hagrid aceptó que enviaran una lechuza para pedirle ayuda a Charlie.
—Diez semanas —replicó Hermione—. Eso no son siglos, es un segundo para Nicolás Flamel.
—Pero nosotros no tenemos seiscientos años —le recordó Ron—. De todos modos, ¿para qué
repasas si ya te lo sabes todo?
—¿Que para qué estoy repasando? ¿Estás loco? ¿Te has dado cuenta de que tenemos que pasar
estos exámenes para entrar en segundo año? Son muy importantes, tendría que haber empezado a
estudiar hace un mes, no sé lo que me pasó...
Pero desgraciadamente, los profesores parecían pensar lo mismo que Hermione. Les dieron tantos deberes que las vacaciones de Pascua no resultaron tan divertidas como las de Navidad. Era
difícil relajarse con Hermione al lado, recitando los doce usos de la sangre de dragón o practicando
movimientos con la varita. Quejándose y bostezando, Harry y Ron pasaban la mayor parte de su
tiempo libre en la biblioteca con ella, tratando de hacer todo el trabajo suplementario.
—Nunca podré acordarme de esto —estalló Ron una tarde, arrojando la pluma y mirando por la
ventana de la biblioteca con nostalgia. Era realmente el primer día bueno desde hacía meses. El cielo era claro, y las nomeolvides azules y el aire anunciaban el verano.-
-Vaya no se como te puedes concentrar aqui Herms-dije fastidiada- tanto silencio...-dije-
-De eso se trata-dijo ella-
Harry, que estaba buscando «díctamo» en Mil hierbas mágicas y hongos no levantó la cabeza
hasta que oyó que Ron decía:
—¡Hagrid! ¿Qué estás haciendo en la biblioteca?
Hagrid apareció con aire desmañado, escondiendo algo detrás de la espalda. Parecía muy fuera
de lugar; con su abrigo de piel de topo.
—Estaba mirando —dijo con una voz evasiva que les llamó la atención—. ¿Y vosotros qué hacéis? —De pronto pareció sospechar algo—. No estaréis buscando todavía a Nicolás Flamel, ¿no?
—Oh, lo encontramos hace siglos —dije con voz grandilocuente—. Y también sabemos lo deque custodia el perro, es la Piedra Fi...
—¡¡Shhh!! —Hagrid miró alrededor para ver si alguien los escuchaba—. No podéis ir por ahí
diciéndolo a gritos. ¿Qué os pasa?
—En realidad, hay unas pocas cosas que queremos preguntarte —dijo Harry— sobre qué cosas
más custodian la Piedra, además de Fluffy...
—¡SHHHH! —dijo Hagrid otra vez—. Mirad, venid a verme más tarde, no os prometo que os
vaya a decir algo, pero no andéis por ahí hablando, los alumnos no deben saber nada. Van a pensar
que yo os lo he contado...
—Te vemos más tarde, entonces —dijo Harry
Hagrid se escabulló.
—¿Qué escondía detrás de la espalda? —dijo Hermione con aire pensativo.
—¿Creéis que tiene que ver con la Piedra?
—Voy a ver en qué sección estaba —dijo Ron, cansado de sus trabajos. Regresó un minuto
más tarde, con muchos libros en los brazos. Los desparramó sobre la mesa.
—¡Dragones! —susurre—. ¡Hagrid estaba buscando cosas sobre dragones! Mirad estos dos:
Especies de dragones en Gran Bretaña e Irlanda y Del huevo al infierno, guía para guardianes de
dragones...
—Hagrid siempre quiso tener un dragón, me lo dijo el día que lo conocí —dijo Harry
—Pero va contra nuestras leyes —dijo Ron—. Criar dragones fue prohibido por la Convención
de Magos de 1709, todos lo saben. Era difícil que los muggles no nos detectaran si teníamos dragones en nuestros jardines. De todos modos, no se puede domesticar un dragón, es peligroso.
Tendríais que ver las quemaduras que Charlie se hizo con esos dragones salvajes de Rumania.
—Pero no hay dragones salvajes en Inglaterra, ¿verdad? —preguntó Harry
—Por supuesto que hay —respondió Ron—. Verdes en Gales y negros en Escocia. Al ministro
de Magia le ha costado trabajo silenciar ese asunto, te lo aseguro. Los nuestros tienen que hacerles
encantamientos a los muggles que los han visto para que los olviden.
—Entonces ¿en qué está metido Hagrid? —dije--
Cuando llamamos a la puerta de la cabaña del guardabosques, una hora más tarde, les sorprendió ver
todas las cortinas cerradas. Hagrid preguntó «¿quién es?» antes de dejarnos entrar, y luego cerró rápidamente la puerta tras nosotros.
En el interior; el calor era sofocante. Pese a que era un día cálido, en la chimenea ardía un buen
fuego. Hagrid nos preparó el té y les ofreció bocadillos de comadreja, pero no los aceptamos.
—Entonces ¿queríais preguntarme algo?
—Sí —dijo Harry No tenía sentido dar más vueltas—. Nos preguntábamos si podías decirnos si
hay algo más que custodie a la Piedra Filosofal, además de Fluffy.
Hagrid lo miró con aire adusto.
—Por supuesto que no puedo —dijo—. En primer lugar; no lo sé. En segundo lugar, vosotros
ya sabéis demasiado, así que tampoco os lo diría si lo supiera. Esa Piedra está aquí por un buen motivo. Casi la roban de Gringotts... Aunque eso ya lo sabíais, ¿no? Me gustaría saber cómo
averiguasteis lo de Fluffy.
—Oh, vamos, Hagrid, puedes no querer contarnos, pero debes saberlo, tú sabes todo lo que sucede por aquí —dijo Hermione, con voz afectuosa y lisonjera. La barba de Hagrid se agitó y vieron
que sonreía. Hermione continuó—: Nos preguntábamos en quién más podía confiar Dumbledore lo
suficiente para pedirle ayuda, además de ti.
La miramos con orgullo Harry, Ron y yo.
—Bueno, supongo que no tiene nada de malo deciros esto... Dejadme ver... Yo le presté a
Fluffy... luego algunos de los profesores hicieron encantamientos... el profesor Sprout, el profesor
Flitwick, la profesora McGonagall —contó con los dedos—, el profesor Quirrell y el mismo Dumbledore, por supuesto. Esperad, me he olvidado de alguien. Oh, claro, el profesor Snape
—¿Snape?
—Ajá... No seguiréis con eso todavía, ¿no? Mirad, Snape ayudó a proteger la Piedra, no quiere
robarla.
Harry sabía que Ron y Hermione estaban pensando lo mismo que él. Si Snape había formado
parte de la protección de la Piedra, le resultaría fácil descubrir cómo la protegían los otros profesores. Es probable que supiera todos los encantamientos, salvo el de Quirrell, y cómo pasar ante
Fluffy.
—Tu eres el único que sabe cómo pasar ante Fluffy, ¿no, Hagrid? —preguntó Harry con ansiedad—. Y no se lo dirás a nadie, ¿no es cierto? ¿Ni siquiera a un profesor?
—Ni un alma lo sabe, salvo Dumbledore y yo —dijo Hagrid con orgullo.
—Bueno, eso es algo —murmuró Harry a los demás—. Hagrid, ¿podríamos abrir una ventana?
Me estoy asando.
—No puedo, Harry, lo siento —respondió Hagrid. Harry notó que miraba de reojo hacia el fuego. Harry también miró.
—Hagrid... ¿Qué es eso?
Pero ya sabía lo que era. En el centro de la chimenea, debajo de la cazuela, había un enorme
huevo negro.
—Ah —dijo Hagrid, tirándose con nerviosismo de la barba—. Eso... eh...
—¿Dónde lo has conseguido, Hagrid? —preguntó Ron, agachándose ante la chimenea para ver
de cerca el huevo— Debe de haberte costado una fortuna.
—Lo gané —explicó Hagrid—. La otra noche. Estaba en la aldea, tomando unas copas y me
puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creo que se alegró mucho de librarse de él, si he de ser
sincero.
—Pero ¿qué vas a hacer cuando salga del cascarón? —pregunte-
—Bueno, estuve leyendo un poco —dijo Hagrid, sacando un gran libro de debajo de su almohada—. Lo conseguí en la biblioteca: Crianza de dragones para placer y provecho. Está un poco
anticuado, por supuesto, pero sale todo. Mantener el huevo en el fuego, porque las madres respiran
fuego sobre ellos y, cuando salen del cascarón, alimentarlos con brandy mezclado con sangre de pollo, cada media hora. Y mirad, dice cómo reconocer los diferentes huevos. El que tengo es un
ridgeback noruego. Y son muy raros.
Parecía muy satisfecho de sí mismo, pero Hermione no.
—Hagrid, tú vives en una casa de madera —dijo.
Pero Hagrid no la escuchaba. Canturreaba alegremente mientras alimentaba el fuego
Entonces, durante un desayuno, Hedwig entregó a Harry otra nota de Hagrid. Sólo decía: «Está
a punto de salir».
Ron quería faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña. Hermione no quería ni
oír hablar de eso. y yo bueno estaba demasiado cansada como para prestarles atencion seguia pensando en las palabras que me dijo Malfoy, Porque no te alejas de mi? no podia pensar en otra cosa...
