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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Ah gosh! como aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaamo tu novelaaaaaaaaaa, es geniaaal... será que la rayis quede embarazada?? omg! pleasee siguelaaaaaaa *_*
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
siguelaa pleaseeeeee
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola chicas,sorry por no subir es que la escuela D: como ya casi salgo de vacaciones estoy a full,&&' luego me he entretenido leyendo el libro de Jonas *O* asi se llama otro casta haha vi Jonas &&' dije gosh haha,pero bueno aqui les dejo el capi bueh ya las quiero gracias por leer :D
Capitulo 15
¿Cómo se suponía que iba a dormir? Su mente no colaboraba pero, aún peor, tampoco lo hacia su cuerpo. Ella contempló el techo débilmente iluminado, siguiendo a las frágiles motas de luz que lograban colarse por las cortinas oscuras y pesadas y trató de encontrar algún modo de aceptar esta nueva realidad a la que la habían arrastrado.
Nicholas estaba furioso. Ella podía verlo ahora. Donde su padre y hermano se volvían helados, dejando sentir su cólera helada en vez de ardiente, Nicholas lo reprimía. Él la sepultaba bajo años de aceptación, bajo la tragedia de una infancia que nunca lo fue y de los sueños que nunca se atrevió a tener.
Recordó la mirada en su cara cuando él tiró de ella, su miembro hinchado estalló libremente en ella, el nudo apenas había disminuido cuando ella levantó la mirada hacia él con horror aquella primera vez.
Un animal lo había llamado ella.
Su expresión se había cerrado inmediatamente, haciéndose serena, sin emoción, cuando tranquilamente dejó el Jeep. Esto había sido cólera. Él luchaba contra ello, simplemente como ella luchaba por la libertad. Ahora su cólera se escapaba y ella estaba ligada a una persona de un modo que, temía, nunca podría liberarse realmente.
Si lo que ella había oído por casualidad decir a Callan fuera cierto, entonces la naturaleza le había arrebatado su opción.
Se dio la vuelta a un lado, acurrucándose como una pelota y haciendo a un lado la necesidad punzante a través de su cuerpo. Esto iba a peor. Horriblemente a peor. Ella cerró sus ojos y trató de contar a ovejas, se mordió el labio hasta que probó la sangre. Se cubrió la cabeza con las mantas, pero el dolor sólo crecía y crecía.
Sus pechos estaban tan apretados e hinchados que temía que sus pezones reventaran. El toque de sus propias manos contra ellos envió una desgarradora sensación a su matriz, advirtiéndola de que tendría que librar una batalla difícil y larga si pensaba negar qué su cuerpo tenía hambre.
¿Lo habría querido incluso sin la hormona derramándose en su sistema? Lo habría hecho, pensó, recordando su inclinación natural a tocarla como siempre había soñado con ser tocada. Sus dientes que atormentaban sus pezones. Su mano aterrizando dura y pesada en el montícu/lo desnudo de su sexo.
Se estremeció ante el pensamiento mientras un rayo candente por el placer recordado chamuscaba aquel botón hinchado de nervios. Y su miembro. Apretó los muslos al pensar en ello. El dolor del placer de ser empalada en aquel tallo grueso hacía que sus jugos fluyesen abundantes y espesos de su co/ño hambriento.
Gimió ante la triste aceptación del hecho de que sólo sería capaz de luchar contra la excitación durante poco tiempo. El dolor en aumento era casi una agonía, su matriz se apretaba, se convulsionaba mientras el síndrome de abstinencia se extendía por ella.
Síndrome de abstinencia. Eso era exactamente lo que parecía. Su cuerpo protestaba por la ausencia de Nicholas, exigiendo su toque, exigiendo el calor y fuerza que eran parte de él.
__________ no podía creer que algo pudiese doler tanto. Aquella excitación podría transformarse en agonía, desgarrando las terminaciones nerviosas y abrasando la mente. Tenía que escaparse de él. Tal vez, si podía estar completamente lejos de él, entonces esto se pararía. El síndrome de abstinencia necesitaba una fuente, sin la fuente el cuerpo se adaptaría. ¿O no? Esto volvería a ser normal, ella podría volver a ser normal. Sólo debía huir de Nicholas.
En alguna parte distante de su mente era consciente de que no pensaba racionalmente. De que el dolor en aumento y la necesidad de su toque eran tan extremos que su capacidad de tratar la realidad no era la que debería ser.
Se levanto torpemente de la cama, apartando violentamente las mantas mientras sus pies se enredaban en ellas y dirigía sus pasos desesperadamente a la sala de estar. El silencio llenaba la cabaña y, algo distantemente, ella recordó una puerta cerrarse sólo después de que Nicholas dejó la ducha.
¿La había dejado sola? ¿No le afectaba el calor como a ella?
Bastardo, por supuesto que no lo haría.
—¿__________? —Él se movió desde la otra habitación en cambio, una a la que no había prestado ninguna atención al otro lado de la sala de estar.
Él llevaba puestos sus estrechos vaqueros, varios botones metálicos estaban desabrochados. Su miembro era grueso y duro bajo el material.
—Nicholas. —Ella apretó los puños cuando su olor se extendió alrededor de ella, drogándola con la necesidad de probarlo.
—Deberías dormir. —Su voz era suave y arrepentida cuando la miró.
Él no se movió de la entrada, sólo estaba allí, sus ojos eran oscuros, tristes y llenos de hambre y necesidad.
—¿Te duele a ti también? —Susurró ella, sintiendo un chorrito de jugo caer por el interior de su muslo.
—Sí, nena, también me duele —dijo él, su voz era áspera, un gruñido bajo de hambre que hacía su aliento entrecortarse en su pecho.
—Esto duele demasiado. —Ella se estremeció de dolor.
—Tú conoces la alternativa, __________. —Su tono se endureció. Él no iba a abandonar su postura; no iba a dejarle olvidar.
—Yo amaría a mi hijo. —Ella lanzó un grito desesperado.
Nunca lo obligaría a estar solo, a tener hambre de amor o de atención. Ella le prodigaría alabanzas, risas, lo amaría.
—¿Y qué hay de su padre, __________? —Le preguntó él.
Las lagrimas se derramaron de sus ojos mientras su cabeza se inclinaba hacia atrás y un gemido bajo y doloroso llenaba la habitación.
—No quiero amarte —susurró ella—. Ni siquiera te conozco. ¿Cómo puedo amarte?
—Sí, lo haces. —Él estaba ahora más cerca—. Tú me conoces mejor de lo que crees. Sabes que te protegeré, __________. Sabes que yo haré que estés resguardada y te mantendré caliente. Sabes que eres mi compañera. Los compañeros son para siempre. Igual que sabes que tu cuerpo nunca pasará hambre por el mío, cada uno de tus deseos, cada una de tus necesidades será atendida.
Su cabeza se inclinó hacia delante, algo dentro de sí misma se rompió ante sus palabras. De donde ella venía, la sexualidad era algo para esconderse. Que Dios la ayudase si su familia encontraba sus libros o descubría sus perversiones. Pero Nicholas las conocía. Él sabía lo que ella quería, lo que su cuerpo ansiaba. Los matrimonios sobrevivían con menos que esto; ¿seguramente un acoplamiento no sería demasiado malo?
