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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Un falso novio Joe y tu TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
Capítulo Doce
Los
globos y las tiras de colores en el gimnasio animaban a sentirse de
nuevo adolescentes. Una increíble recopilación de música de los años
sesenta y setenta sonaba por los altavoces y había largas mesas llenas
de comida y bebida para todo el mundo.
La gente bailaba en la zona reservada para pista de baile, hablaban sobre los viejos tiempos y reían recordando anécdotas.
Era una fiesta estupenda.
Entonces, se preguntaba ____________, ¿por qué no lo estaba pasando bien?
Porque, se contestaba a sí misma, Joe no había llegado.
Quizá no iba a ir, se decía. Quizá después de la noche anterior, lo que quería era alejarse de ella.
Y
quizá, le decía una vocecita por dentro, eso sería lo mejor. Aunque
estaba deseando volver a verlo, ¿no sería más fácil para los dos si se
separasen aquel mismo día?
La angustia que le producía aquel
pensamiento hacía que, de repente, su plan y aquella reunión le
parecieran algo terriblemente infantil.
Ni siquiera le importaba su
precioso vestido de seda azul. Lo había comprado para impresionar a
gente a la que apenas recordaba. Había querido causar impresión, romper
el capullo y ser la mariposa que siempre había querido ser.
Pero la mariposa estaba atrapada en una red.
____________
miró alrededor. Las caras no eran más que un borrón, las risas y las
conversaciones carecían de importancia para ella. Le dolían los pies,
aprisionados en unas sandalias de tacón imposible y su sonrisa era tan
poco real como el anillo de diamantes que llevaba en el dedo.
Podría
haber sido real, se decía a sí misma, recordando lo que Joe le había
dicho la noche anterior. ____________ tomó aire, recordando la
momentánea explosión de alegría que había sentido antes de que la
realidad se abriera paso.
____________ podía ser nueva en las lides
de amor, pero sabía lo que era una proposición inducida por la pasión.
En otras circunstancias, Joe no le habría pedido que se casara con él.
Alguien
la empujó por detrás y, cuando se volvió, se encontró con una cara que
le resultaba familiar. Cuando miró la etiqueta que llevaba pegada al
traje, como todo el mundo en la fiesta, vio que su nombre era Dennis
Thorn.
Mientras ella se quedaba pensando, él leyó su nombre y de repente volvió a mirarla, sorprendido.
—¿____________ Hall?
—Sí
—contestó ella—. Dennis, de la clase de biología —dijo entonces,
recordando. Además de ser el capitán del equipo de baloncesto y el
rompecorazones del instituto.
—Estás guapísima —dijo, levantando la
voz, para que pudiera oírlo por encima de la música—. No te habría
reconocido sin la etiqueta.
—Gracias —dijo ____________, haciendo una mueca.
—Perdona, no quería decir…
—Ya. Entiendo —sonrió ella, haciéndole un gesto de despedida. Sabía exactamente a qué se refería. A lo mismo que todo el mundo.
Debería
estar contenta, se decía. Aquella era la reacción que había esperado.
Y, sin embargo, no le importaba nada. De nuevo, la gente la juzgaba por
su apariencia. Nadie veía a la «auténtica» ____________, nadie veía a la
mujer que había dentro.
____________ decidió tomar un refresco y se abrió paso entre un montón de gente.
—Ha muerto, no sé si lo sabes —estaba diciendo un hombre.
—Sí. Danny también.
—¡No!
____________ se apartó de allí en cuanto pudo.
—Está horrible, ¿verdad? —comentaban unas mujeres.
—¿Qué esperabas? ¡Creo que se ha hecho la cirugía usando cupones de descuento!
____________ hizo una mueca y siguió andando hasta colocarse detrás de unas chicas de su edad.
—¿Dónde está su prometido? Eso es lo que me gustaría saber.
—¿No deberían haber venido juntos?
____________
se mordió los labios. Estaban hablando de ella. Deberían haber ido
juntos a la reunión, pero ella había llegado demasiado pronto. Y se
había pasado todo el tiempo buscándolo. No era solo una cobarde, sino
una cobarde con poca lógica.
—Sabía que era mentira —estaba diciendo
la mujer—. Joe Jonas no podía casarse con una hortera como ____________
Hall. Me da igual que ahora esté guapa.
____________ sintió que le fallaban las piernas, pero aun así se quedó escuchando lo que aquellas cotillas tenían que decir.
—Él es un oficial de los marines, por favor. Necesita una mujer que sepa hacer algo más que manejar un ordenador.
—Pero… —empezó a protestar su amiga.
—Después de todo, una empollona siempre es una empollona.
Una risa chillona siguió a aquel comentario y ____________ se apartó, con el corazón en la garganta.
Tenía que salir de allí. Lo que esa mujer había dicho era lo que ella misma pensaba.
Murmurando
disculpas entre la multitud, ____________ intentaba buscar la puerta
del gimnasio, pero antes de que pudiera escapar, alguien la tomó del
brazo.
—¿____________ Hall? ¿Eres tú? —dijo una voz. Imaginando que
tendría que escuchar algún otro cumplido sobre que no parecía la misma
persona, ____________ se volvió y se encontró frente a Janelle Taylor,
la chica más guapa del instituto—. Meg me había dicho que estabas
cambiadísima, pero esto es increíble.
—Gracias, Janelle —murmuró ella—. Tú también estás muy bien.
