Beautiful eyes (Harry Styles)

Zayn intentaba darme ánimos, aunque ambos sabíamos de antemano que sólo lograría irritarme. Masajeaba mis hombros, pero al rato le esquivé para que me dejara tranquila. Y estaba así sólo porque iba a entrar al salón donde Harry se encontraba.

—¿Lista, Shrader? Es hora de demostrarle de qué estás hecha —me dijo, hablándome como si me preparara para entrar al ring.

—¿De carne y hueso?

—¡Sam, no arruines el momento y ve de una vez por todas! —Zayn tenía razón, desde que Harry me había dejado el mensaje, lo ignoré por tres días, avergonzada de mi patética huida. Pero había llegado la hora de enfrentar su mirada, tenía que ser valiente y… y… entré al salón y lo primero que vi fueron sus ojos clavados en mí mientras esbozaba una sonrisa y apartaba su libro al igual que el otro día. Mi corazón casi se salió por mi boca, latía como si el mundo se fuese acabar.

Me retracté enseguida, no podía, no podría soportar ese peso esmeralda sobre mí, asfixiando a mi pecho con cada parpadeo. Simplemente era más poderoso que yo.

Si nunca hubiese tocado ese balón, nada de esto estaría pasándome.

—Sam, muévete, pareces una tonta parada en la puerta, entra ahora mismo o yo mismo te empujaré —masculló Zayn a mi oído. Sonreí con timidez y avance un poco, pero sólo un poco. Y fue suficiente para apreciar como la sonrisa de Harry se esfumaba y ese mundo verde que me fascinaba se oscurecía bajo una capa de neblina gris. De pronto lucía serio y enfadado.

—¿Qué le pasa? —le pregunté a Zayn, caminando hasta mi puesto que estaba a una buena distancia del de Harry.

—¿Y cómo quieres que lo sepa?

—Bueno, eres hombre, deberías saberlo —él negó con la cabeza, mitad riendo y mitad reproche.

La maestra llegó temprano e impartió la clase con cosas que nunca les presté la suficiente atención.

Miraba de reojo a Harry, pero él parecía absorto en su libro y tampoco lucía muy interesado en la clase. Al parecer mi mirada fue muy insistente, porque de repente, se dio media vuelta y me observó entre los demás estudiantes. Su mirada me heló la sangre, era desprecio puro, del mismo que le dedicaba a cualquier persona normal.

¿Acaso estaba enfadado porque lo planté en el almuerzo? No quería ni imaginarlo.

Al sonar el timbre, espere a que los demás se marcharan para acercarme a él. Antes de irse, Zayn me besó la mejilla para desearme buena suerte.

—Hola, Harry —le dije cuando estuve a escasos centímetros de él. Sin embargo, me ignoró olímpicamente—. Harry, ¿te encuentras bien?

Siguió sin dirigirme la palabra y lo peor de todo fue que la mirada también.

—Me estás asustando…

—Entonces ve con tu novio para que te abrace… —me espetó con cierta agresividad.

Con que era eso.

Él creía que Zayn y yo éramos novios. Me reí en su cara sin poderme contener ni un segundo más. Él me dedicó una de esas miradas frías y despreciativas, pero ya no me intimidaba, no ahora que sabía el motivo de su enfado.

—Lo haría con gusto, pero no tengo un novio al cual abrazar —eso le ablandó un poco y sonrió de medio lado, aunque volvió a ponerse serio en seguida.

—Pero siempre estás al lado de Malik, casi van al baño juntos —me reclama. Estaba completamente segura de que eran celos, y eso no podía hacerme más feliz, ya que su reacción quería decir que sentí algo por mí.

—Es mi mejor amigo, ya déjalo. Tú te pasas todo el día con tus libros y no te digo que te casarás con ellos… ¿o sí?

Él ríe junto a mí y salimos del salón, yo con mi mochila y él con todos sus cuadernos y libros en las manos.

—Harry, ¿no tienes mochila? —le preguntó, ya que me parece extraño que lleve todas sus cosas así nada más.

Harry se torna incómodo de pronto y baja la cabeza. Intenta sonar rudo, pero sólo le sale como un sonido lastimero.

—No es tu problema.

Sabía que Harry no era pobre, así que la falta de dinero no era una razón para que no tuviera algo dónde guardar sus libros. Entonces, ¿Por qué iba así? ¿Acaso era tonto o qué?

Y con esa duda todo se iluminó completamente al ver el moretón en uno de sus brazos. Los idiotas que le había molestado por lo del balonazo. Me entró una cólera, pero me controlé para no asustar a Harry. Sus ojos estaban apagados y eso era un crimen, su mirada debía estar siempre encendida.

—¿Quién fue? —espeté con rabia. Se aprovechaban de él sólo por ser guapo, inteligente, con la sonrisa más increíble que haya visto en mi vida…

—Y con los ojos más hermosos…

Nos detuvimos frente a su casillero, pero sus libros no llegaron a estar dentro de éste porque en cuanto dije lo que debí haber pensado, sus cosas resbalaron de sus manos y se apresuró en agacharse para recogerlas, temblando de nerviosismo.

Y me sentí valiente y capaz de todo en cuanto noté el efecto que tenía en él. En cierta parte me pregunté si era gracias a que era la única persona que aparentemente le hablaba en la escuela o porque de verdad le gustaba. Me conformaba con cualquiera de las opciones, si se ponía así de tímido y adorable, no importaba mucho la causa, sino la consecuencia.

—Déjame ayudarte… —me agaché y lo ayudé. Zayn nos miraba desde lejos y asentía con la cabeza, me guiñó un ojo y se fue por el pasillo.

Sonreí para mis adentros, las gafas de Harry seguían sin impedir aquel brillo que me enamoraba y sus rizos lucían esponjosos. Tenía un aspecto gracioso y a la vez irresistible.

El timbre volvió a sonar para indicar que el receso había terminado. Todos se apresuraron en volver a sus salas, pero yo seguí observando a Harry como si el tiempo fuera lento. Nos levantamos y él tosió, con las mejillas sonrojadas.

—Bueno, tengo Historia y un libro por terminar. Adiós, Sam —me dijo y dio media vuelta para marcharse. Sin embargo, no lo dejé, una punzada de adrenalina se apoderó de mi brazo y lo agarré con determinación. Bajé la cabeza avergonzada, cubriéndola con mi cabello—. ¿Qué ocurre?

Di dos mínimos pasos y por fin, me atreví a mirarlo directamente, sin otros de por medio, ni palabras ni parpadeos. Sólo nuestros ojos conectados. Y fue mágico.

Tiré de su brazo y lo acerqué hacia mí, consciente de lo que haría. Él no reaccionó de inmediato, no era común que la chica tomara la iniciativa, aunque para ser sincera, no me importaba.

Lo besé en los labios el tiempo que me dispusieron mis nervios, antes de que comenzara a reír como idiota. Y justo cuando las mariposas comenzaron a volar y sacudir mi estómago, la voz de un adulto nos interrumpió.

—¡Hey, ustedes, vayan a clases o los expulsaré ahora mismo! —un maestro que pasaba por los pasillos nos había visto y se dirigía hacia nosotros con muy mala cara. Reí a carcajadas, por el rostro del maestro y por haber besado a Harry, y lo empujé para escapar.

—¡Nos vemos después de Historia! —le grité, despidiéndome con la mano teatralmente y huyendo por otro pasillo al segundo piso. Pero ya no escapaba de sus miradas, sino de una expulsión que podría costar mi vida y un gran castigo por parte de mí mamá.

Pero en esos momentos me hubiese importado poco, porque había besado a Harry y era en lo único que podía pensar.