—Hermione, ¿cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón saliendo de su huevo?
—Tenemos clases, nos vamos a meter en líos y no vamos a poder hacer nada cuando alguien
descubra lo que Hagrid está haciendo...
—¡Cállate! —susurró Harry
Malfoy estaba cerca de ellos y se había quedado inmóvil para escucharlos. ¿Cuánto había oído?, no me gusto su expresion...
Termino la clase de Herbología y corrimos con Hagrid a presensiar el nacimiento de un dragon.
-Ya casi esta afuera-dijo cuando entramos-
El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí.
Todos acercamos las sillas a la mesa y esperaron, respirando con agitación.
De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. No era
exactamente bonito.
o. Sus alas puntiagudas eran
enormes, comparadas con su cuerpo flacucho. Tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las
puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones.
Estornudó. Volaron unas chispas.
—¿No es precioso? —murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón.
Este le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos.
—¡Bendito sea! Mirad, conoce a su mamá —dijo Hagrid.
—Hagrid —dijo Hermione—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?
Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe empalideci, me puse de pie de un salto y corri hacia la ventana.
—¿Qué sucede?-pregunto Harry-
—Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... Era un chico... Va corriendo hacia el
colegio.-dije-
Harry fue hasta la puerta y miró. Incluso a distancia, era inconfundible:
Malfoy había visto el dragón.
—Déjalo ir —lo instaba Harry—. Déjalo en libertad.
—No puedo —decía Hagrid—. Es demasiado pequeño. Se morirá.
—He decidido llamarlo Norberto —dijo Hagrid, mirando al dragón con ojos húmedos—. Ya
me reconoce, mirad. ¡Norberto! ¡Norberto! ¿Dónde está mamá?
—Ha perdido el juicio —murmuró Ron a Harry.
—Hagrid —dijo Harry en voz muy alta—, espera dos semanas y Norberto será tan grande como tu casa. Malfoy se lo contará a Dumbledore en cualquier momento.
Hagrid se mordió el labio.
—Yo... yo sé que no puedo quedarme con él para siempre, pero no puedo echarlo, no puedo.
Harry se volvió hacia Ron súbitamente.
—Charlie —dijo.
—Tu también estás mal de la cabeza —dijo Ron—. Yo soy Ron, ¿recuerdas?
—No... Charlie, tu hermano. En Rumania. Estudiando dragones. Podemos enviarle a Norberto.
¡Charlie lo cuidará y luego lo dejará vivir en libertad!
—¡Genial! —dijo Ron—. ¿Qué piensas de eso, Hagrid?
Y al final, Hagrid aceptó que enviaran una lechuza para pedirle ayuda a Charlie.
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Hola
Me encantaron los capa
Deves seguirla
Adiós
Att leo
Me encantaron los capa
Deves seguirla
Adiós
Att leo
Leonarda Henderson
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Todo paso demasiado rapido para mi, paso lo de Harry con Quirrel, paso que Norberto, el drágon de Hagrid se habia ido, y cada vez estaba mas desquiciada por la culpa de Malfoy, me hartaba, no me agradaba y se la pasaba diciendo porque no solo te alejas? que querra decir con eso? cada vez que me insultaba me sentia mal, no se porque casi nadie ma hace sentir mal con eso, porque el si? no lo se pero no me agrada esta sensacion, sabiamos que habia sido de Nicholas Flamel en enfrentamiento de Harry con Quirrel y una parte de Voldemort, no estuve presente pero supe que termino todo y que Harry termino en el hospital recuperandose por algunas quemaduras o cortadas en varias partes del cuerpo. Ya habiamos acabado el primer año, vaya que estar con Harry Potter si es toda una aventura... estabamos despidiendonos entre nosotros.
—Nos veremos durante el verano, entonces.
—Espero que... que tengas unas buenas vacaciones —dijo Hermione, mirando insegura a tío
Vernon, impresionada de que alguien pudiera ser tan desagradable.
—Oh, lo serán —dijo Harry, y sus amigos vieron, con sorpresa, la sonrisa burlona que se extendía por su cara—. Ellos no saben que no nos permiten utilizar magia en casa. Voy a divertirme
mucho este verano con Dudley..
Rei ante eso y me fui con mis padres, llego despues de como dos semanas la carta de que debiamos de llevar para el siguiente año decia algo asi:
Lunes: Encantamientos, Pociones, Herbología, Defensa Contra las Artes Oscuras.
Martes: Transformaciones.
Miércoles: Pociones (por la mañana), Historia de la Magia,
Jueves: Herbología doble, Transformaciones, Defensa Contra las Artes Oscuras, Pociones doble.
Viernes: Encantamientos, Herbología, Transformaciones.
Y los materiales algo asi:
Comienzo del Curso.
· El Expreso Hogwarts deja la Estación de King's Cross a las 11 de la mañana del 1 de septiembre llevando a los estudiantes a la estación de Hogsmeade dónde los de segundo a séptimo año montan los carruajes hasta el castillo y los de primer año cruzan el lago en los botes con Hagrid.
· Fiesta de comienzo de curso. Tiene lugar por la tarde del día 1 de septiembre en el Gran Comedor:
o La Selección: los de primero entran al Gran Comedor, donde ya están el resto de los alumnos sentados, y son seleccionados para sus casas por el Sombrero Seleccionador. Seguido cada alumno, una vez elegido, se va sentando en la mesa de la casa correspondiente. Minerva McGonagall se encarga de ir llamando a los alumnos para la selección.
o El Sombrero Seleccionador canta una canción que normalmente hace referencia a la fundación del colegio.
o Discurso de Dumbledore dando la bienvenida a los estudiantes, incluyendo avisos de comienzo de curso.
o Gran Banquete, con suntuosas cantidades de comida y bebida.
· Comienzo de las clases: 2 de septiembre. Los horarios se entregan durante el desayuno del mismo día.
· Los entrenamientos de Quidditch comienzan durante la segunda semana de curso (PF7), al igual que las lecciones de vuelo para los de primer año.
· Fiesta de Halloween es la tarde del 31 de octubre en el Gran Comedor:
o Cientos de murciélagos revolotean por las cabezas de los estudiantes.
o Hay un banquete, que incluye deliciosos pasteles de calabaza.
· Primer partido de Quidditch, Gryffindor contra Slytherin, en noviembre (PF, CS, PA, OF).
· Segundo partido de Quidditch, Hufflepuff contra Ravenclaw, a finales de noviembre (PA)
· En la segunda semana de diciembre, McGonnagall toma los nombres de aquéllos que se van a quedar en Hogwarts durante las vacaciones de Navidad.
· El primer trimestre acaba una semana antes de Navidad y los alumnos que quieren se van a casa mediante el Expreso Hogwarts.
· Los alumnos reciben regalos de Navidad en la mañana del 25 de diciembre. Los regalos se dejan en los pies de la cama de cada uno.
· La fiesta de Navidad es el 25 diciembre.
· El Expreso Hogwarts vuelve al colegio trayendo de vuelta a los estudiantes poco después del 1 de enero.
· Al día siguiente de que el lleguen los estudiantes comienza el Segundo Trimestre, con el consiguiente comienzo de las clases.
· Tercer partido de Quidditch, Ravenclaw contra Slytherin, en enero (PA12).
· El día de San Valentín, el 14 de febrero, es celebrado también en Hogwarts.
· Cuarto partido de Quidditch, Gryffindor contra Hufflepuff, pocos días después de San Valentín (CS14).
· En Semana Santa los alumnos que quieren (del mismo modo que en Navidad) vuelven a sus casas y finaliza el Segundo Trimestre.
· Después de Semana Santa los alumnos vuelven al colegio, dándose por comenzado el Tercer Trimestre.
· Quinto partido de Quidditch, Hufflepuff contra Slytherin, a principios de mayo (OF30).
· A principios de mayo, los alumnos de quinto curso son citados uno a uno por los jefes de sus casas para realizarles una entrevista sobre su futura carrera profesional y sobre los TIMOs, asesorándolos según sus aptitudes (OF). Se colocan unos avisos en las Salas Comunes anunciándolo, acompañados de listas de estudiantes y cuando tienen que ir.
· Sexto partido de Quidditch, Gryffindor contra Ravenclaw, a finales de mayo (PF, OF).
· Los alumnos realizan los exámenes finales en la primera semana de junio. Los de quinto y séptimo se examinan en estas fechas en los TIMOs y ÉXTASIS respectivamente.
· Los resultados de los exámenes finales (de los TIMOS y ÉXTASIS no) son anunciados en la tercera semana de junio.
· Fiesta de Fin de Curso, en el Gran Salón, realizada la tarde antes que el Expreso Hogwarts lleve de vuelta a los alumnos a Londres. En ella se anuncia la casa ganadora de la Copa de las Casas y se dan diversas condecoraciones a los alumnos más sobresalientes o que han demostrado algo singular.
· El Expreso Hogwarts vuelve a Londres la tercera semana de junio, dando por finalizado el curso escolar.