Son tus hormonas las que hablan, gritó su mente. Anímate muchacha. ¿Recuerdas, libertad? ¿Un tiempo para estar sola?
Tiempo para estar a solas con sus libros y sus ensueños, pensó ella. Nicholas era una fantasía sexual que había cobrado vida.
—Me estás manipulando. —Ella jadeaba para tomar aire.
—Por supuesto que lo hago. —Él se encogió de hombros descuidadamente—. No estabas muy equivocada cuando me llamaste animal, nena. Esos instintos están vivos, zumban y gritan que eres mía. No te dejaré ir, __________.
—Dios, eres un dolor de cabeza —saltó ella, la transpiración cubría su cuerpo mientras la lujuria aumentaba hasta el grado de fiebre—. ¿Tienes alguna idea de lo imposible que es esto? Esta no es mi vida. No es lo que quiero.
—Esta no era tu vida. —Él se inclinó entonces perezosamente contra el marco de la puerta—. Lo es ahora. Tomarás los pedazos de tu vida, te despojarás de ellos y sacarás lo mejor. Eres una mujer inteligente, lo bastante inteligente como para saber que esto no es algo que vaya a irse solo.
—Eso no significa que yo tenga que doblegarme y ceder —discutió ella ferozmente—. Los científicos crearon esta maldición que tienes, ellos pueden quitarla.
Él se rió de esto.
—¿Piensas que tus genios científicos con complejo de Dios tenían alguna idea de lo que hacían? —Preguntó él en tono burlón—. ¿Tienes alguna idea de los hombres fuertes y vitales y de las mujeres que murieron, creados para ser asesinos, pero nacidos con tal honor e inteligencia que sus creadores sabían que nunca podrían dejarlos vivir? No, __________, el mejor del mundo y el más brillante vive actualmente en un laboratorio aislado bajo la finca, tratando de entender como funciona esto. No hay ninguna cura. Lo admiten. Lo mejor a lo que aspiran es a aliviar los síntomas.
Ella deseó gritar y negarlo, pero su cuerpo ardía tan caliente que no podía pensar en nada mucho más allá de sacar su miembro de sus pantalones. El calor la consumía, haciéndola desear, haciéndole necesitar cosas que trajeron un rubor de humillación a su cuerpo entero.
—Nicholas, esto duele —susurró finalmente ella desesperada, estremeciéndose cuando otro espasmo poderoso se extendió por su matriz.
—¿Qué quieres que haga yo, __________? —Susurró él— Si te tomo, sabes lo que va a pasar. Lo sabes, cuando me trabo dentro de ti, mi miembro se presiona a ras contra tu útero, mi semilla se dispara en el. Tú ovulas —le recordó él —. ¿Quieres correr ese riesgo otra vez?
—¿Tengo alguna opción? —Gritó ella hacia él, jadeando cuando la cólera pareció aumentar, alimentar la desesperación sexual que se elevaba en su interior.
—Tienes una opción —gruñó él en respuesta—. Puedes confesar que no podrás escapar de ello, __________.
—En menos de veinticuatro horas tú has destruido cada sueño que haya tenido nunca. —Ella temblaba con furia, con lujuria—. ¿Y esperas que yo simplemente me rinda? Oh sí, el gran y poderoso Nicholas, el rey de los Coyotes se ha anudado en mi co/ño, mi mundo está finalmente bien. Maldito seas, no te pedí esto. No pedí que aquellos bastardos intentasen secuestrarme y no te pedí que me jod/ieses.
—No, tú me lo suplicaste —disparó él desde detrás de ella, haciéndole rechinar sus dientes ante el recuerdo—. Lo gritaste, __________, lo exigiste. Y señora, no lo pedí más de lo que tú lo pediste. Al menos tengo el sentido común dado por Dios de darme cuenta de que los enfrentamientos son un derroche de fuerza.
—¡No te pertenezco!
Ella gritaba. La cólera que la recorría era como una chispa que la encendía, levantando una marea de lujuria que ella no podía controlar. Ella lo odiaba. Ella lo necesitaba más que su aliento.
—Incorrecto, nena —espetó él, moviéndose finalmente hacia ella, sus pasos eran grandes, devorando con sus largas piernas por completo la corta distancia, sus múscu/los poderosos se flexionaban a lo largo de la parte superior de su cuerpo, sus ojos calientes, la abrasaban—. Tú me perteneces realmente. Cada pulgada de ese pequeño cuerpo dulce y caliente es mía ahora. Y si no lo crees, intenta dejar a otro que te toque.
Ella recordó a Callan Lyons tocarla, agarrándola cuando sus piernas habían vacilado bajo ella antes. El dolor había sido insoportable.
—¡Eres un bastardo! —rabió.
—Sí, lo soy —estuvo él de acuerdo mientras andaba alrededor de ella, no tocándola, dejando su olor el intrigante olor de hombre, miel y especias—. Pero al parecer soy tu bastardo.
Ella se estremeció por la sensación de su calor rodeándola cuando él la pasó de camino a la cocina.
—Dios, qué lío. —Ella suspiró profundamente, empujando sus dedos por su pelo mientras ella miraba a sus labios curvarse. No era realmente una sonrisa, pero casi.
—Oh, no sé —dijo él suavemente—. Algunas cosas se ven bastante condenadamente bien desde donde estoy. Tú estás verdaderamente bien, Srta. Marion, tengo que decir eso de ti.
—¿Que estoy bien? —Ella puso sus ojos en blanco, luchando contra la excitación mientras miraba el lento inicio de diversión en sus ojos— Tú eres un pirado. ¿Te lo ha mencionado alguien?
Él encogió sus múscu/los poderosos.
—Creo que Simon durante el curso de la noche en la que lo agarré tratando de destrozar el bar para el que trabajaba como gorila. Quería hacer estallar el lugar. Ese era mi pan entonces y me ofendí.
—¿Un gorila? —Oh, su padre iba a adorarlo, pero de repente lo hizo parecer más verdadero, menos una marioneta.
—Aja. El gorila en un violento bar/burdel llamado Ragind Lilly precisamente, dentro de esa sucia y pequeña ciudad francesa. Llena de terroristas, hampones y escoria. Él intentaba hacerlo volar al infierno. Me tomó unos minutos convencerlo de lo erróneo de sus modales.
—¿Simon es el tipo que conducía el jeep? —Ella luchaba para concentrarse mientras él le dio un vaso de agua fría.
—Bebe esto. La deshidratación es un problema a veces con estos malditos acoplamientos según me dijeron. Y sí, Simon conducía el jeep.
Ella bebió el agua, pero esto no hizo nada para mitigar la fiebre que corría desenfrenadamente por su cuerpo.
—¿De este modo, cómo te hiciste amigo de las Castas Felinas? Los últimos informes que oí sobre los Coyotes era que eranla Castamás temida.
—No la más temida, la más odiada. —Él se encogió de hombros—. De alguna manera, Simon debió de averiguar lo que era yo. Mi mejor suposición es que él consiguió echarle un vistazo a esa marca de nacimiento abajo en mi espalda. Este es un marcador genético de alguna Casta. Él era amigo de Sinclair, y cuando averiguó su significado, él y Sinclair me arrastraron de mi vida de desuso a esta. Tendré que agradecérselo. Otra vez.
