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Anelos prohibidos (Nick y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
AAAAAAHHHH!!!!
POBRE DE _____!!!... NICK NO LE CREYOOOO!!!
PERO AHORAAA YA SE ENTEROOOOO DE LA VERDAAAADDD!!!!
QUE HARAS NIICCKKK????
AAII SIGUELA PORFISS
POBRE DE _____!!!... NICK NO LE CREYOOOO!!!
PERO AHORAAA YA SE ENTEROOOOO DE LA VERDAAAADDD!!!!
QUE HARAS NIICCKKK????
AAII SIGUELA PORFISS
chelis
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
Oh Por El Ángel
NICK SE ENTERO
voy a morir
que le va a decir a Tom
que mal por Tom, pero
Nick, por no confiar en
______ la perdió pero
me alegro que no le
hubiera creído a
Olympia
asdfghjklñ
síguela honey
esta buenísima
chau
xoxo
:D
NICK SE ENTERO
voy a morir
que le va a decir a Tom
que mal por Tom, pero
Nick, por no confiar en
______ la perdió pero
me alegro que no le
hubiera creído a
Olympia
asdfghjklñ
síguela honey
esta buenísima
chau
xoxo
:D
MenizdeJonas
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
holaaa chicas! como estan? bueno este es el ultimo capitulo solo queda el epilogoo :D no se olviden pasar por mi nueva novela!! "Sus hombres de Fantasia" (Jonas y tu)
—No quería que lo averiguaras así —Tom hizo una pausa y bajó un momento la cabeza, pero enseguida volvió a alzarla y miró a Nick a los ojos mientras el hombre de la toalla acudía a su lado—. Pero probablemente ya era hora de que te enteraras. No puedo seguir ocultando quién soy realmente solo porque no encaje con el molde de los Jonas. Amo a Sergio. Ya sé lo que vas a decir, pero…
Nick dejó escapar una breve risa de incredulidad a la vez que experimentaba un intenso alivio.
—Es la mejor noticia que he recibido en mucho tiempo. En serio. No sabes lo contento que estoy —se volvió y estrechó efusivamente la mano de un desconcertado Sergio. Luego se acercó a Tom y lo abrazó efusiva y brevemente.
—Y ahora, por favor, si _________ no está aquí, ¿dónde está?
La sonrisa se esfumó del rostro de Tom.
—Se ha ido. Va a tomar el tren de vuelta a Londres. ¿Ha sucedido algo entre vosotros? Porque…
Nick masculló una maldición y luego se volvió hacia la puerta.
—Sí, ha sucedido algo entre nosotros. Pero yo he sido demasiado estúpido como para comprender exactamente de qué se trataba.
La buena noticia fue que _________ no necesitó esperar mucho a que llegara un tren. La mala era que no iba directamente a Londres, sino que efectuaba numerosas paradas en el trayecto y la línea terminaba en Newcastle.
Afortunadamente, el tren tenía calefacción y estaba prácticamente vacío. _________ ocupó un asiento en un rincón y cerró los ojos para no tener que ver cómo se alejaba Alnburgh, transformado por los rayos del sol poniente en un antiguo castillo de cuento.
Ya estaba acostumbrada a aquello, se dijo una y otra vez. Irse de los sitios era lo que mejor se le daba. ¿Acaso no le había asustado siempre la idea de la permanencia? Se le daba bien reinventarse a sí misma, los nuevos comienzos.
Pero hasta entonces no había sabido realmente quién era. _________ Greenham era una construcción, una especie de rompecabezas compuesto de películas, libros y otras personas, fragmentos de hechos aglutinados junto a medias verdades y vergonzosas mentiras que había aprendido a lograr que resultaran creíbles.
Pero bajo la fría e incisiva mirada de Nick, todo el rompecabezas se había desmontado y había vuelto a ser ella misma. Una persona a la que realmente no conocía, que sentía cosas que no solía sentir y necesitaba cosas que no llegaba a comprender.
Cuando se habían alejado unos kilómetros de Alnburgh, su móvil recuperó la señal y empezaron a saltar todos los mensajes recibidos durante aquellos días. No pudo evitar sentirse decepcionada al comprobar que ninguno era de Nick. Pero había varios de su agente. Al parecer, la gente de la película de vampiros quería volver a verla. Según le decía, al menos su atuendo los había impresionado.
