Huida Hacia el Pasado Nick y tu

por **ElitzJb** Miér 25 Jul 2012, 6:11 pm

NOMBRE: Huida Hacia el Pasado
AUTOR: Barbara M.
ADAPTACION: SI
GENERO: Drama/Romance
OTRAS PAGINAS: Si
ADVERTENCIAS: creo q ninguna

Argumento:

El sabor de lo prohibido

Sólo tres días antes de su gran boda, el detective Nick Jonas dejó a __tn Hart estupefacta al comunicarle que en realidad era una Blackhawk. Aquella era la excusa perfecta para escapar de un matrimonio sin amor, así que __tn le pidió a Nick que la llevara con su verdadera familia. Su viaje encendió una pasión a la que no tardaron en rendirse. Pero no podían dejar de preguntarse si toda aquella felicidad acabaría cuando entraran en el mundo de poder y privilegios del que ella provenía.

chicas como estan espero q bien... mi nombre es Elitz
quiero compartir con ustedes esta historia ....
es muy interesante....
creo q les gustara .... y tambien las atrapara....

por **jamileth** Miér 25 Jul 2012, 9:13 pm

olaaa me gusto el argumento!!!!
new reader!!!
siguelaaaaaaaaaaaaa

por **ElitzJb** Jue 26 Jul 2012, 7:24 pm

Capítulo 1

—¡__tn , por el amor de Dios! ¿Cómo va a poder terminar Evelyn, si no te quedas quieta? —Margaret Dupre Hart miró su rolex de oro, suspiró, luego frunció el ceño y habló impacientemente a su hija—: Ponte erguida, cariño, y por favor, levanta la barbilla. Faltan solo tres días, para la boda, y tiene que salir todo perfecto.
Margaret , morena y deslumbrante, era la perfección hecha persona. Algunos decían que su hija era igual a ella, aunque __tn medía tres centímetros más y sus ojos eran azules, mientras que los de Margaret eran marrones. «Herencia de nuestros antepasados franceses», había dicho siempre Margaret cuando surgía algún comentario acerca del color de los ojos de su hija.
Mientras Margaret caminaba alrededor de su hija, __tn metía para dentro el estómago, soportaba los pinchazos de los alfileres en el busto y la cintura, erguía los hombros y levantaba la barbilla.
No podía respirar, no se podía mover, y le dolía la espalda.
Tres días...
Como si necesitase que alguien le recordase que solo faltaban tres días...
Para ser precisa, faltaban setenta y ocho horas, cuarenta y dos minutos y... Miró el reloj de la pared que había en la exclusiva tienda de vestidos de novia... Treinta y siete segundos.
__tn tragó saliva. El triple espejo reflejaba a tres mujeres idénticas con un vestido de satén y encaje italiano. No se reconoció. No parecía ella.
—Ha adelgazado —comentó la más famosa modista de Carolina del Sur. Puso un alfiler en la sisa y frunció el ceño—. Tenía una talla treinta y ocho perfecta cuando se lo probó hace un mes. ¿Cómo es posible...?
—¡Oh, Dios bendito! —Victoria Hollingsworth entró en la sala de pruebas, agitando un periódico—. ¡Mira esto!
Momentáneamente distraída con la imagen del espejo, Victoria se puso un mechón detrás de la oreja y se alisó su pantalón de seda rústica.
—Vickie— Margaret se cruzó de brazos y alzó una ceja.
Victoria desvió la mirada del espejo, abrió el periódico y lo sacudió debajo de la nariz de Margaret .
—Es el Charleston Times de esta mañana —sonrió, contenta—. Es la Sección de Sociedad, la página central.
Victoria no solo había sido la compañera de habitación durante la época de universidad de Margaret , sino que además era la madrina de __tn . Y no solo eso: el día de su boda se transformaría en su suegra.
__tn movió la cabeza para poder ver el periódico, pero solo pudo ver la foto de la última página.
Victoria volvió a agarrar el periódico y leyó en voz alta:
Zac Hollingsworth y su prometida, __tn Hart, fotografiados durante una gala benéfica por la inauguración de la sala de niños del Hospital St. Evastine, la semana pasada, contraerán matrimonio el próximo sábado en la Catedral Chillón.
Margaret se quitó una hilacha imaginaria de su chaqueta de lino.
—¿Eso es todo?
—Por supuesto que no, tonta —Victoria carraspeó.
La señorita Hart, de veinticinco años, hija del magnate de barcos, Charles Hart III y Margaret Dupre Hart, residentes desde hace años en Rolling Estates, en Hillgrove, es una graduada cum laude de la universidad de Radcliffe. Zac , de veintiséis años, hijo de Nevin y Victoria Hollingsworth, también residentes de Rolling Estates, acaba de terminar un Máster en Administración de Empresas en Harvard, después de graduarse en Princeton. Ocupa el puesto de jefe de contabilidad en Hollingsworth y Asociados, empresa de contabilidad en el cercano Blossomville.
Los ojos de Victoria se llenaron de lágrimas.
—Mi pequeño es todo un hombre... Y __tn ... Nuestra hermosa __tn ...Victoria y Margaret miraron a Cair y suspiraron.
« ¡Basta!», hubiera gritado __tn . Entre su madre y su madrina habían derramado más lágrimas en aquellas semanas que un coro entero de niños.
Cuando Evelyn la pinchó con un alfiler, ella también sintió ganas de llorar.
—¡Qué vergüenza, Vickie! ¡La estás haciendo llorar! —Margaret sorbió por la nariz, tomó el periódico de manos de Victoria y lo dobló—. Puedes leerlo más tarde, __tn . Tenemos que darnos prisa si queremos llegar a nuestro almuerzo de las once y media en Season.
__tn abrió la boca, pero antes de que pudiera hablar, Evelyn la interrumpió:
—No puedo terminar tan rápido —dijo la modista—. Y aún tiene que probarse los zapatos que has encargado. __tn puede reunirse con vosotras allí más tarde; así podremos terminar con esto.
—Supongo que no hay problema —Margaret se acercó a su hija y le dio un beso en la mejilla—. Enviaré a Thomas para que te recoja, cariño. Llámame cuando estés en camino, y así puedo ir pidiendo lo que vayas a comer.
Evelyn acompañó a Margaret y a Victoria hasta la puerta. Mientras tanto, __tn se miró al espejo. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Pero esa vez no tenía nada que ver con los alfileres. Miró nuevamente el reloj.
