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Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Capitulo Dieciocho
la rechazó aceptarlo.
__________ salió tan silenciosamente como le era posible de la cabaña, permaneciendo en las sombras mientras se obligaba a sí misma a moverse en la oscuridad de la montaña donde la cabaña se asentaba.
Había escuchado a Nicholas, Kane Tyler y Callan Lyons hablar de la seguridad del complejo antes, antes de que Nicholas los dejase para ayudar a Kane con una especie de funcionamiento defectuoso del ordenador. Después ella había hablado con su padre y lo había tranquilizado diciéndole que estaba bien. No es que ella pudiera hacer algo más con Nicholas cerniéndose sobre ella como un ángel vengador. Incluso había susurrado su frase en código —Estoy bien, papáen vez de padre…y todavía no podía explicarse por qué lo había hecho.
Quizás porque la independencia que le había ganado a su familia había sido muy difícil de conseguir. Su padre y hermano sólo esperaban una excusa para arrastrarla de vuelta, casarla con un hombre joven, agradable, formal y serio y verla hecha la esposa perfecta de Washington.
Ella no pensaba eso. Discutirlo con Nicholas sería más fácil. Y estaba a punto de mostrarle aquí y ahora que ella no era alguien a quien él pudiera ordenar tan despreocupadamente. Se iría de esta maldita montaña, fuera del Complejo de Casta, y llegaría ala Casa Blancasola. No sería tan difícil. Rescatándose a sí misma, ella podría afirmar su independencia hasta ante el peligro que la rodeaba.
La fuga no sería difícil. Todo lo que debía hacer era seguir la vieja carretera y llegar a la carretera del condado a varias millas de distancia.
Podría parar un coche abajo, conseguir un paseo al teléfono más cercano y llamar a su padre. Él no la habría abandonado al cuidado de las Castas si supiera la verdad. Y ella sabía que Nicholas estaba desesperado por mantener aquella verdad escondida hasta que pudiera convencerla de aceptar el acoplamiento cuando esto se aprobara.
Resopló por esto mientras corría fuera del claro hacia detrás de la casa y se dirigía a la línea de árboles. La naturaleza podría hacerse tan fea como quisiera. __________ no había elegido a Nicholas, y forzar su elección no era su idea de una relación perfecta.
Debía haber un modo de curarlo. Un modo de hacer que el calor desapareciese y le diese una posibilidad para decidir por sí misma al hombre que ella quisiese.
¿Habría elegido ella a Nicholas si hubiera tenido una opción? Su cuerpo gritó sí, su corazón le dolió.
El amor no llegaba en un día, ¿verdad? No era una cuestión como la que había leído o con la que había fantaseado, ella sabía que la realidad era un tema completamente diferente. Nicholas era una persona solitaria, una Casta de Coyote, criada para manipular y engañar. ¿Pero los humanos no hacían, de todos modos casta o no, las mismas cosas?
La confusión era una ciénaga de pensamientos y sentimientos dentro de su cabeza a los que ella no podía encontrarles sentido. Y que no podía controlar. El miedo era tan primario como la excitación en aumento, y la seguridad sólo podría ser encontrada en lo normal. Ella debía irse a casa. Debía hablar con Alexander. Aún fríamente furioso como estaría, se pondría de su lado y le ayudaría.
Ella tropezó en el bosque, la larga camisa de franela que llevaba puesta se enredó en la maleza por la que pasó. Los vaqueros y las zapatillas de deporte la protegían de la frialdad del aire, pero nada podría protegerla del calor interno. Este aumentaba. Había rezado para que, separándose de Nicholas y del olor que parecía llenar la cabaña, pudiera sobrevivir a la necesidad.
Ella sobreviviría, se dijo ferozmente. Todo lo que debía hacer era llegar a casa.
Las nubes se movían despacio sobre el cielo nocturno, atenuando la luz de la luna y aumentando la oscuridad del bosque. Maldición, odiaba la oscuridad. Por eso era por lo qué vivía en la ciudad en vez de en la finca de su padre en Pennsylvania.
No era que le asustara la oscuridad; sólo que no le gustaba. Estaba llena de sonidos que no podía identificar, sonidos que enviaban estremecimientos por su columna y la hacían pensar en cada película de terror que Alexander y ella se habían atrevido alguna vez a mirar.
El grito de un gato, un gato grande, resonó por la montaña. Ella hizo una pausa, respirando entrecortadamente, sus ojos estaban desorbitados mientras intentaba ver en la oscuridad. ¿Bien, qué era lo que Nicholas había dicho? Si no olías como un gato te comían.
Oh Dios. Esto era grande. Los lobos salvajes y los gatos grandes, un calor de acoplamiento que la volvía loca y sólo Dios sabía lo que venía. Ella no necesitaba nada de esto.
Se movió más rápido, despreocupándose ya del silencio o de la cautela. ¿Qué demonios importaba?
—Kane, tenemos movimiento no autorizado en el Sector Tres C —informó tranquilamente Tamber, el experto femenino de comunicaciones dela Casta, mientras Kane y Nicholas trabajaban en el raro programa que trataban de instalar para interceptar el tráfico de web de los pertenecientes a los Supremacistas dela Sangre.
La cabeza de Nicholas subió, sus ojos se entrecerraron. Tres C era el área donde se encontraba la pequeña cabaña que él y __________ usaban.
—No hay ningún indicador electrónico y los gatos se dirigen a esa zona.
—¡Jo/der! —Nicholas se puso rápidamente en pie—. Es __________. Llámalos.
Debería haber sabido que su fácil capitulación antes, esa noche, había sido solo una artimaña. Había olido su furia y su sentimiento de traición por su respuesta negativa a permitir las pruebas o explicar el por qué.
¿Cómo se suponía que debía decirle que la sola vista de ella aguantando tal dolor lo despojaba del orgullo trayendo casi lágrimas a sus ojos? ¿Que su pecho se había apretado y una rabia como nunca había conocido había llenado su mente?
—Haz que la unidad de Dawn la intercepte —pidió Kane rápidamente—. Nos dirigimos hacia allí ahora.
Él lanzó a Nicholas una de las unidades de intercomunicador que usaban mientras acoplaba la suya a su oído.
—Dawn se mueve para interceptarla, Cabal y Tanner se unen para controlar a los animales. Los gatos han sido agitados, Kane. Ellos podrían no obedecer órdenes estándares —informó la joven Casta femenina en la mesa de comunicaciones.
—Que Merc tenga listas las motos —le espetó—. Nos dirigimos hacia él.
Nicholas se tensó mientras seguía a Kane a la carrera, la furia llenaba su mente con cada maldito segundo. Condenación, él no había esperado que ella corriera. ¿Cómo había tenido la energía para correr?
la rechazó aceptarlo.
__________ salió tan silenciosamente como le era posible de la cabaña, permaneciendo en las sombras mientras se obligaba a sí misma a moverse en la oscuridad de la montaña donde la cabaña se asentaba.
Había escuchado a Nicholas, Kane Tyler y Callan Lyons hablar de la seguridad del complejo antes, antes de que Nicholas los dejase para ayudar a Kane con una especie de funcionamiento defectuoso del ordenador. Después ella había hablado con su padre y lo había tranquilizado diciéndole que estaba bien. No es que ella pudiera hacer algo más con Nicholas cerniéndose sobre ella como un ángel vengador. Incluso había susurrado su frase en código —Estoy bien, papáen vez de padre…y todavía no podía explicarse por qué lo había hecho.
Quizás porque la independencia que le había ganado a su familia había sido muy difícil de conseguir. Su padre y hermano sólo esperaban una excusa para arrastrarla de vuelta, casarla con un hombre joven, agradable, formal y serio y verla hecha la esposa perfecta de Washington.
Ella no pensaba eso. Discutirlo con Nicholas sería más fácil. Y estaba a punto de mostrarle aquí y ahora que ella no era alguien a quien él pudiera ordenar tan despreocupadamente. Se iría de esta maldita montaña, fuera del Complejo de Casta, y llegaría ala Casa Blancasola. No sería tan difícil. Rescatándose a sí misma, ella podría afirmar su independencia hasta ante el peligro que la rodeaba.
La fuga no sería difícil. Todo lo que debía hacer era seguir la vieja carretera y llegar a la carretera del condado a varias millas de distancia.
Podría parar un coche abajo, conseguir un paseo al teléfono más cercano y llamar a su padre. Él no la habría abandonado al cuidado de las Castas si supiera la verdad. Y ella sabía que Nicholas estaba desesperado por mantener aquella verdad escondida hasta que pudiera convencerla de aceptar el acoplamiento cuando esto se aprobara.
Resopló por esto mientras corría fuera del claro hacia detrás de la casa y se dirigía a la línea de árboles. La naturaleza podría hacerse tan fea como quisiera. __________ no había elegido a Nicholas, y forzar su elección no era su idea de una relación perfecta.
Debía haber un modo de curarlo. Un modo de hacer que el calor desapareciese y le diese una posibilidad para decidir por sí misma al hombre que ella quisiese.
¿Habría elegido ella a Nicholas si hubiera tenido una opción? Su cuerpo gritó sí, su corazón le dolió.
El amor no llegaba en un día, ¿verdad? No era una cuestión como la que había leído o con la que había fantaseado, ella sabía que la realidad era un tema completamente diferente. Nicholas era una persona solitaria, una Casta de Coyote, criada para manipular y engañar. ¿Pero los humanos no hacían, de todos modos casta o no, las mismas cosas?
La confusión era una ciénaga de pensamientos y sentimientos dentro de su cabeza a los que ella no podía encontrarles sentido. Y que no podía controlar. El miedo era tan primario como la excitación en aumento, y la seguridad sólo podría ser encontrada en lo normal. Ella debía irse a casa. Debía hablar con Alexander. Aún fríamente furioso como estaría, se pondría de su lado y le ayudaría.
Ella tropezó en el bosque, la larga camisa de franela que llevaba puesta se enredó en la maleza por la que pasó. Los vaqueros y las zapatillas de deporte la protegían de la frialdad del aire, pero nada podría protegerla del calor interno. Este aumentaba. Había rezado para que, separándose de Nicholas y del olor que parecía llenar la cabaña, pudiera sobrevivir a la necesidad.
Ella sobreviviría, se dijo ferozmente. Todo lo que debía hacer era llegar a casa.
Las nubes se movían despacio sobre el cielo nocturno, atenuando la luz de la luna y aumentando la oscuridad del bosque. Maldición, odiaba la oscuridad. Por eso era por lo qué vivía en la ciudad en vez de en la finca de su padre en Pennsylvania.
No era que le asustara la oscuridad; sólo que no le gustaba. Estaba llena de sonidos que no podía identificar, sonidos que enviaban estremecimientos por su columna y la hacían pensar en cada película de terror que Alexander y ella se habían atrevido alguna vez a mirar.
El grito de un gato, un gato grande, resonó por la montaña. Ella hizo una pausa, respirando entrecortadamente, sus ojos estaban desorbitados mientras intentaba ver en la oscuridad. ¿Bien, qué era lo que Nicholas había dicho? Si no olías como un gato te comían.
Oh Dios. Esto era grande. Los lobos salvajes y los gatos grandes, un calor de acoplamiento que la volvía loca y sólo Dios sabía lo que venía. Ella no necesitaba nada de esto.
Se movió más rápido, despreocupándose ya del silencio o de la cautela. ¿Qué demonios importaba?
—Kane, tenemos movimiento no autorizado en el Sector Tres C —informó tranquilamente Tamber, el experto femenino de comunicaciones dela Casta, mientras Kane y Nicholas trabajaban en el raro programa que trataban de instalar para interceptar el tráfico de web de los pertenecientes a los Supremacistas dela Sangre.
La cabeza de Nicholas subió, sus ojos se entrecerraron. Tres C era el área donde se encontraba la pequeña cabaña que él y __________ usaban.
—No hay ningún indicador electrónico y los gatos se dirigen a esa zona.
—¡Jo/der! —Nicholas se puso rápidamente en pie—. Es __________. Llámalos.
Debería haber sabido que su fácil capitulación antes, esa noche, había sido solo una artimaña. Había olido su furia y su sentimiento de traición por su respuesta negativa a permitir las pruebas o explicar el por qué.
¿Cómo se suponía que debía decirle que la sola vista de ella aguantando tal dolor lo despojaba del orgullo trayendo casi lágrimas a sus ojos? ¿Que su pecho se había apretado y una rabia como nunca había conocido había llenado su mente?
—Haz que la unidad de Dawn la intercepte —pidió Kane rápidamente—. Nos dirigimos hacia allí ahora.
Él lanzó a Nicholas una de las unidades de intercomunicador que usaban mientras acoplaba la suya a su oído.
—Dawn se mueve para interceptarla, Cabal y Tanner se unen para controlar a los animales. Los gatos han sido agitados, Kane. Ellos podrían no obedecer órdenes estándares —informó la joven Casta femenina en la mesa de comunicaciones.
—Que Merc tenga listas las motos —le espetó—. Nos dirigimos hacia él.
Nicholas se tensó mientras seguía a Kane a la carrera, la furia llenaba su mente con cada maldito segundo. Condenación, él no había esperado que ella corriera. ¿Cómo había tenido la energía para correr?
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
—Las motos recorrerán rápido la distancia —le gritó Kane mientras se acercaban al sonido de motores poderosos acelerando dentro de un cobertizo metálico, al otro lado del complejo.
—Voy a golpearla —refunfuñó Nicholas—. Malditos infiernos. Se lo advertí.
—Maldición, Nicholas —criticó Kane mientras irrumpían en el cobertizo bien iluminado y empujaban las amplias puertas—. ¿Cómo de fácil piensas que es esto para ella? Deberíamos haberlo esperado.
Pero no lo habían hecho, y debido a su falta de previsión, __________ estaba en peligro.
Saltaron a las pequeñas motos preparadas y poderosas. Construidas para velocidad y carreras en la montaña, las motocicletas habían sido especialmente diseñadas por Mercury, la altísima Casta de león que supervisaba su cuidado como una mama gallina.
Salieron disparados del cobertizo a toda velocidad, girando imprudentemente mientras tomaban una curva pronunciada alrededor de la calzada que conducía al establo y se dirigían al camino lleno de grava en la montaña.
—Ella habrá hecho más de una milla desde la cabaña —gritó Kane por el intercomunicador—. Dirigiéndose hacia la carretera. Los gatos se están moviendo deprisa, así que vamos a hacer esto rápido.
Los grandes gatos estaban cada vez más cerca. Ella podía oír sus gritos ahogados resonando a su alrededor como si se llamasen el uno al otro, trabajando coordinados para detectarla.
__________ corría, tropezando con ramas y troncos mientras luchaba para no caerse y rodar abajo por la montaña. Sólo Dios sabía lo que había en el fondo de algunos barrancos que había descubierto.
Luchaba por respirar mientras el miedo circulaba por su cuerpo y su propia debilidad la golpeaba. Seguramente habría sido más fácil robar un teléfono móvil. Por lo menos no habría sido devorada.
Ella tropezó con algo. Sus propios pies tal vez, mientras otro salvaje grito felino sonaba detrás de ella. Aterrizando sobre su estómago, luchó para ponerse de nuevo en pie, colocándose de rodillas y luego encontrándose cara a cara con el león más grande y de apariencia más perversa sobre el que había puesto alguna vez sus ojos.
Él rugió. Abriendo sus poderosas mandíbulas, mostrando una boca llena de dientes muy afilados y rugió directamente en su cara.
—Mi sabor es realmente malo —dijo ella, demasiado asustada para tratar de moverse mientras él nivelaba su escalofriante mirada ámbar para contemplarla—. Y no tengo nada de carne en mis huesos. Papá siempre me dice que soy demasiado condenadamente… flaca y apuesto a que los conejos saben… realmente buenos —gimió ella—. Oh Dios, vete a buscar un conejo.
Él gruñó, levantando su labio y mostrando los dientes brutales en el lado de su boca. Su cabeza era enorme, la melena gruesa que crecía en su espalda indicaba que era una criatura madura, capaz y dominante.
—Él no se preocupa mucho por los conejos. Sus platos favoritos son las niñas est/úpidas a las que les gusta desatender las medidas tomadas para su propia seguridad.
La voz femenina la hizo girarse bruscamente en redondo, sólo para ganarse un pellizco agudo en su espalda, del animal detrás de ella.
Ella se sacudió con fuerza, mirándolo fijamente con sorpresa cuando él rugió otra vez.