La mujer soltó una carcajada y se dio un golpecito en las caderas.
—Gracias, pero tres hijos han terminado con mis días como reina de la belleza.
—¿Tres? Enhorabuena —dijo ____________, con la primera sonrisa auténtica de la noche.
—No
me animes —la advirtió Janelle—. Puedo empezar a sacar fotografías a la
mínima provocación —advirtió. Dos o tres chicas se acercaron a ellas
mientras hablaban—. Meg me ha contado que tienes tu propio negocio.
Ordenadores, ¿verdad?
—Sí —contestó ____________, mirando incómoda al inesperado público.
—Eso es estupendo —dijo una de las chicas—. A mí me encantaría tener mi propio negocio.
—¿Qué haces, diseñas programas?
Sorprendida,
____________ miró de una a otra y se dio cuenta de que estaban
genuinamente interesadas en ella. No en su compromiso con Joe, ni en su
nuevo aspecto. «En ella».
Por fin, se relajó un poco y les habló de su último programa.
—¿Lo
has hecho tú? ¡Ese programa le ahorró a la empresa de mi marido miles
de dólares! —dijo una de ellas, boquiabierta—. Tengo que decirle quién
eres —añadió, buscando a su marido con la mirada.
—No sabrá mi nombre. Hay mucha gente que diseña programas.
—Sí —bromeó la mujer—. Bill Gates, por ejemplo. Y no le va nada mal.
____________ sonrió. Era cierto. Diseñar programas de ordenador era algo que no todo el mundo podía hacer.
—Fíjate,
es guapísima, tiene una carrera profesional y va a casarse con Joe
Jonas. La vida no puede ser más perfecta —dijo otra de las chicas.
Una
sonrisa triste cruzó sus labios. Su vida no era perfecta. No lo era la
vida de nadie. Pero nunca antes se había dado cuenta de que su vida era
interesante. Importante. Para ella y para los demás.
Brad, su novio
imaginario, le parecía una tontería en aquel momento. No necesitaba
ningún hombre para sentirse bien. Ella había levantado su propio negocio
desde cero. Tenía una bonita casa, buenos amigos, una familia que la
adoraba.
¿Qué más podía pedir?
Joe, le contestó una vocecita por dentro.
Pero
incluso sin Joe, se decía a sí misma, su vida era interesante. Un poco
solitaria, desde luego, pero una vida de la que podía sentirse
orgullosa.
Joe apareció tras ella a tiempo para oír el final de la
conversación. Llevaba media hora intentando llegar hasta ____________,
pero le habían parado todos sus compañeros de clase. Un hombre vestido
de uniforme siempre llama la atención.
—____________ —sonrió Janelle, mirando a Joe—. Me parece que este chico quiere sacarte a bailar.
Cuando
____________ se dio la vuelta, el resto del mundo desapareció para Joe.
El azul del vestido se reflejaba en sus ojos, aquellos ojos
imposiblemente hermosos. Ella lo había estado evitando desde la noche
anterior y, al verla de nuevo, se había quedado sin habla.
—Baila
conmigo, ____________ —dijo él, cuando pudo encontrar su voz. Ella
asintió y Joe la tomo de la mano para llevarla a la pista de baile. Una
balada de los sesenta sonaba por los altavoces—. Teníamos que haber
venido juntos, ¿recuerdas? ¿Por qué has venido sola?
—Me pareció lo mejor —contestó ella, sin mirarlo.
—¿Para ti?
—Para los dos.
—Estás guapísima —susurró él.
—Gracias.
—Te quiero.
Ella levantó la cabeza para mirarlo. Había dolor en sus ojos.
—No, Joe, por favor.
—Quiero casarme contigo.
A su alrededor, multitud de parejas bailaban, perdidos en su propio mundo, ajenos a lo que ocurría a su alrededor.
—No hace falta —musitó ____________—, Ya te he dicho que las posibilidades de que yo esté… bueno, ya sabes, son muy pequeñas.
—Eso
no tiene nada que ver —replicó él. Si ____________ estaba embarazada,
desde luego asumía su responsabilidad. Pero era más que eso, quería
formar parte de la vida de ____________. No había esperado enamorarse
como lo había hecho, pero era así y ella tenía que creerlo.
____________
intentó apartarse, pero él la apretaba con fuerza, asustado de que si
la dejaba ir en aquel momento, la perdería para siempre. Y durante los
últimos días, había descubierto que su vida estaba vacía sin ella.
De que tenía que arriesgarse.
Si pudiera convencerla de que arriesgara su corazón con él, pensaba.
—Te quiero, ____________ —repitió.
Ella negó con la cabeza y Joe creyó haber visto la sombra de una lágrima en sus ojos.
—No. No es verdad.
Obstinada. Testaruda. Joe la apretó más fuerte contra sí.
En
ese momento, la música paró abruptamente y un hombre subió al
escenario. De nuevo, ____________ intentó escapar, pero Joe no se lo
permitió. No se lo permitiría ni en aquel momento, ni nunca.
—Buenas
noches a todos —anunció el hombre por el micrófono—. Es hora de hacer
las presentaciones. Todo el mundo ha votado y ahora hay que decir el
nombre de los ganadores. Los congregados empezaron a aplaudir,
acercándose alegres al escenario. ____________ se había colocado delante
de Joe y él la tomó por la cintura.
No pensaba abandonar. El futuro de los dos estaba en juego.