Setenta y ocho horas, veintinueve minutos y doce segundos...
Nick Jonas estaba de muy mal humor. Debía de ser por el calor insoportable que hacía en su coche. O porque la noche anterior había venido conduciendo doce horas directamente desde Nueva Jersey y hacía veinticuatro horas que no veía una cama. O tal vez tuviera algo que ver con el hecho de que llevaba dos horas sentado frente a la tienda de novias, sudando como un condenado, sin ver un solo pelo de la mujer a la que tenía que encontrar.
¿Qué diablos estaría haciendo allí durante tanto tiempo?
En realidad no le importaba, pensó Nick mientras agarraba otra botella de agua. Había cosas que prefería no saberlas. Le daba alergia cualquier cosa relacionada con bodas, y detestaba las compras de las mujeres. Cuanto menos supiera de esas cosas, mejor.
Bebió media botella de agua y la volvió a meter en la nevera portátil. Lo que importaba era que la madre había salido hacía media hora con otra mujer, y como tenía instrucciones precisas de Lucas Blackhawk de que solo tenía que acercarse a __tn Hart si estaba sola, Nick se imaginaba que pronto tendría la ocasión de hacerlo. Además, puesto que los Hart no dejaban demasiado libre a su única hija, se figuraba que no tendría otra oportunidad.
Y bien sabía Dios, que si mamá y papá Hart veía» a un detective privado de pelo largo hablando con su preciada hija, probablemente llamarían a la policía y lo encerrarían de inmediato. Daría igual que no hubiera infringido ninguna ley. Los ricos tenían sus propias reglas y leyes. . Y él tenía las suyas.
Pero no tenía ninguna intención de ir a la cárcel. Por nadie, ni por ninguna cifra de dinero. El haría el trabajo por el que le pagaban, y luego se marcharía. Porque él se especializaba en localizar a gente muy difícil de localizar, o a casos muy delicados, y su trabajo lo hacía viajar por todo el país. Solía estar más en la calle que en su apartamento de Nueva Jersey, pero eso no le importaba. A Nick le gustaba moverse, y rápido.
Tenía un Hemi del 68, que él mismo había arreglado y restaurado, y podía alcanzar la velocidad de cualquier último modelo. Tal vez pudiera ir a Miami un par de semanas cuando terminase el trabajo, buscar un lugar cálido en una playa... Y compartir algún cóctel con alguna rubia, como aquella camarera... ¿Cómo se llamaba?
Recordó que llevaba trabajando mucho tiempo, y se dio cuenta de que eso lo tenía malhumorado.
Pero todo eso iba a cambiar.
Nick se sentó erguido cuando salió la mujer de la tienda de novias. Llevaba una bolsa de comprasen una mano y un bolso pequeño en la otra. La seda del traje de pantalón y chaqueta brilló con el sol. La vio ponerse gafas oscuras y pararse delante de la tienda, frente al tráfico.
¡Maldita sea! Estaba mirando hacia donde estaba él. Era alta para ser mujer, pensó Nick , probablemente medía más de un metro setenta, muy delgada, piernas largas y una estructura ósea delicada. Tenía el rostro en forma de corazón, con pómulos pronunciados y cejas delicadamente arqueadas.
Y su boca... ¡Dios! Grande y tentadora.
Nick suspiró, decepcionado. Esa mujer era su trabajo, se recordó. Pero podía mirar, ¿no?
Salió del coche, con cuidado de no encontrarse con los ojos de la chica. Esta parecía estar esperando un coche. Debía darse prisa o se marcharía. Él estaba a mitad de la calle cuando ella se dio la vuelta de repente, caminó en dirección contraria y desapareció doblando la esquina.
¡Maldición!
¿Lo habría visto?, se preguntó Nick . No lo creía. Además, aunque lo hubiera visto, no podía imaginarse que él iba a su encuentro. Corrió y divisó la calle. Había gente con bolsas de compras y empleados de oficinas, pero ni rastro de ella.
¿Habría entrado en otra tienda?
Estaba a punto de entrar a la tienda más cercana, una joyería, cuando vio un pasaje que desembocaba en una plaza interior. El olor a hamburguesas y pizza recién hecha le llegó por el corredor.
El instinto lo guió; se adentró en el pasaje y llegó hasta la plaza interior. Había gente almorzando sentada frente a mesas de hierro forjado.
De pronto la vio.
Estaba de pie frente a un puesto en una esquina. Un joven de pecas la estaba mirando embelesado mientras ella le pagaba. Cuando ella alzó la mirada, el chico se puso colorado y le dio un perrito caliente lleno de ketchup y mostaza.
Nick agitó la cabeza, divertido. Luego, se escondió detrás de un helecho cuando ella miró en dirección a él. La observó alejarse unos pasos y darle la espalda.
Era el momento de hacer su aparición.
Nick se acercó a ella y preguntó:
—¿__tn Hart?
Ella se sobresaltó, y sin darse la vuelta, tiró el perrito caliente dentro de una papelera. Confundido, Nick esperó a que se diera la vuelta.
—¿Sí?
¡Maldición! Ella era parte de su trabajo, pero se le había acelerado el pulso cuando lo había mirado. De lejos le había parecido guapa, pero de cerca era irresistible.
—Señorita Hart, yo... —hizo una pausa, luego miró la papelera y frunció el ceño—. ¿Por qué ha hecho eso?
—¿Hacer qué?
Confuso, él señaló la papelera.
—Tirar un estupendo perrito caliente.
—No sé de qué está hablando —ella alzó la barbilla y se bajó las gafas de sol—. ¿Lo conozco?
Era buena, pensó Nick . No necesitaba ponerse grosera. Con una pizca de desdén en su acento del sur y un brillo de impaciencia en sus ojos azules lo estaba poniendo en su lugar. ¡Qué diablos! ¿A él que le importaba que hubiera tirado su perrito caliente?
—Mi nombre es Nick Jonas —sacó su credencial—. Me ha contratado un despacho de abogados de Wolf River, Texas, para ponerme en contacto con usted.
Ella se inclinó y miró su credencial. Luego, se subió nuevamente las gafas de sol.
—¿Y para qué?
—¿Podemos sentarnos? —él hizo señas hacia una mesa vacía cerca de ellos.
