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Anelos prohibidos (Nick y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
MARATOOOOON!
_________ tomó un sorbo de vino y fue incapaz de apartar la mirada de la boca de Nick mientras hablaba. Se preguntó qué aspecto tendría si sonriera, o riera, y qué sentiría si la besara.
«Basta», se dijo con firmeza a la vez que bajaba la mirada. No debía permitir que Ralph siguiera sirviéndole vino. Apartó su copa y bajó las manos a su regazo.
—Pero ella sabía que era muy poco probable que el hijo fuera de su marido —estaba diciendo Nick en tono desdeñoso—. Y aunque el conde estaba demasiado colado por ella como para darse cuenta de lo que estaba pasando, el resto de su familia no lo estaba. Debió darse cuenta de que había llegado a un callejón sin salida, y también sabía que era muy probable que su bebé naciera con la galopante sífilis que ya la estaba devorando a ella.
—¿Y qué hizo? —preguntó _________.
Nick la miró a los ojos.
—En las últimas semanas de su embarazo se arrojó al vacío desde una de las torres del castillo.
_________ no estaba dispuesta a dejarle ver cuánto le había conmocionado su respuesta. Afortunadamente, en ese momento intervino Tom.
—Pobre Carolina, ¿verdad? Pagó un precio muy alto por toda esa diversión —se inclinó hacia delante y bajó dramáticamente el tono de su voz para añadir—: Se dice que en las noches de invierno su fantasma deambula por las paredes del castillo, enloquecida por la culpabilidad.
—Creo que ya hemos hablado lo suficiente sobre los Jonas —intervino Tatiana a la vez que Thomas entraba para retirar los platos—. ¿Por qué no nos hablas de tu familia, _________? ¿De dónde procede?
—Oh. Umm… del sur de Inglaterra —murmuró vagamente _________ a la vez que lanzaba a Tom una rápida mirada de socorro—. Pero hemos viajado mucho.
—¿A qué se dedican tus padres?
—Mi madre es astrónoma —más que una mentira, aquello fue un despiste. A fin de cuentas, la gente no dejaba de confundir a los astrónomos con los astrólogos.
—¿Y tu padre…?
Tom acudió de inmediato al rescate.
—Hablando de estrellas, ¿cómo fue tu subasta para esa organización benéfica con la que colaboras, mamá? ¿Quién ganó las dos entradas que doné?
No fue una maniobra precisamente sutil, pero bastó para que _________ se librara de hablar de aquello. Respiró aliviada. Con un poco de suerte, el asunto de su familia ya había quedado zanjado y podría relajarse el resto del fin de semana.
Si es que era posible relajarse teniendo a Nick Jonas cerca.
Capítulo 4, parte 2
_________ tomó un sorbo de vino y fue incapaz de apartar la mirada de la boca de Nick mientras hablaba. Se preguntó qué aspecto tendría si sonriera, o riera, y qué sentiría si la besara.
«Basta», se dijo con firmeza a la vez que bajaba la mirada. No debía permitir que Ralph siguiera sirviéndole vino. Apartó su copa y bajó las manos a su regazo.
—Pero ella sabía que era muy poco probable que el hijo fuera de su marido —estaba diciendo Nick en tono desdeñoso—. Y aunque el conde estaba demasiado colado por ella como para darse cuenta de lo que estaba pasando, el resto de su familia no lo estaba. Debió darse cuenta de que había llegado a un callejón sin salida, y también sabía que era muy probable que su bebé naciera con la galopante sífilis que ya la estaba devorando a ella.
—¿Y qué hizo? —preguntó _________.
Nick la miró a los ojos.
—En las últimas semanas de su embarazo se arrojó al vacío desde una de las torres del castillo.
_________ no estaba dispuesta a dejarle ver cuánto le había conmocionado su respuesta. Afortunadamente, en ese momento intervino Tom.
—Pobre Carolina, ¿verdad? Pagó un precio muy alto por toda esa diversión —se inclinó hacia delante y bajó dramáticamente el tono de su voz para añadir—: Se dice que en las noches de invierno su fantasma deambula por las paredes del castillo, enloquecida por la culpabilidad.
—Creo que ya hemos hablado lo suficiente sobre los Jonas —intervino Tatiana a la vez que Thomas entraba para retirar los platos—. ¿Por qué no nos hablas de tu familia, _________? ¿De dónde procede?
—Oh. Umm… del sur de Inglaterra —murmuró vagamente _________ a la vez que lanzaba a Tom una rápida mirada de socorro—. Pero hemos viajado mucho.