—Billetes.
_________ se sobresaltó ligeramente al escuchar la voz del revisor. Sacó el monedero de su bolso mientras parpadeaba con rapidez para alejar las lágrimas.
—Un billete de ida a Londres, por favor.
El revisor pulsó unos botones en su aparato.
—Tiene que hacer transbordo en Newcastle —dijo sin mirarla—. El tren para Londres sale de la vía dos, que está un poco lejos, así que tendrá que darse prisa.
—Gracias —murmuró _________, desalentada ante la perspectiva. De pronto, un pensamiento surgió en su mente de la nada—. En realidad quiero dos billetes.
—¿Va usted acompañada? —El revisor frunció el ceño y la miró con extrañeza.
—No. Estoy sola —contestó _________—. Digamos que tengo una deuda pendiente.
La estación de Alnburgh estaba vacía. Nick permaneció un momento en el andén, mirando desesperadamente a su alrededor, como si aún tuviera esperanzas de encontrar a _________ allí.
Pero no estaba allí. Se había ido con gran dignidad… y para siempre.
—¿Ha perdido el tren?
Nick se volvió y vio a un hombre con un mono azul que sostenía una pala.
—Algo así. ¿Cuándo sale el próximo tren para Londres?
—El único tren directo sale a las once y siete de la mañana. Si necesita llegar antes, tendrá que ir a Newcastle.
Nick asintió lentamente, desesperanzado, y se volvió para alejarse, pero de pronto se detuvo y se volvió de nuevo hacia el hombre.
—¿Ha dicho que el único tren directo ha salido esta mañana? Supongo que eso significa que el que acaba de salir.
—Era el tren a Newcastle. Correcto.
—Gracias.
Nick echó a correr y no se detuvo hasta alcanzar la verja de entrada a los terrenos del castillo. Obviamente, los invitados aún no se habían ido, porque el patio delantero estaba abarrotado de coches. Se detuvo en seco y tuvo que apoyarse en el más cercano para recuperar el resuello. Le iba a ser imposible salir con su coche de allí antes de que sacaran los demás.
_________ se había ido y no podía ir tras ella.
—¿Señor?
Nick se hizo distraídamente consciente de que se abría la puerta del coche contra el que estaba apoyado. Hasta ese momento no se había fijado en cuál era el coche en que se había apoyado, ni en que había alguien dentro. Se trataba del coche de la funeraria, y el hombre que salió del vehículo era el hombre que trabajaba en esta.
—Iba a preguntarle si se encontraba bien, pero está claro que sería una pregunta tonta —dijo, abandonando la rígida formalidad de su ocupación—. Sería más correcto preguntarle si puedo hacer algo por usted.
—Sí —contestó Nick de inmediato—. Puede hacer algo por mí.
_________ estaba en el andén de la estación de Newcastle, mirando a su alrededor con expresión confundida mientras una ruidosa multitud deambulaba junto a ella. Entre toda aquella ajetreada gente se sintió repentinamente diminuta, invisible.
Hacía diez días que había tomado el tren en King Cross, pero, en aquellos momentos, la chica de la actitud despreocupada, los zapatos de tacón y un corsé por vestido, apenas se atrevía a alejarse del tren que la había traído de Alnburgh.
Pero el revisor había dicho que tenía que darse prisa si quería tomar a tiempo el tren para Londres. Sujetó con fuerza su malparada bolsa de viaje y se obligó a avanzar.
Andén dos. ¿Dónde estaba el andén dos? Buscó en los cárteles indicadores con la mirada, pero la única palabra que parecía tener sentido era «Alnburgh». Nunca había sentido añoranza por su hogar, probablemente porque nunca había tenido uno adecuado, pero la sensación debía ser parecida a la angustia que estaba experimentando en aquellos momentos al ver aquella palabra.
Apartó la mirada. Ella no pertenecía a aquel lugar. La chica surgida de la nada con el nombre y el pasado falsos no pertenecía a aquel lugar, ni a una familia con mil años de historia.
Entonces, ¿cuál era su lugar?
Experimentó un creciente pánico. De pie en medio de la estación, se sintió de pronto como si estuviera cayendo, desapareciendo, y no tenía nada a qué aferrarse. Se volvió, buscando desesperadamente algo familiar.
Y entonces lo vio.