—Me temo que no, señor Jonas. Llego tarde a un almuerzo —metió la mano en su bolso y le dio una tarjeta—. Si llama a este teléfono, la secretaria de mi madre acordará un encuentro. Y ahora, si me disculpa...
—Señorita Hart —le bloqueó el paso—. Mi jefe insiste en que hable con usted, y solo con usted.
—Y yo insisto en que me deje pasar.
—Solo quiero cinco minutos —sonrió—. No tenga miedo. No estoy aquí para hacerle daño.
—No tengo miedo —dijo ella fríamente—. Tengo prisa.
Pero la verdad era que sí tenía miedo, pensó __tn . Porque aunque estaba acostumbrada a que la gente la abordase, generalmente para una donación a una obra de caridad o algo así, no todos los días se le acercaba un hombre por la espalda, la sorprendía totalmente desprevenida, y la acorralaba.
Además, no era cualquier hombre. Era el hombre más fuerte que había visto en su vida. La camiseta azul marino le marcaba el musculoso torso, y los vaqueros desgastados resaltaban sus largas piernas. Tenía el pelo negro, un poco largo, y la barba de un par de días. Los ojos casi tan oscuros como el pelo, la nariz mediana, la boca arrogante...
__tn se puso derecha e intentó empujarlo y pasar.—Lo siento, pero de verdad no puedo...
Otra vez él le bloqueó el paso.
—¿Ha oído alguna vez el nombre de Jonathan y Norah Blackhawk?
—No, y le agradecería que...
—¿Y qué me dice de Rand y Seth Blackhawk? Ella vaciló. No había oído aquellos nombres, estaba segura. Sin embargo...
Rand and Seth... __tn agitó la cabeza.
—No los conozco. ¿Por qué iba a tener que oír hablar de ellos? "
—Porque... —Nick se inclinó hacia ella, acercándose—. Jonathan y Norah Blackhawk son sus verdaderos padres. Y Rand y Seth son sus hermanos.
Ella se quedó mirándolo y se echó a reír.
—¡Eso es lo más ridículo que he oído en mi vida!
Pero él no sonrió. Solo clavó su sombría mirada en ella.
—Johnathan y Norah murieron en un accidente de coche en Wolf River hace veintitrés años. Sus tres niños estaban en el coche también. Pero sobrevivieron y fueron criados por separado. Rand, de nueve años, fue adoptado por Edward y Mary Sloan de San Antonio. Seth, de siete años, fue adoptado por Ben y Susan Granger, de Nuevo México. Elizabeth Marie, de dos años, fue adoptada por Charles y Margaret Hart, de Carolina del Sur, pero estaban viviendo en Francia en aquel momento. Usted y Elizabeth, señorita Hart, son la misma persona.
__tn dejó de sonreír.
—O esta es una broma de mal gusto, señor Jonas, o usted es un detective privado muy malo que ha cometido un gran error.
—Esto no es ninguna broma —Nick agitó la cabeza—. Y yo no cometo errores. Usted nació con el nombre de Elizabeth Marie Blackhawk, y fue adoptada ilegalmente por los Hart cuando ellos estaban viviendo en Francia. Cuando Charles y Margaret volvieron a los Estados Unidos, un año más tarde, con una niña de tres años, nadie les cuestionó que la criatura no fuera su hija.
__tn oyó voces de fondo, risas de gente que su vista había nublado por completo. Estaba confusa.
—Yo... no le creo.
—Venga, siéntese —dijo Nick amablemente, tocándole el brazo—. Solo un minuto.
Aturdida, __tn se dejó llevar hacia una mesa. Nick la hizo sentarse.
__tn agitó la cabeza.
—No. Esto es ridículo —se soltó de su mano—. ¡No lo creo!
La gente los miró. Pero a __tn no le importó.
Nick sacó unos papeles del bolsillo trasero del pantalón y se los dio a ella.
—Sé que necesitará algo de tiempo para pensar en esto, señorita Beaucnamp. Estos documentos le explicarán lo que pasó. Léalos, pida a sus padres que le digan la verdad, y llámeme cuando esté preparada para hacerlo.
¡Ni que los documentos de Nick hubieran sido serpientes! Ella no podía tocarlos. ¡No quería tocarlos!
Con un suspiro, él se los metió en una de las bolsas de compras. El corazón de __tn golpeaba fuertemente en su pecho, y las ganas de llorar se hicieron insoportables.
Tenía que salir de allí...
__tn se dio la vuelta y echó a correr...
—¡__tn , cariño, abre la puerta, por favor! Por favor, cielo...
__tn estaba tumbada en su cama, encerrada en su habitación, sorda a los persistentes golpes de su madre en la puerta. Su madre llevaba quince minutos insistiéndole, rogándole, amenazándola, hasta llorando, pero __tn se negaba a responder.
—Sé que estás ahí, cariño. Háblame. Dime qué ocurre. Tu padre y yo lo arreglaremos.
__tn tenía en la mano los documentos que Nick Jonas le había dado, y estaba mirando el techo. Los documentos eran de un abogado llamado Henry Barnes: una copia de un certificado de nacimiento, un artículo de periódico que describía el accidente de coche, una fotografía, ampliada, de Norah Blackhawk en el hospital, con un bebé recién nacido en brazos, rodeada por un apuesto marido y dos niños pequeños.
__tn llevaba una hora mirando la foto. Norah Blackhawk se parecía mucho a ella, pensó. Tenía el mismo cabello, los mismos pómulos salientes, y los mismos ojos azules.
Y la prueba más evidente de todas: una copia de un contrato entre un abogado llamado León Waters, de Granite Springs, y Charles y Margaret Hart, con un vago acuerdo de intercambiar una cantidad de dinero, si cierto «paquete» satisfacía sus requerimientos.
__tn había vuelto directamente a casa después del encuentro con el detective Nick . No había creído nada de lo que le había dicho él; todavía no lo podía creer.
¿Cómo era posible? ¿Y por qué habrían hecho aquello sus padres?
—¡Oh, Charles! ¡Gracias a Dios que has llegado! —__tn oyó decir a su madre—. __tn iba a venir a almorzar con Victoria y conmigo, pero no apareció, así que llamé a casa y Tiffany me dijo que había llegado hacía una hora, con la mirada perdida... No dijo una palabra a Tiffany ni a Richard. Se fue directamente a su habitación, y ahora no quiere abrir la puerta.
