When you start to believe {Novela colectiva}

Eh, Cammi tiene razón!
Yasser, me estás dejando tirada!! To' mal, to' mal...
Me ilusionaste para nada!! :(

YassGenao escribió:

- Mandy, olvidate de mi, vete con tu Nella si tanto la quieres r.r e.e :P

Ñañañaña tengo celos, estoy de los pelos, con peluca estoy de la nuca, cantando esta canción!! ♫♪



{ No es que esté cantando Panam para tirar indirectas.. No, eh? yo no soy así.... cofcofMENSAJEPARAYASScofcof... uff que tos :D }

Llegué! Cómo están?
Yo congelándome like a pingüino : |

Ustedes dos... se que están ahí, los veo conectados.
Arreglo una cosa de último minuto y subo el cap : )

Waiting, waiting for Debbie's chapter C:

YassGenao escribió:Ella lo hace aproposito xDD Sabe que estamos conectados e igual nos deja esperando xDD

IDEM!

Sufran :twisted:

ajajajaj na mentira, ahora si les dejo el cap.

- Dejaré de buscar, es inútil - Comentó cerrando el libro de golpe y dirigiendo su mirada hacia el chico que no despegaba la vista de "El noble deporte de los magos" - Samuel, es la tercera vez que lo leo y no hay nada. Esas fechas son inexistentes en este libro...

McGonagall les había asignado a Krum como tutor así que tal como lo habían sospechado en un primer momento, su trabajo se basaría en algo relacionado con Vuelo y por ende, Quidditch. Y como no podía ser de otro modo, estaban en lo cierto.
La primer indicación escrita en brillante tinta negra sobre el amarillo pergamino que McGonagall les había entregado, era clara: "Dirigirse al Campo de Quidditch".
Al llegar, divisaron a Krum que los esperaba en la entrada misma al Campo y al parecer, eran los únicos que estaban allí.
Había sido breve en cuanto a explicaciones. Debían investigar sobre ciertos acontecimientos sucedidos en distintos partidos, partiendo de unas fechas que acababa de dictarles y de una pequeña insignia formada por dos escobas entrecruzadas con una llama azul que parecía envolverlas, y que el profesor de vuelo había depositado en la mano de Alice.

- Por qué no vas a la biblioteca? Pregúntale a la señora Pince, quizá ella pueda ayudarnos un poco si le decimos lo que necesitamos - Comentó él, rascando su cabeza.
- Si, creo que solo con tu libro y "Quidditch a través de los tiempos" no va a ser suficiente - Suspiró con pesadez y se levantó del frío piso de piedra para luego sacudir su capa - Oye... por qué no mejor nos tomamos un descanso? Llevamos cerca de dos horas aquí en el Campo.
- Si, comenzará a dolerme la cabeza si sigo con ésto - Apuntó el libro y lo dejó a un lado.
- Te parece encontrarnos en la Sala de Trofeos, dentro de cuarenta y cinco minutos? - Preguntó Alice echando un vistazo alrededor - Dudo que aquí encontremos algo que pueda servirnos.
- Lo que diga la jefa.
- No seas payaso Hender - Se quejó frunciendo el ceño al observarlo reír.
- Qué mal humor...
- Tengo hambre y necesito distraerme - Se excusó - Me voy y espero que te aparezcas luego. No pienso terminar el trabajo sola.
- No me subestimes Goodrich - Sonrió para luego despedirse de la chica con un gesto de su mano - Cuarenta y cinco minutos, voy a controlarte.
- Qué estupidez...


Uno, dos, cuatro libros cargaba en sus brazos al salir de la biblioteca. Claro estaba, no podría ir con ninguno de sus amigos porque debían estar ocupados con sus respectivos compañeros de clase y caminar hasta el séptimo piso para ir a su Sala Común no le llamaba la atención en ese preciso momento. Y pensando, no haría la gran cosa quedándose en su Sala Común.
Aunque por supuesto que caminar hasta el tercer piso, no le molestaría. Después de todo, allí se encontraba su lugar y a tan solo unos metros de la Sala de Trofeos. Llegaría puntual y podría molestar a Samuel con eso luego.

No había nadie en el pasillo al asomarse, así que rápidamente colocó su mano en el lugar indicado con los cinco círculos y luego de unos segundos, se encontró adentro de aquella habitación que tanto le agradaba.
Observó todo unos minutos, como siempre hacía cada vez que regresaba.
Cada cosa seguía en su lugar, menos claro, los libros que había estado revisando una noche luego del episodio en clase de Astronomía. En contra de su regla de "No tocar absolutamente nada de lo que hay en la biblioteca", la castaña había tomado cerca de seis libros y se había pasado toda una noche leyendo página tras página. Pasándolas con sumo cuidado, temiendo que se desintegrasen en sus manos. Cuando creía que no encontraría absolutamente nada mas que viejos textos de Historia de la Magia o Herbología; y para su propia sorpresa, aquellos libros resultaron ser mas interesantes de lo que esperaba. Y como si de un milagro se tratase, encontró algo que, a una persona conocida, podría llegar a interesarle de sobremanera.
Ahora, aquellos empolvados pedazos de historia, reposaban desordenados en la vieja biblioteca y el polvo de los mismos, se dejaba ver en la mesa que relucía a la luz de las pequeñas velas que flotaban sobre su cabeza.
Una vez mas; la pregunta de quiénes habrían pasado por allí antes que ella, pasaba por su mente. Quién se habría encargado de dejar todas y cada una de las cosas que adornaban el lugar y lo hacían tan especial ante sus ojos y por qué. Por qué el fuego de la pequeña chimenea ardía constantemente. Por qué se escondía ese lugar...
Observó el piano y sonrió con entusiasmo. Quien fuera que estuviera en ese lugar tiempo atrás, estaba haciéndole un gran favor al haber dejado semejante belleza allí.
Decidida, dejó sus cosas sobre la mesa y se acercó a él, para una vez sentada, comenzar a tocar.
Recordaba la canción como si solo ayer la hubiese tocado por última vez. Y juraría que entre nota y nota, podía oír la risa de su hermano por fallar en el intento de seguirla. Era la canción favorita de Avan, ella solía tocarla todas las tardes y alguna que otra vez, había intentado enseñarle aunque claro, el fuerte de su hermano no era la música.
No habían pasado ni cinco minutos cuando unos aplausos la sobresaltaron haciendo que como un golpe seco, presionara un puñado de teclas; produciendo un sonido espantoso que se apoderó de la habitación en segundos.

- Eliox, que haces aquí? - Pregunto confundida la castaña, levantándose del asiento con torpeza al ver al chico.
- No sabía que tocabas el piano, Alice.
- Emm, si. Bueno, yo... - No sabía qué decir. Eliox había evitado su pregunta y se limitaba a observarla con una sonrisa, algo que la descolocaba aún mas.
- Y lo haces muy bien...
- Gracias, supongo - Imaginaba que su cara era un poema pero eso era lo que menos importancia tenía en ese momento. El tema aquí era adivinar cómo rayos había entrado Eliox allí.
- Entonces, te voy a preguntar lo inevitable, qué es este lugar? - Pregunto el Ravenclaw haciendo un gesto con su mano.
- Mi escondite... - Susurro, aunque él consiguió escucharle - Cómo me encontraste?

Iox lanzo una carcajada mientras dejaba que Terry jugara por todo el lugar, poniéndolo en el suelo.