Nick avanzaba entre la multitud de viajeros, con la cabeza y los hombros por encima de casi todos los demás, con el rostro tenso, lívido y tan bello que, por unos momentos, _________ apenas pudo respirar.
—¡Nick!
Fue un susurro. Un gemido tan suave que la propia _________ apenas lo escuchó. Pero en aquel momento Nick volvió la cabeza y la miró. Redujo la marcha y, por unos instantes, la expresión de su rostro reveló algo que _________ nunca había visto en él: inseguridad, miedo. Lo mismo que estaba sintiendo ella, al menos hasta que lo había visto. Pero aquella expresión dio paso a un feroz ceño fruncido mientras recorría a grandes zancadas la distancia que los separaba. Cuando se detuvo ante ella, la tomó entre sus brazos y la besó con auténtico fervor. Había lágrimas deslizándose por el rostro de _________ cuando se apartó.
—Mi tren… —murmuró, preparándose para la posibilidad de que Nick hubiera acudido a despedirse.
Sin dejar de mirarla, Nick negó lentamente con la cabeza.
—No lo tomes.
—¿Por qué no?
—Porque entonces yo también tendría que tomarlo —contestó Nick, serio—, y tendría que sentarme frente a ti durante dos horas y media, mirándote, aspirando tu aroma y deseando quitarle la ropa para hacerte el amor —sonrió y _________ sintió que su corazón latía más deprisa—. Ya tuve que hacerlo en una ocasión, y sé lo duro que es. Y ya que he tenido que secuestrar un coche fúnebre y cometer varias infracciones de tráfico para encontrarte, no quiero dejar que te vayas. Al menos hasta que haya dicho lo que quiero decir… empezando por pedirte disculpas.
—Nick, no tienes por qué…
—He estado practicando todo el camino desde Alnburgh —interrumpió Nick mientras frotaba con delicadeza las lágrimas de las mejillas de _________—, así que te agradeceré que me escuches sin interrumpirme. He visto a Tom.
—¡Oh! ¿Y?
Nick frunció el ceño.
—Me horroriza… —_________ abrió la boca para protestar, pero él la silenció con un beso—… que haya podido pensar durante tanto tiempo que no lo aprobaría. ¿Acaso soy tan miserable?
_________ dejó escapar una risita.
—Estás preguntando a la persona equivocada.
Nick dejó caer las manos a los lados y la miró con expresión desolada.
—Lo siento tanto, _________. He pasado mi vida desconfiando de todo el mundo, algo que se había convertido en una costumbre hasta que me he enterado de lo que te hizo Olympia en el colegio y he querido retorcerle el cuello. En ese momento he comprendido que confiaba por completo en ti.
—Pero lo de Sergio… creía que…
Nick volvió a abrazar a _________, que pudo sentir los latidos de su corazón.
—Estaba demasiado celoso como para pensar con claridad. Lo único que quería era destrozarlo. Sé que es una tontería, pero no puedo evitarlo. Te quiero para mí solo.
_________ lo miró a los ojos, maravillada.
—¿De verdad?
Como respuesta, Nick la besó con tal ternura que _________ se sintió como si le estuviera acariciando el alma.
—Nunca funcionará —murmuró contra su boca—. No soy lo suficientemente buena para ti.
—Creo que ya hemos dejado claro que eres demasiado buena para mí —replicó Nick antes de besarla en la comisura de los labios, en la barbilla.
_________ cerró los ojos, extasiada.
—Socialmente, me refiero. No soy nadie. Sería un desastre para tu carrera, entre las esposas de los demás oficiales.
Nick alzó el rostro y su mirada pareció iluminarse debido a una de luz interior.
—Las eclipsarás —dijo con suavidad—. Querrán odiarte por ser tan guapa, pero no podrán. Y ahora, ¿tienes más objeciones?
—No.
—En ese caso —dijo Nick a la vez que la tomaba de la mano—, vamos a buscar el hotel más cercano.
—Pero creía que debías reincorporarte.
—Tengo tres semanas de permiso por la muerte de mi padre, y no pienso desaprovechar ni un segundo.
—No quería que lo averiguaras así —Tom hizo una pausa y bajó un momento la cabeza, pero enseguida volvió a alzarla y miró a Nick a los ojos mientras el hombre de la toalla acudía a su lado—. Pero probablemente ya era hora de que te enteraras. No puedo seguir ocultando quién soy realmente solo porque no encaje con el molde de los Jonas. Amo a Sergio. Ya sé lo que vas a decir, pero…
Nick dejó escapar una breve risa de incredulidad a la vez que experimentaba un intenso alivio.