—¿Puedes llamarlo o algo? —jadeó. La pequeña mordedura no le había dolido, pero preferiría no hacerle tomar un cacho de ella.
—Tiny más o menos hace lo que él quiere. —La mujer arrastró las palabras suavemente, su voz era suave, casi melódica, mientras iba hacia __________ y se encorvaba hacia abajo, al lado del animal—. ¿Verdad, Tiny?
El león topetó contra la mujer, sus rasgos ensombrecidos en la mirada de __________, demasiado lleno de dientes agudos para prestar mucha atención a como lo miraba ella.
El enorme animal hizo un sonido olfateante, suave, mientras rozaba contra la pierna de la mujer, obviamente contento por el momento.
—Buen Muchacho. —Ella acarició su melena y luego, extraordinariamente, ronroneó con un sonido suave coquetón—. Échate y hablaré con nuestra invitada un minuto. Tanner estará aquí pronto con tu festín.
La cabeza del león se balanceo atrás hacia __________, la mirada que él le dio fue una de puro ultraje masculino, pero se dio la vuelta y se alejó unas pulgadas, dejándose caer en la tierra y mirándola estrechamente.
—No puedo unirme con ellos muy bien. —La mujer mantuvo su voz con ese tono melódico, casi hipnotizador—. Sólo quédate tranquila, reposada y no amenazante y él deberá estar bien hasta que Tanner y Cabal lleguen. Ellos venían justo detrás de mí.
__________ no apartaba sus ojos del león.
—¿Estaba cerca? —Preguntó ella, su voz sonó apenas por encima de un aliento.
—No demasiado —suspiró ella—. Realmente, a otros veinte pies o así en esta dirección hay un barranco escondido. No podrías haber sobrevivido a la caída.
__________ bajó su cabeza abatidamente.
—¿Está eso tan mal? —le preguntó entonces la mujer, su voz era reflexiva—. Mi hermana se apareó con Kane, él no es una Casta, pero debería haber sido una. ¿El acoplamiento es horrible?
__________ echó una mirada sorprendida a la forma oscura. Todavía arrodillada sobre manos y piernas, estaba demasiado aterrorizada como para moverse. El león no apartaba sus ojos de ella.
—Humm. No —dijo ella con cuidado.
El acoplamiento era genial. El macho idi/ota que pensaba que de repente era su amo y señor comenzaba en cambio a apestar.
—¿Entonces por qué huyes? —Una cabeza oscura se inclinó, sus rasgos pálidos eran apenas discernibles en la oscuridad cuando ella se quedó encorvada entre __________ y el animal— Nicholas es el Coyote más honorable que he conocido. Él no se parece a los carceleros que teníamos, entrenados para ser despiadados. Él tiene el olor de la verdad, de la suavidad. ¿Por qué huyes de él? ¿Los machos humanos son más dignos?
__________ parpadeó hacia la otra mujer con asombro. Su voz era suave, sombría, como si la pregunta tuviera más importancia de la que ella quería revelar.
—¿Cómo diablos debería yo saberlo? —Ella tragó fuertemente— Mira, esto es realmente extraño. ¿Puedes decirle al monstruo que deje que me siente?
El monstruo gruñó.
—Yo realmente me quedaría así todavía unos segundos más —le aconsejó la mujer—. Puedo oler la cercanía de Cabal y Tanner. Ellos vendrán rápidamente para impedir trastornar a los gatos. Hay varios alrededor de nosotros, sabes. Mis leonas tratarán de protegerte si ataca Tiny, pero yo preferiría que no se hiciesen daño. Y no has contestado a mi pregunta.
—Pregúntame cuando no esté a punto de convertirme en un bocado de león —sugirió __________.
Ella se rió entre dientes.
—Yo simplemente tenía curiosidad. Y quizás tú tenías razón para huir. El sexo no es un acto agradable. —Su voz entonces estaba llena de sombras—. Un acoplamiento no podría ser mejor.
—Él no me hizo daño. —__________ no tenía ni idea de por qué le importaba que la mujer supiera esto.
Los ojos de ámbar, muy parecidos a los del león, lo consideraron silenciosamente.
—Te he oído gritar.
__________ podía sentir el rubor calentar su cuerpo.
—Sí, bien. A veces gritar está bien. —Ella se aclaró la garganta nerviosamente—. ¿Esta es una conversación realmente extraña, sabes?
—Entiendo—. La otra mujer asintió con la cabeza antes de que ella se elevara con cuidado y hablara otra vez—. Tanner, Tiny está más disgustado que de costumbre. El olor de esta mujer no es lo que lo molesta, pero se pone más inquieto antes de la noche.
—¿Qué hay de tus leonas? —La voz del macho era tan cuidadosamente suave como la de la hembra.
__________ tenía sólo una impresión vaga de la oscuridad movediza, una sombra que pasaba por ella. Ningún sonido anunció la llegada del forastero hasta que el león comenzó a ronronear ásperamente. La oscuridad protegió al animal entonces, sólo para unirse a otra forma.
—Ellos no pueden encontrar la perturbación —le informó, su mano agarró el brazo de __________ y la impulsó mientras el sonido de motocicletas se hacía cercano.
—Él está tranquilo por el momento —dijo suavemente el hombre que ella había llamado Tanner antes de canturrear al animal otra vez.
—Mie/rda —susurró __________ cuando el sonido de las motos comenzó a romper la noche—. Nicholas viene, ¿verdad?
—Sí. Nicholas viene. —Una mano delgada se apretó a su brazo—. Si él te hace daño, puedo ayudarte __________. No me mientas.
—Dawn —dijo el hombre detrás de ella a modo de advertencia—. Este no es asunto tuyo. Nicholas tiene el derecho a su compañera. Tú lo sabes.
—No si le hace daño. —Su voz se hizo más profunda—. Mis leonas y yo te protegeremos, __________, si él te hace daño.
—Demonios, Dawn… —Era una maldición áspera pero llena de dolor, no de enfado, la que llenó la noche—. Seth no te hará daño.
__________ sacudió su cabeza con confusión. Allí había más cosas que la preocupación de esta extraña mujer.
—Él no me hizo daño… —Las motocicletas iluminaron el área mientras se deslizaban alrededor de la curva, haciendo una parada, sacudiéndola hasta los huesos, frenando delante del león a sus pies, un rugido se rasgó en la noche cuando una docena de mujeres salió de los árboles y rodeó al nervioso león.
—__________, voy a golpear tu trasero. —La voz de Nicholas era furiosa, caliente.
Las nalgas de __________ se apretaron ante el pensamiento. Y eso no era miedo.
Ella lo miró saltar de la motocicleta, amplio, musculoso, su expresión oscura y severa, sus ojos negros brillaban con hambre y cólera mientras caminaba a zancadas. Su sexo lloró mientras él se acercaba, su matriz se apretó espasmódicamente mientras sus muslos se apretaban en reflejo.
Debería haberla arrastrado hasta un escenario más civilizado. Él era el protagonista de sus fantasías, habría sido un hombre por el que se habría sentido atraída, sin importarle su maquillaje genético.
En aquel instante, ella se dio cuenta de que en este momento no podía ser amor, pero habría podido serlo. ¿Le habría cortejado él? Infiernos no, él habría ido directo rápidamente sobre ella, como lo hacía ahora. Él la habría tomado y la habría hecho su amor, y su co/ño habría llorado por su toque, hasta sin el fuego que la quemaba viva ahora.
Él se paró delante de ella, haciéndole apartar la vista con lujuria brutal, desnuda.
—¿Tengo que atarte? —Él se soltó entonces, la furia ardía en el resonar de su voz.
__________ se pasó las manos por sus vaqueros y levantó la mirada hacia él mientras admitía para si misma que, como él había dicho, no podía evitarlo.
—¿Tú quieres azotarme?
Él parpadeó. Una vez. Entonces estrechó su mirada en ella.
—Tendría que hacerlo —gruñó él.
—Quizás debería ir a por todas. —Ella se encogió de hombros entonces—. ¿Qué son unas cuerdas además?
—Vamos. —Él agarró su brazo, su mano se enlazó alrededor de la suya cuando él la aferró más suavemente tirando hacia la motocicleta—. Tiempo de pagar, nena. Vamos a ver como te gusta una Casta vibrando de forma diferente entre tus muslos.
Nicholas haha ok ya :| aws es que lo amo *-* deberian existar ya los castas(? son tan romanticos a veces 8D haha bueno chicas espero que les gusten si veo mas de dos comets subo mañana las quiero un beso Xx :hi:
—Voy a golpearla —refunfuñó Nicholas—. Malditos infiernos. Se lo advertí.
—Maldición, Nicholas —criticó Kane mientras irrumpían en el cobertizo bien iluminado y empujaban las amplias puertas—. ¿Cómo de fácil piensas que es esto para ella? Deberíamos haberlo esperado.
Pero no lo habían hecho, y debido a su falta de previsión, __________ estaba en peligro.
Saltaron a las pequeñas motos preparadas y poderosas. Construidas para velocidad y carreras en la montaña, las motocicletas habían sido especialmente diseñadas por Mercury, la altísima Casta de león que supervisaba su cuidado como una mama gallina.
Salieron disparados del cobertizo a toda velocidad, girando imprudentemente mientras tomaban una curva pronunciada alrededor de la calzada que conducía al establo y se dirigían al camino lleno de grava en la montaña.
—Ella habrá hecho más de una milla desde la cabaña —gritó Kane por el intercomunicador—. Dirigiéndose hacia la carretera. Los gatos se están moviendo deprisa, así que vamos a hacer esto rápido.
Los grandes gatos estaban cada vez más cerca. Ella podía oír sus gritos ahogados resonando a su alrededor como si se llamasen el uno al otro, trabajando coordinados para detectarla.
__________ corría, tropezando con ramas y troncos mientras luchaba para no caerse y rodar abajo por la montaña. Sólo Dios sabía lo que había en el fondo de algunos barrancos que había descubierto.
Luchaba por respirar mientras el miedo circulaba por su cuerpo y su propia debilidad la golpeaba. Seguramente habría sido más fácil robar un teléfono móvil. Por lo menos no habría sido devorada.
Ella tropezó con algo. Sus propios pies tal vez, mientras otro salvaje grito felino sonaba detrás de ella. Aterrizando sobre su estómago, luchó para ponerse de nuevo en pie, colocándose de rodillas y luego encontrándose cara a cara con el león más grande y de apariencia más perversa sobre el que había puesto alguna vez sus ojos.
Él rugió. Abriendo sus poderosas mandíbulas, mostrando una boca llena de dientes muy afilados y rugió directamente en su cara.
—Mi sabor es realmente malo —dijo ella, demasiado asustada para tratar de moverse mientras él nivelaba su escalofriante mirada ámbar para contemplarla—. Y no tengo nada de carne en mis huesos. Papá siempre me dice que soy demasiado condenadamente… flaca y apuesto a que los conejos saben… realmente buenos —gimió ella—. Oh Dios, vete a buscar un conejo.
Él gruñó, levantando su labio y mostrando los dientes brutales en el lado de su boca. Su cabeza era enorme, la melena gruesa que crecía en su espalda indicaba que era una criatura madura, capaz y dominante.
—Él no se preocupa mucho por los conejos. Sus platos favoritos son las niñas est/úpidas a las que les gusta desatender las medidas tomadas para su propia seguridad.
La voz femenina la hizo girarse bruscamente en redondo, sólo para ganarse un pellizco agudo en su espalda, del animal detrás de ella.
Ella se sacudió con fuerza, mirándolo fijamente con sorpresa cuando él rugió otra vez.
—¿Puedes llamarlo o algo? —jadeó. La pequeña mordedura no le había dolido, pero preferiría no hacerle tomar un cacho de ella.
—Tiny más o menos hace lo que él quiere. —La mujer arrastró las palabras suavemente, su voz era suave, casi melódica, mientras iba hacia __________ y se encorvaba hacia abajo, al lado del animal—. ¿Verdad, Tiny?
El león topetó contra la mujer, sus rasgos ensombrecidos en la mirada de __________, demasiado lleno de dientes agudos para prestar mucha atención a como lo miraba ella.
El enorme animal hizo un sonido olfateante, suave, mientras rozaba contra la pierna de la mujer, obviamente contento por el momento.
—Buen Muchacho. —Ella acarició su melena y luego, extraordinariamente, ronroneó con un sonido suave coquetón—. Échate y hablaré con nuestra invitada un minuto. Tanner estará aquí pronto con tu festín.
La cabeza del león se balanceo atrás hacia __________, la mirada que él le dio fue una de puro ultraje masculino, pero se dio la vuelta y se alejó unas pulgadas, dejándose caer en la tierra y mirándola estrechamente.
—No puedo unirme con ellos muy bien. —La mujer mantuvo su voz con ese tono melódico, casi hipnotizador—. Sólo quédate tranquila, reposada y no amenazante y él deberá estar bien hasta que Tanner y Cabal lleguen. Ellos venían justo detrás de mí.
__________ no apartaba sus ojos del león.
—¿Estaba cerca? —Preguntó ella, su voz sonó apenas por encima de un aliento.
—No demasiado —suspiró ella—. Realmente, a otros veinte pies o así en esta dirección hay un barranco escondido. No podrías haber sobrevivido a la caída.
__________ bajó su cabeza abatidamente.
—¿Está eso tan mal? —le preguntó entonces la mujer, su voz era reflexiva—. Mi hermana se apareó con Kane, él no es una Casta, pero debería haber sido una. ¿El acoplamiento es horrible?
__________ echó una mirada sorprendida a la forma oscura. Todavía arrodillada sobre manos y piernas, estaba demasiado aterrorizada como para moverse. El león no apartaba sus ojos de ella.
—Humm. No —dijo ella con cuidado.
El acoplamiento era genial. El macho idi/ota que pensaba que de repente era su amo y señor comenzaba en cambio a apestar.
—¿Entonces por qué huyes? —Una cabeza oscura se inclinó, sus rasgos pálidos eran apenas discernibles en la oscuridad cuando ella se quedó encorvada entre __________ y el animal— Nicholas es el Coyote más honorable que he conocido. Él no se parece a los carceleros que teníamos, entrenados para ser despiadados. Él tiene el olor de la verdad, de la suavidad. ¿Por qué huyes de él? ¿Los machos humanos son más dignos?
__________ parpadeó hacia la otra mujer con asombro. Su voz era suave, sombría, como si la pregunta tuviera más importancia de la que ella quería revelar.
—¿Cómo diablos debería yo saberlo? —Ella tragó fuertemente— Mira, esto es realmente extraño. ¿Puedes decirle al monstruo que deje que me siente?
El monstruo gruñó.
—Yo realmente me quedaría así todavía unos segundos más —le aconsejó la mujer—. Puedo oler la cercanía de Cabal y Tanner. Ellos vendrán rápidamente para impedir trastornar a los gatos. Hay varios alrededor de nosotros, sabes. Mis leonas tratarán de protegerte si ataca Tiny, pero yo preferiría que no se hiciesen daño. Y no has contestado a mi pregunta.
—Pregúntame cuando no esté a punto de convertirme en un bocado de león —sugirió __________.
Ella se rió entre dientes.
—Yo simplemente tenía curiosidad. Y quizás tú tenías razón para huir. El sexo no es un acto agradable. —Su voz entonces estaba llena de sombras—. Un acoplamiento no podría ser mejor.
—Él no me hizo daño. —__________ no tenía ni idea de por qué le importaba que la mujer supiera esto.
Los ojos de ámbar, muy parecidos a los del león, lo consideraron silenciosamente.
—Te he oído gritar.
__________ podía sentir el rubor calentar su cuerpo.
—Sí, bien. A veces gritar está bien. —Ella se aclaró la garganta nerviosamente—. ¿Esta es una conversación realmente extraña, sabes?
—Entiendo—. La otra mujer asintió con la cabeza antes de que ella se elevara con cuidado y hablara otra vez—. Tanner, Tiny está más disgustado que de costumbre. El olor de esta mujer no es lo que lo molesta, pero se pone más inquieto antes de la noche.
—¿Qué hay de tus leonas? —La voz del macho era tan cuidadosamente suave como la de la hembra.
__________ tenía sólo una impresión vaga de la oscuridad movediza, una sombra que pasaba por ella. Ningún sonido anunció la llegada del forastero hasta que el león comenzó a ronronear ásperamente. La oscuridad protegió al animal entonces, sólo para unirse a otra forma.