Vaya, interesante y decia algo mas:
El Libro de los Hechizos estándar (Grado 2) por Miranda Azor Romper con un alma en pena por Gilderoy Lockhart Deambulando con Ghouls por Gilderoy Lockhart Vacaciones con las Brujas de Gilderoy Lockhart Viajes con trolls de Gilderoy Lockhart Viajes con los vampiros de Gilderoy Lockhart Andanzas con los hombres lobos de Gilderoy Lockhart Año con el Yeti por Gilderoy Lockhart.
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Asi que fuimos a comprar al callejon Diagon lo indicado:
Puros libros asi que no fue mucho, lo demas ya lo tenia y me seguia quedando a la perfeccion asi que no habia mucho de que preocuparse, de vacaciones fuimos a Lyon en Paris, fue realmente hermoso, insuperable simplemente me dejo sin palabras, habia ido a muchos lugares pero sin duda es el mejor al que he ido, luces muchas luces, no la pasamos genial alli, volvimos a Londres, y nos preparamos para nuestro siguiente año en Hogwarts, estaba de noche en mi cuarto con mi hermana platicando de cosas cualquiera hasta que ella pregunto:
-Crees que el volvera?-pregunto-
-El quien?-pregunte confunida-
-Voldemort...-dijo en voz baja-
-Oh, pero si vuelve creeme que la bondad supera a la maldad, siempre lo ha hecho y te aseguro que ahi estaremos ayudandonos entre nosotros, te lo tengo asegurado-dije sonriendo-
-Bien-dijo igualmente sonriendo-
Dormimos y despertamos en la mañana, me bañe y me puse algo asi:
http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=55089600
Y Hermione algo asi:
http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&id=55089810
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Haaaaaa
Me encanta tu nove
Deves seguirla
Ya can entrar al segundo curso wiiiiiii
Deves continuar
Adiós
Att leo
Me encanta tu nove
Deves seguirla
Ya can entrar al segundo curso wiiiiiii
Deves continuar
Adiós
Att leo
Leonarda Henderson
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Guarde mi varita entre mis supras y baje con mis padres, fuimos a King's Cross y nos dejaron ahi, se despidieron y atravesamo el muro que nos lleva a la plataforma 9 3/4 y subimos al tren, tenia mis galeones en mi bolsita y nos metimos a un compartimiento que despues de unos minutos aparecio un pelirrojo inconfundible y un niño azabache, Harry y Ron.
-Potter!-dije-
-Hola_____-dijo sonriendo- Hermione-dijo y la saludo-
-Hola Ronald Weasley!-dije saludandolo-
-Te he dicho Catherine! que no me gusta que me digas asi!-dijo molesto-
-Mentiroso!-dije-
-Mentirosa!-dijo-
-Feo!-dije-
-Horrible
-Tonto
-Estupido
-Sin cerebro
-Decerebrado!
-Es lo mismo!
-No
-Si
-No
-Si
-No
-Si
-No
-Si
-Si
-No
-Ja! te he ganado!-dije-
-Porque siempre se la pasan peleando-pregunto Hermione con cautela-
-No se esque me caes bien pero aveces!-dije enojada-
-Se acaban de saludar y ya se estan peleando-dijo Harry-
-Si-dijo Ron-
-Ordenare una orden de restriccion contra ti!-dije-
-Una que?-pregunto confundido-
-Olvidalo-dije-ire a comprar un pay de calabaza-dije y sali con la señora que trae el carrito- hola-dije y le sonrei- un pay de calabaza-dije sonriente y me lo entrego- cuanto seria?-dije sacando los galeones de mi bolsa-
-No es nada-dijo y la mire confundida- alguien mas lo ha pagado por ti-dije y la mire aun mas confundida-
-Quien?-pregunte extrañada-
-Lo siento me dijo que no te dijera quien habia sido-dijo y se fue-
-Ehh gracias, creo-dije y me meti- fue raro...-dije ya adentro-
-Que fue raro?-preguntaron Harry y Hermione-
-Nada, olvidenlo-dije y comenze a comer-
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Casi llegabamos asi que me fui a poner e uniforme de Gryffindor, bajamos y nos llevaron a Hogwarts donde siempre estaba aquel techo de cielo fingido, era precioso, lo amaba, siempre me parecio muy lindo, llegaron los de primer año y los mandaron a sus correspondientes casas dos Slytherin's 3 Gryffindor's, 1 Hufflepuff y dos Ravenclaws, que lindo tener mas estudiantes en Gryffindor, aun no comenzaba todo y Harry empezo a platicar.
-No saben como llegue aqui-dijo y miro complice a Ron- ni lo que paso ayer-dijo riendo-
-Que paso?-pregunto Hermione-
Flash Back
Harry no gritó, pero estuvo a punto. La pequeña criatura que yacía en la cama tenía unas
grandes orejas, parecidas a las de un murciélago, y unos ojos verdes y saltones del
tamaño de pelotas de tenis. En aquel mismo instante, Harry tuvo la certeza de que
aquella cosa era lo que le había estado vigilando por la mañana desde el seto del jardín.
La criatura y él se quedaron mirando uno al otro, y Harry oyó la voz de Dudley
proveniente del recibidor.
—¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Mason?
Aquel pequeño ser se levantó de la cama e hizo una reverencia tan profunda que
tocó la alfombra con la punta de su larga y afilada nariz. Harry se dio cuenta de que iba
vestido con lo que parecía un almohadón viejo con agujeros para sacar los brazos y las
piernas.
—Esto..., hola —saludó Harry, azorado.
—Harry Potter —dijo la criatura con una voz tan aguda que Harry estaba seguro de
que se había oído en el piso de abaje—, hace mucho tiempo que Dobby quería
conocerle, señor... Es un gran honor...
—Gra-gracias —respondió Harry, que avanzando pegado a la pared alcanzó la silla
del escritorio y se sentó. A su lado estaba Hedwig, dormida en su gran jaula. Quiso
preguntarle «¿Qué es usted?», pero pensó que sonaría demasiado grosero, así que dijo:
—¿Quién es usted?
—Dobby, señor. Dobby a secas. Dobby, el elfo doméstico —contestó la criatura.
—¿De verdad? —dijo Harry—. Bueno, no quisiera ser descortés, pero no me
conviene precisamente ahora recibir en mi dormitorio a un elfo doméstico.
De la sala de estar llegaban las risitas falsas de tía Petunia. El elfo bajó la cabeza.
—Estoy encantado de conocerlo —se apresuró a añadir Harry—. Pero, en fin, ¿ha
venido por algún motivo en especial?
—Sí, señor —contestó Dobby con franqueza—. Dobby ha venido a decirle,
señor..., no es fácil, señor... Dobby se pregunta por dónde empezar...
—Siéntese —dijo Harry educadamente, señalando la cama.
Para consternación suya, el elfo rompió a llorar, y además, ruidosamente.
—¡Sen-sentarme! —gimió—. Nunca, nunca en mi vida...
A Harry le pareció oír que en el piso de abajo hablaban entrecortadamente.
—Lo siento —murmuró—, no quise ofenderle.
—¡Ofender a Dobby! —repuso el elfo con voz disgustada—. A Dobby ningún
mago le había pedido nunca que se sentara..., como si fuera un igual.
Harry, procurando hacer «¡chss!» sin dejar de parecer hospitalario, indicó a Dobby
un lugar en la cama, y el elfo se sentó hipando. Parecía un muñeco grande y muy feo.
Por fin consiguió reprimirse y se quedó con los ojos fijos en Harry, mirándole con
devoción.
—Se ve que no ha conocido a muchos magos educados —dijo Harry, intentando
animarle.
Dobby negó con la cabeza. A continuación, sin previo aviso, se levantó y se puso a
darse golpes con la cabeza contra la ventana, gritando: «¡Dobby malo! ¡Dobby malo!»
—No..., ¿qué está haciendo? —Harry dio un bufido, se acercó al elfo de un salto y
tiró de él hasta devolverlo a la cama. Hedwig se acababa de despertar dando un
fortísimo chillido y se puso a batir las alas furiosamente contra las barras de la jaula.
—Dobby tenía que castigarse, señor —explicó el elfo, que se había quedado un
poco bizco—. Dobby ha estado a punto de hablar mal de su familia, señor.
—¿Su familia?
—La familia de magos a la que sirve Dobby, señor. Dobby es un elfo doméstico,
destinado a servir en una casa y a una familia para siempre.
—¿Y saben que está aquí? —preguntó Harry con curiosidad.
Dobby se estremeció.
—No, no, señor, no... Dobby tendría que castigarse muy severamente por haber
venido a verle, señor. Tendría que pillarse las orejas en la puerta del horno, si llegaran a
enterarse.
—Pero ¿no advertirán que se ha pillado las orejas en la puerta del horno?
—Dobby lo duda, señor. Dobby siempre se está castigando por algún motivo,
señor. Lo dejan de mi cuenta, señor. A veces me recuerdan que tengo que someterme a
algún castigo adicional.
—Pero ¿por qué no los abandona? ¿Por qué no huye?
—Un elfo doméstico sólo puede ser libertado por su familia, señor. Y la familia
nunca pondrá en libertad a Dobby... Dobby servirá a la familia hasta el día que muera,
señor.