—Es la mejor noticia que he recibido en mucho tiempo. En serio. No sabes lo contento que estoy —se volvió y estrechó efusivamente la mano de un desconcertado Sergio. Luego se acercó a Tom y lo abrazó efusiva y brevemente.
—Y ahora, por favor, si _________ no está aquí, ¿dónde está?
La sonrisa se esfumó del rostro de Tom.
—Se ha ido. Va a tomar el tren de vuelta a Londres. ¿Ha sucedido algo entre vosotros? Porque…
Nick masculló una maldición y luego se volvió hacia la puerta.
—Sí, ha sucedido algo entre nosotros. Pero yo he sido demasiado estúpido como para comprender exactamente de qué se trataba.
La buena noticia fue que _________ no necesitó esperar mucho a que llegara un tren. La mala era que no iba directamente a Londres, sino que efectuaba numerosas paradas en el trayecto y la línea terminaba en Newcastle.
Afortunadamente, el tren tenía calefacción y estaba prácticamente vacío. _________ ocupó un asiento en un rincón y cerró los ojos para no tener que ver cómo se alejaba Alnburgh, transformado por los rayos del sol poniente en un antiguo castillo de cuento.
Ya estaba acostumbrada a aquello, se dijo una y otra vez. Irse de los sitios era lo que mejor se le daba. ¿Acaso no le había asustado siempre la idea de la permanencia? Se le daba bien reinventarse a sí misma, los nuevos comienzos.
Pero hasta entonces no había sabido realmente quién era. _________ Greenham era una construcción, una especie de rompecabezas compuesto de películas, libros y otras personas, fragmentos de hechos aglutinados junto a medias verdades y vergonzosas mentiras que había aprendido a lograr que resultaran creíbles.
Pero bajo la fría e incisiva mirada de Nick, todo el rompecabezas se había desmontado y había vuelto a ser ella misma. Una persona a la que realmente no conocía, que sentía cosas que no solía sentir y necesitaba cosas que no llegaba a comprender.
Cuando se habían alejado unos kilómetros de Alnburgh, su móvil recuperó la señal y empezaron a saltar todos los mensajes recibidos durante aquellos días. No pudo evitar sentirse decepcionada al comprobar que ninguno era de Nick. Pero había varios de su agente. Al parecer, la gente de la película de vampiros quería volver a verla. Según le decía, al menos su atuendo los había impresionado.
—Billetes.
_________ se sobresaltó ligeramente al escuchar la voz del revisor. Sacó el monedero de su bolso mientras parpadeaba con rapidez para alejar las lágrimas.
—Un billete de ida a Londres, por favor.
El revisor pulsó unos botones en su aparato.
—Tiene que hacer transbordo en Newcastle —dijo sin mirarla—. El tren para Londres sale de la vía dos, que está un poco lejos, así que tendrá que darse prisa.
—Gracias —murmuró _________, desalentada ante la perspectiva. De pronto, un pensamiento surgió en su mente de la nada—. En realidad quiero dos billetes.
—¿Va usted acompañada? —El revisor frunció el ceño y la miró con extrañeza.
—No. Estoy sola —contestó _________—. Digamos que tengo una deuda pendiente.
La estación de Alnburgh estaba vacía. Nick permaneció un momento en el andén, mirando desesperadamente a su alrededor, como si aún tuviera esperanzas de encontrar a _________ allí.
Pero no estaba allí. Se había ido con gran dignidad… y para siempre.
—¿Ha perdido el tren?
Nick se volvió y vio a un hombre con un mono azul que sostenía una pala.
—Algo así. ¿Cuándo sale el próximo tren para Londres?
—El único tren directo sale a las once y siete de la mañana. Si necesita llegar antes, tendrá que ir a Newcastle.
Nick asintió lentamente, desesperanzado, y se volvió para alejarse, pero de pronto se detuvo y se volvió de nuevo hacia el hombre.
—¿Ha dicho que el único tren directo ha salido esta mañana? Supongo que eso significa que el que acaba de salir.
—Era el tren a Newcastle. Correcto.
—Gracias.