Cuando
la ceremonia terminara, la llevaría fuera para hablar. Tenía que
encontrar la forma de convencerla de su amor. Tenía que hacerla creer.
Los
siguientes minutos pasaron rápidamente, mientras en el escenario se
entregaban los galardones al graduado más antiguo, al más joven, al que
mas viajes había realizado y otros más.
—Ahora, el trofeo para el
graduado que más ha cambiado —anunció el hombre entonces, haciendo una
pausa para crear expectación—. ¡____________ Hall!
____________ se irguió, sorprendida y miró alrededor.
Todo el mundo estaba dándole la enhorabuena.
La
gente aplaudía, haciéndole sitio para que subiera al escenario y Joe
tuvo que soltarla, a su pesar. Lentamente, subió los escalones para
recibir su galardón.
Todo el mundo la estaba mirando. ____________
tomó el pequeño trofeo con manos temblorosas y se colocó frente al
micrófono para dar las gracias.
Veía caras familiares, a sus padres, a
su hermana, a la familia de Joe. Y por fin, a Joe. Estaba guapísimo con
el uniforme. Alto, orgulloso y tan atractivo que se le rompía el
corazón.
Cuando él sonrió, ____________ supo lo que tenía que decir.
Se aclaró la garganta, rezando para que la voz le respondiera.
—Gracias.
Pero creo que no me merezco este premio —empezó a decir. Podía escuchar
murmullos de incredulidad entre sus compañeros—. La verdad es que no he
cambiado en absoluto. Bajo este precioso vestido y debajo del
maquillaje, sigue estando ____________, la empollona —añadió, tomando
aire para darse fuerzas—. Sois vosotros los que habéis cambiado. Todos
vosotros. Supongo que es normal. Nos hemos hecho mayores. Hemos dejado
de clasificar a la gente y empezamos a mirarnos unos a otros solo como
seres humanos —los murmullos arreciaban, pero ____________ no se dejó
amedrentar—. Yo… quería volver a está reunión siendo diferente. La nueva
____________ Hall. Pero al final me he dado cuenta de que la antigua
____________ es suficientemente buena para mí —siguió. En ese momento,
sus compañeros empezaron a aplaudir y ella sonrió, nerviosa. Después,
miro hacia Joe para terminar la confesión—. Y ya que estoy siendo
sincera, tenéis que saber algo más. No estoy prometida con Joe Jonas.
Quería impresionaros a todos, así que me inventé un novio —aquella
última confesión había dejado a todo el gimnasio en silencio—. Joe se
ofreció voluntario y… bueno, las cosas se me escaparon de las manos
—terminó. El trofeo se le clavaba en las palmas de las manos.
____________ empezó a bajar los escalones del escenario. Nadie hablaba.
La confesión era buena para su alma, pero terrible para su corazón.
Y entonces, alguien empezó a aplaudir. Un aplauso único que cada vez era más fuerte. Era Joe.
La gente se apartaba para dejarle paso y ____________ se quedó parada un momento, sin saber qué hacer.
—Cásate conmigo, ____________ —dijo, cuando estuvo a su lado.
—Joe… —empezó a decir ella. De reojo, podía ver las caras de alegría y sorpresa de sus compañeros.
—Cásate conmigo —repitió él, más alto—. Estoy enamorado de ti.
—Ni siquiera me conoces, Joe—dijo ella, resignada a mantener aquella conversación con público—. No puedes estar enamorado de mí.
—Estás
equivocada —sonrió él—. Te conozco. Y me encanta que sepas el nombre de
las camareras y que les hables como si fueran amigas. Me encanta que
seas tan dulce con los niños. Me encanta que me enseñes a ver la belleza
del mar. Tu risa calienta mi corazón y tus lágrimas me lo rompen
—seguía diciendo él, como si estuvieran solos. ____________ sintió un
escalofrío—. Me encanta que pongas hielos en tu sopa para enfriarla. Me
encanta que te pongas las gafas porque te hacen daño las lentillas. Y me
encanta que tu idea de un buen libro sea un manual sobre microchips.
Aquella
última frase pareció despertar a los invitados de una especie de
trance. Hubo risas y aplausos. Incluso ____________ rió. Algo cálido y
maravilloso se había instalado en su corazón.
Joe no sólo había visto su apariencia de mujer atractiva y elegante. La había visto a ella. La amaba a ella.
—Me conoces —murmuró ____________, con la voz rota.
—Yo
creo que sí —dijo él, mirándola a los ojos con ternura—, Me gusta quien
soy cuando estoy contigo. Me encanta lo que somos cuando estamos
juntos. Te quiero, ____________. Y tú me quieres a mí —añadió, tomando
su mano para quitarle el anillo que llevaba y ponerle el que él mismo
había comprado. Una banda de oro blanco con un zafiro rodeado de
diamantes—. El zafiro me recuerda tus ojos.
—Oh, Joe… —todo el mundo
estaba expectante, pero ____________ no se daba cuenta porque sólo podía
ver a Joe. Había encontrado su futuro escrito en los ojos del hombre y,
en silencio, le daba gracias al destino que la había llevado hasta
aquel momento mágico—. Yo también te quiero. Y quiero casarme contigo.
—Recuerda esa frase —advirtió el, con una sonrisa.
La audiencia del intercambio romántico pareció suspirar al unísono.
____________
asintió. En menos de una semana había encontrado al amor de su vida. Lo
que había empezado como un plan ridículo se había convertido en un
futuro nuevo. Uno que estaba deseando empezar.