Harry lo miró fijamente.
—Y yo que me consideraba desgraciado por tener que pasar otras cuatro semanas
aquí —dijo—. Lo que me cuenta hace que los Dursley parezcan incluso humanos. ¿Y
nadie puede ayudarle? ¿Puedo hacer algo?
Casi al instante, Harry deseó no haber dicho nada. Dobby se deshizo de nuevo en
gemidos de gratitud.
—Por favor —susurró Harry desesperado—, por favor, no haga ruido. Si los
Dursley le oyen, si se enteran de que está usted aquí...
—Harry Potter pregunta si puede ayudar a Dobby... Dobby estaba al tanto de su
grandeza, señor, pero no conocía su bondad...
Harry, consciente de que se estaba ruborizando, dijo:
—Sea lo que fuere lo que ha oído sobre mi grandeza, no son más que mentiras. Ni
siquiera soy el primero de la clase en Hogwarts, es Hermione, ella...
—Harry Potter es humilde y modesto —dijo Dobby, respetuoso. Le resplandecían
los ojos grandes y redondos—. Harry Potter no habla de su triunfo sobre El-que-nodebe-ser-nombrado.
—¿Voldemort? —preguntó Harry.
Dobby se tapó los oídos con las manos y gimió:
—¡Señor, no pronuncie ese nombre! ¡No pronuncie ese nombre!
—¡Perdón! —se apresuró a decir—. Sé de muchísima gente a la que no le gusta
que se diga..., mi amigo Ron...
Se detuvo. También era doloroso pensar en Ron.
Dobby se inclinó hacia Harry, con los ojos tan abiertos como faros.
—Dobby ha oído —dijo con voz quebrada— que Harry Potter tuvo un segundo
encuentro con el Señor Tenebroso, hace sólo unas semanas..., y que Harry Potter escapó
nuevamente.
Harry asintió con la cabeza, y a Dobby se le llenaron los ojos de lágrimas.
—¡Ay, señor! —exclamó, frotándose la cara con una punta del sucio almohadón
que llevaba puesto—. ¡Harry Potter es valiente y arrojado! ¡Ha afrontado ya muchos
peligros! Pero Dobby ha venido a proteger a Harry Potter, a advertirle, aunque más
tarde tenga que pillarse las orejas en la puerta del horno, de que Harry Potter no debe
regresar a Hogwarts.
Hubo un silencio, sólo roto por el tintineo de tenedores y cuchillos que venía del
piso inferior, y el distante rumor de la voz de tío Vernon.
—¿Qué-qué? —tartamudeó Harry—. Pero si tengo que regresar; el curso empiezael 1 de septiembre. Eso es lo único que me ilusiona. Usted no sabe lo que es vivir aquí.
Yo no pertenezco a esta casa, pertenezco al mundo de Hogwarts.
—No, no, no —chilló Dobby, sacudiendo la cabeza con tanta fuerza que se daba
golpes con las orejas—. Harry Potter debe estar donde no peligre su seguridad. Es
demasiado importante, demasiado bueno, para que lo perdamos. Si Harry Potter vuelve
a Hogwarts, estará en peligro mortal.
—¿Por qué? —preguntó Harry sorprendido.
—Hay una conspiración, Harry Potter. Una conspiración para hacer que este año
sucedan las cosas más terribles en el Colegio Hogwarts de Magia —susurró Dobby,
sintiendo un temblor repentino por todo el cuerpo—. Hace meses que Dobby lo sabe,
señor. Harry Potter no debe exponerse al peligro: ¡es demasiado importante, señor!
—¿Qué cosas terribles? —preguntó inmediatamente Harry—. ¿Quién las está
tramando?
Dobby hizo un extraño ruido ahogado y acto seguido se empezó a golpear la
cabeza furiosamente contra la pared.
—¡Está bien! —gritó Harry, sujetando al elfo del brazo para detenerlo—. No puede
decirlo, lo comprendo. Pero ¿por qué ha venido usted a avisarme? —Un pensamiento
repentino y desagradable lo sacudió—. ¡Un momento! Esto no tiene nada que ver con
Vol..., perdón, con Quien-usted-sabe, ¿verdad? Basta con que asiente o niegue con la
cabeza —añadió apresuradamente, porque Dobby ya se disponía a golpearse de nuevo
contra la pared.
Dobby movió lentamente la cabeza de lado a lado.
—No, no se trata de Aquel-que-no-debe-ser-nombrado, señor.
Pero Dobby tenía los ojos muy abiertos y parecía que trataba de darle una pista.
Harry, sin embargo, estaba completamente desorientado.
—Él no tiene hermanos, ¿verdad?
Dobby negó con la cabeza, con los ojos más abiertos que nunca.
—Bueno, siendo así, no puedo imaginar quién más podría provocar que en
Hogwarts sucedieran cosas terribles —dijo Harry—. Quiero decir que, además, allí está
Dumbledore. ¿Sabe usted quién es Dumbledore?
Dobby hizo una inclinación con la cabeza.
—Albus Dumbledore es el mejor director que ha tenido Hogwarts. Dobby lo sabe,
señor. Dobby ha oído que los poderes de Dumbledore rivalizan con los de Aquel-queno-debe-ser-nombrado. Pero, señor —la voz de Dobby se transformó en un apresurado
susurro—, hay poderes que Dumbledore no..., poderes que ningún mago honesto...
Y antes de que Harry pudiera detenerlo, Dobby saltó de la cama, cogió la lámpara
de la mesa de Harry y empezó a golpearse con ella en la cabeza lanzando unos alaridos
que destrozaban los tímpanos.
En el piso inferior se hizo un silencio repentino. Dos segundos después, Harry, con
el corazón palpitándole frenéticamente, oyó que tío Vernon se acercaba, explicando en
voz alta:
—¡Dudley debe de haberse dejado otra vez el televisor encendido, el muy tunante!
—¡Rápido! ¡En el ropero! —dijo Harry, empujando a Dobby, cerrando la puerta y
echándose en la cama en el preciso instante en que giraba el pomo de la puerta.
—¿Qué demonios estás haciendo? —preguntó tío Vernon rechinando los dientes,
su cara espantosamente cerca de la de Harry—. Acabas de arruinar el final de mi chiste
sobre el jugador japonés de golf... ¡Un ruido más, y desearás no haber nacido, mocoso!
Tío Vernon salió de la habitación pisando fuerte con sus pies planos.
Harry, temblando, abrió la puerta del armario y dejó salir a Dobby.
—¿Se da cuenta de lo que es vivir aquí? —le dijo—. ¿Ve por qué debo volver a
Hogwarts? Es el único lugar donde tengo..., bueno, donde creo que tengo amigos.
—¿Amigos que ni siquiera escriben a Harry Potter? —preguntó maliciosamente.
—Supongo que habrán estado... ¡Un momento! —dijo Harry, frunciendo el
entrecejo—. ¿Cómo sabe usted que mis amigos no me han escrito?
Dobby cambió los pies de posición.
—Harry Potter no debe enfadarse con Dobby. Dobby pensó que era lo mejor...
—¿Ha interceptado usted mis cartas?
—Dobby las tiene aquí, señor —dijo el elfo, y escapando ágilmente del alcance de
Harry, extrajo un grueso fajo de sobres del almohadón que llevaba puesto. Harry pudo
distinguir la esmerada caligrafía de Hermione, los irregulares trazos de Ron, y hasta un
garabato que parecía salido de la mano de Hagrid, el guardabosques de Hogwarts.
Dobby, inquieto, miró a Harry y parpadeó.
—Harry Potter no debe enfadarse... Dobby pensaba... que si Harry Potter creía que
sus amigos lo habían olvidado... Harry Potter no querría volver al colegio, señor.
Harry no escuchaba. Se abalanzó sobre las cartas, pero Dobby lo esquivó.
—Harry Potter las tendrá, señor, si le da a Dobby su palabra de que no volverá a
Hogwarts. ¡Señor, es un riesgo que no debe afrontar! ¡Dígame que no irá, señor!
—¡Iré! —dijo Harry enojado—. ¡Déme las cartas de mis amigos!
—Entonces, Harry Potter no le deja a Dobby otra opción —dijo apenado el elfo.
Antes de que Harry pudiera hacer algún movimiento, Dobby se había lanzado
como una flecha hacia la puerta del dormitorio, la había abierto y había bajado las
escaleras corriendo.
Con la boca seca y el corazón en un puño, Harry salió detrás de él, intentando no
hacer ruido. Saltó los últimos seis escalones, cayó como un gato sobre la alfombra del
recibidor y buscó a Dobby. Del comedor venía la voz de tío Vernon que decía:
—... señor Mason, cuéntele a Petunia aquella divertida anécdota de los fontaneros
americanos, se muere de ganas de oírla...
Harry cruzó el vestíbulo, y al llegar a la cocina, sintió que se le venía el mundo
encima.
El pudín magistral de tía Petunia, el montículo de nata y violetas de azúcar, flotaba
cerca del techo. Dobby estaba en cuclillas sobre el armario que había en un rincón.
—No —rogó Harry con voz ronca—. Se lo ruego..., me matarán.. .
—Harry Potter debe prometer que no irá al colegio.