Había una diversión sardónica en su mirada fija. Él tenía un modo de hacerla querer reírse, aun cuando deseaba golpearlo con algo.
—Nicholas. —Ella se lamió sus labios secos nerviosamente, temblando por el apretón de una necesidad tan poderosa que sabía que estaba perdida cuando él la miró estrechamente—. Por favor.
Él dejó su vaso y después el suyo en la mesa de centro, antes de moverse detrás de ella y de que el calor de su cuerpo la rodeara.
—¿Por favor qué, __________? —susurró é en su oído, su aliento flotó por el aire sobre la herida en su cuello— ¿Qué necesitas?
—A ti. —Absolutamente cegada, ella no se molestó en mentir o en negárselo a si misma más tiempo—. Te necesito.
Sin conversación, sin explicaciones. Solo su beso, su toque, la liberación cegadora que ella sabía que no iba a encontrar en ningún oro lugar, excepto en sus brazos.
Aqui esta O: soy mala,ñaca,ñaca(? si llegamos a la pagina 5 mañana subo maraton si quieren :),bueno disfrutenlo bye :hi:
Capitulo 15
¿Cómo se suponía que iba a dormir? Su mente no colaboraba pero, aún peor, tampoco lo hacia su cuerpo. Ella contempló el techo débilmente iluminado, siguiendo a las frágiles motas de luz que lograban colarse por las cortinas oscuras y pesadas y trató de encontrar algún modo de aceptar esta nueva realidad a la que la habían arrastrado.
Nicholas estaba furioso. Ella podía verlo ahora. Donde su padre y hermano se volvían helados, dejando sentir su cólera helada en vez de ardiente, Nicholas lo reprimía. Él la sepultaba bajo años de aceptación, bajo la tragedia de una infancia que nunca lo fue y de los sueños que nunca se atrevió a tener.
Recordó la mirada en su cara cuando él tiró de ella, su miembro hinchado estalló libremente en ella, el nudo apenas había disminuido cuando ella levantó la mirada hacia él con horror aquella primera vez.
Un animal lo había llamado ella.
Su expresión se había cerrado inmediatamente, haciéndose serena, sin emoción, cuando tranquilamente dejó el Jeep. Esto había sido cólera. Él luchaba contra ello, simplemente como ella luchaba por la libertad. Ahora su cólera se escapaba y ella estaba ligada a una persona de un modo que, temía, nunca podría liberarse realmente.
Si lo que ella había oído por casualidad decir a Callan fuera cierto, entonces la naturaleza le había arrebatado su opción.
Se dio la vuelta a un lado, acurrucándose como una pelota y haciendo a un lado la necesidad punzante a través de su cuerpo. Esto iba a peor. Horriblemente a peor. Ella cerró sus ojos y trató de contar a ovejas, se mordió el labio hasta que probó la sangre. Se cubrió la cabeza con las mantas, pero el dolor sólo crecía y crecía.
Sus pechos estaban tan apretados e hinchados que temía que sus pezones reventaran. El toque de sus propias manos contra ellos envió una desgarradora sensación a su matriz, advirtiéndola de que tendría que librar una batalla difícil y larga si pensaba negar qué su cuerpo tenía hambre.
¿Lo habría querido incluso sin la hormona derramándose en su sistema? Lo habría hecho, pensó, recordando su inclinación natural a tocarla como siempre había soñado con ser tocada. Sus dientes que atormentaban sus pezones. Su mano aterrizando dura y pesada en el montícu/lo desnudo de su sexo.
Se estremeció ante el pensamiento mientras un rayo candente por el placer recordado chamuscaba aquel botón hinchado de nervios. Y su miembro. Apretó los muslos al pensar en ello. El dolor del placer de ser empalada en aquel tallo grueso hacía que sus jugos fluyesen abundantes y espesos de su co/ño hambriento.
Gimió ante la triste aceptación del hecho de que sólo sería capaz de luchar contra la excitación durante poco tiempo. El dolor en aumento era casi una agonía, su matriz se apretaba, se convulsionaba mientras el síndrome de abstinencia se extendía por ella.
Síndrome de abstinencia. Eso era exactamente lo que parecía. Su cuerpo protestaba por la ausencia de Nicholas, exigiendo su toque, exigiendo el calor y fuerza que eran parte de él.
__________ no podía creer que algo pudiese doler tanto. Aquella excitación podría transformarse en agonía, desgarrando las terminaciones nerviosas y abrasando la mente. Tenía que escaparse de él. Tal vez, si podía estar completamente lejos de él, entonces esto se pararía. El síndrome de abstinencia necesitaba una fuente, sin la fuente el cuerpo se adaptaría. ¿O no? Esto volvería a ser normal, ella podría volver a ser normal. Sólo debía huir de Nicholas.
En alguna parte distante de su mente era consciente de que no pensaba racionalmente. De que el dolor en aumento y la necesidad de su toque eran tan extremos que su capacidad de tratar la realidad no era la que debería ser.
Se levanto torpemente de la cama, apartando violentamente las mantas mientras sus pies se enredaban en ellas y dirigía sus pasos desesperadamente a la sala de estar. El silencio llenaba la cabaña y, algo distantemente, ella recordó una puerta cerrarse sólo después de que Nicholas dejó la ducha.
¿La había dejado sola? ¿No le afectaba el calor como a ella?
Bastardo, por supuesto que no lo haría.
—¿__________? —Él se movió desde la otra habitación en cambio, una a la que no había prestado ninguna atención al otro lado de la sala de estar.
Él llevaba puestos sus estrechos vaqueros, varios botones metálicos estaban desabrochados. Su miembro era grueso y duro bajo el material.
—Nicholas. —Ella apretó los puños cuando su olor se extendió alrededor de ella, drogándola con la necesidad de probarlo.
—Deberías dormir. —Su voz era suave y arrepentida cuando la miró.
Él no se movió de la entrada, sólo estaba allí, sus ojos eran oscuros, tristes y llenos de hambre y necesidad.
—¿Te duele a ti también? —Susurró ella, sintiendo un chorrito de jugo caer por el interior de su muslo.
—Sí, nena, también me duele —dijo él, su voz era áspera, un gruñido bajo de hambre que hacía su aliento entrecortarse en su pecho.
—Esto duele demasiado. —Ella se estremeció de dolor.
—Tú conoces la alternativa, __________. —Su tono se endureció. Él no iba a abandonar su postura; no iba a dejarle olvidar.
—Yo amaría a mi hijo. —Ella lanzó un grito desesperado.
Nunca lo obligaría a estar solo, a tener hambre de amor o de atención. Ella le prodigaría alabanzas, risas, lo amaría.
—¿Y qué hay de su padre, __________? —Le preguntó él.
Las lagrimas se derramaron de sus ojos mientras su cabeza se inclinaba hacia atrás y un gemido bajo y doloroso llenaba la habitación.
—No quiero amarte —susurró ella—. Ni siquiera te conozco. ¿Cómo puedo amarte?