—¿Quién necesita a Brad? —rió ____________.
Joe
la tomó en sus brazos para ayudarla a bajar del escenario y los dos se
fundieron en un beso que dejó a la mitad de los congregados suspirando
de envidia.
Un aplauso sincero retumbo en el gimnasio.
—.¿Y quién
es ese Brad? —creyó escuchar ____________ mientras enredaba los brazos
alrededor del cuello de Joe y se abandonaba a la magia que había nacido
entre ellos.
Los
globos y las tiras de colores en el gimnasio animaban a sentirse de
nuevo adolescentes. Una increíble recopilación de música de los años
sesenta y setenta sonaba por los altavoces y había largas mesas llenas
de comida y bebida para todo el mundo.
La gente bailaba en la zona reservada para pista de baile, hablaban sobre los viejos tiempos y reían recordando anécdotas.
Era una fiesta estupenda.
Entonces, se preguntaba ____________, ¿por qué no lo estaba pasando bien?
Porque, se contestaba a sí misma, Joe no había llegado.
Quizá no iba a ir, se decía. Quizá después de la noche anterior, lo que quería era alejarse de ella.
Y
quizá, le decía una vocecita por dentro, eso sería lo mejor. Aunque
estaba deseando volver a verlo, ¿no sería más fácil para los dos si se
separasen aquel mismo día?
La angustia que le producía aquel
pensamiento hacía que, de repente, su plan y aquella reunión le
parecieran algo terriblemente infantil.
Ni siquiera le importaba su
precioso vestido de seda azul. Lo había comprado para impresionar a
gente a la que apenas recordaba. Había querido causar impresión, romper
el capullo y ser la mariposa que siempre había querido ser.
Pero la mariposa estaba atrapada en una red.
____________
miró alrededor. Las caras no eran más que un borrón, las risas y las
conversaciones carecían de importancia para ella. Le dolían los pies,
aprisionados en unas sandalias de tacón imposible y su sonrisa era tan
poco real como el anillo de diamantes que llevaba en el dedo.
Podría
haber sido real, se decía a sí misma, recordando lo que Joe le había
dicho la noche anterior. ____________ tomó aire, recordando la
momentánea explosión de alegría que había sentido antes de que la
realidad se abriera paso.
____________ podía ser nueva en las lides
de amor, pero sabía lo que era una proposición inducida por la pasión.
En otras circunstancias, Joe no le habría pedido que se casara con él.
Alguien
la empujó por detrás y, cuando se volvió, se encontró con una cara que
le resultaba familiar. Cuando miró la etiqueta que llevaba pegada al
traje, como todo el mundo en la fiesta, vio que su nombre era Dennis
Thorn.
Mientras ella se quedaba pensando, él leyó su nombre y de repente volvió a mirarla, sorprendido.
—¿____________ Hall?
—Sí
—contestó ella—. Dennis, de la clase de biología —dijo entonces,
recordando. Además de ser el capitán del equipo de baloncesto y el
rompecorazones del instituto.
—Estás guapísima —dijo, levantando la
voz, para que pudiera oírlo por encima de la música—. No te habría
reconocido sin la etiqueta.
—Gracias —dijo ____________, haciendo una mueca.
—Perdona, no quería decir…
—Ya. Entiendo —sonrió ella, haciéndole un gesto de despedida. Sabía exactamente a qué se refería. A lo mismo que todo el mundo.
Debería
estar contenta, se decía. Aquella era la reacción que había esperado.
Y, sin embargo, no le importaba nada. De nuevo, la gente la juzgaba por
su apariencia. Nadie veía a la «auténtica» ____________, nadie veía a la
mujer que había dentro.
____________ decidió tomar un refresco y se abrió paso entre un montón de gente.
—Ha muerto, no sé si lo sabes —estaba diciendo un hombre.
—Sí. Danny también.
—¡No!
____________ se apartó de allí en cuanto pudo.
—Está horrible, ¿verdad? —comentaban unas mujeres.
—¿Qué esperabas? ¡Creo que se ha hecho la cirugía usando cupones de descuento!
____________ hizo una mueca y siguió andando hasta colocarse detrás de unas chicas de su edad.
—¿Dónde está su prometido? Eso es lo que me gustaría saber.
—¿No deberían haber venido juntos?
____________
se mordió los labios. Estaban hablando de ella. Deberían haber ido
juntos a la reunión, pero ella había llegado demasiado pronto. Y se
había pasado todo el tiempo buscándolo. No era solo una cobarde, sino
una cobarde con poca lógica.
—Sabía que era mentira —estaba diciendo
la mujer—. Joe Jonas no podía casarse con una hortera como ____________
Hall. Me da igual que ahora esté guapa.
____________ sintió que le fallaban las piernas, pero aun así se quedó escuchando lo que aquellas cotillas tenían que decir.
—Él es un oficial de los marines, por favor. Necesita una mujer que sepa hacer algo más que manejar un ordenador.
—Pero… —empezó a protestar su amiga.
—Después de todo, una empollona siempre es una empollona.
Una risa chillona siguió a aquel comentario y ____________ se apartó, con el corazón en la garganta.
Tenía que salir de allí. Lo que esa mujer había dicho era lo que ella misma pensaba.
Murmurando
disculpas entre la multitud, ____________ intentaba buscar la puerta
del gimnasio, pero antes de que pudiera escapar, alguien la tomó del
brazo.