—¿A qué se dedican tus padres?
—Mi madre es astrónoma —más que una mentira, aquello fue un despiste. A fin de cuentas, la gente no dejaba de confundir a los astrónomos con los astrólogos.
—¿Y tu padre…?
Tom acudió de inmediato al rescate.
—Hablando de estrellas, ¿cómo fue tu subasta para esa organización benéfica con la que colaboras, mamá? ¿Quién ganó las dos entradas que doné?
No fue una maniobra precisamente sutil, pero bastó para que _________ se librara de hablar de aquello. Respiró aliviada. Con un poco de suerte, el asunto de su familia ya había quedado zanjado y podría relajarse el resto del fin de semana.
Si es que era posible relajarse teniendo a Nick Jonas cerca.
CariitoJonas15
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
Capítulo 4, parte 3
Sin apenas darse cuenta de lo que hacía, volvió la mirada hacia él. Sus anchos hombros y larguísimo cuerpo hacían que la silla que ocupaba pareciera de una casa de muñecas. Su expresión era impenetrable y en aquellos momentos estaba mirando su plato, lo que permitió a _________ observarlo con detenimiento.
Un cosquilleo de reconocimiento sexual recorrió su espina dorsal y se extendió hasta su pelvis.
_________ tenía la mala fortuna de sentirse atraída por hombres que no le convenían, hombres indomables, que no aceptaban palmaditas en la espalda.
—… la gente fue realmente generosa —estaba diciendo Tatiana—, y fue un placer volver a ver a muchos amigos que no veo desde que vivo en un lugar tan apartado. De hecho, tu nombre salió a colación, Nick. Una amiga que tengo hace años me dijo que has roto el corazón de una amiga de su hija.
Nick alzó la mirada.
—Sin saber el nombre de tu amiga, de su hija, o de la amiga de esta, no puedo confirmar ni negar nada.
—Oh, vamos —Tatiana dejó escapar una risita—. ¿Cuántos corazones has roto últimamente? Estoy hablando de Alexia. Según Sally Rothwell Hyde, la pobre chica está muy disgustada.
—Seguro que Sally está exagerando —dijo Nick en tono aburrido—. Alexia sabía desde el principio que lo nuestro no era nada serio. Además, parece que Tom va a tardar menos que yo en proveer de herederos a los Alnburgh —miró a _________, suponiendo que haría algún comentario ocurrente, y vio que se había puesto pálida como la cera—. ¿Hay algún problema?
_________ lo miró y, por un instante, sus ojos reflejaron una horrorizada perplejidad. Pero enseguida parpadeó y pareció recuperarse.
—Lo siento. ¿Qué estabas diciendo? —murmuró a la vez que apartaba un mechón de su frente.
—¿_________? —Tom se puso en pie, solícito—. ¿Estás bien?
—Sí. Sí, por supuesto. Estoy perfectamente —_________ trató de sonreír—. Pero supongo que estoy un poco cansada. Ha sido un día muy ajetreado.
—En ese caso debes acostarte —Tatiana dijo aquello en un tono que no admitía réplica, como si la estuviera echando—. Lleva a _________ a su habitación, Tom. Estoy segura de que se sentirá mucho mejor tras una noche de sueño.
Mientras Tom y _________ salían del comedor, Nick recordó las dos horas que había dormido esta en el tren. Tomó su copa de vino y la vació pensativamente. No era el cansancio lo que había hecho que se pusiera tan pálida, de manera que la causa debía residir en la idea de tener herederos. Al parecer, empezaba a hacerse consciente del lío en que se estaba metiendo.
CariitoJonas15
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
aww Nick es tan odioso
Que fea la historia de la condesa
Siguela!!!
Gracias por el maraton!!!
Que fea la historia de la condesa
Siguela!!!
Gracias por el maraton!!!
aranzhitha
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
a la rayis no le gusta la idea d tener hijos???
ahhhhh
siguela!!!!!!!!!!
quiero mas caps!!!!
maraton!!!! de muchosssssssss capsssssssssssssss
ahhhhh
siguela!!!!!!!!!!
quiero mas caps!!!!
maraton!!!! de muchosssssssss capsssssssssssssss
jamileth
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
Capítulo 5, parte 1
Rothwell Hyde.