—Sí, lo haces. —Él estaba ahora más cerca—. Tú me conoces mejor de lo que crees. Sabes que te protegeré, __________. Sabes que yo haré que estés resguardada y te mantendré caliente. Sabes que eres mi compañera. Los compañeros son para siempre. Igual que sabes que tu cuerpo nunca pasará hambre por el mío, cada uno de tus deseos, cada una de tus necesidades será atendida.
Su cabeza se inclinó hacia delante, algo dentro de sí misma se rompió ante sus palabras. De donde ella venía, la sexualidad era algo para esconderse. Que Dios la ayudase si su familia encontraba sus libros o descubría sus perversiones. Pero Nicholas las conocía. Él sabía lo que ella quería, lo que su cuerpo ansiaba. Los matrimonios sobrevivían con menos que esto; ¿seguramente un acoplamiento no sería demasiado malo?
Son tus hormonas las que hablan, gritó su mente. Anímate muchacha. ¿Recuerdas, libertad? ¿Un tiempo para estar sola?
Tiempo para estar a solas con sus libros y sus ensueños, pensó ella. Nicholas era una fantasía sexual que había cobrado vida.
—Me estás manipulando. —Ella jadeaba para tomar aire.
—Por supuesto que lo hago. —Él se encogió de hombros descuidadamente—. No estabas muy equivocada cuando me llamaste animal, nena. Esos instintos están vivos, zumban y gritan que eres mía. No te dejaré ir, __________.
—Dios, eres un dolor de cabeza —saltó ella, la transpiración cubría su cuerpo mientras la lujuria aumentaba hasta el grado de fiebre—. ¿Tienes alguna idea de lo imposible que es esto? Esta no es mi vida. No es lo que quiero.
—Esta no era tu vida. —Él se inclinó entonces perezosamente contra el marco de la puerta—. Lo es ahora. Tomarás los pedazos de tu vida, te despojarás de ellos y sacarás lo mejor. Eres una mujer inteligente, lo bastante inteligente como para saber que esto no es algo que vaya a irse solo.
—Eso no significa que yo tenga que doblegarme y ceder —discutió ella ferozmente—. Los científicos crearon esta maldición que tienes, ellos pueden quitarla.
Él se rió de esto.
—¿Piensas que tus genios científicos con complejo de Dios tenían alguna idea de lo que hacían? —Preguntó él en tono burlón—. ¿Tienes alguna idea de los hombres fuertes y vitales y de las mujeres que murieron, creados para ser asesinos, pero nacidos con tal honor e inteligencia que sus creadores sabían que nunca podrían dejarlos vivir? No, __________, el mejor del mundo y el más brillante vive actualmente en un laboratorio aislado bajo la finca, tratando de entender como funciona esto. No hay ninguna cura. Lo admiten. Lo mejor a lo que aspiran es a aliviar los síntomas.
Ella deseó gritar y negarlo, pero su cuerpo ardía tan caliente que no podía pensar en nada mucho más allá de sacar su miembro de sus pantalones. El calor la consumía, haciéndola desear, haciéndole necesitar cosas que trajeron un rubor de humillación a su cuerpo entero.
—Nicholas, esto duele —susurró finalmente ella desesperada, estremeciéndose cuando otro espasmo poderoso se extendió por su matriz.
—¿Qué quieres que haga yo, __________? —Susurró él— Si te tomo, sabes lo que va a pasar. Lo sabes, cuando me trabo dentro de ti, mi miembro se presiona a ras contra tu útero, mi semilla se dispara en el. Tú ovulas —le recordó él —. ¿Quieres correr ese riesgo otra vez?
—¿Tengo alguna opción? —Gritó ella hacia él, jadeando cuando la cólera pareció aumentar, alimentar la desesperación sexual que se elevaba en su interior.
—Tienes una opción —gruñó él en respuesta—. Puedes confesar que no podrás escapar de ello, __________.
—En menos de veinticuatro horas tú has destruido cada sueño que haya tenido nunca. —Ella temblaba con furia, con lujuria—. ¿Y esperas que yo simplemente me rinda? Oh sí, el gran y poderoso Nicholas, el rey de los Coyotes se ha anudado en mi co/ño, mi mundo está finalmente bien. Maldito seas, no te pedí esto. No pedí que aquellos bastardos intentasen secuestrarme y no te pedí que me jod/ieses.
—No, tú me lo suplicaste —disparó él desde detrás de ella, haciéndole rechinar sus dientes ante el recuerdo—. Lo gritaste, __________, lo exigiste. Y señora, no lo pedí más de lo que tú lo pediste. Al menos tengo el sentido común dado por Dios de darme cuenta de que los enfrentamientos son un derroche de fuerza.
—¡No te pertenezco!
Ella gritaba. La cólera que la recorría era como una chispa que la encendía, levantando una marea de lujuria que ella no podía controlar. Ella lo odiaba. Ella lo necesitaba más que su aliento.
—Incorrecto, nena —espetó él, moviéndose finalmente hacia ella, sus pasos eran grandes, devorando con sus largas piernas por completo la corta distancia, sus múscu/los poderosos se flexionaban a lo largo de la parte superior de su cuerpo, sus ojos calientes, la abrasaban—. Tú me perteneces realmente. Cada pulgada de ese pequeño cuerpo dulce y caliente es mía ahora. Y si no lo crees, intenta dejar a otro que te toque.
Ella recordó a Callan Lyons tocarla, agarrándola cuando sus piernas habían vacilado bajo ella antes. El dolor había sido insoportable.
—¡Eres un bastardo! —rabió.
—Sí, lo soy —estuvo él de acuerdo mientras andaba alrededor de ella, no tocándola, dejando su olor el intrigante olor de hombre, miel y especias—. Pero al parecer soy tu bastardo.
Ella se estremeció por la sensación de su calor rodeándola cuando él la pasó de camino a la cocina.
—Dios, qué lío. —Ella suspiró profundamente, empujando sus dedos por su pelo mientras ella miraba a sus labios curvarse. No era realmente una sonrisa, pero casi.
—Oh, no sé —dijo él suavemente—. Algunas cosas se ven bastante condenadamente bien desde donde estoy. Tú estás verdaderamente bien, Srta. Marion, tengo que decir eso de ti.
—¿Que estoy bien? —Ella puso sus ojos en blanco, luchando contra la excitación mientras miraba el lento inicio de diversión en sus ojos— Tú eres un pirado. ¿Te lo ha mencionado alguien?
Él encogió sus múscu/los poderosos.
—Creo que Simon durante el curso de la noche en la que lo agarré tratando de destrozar el bar para el que trabajaba como gorila. Quería hacer estallar el lugar. Ese era mi pan entonces y me ofendí.
—¿Un gorila? —Oh, su padre iba a adorarlo, pero de repente lo hizo parecer más verdadero, menos una marioneta.
—Aja. El gorila en un violento bar/burdel llamado Ragind Lilly precisamente, dentro de esa sucia y pequeña ciudad francesa. Llena de terroristas, hampones y escoria. Él intentaba hacerlo volar al infierno. Me tomó unos minutos convencerlo de lo erróneo de sus modales.
—¿Simon es el tipo que conducía el jeep? —Ella luchaba para concentrarse mientras él le dio un vaso de agua fría.
—Bebe esto. La deshidratación es un problema a veces con estos malditos acoplamientos según me dijeron. Y sí, Simon conducía el jeep.