—¡__tn ! ¡Soy tu padre! —Charles golpeó la puerta—. ¡Abre la puerta ahora mismo! ¡No tengo tiempo para tonterías!
__tn suspiró. Se sentó. Sabía que no iba a poder con su padre por mucho tiempo. Iba a tener que enfrentarse a sus padres, y sería mejor que fuera ahora.
Se le hizo un nudo en el estómago cuando se levantó y miró nuevamente los papeles.
«Jonathan y Norah Blackhawk son sus verdaderos padres... muertos en un accidente de coche... Rand y Seth...»
Rand y Seth... Esos nombres le sonaban. Significaban algo importante para ella.
Respiró profundamente y tragó saliva. Fuese cual fuese la verdad, fuese lo que fuese lo que había sucedido hacía veintitrés años, tenía que saberlo.
—¡__tn Louise! ¡Abre inmed...! El puño de su padre quedó en el aire cuando __tn abrió la puerta. Su madre se lanzó hacia ella.
—¡__tn , cariño! —exclamó abrazándola.
—¡Qué ha sucedido? —preguntó su padre. __tn se apartó de su madre, y con el cuerpo rígido dijo:
—Madre, padre. Entrad y sentaos, por favor —dijo serenamente, para su sorpresa.
—¿Qué te ha dado? —preguntó Charles de malhumor—. Tu madre me ha sacado de una reunión, diciéndome que estabas enferma. Quiero saber qué ocurre.
—¡Deja de gritarle, Charles! ¿No ves que está turbada?
—Madre...
—__tn , cariño... —Margaret tomó la cara de su niña—. Todas las novias están nerviosas antes de la boda. Es normal. Charles, ve y trae mis sedantes del botiquín...
—¡No! —gritó __tn .
Charles y Margaret se quedaron petrificados. __tn jamás les había hablado en ese tono.
—__tn me estás asustando —dijo su madre tapándose la boca con la mano—. ¿Qué ocurre? ¿Qué...?
—Wolf River.
—¿Wolf River? —susurró Margaret , y miró a su marido.
Y en ese momento, en el corto espacio de tiempo entre un latido y otro del corazón, entre una inhalación de aire y otra, __tn supo que era verdad.
Los ojos marrones de Margaret se llenaron de pánico. Hizo un movimiento hacia su hija, pero __tn alzó una mano y agitó la cabeza.
—Es cierto —dijo __tn como si acabasen de apuñalarla—. Soy adoptada.
—¿Dónde has oído semejante cosa? —dijo Charles.
Durante la última hora había estado rogando que alguien le dijera que era una broma de mal gusto, o que el detective se hubiera equivocado.
«No cometo errores», había dicho el hombre. Y por la expresión en la cara de sus padres, parecía cierto.
—Un hombre llamado Nick Jonas, un detective privado, contratado por un abogado de Wolf River, se acercó a mí cuando salí de la tienda de Evelyn. Me mostró un artículo de periódico acerca de un accidente de coche y una fotografía de mis padres biológicos y de dos hermanos —__tn alzó los papeles—. También me dio una copia de un documento, un acuerdo entre vosotros y un hombre llamado León Waters.
Margaret soltó un grito y se agarró al brazo de su marido para sujetarse.
—__tn ...
—Me dijo mi nombre. Mi verdadero nombre es Elizabeth Marie —__tn se acercó a la ventana de su habitación y miró el jardín de la mansión donde había sido criada. Estaba verde y florido con azaleas y mirtos. La casa, una mansión estilo Tudor, con diez habitaciones y un salón inmenso, era la más grande y rica del vecindario.
—Los nombres de mis padres eran Jonathan y Norah Blackhawk. Jonathan era cherokee y Norah, galesa.
—Por favor, ven y siéntate —dijo Charles, tenso—. Tenemos que hablar de esto. __tn se dio la vuelta bruscamente.
—Me comprasteis. Como si fuera uno de vuestros barcos, coches o casas...
—¡Por amor de Dios, __tn ! —Charles agitó la cabeza—. Estás dramatizando. ¡No fue así en absoluto!
—Entonces, ¿por qué no me dices cómo fue?
—Charles, por favor, déjame a mí —intervino su madre, apretando el brazo de su marido. Volvió la vista a su hija y dijo— Poco después de que tu padre y yo nos casáramos, su socio de París le ofreció venderle su parte. Aunque suponía mudarnos a Francia durante unos pocos años y estar lejos de los Estados Unidos, los dos pensamos que era una oportunidad que no debíamos dejar pasar. En aquellos momentos tu padre estaba muy ocupado, y yo estaba sola la mayor parte del tiempo. Dos años más tarde, cuando supimos que yo estaba embarazada, nos pusimos muy contentos.
Margaret se acercó a la cama de __tn , se sentó en el borde y continuó:
—Tuve un aborto a los cinco meses. Hubo complicaciones. Yo... Tuve que hacerme una histerectomía cuando apenas tenía veintiocho años —Margaret cerró los ojos—. Pensé que mi vida se había acabado.
En medio de la nube de confusión y rabia, __tn sintió pena por su madre. Se acercó a la cama y se sentó a su lado. Margaret tenía lágrimas en los ojos cuando los abrió.
—Cuando tu padre te trajo a casa... —Margaret extendió la mano y puso un mechón de pelo de __tn detrás de su oreja—, yo no le pregunté cómo te había encontrado. No me importó. Lo único que sabía era que tú eras la criatura más hermosa que jamás había visto. La más perfecta del mundo, y me pertenecías. Tenías tres años cuando volvimos a los Estados Unidos, y como hacía cuatro años que no estábamos aquí, no hubo preguntas.
—El señor Jonas dijo que las adopciones fueron ilegales —__tn miró a su padre—. Que un abogado llamado León Waters me vendió.
—Ese hombre vil... —dijo Margaret con un estremecimiento—. Jamás hubiera sabido su nombre de no ser porque llamó por teléfono seis meses más tarde. Amenazó con llevarte si no le dábamos más dinero. Le dimos lo que quería, y entonces tu padre me dijo la verdad finalmente. Acerca de Wolf River y de cómo había muerto tu familia.
—El señor Jonas me dijo que mis hermanos no habían muerto —__tn le dio la fotografía de su nacimiento a su madre—. Que vivían en Texas y que querían conocerme.
Margaret agitó la cabeza.
—Eso no es cierto. Había certificados de defunción de tus hermanos. Tu padre me dijo que los había visto.