- Deberías tener un poco más de cuidado. Te vi entrar aquí.
- Ahh - Frunció el ceño mientras se pateaba mentalmente.

Se había tomado la molestia de revisar que no hubiera nadie en el pasillo cuando había llegado a la Galería de Armaduras, pero no lo había hecho cuando colocó la mano en la pared. De seguro ése había sido el momento en que él la había visto. Sacudió la cabeza, volviendo al mundo real y se dirigió al chico que observaba encantado el techo del lugar, captando su atención.

- Umm, oye Eliox. Tu... has sabido algo más sobre el Éter?
- No, por qué? Acaso tu si? - Pregunto entrecerrando los ojos.
- Bueno, este... - Dudo, tomándose el brazo y pasó a explicarse - Si, me intereso un poco lo que le dijiste a la profesora, así que intente buscar alli.

Eliox siguió con la mirada la dirección que Alice apuntaba con su mano, hasta llegar a la pequeña biblioteca al otro lado de la habitación.

- Y qué encontraste?
- Bueno aun me faltan muchos libros por los cuales buscar, pero encontré un nombre - Comenzó a caminar hacia el viejo mueble de madera, seguida bien de cerca por el chico que a simple vista, se veía emocionado por la noticia de un nuevo dato.
- Un nombre? - Pregunto intrigado al pararse a su lado.
- Si. El es un astrónomo muy famoso - Tomo uno de los libros mientras hablaba - Aquí dice que es uno de los astrónomos más antiguos que hayan vivido y que justamente ha descubierto muchas cosas referentes a la astronomía... espera que lo encuentre.

Rebuscó en las páginas que había estado leyendo días atrás hasta dar con la indicada. En seguida dio vuelta el libro y se lo enseñó al chico que ahora se encontraba frente a ella expectante. En la primera página que le señalaba, se encontraba una fotografía del hombre de avanzada edad, y bajo la misma, una pequeña biografía.

- Marshall Rats - Eliox leyó el nombre, impreso en letras grades sobre la fotografía - Esto es genial, Alice! Gracias, de verdad. Me urge de veras esta información.
- Puedo preguntar por qué? - Si había algo que estaba confirmado, era que todo aquello había despertado aún mas su curiosidad.
- Lo sabrás, pero luego - Dijo Eliox, echándole una ojeada a la biografía y dejando a Alice extrañada por tanto misterio.


"- Perfecto, Dawn - Soltó Eliox distraídamente, mientras echaba una última ojeada a la página.
- Dawn? Quién es ella? - Alice, totalmente extrañada observó a Eliox que tras pronunciar el nombre de esa chica, por poco tiraba el libro al suelo al cerrarlo de golpe y taparse la boca con las manos.
- Emm, nadie.
- Pero tú me acabas de llamar... - Lo señaló aún mas confundida.
- Sabes que Alice? Tengo que irme, tengo cosas que hacer.
- Si, pero...
- Adiós! - Dijo parándose y caminando hacia la puerta - Ven Terry!"

- Qué rayos le pasa a ese chico? - Habló en voz alta, tirando hacia atrás su cabello de forma exagerada.

Permaneció unos minutos en el lugar, pensando. Luego de cinco segundos, como si de un error espantoso se tratase, se golpeó la frente al darse cuenta de lo que había hecho y salió corriendo del lugar esperando poder encontrar a Eliox.

- No, no, no! - Exclamó al pasar la Galería de Armaduras y doblar atropelladamente en el siguiente pasillo, totalmente desierto - Tengo que ser estúpida!


- Debemos hacerle una pequeña visita a su casa, Alice. Estoy seguro que a ti también te interesa lo que este señor pueda decirme.
- Cuándo iremos? - Pregunto la chica.
- Cuando sea. Pero por la noche - Remarcó Eliox, seguro de lo que haría.
- Perfecto - Dijo ella sonriendo, pero luego pareció recordar algo - Solo hay un pequeño problema.
- Cual?
- Mira en la biografía, dice que ha vivido toda su vida en el España Mágico. Y eso está muy lejos.
- Bueno, eso es lo de menos, Alice. Un simple hechizo de transportación lo solucionara todo.
- En ese caso, está bien.


"En ese caso, está bien"

Qué acababa de pasar!? Nunca en su sano juicio se le ocurriría decir eso como si nada. No sería una respuesta suya... definitivamente no era una respuesta suya.
Era obvio que la curiosidad había sido mas fuerte que su sentido común, pero aún así no podía hacer nada para no sentirse estúpida en ese mismo momento. Alice jamás diría que si a la primera y menos aún le preguntaría "Cuando vamos?" como si de un paseo a los terrenos se tratase. Claro que no.
No iba a mentir diciendo que la idea de embarcarse en una aventura en medio de la noche y por la cual podrían llegar a ser expulsados del Colegio en caso de McGonagall enterarse, no le llamaba la atención ni la tentaba. Pero reconocía que era una locura, una idea descabellada. No sabía cuando a Eliox se le ocurriría ir, no sabía cómo irían hasta España y por sobre todo, no sabían con qué se encontrarían al llegar.
El hombre no parecía ser una mala persona, incluso solo con mirar aquella fotografía imponía respeto y admiración. Muy al contrario que en la fiesta de los Malfoy, donde a Alice le había parecido la cosa mas ridícula del mundo al chocar con él -mientras intentaba escaparse de la mirada llena de odio de Lucius- y ver la forma en que el hombre iba vestido. Dudaba que algo malo llegase a pasar pero aún así, seguiría diciendo que la idea de Eliox era una completa locura.
Y ella tampoco lo conocía del todo a él, no lo suficiente... vamos, que en realidad no lo conocía de nada. Apenas y había hablado algunas veces con él, y ahora estaba metida hasta el cuello con todo ese tema de Éter y lo que fuere que el chico quisiera averiguar. Pero había quedado en ayudarlo y lo haría.

Se quedó en el lugar pensando, dejando que los minutos pasaran sin darse cuenta que ya era la hora convenida con Samuel para reunirse de nuevo.

- Si mis padres se enteran de esto me matarán. Me mandarán a un colegio en Alaska... - Susurró asumiendo lo que se le venía encima - Definitivamente debo aprender a cerrar la boca. No, mejor aún, debo dejar de ser un imán para los problemas.
- Hablando sola en medio del pasillo... - Comentó Samuel entre risas al ver la cara de Alice al voltear a verle - Qué imagen encantadora.
- No te burles, estoy en medio de una crisis existencial.
- De acuerdo señorita problemas, encontraste algo en la biblioteca? - Preguntó cruzándose de brazos.
- Si, yo dejé los libros en... maldición! - Volvió a golpearse la frente al recordar que los había dejado dentro del bolso que ahora se encontraba sobre la mesa de su escondite; el cual justamente se encontraba a solo dos metros de la Sala de Trofeos - Debo dejar de hacer eso... tu espera aquí, yo... iré por mi bolso.
- Te acompaño, vamos para el mismo lado Alice...
- NO!! - Chilló poniendo sus manos en los hombros del chico, deteniéndolo en la marcha - No, porque... Luna acaba de avisarme que hay Nargles en el pasillo y sospecha que los Hufflepuff no son de su agrado.
- Te sientes bien, Alice? Porque acabo de ver a Lu...
- Si, pfff estoy perfectamente bien - Sonrió restando importancia con su mano - Solo quédate aquí, yo iré a revisar que no haya nada extraño y vengo por ti. NO-TE-MUEVAS!!