—Ellos no pueden encontrar la perturbación —le informó, su mano agarró el brazo de __________ y la impulsó mientras el sonido de motocicletas se hacía cercano.
—Él está tranquilo por el momento —dijo suavemente el hombre que ella había llamado Tanner antes de canturrear al animal otra vez.
—Mie/rda —susurró __________ cuando el sonido de las motos comenzó a romper la noche—. Nicholas viene, ¿verdad?
—Sí. Nicholas viene. —Una mano delgada se apretó a su brazo—. Si él te hace daño, puedo ayudarte __________. No me mientas.
—Dawn —dijo el hombre detrás de ella a modo de advertencia—. Este no es asunto tuyo. Nicholas tiene el derecho a su compañera. Tú lo sabes.
—No si le hace daño. —Su voz se hizo más profunda—. Mis leonas y yo te protegeremos, __________, si él te hace daño.
—Demonios, Dawn… —Era una maldición áspera pero llena de dolor, no de enfado, la que llenó la noche—. Seth no te hará daño.
__________ sacudió su cabeza con confusión. Allí había más cosas que la preocupación de esta extraña mujer.
—Él no me hizo daño… —Las motocicletas iluminaron el área mientras se deslizaban alrededor de la curva, haciendo una parada, sacudiéndola hasta los huesos, frenando delante del león a sus pies, un rugido se rasgó en la noche cuando una docena de mujeres salió de los árboles y rodeó al nervioso león.
—__________, voy a golpear tu trasero. —La voz de Nicholas era furiosa, caliente.
Las nalgas de __________ se apretaron ante el pensamiento. Y eso no era miedo.
Ella lo miró saltar de la motocicleta, amplio, musculoso, su expresión oscura y severa, sus ojos negros brillaban con hambre y cólera mientras caminaba a zancadas. Su sexo lloró mientras él se acercaba, su matriz se apretó espasmódicamente mientras sus muslos se apretaban en reflejo.
Debería haberla arrastrado hasta un escenario más civilizado. Él era el protagonista de sus fantasías, habría sido un hombre por el que se habría sentido atraída, sin importarle su maquillaje genético.
En aquel instante, ella se dio cuenta de que en este momento no podía ser amor, pero habría podido serlo. ¿Le habría cortejado él? Infiernos no, él habría ido directo rápidamente sobre ella, como lo hacía ahora. Él la habría tomado y la habría hecho su amor, y su co/ño habría llorado por su toque, hasta sin el fuego que la quemaba viva ahora.
Él se paró delante de ella, haciéndole apartar la vista con lujuria brutal, desnuda.
—¿Tengo que atarte? —Él se soltó entonces, la furia ardía en el resonar de su voz.
__________ se pasó las manos por sus vaqueros y levantó la mirada hacia él mientras admitía para si misma que, como él había dicho, no podía evitarlo.
—¿Tú quieres azotarme?
Él parpadeó. Una vez. Entonces estrechó su mirada en ella.
—Tendría que hacerlo —gruñó él.
—Quizás debería ir a por todas. —Ella se encogió de hombros entonces—. ¿Qué son unas cuerdas además?
—Vamos. —Él agarró su brazo, su mano se enlazó alrededor de la suya cuando él la aferró más suavemente tirando hacia la motocicleta—. Tiempo de pagar, nena. Vamos a ver como te gusta una Casta vibrando de forma diferente entre tus muslos.
Nicholas haha ok ya :| aws es que lo amo *-* deberian existar ya los castas(? son tan romanticos a veces 8D haha bueno chicas espero que les gusten si veo mas de dos comets subo mañana las quiero un beso Xx :hi:
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
aaaah...santos Jonas que buena nove...pff...po un momento crei que se la merendaban jajaja siguela porfavor...!
Bianca
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola chicas,aqui con nuevo capitulo,confieso que no tengo muchos animos pero no importa aqui les dejo el capitulo gracias por leerla las quiero!♥
Capitulo Diecinueve
Lamentablemente, ella alcanzó el clímax montada en la motocicleta y de camino a la cabaña. En aquel punto __________ ya estaba rogando, porque la liberación no hacía nada para aliviarla, sólo ponerla más caliente. Ella sabía lo que su cuerpo quería. Sabía lo que este ansiaba.
—Nicholas, por favor… —Ella lanzó un grito cuando él la bajó de la moto y la obligó a andar hacia la puerta de la cabaña.
Cada movimiento discordante de su cuerpo era un placer tortuoso. Sus nervios se amotinaban, gritando por su toque, sus besos, pidiendo el alivio. Cuando la puerta se cerró de golpe detrás de él, él se dio la vuelta, la empujó contra sí y cerró de golpe sus labios con los suyos.
Sí. Su boca se abrió a su lengua antes de cerrarse en ella, atrayéndola, gimiendo por el gusto embriagador que llenó sus sentidos y el placer que asaltó su cuerpo. Ella se arqueó, frotándose contra su calor y fuerza mientras sus manos se sepultaban en su pelo, reteniéndolo contra ella inmóvil por el beso que los unía.
Sus manos no estaban pasivas. Ella había esperado demasiado tiempo, el latido de la motocicleta entre sus piernas había sido parecido a lanzar gas a una hoguera. Se quemaba sin control. Los botones de su camisa reventaron y, si no estaba confundida, el material se rasgó mientras luchaba por conseguir exponer la carne masculina.
Todo el rato su lengua bombeaba repetidamente en su boca, su gruñido acalorado acariciaba sus sentidos mientras su pulgar se movía para tocar la herida en su cuello. Ella lanzó un grito por el beso, cuando el movimiento sutil acariciante de su pulgar envió un fuego incontrolado que pasó como un rayo a través de su cuerpo.
Sus vaqueros eran los siguientes. Sus manos se deslizaron hacia abajo mientras su pecho se elevaba, su abdomen estaba tenso hasta que ella pudo abrir el cierre en la cintura de sus vaqueros. Nada importaba, excepto su toque y excepto ser llenada por él.
—Todavía no, pequeña bruja —gruñó él agarrando sus manos, sacudiéndolas encima de su cabeza y anclándolas con una de sus grandes manos.
Ella abrió sus ojos lánguidamente, mirándolo fijamente en la pasión soñolienta cuando ella lamió el gusto de él, de sus labios.
—¿Vas a golpearme? —Ella no podía conseguir sacárselo de su cabeza.
Una sonrisa perversa curvó su boca cuando él la miró con oscura lujuria.
—Debería atarte y dejarte sufrir —replicó él—. Dejarte ver la agonía llegar, __________, si realmente logras abandonarme. Esto te iría bien.
—Me estás matando, Nicholas. —Ella tiró hacia él—. Amenázame más tarde, Jód/eme ahora.
Él gruñó, un sonido de advertencia bajo que hizo que unos estremecimientos de placer recorriesen su columna.
—Estás tentando tu suerte.
—Entonces golpéame y muéstrame el error de mi comportamiento. —Ella frotó sus senos a través de su pecho expuesto, jadeando por el dulce placer de su camisa raspando contra los pequeños puntos sensibles.
Su mano se apretó en sus muñecas mientras la otra mano se movía de su cabeza al frente de su camisa. Un segundo más tarde el sonido del material rasgándose, casi hizo que culminase. ¿Quién sabía que podría ser tan atractivo rasgar la ropa de su cuerpo de este modo?
—Empieza con tus zapatos. —Su voz era dura, advirtiendo con un siseo de lujuria y peligro.
Sus ojos negros brillaban con hambre, sus mejillas estaban enrojecidas por ella, sus labios hinchados por el beso y pesados por la sensualidad.
__________ pateó sus zapatos despacio, usando los dedos del pie para golpear el calzado antes de alejarlo de una patada.
El olor de sexo, dulce y pesado, llenó el aire. Su excitación y la suya se mezclaron para crear un olor adictivo e irresistible para los sentidos.
Su mano libre fue entonces a sus vaqueros, tirando para separar el cierre antes de tirar de la cremallera hacia abajo. Su mano empujó en la bragueta abierta mientras un gemido desigual salía de sus labios.
Sus dedos se deslizaron entre sus muslos, los dos moviéndose por su raja para atormentar la entrada a su sexo.
—Estás tan mojada que estás a punto de empapar estos vaqueros. —Él se inclinó hacia delante, sus labios se posaron en la herida en su cuello antes de que su lengua lamiese sobre ella.
—Nicholas. Esto es cruel —gimió ella tirando contra él, desesperada por un toque más profundo, más duro.
—Aprenderás a no desobedecerme, __________. —Él parecía severo, dominante. Acometidas de los jugos inundaron sus dedos mientras ella jadeaba por el placer que su voz le daba, la emoción de desafiarlo y de aguantar su castigo.
Un aliento de risa burlona sonó en su oído.
—¿Crees que el placer puede compensar el castigo? —Le preguntó él suavemente, sus dientes tiraron del lóbulo de su oreja—. ¿Que un macho dela Castano entiende cómo hacer a su mujer rendirse, __________? ¿Piensas que la naturaleza no tuvo tal terquedad femenina en cuenta?
Ella se mordía el labio, estremeciéndose entonces en su apretón. Estaba abrumada por la excitación, su cuerpo hipersensible estaba tan excitado que sabía que costaría muy poco enviarla ladeándose sobre el borde.
Su mano se deslizó hacia atrás, sus dedos acariciaron en la entrada de su va/gina el pedazo hinchado de su clí/toris, pero nunca dándole lo bastante como para la satisfacción. Antes de que ella pudiera adivinar sus intenciones él liberó sus muñecas, sólo agarrándola y llevándola al sofá.
Moviéndose más rápido de lo que ella, con sus sentidos aturdidos, podía captar, él le hizo quitarse los vaqueros de su cuerpo antes de ponerla sobre su regazo.
—Nicholas. —Ella aulló su nombre cuando su mano aterrizó en las mejillas levantadas de su trasero.
Capitulo Diecinueve
Lamentablemente, ella alcanzó el clímax montada en la motocicleta y de camino a la cabaña. En aquel punto __________ ya estaba rogando, porque la liberación no hacía nada para aliviarla, sólo ponerla más caliente. Ella sabía lo que su cuerpo quería. Sabía lo que este ansiaba.
—Nicholas, por favor… —Ella lanzó un grito cuando él la bajó de la moto y la obligó a andar hacia la puerta de la cabaña.
Cada movimiento discordante de su cuerpo era un placer tortuoso. Sus nervios se amotinaban, gritando por su toque, sus besos, pidiendo el alivio. Cuando la puerta se cerró de golpe detrás de él, él se dio la vuelta, la empujó contra sí y cerró de golpe sus labios con los suyos.
Sí. Su boca se abrió a su lengua antes de cerrarse en ella, atrayéndola, gimiendo por el gusto embriagador que llenó sus sentidos y el placer que asaltó su cuerpo. Ella se arqueó, frotándose contra su calor y fuerza mientras sus manos se sepultaban en su pelo, reteniéndolo contra ella inmóvil por el beso que los unía.
Sus manos no estaban pasivas. Ella había esperado demasiado tiempo, el latido de la motocicleta entre sus piernas había sido parecido a lanzar gas a una hoguera. Se quemaba sin control. Los botones de su camisa reventaron y, si no estaba confundida, el material se rasgó mientras luchaba por conseguir exponer la carne masculina.
Todo el rato su lengua bombeaba repetidamente en su boca, su gruñido acalorado acariciaba sus sentidos mientras su pulgar se movía para tocar la herida en su cuello. Ella lanzó un grito por el beso, cuando el movimiento sutil acariciante de su pulgar envió un fuego incontrolado que pasó como un rayo a través de su cuerpo.
Sus vaqueros eran los siguientes. Sus manos se deslizaron hacia abajo mientras su pecho se elevaba, su abdomen estaba tenso hasta que ella pudo abrir el cierre en la cintura de sus vaqueros. Nada importaba, excepto su toque y excepto ser llenada por él.
—Todavía no, pequeña bruja —gruñó él agarrando sus manos, sacudiéndolas encima de su cabeza y anclándolas con una de sus grandes manos.
Ella abrió sus ojos lánguidamente, mirándolo fijamente en la pasión soñolienta cuando ella lamió el gusto de él, de sus labios.
—¿Vas a golpearme? —Ella no podía conseguir sacárselo de su cabeza.
Una sonrisa perversa curvó su boca cuando él la miró con oscura lujuria.
—Debería atarte y dejarte sufrir —replicó él—. Dejarte ver la agonía llegar, __________, si realmente logras abandonarme. Esto te iría bien.
—Me estás matando, Nicholas. —Ella tiró hacia él—. Amenázame más tarde, Jód/eme ahora.
Él gruñó, un sonido de advertencia bajo que hizo que unos estremecimientos de placer recorriesen su columna.
—Estás tentando tu suerte.
—Entonces golpéame y muéstrame el error de mi comportamiento. —Ella frotó sus senos a través de su pecho expuesto, jadeando por el dulce placer de su camisa raspando contra los pequeños puntos sensibles.
Su mano se apretó en sus muñecas mientras la otra mano se movía de su cabeza al frente de su camisa. Un segundo más tarde el sonido del material rasgándose, casi hizo que culminase. ¿Quién sabía que podría ser tan atractivo rasgar la ropa de su cuerpo de este modo?
—Empieza con tus zapatos. —Su voz era dura, advirtiendo con un siseo de lujuria y peligro.
Sus ojos negros brillaban con hambre, sus mejillas estaban enrojecidas por ella, sus labios hinchados por el beso y pesados por la sensualidad.
__________ pateó sus zapatos despacio, usando los dedos del pie para golpear el calzado antes de alejarlo de una patada.
El olor de sexo, dulce y pesado, llenó el aire. Su excitación y la suya se mezclaron para crear un olor adictivo e irresistible para los sentidos.
Su mano libre fue entonces a sus vaqueros, tirando para separar el cierre antes de tirar de la cremallera hacia abajo. Su mano empujó en la bragueta abierta mientras un gemido desigual salía de sus labios.
Sus dedos se deslizaron entre sus muslos, los dos moviéndose por su raja para atormentar la entrada a su sexo.
—Estás tan mojada que estás a punto de empapar estos vaqueros. —Él se inclinó hacia delante, sus labios se posaron en la herida en su cuello antes de que su lengua lamiese sobre ella.
—Nicholas. Esto es cruel —gimió ella tirando contra él, desesperada por un toque más profundo, más duro.
—Aprenderás a no desobedecerme, __________. —Él parecía severo, dominante. Acometidas de los jugos inundaron sus dedos mientras ella jadeaba por el placer que su voz le daba, la emoción de desafiarlo y de aguantar su castigo.
Un aliento de risa burlona sonó en su oído.
—¿Crees que el placer puede compensar el castigo? —Le preguntó él suavemente, sus dientes tiraron del lóbulo de su oreja—. ¿Que un macho dela Castano entiende cómo hacer a su mujer rendirse, __________? ¿Piensas que la naturaleza no tuvo tal terquedad femenina en cuenta?
Ella se mordía el labio, estremeciéndose entonces en su apretón. Estaba abrumada por la excitación, su cuerpo hipersensible estaba tan excitado que sabía que costaría muy poco enviarla ladeándose sobre el borde.
Su mano se deslizó hacia atrás, sus dedos acariciaron en la entrada de su va/gina el pedazo hinchado de su clí/toris, pero nunca dándole lo bastante como para la satisfacción. Antes de que ella pudiera adivinar sus intenciones él liberó sus muñecas, sólo agarrándola y llevándola al sofá.
Moviéndose más rápido de lo que ella, con sus sentidos aturdidos, podía captar, él le hizo quitarse los vaqueros de su cuerpo antes de ponerla sobre su regazo.
—Nicholas. —Ella aulló su nombre cuando su mano aterrizó en las mejillas levantadas de su trasero.
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Esto quemó con un fuego que se disparó directamente a su sexo.
Su mano golpeó otra vez en la otra mejilla un segundo antes de que sus dedos bajasen entre sus muslos, alanceando por los espesos jugos que estaban en su co/ño y los extendiese hacia detrás.
—Ahí. —Su voz era dura, gruesa con el hambre cuando él masajeó la delicada apertura a su ano, un segundo antes de que la tercera palmada fuera dada.
__________ se sacudió contra él, lanzando un grito de placer mientras sentía el latigazo de calor zumbando por su cuerpo.