—Pero el periódico... —respiró profundamente—. El artículo decía que toda la familia había muerto...
—El abogado me aseguró que era un error cometido por un periodista incompetente —dijo Charles con firmeza—. Waters sabía que yo quería adoptar sin esperar meses, o años de trámites, así que cuando te entregaron a él, no se molestó en corregir el periódico. Me llamó. Yo volé a los Estados Unidos, y te llevé de regreso a Francia conmigo.
—__tn —Margaret tomó la mano de su hija—. Ese hombre... el tal Nick Jonas te está mintiendo acerca de tus hermanos. Debió de descubrir lo que sucedió y quiere dinero. Es la única explicación que encuentro para que todo esto haya salido a la luz después de tantos años. __tn agitó la cabeza.
—Él no me pidió dinero.
—Aún no, pero ya lo hará —dijo Margaret con voz temblorosa—. ¿Un escándalo como este a tres días de tu boda? El sabe que haríamos cualquier cosa para mantener esto en secreto por ahora. Prométeme que no volverás a hablar con él.
—Yo... No sé. No estoy...
—Cariño —habló Margaret con voz implorante—. Aunque no te he llevado en mi vientre, tú eres mi niña y yo te amo profundamente. Por favor, __tn , perdónanos por ocultarte la verdad, y por favor, dime que no volverás a hablar con ese horrible hombre.
Tal vez tuviera razón su madre. Teniendo en cuenta todo lo que acababa de saber, tal vez Nick Jonas estuviera mintiendo y buscando conseguir dinero fácil. Y aunque no parecía un chantajista, nunca se sabía lo que tenía la gente en su mente.
Ella lo sabía mejor que nadie.
Aturdida, __tn se entregó al abrazo de su madre. Aquella era la única madre que había conocido, la que había jugado a las muñecas con ella cuando era pequeña, la que le había dado sopa cuando había estado enferma, y la que la había arropado por las noches. La madre que había hecho aspavientos por su primera cita, la que había llorado cuando había terminado la escuela secundaria y la universidad, la que se había preocupado cuando había vuelto demasiado tarde a casa.
Tarde o temprano, __tn sabía que tendría que enfrentarse a la realidad de haber sido adoptada y de que sus padres le habían mentido. Era algo demasiado grave para evitarlo o ignorarlo.
Era un asunto tan importante como que en tres días se casaría.
Con los brazos cruzados, Nick se apoyó en una columna de mármol en la parte de atrás de una catedral de ciento ochenta y cinco años. La iglesia estaba llena de rosas blancas y rosas. Un cuarteto tocaba una pieza de Handel, mientras los invitados murmuraban mirando a una dama de honor rubia vestida de turquesa que caminaba por un interminable pasillo hacia el altar.
Nick se preguntó qué habrían estado murmurando aquellas personas si hubieran visto a Blondie y Zac saliendo del Motel Wanderlust a la una de la madrugada las dos últimas noches.
Nick había descubierto por casualidad al futuro marido de __tn en pecado. Como Nick no había podido acercarse a la mansión de __tn , había decidido seguir a su prometido con la esperanza de que él lo condujese a ella.
Pero no había sido __tn la rubia con la que Zac Hollingsworth se había encontrado en el motel. Por costumbre, Nick había hecho algunas fotos, pero no le servían. Su trabajo no era sorprender a un prometido infiel, sino convencer a __tn de que hablase con sus hermanos, o mejor aún, que se encontrase con ellos.
Había pensado que ella lo llamaría después de ver los documentos y de confirmar que la historia era cierta. Aunque apenas la conocía, tenía la impresión de que __tn era diferente de toda esa panda de ricos con la que andaba su familia. Cuando ella no se sentía observada, tenía algo en los ojos, en la expresión, que le despertaba curiosidad.
Evidentemente se había equivocado.
Cuando oyó la marcha nupcial, Nick se puso erguido. Todas las cabezas se volvieron hacia la entrada por la que aparecería la novia.
¡Maldición! Debía conseguir acercarse cinco segundos a la novia cuando estuviera sola... Una vez que caminase hacia el altar, pasarían días, tal vez semanas, hasta que pudiera acercarse a ella.
« ¡Maldita sea!», se dijo Nick .
Nick observó un movimiento en la puerta trasera de la iglesia. Por un momento no fue capaz de pensar con claridad. Como una nube blanca, __tn abrió la puerta y fue hacia él, con la cara cubierta por el velo.
Zac Hollingsworth sería un cerdo, pero tenía mucha suerte, pensó Nick .
__tn habría podido seguir caminando con paso firme, habría podido mantener la barbilla alta si no hubiera visto a Nick Jonas apoyado casualmente en una de las columnas de mármol cuando ella había salido de la antesala de la novia.
Nick iba vestido todo de negro, y __tn pensó que parecía el diablo en persona. Cuando él le sonrió y se tocó la sien, ella apretó el ramo de flores que llevaba en las manos y dudó en su paso.
¿Cómo se atrevía a aparecer allí? ¿Y cómo se atrevía a mirarla con aquellos ojos de reproche?
No lo había llamado. ¿Y qué? Sus padres la habían adoptado, ¿qué más daba? La querían de verdad. Zac la amaba y ambos tenían un futuro feliz por delante.
A unos pocos metros de ellos, su padre le hizo una seña con el brazo. Ella lo miró, miró a Zac , que estaba de pie en la entrada de la catedral, observándola, sonriéndole serenamente, esperándola.
« ¡Oh, Dios!», pensó __tn . Su corazón latía furiosamente. __tn se acercó a su padre, lo miró a los ojos y le dijo:
—Papá, yo... Lo siento.
Con un suspiro, Charles asintió y le dijo:
—Está bien —se inclinó y le dio un beso en la mejilla—. Haz lo que tengas que hacer.
—Gracias —susurró ella con un nudo en la garganta, le dio el ramo a su padre y lo abrazó—. Dile a mamá que la quiero.
__tn oyó los murmullos a su espalda cuando se dio la vuelta y fue bruscamente en dirección a Nick . Alzó la barbilla, lo miró y dijo con amabilidad:
—¿Le importa llevarme en su coche?

