Sin ataduras (Harry Styles)

¡SIGUELA!
¡Es una orden! Bueno, no, pero casi. Me encanta como escribes, te lo dije mil veces y lo seguiré haciendo las veces que hagan falta.
En serio, askfasfjkhasjdhsjad.
Besitos amor xx :L:

omg como que que o.o haha sorry por kasi no koments por la esc ii eso pff pro ia sabes que tu nove inkreible aa mugrosa tania ahh la odio ash jojo sigela. me enkanta..c:

—¿Valerie?—su voz sonó animada.
—¿Estás ocupado?
—¡No! ¡Claro que no! ¿Vienes?
—Sí, voy saliendo de casa de Sophie. Estaré allá en cinco minutos—dije limpiándome las lágrimas que habían salido hace un rato.
—Aquí te espero…—estuve a punto de colgar, pero volví a escuchar su dulce voz—. Te quiero, Val—y colgó, dejándome con una sonrisa.
Me subí a mi auto y me dirigí hacia casa de Louis, a resolver todo el tema pendiente.
—Hola—saludó luego de dos toques en la puerta.—Pasa—dijo haciéndose a un lado para dejarme pasar. Pasé a su lado y él hizo una seña para ir a su habitación. Subí las tan familiares escaleras y entré a su habitación.
—¿Y tus hermanas?—pregunté para abandonar el silencio creado.
—Se fueron de compras con una de mis tías.
—Ah…—me senté en la cama y miré todo a mi alrededor. Tan familiar, donde nos pasábamos horas y horas hablando de tonterías y escuchando música.—Te quería pedir disculpas. Sophie me explicó todo. Tú solo querías cuidarme y, ¿cómo te agradecí? Gritándote traidor en tu cara. Es que siento que todo… que todo se cae… que el peso en mis hombros es mucho… que no lo aguanto.
—Descuida. Ven aquí pequeña—dijo extendiendo sus brazos. Me acerqué a él y me deje abrazar, me dejé cubrir por sus fuertes brazos.
—Estás gordito Lou—dije pellizcando su barriga. El solo rió, creando vibraciones en su torso que retumbaron en mi cabeza.
—Claro que no—replicó—, yo soy muy sexy. Sophie me dice que soy hermoso—él se regodeó.
—Lo eres Lou—le dije besando su mejilla—. Te extrañé.
—Y yo a ti enana—me volvió a abrazar.
—Louis… confío en ti tanto como confío en Sophie.
—¿Qué pasó?—él colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me miró con ternura. No le iba a contar lo del padre de Tania, eso había decidido guardarlo para mí misma.
—Le he dicho a Liam que lo amo…—no pude decir nada más porque algo sonó en el armario, algo que se cayó, provocando que la puerta se abriera. Nos paramos de inmediato y vi unos cabellos rizados asomarse por entre la puerta abierta. Miré a Louis, que me miraba más bien asustado y fui hacia la puerta, la cual terminé de abrir de par en par. Harry.
El, que se había erguido para quedar levantado, me miraba, con ojos cristalinos, sin decir nada. Miré a Louis enojada.
—Valerie…—él trató de pararme cuando iba a salir de la habitación.
—Déjalo Louis. Yo… yo… déjalo así—me zafé de su agarre y salí de allí.

—Demonios… se supone que tenías que quedarte adentro—Louis bramó.
—¡Lo siento! Pero… ¿Has escuchado lo que dijo? ¡Ama a Liam! ¡La he perdido Louis! ¡La perdí, maldita sea!—decía él ya llorando y golpeando la pared con insistencia.
—Para, para, ¡para Hazza!—Louis lo agarró de las muñecas para que dejara de lastimarse. Y lo abrazó, le dolía verlo así, como le dolía ver a Val triste. Se sentía dividido en ese momento, y era lo que menos le gustaba. Harry no le devolvió el abrazo, más bien se abrazó a sí mismo, rodeando sus rodillas con sus brazos, pero dejó que Louis lo rodeara.
—Tengo que ir a buscarla—Harry levantó la cabeza de pronto, casi pegándole a Louis de paso. Louis se alejó para ver su cara, que había adquirido un tono rojizo.
—No te diré qué hacer, pero no la dañes… ya tiene suficiente…—dijo Louis frunciendo levemente el ceño.—Toma, necesitarás esto si quieres llegar pronto—Louis le tendió las llaves de su auto, ya que el de ojos verdes había llegado a su casa caminando.
—Gracias Louis. Te llamaré luego. Gracias por todo—lo abrazó y se fue casi a la carrera, tenía que hablar con ella, con su chica.