_________ siguió a Tom por las escaleras sin decir nada. Probablemente se trataba de un apellido muy común, pensó, aún aturdida. Debía haber miles de Rothwell Hyde en el listín telefónico. Además, nadie que viviera por allí enviaría a su hija a estudiar a Kent.
Tom se detuvo al pie de otro pequeño tramo de escaleras que daban a un pasillo en cuyo extremo había una puerta.
—Tu habitación es esa —dijo a la vez que señalaba la puerta—, pero vamos a la mía. El fuego está encendido y en algún lugar tengo una botella vodka que me regaló Sergio —tomó a _________ por los hombros y flexionó un poco las rodillas para mirarla al rostro—. Parece que no te vendría mal tomar algo que te animara un poco. ¿Estás bien?
—Claro que estoy bien —_________ hizo un esfuerzo por hablar en tono desenfadado—. Lo siento, Tom; se supone que haciéndome pasar por tu novia debería estar liberándote de la presión de tus padres, pero ahora mismo deben estar preguntándose por qué has acabado con una chiflada como yo.
—No seas boba. Los tenías encantados, al menos hasta que has estado a punto de desmayarte. Ya sé que el pescado estaba asqueroso, pero…
_________ rió.
—No estaba tan malo.
—Entonces, ¿por qué te has puesto tan pálida?
Tom era el mejor amigo de _________. A lo largo de los años, _________ le había contado muchas anécdotas divertidas de su infancia, y cuando uno había crecido en un autobús reformado, pintado con flores y consignas de paz, con una madre que llevaba el pelo al uno y teñido de rojo, que se hacía llamar Rainbow y que había renunciado a llevar sujetador, había muchas anécdotas que contar.
También había un montón de anécdotas nada divertidas, pero esas se las reservaba para sí; los años en que fue acogida por su tía Janet y que fue enviada a un exclusivo internado para chicas con la esperanza de que la «civilizaran» un poco, años en los que estuvo a merced de Olympia Rothwell Hyde y sus amigas.
Movió la cabeza y sonrió.
—Solo estoy cansada, en serio.
—En ese caso, vamos —Tom empezó a caminar de nuevo por el pasillo a la vez que se frotaba los brazos—. Si te quedas un momento parado en este lugar corres el peligro de congelarte. Espero que hayas traído tu ropa interior térmica.
El corazón de _________ se contrajo al recordar lo sucedido durante el viaje con su ropa interior y la conversación que Nick le había escuchado mantener.
—Temo haber metido por completo la pata con tu hermano —dijo.
—Hermanastro —corrigió Tom con amargura—. Y no te preocupes por Nick. Nadie le cae bien. Se limita a juzgar al resto del mundo.
—Por eso estoy aquí, ¿no? —dijo _________—. Lo que te preocupa es la opinión de Nick, no la de tus padres.
—¿Bromeas? —replicó Tom en tono irónico—. Ya has conocido a mi padre. Pertenece a la generación que cree que todos los gays llevamos bolso y pañuelos rosas.
—¿Y cuál es la excusa de Nick?
Tom se detuvo ante una puerta y ladeó la cabeza. Sin el gel para el pelo y el delineador de ojos que utilizaba en Londres su delicado rostro parecía más joven y vulnerable.
—Siempre he sabido que no le caigo bien. Nunca ha sido desagradable conmigo, pero no le hacía falta. Siempre he sentido una tremenda frialdad por su parte. Ahora que soy mayor puedo comprender que debió resultar difícil para él crecer sin su madre cuando yo aún tenía la mía —miró a _________ con expresión compungida—. Como habrás notado, mi madre no es especialmente agradable, y no creo que nunca se molestara demasiado en saber si Nick estaba bien. Como yo era su único hijo, supongo que me mimó bastante.
_________ abrió exageradamente los ojos.
—¿Mimado? ¿Tú? ¡No me lo puedo creer!
Tom sonrió.
—Te advierto que esta es la parte del castillo por la que se dice que deambula el fantasma enloquecido de la condesa, así que, si no quieres que te deje aquí sola.
—¡Ni se te ocurra!
Tom rió a la vez que abría la puerta.
—Esta es mi habitación. ¡Vaya! Parece que el fuego se ha apagado. Pasa y cierra la puerta para que no escape el poco calor que quede.
_________ hizo lo que le decía. La habitación era enorme y el mobiliario parecía el de la casa de un gigante. Mientras Tom se ocupaba de avivar el fuego de la chimenea, se acercó a un ventanal.
—¿Qué pasó con la madre de Nick?