por **chelis** Vie 27 Jul 2012, 10:59 pm

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHH!!!!!! NUUEEVAAA LEEECCTOOORAAAA
Y SIIGUEEELAAA PORFIIISS

por **ElitzJb** Sáb 28 Jul 2012, 3:44 pm

mell_jonatik escribió:olaaa me gusto el argumento!!!!
new reader!!!
siguelaaaaaaaaaaaaa

hola bienvenida es un gusto q te guste :)

por **ElitzJb** Sáb 28 Jul 2012, 3:46 pm

chelis escribió:OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHH!!!!!! NUUEEVAAA LEEECCTOOORAAAA
Y SIIGUEEELAAA PORFIIISS

:) hey q bien q te hallas paso x aqui
claro q la seguiré

por **jamileth** Sáb 28 Jul 2012, 6:06 pm

wao...q infiel s zac!!!

siguelaa

y gracias x la bienvenida!!!

por **chelis** Sáb 28 Jul 2012, 10:27 pm

PORFIISSS

por **jamileth** Sáb 28 Jul 2012, 10:46 pm

por **ElitzJb** Dom 29 Jul 2012, 7:18 pm

Capítulo Dos

Condujeron en silencio. El sol se estaba escondiendo en el horizonte. Atravesaron fincas y granjas con cercas blancas y caballos de pelo lustroso que pastaban en el mullido campo verde.
__tn miraba hacia adelante. Tenía las manos entrelazadas en su regazo. Entre la cola del vestido y sus pliegues, y los tules de su velo, ocupaba casi toda la parte delantera.
Nick miró por el espejo retrovisor por décima vez. Se sintió aliviado de que no los estuviera siguiendo nadie.
Apartando la falda del vestido de __tn , cambió de marcha y se metió en un barrio tranquilo, de elegantes casas de ladrillo. Luego, aparcó el coche a la sombra de una magnolia. Paró el motor, bajó la ventanilla de su lado y la de __tn . Ella no se movió. Ni habló.
Un hombre que paseaba su perro los miró con curiosidad.
—__tn ... —dijo Nick suavemente.
Ella parecía de cera. Él miró si respiraba. Por el movimiento de sus pechos, parecía que sí. Él era humano, y detuvo un momento su mirada en ellos antes de pronunciar su nombre nuevamente:
—__tn ...
Ella pestañeó y se giró lentamente hacia él.
—¿Quiere decirme qué sucede aquí?
—Yo... —ella dudó. Tragó saliva y dijo—: Simplemente huí de mi prometido, de mis padres y de doscientos invitados.
Eso se lo había imaginado ya. Así que Nick preguntó lo lógico:
—¿Por qué?
—No lo amaba —su voz tembló. Luego, lo miró y repitió—: Yo... no lo amaba.
La segunda vez la voz fue más firme. Nick se apoyó en la puerta de su coche y la miró detenidamente. Pensó que tal vez su primera impresión no lo había engañado, después de todo. Tal vez había algo diferente en __tn .
—¿Y acaba de darse cuenta?
Ella miró el diamante de su mano.
—Conozco a Zac de toda la vida. Nuestras familias han pasado vacaciones juntas, han celebrado cumpleaños y aniversarios. ¡Mis padres se pusieron tan contentos cuando él me propuso matrimonio! Jamás se me ocurrió rechazarlo.
—Hasta hoy.
—Toda mi vida ha sido una mentira —se quitó el anillo del dedo y lo puso en su palma—. Mis padres me mintieron. Yo me he mentido y he mentido a Zac . Todo porque tuvimos miedo de decir la verdad, miedo de las consecuencias. Cuando salí y vi a toda esa gente sentada en la iglesia, y luego vi a Zac , supe que era ahora o nunca —cerró la mano con el anillo dentro—. Jamás me perdonarán.
A él le hubiera gustado decirle que había hecho lo correcto. Que su prometido había estado revolcándose con una mujer que se suponía amiga de ella. Pero vio el frío miedo en los ojos de __tn , el peso de la culpa. No iba a ser él quien agregase dolor a aquella mujer.
Además, la vida sentimental de __tn Hart no era asunto suyo. A él lo habían contratado para encontrarla, no para rescatarla.
—Mis padres me han confirmado todo lo que ha dicho sobre mi familia biológica —de un bolsillo a la altura de la cadera sacó un pañuelo de seda. Metió el anillo y volvió a introducirlo en el bolsillo—. A excepción del tema de mis hermanos, que me han dicho que murieron en el accidente con mis padres. Mi padre vio los certificados de defunción de Rand y de Seth.
—Los certificados de defunción eran falsos, como el suyo.
—¿El mío? Nick asintió.
—Comprendo —__tn frunció el ceño y agitó la cabeza—. No, en realidad no comprendo. ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que separen a una familia, como hicieron con nosotros, y que nos den en adopción, legal o ilegalmente? ¿Cómo no lo supo nadie?
—El abogado de Wolf River se lo explicará todo —Nick sacó su teléfono móvil del bolsillo de su camisa—. Puede hablar con sus hermanos y...
—No.
—¿No? —Nick dejó de marcar y la miró.
—No. Por teléfono, no.
—De acuerdo —Nick apagó el teléfono—. La llevaré a su casa para que prepare un bolso con algunas cosas. Luego, la acompañaré a tomar un avión a Dallas. Wolf River está a tres horas del aeropuerto y alguien va a...
—Señor Jonas, al último sitio al que iría en este momento es a mi casa. Y no tengo intención alguna de tomar un avión.
__tn no sabía cuándo había tomado esa decisión. Tal vez en los últimos dos segundos, o quizá en el momento en que había visto a Nick en la iglesia. De todos modos, no importaba.
Ella no iría a su casa.
—En primer lugar, ¿por qué no me llama simplemente Nick ?
__tn se quedó inmóvil al ver cómo la miraba de arriba abajo. Aquellos ojos negros le habían producido escalofríos.
¡Dios santo! Hacía calor en el coche.
—En segundo lugar... —volvió a mirarla a los ojos—. Por si se le olvida, aún lleva el vestido de novia.
—Le aseguro, Nick , que nadie mejor que yo sabe cómo voy vestida —el vestido le quedaba como un guante, y ella apenas podía respirar—. Pero no pienso volver a casa.
—De acuerdo... —puso una mano en el volante—. ¿Y cuál es su plan?
—Muy sencillo, en realidad —a su madre le había llevado quince minutos sujetar el velo a su cabeza. A ella le llevó dos segundos quitárselo—. Me llevará en coche a Wolf River.
El la miró un momento.
—¿Cómo dice?
—Digo... Que me gustaría que me llevase a Wolf River.
—No es posible —Nick agitó la cabeza—. Me han contratado para encontrarla y ponerme en contacto con usted. Lo siento, pero mi trabajo ha terminado.