—Dobby..., por favor...
—Dígalo, señor...
—¡No puedo!
—Entonces Dobby tendrá que hacerlo, señor, por el bien de Harry Potter.
El pudín cayó al suelo con un estrépito capaz de provocar un infarto. El plato se
hizo añicos y la nata salpicó ventanas y paredes. Dando un chasquido como el de un
látigo, Dobby desapareció.
Del comedor llegaron unos alaridos y tío Vernon entró de sopetón en la cocina y
halló a Harry paralizado por el susto y cubierto de la cabeza a los pies con los restos del
pudín de tía Petunia.
Al principio le pareció que tío Vernon aún podría disimular el desastre («nuestro
sobrino, ya ven..., está muy mal..., se altera al ver a desconocidos, así que lo tenemos en
el piso de arriba...»). Llevó a los impresionados Mason de nuevo al comedor, prometió a
Harry que, en cuanto se fueran, lo desollaría vivo, y le puso una fregona en las manos.
Tía Petunia sacó helado del congelador y Harry, todavía temblando, se puso a fregar la
cocina.
Tío Vernon podría haberlo solucionado de esta manera, si no hubiera sido por la lechuza.
En el preciso instante en que tía Petunia estaba ofreciendo a sus invitados unos
bombones de menta, una lechuza penetró por la ventana del comedor, dejó caer una
carta sobre la cabeza de la señora Mason y volvió a salir. La señora Mason gritó como
una histérica y huyó de la casa exclamando algo sobre los locos. El señor Mason se
quedó sólo lo suficiente para explicarles a los Dursley que su mujer tenía pánico a los
pájaros de cualquier tipo y tamaño, y para preguntarles si aquélla era su forma de gastar
bromas.
Harry estaba en la cocina, agarrado a la fregona para no caerse, cuando tío Vernon
avanzó hacia él con un destello demoníaco en sus ojos diminutos.
—¡Léela! —dijo hecho una furia y blandiendo la carta que había dejado la
lechuza—. ¡Vamos, léela!
Harry la cogió. No se trataba de ninguna felicitación por su cumpleaños.
Estimado Señor Potter:
Hemos recibido la información de que un hechizo levitatorio ha sido
usado en su lugar de residencia esta misma noche a las nueve y doce minutos.
Como usted sabe, a los magos menores de edad no se les permite realizar
conjuros fuera del recinto escolar y reincidir en el uso de la magia podría
acarrearle la expulsión del colegio (Decreto para la moderada limitación de
la brujería en menores de edad, 1875, artículo tercero).
Asimismo le recordamos que se considera falta grave realizar cualquier
actividad mágica que entrañe un riesgo de ser advertida por miembros de la
comunidad no mágica o muggles (Sección decimotercera de la Confederación
Internacional del Estatuto del Secreto de los Brujos).
¡Que disfrute de unas buenas vacaciones!
Afectuosamente,
Mafalda Hopkirk
Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia
Ministerio de Magia
Harry levantó la vista de la carta y tragó saliva.
—No nos habías dicho que no se te permitía hacer magia fuera del colegio —dijo
tío Vernon, con una chispa de rabia en los ojos—. Olvidaste mencionarlo... Un grave
descuido, me atrevería a decir...
Se echaba por momentos encima de Harry como un gran buldog, enseñando los
dientes.
—Bueno, muchacho, ¿sabes qué te digo? Te voy a encerrar... Nunca regresarás a
ese colegio... Nunca... Y si utilizas la magia para escaparte, ¡te expulsarán!
Y, riéndose como un loco, lo arrastró escaleras arriba.
Tío Vernon fue tan duro con Harry como había prometido. A la mañana siguiente,
mandó poner una reja en la ventana de su dormitorio e hizo una gatera en la puerta para
pasarle tres veces al día una mísera cantidad de comida. Sólo lo dejaban salir por la
mañana y por la noche para ir al baño. Aparte de eso, permanecía encerrado en su
habitación las veinticuatro horas del día.
Fin Flash Back
-Vaya-dije- y que mas?-pregunte interesada en su platica-
Flash Back:
—¡Ron! —exclamó Harry, encaramándose a la ventana y abriéndola para poder hablar
con él a través de la reja—. Ron, ¿cómo has logrado...? ¿Qué...?
Harry se quedó boquiabierto al darse cuenta de lo que veía. Ron sacaba la cabeza
por la ventanilla trasera de un viejo coche de color azul turquesa que estaba detenido ¡ni
más ni menos que en el aire! Sonriendo a Harry desde los asientos delanteros, estaban
Fred y George, los hermanos gemelos de Ron, que eran mayores que él.
—¿Todo bien, Harry?
—¿Qué ha pasado? —preguntó Ron—. ¿Por qué no has contestado a mis cartas?
Te he pedido unas doce veces que vinieras a mi casa a pasar unos días, y luego mi padre
vino un día diciendo que te habían enviado un apercibimiento oficial por utilizar la
magia delante de los muggles.
—No fui yo. Pero ¿cómo se enteró?
—Trabaja en el Ministerio —contestó Ron—. Sabes que no podemos hacer ningún
conjuro fuera del colegio.
—¡Tiene gracia que tú me lo digas! —repuso Harry, echando un vistazo al coche
flotante.
—¡Esto no cuenta! —explicó Ron—. Sólo lo hemos cogido prestado. Es de mi
padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con
los que vives...
—No he sido yo, ya te lo he dicho..., pero es demasiado largo para explicarlo
ahora. Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley me tienen encerrado y que no
podré volver al colegio, y está claro que no puedo utilizar la magia para escapar de aquí,
porque el ministro pensaría que es la segunda vez que utilizo conjuros en tres días, de
forma que...
—Deja de decir tonterías —dijo Ron—. Hemos venido para llevarte a casa con
nosotros.
—Pero tampoco vosotros podéis utilizar la magia para sacarme...
—No la necesitamos —repuso Ron, señalando con la cabeza hacia los asientos
delanteros y sonriendo—. Recuerda a quién he traído conmigo.
—Ata esto a la reja —dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda.
—Si los Dursley se despiertan, me matan —comentó Harry, atando la soga a uno
de los barrotes. Fred aceleró el coche.
—No te preocupes —dijo Fred— y apártate.
Harry se retiró al fondo de la habitación, donde estaba Hedwig, que parecía haber
comprendido que la situación era delicada y se mantenía inmóvil y en silencio. El coche
aceleró más y más, y de pronto, con un sonoro crujido, la reja se desprendió
limpiamente de la ventana mientras el coche salía volando hacia el cielo.
Harry corrió a
la ventana y vio que la reja había quedado colgando a sólo un metro del suelo. Entonces
Ron fue recogiendo la cuerda hasta que tuvo la reja dentro del coche. Harry escuchó
preocupado, pero no oyó ningún sonido que proviniera del dormitorio de los Dursley.
Después de que Ron dejara la reja en el asiento trasero, a su lado, Fred dio marcha
atrás para acercarse tanto como pudo a la ventana de Harry.
—Entra —dijo Ron.
—Pero todas mis cosas de Hogwarts... Mi varita mágica, mi escoba...
—¿Dónde están?
—Guardadas bajo llave en la alacena de debajo de las escaleras. Y yo no puedo
salir de la habitación.
—No te preocupes —dijo George desde el asiento del acompañante—. Quítate de
ahí, Harry.
Fred y George entraron en la habitación de Harry trepando con cuidado por la
ventana.
«Hay que reconocer que lo hacen muy bien», pensó Harry cuando George se sacó
del bolsillo una horquilla del pelo para forzar la cerradura.
—Muchos magos creen que es una pérdida de tiempo aprender estos trucos
muggles —observó Fred—, pero nosotros opinamos que vale la pena adquirir estas
habilidades, aunque sean un poco lentas.
Se oyó un ligero «clic» y la puerta se abrió.
—Bueno, nosotros bajaremos a buscar tus cosas. Recoge todo lo que necesites de tu habitación y ve dándoselo a Ron por la ventana —susurró George.
—Tened cuidado con el último escalón, porque cruje —les susurró Harry mientras
los gemelos se internaban en la oscuridad.
Harry fue cogiendo sus cosas de la habitación y se las pasaba a Ron a través de la
ventana. Luego ayudó a Fred y a George a subir el baúl por las escaleras. Oyó toser al
tío Vernon.
Una vez en el rellano, llevaron el baúl a través de la habitación de Harry hasta la
ventana abierta. Fred pasó al coche para ayudar a Ron a subir el baúl, mientras Harry y
George lo empujaban desde la habitación. Centímetro a centímetro, el baúl fue
deslizándose por la ventana.
Tío Vernon volvió a toser.
—Un poco más —dijo jadeando Fred, que desde el coche tiraba del baúl—,
empujad con fuerza...
Harry y George empujaron con los hombros, y el baúl terminó de pasar de la
ventana al asiento trasero del coche.
—Estupendo, vámonos —dijo George en voz baja.
Pero al subir al alféizar de la ventana, Harry oyó un potente chillido detrás de él,
seguido por la atronadora voz de tío Vernon.
—¡ESA MALDITA LECHUZA!
—¡Me olvidaba de Hedwig!