Sin dejar que Samuel pronunciara palabra alguna, salió corriendo hacia su escondite y tomó el bolso de forma atropellada para volver tan rápido como sus pies se lo permitieran. Al llegar a Samuel, sonrió lo mas calmada mente posible, cosa que al parecer divirtió aún mas al chico de ojos grises que la observaba como si hubiese perdido la cabeza.

- Eres todo un misterio, Alice - Sonrió - Cada vez me caes mejor.


- Es todo borroso y juro que aún puedo sentir el golpe - Comentó Alice pasando de página, mientras señalaba su cabeza con la mano izquierda - Desperté una semana después en la enfermería.
- No te creo! - Rió, pasando su mirada de las vitrinas a la castaña sentada en el suelo - Es que... te he visto en clases de Vuelo y en los entrenamientos! Eres demasiado buena como para que eso te pase a ti.
- Te recuerdo nuevamente que eso sucedió el primer año que entré al equipo. Madame Hooch nos dejó en el campo para que practicásemos, estábamos emocionados y toda la cosa... - Explicó levantando la mirada hacia el frente - Además, prácticamente me crié con los Weasley así que ya te puedes ir imaginando cómo fue todo.
- Tu y los gemelos haciendo el tonto.
- Si... y aún sigo sin poder adivinar de dónde salió esa Bludger. Aunque sospecho de George, siempre dijo que cuando tuviera una oportinidad, se vengaría de mi por haber roto su escoba cuando éramos niños...
- Increíble.
- Los encontré! - Chilló levantándose con el libro para enseñarle a Samuel lo que acababa de hallar - Esta insignia era usada hace cosa de un siglo atrás por los jugadores de Ravenclaw y coincide con éste partido! Diez puntos para mi.
- Bien Alice, uno de... cinco - Exclamó negando divertido, por la expresión en el rostro de la chica - Esa fotografía no tiene nada que ver con nuestro partido pero... buena falta cometió ese chico.
- No fue una falta suya Samuel, está claro que le jugaron una broma. Presta atención, ves como se miran los dos que están atrás?
- Si...
- Es obvio que lo planearon todo para que resultara así... en qué estás pensando, eh Hender? - Preguntó extrañada al ver como el chico entrecerraba los ojos y sonreía pícara mente.
- Solo me preguntaba qué cara pondría Sthormfiren en una situación como esa...
- Bueno... Samuel, a veces las personas se merecen que les jueguen una broma inocente si no se lo esperan- Comentó palmeando el hombro derecho del chico, riendo al recordar el episodio con Victoria.
- Qué está tramando esa perturbada cabeza que tienes?
- Nada, solo digo que cualquiera podría sabotear la escoba de otro y hacer que parezca un accidente.
- Alice...
- Claro que depende de ti - Comentó sacudiendo la cabeza y mirando hacia arriba distraída mente - Después de todo, no soy yo la que siempre quiso ser capitana del equipo...
- Manipuladora - Alice sonrió satisfecha al chico dirigirle una mirada cómplice - Estoy dentro...


- Qué hacemos ahora?
- Esperar.
- Llevamos esperando quince minutos a que ese tonto aparezca por alguno de estos pasillos, Alice. Por eso mi pregunta... - Se quejó Samuel descruzando los brazos para luego recostarse en la pared - No vendrá.
- Si lo hará - Resopló con frustración - Dean me dijo que escuchó a Brandon decirle a Austin que McGonagall lo estaba buscando.
- Quién es Dean?
- Un amigo... no te has dado cuenta que hemos estado siguiendo a McGonagall desde que salió de su despacho?
- No, porque cada vez que quiero asomarme a ver, tu me empujas. Y le dejaste un pasillo de ventaja... la vamos a perder.
- Te aguantas por no saber disimular! - Soltó la castaña, divisando a las dos personas que esperaban - Ahí están...
- Ahora me dejas ver! - Exclamó, asomando su cabeza por encima de la leona - Alice, el pasillo está lleno de gente.
- Esa es la idea - Sonrió.
- Qué vas a hacer?
- Observa a Austin.

Con un mínimo movimiento de su varita, Alice apuntó hacia Austin que se había detenido en medio del pasillo a hablar con la directora. Segundos después una carcajada general acompañaba los colores que subían y bajaban en el rostro del chico de séptimo año; que de forma exasperada, intentaba ponerse los pantalones.
Luego de que Alice pronunciara el hechizo, éstos habían bajado de golpe dejando al Hufflepuff en calzoncillos frente a la propia McGonagall y en ridículo ante todos los estudiantes que se encontraban allí.

- Directora, yo... - Alice y Samuel se desternillaban de risa viendo como Austin intentaba excusarse y luchaba por tapar la ropa interior a rayas y al mismo tiempo subir sus pantalones - Yo... USTEDES!!
- Nos vio!! - Chilló Alice empujando atropelladamente a Samuel al otro lado del pasillo, al ver que Austin dirigía la mirada en su dirección y los señalaba enojado mientras comenzaba a acercarse - No se tu pero yo voy a correr!!
- Te sigo!
- Voy a matarlos! - Gritó el Austin mientras iba tras ellos.
- Esto ha sido de lo mejor! - Exclamó pegando un salto para esquivar a un alumno de primero que se encontraba agachado en el suelo - Viste su cara!?
- Si tuviera la cámara de Sam le sacaba una foto, la ampliaba y la colgaba en medio del Gran Comedor! - Rió a carcajadas la castaña.
- Par de zoquetes, puedo escucharlos!
- Qué no se cansa? - Susurró Alice riendo y respirando entrecortada mente mientras salían a los terrenos a toda velocidad.
- Al parecer vamos a tener que escondernos, dudo que desista.
- Pues va a ser mejor que guarde las energías para luego, ésto solo fue un pequeño calentamiento...
- Qué vas a hacer? Oh espera, no hablabas en serio cuando dijiste lo de... - Alice tiró de su túnica y le obligó a esconderse tras el montón de calabazas a un lado de la cabaña de Hagrid - Alice...
- Yo no he dicho nada! - Rió al ver cómo un Austin desesperado intentaba zafar de las enormes manos de Hagrid que lo retenía, tomándolo por los hombros. El hombre los había visto llegar corriendo y esconderse, y había salido al rescate - Esta vez tu solito lo has pensado.
- Es que quieres matarlo acaso!? Que le de un infarto? - Exclamó señalando a Austin que tras desistir en su intento por librarse de Hagrid y dirigir una mirada asesina hacia ellos, emprendía el camino de regreso hacia el castillo - Mira cómo lo dejamos solo con bajarle los pantalones.
- Mira que soy exagerada pero tu... tu hoy me ganas hasta por demás.


Le costó levantarse esa mañana. Si no fuese por Hermione que se empecinó en hacerla despertar y lo logró dando vuelta su colchón -ya enfadada- haciéndola caer al suelo, se hubiese quedado durmiendo lo que restaba del día. No le importaría estar tirada en medio de la habitación, solo quería dormir al menos por cinco minutos.