—Entonces lo vuelvo a contratar —__tn movió los hombros hacia atrás, pero no logró disminuir la molestia que le ocasionaban sus pechos aprisionados—. ¿Cuánto cobra?
—¿Habla en serio? —Nick se rió—. No importa lo que cobro. La llevaré al aeropuerto y la subiré a un avión. Eso es todo lo que puedo hacer.
—Le pagaré el doble.
Ella notó la duda en su mirada, la leve subida de una ceja, pero luego él volvió a agitar la cabeza.
—Mire. Comprendo que se encuentre un poco alterada y que no pueda pensar con claridad, pero...
—Pare —__tn se acercó a él y achicó los ojos—. Pare. Usted apareció hace tres días y me dijo que toda mi vida era una mentira. Yo acabo de abandonar a la única familia que he conocido, por no hablar de mi prometido y de los doscientos invitados. No me diga que comprende cómo me puedo sentir o qué puedo pensar en este momento. Usted no tiene ni idea de lo que puedo tener en la cabeza en este momento.
__tn se puso la mano en el vientre, sorprendida de que pudiera alzar la voz. Habían sido años de modales estrictos y de impecable comportamiento.
—Le pido disculpas —dijo, disimulando el picor que le causaban sus pechos aprisionados—. He sido ruda con usted. Estoy segura de que podemos hablar de esto con serenidad.
—No hay nada que hablar.
Cuando él le miró el pecho, __tn se puso nerviosa. ¡Ni Zac se hubiera atrevido a mirarla tan descaradamente!
Resistió el impulso de taparse con las manos. Al ver que él no dejaba de mirarla, su nerviosismo se transformó en irritación.
—Señor Jonas —dijo ella, haciendo un esfuerzo por emplear un tono frío—. Si dejase de mirar mi pecho, tal vez pudiese escucharme.
—Lo siento. Pero eso no estaba ahí hace unos minutos.
—¿Qué cosa no estaba dónde?
—Eso.
__tn miró hacia abajo y exclamó. ¡Oh! Sus pechos estaban saliendo por arriba del escote. « ¡Maldito vestido!», pensó.
—¡Eso tiene que hacerle daño! —dijo él.
—No es nada —mintió ella, toda colorada. Agarró el velo y se cubrió.
—Señor Car... Nick ... Necesito ir a Wolf River, pero también necesito unos días para digerir todo lo que ha sucedido. No tengo dinero encima en este momento, pero le aseguro que tengo acceso a una cuenta personal. Dígame cuál es el precio.
¡Maldición! ¡__tn Louise Hart Elizabeth Marie Blackhawk sería una mojigata, pero muy altanera!
Nick no sabía si le hacía gracia o si lo molestaba. Tal vez ambas cosas. Pero una cosa era cierta: ella era muy atractiva.
Cuando se había quitado el velo habían caído varios mechones de cabello negro brillante. Llevaba unos pendientes de perlas y un collar a juego. Tenía unos ojos azules, que por momentos echaban fuego, y por momentos hielo, y una boca que podría haber tentado a un santo.
Y él no era un santo.
—Mire, __tn . Tal vez usted tenga razón. Tal vez necesite algo de tiempo para pensar en todo esto. Puedo llevarla a algún complejo turístico en algún sitio, para que se quede de incógnito. Dentro de unos días...
—No tengo intención de ocultarme en un complejo turístico —ella alzó la barbilla—. Sé lo que quiero. Tal vez por primera vez en la vida. Le pagaré el triple de sus honorarios.
—Yo... ¿El triple?
—Por favor —ella se inclinó y puso los dedos en su brazo—. Nick , por favor...
Su mano en la piel desnuda era tan cálida como su ruego. Él vio entreabrirse sus labios suavemente para rogarle, mientras lo miraba, implorante, y sintió una punzada de deseo en sus partes bajas.
Apretó los labios y se soltó de un tirón. Negó con la cabeza.
—No, lo siento, pero tendrá que...
De pronto sonó el móvil y él recordó que el teléfono estaba debajo de la nube de tules de su vestido. __tn exclamó cuando Nick hundió su mano en los tules y bordados y sacó su teléfono de debajo de su trasero.
—Jonas al habla —dijo cuando contestó por fin.
—Nick Jonas, ¡hijo de mala madre! —dijo un hombre al otro lado de la línea—. ¡Le exijo que traiga a mi prometida de vuelta a la iglesia!
Nick alzó una ceja y preguntó como si no supiera nada:
—¿Con quién estoy hablando?
—Sabe perfectamente con quién está hablando! ¡Vuelva aquí inmediatamente! —gritó Zac Hollingsworth.
—Estoy ocupado ahora mismo. ¿Qué le parece si lo llamo más tarde?
La respuesta de Zac hizo que Nick alzara la ceja.
__tn se mordió el labio nerviosamente.
—No me va a humillar de este modo —gritó Zac —. Traiga a __tn ahora mismo o haré que no le renueven la licencia de detective. ¡Lo demandaré judicialmente! Lo haré arrestar y lo...
—Tengo su número —lo interrumpió Nick — Habitación 16 del Motel Wanderlust. ¡Bonito lugar! Aunque las paredes son algo finas, ¿no cree?
Hubo un tenso y largo silencio al otro lado de la línea. Luego, Zac dijo serenamente:
—Mire, Jonas. Será mejor que se guarde esa información... ¿Veinticinco mil dólares está bien? Si trae a __tn a la iglesia enseguida doblaré la cifra. Después de la ceremonia, usted y yo podernos hablar tranquilamente, de hombre a hombre...
Nick colgó y cerró su móvil.
¡El muy cerdo ni siquiera había preguntado cómo estaba __tn ! Ni había pedido hablar con ella, pensó Nick . A los Hollingsworth solo les interesaba que ella volviera para no sentirse humillados.
—¿Quién era? —preguntó __tn ansiosamente.
—Nadie que usted conozca —dijo Nick . Era casi cierto.
La vio relajarse.
—Nick , reconsidere la oferta que le he hecho...
—De acuerdo.
—¿De acuerdo?
— Lo haré.
—¿Lo hará?
—He dicho que lo haría, ¿no? Pero lo haremos a mi modo, ¿ha comprendido?
—Por supuesto.
Ella le sonrió dulcemente, y con tal inocencia, que él sintió otra punzada de deseo. « ¡Maldita sea!», pensó.
—Pararemos cuando yo lo diga, y donde yo diga. Y no quiero mucha charla. Ella asintió apretando los labios.
—Abróchese el cinturón.
Ella se puso el cinturón, algo que no era fácil, teniendo en cuenta su traje. Luego, se echó hacia atrás en el asiento y miró al frente.
Él la miró. Tenía un perfil perfecto, una sonrisa serena, una cara hermosa... Parecía un ángel.
Nick puso el coche en marcha y volvió a la autopista. Si no quería tocar a __tn , y no la tocaría, tenía que llegar a Wolf River cuanto antes.