—¿____________ Hall? ¿Eres tú? —dijo una voz. Imaginando que
tendría que escuchar algún otro cumplido sobre que no parecía la misma
persona, ____________ se volvió y se encontró frente a Janelle Taylor,
la chica más guapa del instituto—. Meg me había dicho que estabas
cambiadísima, pero esto es increíble.
—Gracias, Janelle —murmuró ella—. Tú también estás muy bien.
La mujer soltó una carcajada y se dio un golpecito en las caderas.
—Gracias, pero tres hijos han terminado con mis días como reina de la belleza.
—¿Tres? Enhorabuena —dijo ____________, con la primera sonrisa auténtica de la noche.
—No
me animes —la advirtió Janelle—. Puedo empezar a sacar fotografías a la
mínima provocación —advirtió. Dos o tres chicas se acercaron a ellas
mientras hablaban—. Meg me ha contado que tienes tu propio negocio.
Ordenadores, ¿verdad?
—Sí —contestó ____________, mirando incómoda al inesperado público.
—Eso es estupendo —dijo una de las chicas—. A mí me encantaría tener mi propio negocio.
—¿Qué haces, diseñas programas?
Sorprendida,
____________ miró de una a otra y se dio cuenta de que estaban
genuinamente interesadas en ella. No en su compromiso con Joe, ni en su
nuevo aspecto. «En ella».
Por fin, se relajó un poco y les habló de su último programa.
—¿Lo
has hecho tú? ¡Ese programa le ahorró a la empresa de mi marido miles
de dólares! —dijo una de ellas, boquiabierta—. Tengo que decirle quién
eres —añadió, buscando a su marido con la mirada.
—No sabrá mi nombre. Hay mucha gente que diseña programas.
—Sí —bromeó la mujer—. Bill Gates, por ejemplo. Y no le va nada mal.
____________ sonrió. Era cierto. Diseñar programas de ordenador era algo que no todo el mundo podía hacer.
—Fíjate,
es guapísima, tiene una carrera profesional y va a casarse con Joe
Jonas. La vida no puede ser más perfecta —dijo otra de las chicas.
Una
sonrisa triste cruzó sus labios. Su vida no era perfecta. No lo era la
vida de nadie. Pero nunca antes se había dado cuenta de que su vida era
interesante. Importante. Para ella y para los demás.
Brad, su novio
imaginario, le parecía una tontería en aquel momento. No necesitaba
ningún hombre para sentirse bien. Ella había levantado su propio negocio
desde cero. Tenía una bonita casa, buenos amigos, una familia que la
adoraba.
¿Qué más podía pedir?
Joe, le contestó una vocecita por dentro.
Pero
incluso sin Joe, se decía a sí misma, su vida era interesante. Un poco
solitaria, desde luego, pero una vida de la que podía sentirse
orgullosa.
Joe apareció tras ella a tiempo para oír el final de la
conversación. Llevaba media hora intentando llegar hasta ____________,
pero le habían parado todos sus compañeros de clase. Un hombre vestido
de uniforme siempre llama la atención.
—____________ —sonrió Janelle, mirando a Joe—. Me parece que este chico quiere sacarte a bailar.
Cuando
____________ se dio la vuelta, el resto del mundo desapareció para Joe.
El azul del vestido se reflejaba en sus ojos, aquellos ojos
imposiblemente hermosos. Ella lo había estado evitando desde la noche
anterior y, al verla de nuevo, se había quedado sin habla.
—Baila
conmigo, ____________ —dijo él, cuando pudo encontrar su voz. Ella
asintió y Joe la tomo de la mano para llevarla a la pista de baile. Una
balada de los sesenta sonaba por los altavoces—. Teníamos que haber
venido juntos, ¿recuerdas? ¿Por qué has venido sola?
—Me pareció lo mejor —contestó ella, sin mirarlo.
—¿Para ti?
—Para los dos.
—Estás guapísima —susurró él.
—Gracias.
—Te quiero.
Ella levantó la cabeza para mirarlo. Había dolor en sus ojos.
—No, Joe, por favor.
—Quiero casarme contigo.
A su alrededor, multitud de parejas bailaban, perdidos en su propio mundo, ajenos a lo que ocurría a su alrededor.
—No hace falta —musitó ____________—, Ya te he dicho que las posibilidades de que yo esté… bueno, ya sabes, son muy pequeñas.
—Eso
no tiene nada que ver —replicó él. Si ____________ estaba embarazada,
desde luego asumía su responsabilidad. Pero era más que eso, quería
formar parte de la vida de ____________. No había esperado enamorarse
como lo había hecho, pero era así y ella tenía que creerlo.
____________
intentó apartarse, pero él la apretaba con fuerza, asustado de que si
la dejaba ir en aquel momento, la perdería para siempre. Y durante los
últimos días, había descubierto que su vida estaba vacía sin ella.
De que tenía que arriesgarse.
Si pudiera convencerla de que arriesgara su corazón con él, pensaba.
—Te quiero, ____________ —repitió.
Ella negó con la cabeza y Joe creyó haber visto la sombra de una lágrima en sus ojos.
—No. No es verdad.
Obstinada. Testaruda. Joe la apretó más fuerte contra sí.
En
ese momento, la música paró abruptamente y un hombre subió al
escenario. De nuevo, ____________ intentó escapar, pero Joe no se lo
permitió. No se lo permitiría ni en aquel momento, ni nunca.