Otra vez sus dedos se movieron a su sexo, sumergiéndose en la ilimitada crema que se derramaba de su cuerpo y retirándolo. Esta vez la yema de su dedo se hundió en la entrada apretada de su ano.
Ella se retorció a través de su regazo, el fuego se extendía de terminación nerviosa a terminación nerviosa mientras ella gritaba su nombre.
—Quieta. —Él dio un toque a su cu/lo otra vez, un poco más fuerte en advertencia, pero esto sólo sirvió para conducirla más profundamente en la locura sexual que la consumía.
—¿Sabes lo bonito que es? —Le preguntó él ásperamente, sus dedos se sumergieron en su sexo otra vez— Tu cu/lo es tan suave, tan rosado, separándose para mí, dándome una vista clara de esto…
Su dedo se hundió en su entrada más apretada otra vez mientras él tiraba más de sus mejillas para separarlas, abriéndola, estirando los múscu/los que lo apretaban.
Él retiró su dedo que se deslizó libremente, sólo para entregar otra caricia aguda a las curvas redondeadas de su extremidad. Ella se estremeció por el placer-dolor, un banquete increíble de los sentidos que __________ sabía que, con o sin el frenesí de acoplamiento, nunca podría haber resistido.
La mano endurecida de Nicholas era sensualmente áspera, los cortos golpes agudos en su carne sensible quemaban su cordura, haciéndose salvajes, volviéndola desesperada. Ella lo necesitaba ahora. Necesitaba a su miembro rellenándola, quemándose en su sexo cuando ella hiciese erupción por el placer.
Entonces sus dedos se movieron hacia atrás, al manantial de jugos resbaladizos que surgían de ella, retirándolos, lubricando el pequeño agujero entre sus nalgas para que su dedo pudiese hundirse más profundamente en su interior.
Ella fue empalada allí otra vez, luchando contra la desconocida pe/netración mientras sus sentidos disfrutaban de ello. El fuego floreció en su ano, extendiéndose por su espinazo y envolviéndose alrededor de su hinchado clí/toris. Entonces se fue. Ella lanzó un grito, sus caderas corcovearon, echándose hacia atrás mientras luchaba para impedirse rogar por más.
Su mano aterrizó en su trasero otra vez. Varios golpes agudos, mordaces, que la condujeron cerca del borde de la liberación, dejándola vacilar en el precipicio y rogando por más. Sólo un poco más. Sólo lo bastante para lanzarla.
—Por favor Nicholas… —pidió ella largos segundos más tarde, su extremidad quemaba, su sexo estaba en llamas mientras él hacía una pausa para posar su mano sobre la carne sensible.
—¿Por favor qué, __________? —Le preguntó él, su voz era oscura y seductora— ¿Por favor que no te toque? ¿Por favor que no te dé placer?
—No —lloró ella—. Nicholas por favor, esto me está matando.
Su dedo se hundió en el pequeño agujero apretado otra vez, haciéndola apretarse hacia atrás, conduciéndolo más profundamente en su interior mientras su sexo se ondulaba con el orgasmo inminente.
—¿Piensas que esto va a ser fácil, nena? —le preguntó él, su tono canturreaba más salvaje por la sexualidad oscura de su voz.
Él se retiró antes de empujar en su interior otra vez, moviendo su dedo fácilmente en los jugos que ahora lubricaban el apretado canal. __________ trató de separar más sus piernas, de ganar el suficiente apoyo como para empujar atrás, intensificando la fricción.
Él se rió entre dientes por sus esfuerzos antes de apartarse otra vez y ponerla en pie. O intentándolo. Sus rodillas eran débiles, sus sentidos templados demasiado profundamente en los fuegos sensuales que se quemaban en su cuerpo de modo que no tuviera ninguna otra opción, sólo alzarla en sus brazos, cuando se levantó y caminó a zancadas al dormitorio.
Él la dejó caer en el amplio colchón, haciéndole bajar su mirada con sus ojos negros endiablados cuando él soltó sus vaqueros. Dejando el material abierto en el frente, dándole un único vislumbre de su hinchado miembro, él se movió al armario. Cuando él se volvió hacia ella, ella tembló a la vista de las cuerdas en sus manos.
—Piensas que esto va a ser tan fácil, ¿no es así, nena? —le preguntó él atando sus brazos, después sus piernas, haciendo más flojas las ataduras de lo que ella había esperado— ¿Piensas que voy a conducirte sobre el borde para tener que tratar contigo huyendo otra vez?
—No huiré. —Ella apenas podía hablar, sin mencionar pensar en abandonarlo otra vez—. Lo prometo.
Ella había decidido esto mirando fijamente los ojos del león. Nicholas aprendería, más tarde, que ella no era la única que iba a obedecer.
—Ya lo prometiste antes —gruñó él—. ¿Qué hiciste, cruzaste los dedos la primera vez?
Ella cabeceó desesperadamente. Lo que necesitara para conseguir su miembro en su interior, ella lo haría en este punto.
—No es tan fácil. —La sonrisa que curvó sus labios le dio una vislumbre de los perversos colmillos en el lado de su boca e hizo que su hombro palpitase bruscamente en respuesta al pensamiento de lo fácilmente que él la había conducido a la locura cuando perforó su carne con ellos.
Ella lamió sus labios nerviosamente.
—Uh-uh. —Él sacudió su cabeza hacia ella cuando él se puso de rodillas en la cama—. No te lamas los labios, nena, lame esto.
Ella se abrió para la acampanada cabeza furiosamente enrojecida de su miembro. Su lengua se encrespó sobre ella, lamiendo mientras sus labios se cerraron y ella lo sorbió profundamente dentro de su boca. El líquido pre seminal salió a borbotones al instante en su boca. Miel dulce, sazonada. Ella gimió, sus ojos se cerraron entonces abriéndose rápidamente cuando los dedos de una mano capturaron un pezón y lo agarraron con fuerza.
Ella se estremeció de placer, gimiendo alrededor de su miembro mientras ella comenzaba a ama/mantarse en él frenéticamente. Era grueso, amplio, llenando su boca y sus sentidos con una fuerza masculina tan adictiva como el calor del acoplamiento lo era.
—Dios, esto está bien —susurró él, retirándose entonces solo para empujar fácilmente entre sus labios otra vez—. Tan dulce y caliente, __________.
Ella levantó la vista hacia él, viendo algo en sus ojos que ella no quiso reconocer. Una emoción, una profundidad que la atrapó y la ligó más apretadamente que cualquier cuerda creada.
Lo incitó, su lengua golpeaba sobre la cabeza cuando él se retiró, los gemidos de ella llenaban la habitación cuando él volvió, su placer resonaba alrededor de ellos con cada pequeño chorro de líquido pre seminal que llenaba su boca.
Estaba perdida y lo admitía. Sin esperanzas, ligada a este hombre e incapaz de escapar. Su boca se cerró más mientras ella se arqueaba ante su toque, muriéndose por el placer que azotaba su cuerpo y que hacía que su sangre zumbase por el éxtasis.
—Basta —gimió él, retirándose de sus labios, sus ojos se entrecerraron con una promesa oscura mientras bajaba al lado de ella.
—Sé lo que te gusta —susurró él—. ¿Pero cuánto puedes aguantarlo
Nicholas eres cruel 8D haha como yo(? haha bueno espero que les guste,las quiero un beso bye :hi:
Su mano golpeó otra vez en la otra mejilla un segundo antes de que sus dedos bajasen entre sus muslos, alanceando por los espesos jugos que estaban en su co/ño y los extendiese hacia detrás.
—Ahí. —Su voz era dura, gruesa con el hambre cuando él masajeó la delicada apertura a su ano, un segundo antes de que la tercera palmada fuera dada.
__________ se sacudió contra él, lanzando un grito de placer mientras sentía el latigazo de calor zumbando por su cuerpo.
Otra vez sus dedos se movieron a su sexo, sumergiéndose en la ilimitada crema que se derramaba de su cuerpo y retirándolo. Esta vez la yema de su dedo se hundió en la entrada apretada de su ano.
Ella se retorció a través de su regazo, el fuego se extendía de terminación nerviosa a terminación nerviosa mientras ella gritaba su nombre.
—Quieta. —Él dio un toque a su cu/lo otra vez, un poco más fuerte en advertencia, pero esto sólo sirvió para conducirla más profundamente en la locura sexual que la consumía.
—¿Sabes lo bonito que es? —Le preguntó él ásperamente, sus dedos se sumergieron en su sexo otra vez— Tu cu/lo es tan suave, tan rosado, separándose para mí, dándome una vista clara de esto…
Su dedo se hundió en su entrada más apretada otra vez mientras él tiraba más de sus mejillas para separarlas, abriéndola, estirando los múscu/los que lo apretaban.
Él retiró su dedo que se deslizó libremente, sólo para entregar otra caricia aguda a las curvas redondeadas de su extremidad. Ella se estremeció por el placer-dolor, un banquete increíble de los sentidos que __________ sabía que, con o sin el frenesí de acoplamiento, nunca podría haber resistido.
La mano endurecida de Nicholas era sensualmente áspera, los cortos golpes agudos en su carne sensible quemaban su cordura, haciéndose salvajes, volviéndola desesperada. Ella lo necesitaba ahora. Necesitaba a su miembro rellenándola, quemándose en su sexo cuando ella hiciese erupción por el placer.
Entonces sus dedos se movieron hacia atrás, al manantial de jugos resbaladizos que surgían de ella, retirándolos, lubricando el pequeño agujero entre sus nalgas para que su dedo pudiese hundirse más profundamente en su interior.
Ella fue empalada allí otra vez, luchando contra la desconocida pe/netración mientras sus sentidos disfrutaban de ello. El fuego floreció en su ano, extendiéndose por su espinazo y envolviéndose alrededor de su hinchado clí/toris. Entonces se fue. Ella lanzó un grito, sus caderas corcovearon, echándose hacia atrás mientras luchaba para impedirse rogar por más.
Su mano aterrizó en su trasero otra vez. Varios golpes agudos, mordaces, que la condujeron cerca del borde de la liberación, dejándola vacilar en el precipicio y rogando por más. Sólo un poco más. Sólo lo bastante para lanzarla.
—Por favor Nicholas… —pidió ella largos segundos más tarde, su extremidad quemaba, su sexo estaba en llamas mientras él hacía una pausa para posar su mano sobre la carne sensible.
—¿Por favor qué, __________? —Le preguntó él, su voz era oscura y seductora— ¿Por favor que no te toque? ¿Por favor que no te dé placer?
—No —lloró ella—. Nicholas por favor, esto me está matando.
Su dedo se hundió en el pequeño agujero apretado otra vez, haciéndola apretarse hacia atrás, conduciéndolo más profundamente en su interior mientras su sexo se ondulaba con el orgasmo inminente.
—¿Piensas que esto va a ser fácil, nena? —le preguntó él, su tono canturreaba más salvaje por la sexualidad oscura de su voz.
Él se retiró antes de empujar en su interior otra vez, moviendo su dedo fácilmente en los jugos que ahora lubricaban el apretado canal. __________ trató de separar más sus piernas, de ganar el suficiente apoyo como para empujar atrás, intensificando la fricción.
Él se rió entre dientes por sus esfuerzos antes de apartarse otra vez y ponerla en pie. O intentándolo. Sus rodillas eran débiles, sus sentidos templados demasiado profundamente en los fuegos sensuales que se quemaban en su cuerpo de modo que no tuviera ninguna otra opción, sólo alzarla en sus brazos, cuando se levantó y caminó a zancadas al dormitorio.
Él la dejó caer en el amplio colchón, haciéndole bajar su mirada con sus ojos negros endiablados cuando él soltó sus vaqueros. Dejando el material abierto en el frente, dándole un único vislumbre de su hinchado miembro, él se movió al armario. Cuando él se volvió hacia ella, ella tembló a la vista de las cuerdas en sus manos.
—Piensas que esto va a ser tan fácil, ¿no es así, nena? —le preguntó él atando sus brazos, después sus piernas, haciendo más flojas las ataduras de lo que ella había esperado— ¿Piensas que voy a conducirte sobre el borde para tener que tratar contigo huyendo otra vez?
—No huiré. —Ella apenas podía hablar, sin mencionar pensar en abandonarlo otra vez—. Lo prometo.
Ella había decidido esto mirando fijamente los ojos del león. Nicholas aprendería, más tarde, que ella no era la única que iba a obedecer.
—Ya lo prometiste antes —gruñó él—. ¿Qué hiciste, cruzaste los dedos la primera vez?
Ella cabeceó desesperadamente. Lo que necesitara para conseguir su miembro en su interior, ella lo haría en este punto.
—No es tan fácil. —La sonrisa que curvó sus labios le dio una vislumbre de los perversos colmillos en el lado de su boca e hizo que su hombro palpitase bruscamente en respuesta al pensamiento de lo fácilmente que él la había conducido a la locura cuando perforó su carne con ellos.
Ella lamió sus labios nerviosamente.
—Uh-uh. —Él sacudió su cabeza hacia ella cuando él se puso de rodillas en la cama—. No te lamas los labios, nena, lame esto.
Ella se abrió para la acampanada cabeza furiosamente enrojecida de su miembro. Su lengua se encrespó sobre ella, lamiendo mientras sus labios se cerraron y ella lo sorbió profundamente dentro de su boca. El líquido pre seminal salió a borbotones al instante en su boca. Miel dulce, sazonada. Ella gimió, sus ojos se cerraron entonces abriéndose rápidamente cuando los dedos de una mano capturaron un pezón y lo agarraron con fuerza.
Ella se estremeció de placer, gimiendo alrededor de su miembro mientras ella comenzaba a ama/mantarse en él frenéticamente. Era grueso, amplio, llenando su boca y sus sentidos con una fuerza masculina tan adictiva como el calor del acoplamiento lo era.
—Dios, esto está bien —susurró él, retirándose entonces solo para empujar fácilmente entre sus labios otra vez—. Tan dulce y caliente, __________.
Ella levantó la vista hacia él, viendo algo en sus ojos que ella no quiso reconocer. Una emoción, una profundidad que la atrapó y la ligó más apretadamente que cualquier cuerda creada.
Lo incitó, su lengua golpeaba sobre la cabeza cuando él se retiró, los gemidos de ella llenaban la habitación cuando él volvió, su placer resonaba alrededor de ellos con cada pequeño chorro de líquido pre seminal que llenaba su boca.
Estaba perdida y lo admitía. Sin esperanzas, ligada a este hombre e incapaz de escapar. Su boca se cerró más mientras ella se arqueaba ante su toque, muriéndose por el placer que azotaba su cuerpo y que hacía que su sangre zumbase por el éxtasis.
—Basta —gimió él, retirándose de sus labios, sus ojos se entrecerraron con una promesa oscura mientras bajaba al lado de ella.
—Sé lo que te gusta —susurró él—. ¿Pero cuánto puedes aguantarlo
Nicholas eres cruel 8D haha como yo(? haha bueno espero que les guste,las quiero un beso bye :hi:
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
woooow maravilloso siguela me encanta...!
Bianca
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
AHHHHH ME ENCANTO LO CAP!!!!!!!!!!
NICK ERES MALO MUY MALO
SIGUELA PRONTO PORFAAA!!!!
NICK ERES MALO MUY MALO
SIGUELA PRONTO PORFAAA!!!!
*Stephanie*
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola niñas,aqui les traigo otro capi,espero que lo disfruten :D :o
Capítulo Veinte
Nicholas había sentido rabia cuando averiguó que ella había huido. Un miedo puro lo había llenado, una parte de su alma se había roto ante el pensamiento de nunca tocarla, de nunca probar su suave carne otra vez. En unos pocos días ella se había hecho parte del aire que respiraba. La parte instintiva de su cerebro había gritado negándolo y la parte humana de su alma había rabiado de dolor.
Cuando la encontró, arrodillada en el suelo, con aquel jod/ido león a solo unos pies de ella y cauteloso como una bestia enjaulada, había sabido entonces que tendría que hacer algo, algo para convencerla de que la vida sin él los destruiría a ambos.
Entonces usó lo que tenía. El placer que podía darle. El calor que la consumía, y el pequeño borde de dolor que él sabía que hacía a sus sentidos ascender como un cohete y a su cuerpo convulsionarse con la liberación.
Lo que esto le hacía era asombroso. Nunca había conocido tanto placer por el simple hecho de dárselo. El arco de su cuerpo, la capa de transpiración sobre su piel, el sonido de sus roncos gritos resonando alrededor de ellos. Hacía que cada toque, cada susurro de piel sobre piel fuese más excitante que el toque más experimentado que él hubiese recibido jamás.