- Por favor Alice, se te hará tarde - La regaño colocando las manos en su cadera, observándola - Tenemos libre las dos primeras horas y por si no lo recuerdas, hace dos días prometiste acompañarme a la biblioteca para hacer que Harry y Ron terminen sus trabajos de Transformaciones.
- Dos horas!? Dos malditas horas y tu llamándome para que te ayude a que ese par termine sus trabajos!?- Chilló enojada, lanzándole la almohada para luego tapar su cabeza con las sábanas - Déjame en paz!
- Qué son todos esos gritos... y qué hace Alice en el suelo? - Preguntó Ginny al aparecer en la puerta del dormitorio.
- Tienes diez minutos para estar en pie, Goodrich. No me hagas volver por ti.

Respiró profundamente y dejó salir el aire acumulado, muy lentamente. Las chicas habían abandonado ya la habitación por lo que el silencio reinaba en el lugar. Pestañeó un par de veces para despejarse y dejar que vista se acostumbrase a la luz que bañaba el dormitorio.
Hacía dos días que su sueño se veía interrumpido bruscamente por una borrosa pesadilla en la que nunca lograba ver con nitidez el rostro de los que aparecían en ella. Una pesadilla que se repetía una y otra vez durante la noche.

La joven corría. Su vestido gris desgarrado y manchado de su propia sangre, ondeaba con la brisa mientras atravesaba el bosque en un intento desesperado por huir. Estaba claro que escapaba de ellos. La perseguían sin descanso, no iban a desistir porque no había nadie que les detuviera esta vez. Estaba completamente sola y así era como la querían. Sola y sin nadie que pudiera ayudarle.
Se oía su llanto, desesperado y lleno de terror. Ella sabía que ésta vez era la definitiva. Sabía que sería la última vez que se enfrentaría a ellos, a los cazadores. La última vez que les vería la cara. Y su última oportunidad de vengarse.
Golpeó el suelo al caer ya sin fuerzas para seguir adelante. Temblaba y su corazón parecía querer salir de su pecho. No sabía cuánto tardarían en llegar, pero si de algo estaba segura, era que ésta sería la última vez que se metían con ella y aquellos a los que quería.

- Dawn Clearweather, por qué siempre tienes que estar en medio? - Se dejó oír una voz en las sombras. Scarlett se dejaba ver segundos después, envuelta en su capa negra - No sabes cuánto nos has complicado la existencia. Deberíamos habernos deshecho de ti en primer lugar...
- Ahora tienes la oportunidad de hacerlo - Susurró Dawn sonriendo amargamente mientras secaba una lágrima que se deslizaba silenciosa por su mejilla - Tu y los que vinieron contigo...
- Si, tienes razón... y aún queda uno de ellos con vida - Comentó Christine apareciendo a un lado de ella, siendo seguida por otras personas encapuchadas que la rodearon, entre ellos la chica de quien había estado escondiéndose desde hacía un tiempo - No podemos arriesgarnos a dejarte ir por ahí, cierto?
- Sabotear nuestros planes otra vez? - Scarlett negó con la cabeza mientras la observaba con repugnancia- No lo creo...
- Vas a acompañar a tus amigos pronto, mi querida Dawn.
- Veo que trajeron a Elise con ustedes, para que al fin acabe conmigo...
- Me has extrañado? - Preguntó acercándose hasta quedar a su altura.
- No realmente, comenzaba a creer que habrías perdido las agallas para dar la cara y hacerte cargo de lo que te fue encomendado.
- Alguien acaba de hacer enfadar a la pequeña Elise... - Canturreó Christine con una sonrisa cínica en el rostro mientras observaba el semblante serio de su compañera que se ponía de pie lentamente y apuntaba a la joven con su varita.
- Crucio! - Un grito agudo y desesperado se dejó oír en medio de la noche. Sintió como si mil y una vez su piel fuese desgarrada, como si cien cuchillos se clavasen en su cuerpo. Un dolor tan profundo que hacía a cualquiera suplicar por la muerte misma para no tener que seguir sintiendo aquello.
- Sabes Dawn, es una lástima que la pequeña Sophie no llegue a conocer a su mamá - Habló Scarlett arrastrando las palabras en el momento que la joven dejaba de retorcerse.

Se tensó. Eso había sido un golpe duro, porque la chica tenía razón y ahora como nunca, le dolía en lo profundo de su alma saber que nunca volvería a ver a la pequeña. Saber eso, dolía incluso mas que cualquier maldición.
Cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas comenzaban a bajar silenciosas por sus mejillas nuevamente y respiró profundamente.
Escuchaba la risa de Scarlett hacer eco en cada rincón del bosque, como si el mismo se hubiera apagado, como si de repente supiera lo que estaba por suceder y ya no tuviera el mismo encanto de los días en los que se paseaba por allí con Devonne. Como si ya no tuviese vida...

Se estremeció al ver el brillo en la mirada de Christine. Estaba claro que todos estaban emocionados por verla indefensa frente a ellos en el suelo. Después de todo, Dawn siempre había estado ahí para proteger a los hermanos, frustrando sus planes, sabiendo cuando se acercaban y consiguiendo que se escondieran hasta que el peligro desapareciese... menos claro, cuando los cazadores se fortalecieron y las cosas se salieron de control imposibilitando cualquier intento por mantener a Kate, Rose, Marie y Devonne a salvo.
Bajó la mirada. Sabía que solo le quedaban unos minutos como máximo. Unos minutos y todo habría acabado allí.
Sentía que los segundos pasaban lento, como si el tiempo mismo se estuviese deteniendo poco a poco para darle tiempo a recordar, para revivir cada momento, para que las imágenes y las risas de aquellas personas volvieran a su mente. Las discusiones con Marie, el día en que Ryan la había visto cuando creía que era invisible para el mundo, las veces que se había sentado a tocar el piano con Devonne en aquella habitación escondida en el castillo, las veces que Kate salía en su defensa cada vez que Christopher la molestaba, las pocas pero largas charlas con Rose, los últimos días junto a su hermana y sobre todo, la imagen de si misma junto su hija y Alan, el hombre al que no le importó su legado y la eligió a ella sobre todas las cosas. El mismo que había jurado permanecer siempre a su lado sin importar lo que ocurriera. El mismo que no desistió cuando ella intentaba alejarlo, porque prefería eso a perderle.
Una pequeña hoja se dejó caer frente a ella, desde lo alto de un árbol; y fue en ese instante en que lo comprendió, que lo sintió. Que ya era hora...
Abrió sus ojos de golpe, haciendo que los demás -que no dejaban de observarla- se sobresaltaran.
El aleteo de un ave en la lejanía, el sonido de una rama al quebrarse y de un momento a otro, todo era diferente.
El viento comenzaba a soplar con furia, azotando las copas de los árboles, meciéndolos como si una guerra misma se librase entre sus copas. A lo lejos, el agua del río se revolvía con fuerza mientras la corriente seguía su curso. La tierra había comenzado a temblar sin control y un calor insoportable se había apoderado del ambiente, sofocándolos, haciéndoles casi imposible respirar.
Ellas aun estaban en el bosque, no se habían ido, no del todo.
Podía sentirlas, a las cuatro.

- Qué estás haciendo!? - Gritó furiosa Elise, mirando a su alrededor.
- Mátala ya! - Pronunció Scarlett que caía al suelo por las bruscas sacudidas - Hazlo ya, maldita sea!

Dawn sonrió serena mirando al cielo. Ryan estaba cerca.
La luz que se filtraba por un hueco entre las copas de los árboles, iluminó sus ojos en el momento que Elise levantaba su varita y le apuntaba.