—Buenas
noches a todos —anunció el hombre por el micrófono—. Es hora de hacer
las presentaciones. Todo el mundo ha votado y ahora hay que decir el
nombre de los ganadores. Los congregados empezaron a aplaudir,
acercándose alegres al escenario. ____________ se había colocado delante
de Joe y él la tomó por la cintura.
No pensaba abandonar. El futuro de los dos estaba en juego.
Cuando
la ceremonia terminara, la llevaría fuera para hablar. Tenía que
encontrar la forma de convencerla de su amor. Tenía que hacerla creer.
Los
siguientes minutos pasaron rápidamente, mientras en el escenario se
entregaban los galardones al graduado más antiguo, al más joven, al que
mas viajes había realizado y otros más.
—Ahora, el trofeo para el
graduado que más ha cambiado —anunció el hombre entonces, haciendo una
pausa para crear expectación—. ¡____________ Hall!
____________ se irguió, sorprendida y miró alrededor.
Todo el mundo estaba dándole la enhorabuena.
La
gente aplaudía, haciéndole sitio para que subiera al escenario y Joe
tuvo que soltarla, a su pesar. Lentamente, subió los escalones para
recibir su galardón.
Todo el mundo la estaba mirando. ____________
tomó el pequeño trofeo con manos temblorosas y se colocó frente al
micrófono para dar las gracias.
Veía caras familiares, a sus padres, a
su hermana, a la familia de Joe. Y por fin, a Joe. Estaba guapísimo con
el uniforme. Alto, orgulloso y tan atractivo que se le rompía el
corazón.
Cuando él sonrió, ____________ supo lo que tenía que decir.
Se aclaró la garganta, rezando para que la voz le respondiera.
—Gracias.
Pero creo que no me merezco este premio —empezó a decir. Podía escuchar
murmullos de incredulidad entre sus compañeros—. La verdad es que no he
cambiado en absoluto. Bajo este precioso vestido y debajo del
maquillaje, sigue estando ____________, la empollona —añadió, tomando
aire para darse fuerzas—. Sois vosotros los que habéis cambiado. Todos
vosotros. Supongo que es normal. Nos hemos hecho mayores. Hemos dejado
de clasificar a la gente y empezamos a mirarnos unos a otros solo como
seres humanos —los murmullos arreciaban, pero ____________ no se dejó
amedrentar—. Yo… quería volver a está reunión siendo diferente. La nueva
____________ Hall. Pero al final me he dado cuenta de que la antigua
____________ es suficientemente buena para mí —siguió. En ese momento,
sus compañeros empezaron a aplaudir y ella sonrió, nerviosa. Después,
miro hacia Joe para terminar la confesión—. Y ya que estoy siendo
sincera, tenéis que saber algo más. No estoy prometida con Joe Jonas.
Quería impresionaros a todos, así que me inventé un novio —aquella
última confesión había dejado a todo el gimnasio en silencio—. Joe se
ofreció voluntario y… bueno, las cosas se me escaparon de las manos
—terminó. El trofeo se le clavaba en las palmas de las manos.
____________ empezó a bajar los escalones del escenario. Nadie hablaba.
La confesión era buena para su alma, pero terrible para su corazón.
Y entonces, alguien empezó a aplaudir. Un aplauso único que cada vez era más fuerte. Era Joe.
La gente se apartaba para dejarle paso y ____________ se quedó parada un momento, sin saber qué hacer.
—Cásate conmigo, ____________ —dijo, cuando estuvo a su lado.
—Joe… —empezó a decir ella. De reojo, podía ver las caras de alegría y sorpresa de sus compañeros.
—Cásate conmigo —repitió él, más alto—. Estoy enamorado de ti.
—Ni siquiera me conoces, Joe—dijo ella, resignada a mantener aquella conversación con público—. No puedes estar enamorado de mí.
—Estás
equivocada —sonrió él—. Te conozco. Y me encanta que sepas el nombre de
las camareras y que les hables como si fueran amigas. Me encanta que
seas tan dulce con los niños. Me encanta que me enseñes a ver la belleza
del mar. Tu risa calienta mi corazón y tus lágrimas me lo rompen
—seguía diciendo él, como si estuvieran solos. ____________ sintió un
escalofrío—. Me encanta que pongas hielos en tu sopa para enfriarla. Me
encanta que te pongas las gafas porque te hacen daño las lentillas. Y me
encanta que tu idea de un buen libro sea un manual sobre microchips.
Aquella
última frase pareció despertar a los invitados de una especie de
trance. Hubo risas y aplausos. Incluso ____________ rió. Algo cálido y
maravilloso se había instalado en su corazón.
Joe no sólo había visto su apariencia de mujer atractiva y elegante. La había visto a ella. La amaba a ella.
—Me conoces —murmuró ____________, con la voz rota.
—Yo
creo que sí —dijo él, mirándola a los ojos con ternura—, Me gusta quien
soy cuando estoy contigo. Me encanta lo que somos cuando estamos
juntos. Te quiero, ____________. Y tú me quieres a mí —añadió, tomando
su mano para quitarle el anillo que llevaba y ponerle el que él mismo
había comprado. Una banda de oro blanco con un zafiro rodeado de
diamantes—. El zafiro me recuerda tus ojos.