Conducirla más alto era todo lo que importaba. Probarla, darle placer, era su única preocupación.
Y maldito si ella no sabía bien. Sus labios se movieron de pecho a pecho, amam/antándose suavemente, con fuerza, azotando con su lengua en su pezón erecto hasta su punto máximo mientras él levantaba la vista hacia ella, mirando mientras ella resbalaba más y más profundamente en la sexualidad pura del acto.
Ella se deshacía en sus brazos, y él lo adoraba.
Mientras su boca seguía torturando y atormentando sus pequeños pezones apretados él pasó una mano a lo largo de la parte interior de su muslo, sintiendo que esta se tensaba al llegar más cerca del abrasador calor de su sexo.
Sus dedos se deslizaron por la raja superficialmente, un gemido salió de su garganta con el grito estrangulado que salió de ella. Ella era miel dulce, lo bastante caliente como para chamuscar sus sentidos, su olor acalorado le hacía la boca agua por sólo probarla.
Cuando él alcanzó el brote inundado de su clí/toris, levantó su mano, entonces acarició el montícu/lo hinchado firmemente. Sus caderas corcovearon mientras gritos suplicantes llenaban el dormitorio.
—Oh Dios, Nicholas, juro. Lo juro… —gritó ella—. No huiré otra vez. Lo juro. Por favor haz algo…
—Pero si hago algo. Él jadeaba para tomar aliento, consumido por el hambre por ella que no tenía ningún deseo de negar.
Él acarició su sexo sensible otra vez, sabiendo que necesitaría muy poco para activar el disparador palpitante de su clí/toris. Ella estaba tan lista para culminar que hasta su sexo temblaba con la necesidad.
—Nicholas…—Su voz se redujo a un temblor, gritando sin aliento—. Lo juro. Lo juro…
—Shhh, nena —susurró él, su boca se movió de sus pechos a su húmedo abdomen y luego bajó—. Sólo disfruta de ello, __________. Sólo déjame hacerte sentir bien.
Su lengua rodeó su palpitante clí/toris, el gusto de ella se le subió a la cabeza como la droga más potente. Ella era tan dulce, tan caliente y resbaladiza por sus líquidos que era como hundir su lengua en azúcar derretido mientras él la empujaba en los límites aterciopelados de su co/ño.
Él sabía lo que iba a hacer. No es que lo hubiera planeado, o incluso realmente considerado, hasta que ella huyó de él. En ese momento él se había dado cuenta de que ella estaba en la montaña y se había colocado en un gran peligro, Nicholas sabía exactamente como imprimiría su sumisión en su mente y su corazón.
Ella era su compañera. Estaba enamorada de él, podía verlo en sus ojos, sentirlo en su toque. Comprendería que su corazón así como su cuerpo estaban ligados a él. Pero hasta que lo hiciera, aprendería que su palabra era la ley en lo que se refería a su protección. Ella no era bastante fuerte para protegerse. No tenía ni idea de la depravación del mundo y de aquellos que la apartarían de él si pudieran. Él no les daría la oportunidad, ni a ella.
Mientras sus labios se movían hacia atrás a su hinchado clí/toris, él sumergió dos dedos rápidamente en las profundidades llorosas de su sexo. Ella explotó rápido, arqueándose y estremeciéndose mientras sus gritos llenaban sus oídos.
Él le dio unos únicos segundos para alcanzar su culminación y comenzar a deslizarse suavemente hacia abajo antes de alejarse. Antes de que ella tuviera la voluntad o la mente suficientes como para luchar contra él, soltó las ataduras y la colocó rápidamente sobre su estómago.
Ella jadeó cuando él permitió que su mano cayera a los globos lisos, redondeados de su cu/lo otra vez. Maldición ella era hermosa allí, su carne todavía estaba rosada por los anteriores azotes, la pequeña entrada a su ano temblaba en respuesta al orgasmo que se extendía lentamente a través de su cuerpo.
Él levantó sus caderas, apoyando sus rodillas en la cama.
—Quieta —gruñó él cuando ella había intentado echarse hacia atrás—. Sobre tus rodillas, justo así.
Sus piernas se apretaron cuando ella gimió, ante la excitación todavía espesa de su voz.
—No te pondrás en peligro otra vez, __________ —gruñó él, sus manos se movieron para colocar sus rodillas en la cama tal como deseaba, colocando sus caderas en ángulo hacia atrás, su trasero atractivo se separaba revelando la entrada ultra apretada a su cu/lo.
—¿Sabes lo qué te voy a hacer, __________? —le preguntó él suavemente, canturreando, su voz se hacía más profunda con el pensamiento del placer de correrse.
—Sólo hazlo —lanzó un grito ella, sus nalgas se flexionaron.
Él se rió entre dientes ante la demanda, moviendo sus dedos a lo largo de su sexo saturado para extender la lubricación dulzona atrás al pequeño agujero.
Él deslizó su dedo dentro despacio, mirando mientras este estiraba su ano, sintiendo que su aliento se entrecortaba en su garganta cuando ella se relajó fácilmente para él. Él la dilató despacio, un dedo y sintiéndola, entonces dos, luego tres. Con el tercero, ella jadeaba, arqueando su trasero mientras sus gritos estrangulados se repetían alrededor de él.
Moviendo sus dedos hacia atrás, él bordeó más cerca, metiendo la cabeza gruesa de su po/lla en la apertura sensible.
—Nicholas…—Su voz sonó aletargada, sensual cuando él apretó cerca, sintiendo el duro pulso de fluido que salía de la punta ante la sensación de la entrada apretada.
Instinto, le había dicho Dash. Una respuesta biológica, instintiva a los canales apretados de la hembra y al grosor extraño del lobo y las Castas del coyote. Sus po/llas eran excepcionalmente gruesas, aunque no anormales. Sin esto, él nunca podría haber intentado lo que él sabía que iba a hacer ahora. Infiernos, él nunca lo había intentado así antes, nunca había supuesto que fuera posible.
Capítulo Veinte
Nicholas había sentido rabia cuando averiguó que ella había huido. Un miedo puro lo había llenado, una parte de su alma se había roto ante el pensamiento de nunca tocarla, de nunca probar su suave carne otra vez. En unos pocos días ella se había hecho parte del aire que respiraba. La parte instintiva de su cerebro había gritado negándolo y la parte humana de su alma había rabiado de dolor.
Cuando la encontró, arrodillada en el suelo, con aquel jod/ido león a solo unos pies de ella y cauteloso como una bestia enjaulada, había sabido entonces que tendría que hacer algo, algo para convencerla de que la vida sin él los destruiría a ambos.
Entonces usó lo que tenía. El placer que podía darle. El calor que la consumía, y el pequeño borde de dolor que él sabía que hacía a sus sentidos ascender como un cohete y a su cuerpo convulsionarse con la liberación.
Lo que esto le hacía era asombroso. Nunca había conocido tanto placer por el simple hecho de dárselo. El arco de su cuerpo, la capa de transpiración sobre su piel, el sonido de sus roncos gritos resonando alrededor de ellos. Hacía que cada toque, cada susurro de piel sobre piel fuese más excitante que el toque más experimentado que él hubiese recibido jamás.
Conducirla más alto era todo lo que importaba. Probarla, darle placer, era su única preocupación.
Y maldito si ella no sabía bien. Sus labios se movieron de pecho a pecho, amam/antándose suavemente, con fuerza, azotando con su lengua en su pezón erecto hasta su punto máximo mientras él levantaba la vista hacia ella, mirando mientras ella resbalaba más y más profundamente en la sexualidad pura del acto.
Ella se deshacía en sus brazos, y él lo adoraba.
Mientras su boca seguía torturando y atormentando sus pequeños pezones apretados él pasó una mano a lo largo de la parte interior de su muslo, sintiendo que esta se tensaba al llegar más cerca del abrasador calor de su sexo.
Sus dedos se deslizaron por la raja superficialmente, un gemido salió de su garganta con el grito estrangulado que salió de ella. Ella era miel dulce, lo bastante caliente como para chamuscar sus sentidos, su olor acalorado le hacía la boca agua por sólo probarla.
Cuando él alcanzó el brote inundado de su clí/toris, levantó su mano, entonces acarició el montícu/lo hinchado firmemente. Sus caderas corcovearon mientras gritos suplicantes llenaban el dormitorio.
—Oh Dios, Nicholas, juro. Lo juro… —gritó ella—. No huiré otra vez. Lo juro. Por favor haz algo…
—Pero si hago algo. Él jadeaba para tomar aliento, consumido por el hambre por ella que no tenía ningún deseo de negar.
Él acarició su sexo sensible otra vez, sabiendo que necesitaría muy poco para activar el disparador palpitante de su clí/toris. Ella estaba tan lista para culminar que hasta su sexo temblaba con la necesidad.
—Nicholas…—Su voz se redujo a un temblor, gritando sin aliento—. Lo juro. Lo juro…
—Shhh, nena —susurró él, su boca se movió de sus pechos a su húmedo abdomen y luego bajó—. Sólo disfruta de ello, __________. Sólo déjame hacerte sentir bien.
Su lengua rodeó su palpitante clí/toris, el gusto de ella se le subió a la cabeza como la droga más potente. Ella era tan dulce, tan caliente y resbaladiza por sus líquidos que era como hundir su lengua en azúcar derretido mientras él la empujaba en los límites aterciopelados de su co/ño.
Él sabía lo que iba a hacer. No es que lo hubiera planeado, o incluso realmente considerado, hasta que ella huyó de él. En ese momento él se había dado cuenta de que ella estaba en la montaña y se había colocado en un gran peligro, Nicholas sabía exactamente como imprimiría su sumisión en su mente y su corazón.
Ella era su compañera. Estaba enamorada de él, podía verlo en sus ojos, sentirlo en su toque. Comprendería que su corazón así como su cuerpo estaban ligados a él. Pero hasta que lo hiciera, aprendería que su palabra era la ley en lo que se refería a su protección. Ella no era bastante fuerte para protegerse. No tenía ni idea de la depravación del mundo y de aquellos que la apartarían de él si pudieran. Él no les daría la oportunidad, ni a ella.
Mientras sus labios se movían hacia atrás a su hinchado clí/toris, él sumergió dos dedos rápidamente en las profundidades llorosas de su sexo. Ella explotó rápido, arqueándose y estremeciéndose mientras sus gritos llenaban sus oídos.
Él le dio unos únicos segundos para alcanzar su culminación y comenzar a deslizarse suavemente hacia abajo antes de alejarse. Antes de que ella tuviera la voluntad o la mente suficientes como para luchar contra él, soltó las ataduras y la colocó rápidamente sobre su estómago.
Ella jadeó cuando él permitió que su mano cayera a los globos lisos, redondeados de su cu/lo otra vez. Maldición ella era hermosa allí, su carne todavía estaba rosada por los anteriores azotes, la pequeña entrada a su ano temblaba en respuesta al orgasmo que se extendía lentamente a través de su cuerpo.
Él levantó sus caderas, apoyando sus rodillas en la cama.
—Quieta —gruñó él cuando ella había intentado echarse hacia atrás—. Sobre tus rodillas, justo así.
Sus piernas se apretaron cuando ella gimió, ante la excitación todavía espesa de su voz.
—No te pondrás en peligro otra vez, __________ —gruñó él, sus manos se movieron para colocar sus rodillas en la cama tal como deseaba, colocando sus caderas en ángulo hacia atrás, su trasero atractivo se separaba revelando la entrada ultra apretada a su cu/lo.
—¿Sabes lo qué te voy a hacer, __________? —le preguntó él suavemente, canturreando, su voz se hacía más profunda con el pensamiento del placer de correrse.
—Sólo hazlo —lanzó un grito ella, sus nalgas se flexionaron.
Él se rió entre dientes ante la demanda, moviendo sus dedos a lo largo de su sexo saturado para extender la lubricación dulzona atrás al pequeño agujero.
Él deslizó su dedo dentro despacio, mirando mientras este estiraba su ano, sintiendo que su aliento se entrecortaba en su garganta cuando ella se relajó fácilmente para él. Él la dilató despacio, un dedo y sintiéndola, entonces dos, luego tres. Con el tercero, ella jadeaba, arqueando su trasero mientras sus gritos estrangulados se repetían alrededor de él.
Moviendo sus dedos hacia atrás, él bordeó más cerca, metiendo la cabeza gruesa de su po/lla en la apertura sensible.
—Nicholas…—Su voz sonó aletargada, sensual cuando él apretó cerca, sintiendo el duro pulso de fluido que salía de la punta ante la sensación de la entrada apretada.
Instinto, le había dicho Dash. Una respuesta biológica, instintiva a los canales apretados de la hembra y al grosor extraño del lobo y las Castas del coyote. Sus po/llas eran excepcionalmente gruesas, aunque no anormales. Sin esto, él nunca podría haber intentado lo que él sabía que iba a hacer ahora. Infiernos, él nunca lo había intentado así antes, nunca había supuesto que fuera posible.
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
—Nicholas. —__________ se apretó más cerca, su voz era entrecortada, aturdida con la excitación que la recorría.
Deliberadamente, él sólo la había besado una vez. Deseaba ser él quien atizara los fuegos de su lujuria, no la hormona que se derramaba de su lengua. Él deseaba volverla loca, por su toque, por su necesidad de ello, conduciéndola.
Su miembro se brotó a chorros otra vez mientras él apretaba más profundo. Ella gritó mientras el fluido era disparado en los múscu/los apretados, tensos.
—Dímelo, nena —gimió él, con su control pendiendo de un hilo—. Dime si lo quieres, __________.
—Sí. —El áspero gemido hizo a sus dientes apretarse mientras él presionaba más profundamente.
—Maldición, eres tan apretada —jadeó él, sintiendo el apretón, más tenso que cualquier puño, que se estiraba alrededor de la cabeza de su miembro.
—Nicholas… —El gemido sonó bajo mientras más chorros de fluido relajante entraban en ella haciendo que su cabeza cayese hacia atrás en su cuello, y su agarre en sus caderas se tensara.
El mismo hecho que ella aceptara, permitiendo la pe/netración era la prueba de su confianza, de la intimidad que crecía entre ellos. __________ era tan espinosa como un puerco espín protegiendo su refugio; ella nunca otorgaría tal familiaridad sin una confianza completa.
—No te pondrás en peligro otra vez. —Él empujó más profundo, la cabeza de su erección entró dentro de los múscu/los ahora estirados mientras ella temblaba alrededor de él, causando incluso otra dura oleada de fluido hormonal dentro de su apretado cu/lo—. Nunca, __________.
—Lo juro —gritó ella en voz ronca—. Oh Dios, Nicholas, no puedo aguantarlo.
Él se retiró, saliendo de ella inmediatamente, sólo para obtener su grito de negación y empujar atrás, alojándolo más profundo en su interior.
—¿Qué quieres, __________? —Exigió él ferozmente—. Dime lo que quieres.
—A ti… —Ella jadeaba, estremeciéndose cada vez que su miembro palpitaba en su interior—. Te quiero.
—No es suficiente —se rompió él—. Dime lo que quieres, __________. Dímelo ahora o me pararé.
—¡No! —Ella se apretó más cerca, moviéndose hacia atrás contra él, empujándolo más profundo en su interior mientras gritaba por las sensaciones.
—¡Dime! —Su mano aterrizó en su cu/lo, demandante.
—Jód/eme —gruñó ella, su voz mal modulada, extasiada—. Condenación, Nicholas. Jód/eme.
Dos duros chorros abrasadores de líquido preseminal brotaron de su miembro un segundo más tarde. Nicholas empujó más profundo, apretando sus dientes, manteniéndola apretada mientras ella se retorcía debajo de él hasta que cada torturada, e hinchada pulgada de su po/lla estuvo sepultada en su interior.
Ella gritaba ahora, flexionando los múscu/los y ondulándose alrededor de él, luchando para acomodar la carne que la llenaba.
—¡Mía! —Él no podía parar el gruñido que salió de su garganta cuando fue sobre ella, sus labios buscaron la herida sensible que él había dejado en su cuello sintiendo su liberación reunirse en sus pel/otas.