Harry cruzó a toda velocidad la habitación al tiempo que se encendía la luz del
rellano. Cogió la jaula de Hedwig, volvió velozmente a la ventana, y se la pasó a Ron.
Harry estaba subiendo al alféizar cuando tío Vernon aporreó la puerta, y ésta se abrió de
par en par.
Durante una fracción de segundo, tío Vernon se quedó inmóvil en la puerta; luego
soltó un mugido como el de un toro furioso y, abalanzándose sobre Harry, lo agarró por
un tobillo.
Ron, Fred y George lo asieron a su vez por los brazos, y tiraban de él todo lo que
podían.
—¡Petunia! —bramó tío Vernon—. ¡Se escapa! ¡SE ESCAPA!
Pero los Weasley tiraron con más fuerza, y el tío Vernon tuvo que soltar la pierna
de Harry. Tan pronto como éste se encontró dentro del coche y hubo cerrado la puerta
con un portazo, gritó Ron:
—¡Fred, aprieta el acelerador!
Y el coche salió disparado en dirección a la luna. Harry no podía creérselo: estaba
libre. Bajó la ventanilla y, con el aire azotándole los cabellos, volvió la vista para ver
alejarse los tejados de Privet Drive. Tío Vernon, tía Petunia y Dudley estaban asomados
a la ventana de Harry, alucinados.
—¡Hasta el próximo verano! —gritó Harry.
Los Weasley se rieron a carcajadas, y Harry se recostó en el asiento, con una
sonrisa de oreja a oreja.
—Suelta a Hedwig —dijo a Ron— y que nos siga volando. Lleva un montón de
tiempo sin poder estirar las alas.
George le pasó la horquilla a Ron y, en un instante, Hedwig salía alborozada por la
ventanilla y se quedaba planeando al lado del coche, como un fantasma.
—Entonces, Harry, ¿por qué...? —preguntó Ron impaciente—. ¿Qué es lo que ha
ocurrido?
Harry les explicó lo de Dobby, la advertencia que le había hecho y el desastre del
pudín de violetas. Cuando terminó, hubo un silencio prolongado.
—Muy sospechoso —dijo finalmente Fred.
—Me huele mal —corroboré George—. ¿Así que ni siquiera te dijo quién estaba
detrás de todo?
—Creo que no podía —dijo Harry—, ya os he dicho que cada vez que estaba a
punto de irse de la lengua, empezaba a darse golpes contra la pared.
Vio que Fred y George se miraban.
—¿Creéis que me estaba mintiendo? —preguntó Harry
—Bueno —repuso Fred—, tengamos en cuenta que los elfos domésticos tienen
mucho poder mágico, pero normalmente no lo pueden utilizar sin el permiso de sus
amos. Me da la impresión de que enviaron al viejo Dobby para impedirte que regresaras
a Hogwarts. Una especie de broma. ¿Hay alguien en el colegio que tenga algo contra ti?
—Sí —respondieron Ron y Harry al unísono.
—Draco Malfoy —dijo Harry—. Me odia.
—¿Draco Malfoy? —dijo George, volviéndose—. ¿No es el hijo de Lucius
Malfoy?
—Supongo que sí, porque no es un apellido muy común —contestó Harry—. ¿Por
qué lo preguntas?
—He oído a mi padre hablar mucho de él —dijo George—. Fue un destacado
partidario de Quien-tú-sabes.
—Y cuando desapareció Quien-tú-sabes —dijo Fred, estirando el cuello para
hablar con Harry—, Lucius Malfoy regresó negándolo todo. Mentiras... Mi padre piensa
que él pertenecía al círculo más próximo a Quien-tú-sabes.
Harry ya había oído estos rumores sobre la familia de Malfoy, y no le habían
sorprendido en absoluto. En comparación con Malfoy, Dudley Dursley era un
muchacho bondadoso, amable y sensible.
—No sé si los Malfoy poseerán un elfo —dijo Harry.
—Bueno, sea quien sea, tiene que tratarse de una familia de magos de larga
tradición, y tienen que ser ricos —observó Fred.
—Sí, mamá siempre está diciendo que querría tener un elfo doméstico que le
planchase la ropa —dijo George—. Pero lo único que tenemos es un espíritu asqueroso
y malvado en el ático, y el jardín lleno de gnomos. Los elfos domésticos están en
grandes casas solariegas y en castillos y lugares así, y no en casas como la nuestra.
Harry estaba callado. A juzgar por el hecho de que Draco Malfoy tenía
normalmente lo mejor de lo mejor, su familia debía de estar forrada de oro mágico.
Podía imaginárselo dándose aires en una gran mansión. También parecía encajar con el
tipo de cosas que Malfoy podría hacer, el enviar a un criado para que impidiera que
Harry volviese a Hogwarts. ¿Había sido un estúpido al dar crédito a Dobby?
—De cualquier manera, estoy muy contento de que hayamos podido rescatarte
—dijo Ron—. Me estaba preocupando que no respondieras a mis cartas. Al principio le
echaba la culpa a Errol...
—¿Quién es Errol?
—Nuestra lechuza macho. Pero está viejo. No sería la primera vez que le da un
colapso al hacer una entrega. Así que intenté pedirle a Percy que me prestara a
Hermes...
—¿Quién?
—La lechuza que nuestros padres compraron a Percy cuando lo nombraron
prefecto —dijo Fred desde el asiento delantero.
—Pero Percy no me la quiso dejar —añadió Ron—. Dijo que la necesitaba él.
—Este verano, Percy se está comportando de forma muy rara —dijo George,
frunciendo el entrecejo—. Ha estado enviando montones de cartas y pasando
muchísimo tiempo encerrado en su habitación... No puede uno estar todo el día sacando brillo a la insignia de prefecto. Te estás desviando hacia el oeste, Fred —añadió,
señalando un indicador en el salpicadero. Fred giró el volante.
—¿Vuestro padre sabe que os habéis llevado el coche? —preguntó Harry,
adivinando la respuesta.
—Esto..., no —contestó Ron—, esta noche tenía que trabajar. Espero que podamos
dejarlo en el garaje sin que nuestra madre se dé cuenta de que nos lo hemos llevado.
—¿Qué hace vuestro padre en el Ministerio de Magia?
—Trabaja en el departamento más aburrido —contestó Ron—: el Departamento
Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles.
—¿El qué?
—Se trata de cosas que han sido fabricadas por los muggles pero que alguien las
encanta, y que terminan de nuevo en una casa o una tienda muggle. Por ejemplo, el año
pasado murió una bruja vieja, y vendieron su juego de té a un anticuario. Una mujer
muggle lo compró, se lo llevó a su casa e intentó servir el té a sus amigos. Fue una
pesadilla. Nuestro padre tuvo que trabajar horas extras durante varías semanas.
—¿Qué ocurrió?
—Pues que la tetera se volvió loca y arrojó un chorro de té hirviendo por toda la
sala, y un hombre terminó en el hospital con las tenacillas para coger los terrones de
azúcar aferradas a la nariz. Nuestro padre estaba desesperado, en el departamento
solamente están él y un viejo brujo llamado Perkins, y tuvieron que hacer
encantamientos para borrarles la memoria y otros trucos para que no se acordaran de
nada.
—Pero vuestro padre..., este coche...
Fred se rió.
—Sí, le vuelve loco todo lo que tiene que ver con los muggles, tenemos el
cobertizo lleno de chismes muggles. Los coge, los hechiza y los vuelve a poner en su
sitio. Si viniera a inspeccionar a casa, tendría que arrestarse a sí mismo. A nuestra
madre la saca de quicio.
—Ahí está la carretera principal —dijo George, mirando hacia abajo a través del
parabrisas—. Llegaremos dentro de diez minutos... Menos mal, porque se está haciendo
de día.
Un tenue resplandor sonrosado aparecía en el horizonte, al este.
Fred dejó que el coche fuera perdiendo altura, y Harry vio a la escasa luz del
amanecer el mosaico que formaban los campos y los grupos de árboles.
—Vivimos un poco apartados del pueblo —explicó George—. En Ottery Saint
Catchpole.
El coche volador descendía más y más. Entre los árboles destellaba ya el borde de
un sol rojo y brillante.
—¡Aterrizamos! —exclamó Fred cuando, con una ligera sacudida, tomaron
contacto con el suelo. Aterrizaron junto a un garaje en ruinas en un pequeño corral, y
Harry vio por vez primera la casa de Ron.
Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y
allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de
altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia, y Harry
sospechó que así era probablemente. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado.
Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La
Madriguera». En torno a la puerta principal había un revoltijo de botas de goma y un
caldero muy oxidado. Varias gallinas gordas de color marrón picoteaban a sus anchas
por el corral.
—No es gran cosa.
—Es una maravilla —repuso Harry, contento, acordándose de Privet Drive.
Salieron del coche.
—Ahora tenemos que subir las escaleras sin hacer el menor ruido —advirtió
Fred—, y esperar a que mamá nos llame para el desayuno. Entonces tú, Ron, bajarás las
escaleras dando saltos y diciendo: «¡Mamá, mira quién ha llegado esta noche!» Ella se
pondrá muy contenta, y nadie tendrá que saber que hemos cogido el coche.