Ella bebió el agua, pero esto no hizo nada para mitigar la fiebre que corría desenfrenadamente por su cuerpo.
—¿De este modo, cómo te hiciste amigo de las Castas Felinas? Los últimos informes que oí sobre los Coyotes era que eranla Castamás temida.
—No la más temida, la más odiada. —Él se encogió de hombros—. De alguna manera, Simon debió de averiguar lo que era yo. Mi mejor suposición es que él consiguió echarle un vistazo a esa marca de nacimiento abajo en mi espalda. Este es un marcador genético de alguna Casta. Él era amigo de Sinclair, y cuando averiguó su significado, él y Sinclair me arrastraron de mi vida de desuso a esta. Tendré que agradecérselo. Otra vez.
Había una diversión sardónica en su mirada fija. Él tenía un modo de hacerla querer reírse, aun cuando deseaba golpearlo con algo.
—Nicholas. —Ella se lamió sus labios secos nerviosamente, temblando por el apretón de una necesidad tan poderosa que sabía que estaba perdida cuando él la miró estrechamente—. Por favor.
Él dejó su vaso y después el suyo en la mesa de centro, antes de moverse detrás de ella y de que el calor de su cuerpo la rodeara.
—¿Por favor qué, __________? —susurró é en su oído, su aliento flotó por el aire sobre la herida en su cuello— ¿Qué necesitas?
—A ti. —Absolutamente cegada, ella no se molestó en mentir o en negárselo a si misma más tiempo—. Te necesito.
Sin conversación, sin explicaciones. Solo su beso, su toque, la liberación cegadora que ella sabía que no iba a encontrar en ningún oro lugar, excepto en sus brazos.
Aqui esta O: soy mala,ñaca,ñaca(? si llegamos a la pagina 5 mañana subo maraton si quieren :),bueno disfrutenlo bye :hi:
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
.LalalandJonas. escribió:heyitsnicktanii escribió:.LalalandJonas. escribió:New Reader!*
OMG! Acabo de terminar de leer tooooooooooooooooooooooodos los capitulos... ni veo muuy bien gracias al negro del fondo hahahahahahaha xD ESta rebueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeena tu novelaa como siempree. Me gustan mucho tus adaptaciones! Pleaseee SIGUELA!
XOXO
Hola bienvenida! :lol!: hehe la otra vez te hable por msg,creo que si eras tu,gracias por pasarte &&' que bueno que te guste,esta saga es una de mis favoritas,que estes bien un beso Xx
Ay enserioo?? pero noo, se me hace que no era yo xq no recuerdo haber hablado contigo xD
Creo que si eras tu por que,me fije en correo que me mandaste &&' era el mismo,solo te puse Hola xD pero ya no contestaste haha,que estes bien un beso Xx
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola! Awwws! No me gusta que ______ sea tan malvada con Nick! El no tiene la culpa de nada!:/ ja estaba viendo unas cosas aquí y me apareció la historia de Lyons! Pero apenas voy como en el capitulo 2 o 3 Jaja!xp por cierto, si eres mala! Demasiado! Por que la dejaste ahi? Eso es injusta!-.- te demandare con derechos de lectores!xD ok, gracias por subir y siguela pronto! Tqmmm! xx!<33'
P.D. Que bueno que extrañaras mis comentarios! Yo creí que eran molestos *en realidad lo son, pero gracias por mentir;)*
P.D. Que bueno que extrañaras mis comentarios! Yo creí que eran molestos *en realidad lo son, pero gracias por mentir;)*
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola!bueno solo un comentario u.ú bueno almenos de que estan leyendo la nove aunque sea una hehe en fin les traigo el capitulo por cierto cambiare el color blanco por otro por que ya vi que si cuesta trabajo leer con el fondo negro asi que en lugar de blanco lo pondre ammm azul les perece?si les lastima la vista me avisan,solo recuerden
*letras rojas parte fuerte
*parte azul normal :)
Capitulo dieseis
Antes de que ella pudiera hacer más que gritar ahogadamente, Nicholas la levantó en sus brazos, sus labios bajaron a los suyos, su lengua empujó demandante en su boca mientras la llevaba al dormitorio.
Ella no estaba segura de cómo consiguió quitarle el vestido él, y realmente no le importaba. Todo lo que le importaba era su toque, el calor de su cuerpo, y la necesidad que corría por su sangre.
Sus labios estaban en los suyos, su lengua compartía el gusto intrigante y adictivo de la miel y las especias cuando él la puso en la cama y bajó sobre ella. Él estaba tan desnudo como ella. Ella se prometió que, la próxima vez, entendería como había logrado desnudarlos a ambos tan rápidamente.
—No lo apresures —gruñó cuando ella se rozó contra él, acariciando sus pezones a través de su pecho y jadeando ante el placer que le proporcionaba.
—¿Yo? —Gimió ella en respuesta—. Yo no soy la que tiene una especie de afrodisíaco extraño manando de mí. Esto es cosa tuya.
Él gruñó ante esto, un sonido claramente masculino de frustración que hizo que una sonrisa tirara en sus labios. Pero sus ojos se arrugaron con risa escondida cuando él se apalancó hasta bajar la mirada a ella, los negros centros, a pesar de su calor, eran suaves de ternura.
—Te vigilé durante una semana antes de la tentativa de secuestro— susurró él mientras su mano ahuecaba su mejilla—. Te seguí a la escuela cada mañana, te seguí a casa cada tarde. Si salías, yo estaba detrás de ti hasta que llegaras a tu destino y detrás hasta que llegaras a casa. Durante una semana te escuché reír con tus vecinos y arrullar a sus niños. Y cada vez que te veía la necesidad de ti crecía dentro de mí. Sin ningún afrodisíaco. Sin acoplamiento y complicaciones. Sólo un hombre que despacio se enamoraba de una mujer de la que no tenía ningún derecho a estarlo.
Sus manos se apretaron en sus hombros cuando ella lo miró fijamente con sorpresa.
—Anoche, mientras te miraba dar aquellos caramelos a los niños que fueron a tu puerta, yo estaba tan duro que estuve a punto de romper mis vaqueros. Podía ver tanta vida en ti, tanta maravilla y alegría, que quise yo mismo arrastrarte lejos y saborear cada gota de ello. El estar acoplado a ti no es ninguna dificultad para mí, __________. Pero yo nunca te habría hecho esto de haber sabido lo que aquel beso te haría.
Y ahí había hombre. Sin cólera, sin pena, simplemente una declaración únicamente de la verdad cuando él la vio. No debería hacerle doler su corazón. No debería hacerle desear cosas que ella sabía no podían ser de verdad.
Ella tragó el nudo que se formó en su garganta y reprimió las lágrimas que habrían llenado sus ojos cuando su mano se movió de su hombro, sus dedos dejaron sus labios aterciopelados ásperos.
—Se supone que yo me resisto a ti —susurró ella roncamente—. No se supone que tú seas la respuesta a todas mis fantasías sexuales y hagas que mi corazón duela al mismo tiempo, Nicholas.
Su ceja se arqueó despacio.
—¿La respuesta a todas tus fantasías sexuales? —preguntó é, la alegría forzada de su voz desgarraba su alma.