Nick echó a correr y no se detuvo hasta alcanzar la verja de entrada a los terrenos del castillo. Obviamente, los invitados aún no se habían ido, porque el patio delantero estaba abarrotado de coches. Se detuvo en seco y tuvo que apoyarse en el más cercano para recuperar el resuello. Le iba a ser imposible salir con su coche de allí antes de que sacaran los demás.
_________ se había ido y no podía ir tras ella.
—¿Señor?
Nick se hizo distraídamente consciente de que se abría la puerta del coche contra el que estaba apoyado. Hasta ese momento no se había fijado en cuál era el coche en que se había apoyado, ni en que había alguien dentro. Se trataba del coche de la funeraria, y el hombre que salió del vehículo era el hombre que trabajaba en esta.
—Iba a preguntarle si se encontraba bien, pero está claro que sería una pregunta tonta —dijo, abandonando la rígida formalidad de su ocupación—. Sería más correcto preguntarle si puedo hacer algo por usted.
—Sí —contestó Nick de inmediato—. Puede hacer algo por mí.
_________ estaba en el andén de la estación de Newcastle, mirando a su alrededor con expresión confundida mientras una ruidosa multitud deambulaba junto a ella. Entre toda aquella ajetreada gente se sintió repentinamente diminuta, invisible.
Hacía diez días que había tomado el tren en King Cross, pero, en aquellos momentos, la chica de la actitud despreocupada, los zapatos de tacón y un corsé por vestido, apenas se atrevía a alejarse del tren que la había traído de Alnburgh.
Pero el revisor había dicho que tenía que darse prisa si quería tomar a tiempo el tren para Londres. Sujetó con fuerza su malparada bolsa de viaje y se obligó a avanzar.
Andén dos. ¿Dónde estaba el andén dos? Buscó en los cárteles indicadores con la mirada, pero la única palabra que parecía tener sentido era «Alnburgh». Nunca había sentido añoranza por su hogar, probablemente porque nunca había tenido uno adecuado, pero la sensación debía ser parecida a la angustia que estaba experimentando en aquellos momentos al ver aquella palabra.
Apartó la mirada. Ella no pertenecía a aquel lugar. La chica surgida de la nada con el nombre y el pasado falsos no pertenecía a aquel lugar, ni a una familia con mil años de historia.
Entonces, ¿cuál era su lugar?
Experimentó un creciente pánico. De pie en medio de la estación, se sintió de pronto como si estuviera cayendo, desapareciendo, y no tenía nada a qué aferrarse. Se volvió, buscando desesperadamente algo familiar.
Y entonces lo vio.
Nick avanzaba entre la multitud de viajeros, con la cabeza y los hombros por encima de casi todos los demás, con el rostro tenso, lívido y tan bello que, por unos momentos, _________ apenas pudo respirar.
—¡Nick!
Fue un susurro. Un gemido tan suave que la propia _________ apenas lo escuchó. Pero en aquel momento Nick volvió la cabeza y la miró. Redujo la marcha y, por unos instantes, la expresión de su rostro reveló algo que _________ nunca había visto en él: inseguridad, miedo. Lo mismo que estaba sintiendo ella, al menos hasta que lo había visto. Pero aquella expresión dio paso a un feroz ceño fruncido mientras recorría a grandes zancadas la distancia que los separaba. Cuando se detuvo ante ella, la tomó entre sus brazos y la besó con auténtico fervor. Había lágrimas deslizándose por el rostro de _________ cuando se apartó.
—Mi tren… —murmuró, preparándose para la posibilidad de que Nick hubiera acudido a despedirse.
Sin dejar de mirarla, Nick negó lentamente con la cabeza.
—No lo tomes.
—¿Por qué no?
—Porque entonces yo también tendría que tomarlo —contestó Nick, serio—, y tendría que sentarme frente a ti durante dos horas y media, mirándote, aspirando tu aroma y deseando quitarle la ropa para hacerte el amor —sonrió y _________ sintió que su corazón latía más deprisa—. Ya tuve que hacerlo en una ocasión, y sé lo duro que es. Y ya que he tenido que secuestrar un coche fúnebre y cometer varias infracciones de tráfico para encontrarte, no quiero dejar que te vayas. Al menos hasta que haya dicho lo que quiero decir… empezando por pedirte disculpas.