- Si yo me voy, ustedes se van conmigo - Susurró casi inaudible mente y a tiempo para clavar su mirada en los ojos de la chica que tenía en frente.
- Avada Kedavra!

Se pasó las manos por el rostro intentando apartar las imágenes de su mente y lentamente se levantó del suelo, tropezando con las sábanas blancas.
Su baúl, abierto a los pies de su cama, dejaba ver en su interior frascos vacíos, pergaminos, ropa y plumas que se entremezclaban junto a otras cosas. Tardó unos minutos en encontrar su uniforme completo. Si bien su capa se encontraba sobre una silla junto a las otras prendas, sus camisas parecían haber desaparecido en el desorden de su baúl. Suspiró al lograr rescatar una, escondida bajo un buzo de abrigo que Molly le había regalado hacía dos Navidades y se levantó con pesadez a recoger las sábanas. Minutos después, se encontraba ya cambiada frente al espejo del cuarto de baño.

Ni el agua helada que salía del grifo, conseguía apartar las imágenes de aquel sueño que parecía no querer salir de su cabeza.
El grito desesperado de una chica luego de que una brillante luz blanca se extinguiera junto con la vida de las personas que estaban en aquel bosque y la melodía que se dejaba escuchar como si acompañase el final mismo de aquella historia, era lo que la despertaban incontables veces durante la noche. Eran los culpables de su mal humor y de aquel color espantoso que se había apoderado de la zona baja de sus ojos y del que ya había desistido en intentar cubrir.
Esos sueños debían parar y pronto.


- Has intentado hablar con ella, Hermione? - Susurró Harry mientras observaban preocupados a Alice que se mantenía inexpresiva, sentada en la otra punta de la mesa mirando fijamente una de las estanterías.
- Parece como si estuviera en trance...
- Si, cuando estábamos en la Sala Común - Se explicó la chica, evadiendo el comentario del pelirrojo - Pensé que simplemente se había molestado por haberla despertado de esa forma.
- No creo que solo por eso haya quedado así - Insistió Ron observando a Hermione.
- Yo tampoco lo creo, además, desde que salimos no ha dicho nada y ni siquiera quiso desayunar.
- Ahora que lo recuerdo, Dean me dijo que no ha dormido bien los últimos días - Harry pasó su pergamino a Hermione y observó a Alice que ahora se llevaba las manos a las sienes - Al parecer, estuvo hablando con ella en Transformaciones y consiguió que le dijera qué le sucedía.
- Y cuando Cursell se le acercó ayer en clase terminó hecha un manojo de nervios, recuerdan?
- Ron tiene razón...
- Chicos - Pronunció Alice bostezando al levantarse, interrumpiendo a Hermione - Creo que saldré unos minutos...

Sin siquiera molestarse en escuchar a Harry que preocupado al verla tan ida, también se había levantado; salió rápidamente de la biblioteca chocando unos metros después con Elizabeth Greenwood que la detuvo tomándola del brazo.

- Hey, estás bien? Alice..- Preguntó preocupada la chica de ojos violetas, haciendo que levantara su mirada sobresaltada al escuchar su nombre - Estas...
- No, yo... tengo que irme - Susurró comenzando a alejarse de ella hasta perderse en los pasillos.

Se dejó caer frente al piano. Sabía que la única forma de hacer que esa melodía la dejara en paz, que dejara de darle vueltas en su cabeza, persiguiéndola y recordándole aquel sueño, era tocando.
Tocando como si nada mas importara. Tenía que hacerlo, sentía la necesidad de sacarlo, de que cada nota que se reproducía una y otra vez en sus recuerdos, desaparecieran en el silencio de aquella habitación.
Respiró profundamente y de forma automática dejó que sus manos se deslizaran por las relucientes teclas del piano. La melodía era exactamente igual y podía revivir cada segundo de su sueño con ella.
Cerrando los ojos podía ver a aquella chica que llegaba corriendo luego de que la luz desaparecía, y gritaba tirada en el suelo mientras observaba los ojos vacíos de su hermana. Porque eso eran, hermanas. No tenía idea de cómo, pero sabía que lo eran.
Ella gritaba desesperada mientras sacudía a la otra chica tratando de que despertase y parecía que la vida se le iba en ello. Gritaba su nombre, el mismo que había mencionado antes la tal Scarlett y el mismo que Eliox le había dicho a Alice cuando la había encontrado días atrás en aquel mismo lugar.
Dawn.
Y aquella chica que había aparecido al final no era la única, Alice aun con los ojos cerrados podía ver como un chico corría a toda velocidad y atravesaba el bosque en la misma dirección.

Podía sentir el vacío apoderándose de ella mientras llegaba a las últimas notas, sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento.
Pero no podía parar allí, debía terminar... las imágenes comenzaban a hacerse mas nítidas. Podría descubrir el rostro de los jóvenes...
En la última nota paró de tocar de golpe al abrir los ojos un segundo, haciendo que la melodía se evaporase en el silencio. Frente a ella se encontraba alguien o algo, no sabría bien como describirlo en ese momento por la confusión.
La Dama Gris la observaba sonriendo con nostalgia y a pesar de ser tan solo un fantasma, Alice podría jurar que un brillo especial se apoderaba de los ojos de la joven.
Sacudió la cabeza y pasó las manos por sus ojos pensando que tal vez comenzaba a alucinar por el fuerte dolor de cabeza y las pocas horas de sueño. Pero fue en vano. Porque el fantasma de Helena Ravenclaw, realmente estaba frente a ella observándola.
Lo extraño era, que sabía perfectamente que la Dama Gris no se aparecía frente a cualquiera. Solo lo hacía con estudiantes que pertenecieran a su casa y de vez en cuando los ayudaba cuando se perdían en el castillo o no lograban encontrar alguna pertenencia. Nunca había escuchado que a algún Gryffindor, Hufflepuff o siquiera a un Slytherin se le apareciese de ese modo.

- Recuerdo esa canción, la recuerdo como si tan solo hubiesen pasado unos minutos desde que la escuché por última vez - Pronunció la joven que parecía haber encontrado algo en los ojos de Alice - La última vez que te oí tocar... fue hace tanto tiempo. Ya casi lo había olvidado, el piano, los otros chicos, casi había olvidado este lugar.

Sitió que todo comenzaba a darle vueltas al momento en que se puso de pie. No entendía de qué estaba hablándole. La última vez que la había escuchado tocar? Apenas había oído esa melodía en sueños.
Acaso todo el mundo estaba enloqueciendo en estos días?

- Creo que está confundiéndome con alguien mas - Tartamudeó mientras comenzaba a caminar hacia atrás.
- No, claro que no. Ahora lo recuerdo todo perfectamente aunque claro, tu bata no es la misma que entonces...
- De qué rayos me está hablando?
- No lo recuerdas? - Se acercó a Alice que comenzaba a sentir que le faltaba el aire - Dawn...

Alice no había conseguido escuchar lo último. Sintió como su vista se nublaba poco a poco y el dolor de cabeza le ganaba haciendo que perdiera el control de su cuerpo y cayera inconsciente en medio de la habitación.