Él era tan fuerte. Demasiado fuerte. No había ningunas excusas para quien o lo que él no era, ninguna disculpa o condena por el pasado. Y ella no podía amarlo, se dijo. Ella quería ser profesora, quería su libertad, su independencia, ¿verdad?
—Todas mis fantasías sexuales —contestó finalmente ella, su voz apretada por las lágrimas no derramadas mientras su cuerpo respondía a su toque.
Su mano se deslizó en su pelo, las yemas de sus dedos disfrutaban de la seda negra fresca cuando su cabeza bajó a la suya otra vez. Su lengua pintó sus labios con un golpe susurrante, causando un suspiro roto del hambre saliese de ellos.
Sus manos se enhebraron por su pelo cuando él pareció saborear el gusto de sus labios y nada más. Él los lamió, bebió a sorbos en ellos, gimió un pequeño gruñido profundo que salió de las profundidades de su pecho y vibró contra sus labios.
Ella lo miró, incapaz de cerrar sus ojos o de perderse la intensidad hambrienta en su expresión. Esto era con lo que ella había soñado durante todas aquellas noches calientes en que la excitación asaltaba su cuerpo y los malos deseos empujaban en su imaginación. Sólo esto.
—Separa tus piernas para mí —susurró él entonces—. Quiero mirar tus ojos mientras te jo/do. Ver el azul oscurecerse, las manchas de verde aclararse. Tienes unos ojos tan bonitos, __________.
Su aliento se atascó en su garganta. Ella separó sus muslos despacio, abriéndose a él mientras él se movía entre ellos. Ella podría sentir su miembro, duro y pesado mientras estaba contra el montícu/lo de su sexo ahora, apretando contra su clí/toris.
Ella hizo rodar sus caderas contra él, su aliento era entrecortado mientras el calor duro como el acero de su erección tocó el bulto de nervios sensibles oculto entre los pliegues de su co/ño.
—Tentadora —gruñó él, lamiendo sus labios otra vez, sus ojos estaban enlazados con los suyos cuando él se movió contra ella, su miembro se arrastró a lo largo de su sensible sexo hasta que la gruesa cabeza quedó equilibrada en la entrada.
—¿Vas a castigarme? —Ella le miró con sensualidad soñolienta, una sonrisa curvaba sus labios mientras su cuello se arqueaba, placer de pasar como un rayo por ella en cerrojos difíciles, rápidos del calor cuando él comenzó a empujar en ella.
—Hmm. Tal vez nos castigue a ambos. —Él apretó ahora sus dientes, y __________ podía ver su lucha por recuperar el control que llenaba su expresión.
¿Realmente habían pasado menos de veinticuatro horas desde que él la había tocado por primera vez? En aquel momento ella advirtió que sabía cosas sobre Nicholas que desconocía de sus conocidos más cercanos.
Entonces él se deslizó en ella, llenándola de un calor pesado y una dura fuerza que le arrebató sus pensamientos y su mente. Podía sentirlo estirándola, sentir a sus múscu/los protestar como consecuencia de cada dura oleada de líquido pre seminal que la llenaba, aliviándola luego. Hormigueando, encrespando latigazos de sensación que asaltaban su cuerpo mientras él estaba sobre ella, con su miembro moviéndose lento y en su interior, tomándola con una suavidad y una profundidad de emoción que ella no deseaba sentir.
Ella no debería sentir ninguna emoción. Solamente debería sentir la caliente unión de sus cuerpos juntos y su erección saciando el hambre poco natural en su cuerpo. Sin embargo ella sintió más, algo mucho más profundo que sólo las profundidades de su sexo.
Con su mirada fija todavía unida a la suya, no había ninguna posibilidad de ocultar el placer que los azotaba a ambos. Su expresión era salvaje en su intensidad, sus ojos tan negros que ella se sintió perdida en su mirada fija. Su cuerpo estaba sensible, sensibilizado a él, cada roce de su pecho sobre sus pezones endurecidos, su pelvis estirando su clí/toris la meció a nuevas alturas. Cada golpe la estiró, la llenó, acarició nervios escondidos e hizo que su aliento se entrecortara por la diabólica profundidad del placer en aumento en su interior.
Ella se meció bajo él, sus piernas se elevaron para encerrar sus caderas mientras sus labios bajaban a los suyos otra vez. Y luego sus ojos se cerraron. No había ningún control, ninguna fuerza para mantenerlos abiertos cuando él la besó con una pasión que la derritió dejándola débil.
Con sus labios moviéndose en los suyos, sus caderas empujando contra ella, conduciendo su miembro más duro y más rápido, enviando latigazos de sensación que se vertían más duros por su cuerpo, __________ estuvo perdida.
Arqueó su espalda mientras todo en su interior explotaba. Su cuerpo se tensó, su sexo se contrajo alrededor de su erección que se levantaba hasta que sintió el cambio, la hinchazón en su interior que señaló su propia liberación. Esto activó un interruptor en sus sentidos que explotaban ya y la hizo tambalearse otra vez mientras sentía su semen derramándose en su interior.
Largos minutos más tarde, ella reunió la fuerza para separar sus piernas de su cintura y liberar la presa que ella había tomado en sus hombros. El agotamiento la llenaba ahora, con tanta fuerza como la lujuria la había llenado minutos antes.
Sus ojos revolotearon abiertos, su visión estaba velada de sueño cuando ella miró fijamente en sus ojos oscuros, suspirando con placer dichoso, saciado.
—Sueña, nena —susurró él, descansando su cabeza contra la suya, un estremecimiento contenido se extendió por su cuerpo cuando otra pulsación de su semilla llenó su co/ño ordeñándolo—. Cuidaré de ti mientras duermes.
Sus ojos se cerraron. Ella sabía que él lo haría, pensó. Él no tenía que decir las palabras. Sobre todas las cosas, ella sabía realmente que Nicholas la cuidaría.
Nicholas raramente soñaba. Él lo consideraba una bendición. Después de algunas pesadillas de su infancia, no tenía ningún deseo de visitar aquel reino interior y tentar la cólera del pasado. Pero cuando fue a la deriva en el sueño al lado de __________, ellas estaban allí. Como demonios levantando sus oscuras y horrorosas cabezas.
*letras rojas parte fuerte
*parte azul normal :)
Capitulo dieseis
Antes de que ella pudiera hacer más que gritar ahogadamente, Nicholas la levantó en sus brazos, sus labios bajaron a los suyos, su lengua empujó demandante en su boca mientras la llevaba al dormitorio.
Ella no estaba segura de cómo consiguió quitarle el vestido él, y realmente no le importaba. Todo lo que le importaba era su toque, el calor de su cuerpo, y la necesidad que corría por su sangre.
Sus labios estaban en los suyos, su lengua compartía el gusto intrigante y adictivo de la miel y las especias cuando él la puso en la cama y bajó sobre ella. Él estaba tan desnudo como ella. Ella se prometió que, la próxima vez, entendería como había logrado desnudarlos a ambos tan rápidamente.
—No lo apresures —gruñó cuando ella se rozó contra él, acariciando sus pezones a través de su pecho y jadeando ante el placer que le proporcionaba.