—Oh, Joe… —todo el mundo
estaba expectante, pero ____________ no se daba cuenta porque sólo podía
ver a Joe. Había encontrado su futuro escrito en los ojos del hombre y,
en silencio, le daba gracias al destino que la había llevado hasta
aquel momento mágico—. Yo también te quiero. Y quiero casarme contigo.
—Recuerda esa frase —advirtió el, con una sonrisa.
La audiencia del intercambio romántico pareció suspirar al unísono.
____________
asintió. En menos de una semana había encontrado al amor de su vida. Lo
que había empezado como un plan ridículo se había convertido en un
futuro nuevo. Uno que estaba deseando empezar.
—¿Quién necesita a Brad? —rió ____________.
Joe
la tomó en sus brazos para ayudarla a bajar del escenario y los dos se
fundieron en un beso que dejó a la mitad de los congregados suspirando
de envidia.
Un aplauso sincero retumbo en el gimnasio.
—.¿Y quién
es ese Brad? —creyó escuchar ____________ mientras enredaba los brazos
alrededor del cuello de Joe y se abandonaba a la magia que había nacido
entre ellos.
jonatic&diectioner
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
chicas mañana les pongo el epilogo!!! :o
nos leemos pronto!!
nos leemos pronto!!
jonatic&diectioner
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.........
me encantoooooooooooooooooooooooooo....
sigueeeeeeeeeeeeeeeeeee....
prontooo... :lol!: :lol!: :lol!: :lol!:
me encantoooooooooooooooooooooooooo....
sigueeeeeeeeeeeeeeeeeee....
prontooo... :lol!: :lol!: :lol!: :lol!:
@ntonella
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
hay mas romántico y muero me encato siguela por favor esta demasiado linda la nove me encanto siiiiiiii mañana el fin lo esperare con ansias :inlove:
ElitzJb
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
OMJ!! Queeeee el final???
WOooooooow mi Joe tan lindo
Ame el caaaaaaap!!
Y awwww muero por leer
El epílogo siguelaaaaaa!!
WOooooooow mi Joe tan lindo
Ame el caaaaaaap!!
Y awwww muero por leer
El epílogo siguelaaaaaa!!
Karli Jonas
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
Epílogo
Campamento Pendleton, hospital de la base.
Ocho meses y tres semanas después.
—Vamos, ____________ —la animaba el médico—, un empujón mas.
—No puedo —gemía ella, exhausta, apoyándose en los brazos de su marido—. Estoy muy cansada.
—Puedes hacerlo, ____________ —murmuró Joe, apartándole el pelo de la cara—. Tienes que hacerlo.
—No, no puedo —insistió ella—. Me rindo.
—No puedes rendirte, cariño. El niño está a punto de nacer.
Nadie sabía aquello mejor que ____________. La siguiente contracción estaba empezando y ella la esperaba con agonía.
____________ tomó aire y alargó la mano para acariciar la mejilla de Joe…
Llévame a casa.
Él besó la mano y la miró con ternura.
—No puedo, mi amor. No hasta que termines.
—He cambiado de opinión —dijo ella, mirando al ginecólogo—. Quiero una epidural. O una cesárea. O un golpe en la cabeza.
—Demasiado tarde —explicó el doctor—. Tu niño está a punto de nacer, ____________.
—¿Lo ves? —sonrió su marido, besándola en la frente—. Un empujón más y tendremos a nuestro niño.
—Estoy agotada —se quejó ella. Después de largas horas de parto, lo único que deseaba era dormir.
—Puedes hacerlo, ____________ —insistió Joe.
El
dolor empezaba de nuevo, extendiendo sus tentáculos por todo su cuerpo.
____________ lanzo un gemido, sabiendo bien lo que la esperaba.
—No puedo.
—Puedes
—Joe veía el cansancio en sus ojos y lo compartía. Después de ver a la
mujer que amaba sufrir toda la noche, lo único que deseaba era sacarla
de aquella cama y llevársela a su casa. Protegerla. Cuidar de ella. Pero
aquél no era momento para simpatías. Como marine, sabía que a veces lo
que sus soldados necesitaban era una buena patada. Metafóricamente
hablando, se entiende—. ¿Te acuerdas aquella noche en el motel cuando te
dije que estabas embarazada? —preguntó, bajando la voz. Ella asintió—.
Yo tenía razón, ¿verdad?
—Nunca vas a dejar que me olvide de eso —sonrió ella débilmente.
Y tenía razón, Un marido tenía que aprovechar cualquier ventaja.
—Pues ahora también tengo razón, cariño. Vamos, otro empujón y podremos irnos a casa.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo —contestó Joe, después de mirar al doctor.
—Vale —dijo ella, haciendo una mueca de dolor.
Joe la sujetó entre sus brazos.
Tomando aire, ____________ cerró los ojos y empujó con todas sus fuerzas.
—Muy bien, ____________ —la animó el doctor—. Un poco más… ¡Ya está!
La indignada cara de un bebé apareció entonces y las enfermeras empezaron a reír, encantadas.
Joe
miraba la roja carita del recién nacido, incapaz de creerlo. Cuando vio
la emoción en los ojos de su mujer, dejó que las lágrimas rodaran
libremente por su rostro.
—Es preciosa —dijo ____________, cuando el médico le puso a su hija en los brazos.
Joe se inclinó sobre su familia y rozó la cara de su hija con un dedo.
—No es sólo preciosa —dijo, con firmeza—. Es el próximo marine de la familia Jonas.
—Te Amo, capitán.