El francés caminaba apresurado hacia allí. Cómo no se le había ocurrido ir a aquel lugar en un primer momento?
Llevaba un buen rato buscando a su amiga por el castillo.
Según lo que Hermione Granger había dicho al salir de clase, al él preguntar por Alice; la chica no había regresado con ellos luego de marcharse de la biblioteca. Y Eustace suponía que algo habría pasado para que no se presentase luego a Encantamientos. No solo porque jamás faltaba a clases, sino porque debía entregar un trabajo y sabía perfectamente que aunque estuviera en la enfermería, vendada de pies a cabeza; su terca amiga se encargaría de hacerle llegar el pergamino a Flitwick. Cosa que obviamente no llegó a suceder.

- Alice...

Corrió al verla en el suelo.
Trató de hacerla reaccionar zarandeándola, sin obtener resultado y decidió esperar a que despertase.

- Vamos Alice, no me hagas esto - Susurró pegando su frente con la de ella, unos minutos después. La había levantado un poco del suelo y se había sentado junto a ella mientras la aguantaba en sus brazos.
- Podría contar tus pecas si me lo propusiera, sabes? - Bromeó ella, haciendo que el chico se apartara un poco y suspirase aliviado - Qué pasó? Me desmayé? Mi cabeza está matándome...
- Por Merlín, despertaste - Se echó hacia atrás pasando una mano por su cara - No fuiste a clases y luego cuando entré y te vi creí que...

Se detuvo al imaginar lo que no quería decir.

- Que Pansy y Bianca pudieran haberme seguido hasta aquí y se hubiesen divertido un rato conmigo? - Sugirió Alice con una ceja en alto, notando la preocupación en el chico y disimulando una sonrisa al darse cuenta que su amigo había pasado por alto un pequeño detalle, ambas chicas estaban en el mismo curso y por ende habían estado en clase con él.
- Si... - Bajó su mirada mientras la ayudaba a sentarse a su lado.
- No podrías vivir sin mi, eh Slightouth? - Una sonrisa asomó en el rostro de Eustace al oírla - Todo da vueltas...


- Lamento haberte asustado.

Habló con la vista fija en el puñado de césped que acababa de arrancar y arrugó la frente al mirar hacia el cielo. El sol brillaba ese día y bañaba los terrenos del colegio resaltando los colores. El verde del césped brillaba, las flores parecían recién pintadas y el cielo celeste se expandía limpio y sin nubes hasta el horizonte, mas allá del límite con el Lago Negro y las montañas.
La luz del sol hacía que los ojos de Alice se dejasen ver mas claros y arrancaba destellos dorados del cabello de Eustace cuando éste se movía.


- Estaré bien, Eustace... estoy bien - Soltó la castaña intentando levantarse - Solo iré a mi Sala Común.
- Alice, no puedes coordinar tus pies y piensas subir cuatro pisos por escaleras?
- Buen punto - Se rindió, complaciendo al francés - Tu ganas.

De ser necesario, se negaría mil y una vez a dejarla ir sola hasta la torre. Era obvio que aún todo le daba vueltas, así que creyó que lo mejor sería llevarla hasta los jardines a que el aire fresco de la mañana la despejase.

- Puedo sola... - Se quejó la chica - Ya no estoy tan mareada, lo ves?.
- Si, claro... así no llegarás sana ni al pasillo - Exclamó negando divertido antes de acercarse y tomarla por sorpresa - Ven aquí, Goodrich.
- No, qué haces!? - Chilló mientras Eustace la cargaba y comenzaba a caminar con ella en su hombro - Bájame... que me bajes!
- No lo haré.
- Eustace, de verdad te lo pido. No es la mejor forma de cargarme - Suplicó respirando profundamente, dejando que su cabello cubriera su rostro- No quiero decorar tu uniforme, créeme que no quiero hacerlo.
- Es asqueroso pero correré el riesgo - Aseguró riendo - Prefiero eso antes que verte rodando por una escalera.


- Con la cantidad de veces que te he asustado a ti Alice, no tendrías ni que decirlo - Sonrió - Entonces, se apareció así sin mas?
- Exacto.
- Segura que no lo imaginaste, Alice? - Preguntó pasando una mano por su cabello - Hace cinco minutos, me dijiste que no has estado comiendo ni durmiendo bien éstos días- La miró preocupado - Te desmayaste...
- Comienzas a sonar como mi padre - Despegó la vista de la pequeña Torre Eiffel que colgaba de su pulsera y volteó a verle - Eustace, no voy a mentirte. Yo también creí que podría estar alucinando por las mismas razones pero no. Ella realmente estaba ahí...
- Y el sueño...
- Solo se repite noche tras noche, ya te lo he dicho - Suspiró echándose de espaldas en el césped - Sabes qué es lo mas extraño? Que se siente real, como si estuviera allí, como si lo viviera.
- Qué me dices de esas personas? De la chica a la que...
- No... no lo se. La imagen era borrosa, no podría decirte si había algún rostro conocido.
- No se qué decirte Alice, lo que me cuentas es realmente extraño.
- Ni que lo digas - Mordió el lado interno de su labio inconscientemente - De todos modos, lo que mas me intriga es lo que me dijo la Dama Gris.
- Crees que se haya vuelto loca?
- Es una posibilidad pero... sonaba demasiado segura como para estar loca - El chico extrañado, frunció el ceño de la misma forma que ella lo había hecho al escuchar a Helena.

El silencio se hizo presente durante unos minutos en los que Alice no dejaba de pensar en todo aquello. La forma en que la Dama Gris se había dirigido a ella, la melodía, aquel sueño...
La última vez que recordaba despertar sobresaltada de ese modo, había sido cuando tenía cinco años y todo porque el idiota de Matt no dejaba de asustarla con sus historias.

Ese día, ninguno de los dos habían asistido al resto de las clases. Alice porque quería evitar los dolores de cabeza que seguramente Hermione le produciría si se la encontraba y Eustace porque se había mantenido reacio a dejarla sola después que la castaña comentara que se sentía algo mareada de nuevo -claro estaba, por haber pasado tanto tiempo bajo el sol-. Decía que lo único que le faltaba era verla desmayada de nuevo y que para evitarlo se encargaría de ella por lo que quedaba del día. Aunque Alice se había quejado mil y una vez, no había conseguido que su amigo regresase a clase de ninguna manera posible.
Se habían quedado afuera hablando, haciendo bromas entre ellos o simplemente en silencio. No importaba. Era perfecto si decían algo o simplemente se guardaban las palabras.


La sorpresa se esfumó dos segundos después de ver el anillo en la mano de su amiga. Dormía plácidamente, tranquila y hasta con una pequeña sonrisa asomando en su rostro. Parecía como si no se hubiese dado cuenta de lo que llevaba consigo. Y en cambio, Alice experimentaba todo tipo de emociones con solo verla, parada a un lado de su cama. Decepción, tristeza, confusión, miedo y otras tantas que se entremezclaban haciendo un gran nudo en su cabeza.

- Asegúrate de despertar a Anneliese - Soltó Alice apartando la mirada de la pelinegra, antes de abandonar la habitación. Hermione confundida por su reacción, volteó a ver a la chica que seguía durmiendo sin entender el por qué de aquel tono molesto en la voz de su amiga.