—Se fue cuando tenía seis años. Es un tema tabú en esta casa, pero creo que se fue sin despedirse ni dar explicaciones. Hubo un divorcio posterior, por supuesto, y, al parecer, se mencionó el adulterio de Juliet, pero, por lo que sé, Nick no volvió a verla nunca...
CariitoJonas15
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
ahh que feo lo de su mama de Nick :(
y que despues su papa se caso
y su madrastra ni caso le hacia
con razon es como es
siguela!!!!!
y que despues su papa se caso
y su madrastra ni caso le hacia
con razon es como es
siguela!!!!!
aranzhitha
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
entonces la mama de nick se fue?¿?¿?
q mal pàra nick...
siiiiiguelaaaaaaaaaaaaaa
q mal pàra nick...
siiiiiguelaaaaaaaaaaaaaa
jamileth
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
Capítulo 5, parte 2
Fuera había dejado de nevar y las nubes se habían separado para mostrar una enorme luna llena. _________ no pudo evitar una punzada de compasión por el niño que fue abandonado por su madre en aquel inhóspito y lúgubre castillo.
—¿Abandonó a Nick para irse con otro hombre?
—Eso parece. Supongo que es comprensible que Nick acabara siendo como es. Ah… así está mejor —Tom se apartó de la chimenea con las manos en las caderas y el rostro bañado por el color anaranjado de las llamas—. Y ahora, vamos a buscar esa botella y a meternos bajo el edredón en la cama. Tienes que contarme todo lo sucedido en París y cómo te libraste de las garras de ese pintor lunático. A cambio, yo no pararé de hablarte de Sergio. ¿Sabes que piensa tatuarse en el pecho la lista de días que vamos a estar separados?
Las viejas piedras que había en lo alto del parapeto estaban alisadas por el viento salino y el crudo tiempo de aquella zona, y la luz de la luna hacía que parecieran plateadas. Nick exhaló una bocanada de aire frío y apoyó los codos en la piedra mientras contemplaba la playa vacía que había más allá de los muros del castillo.
Sabía que no tenía sentido tratar de dormir aquella noche. Su insomnio siempre empeoraba cuando acababa de regresar de un periodo de actividad y su cuerpo aún no había aprendido a desconectar de su continuo estado de alerta. Y el hecho de estar de vuelta en Alnburgh no ayudaba precisamente.
Se estremeció y metió las manos en los bolsillos. Los largos meses pasados en el desierto le habían hecho olvidar el frío que reinaba en aquella parte del mundo. A veces, cuando estaba trabajando a cincuenta grados con el traje a prueba de explosiones, trataba de recuperar la sensación de frío, pero este se convertía en un concepto meramente abstracto en el desierto.
Pero en Alnburgh se convertía en algo real, como la complicada mezcla de emociones que experimentaba cada vez que regresaba. Era capaz de dedicarse a uno de los trabajos más peligrosos del mundo sin sentir nada y, sin embargo, cuando regresaba al lugar en que había nacido se sentía como si le hubieran quitado una capa de piel. Allí era imposible olvidar a la madre que lo había abandonado, o perdonar la estudiada indiferencia de su padre. Allí todo resultaba amplificado: la amargura, la rabia, la frustración.
El deseo.
Apartó aquel pensamiento en cuanto surgió. _________ Greenham no era precisamente su tipo, aunque debía reconocer que meterse con ella durante la cena había resultado bastante estimulante. Además, con ella presente había podido sentir que no era el único extraño en la mesa.
También había supuesto una distracción de la tensión existente entre su padre y él. Pero solo se había tratado de una distracción temporal. Ralph tenía razón; no había acudido allí para asistir a la fiesta, sino porque el setenta cumpleaños de su padre parecía una buena ocasión para recordar a este que, si no ponía pronto el castillo a su nombre, podría ser demasiado tarde. El castillo no sobreviviría a los impuestos hereditarios que habría que pagar tras la muerte de Ralph, y, sin duda, tendría que ser vendido.
Nick no estaba seguro de por qué se preocupaba por aquello. A fin de cuentas, ya tenía una casa magnífica en Chelsea. Pero se preocupaba. Aún podía escuchar a su madre susurrándole que Alnburgh era suyo, que no lo olvidara, que no permitiera que nadie le dijera lo contrario.
Debió decirle aquello justo antes de abandonarlo, para aliviar su sentimiento de culpabilidad, para sentir que no lo dejaba sin nada.