Ella estaba demasiado apretada, demasiado caliente alrededor de él, y a pesar de la espesa lubricación que su miembro había derramado a borbotones en su interior y a su autocontrol normalmente acerado, él sabía que no duraría más que unos segundos. Ella estaba más cerca. Podía olerlo. Sentir a su sexo ondular a través de las paredes de su cu/lo y, sabía cuando él se anudó en la delicada entrada, que su orgasmo bien podría destruirlos a ambos.
—¡Sí! —Su grito sin inhibiciones lo impresionó, lo renovó—. Dios sí, Nicholas. Tuya. Tuya maldito seas.
Ella se apretó en él otra vez, en la curvatura de su ano, ondulándose hasta que él no tuviera ninguna opción. Él se movía en su interior, con largos empujes que luchaba para mantener suaves e impedir hacerle daño, pero sus gritos lo animaron, volviéndolo loco.
Sus manos estaban apretadas en sus caderas mientras ella seguía cada golpe, el sonido de carne golpeando y del sexo mojado llenaba el aire hasta que supo que no podía aguantarlo más tiempo. Rezó por que Dash supiera de qué demonios hablaba, porque Nicholas no podría haberse apartado de ella ahora aunque ambas vidas dependieran de ello.
Él empujó con fuerza y profundamente, sintiéndolo suceder, la tirantez a mitad de camino de su miembro, la hinchazón repentina mientras sus pel/otas se apretaban y su órgano se endurecía más. Era exquisito, el mayor placer que había conocido en su vida.
Las primeras duras acometidas de semen llegaron mientras él sentía sus paredes interior hincharse, permitiendo al nudo presionar a su sexo mientras este estiraba la pared anal, palpitando con fuerza y profundamente en su interior, empujándola sobre un borde desconocido para ella si sus gritos eran alguna indicación. Los sonidos estrangulados eran débiles y entremezclados con su nombre, sus votos, su voz dulce jurando que nunca huiría otra vez.
Suya. Siempre suya.
Sus dientes mordieron en ella, aunque él había jurado negarse aquel placer. Esta vez, no había ninguna sangre, sólo dulzura, dando a la carne femenina bajo su lengua lametones y con su suave voz animándolo.
Él la llenó de su semen, temblando encima de ella, sintiendo el pulso duro de su liberación también, y sabiendo en aquel momento que si ella alguna vez lo abandonaba, que si él alguna vez la perdía, sería sólo medio hombre. Su alma se marchitaría convirtiéndose en polvo y la vida se haría, por primera vez, un acontecimiento indigno de ser vivida.
Aww ven por que amo a los castas?,por que parecen rudos,pero son unas tan romanticos &&' sentimentales *-*,bien esperio que les guste &&' espero ver comentarios bye las quiero :hi:
Deliberadamente, él sólo la había besado una vez. Deseaba ser él quien atizara los fuegos de su lujuria, no la hormona que se derramaba de su lengua. Él deseaba volverla loca, por su toque, por su necesidad de ello, conduciéndola.
Su miembro se brotó a chorros otra vez mientras él apretaba más profundo. Ella gritó mientras el fluido era disparado en los múscu/los apretados, tensos.
—Dímelo, nena —gimió él, con su control pendiendo de un hilo—. Dime si lo quieres, __________.
—Sí. —El áspero gemido hizo a sus dientes apretarse mientras él presionaba más profundamente.
—Maldición, eres tan apretada —jadeó él, sintiendo el apretón, más tenso que cualquier puño, que se estiraba alrededor de la cabeza de su miembro.
—Nicholas… —El gemido sonó bajo mientras más chorros de fluido relajante entraban en ella haciendo que su cabeza cayese hacia atrás en su cuello, y su agarre en sus caderas se tensara.
El mismo hecho que ella aceptara, permitiendo la pe/netración era la prueba de su confianza, de la intimidad que crecía entre ellos. __________ era tan espinosa como un puerco espín protegiendo su refugio; ella nunca otorgaría tal familiaridad sin una confianza completa.
—No te pondrás en peligro otra vez. —Él empujó más profundo, la cabeza de su erección entró dentro de los múscu/los ahora estirados mientras ella temblaba alrededor de él, causando incluso otra dura oleada de fluido hormonal dentro de su apretado cu/lo—. Nunca, __________.
—Lo juro —gritó ella en voz ronca—. Oh Dios, Nicholas, no puedo aguantarlo.
Él se retiró, saliendo de ella inmediatamente, sólo para obtener su grito de negación y empujar atrás, alojándolo más profundo en su interior.
—¿Qué quieres, __________? —Exigió él ferozmente—. Dime lo que quieres.
—A ti… —Ella jadeaba, estremeciéndose cada vez que su miembro palpitaba en su interior—. Te quiero.
—No es suficiente —se rompió él—. Dime lo que quieres, __________. Dímelo ahora o me pararé.
—¡No! —Ella se apretó más cerca, moviéndose hacia atrás contra él, empujándolo más profundo en su interior mientras gritaba por las sensaciones.
—¡Dime! —Su mano aterrizó en su cu/lo, demandante.
—Jód/eme —gruñó ella, su voz mal modulada, extasiada—. Condenación, Nicholas. Jód/eme.
Dos duros chorros abrasadores de líquido preseminal brotaron de su miembro un segundo más tarde. Nicholas empujó más profundo, apretando sus dientes, manteniéndola apretada mientras ella se retorcía debajo de él hasta que cada torturada, e hinchada pulgada de su po/lla estuvo sepultada en su interior.
Ella gritaba ahora, flexionando los múscu/los y ondulándose alrededor de él, luchando para acomodar la carne que la llenaba.
—¡Mía! —Él no podía parar el gruñido que salió de su garganta cuando fue sobre ella, sus labios buscaron la herida sensible que él había dejado en su cuello sintiendo su liberación reunirse en sus pel/otas.
Ella estaba demasiado apretada, demasiado caliente alrededor de él, y a pesar de la espesa lubricación que su miembro había derramado a borbotones en su interior y a su autocontrol normalmente acerado, él sabía que no duraría más que unos segundos. Ella estaba más cerca. Podía olerlo. Sentir a su sexo ondular a través de las paredes de su cu/lo y, sabía cuando él se anudó en la delicada entrada, que su orgasmo bien podría destruirlos a ambos.
—¡Sí! —Su grito sin inhibiciones lo impresionó, lo renovó—. Dios sí, Nicholas. Tuya. Tuya maldito seas.
Ella se apretó en él otra vez, en la curvatura de su ano, ondulándose hasta que él no tuviera ninguna opción. Él se movía en su interior, con largos empujes que luchaba para mantener suaves e impedir hacerle daño, pero sus gritos lo animaron, volviéndolo loco.
Sus manos estaban apretadas en sus caderas mientras ella seguía cada golpe, el sonido de carne golpeando y del sexo mojado llenaba el aire hasta que supo que no podía aguantarlo más tiempo. Rezó por que Dash supiera de qué demonios hablaba, porque Nicholas no podría haberse apartado de ella ahora aunque ambas vidas dependieran de ello.
Él empujó con fuerza y profundamente, sintiéndolo suceder, la tirantez a mitad de camino de su miembro, la hinchazón repentina mientras sus pel/otas se apretaban y su órgano se endurecía más. Era exquisito, el mayor placer que había conocido en su vida.
Las primeras duras acometidas de semen llegaron mientras él sentía sus paredes interior hincharse, permitiendo al nudo presionar a su sexo mientras este estiraba la pared anal, palpitando con fuerza y profundamente en su interior, empujándola sobre un borde desconocido para ella si sus gritos eran alguna indicación. Los sonidos estrangulados eran débiles y entremezclados con su nombre, sus votos, su voz dulce jurando que nunca huiría otra vez.
Suya. Siempre suya.
Sus dientes mordieron en ella, aunque él había jurado negarse aquel placer. Esta vez, no había ninguna sangre, sólo dulzura, dando a la carne femenina bajo su lengua lametones y con su suave voz animándolo.
Él la llenó de su semen, temblando encima de ella, sintiendo el pulso duro de su liberación también, y sabiendo en aquel momento que si ella alguna vez lo abandonaba, que si él alguna vez la perdía, sería sólo medio hombre. Su alma se marchitaría convirtiéndose en polvo y la vida se haría, por primera vez, un acontecimiento indigno de ser vivida.
Aww ven por que amo a los castas?,por que parecen rudos,pero son unas tan romanticos &&' sentimentales *-*,bien esperio que les guste &&' espero ver comentarios bye las quiero :hi:
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
*O* omg! sin palabras *O*
SIGUELAAAA!!!
SIGUELAAAA!!!
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola! Peses de nuevo lo siento por desaparecer! Lo bueno es que ya salí de vacaciones y podré comentar mas! Awwws Nicholas es tan hermoso! Ya se porque amas tanto a los castas! Son tan... Afff! No hay palabras para ellos! Siguela pronto por favor y gracias por subir!;) tqmmmm! xx!<33'
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
SIGUELA PORFAAA!!!!
*Stephanie*
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola chicas como estan?yo la verdad mal,por eso no habia subido capitulo lo siento,veran tengo muchos problemas con mi novio y creo que ya vamos a terminar,es decir para que estar con alguien que no quiere estar contigo no?,&&' bueno ayer mi tube un pronlema con mi beffo &&' ya saben estoy toda OUT luego Nicho[asi le digo a mi celular]se me descompuso :( si el cielo se abrio &&' Dios dijo te odio Tania u.ú pero bueno aqui les dejo capitulo gracias por comentar y esperar (: las quiero :hug:
Capitulo Veintiuno
—¿Qué es esto? —__________ contempló el objeto que colgaba encima de la cama soñolientamente. Este se parecía a la tela de una araña, girando dentro de un círcu/lo de ramas. Las pequeñas gemas estaban enhebradas en la tela, y encima, donde esta colgaba del techo, varias pequeñas bolsas estaban atadas a la cuerda.
—Es un cazador de sueños. —Nicholas, echado a su lado, se acurrucó cerca de ella, con un brazo bajo su cabeza, el otro abandonado sobre su estómago mientras ella descansaba contra su pecho.
—He oído hablar de ellos. —Ella frunció el ceño.
Nicholas gruñó.
—Mi madre era mitad india Nicholas. Ella lo tejió antes de dejarme con mi abuelo. Se supone que para provocar buenos sueños. Atrapar visiones y retenerlas en el lugar un tiempo, permitiendo a las pesadillas escapar y que los problemas que tengas no duren demasiado.
Ella inclinó su cabeza con curiosidad.
—La mayor parte de las castas se parecen a Indios Americanos, ¿por qué pasa eso?
Él suspiró ante su pregunta, cambiando de lugar su espalda para mirar arriba al cazador de sueños.
—El esperma genéticamente alterado tiene mucha codificación indígena. Los científicos, en sus estudios, decidieron que esto crearía a luchadores más feroces, soldados más salvajes cuando era combinado con el ADN animal. —Él se encogió de hombros desdeñosamente.
Ella inclinó su cabeza, contemplando el intrincado, frágil tejido y los pequeños cristales que se parecían al rocío sobre la tela de una araña.
—¿Esto trae buenos sueños? —le pregunto ella entonces, dándose la vuelta para mirarlo.
La expresión en su cara era una mezcla de pena y de aceptación. Él no se ofendía por el pasado, pero estaba determinado a no repetido.
—Es un recuerdo. —Él finalmente se dio la vuelta alejándose, y ella sabía que era mucho más que esto para él.
Ella siguió mirando arriba silenciosamente.
—¿Viste alguna vez a tu madre después de que tu abuelo te acogió? — preguntó. Ella no podía imaginar su vida sin su familia. Aun molestos y frustrantes como podían serlo, todavía eran su familia.
—Nunca. —Aquel tono impasible otra vez.
Ella lo miró cuando él se levantó de la cama, viendo la máscara firmemente en su lugar.
—¿No estás lista para el desayuno aún?
__________ suspiró en la cama, consciente de los múscu/los adoloridos, de la carne sensible. Él la había tomado largamente en la noche, montándola con una desesperación y una habilidad que casi los había destruido a ambos en varias ocasiones.
—Nicholas —dijo suavemente—. Esta es la razón por la qué huí de ti anoche. Si no hablas conmigo, entonces esta cosa del acoplamiento nunca va a tener una posibilidad.
Él gruñó ante esto.
—La última vez que tuve noticias tuyas, tú no le daba ninguna posibilidad de todos modos. —Él se movió al aparador y sacó una muda de ropa—. Voy a darme una ducha. Prepararé el desayuno mientras tú tomas la tuya.
__________ bajó su cabeza, mordiendo su labio nerviosamente.
—Seguiré huyendo, Nicholas.
Él se paró. Ella levantó su cabeza, mirando el juego de múscu/los bajo su piel oscura.
—Si huyes otra vez, te haré lamentar el haberlo hecho. —El tono de su voz era espantoso, sus ojos, cuando se dio la vuelta para mirarla, estaban tan muertos, tan vacíos de emoción, que ella se preguntó donde escondía el dolor y la cólera que ella sabía debían arremolinarse dentro de él—. No cometas ese error otra vez, __________. Por el bien de ambos.
—La mujer que te dio a luz envió este cazador de sueños. —Su abuelo señaló a la tela, que goteaba con cristales y plumas que colgaban de la esquina de la pared de sala de estar—. Ella me hizo prometer que yo lo mantendría aquí contigo. Aunque los animales no tienen sueños, ¿verdad, muchacho? —Él se soltó furiosamente—. Se necesita un alma para soñar.
Nicholas bajó su cabeza, apartando la vista de sus manos. Él tenía sueños, sueños suaves de una madre que le cantaba nanas, de su voz que susurraba alrededor de él.
—Se un buen muchacho, Nicholas. Encuentra tu alma…
Su alma —¿Qué era un alma?—. El niño que había sido se lo había preguntado diariamente. Le parecía que si tuviera un alma, ellos no dejarían a un niño solo. Ellos no dejarían a un niño pasar frío, temblando en una choza apartada, insensibles a los miedos que le impedían el sueño.
¿Tenían las madres un alma?, se había preguntado él. ¿Cómo podían tenerla y dejar a su niño al cuidado de ese hombre?
—Tú fuiste creado, Nicholas —había gruñido su abuelo—. Creado y forzado en una mujer indefensa. El mal te creó y el mal que ellos pusieron en ti te destruirá. Yo debería haberte ahogado como a un perrito no deseado cuando naciste.
Nicholas estaba de pie bajo la ducha y suspiró con fatiga. Los recuerdos eran brutales y deseó poder desterrarlos para siempre. Debería haberlo sabido al dejar la vida que él se había creado y aceptar un trabajo que le daría tiempo de reflexión.
__________ le hacía pensar en todas las cosas suaves y apacibles que él había soñado una vez que serían suyas. A los catorce años, dejando la montaña, se había jurado que un día tendría todo lo que su abuelo se había asegurado de que no tuviera. En cambio Nicholas había aprendido que los sueños, la magia que había visto en la televisión, era toda una ilusión. Y durante años, él no había dejado de olvidarlo.
Hasta __________.
__________ suave, suave.
Su risa le había robado su corazón antes de que él la hubiera tocado alguna vez. La magia de su sonrisa y la suavidad de su voz habían calmado una parte de él que no sabía que todavía le dolía. Ella lo había hecho soñar y maldito si esto no dolía.
Sus labios se retorcieron con burla sardónica cuando él tomó el paño del pequeño estante en el que lo había colocado y lo enjabonó rápidamente.
El acoplamiento era una reacción biológica, hormonal. No era emocional. No le daría milagrosamente un amor de mujer que ella no podía aceptar. Como su madre no lo hizo.
—Ellos le dijeron la abominación que colocaban en su cuerpo —rabió su abuelo hacia él cuando Nicholas se había atrevido a sugerir que él era un niño, no un animal—. Ellos le mostraron las criaturas que ellos habían parido hasta ahora, maullantes, pequeños animales asquerosos que parecían bebés y sonaban como animales. Tú no eres más de lo que ellos eran. Forzado en ella. Ella te alumbró porque su conciencia no le permitiría hacer otra cosa. Pero tú la pusiste enferma desde el día en que naciste…
Nicholas se estremeció con aquel recuerdo antes de lavarse la cara con el trapo jabonoso. Había pasado, pero esto todavía tenía el poder de hacerlo sangrar. __________ lo había visto como un animal, forzado sobre ella por el frenesí del acoplamiento, demasiado duro, demasiado áspero para los sueños que ella tenía. Ella quería más de lo que pensaba que él podría darle, y al final del día, Nicholas siempre estaba orgulloso de él mismo por su honestidad, aunque solo fuera eso. Había muy poco que él pudiese otorgarle.