Me bajé del auto con lágrimas aún cayendo por mis mejillas. Lloraba por todo. Por todo. Por mi estúpida y desastrosa vida. Y lloraba por sentir cosas por alguien que ya se había olvidado de mí mientras había otro que me cuidaba y sí me amaba de verdad. Me dirigí a la puerta y estaba a punto de entrar, cuando escuché un auto detrás de mí. El auto de Louis se apagó detrás del mío. Pero el conductor no era Louis… era él, Harry. El ya se acercaba a mí.
Traté de cerrar la puerta, pero él había puesto un pie, impidiendo que se cerrara. El y sus típicas converse blancas.
Como si escapara, me alejé de la puerta y subí las escaleras a toda prisa. Pero como él era bastante rápido, pudo entrar después de mí. El cerró la puerta, recostando su espalda en ella.
Sus ojos estaban delineados con un rosa oscuro, había estado llorando, y sus mejillas estaban levemente sonrojadas.
—Vete Harry…
—No… no me voy a ir.
—¡Vete!—dije tirándole un almohadón luego de soltar mi bolso por alguna parte. El atrapó el mullido almohadón en el aire.
—Te dije que no—exclamó él acercándose a mí en dos zancadas, soltando la almohada y agarrando mis dos brazos con sus manos.—No me voy a ir y dejar que me roben a lo que me importa frente a mis ojos. Es… frustrante.
—Harry…—murmuré, con la vista empañada por las lágrimas.
—No me alejes… no me alejes Val…—una lágrima se deslizó por su mejilla, y su mano tocó mi mejilla y mi cabeza se inclinó ante la caricia automáticamente, ansiando más su tacto.—Nos pertenecemos Valerie… lo sabes… siempre…
Tomó mi rostro con sus dos manos y acercó sus labios a los míos. Yo no podía dejar de mirar sus verdes y ahora cristalinos ojos.
—Déjame hacerte el amor Valerie… por favor—él casi rogó.
Y no pude más, no pude más. Nos besamos casi con desesperación, aferrándonos del otro como si el mundo se estuviera acabando y aquellos fueran nuestros últimos minutos juntos. El retrocedió hasta que mis piernas tocaron el borde de la cama. Me dejó caer suavemente, y él se dejó caer sobre mí, apoyando su peso en sus brazos, como si me fuera a romper. Con mis manos en su espalda, lo atraje más hacia mí, para que cayera sobre mí. Su peso sobre el mío era en cierto modo… agradable.
Mis manos se dirigieron hacia el borde de su camiseta para levantarla, de paso, tocando la piel de su espalda. El se irguió y se la pasó por la cabeza, arrojándola hacia algún lado. Toqué su torso bien formado y lo tomé por el cuello para volver a unir nuestros labios. Se deshizo rápidamente de mi blusa, arrojándola lejos también. Aproveché que estaba apoyado en su brazo para dirigir las manos entre nosotros y desabrochar sus jeans. Pasé mis manos por su espalda y bajé lentamente en dirección a su espalda baja, pasando las manos por debajo de su pantalón, tocando su trasero. El no aguantó y se los quitó velozmente. No me di cuenta ni siquiera de el momento en el que se había sacado las converse.
El desabrochó mis pantalones y los arrojó al borde de la cama. Bajó sus besos por mi mandíbula, hacia mi cuello, donde hincó sus dientes, haciéndome soltar un jadeo. El se había acomodado entre mis piernas, y sus manos acariciaban mis muslos desnudos. Se entretuvo en mi clavícula y en mis hombros, se detuvo un momento en el valle de mis pechos y luego siguió bajando por todo mi abdomen, dejando besos húmeros, pasando su lengua, dedos, su nariz, haciéndome soltar varios jadeos.