Como si un edificio pudiera compensar la pérdida de una madre. Especialmente, un edificio como Alnburgh. Como hogar resultaba incómodo, poco práctico y carísimo de mantener. También era el lugar en que más infeliz había sido. Sin embargo, sabía que en el fondo le importaba. Se sentía responsable del castillo y estaba dispuesto a hacer lo necesario para conservarlo.
Y, por mucho que le sorprendiera descubrirlo, también se sentía responsable de su hermano, que no corría riesgo de deteriorarse como el castillo, pero sí de caer en las garras de una pelirroja especialmente descarada.
_________ abrió los ojos.
Hacía frío, y necesitó unos segundos para recordar dónde estaba. Apoyó una mano en su frente y se irguió. La televisión seguía encendida en un rincón de la habitación y Tom estaba tumbado junto a ella, completamente dormido y con la botella medio vacía de vodka en una mano.
_________ salió de la cama y retiró con cuidado la botella de la mano de Tom. Por mucho que quisiera a su amigo, en aquellos momentos lo único que quería era una cama para ella sola y algunas horas de pacífico olvido.
Fue de puntillas hasta la puerta y la abrió sigilosamente. La temperatura en el pasillo era glacial y estaba iluminado tan solo por la luz de la luna que entraba por los ventanales. Se preguntó si no sería mejor regresar a la cama con Tom, pero le dolía mucho la cabeza y pensó con anhelo en los analgésicos que tenía en el neceser.
Su corazón latió con fuerza mientras avanzaba por el pasillo y bajaba unos escalones. Reinaba un intenso silencio, un silencio opresivo, casi antinatural. Se detuvo al llegar al pie de los escalones y miró a su alrededor. Se hallaba en la encrucijada de tres pasillos distintos y no recordaba cuál era el que llevaba a la habitación que le había señalado Tom. Optó por el que tenía a su izquierda y vio con alivio una puerta en su extremo. Aquella debía ser su habitación. Avanzó con paso firme y abrió la puerta, pero en cuanto entró y respiró el aire viciado de su interior comprendió que debía hacer años que nadie entraba allí.
Salió a toda prisa y respiró profundamente para tratar de calmarse. No tenía por qué asustarse. Tan solo debía regresar por donde había llegado y pensar lógicamente. Una nube cubrió la luna y la oscuridad reinante se volvió aún más intensa. Una fría corriente de aire acarició sus tobillos y el borde de una cortina que cubría un ventanal se movió ligeramente, como acariciada por unos dedos invisibles.
Asustada, _________ se alejó rápidamente de allí sin dejar de mirar por encima del hombro, como si temiera ver aparecer en cualquier momento el fantasma de la condesa.
—Estoy comportándome como una estúpida —susurró mientras sacaba rápidamente su móvil del bolso y pulsaba un botón para utilizarlo como linterna—. Los fantasmas no existen —pero mientras pronunciaba aquellas palabras sintió que se le erizaba el vello de la nuca.
Pisadas.
Se llevó una mano a la boca para reprimir un gemido de terror.
Las pisadas se acercaban.
Era imposible saber de qué dirección procedían. Pero, si eran las pisadas de un fantasma, tal vez no podía saberse de qué dirección procedían.
Temblando de miedo avanzó todo lo rápido que pudo por el pasillo hasta las escaleras que acababa de bajar. Entonces dejó escapar un apagado gemido de horror al ver una oscura figura ante ella. Se llevó las manos al rostro y dio un paso atrás a la vez que abría la boca para dejar escapar el grito que se estaba formando en su garganta.
—Ah, no, eso no.
Un instante después fue atraída contra un poderoso pecho a la vez que una enorme mano le cubría la boca. La furia sustituyó al temor en cuanto se dio cuenta de que no era precisamente un fantasma el que la había asustado, sino Nick Jonas.
De pronto, la idea de ser asaltada por un fantasma resultó relativamente atractiva.
—¡Suéltame! —espetó.
CariitoJonas15
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
Capítulo 5, parte 3
Nick debió entender la especie de graznido que surgió de la garganta de _________, porque retiró de inmediato la mano de su boca y la apartó de su cuerpo como si estuviera contaminada.
—¿Qué crees que estás haciendo?
Al margen de arquear un milímetro sus cejas, la fría expresión de Nick apenas cambió.
—Suponía que era obvio. No quería que despertaras a todo el mundo con tus gritos. ¿Sabe Tom que estás deambulando por los pasillos en plena noche?
—Tom está dormido.