Él tenía bastante dinero del trabajo menos que legítimo que había realizado durante años, al menos ella no perdería las cosas materiales a las que estaba acostumbrada, porque él podría proporcionarlas. Pero ella era todavía la hija del Presidente Vernon Marion. Criada para casarse con un miembro aceptable, de la elite de la sociedad y a saber no destinada a las heces de la humanidad. Nicholas era las heces de humanidad. Infiernos, algunos días él se preguntaba si había incluso alguna humanidad dentro de él.
Largos minutos más tarde, nuevamente limpio y vestido con vaqueros y camiseta negra, él dejó el cuarto de baño y contempló a __________ mientras ella se sentaba silenciosamente en medio de la cama. Ella lo miró fijamente con frío silencio, sus ojos color de avellana estaban resentidos.
—Prepararé el desayuno. Tienes media hora —le informó él tranquilamente, empujando las necesidades oscuras y su propia cólera profundamente en el lugar que él había creado para ellos hace tantos años.
—Entonces tú tienes media hora para pensar. —Ella se levantó de la cama, mirándolo fijamente con distante arrogancia—. Puedes hablar de esto, y llegar a una solución razonable, o puedes comenzar a hacer planes para cómo encarcelarme mejor. Por que esto no va a continuar.
—Espero que te guste el jamón y los huevos —dijo él tranquilamente—. Tendré que bajar al almacén más tarde.
Sus labios se apretaron furiosamente.
—Prepara lo que infiernos te guste. Lo comerás solo. Y piensa en esto, Nicholas. El voto sobrela Leyde Casta es pasado mañana. ¿Cuánto piensas que puedes obligarme a quedarme aquí después de eso?
Ella pasó por delante de él, su cabeza se mantenía alta, su pelo se arremolinaba alrededor de ella como una corta capa terrenal mientras ella pisoteó hacia el cuarto de baño.
—En primer lugar nunca pensé que pudiera mantenerte conmigo —murmuró él, quedamente—. Pero eso no impide a un to/nto intentarlo.
Les dejare dos capitulos vale?
Capitulo Veintiuno
—¿Qué es esto? —__________ contempló el objeto que colgaba encima de la cama soñolientamente. Este se parecía a la tela de una araña, girando dentro de un círcu/lo de ramas. Las pequeñas gemas estaban enhebradas en la tela, y encima, donde esta colgaba del techo, varias pequeñas bolsas estaban atadas a la cuerda.
—Es un cazador de sueños. —Nicholas, echado a su lado, se acurrucó cerca de ella, con un brazo bajo su cabeza, el otro abandonado sobre su estómago mientras ella descansaba contra su pecho.
—He oído hablar de ellos. —Ella frunció el ceño.
Nicholas gruñó.
—Mi madre era mitad india Nicholas. Ella lo tejió antes de dejarme con mi abuelo. Se supone que para provocar buenos sueños. Atrapar visiones y retenerlas en el lugar un tiempo, permitiendo a las pesadillas escapar y que los problemas que tengas no duren demasiado.
Ella inclinó su cabeza con curiosidad.
—La mayor parte de las castas se parecen a Indios Americanos, ¿por qué pasa eso?
Él suspiró ante su pregunta, cambiando de lugar su espalda para mirar arriba al cazador de sueños.
—El esperma genéticamente alterado tiene mucha codificación indígena. Los científicos, en sus estudios, decidieron que esto crearía a luchadores más feroces, soldados más salvajes cuando era combinado con el ADN animal. —Él se encogió de hombros desdeñosamente.
Ella inclinó su cabeza, contemplando el intrincado, frágil tejido y los pequeños cristales que se parecían al rocío sobre la tela de una araña.
—¿Esto trae buenos sueños? —le pregunto ella entonces, dándose la vuelta para mirarlo.
La expresión en su cara era una mezcla de pena y de aceptación. Él no se ofendía por el pasado, pero estaba determinado a no repetido.
—Es un recuerdo. —Él finalmente se dio la vuelta alejándose, y ella sabía que era mucho más que esto para él.
Ella siguió mirando arriba silenciosamente.
—¿Viste alguna vez a tu madre después de que tu abuelo te acogió? — preguntó. Ella no podía imaginar su vida sin su familia. Aun molestos y frustrantes como podían serlo, todavía eran su familia.
—Nunca. —Aquel tono impasible otra vez.
Ella lo miró cuando él se levantó de la cama, viendo la máscara firmemente en su lugar.
—¿No estás lista para el desayuno aún?
__________ suspiró en la cama, consciente de los múscu/los adoloridos, de la carne sensible. Él la había tomado largamente en la noche, montándola con una desesperación y una habilidad que casi los había destruido a ambos en varias ocasiones.
—Nicholas —dijo suavemente—. Esta es la razón por la qué huí de ti anoche. Si no hablas conmigo, entonces esta cosa del acoplamiento nunca va a tener una posibilidad.
Él gruñó ante esto.
—La última vez que tuve noticias tuyas, tú no le daba ninguna posibilidad de todos modos. —Él se movió al aparador y sacó una muda de ropa—. Voy a darme una ducha. Prepararé el desayuno mientras tú tomas la tuya.
__________ bajó su cabeza, mordiendo su labio nerviosamente.
—Seguiré huyendo, Nicholas.
Él se paró. Ella levantó su cabeza, mirando el juego de múscu/los bajo su piel oscura.
—Si huyes otra vez, te haré lamentar el haberlo hecho. —El tono de su voz era espantoso, sus ojos, cuando se dio la vuelta para mirarla, estaban tan muertos, tan vacíos de emoción, que ella se preguntó donde escondía el dolor y la cólera que ella sabía debían arremolinarse dentro de él—. No cometas ese error otra vez, __________. Por el bien de ambos.
—La mujer que te dio a luz envió este cazador de sueños. —Su abuelo señaló a la tela, que goteaba con cristales y plumas que colgaban de la esquina de la pared de sala de estar—. Ella me hizo prometer que yo lo mantendría aquí contigo. Aunque los animales no tienen sueños, ¿verdad, muchacho? —Él se soltó furiosamente—. Se necesita un alma para soñar.
Nicholas bajó su cabeza, apartando la vista de sus manos. Él tenía sueños, sueños suaves de una madre que le cantaba nanas, de su voz que susurraba alrededor de él.
—Se un buen muchacho, Nicholas. Encuentra tu alma…
Su alma —¿Qué era un alma?—. El niño que había sido se lo había preguntado diariamente. Le parecía que si tuviera un alma, ellos no dejarían a un niño solo. Ellos no dejarían a un niño pasar frío, temblando en una choza apartada, insensibles a los miedos que le impedían el sueño.
¿Tenían las madres un alma?, se había preguntado él. ¿Cómo podían tenerla y dejar a su niño al cuidado de ese hombre?
—Tú fuiste creado, Nicholas —había gruñido su abuelo—. Creado y forzado en una mujer indefensa. El mal te creó y el mal que ellos pusieron en ti te destruirá. Yo debería haberte ahogado como a un perrito no deseado cuando naciste.
Nicholas estaba de pie bajo la ducha y suspiró con fatiga. Los recuerdos eran brutales y deseó poder desterrarlos para siempre. Debería haberlo sabido al dejar la vida que él se había creado y aceptar un trabajo que le daría tiempo de reflexión.
__________ le hacía pensar en todas las cosas suaves y apacibles que él había soñado una vez que serían suyas. A los catorce años, dejando la montaña, se había jurado que un día tendría todo lo que su abuelo se había asegurado de que no tuviera. En cambio Nicholas había aprendido que los sueños, la magia que había visto en la televisión, era toda una ilusión. Y durante años, él no había dejado de olvidarlo.
Hasta __________.
__________ suave, suave.
Su risa le había robado su corazón antes de que él la hubiera tocado alguna vez. La magia de su sonrisa y la suavidad de su voz habían calmado una parte de él que no sabía que todavía le dolía. Ella lo había hecho soñar y maldito si esto no dolía.
Sus labios se retorcieron con burla sardónica cuando él tomó el paño del pequeño estante en el que lo había colocado y lo enjabonó rápidamente.
El acoplamiento era una reacción biológica, hormonal. No era emocional. No le daría milagrosamente un amor de mujer que ella no podía aceptar. Como su madre no lo hizo.
—Ellos le dijeron la abominación que colocaban en su cuerpo —rabió su abuelo hacia él cuando Nicholas se había atrevido a sugerir que él era un niño, no un animal—. Ellos le mostraron las criaturas que ellos habían parido hasta ahora, maullantes, pequeños animales asquerosos que parecían bebés y sonaban como animales. Tú no eres más de lo que ellos eran. Forzado en ella. Ella te alumbró porque su conciencia no le permitiría hacer otra cosa. Pero tú la pusiste enferma desde el día en que naciste…
Nicholas se estremeció con aquel recuerdo antes de lavarse la cara con el trapo jabonoso. Había pasado, pero esto todavía tenía el poder de hacerlo sangrar. __________ lo había visto como un animal, forzado sobre ella por el frenesí del acoplamiento, demasiado duro, demasiado áspero para los sueños que ella tenía. Ella quería más de lo que pensaba que él podría darle, y al final del día, Nicholas siempre estaba orgulloso de él mismo por su honestidad, aunque solo fuera eso. Había muy poco que él pudiese otorgarle.
Él tenía bastante dinero del trabajo menos que legítimo que había realizado durante años, al menos ella no perdería las cosas materiales a las que estaba acostumbrada, porque él podría proporcionarlas. Pero ella era todavía la hija del Presidente Vernon Marion. Criada para casarse con un miembro aceptable, de la elite de la sociedad y a saber no destinada a las heces de la humanidad. Nicholas era las heces de humanidad. Infiernos, algunos días él se preguntaba si había incluso alguna humanidad dentro de él.
Largos minutos más tarde, nuevamente limpio y vestido con vaqueros y camiseta negra, él dejó el cuarto de baño y contempló a __________ mientras ella se sentaba silenciosamente en medio de la cama. Ella lo miró fijamente con frío silencio, sus ojos color de avellana estaban resentidos.
—Prepararé el desayuno. Tienes media hora —le informó él tranquilamente, empujando las necesidades oscuras y su propia cólera profundamente en el lugar que él había creado para ellos hace tantos años.
—Entonces tú tienes media hora para pensar. —Ella se levantó de la cama, mirándolo fijamente con distante arrogancia—. Puedes hablar de esto, y llegar a una solución razonable, o puedes comenzar a hacer planes para cómo encarcelarme mejor. Por que esto no va a continuar.
—Espero que te guste el jamón y los huevos —dijo él tranquilamente—. Tendré que bajar al almacén más tarde.
Sus labios se apretaron furiosamente.
—Prepara lo que infiernos te guste. Lo comerás solo. Y piensa en esto, Nicholas. El voto sobrela Leyde Casta es pasado mañana. ¿Cuánto piensas que puedes obligarme a quedarme aquí después de eso?
Ella pasó por delante de él, su cabeza se mantenía alta, su pelo se arremolinaba alrededor de ella como una corta capa terrenal mientras ella pisoteó hacia el cuarto de baño.
—En primer lugar nunca pensé que pudiera mantenerte conmigo —murmuró él, quedamente—. Pero eso no impide a un to/nto intentarlo.
Les dejare dos capitulos vale?
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Capitulo Veintidos
Él estaba colocando los huevos y el jamón en los platos cuando ella salió del dormitorio. Su pelo largo estaba todavía húmedo, su cara pálida mientras ella le miraba.
—Llama a la doctora Grace aquí —ella expresó su demanda claramente, su voz emanaba autoridad—. Quiero esos análisis de sangre ahora.
La excitación aumentaba por su cuerpo; él podía olerla, más caliente, más brillante de lo que lo había sido antes y ella rompía a darle órdenes como un general en medio de una zona de guerra. Lamentablemente para ella, Nicholas no se había afiliado a las Fuerzas Armadas simplemente porque no le gustaban las órdenes.
—Cómete el desayuno —gruñó él en cambio—. Entonces veremos si no podemos hacer algo para mejorar tu humor.
El olor de su calor le hacía la boca agua por probarlo, por sentirlo consumiéndolo.
Su cabeza se levantó despacio, sus ojos brillaban con furia, con lujuria cuando ella enderezó sus hombros y dijo:
—Sobre mi cadáver. Rechazo jo/der otra vez hasta que yo haya terminado aquellas pruebas.
La miró con ceño ante esto. Él sabía lo dolorosa que la excitación podría hacerse. ¿Podría realmente ella mantener la terquedad intacta mucho tiempo?
Él sonrió despacio, recordando la primera vez, como ella había suplicado tan dulcemente, tan acaloradamente.
—No.
Extrañamente, una mirada de dolor pasó a través de su cara, como si él la hubiera herido con aquella única palabra.
—No tengo hambre —dijo ella entonces y se dio la vuelta hacia la puerta, abriéndola con fuerza antes de salir al pórtico, y Dios sólo sabe cuanto más lejos.
Él contempló la puerta abierta con sorpresa. Ella estaba en celo, claramente tan excitada como nunca lo había estado, ¿y se alejaba de él? Él sacudió su cabeza después más despacio, curioso en cuanto a lo que ella pensaba que iba a hacer, o donde iba a ir.
Dos lobos guardaban el pórtico. __________ se detuvo a pocos pasos, posando la vista en los animales que la miraron con desafiantes expresiones caninas. Cuando ella miró hacia atrás a él, Nicholas casi se estremeció por la furia que se reflejaba en sus ojos.
—__________… —Él empujó sus manos en los bolsillos de sus vaqueros y encorvó sus hombros defensivamente—. No puedo siquiera pensar el dolor que sufrirás. Incluso por los análisis de sangre solo.
—Esta no es tu opción —saltó ella, dándose la vuelta lejos de él y posando la vista en los lobos—. Diles que se muevan.
Él inspiró ásperamente. La mujer iba a arrancarle el corazón del pecho y ella no lo veía. No tenía ninguna idea del infierno que ella lo obligaba a afrontar.
—Este es mi turno de protegerte —dijo él suavemente—. ¿Cómo puedo hacerlo si te dejara hacer algo que te causará claramente tanto dolor? —Él sacudió su cabeza con confusión, luchando contra el impulso de hacer cuanto ella desease y el aullido instintivo del animal que exigía que ella no conociese ningún dolor.
—¿Piensas que esta excitación no duele? —dijo ella entonces, y el olor de su necesidad hizo que la lujuria se extendiera por su cuerpo—. Gran y poderoso Coyote Nicholas, realmente no lo crees, ¿verdad? —gruñó ella—. Si no traes a ese científico aquí, para hacer las pruebas, entonces podrás mirar cómo me duele de todos modos, Nicholas. Y duele y duele. Porque no me tocarás hasta que yo lo haga.
—¿Por qué es esto tan importante? —Él luchó contra las llamas de su propia cólera, la emoción que luchaba para ser libre—. Ellos no pueden ayudarte, __________. Nada puede romper tu lazo conmigo no importa cuánto lo desees.
—Esto podría crear una cura. Al menos, algo que aliviará los síntomas —discutió ella—. Si no para mí, entonces para alguien más.
—No hay ninguna cura. —Él quiso enseñar los dientes en un gruñido primitivo de rabia y sólo apenas logró contenerlo—. ¿Por qué estas tan desesperada por abandonarme? ¿No es bastante para mí saber que no me quieres?
Ella lo miró con incredulidad.
—¿Piensas que esto es por ti? ¿Que yo no te quiero? ¿Qué no te querría si no fuera por este calor? —Sus labios se apretaron, sus ojos brillaron con lágrimas no vertidas—. Nicholas, quiero saber lo que siento, lo que veo en ti, que soy más que sólo un impulso biológico atolondrado. Y si no puedo tenerlo para mí entonces al menos por mis niños. Ahora diles a esos animales que se muevan. —Su voz se endureció.
El dedo que empujó en su pecho lo sorprendió, calmando la cólera durante bastante tiempo como para permitir entrar un indicio de diversión. Ella estaba de pie ante él como una hembra de coyote enfurecida, sus ojos brillaban, sus dientes estaban expuestos en su cólera y ese dedo apoyado en su pecho.