Como siempre sucedía durante el desayuno, cientos de lechuzas entraban al Gran Comedor dejando frente a sus dueños todo tipo de cosas. Desde el periódico, hasta paquetes enviados desde casa.
Para Alice hoy no era la excepción. Spirit se había parado en su hombro después de que depositara frente a ella un par de sobres y el periódico del día.
Sonrió al verlo.
Le recordaba a su hermano, puesto que era de él. Y amaba a ese animal, tanto como Avan lo había hecho. De niño, siempre decía que cuando estuviera en Hogwarts tendría una lechuza blanca para que le recordara el invierno antes y después que éste terminara. A Avan simplemente le encantaba, era su época favorita del año muy al contrario de Alice que prefería el verano sobre todas las cosas.
Cuando por fin llegó su tan esperada carta de admisión, no hubo día en que el chico no hablara sobre su futura mascota. Su futura compañera de aventuras. Y cuando su hermana le preguntaba por qué había escogido a aquella lechuza y no la moteada que su padre se había empecinado en comprarle, simplemente respondía con una sonrisa y luego le decía que era todo lo que le gustaba.
Nunca había sido específico pero ahora lo entendía.
Blanca como la nieve, el invierno se hacía presente cada vez que aparecía frente a sus ojos. Ambos eran independientes y tranquilos. Spirit era libre de volar a donde quisiese... y volar era una de las grandes pasiones de su hermano. Verano tras verano, sin importarle que la ignorase, ella solía sentarse en la blanca arena frente a su casa en la costa a observarlo.
Se elevaba tan alto como su escoba se lo permitía. Se movía tan rápido como las enormes olas que rompían con fuerza en las rocas, y se perdía en la tarde mientras la playa se bañaba de un tenue resplandor anaranjado al esconderse el sol.

- A que tu también lo extrañas? - Susurró al acariciar al animal - Nos hace mucha falta a ambos, no crees?

A pesar de que obviamente no hablaba, solo con mirarse parecían entenderse.
Ron y Hermione sonrieron con ternura, habían estado observándola desde que las lechuzas habían irrumpido en el lugar. Alice suspiró mientras lo veía alejarse.
Tomo uno de los sobres y lo abrió.

"Enana. Como prometí, aquí me tienes respondiéndote.
No se realmente qué decirte sobre lo que está pasando Alice; todos estamos igual o menos informados que tu. Y digo todos porque hace unos días, recibimos una pequeña visita en nuestro hogar y tuvimos que escondernos nosotros también. Y si, es exactamente lo que supongo estarás pensando... mortífagos.
Siempre llegando de imprevisto y destruyendo todo a su paso. Terminaron con la casa y el jardín en cuestión de segundos. Estoy casi seguro de que Lucius Malfoy tuvo algo que ver en todo esto.
Anne pensó que lo mejor sería permanecer todos juntos así que decidimos venir con ellos. Estamos... bien, todos. Aunque bueno... los últimos días Paul se ha puesto insoportable al punto de que mi padre tuvo que amenazarlo con que lo golpearía si volvía a salir de la casa y tu madre se ha pasado los últimos tres días encerrada en su dormitorio. Creo que deberías responder la carta que te envió. Se que discutieron antes de que regresaras al colegio pero de verdad te necesita Alice... "

El otro sobre era de su madre -tal como Matt le había adelantado- y traía consigo cosas le gustaría no haberlas sabido.


Dejó el tenedor a un lado, y observó el pergamino. Poco a poco la lista había aumentado y más incógnitas aparecían.

Elizabeth Greenwood puede ver el aura de las personas
Lucius Malfoy me odia
Increíblemente mi asco hacia Draco Malfoy disminuyó
Los mortífagos destruyeron el hogar de Matt
Algunas personas se hacen llamar "Cazadores"
No todos los mortífagos son cazadores
Eustace, Pansy, Bianca y Anneliese son cazadoras
Los cazadores asesinaron a Harry Styles
Mi collar brilla cada vez que estoy cerca de ellos
Cursell debe de serlo también
Cursell traicionó a mi padre años atrás y me conoce desde entonces
Pansy y Bianca obligaron a Eustace a que torturase a Sam
Los padres de Eustace quieren ver muerta a Victoria
Eustace tiene que proteger a Victoria
Emma Nott se enfureció al enterarse que Eustace me habló sobre Victoria
Un fantasma me conoce desde vaya uno saber cuánto tiempo
(...)

- Me... estoy... volviendo... loca - Terminó de escribir al final de su lista y lo subrayó incontables veces para luego tirar su pluma sobre la mesa.
- Creí que ya lo estabas - Susurró Fred en su oído, mientras sentado a su derecha intentaba leer lo que la castaña había escrito en el pergamino, sin éxito alguno - Va a ser mejor que guardes eso, Hermione está viéndote feo.
- Creo que está estresada por el hermoso número dos que salió en la portada de El Profeta - Comentó mientras levantaba la vista hacia su amiga - Ya sabes, no tener idea de lo que pasa en el mundo, le afecta.
- Compadezco a los chicos.
- Oh vamos, no seas tan malo Weasley - Le regañó, dándole un leve golpe en el brazo - Es de tu segunda madre de quien estamos hablando.
- No te pases... - Negó divertido - Ahora dime, qué piensas tu de todo esto de los números? Mamá nos envió una carta cuando apareció el segundo. No están muy tranquilos por casa.
- Realmente no se lo que signifique Fred, pero puedo decirte que tengo un muy mal presentimiento.


Aquel mal presentimiento; esa extraña sensación en el pecho, que hacía acto de presencia desde el día anterior, se había intensificado aún mas esa mañana al despertar por la intensidad con que brillaba su collar bajo las sábanas. Luego de observarlo por unos minutos, creyó que era simplemente porque Anneliese seguía en la habitación; pero comprobó luego, que el mismo no dejaba de brillar en ningún momento...

Deseaba que fuese un mal sueño, uno del que pudiera despertarse pronto. Pero aunque lo deseaba con todo su ser, aquello no estaba ni cerca de ser un sueño, era una pesadilla a tiempo real...
Corría. Los vidrios del invernadero en el que se encontraba, estallaban uno tras otro haciendo que un estruendo ensordecedor se apoderara del lugar y les hiciera casi imposible -aun gritando- oírse unos a los otros.
Hermione hacía levitar casi todo lo que tenían a la mano y lo lanzaba hacia aquellas personas.
Logró lanzarse por arriba de una de las mesas -que Ron había volteado hacía unos minutos para protegerse- en el momento justo que un hechizo golpeaba a gruesa madera y la arrastraba consigo unos metros.

- Dónde demonios está Harry!? - Chilló la chica de cabello enmarañado, mirando en dirección a Ron que acababa de aturdir a uno de los hombres.
- No lo se! - Respondió el pelirrojo, cubriendo su cabeza de los pedazos de hormigón que se desprendieron de la enorme maceta que le protegía - Alice!?
- Aquí estoy, Ron! Esa infeliz casi me mata... - Exclamó arrastrándose con dificultad desde debajo de las tablas deshechas, hasta quedar a su lado en el suelo - Tenemos que salir de aquí, esto se derrumbará en cualquier momento - Señaló al techo del lugar - Ya casi no queda nada que podamos usar para protegernos.
- Hermione, debemos salir ahora!

Los tres se dirigieron una última mirada y asintieron. Segundos después y tomando por sorpresa a los dos hombres y a la mujer,por la rapidez con que lo hicieron, salieron corriendo de sus escondites y pronunciaron un último hechizo al unísono.
El humo de las enormes llamas junto con el vapor tóxico de la Tentácula Venenosa que ardía, comenzaban a hacerse cada vez mas espesos y lo que quedaba del techo crujía, amenazando con su inminente caída. Aquellas personas que les habían atacado, luchaban por salir de entre las llamas mientras que ellos huían de allí tan rápido como podían.
Alice solo volteó a ver sobre su hombro una vez, para apreciar el momento justo en que el invernadero número tres se desplomaba, consumido por el fuego.