—¿Yo? —Gimió ella en respuesta—. Yo no soy la que tiene una especie de afrodisíaco extraño manando de mí. Esto es cosa tuya.
Él gruñó ante esto, un sonido claramente masculino de frustración que hizo que una sonrisa tirara en sus labios. Pero sus ojos se arrugaron con risa escondida cuando él se apalancó hasta bajar la mirada a ella, los negros centros, a pesar de su calor, eran suaves de ternura.
—Te vigilé durante una semana antes de la tentativa de secuestro— susurró él mientras su mano ahuecaba su mejilla—. Te seguí a la escuela cada mañana, te seguí a casa cada tarde. Si salías, yo estaba detrás de ti hasta que llegaras a tu destino y detrás hasta que llegaras a casa. Durante una semana te escuché reír con tus vecinos y arrullar a sus niños. Y cada vez que te veía la necesidad de ti crecía dentro de mí. Sin ningún afrodisíaco. Sin acoplamiento y complicaciones. Sólo un hombre que despacio se enamoraba de una mujer de la que no tenía ningún derecho a estarlo.
Sus manos se apretaron en sus hombros cuando ella lo miró fijamente con sorpresa.
—Anoche, mientras te miraba dar aquellos caramelos a los niños que fueron a tu puerta, yo estaba tan duro que estuve a punto de romper mis vaqueros. Podía ver tanta vida en ti, tanta maravilla y alegría, que quise yo mismo arrastrarte lejos y saborear cada gota de ello. El estar acoplado a ti no es ninguna dificultad para mí, __________. Pero yo nunca te habría hecho esto de haber sabido lo que aquel beso te haría.
Y ahí había hombre. Sin cólera, sin pena, simplemente una declaración únicamente de la verdad cuando él la vio. No debería hacerle doler su corazón. No debería hacerle desear cosas que ella sabía no podían ser de verdad.
Ella tragó el nudo que se formó en su garganta y reprimió las lágrimas que habrían llenado sus ojos cuando su mano se movió de su hombro, sus dedos dejaron sus labios aterciopelados ásperos.
—Se supone que yo me resisto a ti —susurró ella roncamente—. No se supone que tú seas la respuesta a todas mis fantasías sexuales y hagas que mi corazón duela al mismo tiempo, Nicholas.
Su ceja se arqueó despacio.
—¿La respuesta a todas tus fantasías sexuales? —preguntó é, la alegría forzada de su voz desgarraba su alma.
Él era tan fuerte. Demasiado fuerte. No había ningunas excusas para quien o lo que él no era, ninguna disculpa o condena por el pasado. Y ella no podía amarlo, se dijo. Ella quería ser profesora, quería su libertad, su independencia, ¿verdad?
—Todas mis fantasías sexuales —contestó finalmente ella, su voz apretada por las lágrimas no derramadas mientras su cuerpo respondía a su toque.
Su mano se deslizó en su pelo, las yemas de sus dedos disfrutaban de la seda negra fresca cuando su cabeza bajó a la suya otra vez. Su lengua pintó sus labios con un golpe susurrante, causando un suspiro roto del hambre saliese de ellos.
Sus manos se enhebraron por su pelo cuando él pareció saborear el gusto de sus labios y nada más. Él los lamió, bebió a sorbos en ellos, gimió un pequeño gruñido profundo que salió de las profundidades de su pecho y vibró contra sus labios.
Ella lo miró, incapaz de cerrar sus ojos o de perderse la intensidad hambrienta en su expresión. Esto era con lo que ella había soñado durante todas aquellas noches calientes en que la excitación asaltaba su cuerpo y los malos deseos empujaban en su imaginación. Sólo esto.
—Separa tus piernas para mí —susurró él entonces—. Quiero mirar tus ojos mientras te jo/do. Ver el azul oscurecerse, las manchas de verde aclararse. Tienes unos ojos tan bonitos, __________.
Su aliento se atascó en su garganta. Ella separó sus muslos despacio, abriéndose a él mientras él se movía entre ellos. Ella podría sentir su miembro, duro y pesado mientras estaba contra el montícu/lo de su sexo ahora, apretando contra su clí/toris.
Ella hizo rodar sus caderas contra él, su aliento era entrecortado mientras el calor duro como el acero de su erección tocó el bulto de nervios sensibles oculto entre los pliegues de su co/ño.
—Tentadora —gruñó él, lamiendo sus labios otra vez, sus ojos estaban enlazados con los suyos cuando él se movió contra ella, su miembro se arrastró a lo largo de su sensible sexo hasta que la gruesa cabeza quedó equilibrada en la entrada.
—¿Vas a castigarme? —Ella le miró con sensualidad soñolienta, una sonrisa curvaba sus labios mientras su cuello se arqueaba, placer de pasar como un rayo por ella en cerrojos difíciles, rápidos del calor cuando él comenzó a empujar en ella.
—Hmm. Tal vez nos castigue a ambos. —Él apretó ahora sus dientes, y __________ podía ver su lucha por recuperar el control que llenaba su expresión.
¿Realmente habían pasado menos de veinticuatro horas desde que él la había tocado por primera vez? En aquel momento ella advirtió que sabía cosas sobre Nicholas que desconocía de sus conocidos más cercanos.
Entonces él se deslizó en ella, llenándola de un calor pesado y una dura fuerza que le arrebató sus pensamientos y su mente. Podía sentirlo estirándola, sentir a sus múscu/los protestar como consecuencia de cada dura oleada de líquido pre seminal que la llenaba, aliviándola luego. Hormigueando, encrespando latigazos de sensación que asaltaban su cuerpo mientras él estaba sobre ella, con su miembro moviéndose lento y en su interior, tomándola con una suavidad y una profundidad de emoción que ella no deseaba sentir.
Ella no debería sentir ninguna emoción. Solamente debería sentir la caliente unión de sus cuerpos juntos y su erección saciando el hambre poco natural en su cuerpo. Sin embargo ella sintió más, algo mucho más profundo que sólo las profundidades de su sexo.
Con su mirada fija todavía unida a la suya, no había ninguna posibilidad de ocultar el placer que los azotaba a ambos. Su expresión era salvaje en su intensidad, sus ojos tan negros que ella se sintió perdida en su mirada fija. Su cuerpo estaba sensible, sensibilizado a él, cada roce de su pecho sobre sus pezones endurecidos, su pelvis estirando su clí/toris la meció a nuevas alturas. Cada golpe la estiró, la llenó, acarició nervios escondidos e hizo que su aliento se entrecortara por la diabólica profundidad del placer en aumento en su interior.
Ella se meció bajo él, sus piernas se elevaron para encerrar sus caderas mientras sus labios bajaban a los suyos otra vez. Y luego sus ojos se cerraron. No había ningún control, ninguna fuerza para mantenerlos abiertos cuando él la besó con una pasión que la derritió dejándola débil.
Con sus labios moviéndose en los suyos, sus caderas empujando contra ella, conduciendo su miembro más duro y más rápido, enviando latigazos de sensación que se vertían más duros por su cuerpo, __________ estuvo perdida.