—¿Y yo? ¿Y el resto de las mujeres que soportan esto? ¿Y si algo te pasara, idi/ota? —Su voz se elevó entonces, y él vio algo parecido al temor en sus ojos—. ¿Qué haré entonces, Nicholas? ¿Cuánto dolor soportaré entonces?
—No me pasará nada. —Él no lo permitiría. No ahora.
—Dios, eres tan arrogante. —Ella se llevó las manos a la cabeza, sosteniéndola como si le doliese—. Olvídalo. Sólo olvida la razón clara. Lee mis labios en cambio. No te jo/do hasta que yo pueda hacer esas pruebas.
—Mataré al bastardo que te haga daño —gritó él, consumido por su cólera ahora—. ¿Me oyes, __________? No me preocupa si es macho o hembra, no seré capaz de controlar mi furia.
Él estaba nariz contra nariz con ella, obligándose a contener sus manos para impedir sacudirla para hacerla entender.
—¡Termínalo! —le espetó ella—. Ahora échalos de aquí y luego vete. Vete a cazar. Infiernos, vete a emborracharte, no quiero maldecir. Pero si ellos no se apartan de aquí en quince minutos, entonces esos lobos sarnosos pueden morder mi trasero, porque voy a ir a aquel laboratorio y conseguiré las malditas cosas yo misma.
Hija de pu/ta. Maldición. Jo/der. Su po/lla palpitaba como un dolor de muelas, sus instintos gritaban que la jod/iese en silencio, pero algo más le advertía que él no iba a ganar en esta lucha. Era lo que él vio en sus ojos. Era una de las mismas cosas que lo habían atraído de ella en primer lugar, esa chispa de determinación, de fuerza.
Ella había huido de él debido a su necesidad de protegerla, y ahora estaba en su cara, gruñéndole, queriendo arriesgarse incluso a su rabia, que ella no tenía ni idea de lo que esto implicaría, y hacer lo que ella sentía era lo correcto. Hacer algo que podría darle el escape de él y que sabía era lo que ella buscaba.
Él se movió hacia atrás despacio, calmando el dolor en su interior mientras miraba hacia abajo a los lobos.
—Iros. —La sola orden los liberó del deber y los envió corriendo de nuevo con Dash, dondequiera que él pudiera estar. Entonces se dio la vuelta—. Los laboratorios están en la casa principal—dijo él suavemente—. No puedo ir contigo, __________. A pesar de que no puedes creerme, mataría a uno de aquellos doctores la primera vez que te oyese gritar.
Él se dio la vuelta y anduvo con paso majestuoso hacia la casa. Los huevos y el jamón se quedaron en la mesa cuando él entró en el dormitorio, inhalando su olor, la presencia que él temía que perdería en su vida. Y se obligó a esperar.
* * * * *
Él no lo entendía. __________ apartó de golpe las lágrimas que caían por su cara mientras se dirigía al camino de grava. Él era tan obstinado, tan sumamente masculino que no podía encontrar las palabras para explicarlo.
Ella estaba enamorada de él. Tonta est/úpida, en unos días le había entregado su corazón, su alma estaba ansiosa por él. Y esto no era sólo el calor, aunque fuera lo bastante fuerte como para volver a una mujer decidida, loca. No, era algo más profundo, demasiado profundo para que __________ ignorase las consecuencias de lo que ellos afrontaban.
Como él le había dicho, si las noticias sobre el calor de acoplamiento, el hambre incontrolable, la necesidad que abrasaba a través incluso de la defensa más fuerte se difundían, entonces las Castas nunca estarían seguras. Para proteger su vida y al hombre del que estaba enamorada, tendrían que ser encontradas las respuestas. Ahora, cuando el calor ardía en su interior como una marca viva, dejándola sacudida, débil del hambre por su toque.
Cómo lo había dejado en la cabaña, ella no estaba segura. Infiernos, ella no sabía incluso si iba a llegar a la casa abajo de la colina, sus piernas estaban tan débiles. Todo en su interior gritaba por volver, tocarlo, tomarlo dentro de sí.
Ella no podía dejar de gritar tampoco. Sentía como si por alejarse de él así esto le arrancara su alma. Dejándolo solo, viendo el dolor dentro de él y no sabiendo como aliviarlo. Conseguir que él hablase con ella era como si le arrancasen los dientes. No es que la conversación fuera tan fácil cuando la lujuria se extendía en su cuerpo como una bestia hambrienta.
Pronto, ella se prometió, tan pronto como soportase esas pruebas y el calor se aliviase, ellos hablarían. Si este era el modo en que la naturaleza emparejaba a las Castas con una mujer en particular, entonces __________ debía confiar en que la naturaleza la había emparejado también con un hombre que la amaría con la misma fuerza y desesperación que ella comenzaba a sentir por él.
—__________.
Ella se paró cuando advirtió que un pequeño vehícu/lo utilitario había llegado a su lado. Alzando la vista, encontró la mirada fija y afectada de Merinus.
—Nicholas ha llamado a la casa. ¿Necesitas un paseo?
—¿Él ha llamado? —La confusión la llenó, pero ella sabía lo fácil que era aturdirse cuando el deseo subía a tales alturas.
—Ven, __________, entra. Te llevaré atrás con Nicholas si quieres. —Su voz era sombría, tranquila.
__________ se forzó a entrar en el pequeño vehícu/lo.
—No. —Ella sacudió la cabeza, obligándose a pensar, a terminar lo que había comenzado—. Las pruebas. Tenemos que hacer aquellas pruebas.
—¿Estás segura? __________, no tienes que hacerlo.
Pero ella lo haría. Esta era su vida. Posiblemente la vida de sus niños. Realmente debía hacer esto.
—Sí. Sí lo haré —susurró ella, levantando sus ojos a Merinus—. Por mí y por Nicholas, tengo que hacer esto.
Y bueno eso es todo,gracias por leer,subo capitulo en cuanto vea comentarios vale,las quiero♥
Él estaba colocando los huevos y el jamón en los platos cuando ella salió del dormitorio. Su pelo largo estaba todavía húmedo, su cara pálida mientras ella le miraba.
—Llama a la doctora Grace aquí —ella expresó su demanda claramente, su voz emanaba autoridad—. Quiero esos análisis de sangre ahora.
La excitación aumentaba por su cuerpo; él podía olerla, más caliente, más brillante de lo que lo había sido antes y ella rompía a darle órdenes como un general en medio de una zona de guerra. Lamentablemente para ella, Nicholas no se había afiliado a las Fuerzas Armadas simplemente porque no le gustaban las órdenes.
—Cómete el desayuno —gruñó él en cambio—. Entonces veremos si no podemos hacer algo para mejorar tu humor.
El olor de su calor le hacía la boca agua por probarlo, por sentirlo consumiéndolo.
Su cabeza se levantó despacio, sus ojos brillaban con furia, con lujuria cuando ella enderezó sus hombros y dijo:
—Sobre mi cadáver. Rechazo jo/der otra vez hasta que yo haya terminado aquellas pruebas.
La miró con ceño ante esto. Él sabía lo dolorosa que la excitación podría hacerse. ¿Podría realmente ella mantener la terquedad intacta mucho tiempo?
Él sonrió despacio, recordando la primera vez, como ella había suplicado tan dulcemente, tan acaloradamente.
—No.
Extrañamente, una mirada de dolor pasó a través de su cara, como si él la hubiera herido con aquella única palabra.
—No tengo hambre —dijo ella entonces y se dio la vuelta hacia la puerta, abriéndola con fuerza antes de salir al pórtico, y Dios sólo sabe cuanto más lejos.
Él contempló la puerta abierta con sorpresa. Ella estaba en celo, claramente tan excitada como nunca lo había estado, ¿y se alejaba de él? Él sacudió su cabeza después más despacio, curioso en cuanto a lo que ella pensaba que iba a hacer, o donde iba a ir.
Dos lobos guardaban el pórtico. __________ se detuvo a pocos pasos, posando la vista en los animales que la miraron con desafiantes expresiones caninas. Cuando ella miró hacia atrás a él, Nicholas casi se estremeció por la furia que se reflejaba en sus ojos.
—__________… —Él empujó sus manos en los bolsillos de sus vaqueros y encorvó sus hombros defensivamente—. No puedo siquiera pensar el dolor que sufrirás. Incluso por los análisis de sangre solo.
—Esta no es tu opción —saltó ella, dándose la vuelta lejos de él y posando la vista en los lobos—. Diles que se muevan.
Él inspiró ásperamente. La mujer iba a arrancarle el corazón del pecho y ella no lo veía. No tenía ninguna idea del infierno que ella lo obligaba a afrontar.
—Este es mi turno de protegerte —dijo él suavemente—. ¿Cómo puedo hacerlo si te dejara hacer algo que te causará claramente tanto dolor? —Él sacudió su cabeza con confusión, luchando contra el impulso de hacer cuanto ella desease y el aullido instintivo del animal que exigía que ella no conociese ningún dolor.
—¿Piensas que esta excitación no duele? —dijo ella entonces, y el olor de su necesidad hizo que la lujuria se extendiera por su cuerpo—. Gran y poderoso Coyote Nicholas, realmente no lo crees, ¿verdad? —gruñó ella—. Si no traes a ese científico aquí, para hacer las pruebas, entonces podrás mirar cómo me duele de todos modos, Nicholas. Y duele y duele. Porque no me tocarás hasta que yo lo haga.
—¿Por qué es esto tan importante? —Él luchó contra las llamas de su propia cólera, la emoción que luchaba para ser libre—. Ellos no pueden ayudarte, __________. Nada puede romper tu lazo conmigo no importa cuánto lo desees.
—Esto podría crear una cura. Al menos, algo que aliviará los síntomas —discutió ella—. Si no para mí, entonces para alguien más.
—No hay ninguna cura. —Él quiso enseñar los dientes en un gruñido primitivo de rabia y sólo apenas logró contenerlo—. ¿Por qué estas tan desesperada por abandonarme? ¿No es bastante para mí saber que no me quieres?
Ella lo miró con incredulidad.
—¿Piensas que esto es por ti? ¿Que yo no te quiero? ¿Qué no te querría si no fuera por este calor? —Sus labios se apretaron, sus ojos brillaron con lágrimas no vertidas—. Nicholas, quiero saber lo que siento, lo que veo en ti, que soy más que sólo un impulso biológico atolondrado. Y si no puedo tenerlo para mí entonces al menos por mis niños. Ahora diles a esos animales que se muevan. —Su voz se endureció.
El dedo que empujó en su pecho lo sorprendió, calmando la cólera durante bastante tiempo como para permitir entrar un indicio de diversión. Ella estaba de pie ante él como una hembra de coyote enfurecida, sus ojos brillaban, sus dientes estaban expuestos en su cólera y ese dedo apoyado en su pecho.
—¿Y yo? ¿Y el resto de las mujeres que soportan esto? ¿Y si algo te pasara, idi/ota? —Su voz se elevó entonces, y él vio algo parecido al temor en sus ojos—. ¿Qué haré entonces, Nicholas? ¿Cuánto dolor soportaré entonces?
—No me pasará nada. —Él no lo permitiría. No ahora.
—Dios, eres tan arrogante. —Ella se llevó las manos a la cabeza, sosteniéndola como si le doliese—. Olvídalo. Sólo olvida la razón clara. Lee mis labios en cambio. No te jo/do hasta que yo pueda hacer esas pruebas.
—Mataré al bastardo que te haga daño —gritó él, consumido por su cólera ahora—. ¿Me oyes, __________? No me preocupa si es macho o hembra, no seré capaz de controlar mi furia.
Él estaba nariz contra nariz con ella, obligándose a contener sus manos para impedir sacudirla para hacerla entender.
—¡Termínalo! —le espetó ella—. Ahora échalos de aquí y luego vete. Vete a cazar. Infiernos, vete a emborracharte, no quiero maldecir. Pero si ellos no se apartan de aquí en quince minutos, entonces esos lobos sarnosos pueden morder mi trasero, porque voy a ir a aquel laboratorio y conseguiré las malditas cosas yo misma.
Hija de pu/ta. Maldición. Jo/der. Su po/lla palpitaba como un dolor de muelas, sus instintos gritaban que la jod/iese en silencio, pero algo más le advertía que él no iba a ganar en esta lucha. Era lo que él vio en sus ojos. Era una de las mismas cosas que lo habían atraído de ella en primer lugar, esa chispa de determinación, de fuerza.
Ella había huido de él debido a su necesidad de protegerla, y ahora estaba en su cara, gruñéndole, queriendo arriesgarse incluso a su rabia, que ella no tenía ni idea de lo que esto implicaría, y hacer lo que ella sentía era lo correcto. Hacer algo que podría darle el escape de él y que sabía era lo que ella buscaba.
Él se movió hacia atrás despacio, calmando el dolor en su interior mientras miraba hacia abajo a los lobos.
—Iros. —La sola orden los liberó del deber y los envió corriendo de nuevo con Dash, dondequiera que él pudiera estar. Entonces se dio la vuelta—. Los laboratorios están en la casa principal—dijo él suavemente—. No puedo ir contigo, __________. A pesar de que no puedes creerme, mataría a uno de aquellos doctores la primera vez que te oyese gritar.
Él se dio la vuelta y anduvo con paso majestuoso hacia la casa. Los huevos y el jamón se quedaron en la mesa cuando él entró en el dormitorio, inhalando su olor, la presencia que él temía que perdería en su vida. Y se obligó a esperar.
* * * * *
Él no lo entendía. __________ apartó de golpe las lágrimas que caían por su cara mientras se dirigía al camino de grava. Él era tan obstinado, tan sumamente masculino que no podía encontrar las palabras para explicarlo.
Ella estaba enamorada de él. Tonta est/úpida, en unos días le había entregado su corazón, su alma estaba ansiosa por él. Y esto no era sólo el calor, aunque fuera lo bastante fuerte como para volver a una mujer decidida, loca. No, era algo más profundo, demasiado profundo para que __________ ignorase las consecuencias de lo que ellos afrontaban.
Como él le había dicho, si las noticias sobre el calor de acoplamiento, el hambre incontrolable, la necesidad que abrasaba a través incluso de la defensa más fuerte se difundían, entonces las Castas nunca estarían seguras. Para proteger su vida y al hombre del que estaba enamorada, tendrían que ser encontradas las respuestas. Ahora, cuando el calor ardía en su interior como una marca viva, dejándola sacudida, débil del hambre por su toque.
Cómo lo había dejado en la cabaña, ella no estaba segura. Infiernos, ella no sabía incluso si iba a llegar a la casa abajo de la colina, sus piernas estaban tan débiles. Todo en su interior gritaba por volver, tocarlo, tomarlo dentro de sí.
Ella no podía dejar de gritar tampoco. Sentía como si por alejarse de él así esto le arrancara su alma. Dejándolo solo, viendo el dolor dentro de él y no sabiendo como aliviarlo. Conseguir que él hablase con ella era como si le arrancasen los dientes. No es que la conversación fuera tan fácil cuando la lujuria se extendía en su cuerpo como una bestia hambrienta.
Pronto, ella se prometió, tan pronto como soportase esas pruebas y el calor se aliviase, ellos hablarían. Si este era el modo en que la naturaleza emparejaba a las Castas con una mujer en particular, entonces __________ debía confiar en que la naturaleza la había emparejado también con un hombre que la amaría con la misma fuerza y desesperación que ella comenzaba a sentir por él.
—__________.
Ella se paró cuando advirtió que un pequeño vehícu/lo utilitario había llegado a su lado. Alzando la vista, encontró la mirada fija y afectada de Merinus.
—Nicholas ha llamado a la casa. ¿Necesitas un paseo?
—¿Él ha llamado? —La confusión la llenó, pero ella sabía lo fácil que era aturdirse cuando el deseo subía a tales alturas.
—Ven, __________, entra. Te llevaré atrás con Nicholas si quieres. —Su voz era sombría, tranquila.
__________ se forzó a entrar en el pequeño vehícu/lo.
—No. —Ella sacudió la cabeza, obligándose a pensar, a terminar lo que había comenzado—. Las pruebas. Tenemos que hacer aquellas pruebas.
—¿Estás segura? __________, no tienes que hacerlo.
Pero ella lo haría. Esta era su vida. Posiblemente la vida de sus niños. Realmente debía hacer esto.
—Sí. Sí lo haré —susurró ella, levantando sus ojos a Merinus—. Por mí y por Nicholas, tengo que hacer esto.
Y bueno eso es todo,gracias por leer,subo capitulo en cuanto vea comentarios vale,las quiero♥
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