El vestíbulo y la gran escalera de mármol, se presentaban frente a ella, sin aquel esplendor que los caracterizaba. Lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas mientras permanecía con la mirada perdida en la nada misma. Gritos, personas que corrían de un lado a otro huyendo, tratando de esconderse, hechizos despedidos desde las varitas de quienes trataban de defenderse tal como la última vez...

Gritaba que se moviese, que se alejase de allí. Pero no era su voz la que oía, no era la voz de Eustace aunque fuese él quien le hablaba.
Estaba paralizada. Aquel destello verde esmeralda, hermoso pero mortal, acababa de iluminar sus ojos. Había sucedido justo frente a ella...
Cerró los ojos con fuerza. La imagen de Avan y aquel día que tanto luchaba por mantener en el olvido, ahora revivía en sus recuerdos. Le quemaba por dentro recordar la forma en que la había mirado y aquella sonrisa que le había regalado segundos antes de que su vida le fuese arrebatada. No estaba preparada para vivir todo de nuevo.

- ALICE!! - El tono desesperado en la voz de Eustace, la hizo volver en si y levantar la mirada.

El francés observaba horrorizado en su dirección mientras intentaba acercarse a ella.
Abrió los ojos aterrada. Retrocedió unos pasos hacia atrás al reconocer la voz del hombre que se encontraba parado frente a ella, apuntándole con su varita.

- Dominique... - Susurró en el mismo momento que alguien tiraba con fuerza de su capa hasta dejarla detrás suyo, protegiéndola.
- Desmaius!

Volteó a ver sobre su hombro -para intentar de encontrar a su amigo- antes de que Samuel tomase con fuerza su mano y la obligase a correr a toda velocidad por un pasillo atestado de estudiantes que se defendían de aquellos extraños o simplemente intentaban escapar y refugiarse en sus salas.

- En qué demonios estabas pensando, Alice!? - Gritó el chico de ojos grises, esquivando un hechizo aturdidor - Acaso querías que ese tipo terminase contigo?
- Lo siento, no sé que pasó! - Se disculpó mientras se cubría de los cristales de uno de los ventanales que acababa de estallar.

En realidad si sabía lo que acababa de pasar pero mentirse a si misma era la mejor opción para que los nervios no le ganasen otra vez. Respiró tan profundo como sus pulmones se lo permitieron y dejó que el aire saliera poco a poco. La garganta aún le ardía por el hollín aspirado en los invernaderos.
Aquel pasillo se encontraba vacío y en silencio. Samuel se recostó en el frío muro de piedra y cerró los ojos por unos segundos. Tenía un corte cerca del ojo derecho y la mancha de sangre en su camisa cada vez era mas notoria. Alice supuso por su capa desgarrada y llena de tierra, que el chico habría estado en los jardines o el Bosque Prohibido, seguramente siendo perseguido por alguno de aquellos extraños hombres vestidos de negro que parecían salir desde debajo mismo de las piedras.

- Qué haces tú aquí? Por qué no estás en tu Sala Común con el resto de los de tu casa? - Preguntó Alice, agitada, colocándose de espaldas al muro de la misma forma que él.
- Iba a preguntarte lo mismo.
- Tuvimos que escapar cuando se llevaron a McGonagall - Explicó recordando lo sucedido cuando la directora se les había acercado, pidiendo que reunieran a los estudiantes de primero que encontrasen y se aseguraran de llevarlos a la Torre; instante también en que Harry desaparecía entre la gente al separarse de ellos, que sin darse cuenta de que su amigo se había ido por otro lado, continuaron la marcha hacia afuera del castillo - Corrimos a los invernaderos y fuimos emboscados por cinco personas. Uno terminó inconsciente, la mujer desapareció y a menos que consiguiesen salir, el resto seguramente esté sepultado entre los escombros.
- En los terrenos la cosa no está mucho mejor que aquí dentro - Observó su camisa y se quejó al despegar la tela y dejar al descubierto la herida - Unos cuantos alumnos tuvieron la genial idea de esconderse en el bosque... lo cual fue peor. Intenté que un compañero regresara con el resto de nosotros al castillo pero uno de esos hombres me sorprendió en el camino que lleva al Amarradero y... digamos que me lanzó directo a unas rocas.
- Déjame ver eso - Pidió Alice al ver nuevamente, la expresión de dolor en el rostro del chico de ojos grises - No es un corte profundo pero sigues sangrando...
- No es na... - El hechizo impactó al lado de la chica, sobre el muro de piedra haciéndolo pedazos después que una niña de primero pasase a toda velocidad por su lado.

Solo indicaba una cosa, debían correr una vez mas.

YassGenao escribió:

NellaSparksFlyϟ escribió:jkhfjksdhfkjsd APARECÍ!!!
Noo, Yass, me parece muy mal que dejes ahora a Mandy! Lo haces para dar ternura porque sabes que soy mejor y que todas están de mi lado, y por eso quieres dar ternura para que vayan contigo! sdkghasjdkf ellas son más inteligentes que eso! dskjghsdkfhsdkj

Debbie, cap, YA, lo exijo.

Ailu te echo de menos, te quiero (? dksjfhsadkjf

Voy a seguir escribiendo kdjsghdskjfgs

Ah, Nella, no es ternura :3 Es que desde ayer me dispuse a establecer una regla, que dice: "Si sufre una, sufren todas" 3:) Y Mandy tambien va a ser parte de esto xDD
MANDY! Por cierto, ya te envie el MP, ¿lo leiste?

ñañañaña yo también voy a aplicar esa regla, pero solo contigo yasser ¬¬
nop, no me llegó /= no te habrás equivocado y se lo habrás mandado a otra persona?

YassGenao escribió:

mandygslove* escribió:

YassGenao escribió:

NellaSparksFlyϟ escribió:jkhfjksdhfkjsd APARECÍ!!!
Noo, Yass, me parece muy mal que dejes ahora a Mandy! Lo haces para dar ternura porque sabes que soy mejor y que todas están de mi lado, y por eso quieres dar ternura para que vayan contigo! sdkghasjdkf ellas son más inteligentes que eso! dskjghsdkfhsdkj

Debbie, cap, YA, lo exijo.

Ailu te echo de menos, te quiero (? dksjfhsadkjf

Voy a seguir escribiendo kdjsghdskjfgs

Ah, Nella, no es ternura :3 Es que desde ayer me dispuse a establecer una regla, que dice: "Si sufre una, sufren todas" 3:) Y Mandy tambien va a ser parte de esto xDD
MANDY! Por cierto, ya te envie el MP, ¿lo leiste?

ñañañaña yo también voy a aplicar esa regla, pero solo contigo yasser ¬¬
nop, no me llegó /= no te habrás equivocado y se lo habrás mandado a otra persona?

Ya sabia yo que tu nombre de usuario no se escribia con la M en mayuscula, y la GS y la L tambien ._.

si ha debbie le falta subir sus 23 paginas de word, lo más seguro es que todavía este editando, ¡Y USTEDES HAN INTERRUMPIDO EL CAP! que falta de respeto (?) ah, yo también estoy haciendo lo mismo .___.