—Nick, no tienes por qué…
—He estado practicando todo el camino desde Alnburgh —interrumpió Nick mientras frotaba con delicadeza las lágrimas de las mejillas de _________—, así que te agradeceré que me escuches sin interrumpirme. He visto a Tom.
—¡Oh! ¿Y?
Nick frunció el ceño.
—Me horroriza… —_________ abrió la boca para protestar, pero él la silenció con un beso—… que haya podido pensar durante tanto tiempo que no lo aprobaría. ¿Acaso soy tan miserable?
_________ dejó escapar una risita.
—Estás preguntando a la persona equivocada.
Nick dejó caer las manos a los lados y la miró con expresión desolada.
—Lo siento tanto, _________. He pasado mi vida desconfiando de todo el mundo, algo que se había convertido en una costumbre hasta que me he enterado de lo que te hizo Olympia en el colegio y he querido retorcerle el cuello. En ese momento he comprendido que confiaba por completo en ti.
—Pero lo de Sergio… creía que…
Nick volvió a abrazar a _________, que pudo sentir los latidos de su corazón.
—Estaba demasiado celoso como para pensar con claridad. Lo único que quería era destrozarlo. Sé que es una tontería, pero no puedo evitarlo. Te quiero para mí solo.
_________ lo miró a los ojos, maravillada.
—¿De verdad?
Como respuesta, Nick la besó con tal ternura que _________ se sintió como si le estuviera acariciando el alma.
—Nunca funcionará —murmuró contra su boca—. No soy lo suficientemente buena para ti.
—Creo que ya hemos dejado claro que eres demasiado buena para mí —replicó Nick antes de besarla en la comisura de los labios, en la barbilla.
_________ cerró los ojos, extasiada.
—Socialmente, me refiero. No soy nadie. Sería un desastre para tu carrera, entre las esposas de los demás oficiales.
Nick alzó el rostro y su mirada pareció iluminarse debido a una de luz interior.
—Las eclipsarás —dijo con suavidad—. Querrán odiarte por ser tan guapa, pero no podrán. Y ahora, ¿tienes más objeciones?
—No.
—En ese caso —dijo Nick a la vez que la tomaba de la mano—, vamos a buscar el hotel más cercano.
—Pero creía que debías reincorporarte.
—Tengo tres semanas de permiso por la muerte de mi padre, y no pienso desaprovechar ni un segundo.
CariitoJonas15
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!
LA ALCAAANZOOO Y POR FIINNNNN!!!
ESTARAAANNN JUUNTOOOSSSSS!!!
AAIIIIII SIGUELA PORFIISS
LA ALCAAANZOOO Y POR FIINNNNN!!!
ESTARAAANNN JUUNTOOOSSSSS!!!
AAIIIIII SIGUELA PORFIISS
chelis
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
Me encanto llore
de la emoción,
realmente me
sorprende que
Nick haya estado
feliz por Tom, y es
un tierno, lo que
hizo para ir a
buscar a ______
Lo amo :L:
y que mal que
solo quede el
epílogo, me encanto
la novela (lo digo
como si ya hubiera
terminado)
ya pon el ultimo
capítulo
chau
xoxo
:D
PD me alegro por
Nick y ______ :love:
de la emoción,
realmente me
sorprende que
Nick haya estado
feliz por Tom, y es
un tierno, lo que
hizo para ir a
buscar a ______
Lo amo :L:
y que mal que
solo quede el
epílogo, me encanto
la novela (lo digo
como si ya hubiera
terminado)
ya pon el ultimo
capítulo
chau
xoxo
:D
PD me alegro por
Nick y ______ :love:
MenizdeJonas
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
puedes hacerlo,
subir el epílogo,
pero que sea
rápido y sin dolor
Ñah soy una
dramática, sigue
:D
subir el epílogo,
pero que sea
rápido y sin dolor
Ñah soy una
dramática, sigue
:D
MenizdeJonas
Re: Anelos prohibidos (Nick y tu)
awwwwwwwwwwwwwwwwwww
fue hermoso!!!!
amo a Nick fue tan dulce!!! :arre:
siguela
tampoco quiero desaprovechar el tiempo
fue hermoso!!!!
amo a Nick fue tan dulce!!! :arre:
siguela
tampoco quiero desaprovechar el tiempo
aranzhitha
Página 10 de 11. • 1, 2, 3 ... , 9, 10, 11
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