—Yo también te quiero, Pecas.
Fin
Campamento Pendleton, hospital de la base.
Ocho meses y tres semanas después.
—Vamos, ____________ —la animaba el médico—, un empujón mas.
—No puedo —gemía ella, exhausta, apoyándose en los brazos de su marido—. Estoy muy cansada.
—Puedes hacerlo, ____________ —murmuró Joe, apartándole el pelo de la cara—. Tienes que hacerlo.
—No, no puedo —insistió ella—. Me rindo.
—No puedes rendirte, cariño. El niño está a punto de nacer.
Nadie sabía aquello mejor que ____________. La siguiente contracción estaba empezando y ella la esperaba con agonía.
____________ tomó aire y alargó la mano para acariciar la mejilla de Joe…
Llévame a casa.
Él besó la mano y la miró con ternura.
—No puedo, mi amor. No hasta que termines.
—He cambiado de opinión —dijo ella, mirando al ginecólogo—. Quiero una epidural. O una cesárea. O un golpe en la cabeza.
—Demasiado tarde —explicó el doctor—. Tu niño está a punto de nacer, ____________.
—¿Lo ves? —sonrió su marido, besándola en la frente—. Un empujón más y tendremos a nuestro niño.
—Estoy agotada —se quejó ella. Después de largas horas de parto, lo único que deseaba era dormir.
—Puedes hacerlo, ____________ —insistió Joe.
El
dolor empezaba de nuevo, extendiendo sus tentáculos por todo su cuerpo.
____________ lanzo un gemido, sabiendo bien lo que la esperaba.
—No puedo.
—Puedes
—Joe veía el cansancio en sus ojos y lo compartía. Después de ver a la
mujer que amaba sufrir toda la noche, lo único que deseaba era sacarla
de aquella cama y llevársela a su casa. Protegerla. Cuidar de ella. Pero
aquél no era momento para simpatías. Como marine, sabía que a veces lo
que sus soldados necesitaban era una buena patada. Metafóricamente
hablando, se entiende—. ¿Te acuerdas aquella noche en el motel cuando te
dije que estabas embarazada? —preguntó, bajando la voz. Ella asintió—.
Yo tenía razón, ¿verdad?
—Nunca vas a dejar que me olvide de eso —sonrió ella débilmente.
Y tenía razón, Un marido tenía que aprovechar cualquier ventaja.
—Pues ahora también tengo razón, cariño. Vamos, otro empujón y podremos irnos a casa.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo —contestó Joe, después de mirar al doctor.
—Vale —dijo ella, haciendo una mueca de dolor.
Joe la sujetó entre sus brazos.
Tomando aire, ____________ cerró los ojos y empujó con todas sus fuerzas.
—Muy bien, ____________ —la animó el doctor—. Un poco más… ¡Ya está!
La indignada cara de un bebé apareció entonces y las enfermeras empezaron a reír, encantadas.
Joe
miraba la roja carita del recién nacido, incapaz de creerlo. Cuando vio
la emoción en los ojos de su mujer, dejó que las lágrimas rodaran
libremente por su rostro.
—Es preciosa —dijo ____________, cuando el médico le puso a su hija en los brazos.
Joe se inclinó sobre su familia y rozó la cara de su hija con un dedo.
—No es sólo preciosa —dijo, con firmeza—. Es el próximo marine de la familia Jonas.
—Te Amo, capitán.
—Yo también te quiero, Pecas.
Fin
jonatic&diectioner
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
chicas fue un gusto leer sus comentarios y saber q les gusto tanto la novela..
nos leemos pronto!!
nos leemos pronto!!
jonatic&diectioner
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
Ahhhhhhh ame el CAP
Simplemente hermoso y Awww en verdad
Ame la nove una de mis favoritas :D
Mil gracias por compartirla con nosotras
:D :D :D
Simplemente hermoso y Awww en verdad
Ame la nove una de mis favoritas :D
Mil gracias por compartirla con nosotras
:D :D :D
Karli Jonas
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
hay mas tierna y hermosa novela
me encantoo no me borra la sonrisa q tengo
la ame de veradad lastima q alla terminado la ame
nos leeremos pronto y garcias x compartir esta super nove :)
me encantoo no me borra la sonrisa q tengo
la ame de veradad lastima q alla terminado la ame
nos leeremos pronto y garcias x compartir esta super nove :)
ElitzJb
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
AWWW QUE HERMOSO
LA PROXIMA MARINE JONAS
AME EL FINAL BUENO EPILOGOL
LA PROXIMA MARINE JONAS
AME EL FINAL BUENO EPILOGOL
berenice_89
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
awww fue tan hermosa
Como se enamoraron :arre:
Gracias por compartirla!!!
Como se enamoraron :arre:
Gracias por compartirla!!!
aranzhitha
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
Me encantaaaaa, síguela please! pásate por la mía
https://onlywn.activoforo.com/t14524-don-t-you-break-my-heart-slow#979600
https://onlywn.activoforo.com/t14524-don-t-you-break-my-heart-slow#979600
ilsee
Re: Un falso novio Joe y tu TERMINADA
awwww que lindooo :3
me encaaaaaaaantoooooo el finalll
demasiado ultra-tiiiernooo :love:
Saludos :hi:
me encaaaaaaaantoooooo el finalll
demasiado ultra-tiiiernooo :love:
Saludos :hi:
CariitoJonas15
Página 6 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
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