—Bien —dijo Ron—. Vamos, Harry, yo duermo en el...
De repente, Ron se puso de un color verdoso muy feo y clavó los ojos en la casa.
Los otros tres se dieron la vuelta.
La señora Weasley iba por el corral espantando a las gallinas, y para tratarse de una
mujer pequeña, rolliza y de rostro bondadoso, era sorprendente lo que podía parecerse a
un tigre de enormes colmillos.
—¡Ah! —musitó Fred.
—¡Dios mío! —exclamó George.
La señora Weasley se paró delante de ellos, con las manos en las caderas, y paseó
la mirada de uno a otro. Llevaba un delantal estampado de cuyo bolsillo sobresalía una
varita mágica.
—Así que... —dijo.
—Buenos días, mamá —saludó George, poniendo lo que él consideraba que era
una voz alegre y encantadora.
—¿Tenéis idea de lo preocupada que he estado? —preguntó la señora Weasley en
un tono aterrador.
—Perdona, mamá, pero es que, mira, teníamos que...
Aunque los tres hijos de la señora Weasley eran más altos que su madre, se
amilanaron cuando descargó su ira sobre ellos.
—¡Las camas vacías! ¡Ni una nota! El coche no estaba..., podíais haber tenido un
accidente... Creía que me volvía loca, pero no os importa, ¿verdad?... Nunca, en toda mi
vida... Ya veréis cuando llegue a casa vuestro padre, un disgusto como éste nunca me lo
dieron Bill, ni Charlie, ni Percy...
—Percy, el prefecto perfecto —murmuró Fred.
—¡PUES PODRÍAS SEGUIR SU EJEMPLO! —gritó la señora Weasley, dándole
golpecitos en el pecho con el dedo—. Podríais haberos matado o podría haberos visto
alguien, y vuestro padre haberse quedado sin trabajo por vuestra culpa...
Les pareció que la reprimenda duraba horas. La señora Weasley enronqueció de
tanto gritar y luego se plantó delante de Harry, que retrocedió asustado.
—Me alegro de verte, Harry, cielo —dijo—. Pasa a desayunar.
La señora Weasley se encaminó hacia la casa y Harry la siguió, después de dirigir
una mirada azorada a Ron, que le respondió animándolo con un gesto de la cabeza.
La cocina era pequeña y todo en ella estaba bastante apretujado. En el medio había
una mesa de madera que se veía muy restregada, con sillas alrededor. Harry se sentó
tímidamente, mirando a todas partes. Era la primera vez que estaba en la casa de un
mago.
El reloj de la pared de enfrente sólo tenía una manecilla y carecía de números. En
el borde de la esfera había escritas cosas tales como «Hora del té», «Hora de dar de
comer a las gallinas» y «Te estás retrasando». Sobre la repisa de la chimenea había unos
libros en montones de tres, libros que tenían títulos como La elaboración de queso
mediante la magia, El encantamiento en la repostería o Por arte de magia: cómo
preparar un banquete en un minuto. Y, a menos que Harry hubiera escuchado mal, la
vieja radio que había al lado del fregadero acababa de anunciar que a continuación
emitirían el programa «La hora de las brujas, con la popular cantante hechicera
Celestina Warbeck».
La señora Weasley preparaba el desayuno sin poner demasiada atención en lo que
hacía, y en el rato que tardó en freír las salchichas echó unas cuantas miradas de
desaprobación a sus hijos. De vez en cuando murmuraba: «cómo se os pudo ocurrir» o
«nunca lo hubiera creído».
—Tú no tienes la culpa, cielo —aseguró a Harry, echándole en el plato ocho o
nueve salchichas—. Arthur y yo también hemos estado muy preocupados por ti. Anoche
mismo estuvimos comentando que si Ron seguía sin tener noticias tuyas el viernes,
iríamos a buscarte para traerte aquí. Pero —dijo mientras le servía tres huevos fritos—
cualquiera podría haberos visto atravesar medio país volando en ese coche e
infringiendo la ley..
Entonces, como si fuera lo más natural, dio un golpecito con la varita mágica en el
montón de platos sucios del fregadero, y éstos comenzaron a lavarse solos, produciendo
un suave tintineo.
—¡Estaba nublado, mamá! —dijo Fred.
—¡No hables mientras comes! —le interrumpió la señora Weasley.
—¡Lo estaban matando de hambre, mamá! —dijo George.
—¡Cállate tú también! —atajó la señora Weasley, pero cuando se puso a cortar
unas rebanadas de pan para Harry y a untarlas con mantequilla, la expresión se le
enterneció.
En aquel momento apareció en la cocina una personita bajita y pelirroja, que
llevaba puesto un largo camisón y que, dando un grito, se volvió corriendo.
—Es Ginny —dijo Ron a Harry en voz baja—, mi hermana. Se ha pasado el verano
hablando de ti.
—Sí, debe de estar esperando que le firmes un autógrafo, Harry —dijo Fred con
una sonrisa, pero se dio cuenta de que su madre lo miraba y hundió la vista en el plato
sin decir ni una palabra más. No volvieron a hablar hasta que hubieron terminado todo
lo que tenían en el plato, lo que les llevó poquísimo tiempo.
—Estoy que reviento —dijo Fred, bostezando y dejando finalmente el cuchillo y el
tenedor—. Creo que me iré a la cama y..
—De eso nada —interrumpió la señora Weasley—. Si te has pasado toda la noche
por ahí, ha sido culpa tuya. Así que ahora vete a desgnomizar el jardín, que los gnomos
se están volviendo a desmadrar.
—Pero, mamá...
—Y vosotros dos, id con él —dijo ella, mirando a Ron y Fred—. Tú sí puedes irte
a la cama, cielo —dijo a Harry—. Tú no les pediste que te llevaran volando en ese
maldito coche.
Pero Harry, que no tenía nada de sueño, dijo con presteza:
—Ayudaré a Ron, nunca he presenciado una desgnomización.
—Eres muy amable, cielo, pero es un trabajo aburrido —dijo la señora Weasley—.
Pero veamos lo que Lockhart dice sobre el particular.
Y cogió un pesado volumen de la repisa de la chimenea. George se quejó.
—Mamá, ya sabemos desgnomizar un jardín.
Harry echó una mirada a la cubierta del libro de la señora Weasley. Llevaba
escritas en letras doradas de fantasía las palabras «Gilderoy Lockhart: Guía de las
plagas en el hogar». Ocupaba casi toda la portada una fotografía de un mago muy
guapo de pelo rubio ondulado y ojos azules y vivarachos. Como todas las fotografías en
el mundo de la magia, ésta también se movía: el mago, que Harry supuso que era
Gilderoy Lockhart, guiñó un ojo a todos con descaro. La señora Weasley le sonrió
abiertamente.
—Es muy bueno —dijo ella—, conoce al dedillo todas las plagas del hogar, es un
libro estupendo...
—A mamá le gusta —dijo Fred, en voz baja pero bastante audible.
—No digas tonterías, Fred —dijo la señora Weasley, ruborizándose—. Muy bien,
si crees que sabes más que Lockhart, ponte ya a ello; pero ¡ay de ti si queda un solo
gnomo en el jardín cuando yo salga!
Entre quejas y bostezos, los Weasley salieron arrastrando los pies, seguidos por
Harry. El jardín era grande y a Harry le pareció que era exactamente como tenía que ser
un jardín. A los Dursley no les habría gustado; estaba lleno de maleza y el césped
necesitaba un recorte, pero había árboles de tronco nudoso junto a los muros, y en los
arriates, plantas exuberantes que Harry no había visto nunca, y un gran estanque de agua
verde lleno de ranas.
—Los muggles también tienen gnomos en sus jardines, ¿sabes? —dijo Harry a Ron
mientras atravesaban el césped.
—Sí, ya he visto esas cosas que ellos piensan que son gnomos —dijo Ron,
inclinándose sobre una mata de peonías—. Como una especie de papás Noel gorditos
con cañas de pescar...
Se oyó el ruido de un forcejeo, la peonía se sacudió y Ron se levantó, diciendo en
tono grave:
—Esto es un gnomo.
—¡Suéltame! ¡Suéltame! —chillaba el gnomo.
Desde luego, no se parecía a papá Noel: era pequeño y de piel curtida, con una
cabeza grande y huesuda, parecida a una patata. Ron lo sujetó con el brazo estirado,
mientras el gnomo le daba patadas con sus fuertes piececitos. Ron lo cogió por los
tobillos y lo puso cabeza abajo.
—Esto es lo que tienes que hacer —explicó. Levantó al gnomo en lo alto
(«¡suéltame!», decía éste) y comenzó a voltearlo como si fuera un lazo. Viendo el
espanto en el rostro de Harry, Ron añadió—: No les duele. Pero los tienes que dejar
muy mareados para que no puedan volver a encontrar su madriguera.
Entonces soltó al gnomo y éste salió volando por el aire y cayó en el campo que
había al otro lado del seto, a unos siete metros, con un ruido sordo.
—¡De pena! —dijo Fred—. ¿Qué te apuestas a que lanzo el mío más allá de aquel
tocón?