—Ah. Por supuesto —Nick tomó a _________ por la muñeca y alzó la mano en que sostenía el móvil—. No me lo digas; te has perdido camino del baño y estabas utilizando el GPS para encontrarlo.
—No —murmuró _________ entre dientes—. Me he perdido buscando mi dormitorio. Y ahora, si no te importa indicarme…
—¿Tu dormitorio? —Nick la soltó y dio un paso atrás—. No está aquí, desde luego. Hace años que no se utilizan las habitaciones de esta parte de la casa. ¿Por qué no estás compartiendo la de Tom? ¿O acaso quieres conservar tú… intimidad? —añadió con evidente desdén.
—No me ha parecido adecuado dormir con Tom en casa de sus padres —replicó _________ con altanería.
—Das la impresión de sentirte respetablemente indignada —dijo Nick en tono aburrido—. Pero no hace falta que disimules conmigo. Sé exactamente por qué quieres ir a tu dormitorio, y no tiene nada que ver con la respetabilidad, y sí con el hecho de que no estás enamorada de mi hermano.
Aquello fue la gota que colmó el vaso.
—No sabes lo equivocado que estás —espetó _________.
—¿En serio? —murmuró Nick con ironía mientras se volvía para regresar por donde había llegado.
—¡Sí! —_________ lo siguió automáticamente.
¿Quién diablos se creía Nick para juzgar a nadie? De no ser por él, Tom no habría tenido que pedirle a ella que hiciera aquella farsa para resultar «aceptable» ante los despectivos ojos de su hermano.
No podía explicar nada sin delatar a Tom, pero tampoco tenía por qué aguantar aquello.
—Sé qué piensas lo peor de mí, y entiendo por qué, pero quiero aclararte que no es lo que tú piensas. Jamás haría daño a Tom. Es la persona a la que más quiero del mundo.
Nick se detuvo ante una puerta que se hallaba al final del pasillo.
—Acostarse con otro hombre es una forma muy peculiar de demostrarlo —murmuró a la vez que abría la puerta y se apartaba para dejar pasar a _________.
_________ no se movió.
—Las cosas no son así. No conoces toda la historia.
—No necesito conocerla —replicó Nick a la vez que movía la cabeza. A fin de cuentas, ¿qué más necesitaba saber? Ya había visto aquello incontables veces: hombres que volvían de permiso a casa para encontrarse con esposas y novias que habían jurado esperarlos, pero que no lo habían hecho. Tras cada traición había una historia, por supuesto, pero al final no dejaba de ser una traición.
_________ se cruzó de brazos, pasó al interior de la pequeña habitación y permaneció de pie ante la cama, de espaldas a Nick. Tenía el pelo revuelto, lo que hizo recordar a este que acababa de estar en la cama de su hermano.
—¿Es habitual en el ejército condenar sin conocer todos los hechos? —preguntó _________ a la vez que se volvía hacia él—. Apenas conoces a Tom. Hiciste lo posible por negar su existencia mientras crecía, y no creo que pueda decirse que ahora te estés esforzando por compensarlo, así que no me des sermones sobre lo poco que lo quiero yo.
—Ya basta —interrumpió Nick, que estaba haciendo verdaderos esfuerzos por contenerse—. Si crees que encontrar tu habitación en el castillo es complicado, no puedes ni imaginar cuánto te costaría desenmarañar las relaciones que existen en esta familia.
—¿Por qué? —_________ dio un paso hacia él—. ¿Porque crees que no voy a estar en contacto con tu familia el tiempo suficiente?
Nick se tensó al captar de nuevo su cálido y delicioso aroma. Se volvió y tomó el pomo de la puerta.
—Buenas noches. Espero que tengas todo lo que necesitas.
Tras cerrar la puerta a sus espaldas, permaneció un momento quieto para tratar de calmarse. Era capaz de pasar por un campo minado sin inmutarse, y, sin embargo, aquella pequeña pelirroja casi le había hecho perder el control.
No soportaba el engaño. Había pasado demasiado tiempo en su infancia sin saber qué creer o en quién confiar, y suponía que, como actriz, _________ Greenham era una profesional en aquel arte.
Desafortunadamente para ella, él también era un profesional, y había más de una manera de librarse de un objeto explosivo. En ocasiones había que abordar el problema lateralmente. Si _________ no estaba dispuesta a admitir que sus sentimientos por Tom eran una farsa, él se ocuparía de demostrar lo contrario.
CariitoJonas15
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
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CariitoJonas15
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