__tn intentó no pensar en lo que había hecho. Si bien no se lamentaba de no haberse casado con Zac , se sentía culpable por haberse marchado de aquel modo. Aunque Zac no había sido nada romántico ni apasionado con ella los dos años que llevaban saliendo formalmente, no se merecía que lo abandonase en el altar.
No sabía si Victoria y su hijo la perdonarían algún día, ni si volverían a hablarle. Era curioso, pero le dolía más la idea de que Victoria no volviese a hablarle que la de que no lo hiciera Zac .
__tn sabía que sus padres superarían el escándalo, aunque tuvieran que vivir momentos difíciles. El saber que tenía el apoyo de su padre la alentaba. Pero aún quedaba su madre por apaciguar. Aquel pensamiento hacía que la picazón en los pechos aumentase.
Intentó concentrarse en el paisaje y en la música de Aretha Franklin en la radio de Nick .
Había intentado no hablar desde que Nick había vuelto a la autopista. Había intentado distraerse para no rascarse donde sentía el picor en los pechos. No se rascaría... ¡No se rascaría! ¡No podía rascarse!, pensó.
—¡Pare! —gritó de repente.
—¿Qué?
—Pare el coche.
Él apartó el coche de la carretera y paró detrás de unos cipreses.
—Guapa, si has cambiado de parecer, estás en tu...
Ella se desabrochó el cinturón y le dio la espalda. Se puso una mano en el pecho y sintió el calor abrasador.
—Desabrócheme —le dijo.
—¿Qué?
—Dése prisa.
En otra situación habría sido un halago y un placer que una mujer le pidiera que le desabrochase el vestido. Pero con __tn aquello no era nada normal.
—Nick , por favor!
—De acuerdo, de acuerdo... Nick miró la espalda del vestido. Tenía cinco diminutos botones antes de la cremallera. Cuando por fin pudo terminar con todos ellos y la cremallera, el vestido se aflojó y ella dio un suspiro de alivio.
—¡Ahora el corsé!
—No creo que sea buena idea...
—No puedo hacerlo yo sola. ¡Te juro que voy a gritar si no me quito esto inmediatamente!
Terrible. Lo peor que podía sucederle en aquel momento era estar en el coche con una mujer medio desnuda y que se pusiera a gritar. Extendió la mano hacia el primer ojal, luego los desabrochó uno a uno, hasta que la prenda interior cayó.
—¡Bendito seas! —suspiró ella.
Nick hizo un gesto de dolor al ver las marcas rojas que le habían quedado en la piel. Sin pensarlo, le tocó la espalda.
Ella se irguió sobresaltada.
—Relájate —le dijo él, frotando su espalda—. Creo que puedo controlarme, __tn . Dime dónde te pica.
—Ahí —dijo ella con voz tensa, pero se acomodó nuevamente en el asiento—. Por todos lados.
Él movió su mano por la espalda. Ella gimió suavemente y arqueó la columna bajo su mano. Nick se mordió la lengua para no maldecir.
Su piel era tibia seda, y él sintió ganas de explorar más, de sumergirse en el vestido y llegar hasta la cintura. De acariciar su vientre y sentir el peso de su pecho firme.
Su espalda, delgada y larga, estaba totalmente desnuda. Nick sintió un deseo irresistible de besar sus hombros, de probar su piel.
—¡Qué placer! —susurró ella.
__tn nunca había experimentado algo tan relajante y erótico. Las manos de Nick en su espalda eran una sensación exquisita. Todo su cuerpo se estremecía al sentir su tacto.
Se sentía como si la hubieran drogado, o como si se acabase de despertar de un sueño sensual y aún estuviera atrapada entre la fantasía y la realidad. Sus miembros le pesaban, estaba un poco mareada...
La sorprendió ver que se dejaba tocar por aquel hombre que apenas conocía, incluso que deseara que la tocase, no solo en la espalda, sino en otros lugares. Tenía ganas de que le tocase los pechos, y el lugar entre las piernas...
Cuando sintió sus manos cerca de la parte de atrás de sus pechos, se sobresaltó. Sabía que debía apartarse, pero no podía.
Cerró los ojos. Notó que él se acercaba más. Sintió su aliento en el hombro.
Pero entonces, de repente, Nick le subió el vestido y se apartó.
—¿Estás mejor? —preguntó él.
Ella se sentía demasiado incómoda como para darse la vuelta. Se limitó a asentir.
Él dijo algo pero ella no le entendió. Luego, oyó cómo Nick abría el coche y salía. Agradeció tener un momento de soledad. Se tapó la cara con las manos y gruñó. Se imaginaba lo que debería estar pensando él de ella. No solo le había pedido que le desabrochase el vestido, sino que le había permitido acariciarla.
Lo oyó revolver en el maletero. Después de cerrarlo apareció con un puñado de ropa que tiró en el asiento.
—Ponte esto por ahora. Ya encontraremos algo más adecuado cuando paremos para cenar.
__tn miró los pantalones de chándal y la camiseta y alzó la mirada hacia Nick .
—Yo... Gracias.
—Tienes cinco minutos para cambiarte. Luego, me subiré al coche, te hayas vestido o no. Te aconsejo que te des prisa.
Nick cerró la puerta y se apoyó en la puerta del conductor. __tn miró su espalda un momento y luego la ropa. Le quedaría enorme, pero cualquier cosa sería mejor que aquel vestido.
Se dio cuenta de que ya había perdido veinte segundos y empezó a quitarse el vestido y el corsé. Se puso la camiseta, y cuando apenas había terminado de ponerse los pantalones de chándal, Nick entró en el coche y puso en marcha el motor.
Una nube de polvo se esparció al arrancar. Nick se aferró al volante con ferocidad. Pero __tn , después de haber dejado la iglesia y la boda atrás, tuvo una cierta sensación de libertad que jamás había experimentado. Sonrió y se puso el cinturón de seguridad. Y mentalmente cantó la canción de los Eagles que sonaba en la radio.

por **chelis** Dom 29 Jul 2012, 8:13 pm

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
POBRE DE NIICCKK!!!!!!!
PERO ESE ZAC QUE SE CREEEEEEEE!!!
AAIIII QUE PASARA EN EL VIAJEEEE¡¡?????

por **jamileth** Mar 31 Jul 2012, 6:29 pm

jejej nick qria tocar mas!!

siguelaaaaaaaaa

por **chelis** Mar 31 Jul 2012, 7:40 pm

CAAAPIIISS

por **jamileth** Mar 31 Jul 2012, 8:54 pm

siguelaaaaaaaaaaa

por **chelis** Mar 31 Jul 2012, 9:15 pm

POOORRFIISSSS

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