—No aguanto más—juntó nuestras frentes cuando volvió a subir. Nos deshicimos de la ropa interior y de algún lado él extrajo un preservativo, el cual se colocó rápidamente. Se acomodó entre mis piernas y entró en mí con una profunda estocada. Lo sentí en lo más profundo de mí.
—Dios mío—gemí, apretando las sábanas con mis manos.
—Estás apretada, princesa—gimió él en mi oído. La piel se me puso de gallina cuando lo escuché llamarme así, nunca lo había hecho, y menos con tanta dulzura. El, que no se demostraba tan dulce con nadie, me llamaba “princesa”.
Harry aumentó las embestidas y sus labios acapararon los míos, tratando de acallar mis gemidos que se hacían cada vez más audibles. Dejaba marcas de mis uñas en su espalda.
—Harry—lo llamé, apoyándome en mi codo de improviso, haciendo que él se detuviera, aún sin salir de mí.
—¿Qué sucede? ¿Te he lastimado?—preguntó preocupada, acariciando mi mejilla.
—He sentido que la puerta se ha cerrado… y no la dejaste abierta—miré hacia todos lados, nerviosa.
—Yo no escuché nada—él besó mi cuello y me hizo recostarme nuevamente, siguiendo con las embestidas rápidamente.
—Casi llego—dije apretando mis piernas en torno a sus caderas.
—Ven, llega para mí, princesa—es bastó para que explotara y me sintiera libre. Unas cuantas embestidas más, y Harry gimió en mi oído, apretando las sábanas con sus manos a cada lado de mi cuerpo. Me sentía plena, llena.
Me miró, y me volvió a besar, esta vez más dulcemente. Se separó y miré sus ojos verdes, ahora brillantes mientras él acariciaba mi rostro suavemente con su mano.
Cuando reparé en algo…
—Liam…—murmuré.—Maldición—aparté a Harry de un empujón. Me había olvidado totalmente de Liam.—Harry… esto fue un error… un completo error, yo estoy con Liam… yo lo amo…
—¿De verdad lo amas, Val?—me miró dolido, sentado a mi lado. Sí lo hacía, amaba a Liam, pero mirando a Harry, no me salían las palabras para decirlo.—¿Eso significa que ya no me amas? ¿Ya no sientes nada por mí?
—Esto fue un error Harry—repetí, evitando su mirada—. Será mejor que te vayas, esto nunca debió pasar.
—¿Te arrepientes? Mírame Val, dime que te arrepientes y me iré de tu vida para siempre. Me alejaré de ti y no volveré a molestarte nunca más.
—Yo…—no pude decirlo, porque por más que me dolía la traición que había cometido, no me arrepentía de haberlo hecho con Harry.—Tú está con Tania ahora… será mejor que te vayas…
—¡He llegado!—una voz interrumpió. Venía desde abajo y era reconocible. Era Tania.
—Vete ahora, no vaya a ser que se dé cuenta. Vístete y ve a su habitación, dile que viniste por ella—dije atropelladamente, con lágrimas en los ojos.
—Si eso es lo que quieres—murmuró quedamente. Me cubrí con las sábanas y me quedé observándolo mientras se vestía. Luego de pasar la camiseta por su cabeza, se dirigió a la puerta y se giró a mirarme por última vez. No me había percatado de que había estado llorando… se limpió las lágrimas con el dorso de la mano furiosamente y miró el suelo antes de levantar la cabeza y mirarme con sus tristes ojos.—¿Sabes?—su voz se quebró. Respiró forzosamente y continuó—. Eres la primera con la que hago el amor—y dicho eso, cerró la puerta.

noo por qué tiene que suceder eso??
que todo se arregle rapido, maten a tania eso soluciona todos los problemas :D