Harry aprendió enseguida que no había que sentir compasión por los gnomos y
decidió lanzar al otro lado del seto al primer gnomo que capturase, pero éste,
percibiendo su indecisión, le hundió sus afiladísimos dientes en un dedo, y le costó
mucho trabajo sacudírselo...
—Caramba, Harry..., eso habrán sido casi veinte metros...
Pronto el aire se llenó de gnomos volando.
—Ya ves que no son muy listos —observó George, cogiendo cinco o seis gnomos a
la vez—. En cuanto se enteran de que estamos desgnomizando, salen a curiosear. Ya
deberían haber aprendido a quedarse escondidos en su sitio.
Al poco rato vieron que los gnomos que habían aterrizado en el campo, que eran
muchos, empezaban a alejarse andando en grupos, con los hombros caídos.
—Volverán —dijo Ron, mientras contemplaban cómo se internaban los gnomos en
el seto del otro lado del campo—. Les gusta este sitio... Papá es demasiado blando con
ellos, porque piensa que son divertidos...
En aquel momento se oyó la puerta principal de la casa.
—¡Ya ha llegado! —dijo George—. ¡Papá está en casa!
Y fueron corrieron a su encuentro.
Continua abajo
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Celos.
El señor Weasley estaba sentado en una silla de la cocina, con las gafas quitadas y
los ojos cerrados. Era un hombre delgado, bastante calvo, pero el escaso pelo que le
quedaba era tan rojo como el de sus hijos. Llevaba una larga túnica verde polvorienta y
estropeada de viajar.
—¡Qué noche! —farfulló, cogiendo la tetera mientras los muchachos se sentaban a
su alrededor—. Nueve redadas. ¡Nueve! Y el viejo Mundungus Fletcher intentó
hacerme un maleficio cuando le volví la espalda.
El señor Weasley tomó un largo sorbo de té y suspiró.
—¿Encontraste algo, papá? —preguntó Fred con interés.
—Sólo unas llaves que merman y una tetera que muerde —respondió el señor
Weasley en un bostezo—. Han ocurrido, sin embargo, algunas cosas bastante feas que
no afectaban a mi departamento. A Mortlake lo sacaron para interrogarle sobre unos
hurones muy raros, pero eso incumbe al Comité de Encantamientos Experimentales,
gracias a Dios.
—¿Para qué sirve que unas llaves encojan? —preguntó George.
—Para atormentar a los muggles —suspiró el señor Weasley—. Se les vende una
llave que merma hasta hacerse diminuta para que no la puedan encontrar nunca cuando
la necesitan... Naturalmente, es muy difícil dar con el culpable porque ningún muggle
quiere admitir que sus llaves merman; siempre insisten en que las han perdido. ¡Jesús!
No sé de lo que serían capaces para negar la existencia de la magia, aunque la tuvieran
delante de los ojos... Pero no os creeríais las cosas que a nuestra gente le ha dado por
encantar...
—¿COMO COCHES, POR EJEMPLO?
La señora Weasley había aparecido blandiendo un atizador como si fuera una
espada. El señor Weasley abrió los ojos de golpe y dirigió a su mujer una mirada de
culpabilidad.
—¿Co-coches, Molly cielo?
—Sí, Arthur, coches —dijo la señora Weasley, con los ojos brillándole—.
Imagínate que un mago se compra un viejo coche oxidado y le dice a su mujer que
quiere llevárselo para ver cómo funciona, cuando en realidad lo está encantando para
que vuele.
El señor Weasley parpadeó.
—Bueno, querida, creo que estarás de acuerdo conmigo en que no ha hecho nada
en contra de la ley, aunque quizá debería haberle dicho la verdad a su mujer... Verás,
existe una laguna jurídica... siempre y cuando él no utilice el coche para volar. El hecho
de que el coche pueda volar no constituye en sí...
—¡Señor Weasley ya se encargó personalmente de que existiera una laguna
jurídica cuando usted redactó esa ley! —gritó la señora Weasley—. ¡Sólo para poder
seguir jugando con todos esos cachivaches muggles que tienes en el cobertizo! ¡Y; para
que lo sepas, Harry ha llegado esta mañana en ese coche en el que tú no volaste!
—¿Harry? —dijo el señor Weasley mirando a su esposa sin comprender—. ¿Qué
Harry?
Al darse la vuelta, vio a Harry y se sobresaltó.
—¡Dios mío! ¿Es Harry Potter? Encantado de conocerte. Ron nos ha hablado
mucho de ti...
—¡Esta noche, tus hijos han ido volando en el coche hasta la casa de Harry y han
vuelto! —gritó la señora Weasley—. ¿No tienes nada que comentar al respecto?
—¿Es verdad que hicisteis eso? —preguntó el señor Weasley, nervioso—. ¿Fue
bien la cosa? Qui-quiero decir —titubeó, al ver que su esposa echaba chispas por los
ojos—, que eso ha estado muy mal, muchachos, pero que muy mal...
—Dejémosles que lo arreglen entre ellos —dijo Ron a Harry en voz baja, al ver
que su madre estaba a punto de estallar—. Venga, quiero enseñarte mi habitación.
Salieron sigilosamente de la cocina y, siguiendo un estrecho pasadizo, llegaron a
una escalera torcida que subía atravesando la casa en zigzag. En el tercer rellano había
una puerta entornada. Antes de que se cerrara de un golpe, Harry pudo ver un instante
un par de ojos castaños que estaban espiando.
—Ginny —dijo Ron—. No sabes lo raro que es que se muestre así de tímida.
Normalmente nunca se esconde.
Subieron dos tramos más de escalera hasta llegar a una puerta con la pintura
desconchada y una placa pequeña que decía «Habitación de Ronald».
Cuando Harry entró, con la cabeza casi tocando el techo inclinado, tuvo que cerrar
un instante los ojos. Le pareció que entraba en un horno, porque casi todo en la
habitación era de color naranja intenso: la colcha, las paredes, incluso el techo. Luego se
dio cuenta de que Ron había cubierto prácticamente cada centímetro del viejo papel
pintado con pósteres iguales en que se veía a un grupo de siete magos y brujas que
llevaban túnicas de color naranja brillante, sostenían escobas en la mano y saludaban
con entusiasmo.
—¿Tu equipo de quidditch favorito? —le preguntó Harry
—Los Chudley Cannons —confirmó Ron, señalando la colcha naranja, en la que
había estampadas dos letras «C» gigantes y una bala de cañón saliendo disparada—.
Van novenos en la liga.
Ron tenía los libros de magia del colegio amontonados desordenadamente en un
rincón, junto a una pila de cómics que parecían pertenecer todos a la serie Las aventuras
de Martin Miggs, el «muggle» loco. Su varita mágica estaba en el alféizar de la ventana,
encima de una pecera llena de huevos de rana y al lado de Scabbers, la gorda rata gris
de Ron, que dormitaba en la parte donde daba el sol.
Harry echó un vistazo por la diminuta ventana, tras pisar involuntariamente una
baraja de cartas autobarajables que se hallaba esparcida por el suelo. Abajo, en el
campo, podía ver un grupo de gnomos que volvían a entrar de uno en uno, a hurtadillas,
en el jardín de los Weasley a través del seto. Luego se volvió hacia Ron, que lo miraba
con impaciencia, esperando que Harry emitiera su opinión.
—Es un poco pequeña —se apresuró a decir Ron—, a diferencia de la habitación
que tenías en casa de los muggles. Además, justo aquí arriba está el espíritu del ático,
que se pasa todo el tiempo golpeando las tuberías y gimiendo...
Pero Harry le dijo con una amplia sonrisa:
—Es la mejor casa que he visto nunca.
Ron se ruborizó hasta las orejas.
Fin Fash Back
-Luego nuestro encuentro con Malfoy-dijo Harry Molesto-
Flash Back:
Estabamos en la libreria cuando el aparecio.
-Vaya vaya que tenemos aqui-dijo Malfoy- Weasley, San Potter y Las Granger, que no aprendieron la leccion?-pregunto molesto- eres una...-dijo pero su padre lo interrumpio-
-Draco, no hay que ser groseros-dijo- Lucius, Lucius Malfoy-dijo y solo le estrecho la mano a Harry y le vio la cicatriz- hay que irnos-dijo el-
Luego nos dedico una mirada matadora a cada uno de nosotros y se fue.
Fin Flash Back.
-Wow-dije y rei-
Luego voltee la cabeza hacia la mesa de Slytherin y efectivamente ahi estaba la hermanita de Daphne, Astoria creo que era su nombre en la seleccion, y vaya que si era encimosa con...Draco! pense y me moleste un poco...ESPERA ! ______ CATHERINE GRANGER! QUE PIENSAS? olvida ese pensamiento, borralo, no creo que estuviera bueno...celosa no?
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
Hola chicas me siento un poco mal asi que en cuanto me sienta mejor la sigo :)
∞αиgєℓ∞
Re: La Hermana de Hermione Granger [Harry Potter] (Draco Malfoy & Tu)
NO TE PREOCUPES MEJORATE POR SIERTO ME GUSTARON UN MONTON EL MARATPON RAYIS ESTA CELOSA LE GUSTA JAJA
Debanhi_Malfoy
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