Arqueó su espalda mientras todo en su interior explotaba. Su cuerpo se tensó, su sexo se contrajo alrededor de su erección que se levantaba hasta que sintió el cambio, la hinchazón en su interior que señaló su propia liberación. Esto activó un interruptor en sus sentidos que explotaban ya y la hizo tambalearse otra vez mientras sentía su semen derramándose en su interior.
Largos minutos más tarde, ella reunió la fuerza para separar sus piernas de su cintura y liberar la presa que ella había tomado en sus hombros. El agotamiento la llenaba ahora, con tanta fuerza como la lujuria la había llenado minutos antes.
Sus ojos revolotearon abiertos, su visión estaba velada de sueño cuando ella miró fijamente en sus ojos oscuros, suspirando con placer dichoso, saciado.
—Sueña, nena —susurró él, descansando su cabeza contra la suya, un estremecimiento contenido se extendió por su cuerpo cuando otra pulsación de su semilla llenó su co/ño ordeñándolo—. Cuidaré de ti mientras duermes.
Sus ojos se cerraron. Ella sabía que él lo haría, pensó. Él no tenía que decir las palabras. Sobre todas las cosas, ella sabía realmente que Nicholas la cuidaría.
Nicholas raramente soñaba. Él lo consideraba una bendición. Después de algunas pesadillas de su infancia, no tenía ningún deseo de visitar aquel reino interior y tentar la cólera del pasado. Pero cuando fue a la deriva en el sueño al lado de __________, ellas estaban allí. Como demonios levantando sus oscuras y horrorosas cabezas.
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
—La mujer que te dio a luz está muerta —le informó su abuelo. Murió en un accidente de coche.
Nicholas levantó su cabeza del libro que había estado devorando. Con cinco años. Lastimosamente delgado y pequeño, poco más le había importado, excepto las palabras que tenía que aprender. Y aprender lo que él era. Él no conocía a la mujer que le había dado a luz, como su abuelo la llamaba. Él no podía recordar ni siquiera su cara, aunque supiera que hubo un tiempo en el que él había estado con ella.
Nicholas asintió con la cabeza solemnemente, mirando arriba, al amplio cuerpo del hombre más viejo, deseando poder ver otra cosa que la expresión llena de repugnancia que estaba en su cara.
—¿A ti no te importa? —había gruñido el anciano.
—No la conozco—había susurrado él entonces.
—Esa es la respuesta de un animal —había repartido golpes a diestro y siniestro su abuelo—. Un sin alma.
El sueño estaba deformado, debido al tiempo. Nicholas tenía once años, estaba viviendo solo en la choza en la alta montaña, esperando con impaciencia cada semana la visita de su abuelo. Él sabía que debía quedarse escondido, sabía que la gente que había forzado su nacimiento en la madre que él nunca conocería lo buscaba.
La televisión era su compañero constante y con ella él había aprendido a leer rápidamente durante los años, a descifrar las palabras y encontrar el sentido de como usarlas. Los libros descansaban en pilas alrededor de la pequeña sala de estar. Una manta estaba metida en el sofá. Él no dormía en la cama. En la oscuridad, demasiados pensamientos corrían a través de su mente y demasiados sonidos en las montañas fuera abastecían de combustible su miedo.
Pero aquella televisión era su tabla de salvación. En ella él vio sus sueños. Una familia. Una madre, un padre, niños que eran amados y protegidos, y en aquellos sueños él podría reírse y ser libre, hacer volar una cometa, montar una bici. Él no tenía que temer ser descubierto.
—Aquí hay algunos libros más. —La caja fue dejada a sus pies mientras su abuelo apartaba la vista de él sin emoción.
El otro hombre había ido de la repugnancia a la fría aversión durante los años.
—Pondré la comida sobre el porche. Eres lo bastante mayor como para guardarla tú mismo.
Con once años. Él había celebrado su cumpleaños solo, con torpeza envolvió varias piñas que había encontrado y libros que había leído en un viejo periódico y había fingido que eran los regalos de una madre.
—Gracias, Señor. —Él había dejado de llamarlo abuelo años antes. Los abuelos amaban a sus nietos. Ellos los mimaban, les mostraban el mundo, los llevaban a parques de atracciones. Ellos no los encerraban con llave lejos en una montaña y los abandonaron para sufrir el silencio y el frío solos.
—¿No has encontrado aún tu alma? —le espetó entonces el anciano.
Nicholas había mirado arriba hacia él silenciosamente, con años de soledad y pena ocultos en su interior.
—No, Señor. Ninguna alma esta semana. —Él se había movido entonces despacio por delante de él y había reunido las cajas de mercancías y comida enlatada con las cuales sobrevivía.
El invierno venía, podía sentirlo en el aire. Se preguntó si su abuelo se olvidaría de traerle un abrigo otra vez este año.
El tiempo cambió otra vez. Nicholas tenía catorce años la noche en la que las noticias habían relatado un accidente de coche en la carretera interestatal. Joseph Mulligan había estado implicado en un choque frontal con un semi camión y había muerto al instante. No dejaba familia, informó el periodista. Y por primera vez, durante años, Nicholas había derramado una sola lágrima.
Al día siguiente reunió sus pobres pertenencias en una funda de almohada y se dirigió abajo por la montaña. El invierno venía otra vez, y el frío era un enemigo amargo cuando uno no tenía ninguna comida, ninguna ropa caliente.
Había leído bastante y había mirado bastante para entender ciertas cosas de las que el mundo estaba preocupado. Sabía que debía tener cuidado, que su misma creación era una ley contra la naturaleza, los colmillos agudos que mantenía ocultos abajo en el lado de su boca eran la prueba de esto. Sabía que había modos de sobrevivir, sólo debía ser lo bastante resistente. Lo bastante fuerte.
Cuando se alejó de la cabaña, hizo una pausa y la miró fijamente, hacia atrás, silenciosamente.
—Tengo un alma —había susurrado él tristemente—. Siempre la he tenido.
Los ojos de Nicholas se abrieron despacio, al disiparse el sueño pero no la mujer que él sostenía en sus brazos. Su cabeza estaba contra su pecho, su pelo era una nube de seda alrededor de sus cuerpos mientras ella dormía profunda y pacíficamente.
Miró fijamente a la ventana, la cortina oscura que los protegía de los rayos del sol y apretó su presa en ella. Si Felinos y Lobos se apareaban sólo una vez, entonces había una posibilidad de que un Coyote se pudiese aparear para siempre también. Él nunca había querido a otra mujer tanto como lo hacía con ésta, antes incluso de tocarla. Nunca había soñado con otra antes de ella, pero había soñado con ésta y no podía dejarla ir.
Aws yo quiero un caste definitivamente :(,son tan hermosos *O* haha en fin espero que les guste el capitulo si veo comentario mañana subo otro capi las quiero (:
Nicholas levantó su cabeza del libro que había estado devorando. Con cinco años. Lastimosamente delgado y pequeño, poco más le había importado, excepto las palabras que tenía que aprender. Y aprender lo que él era. Él no conocía a la mujer que le había dado a luz, como su abuelo la llamaba. Él no podía recordar ni siquiera su cara, aunque supiera que hubo un tiempo en el que él había estado con ella.
Nicholas asintió con la cabeza solemnemente, mirando arriba, al amplio cuerpo del hombre más viejo, deseando poder ver otra cosa que la expresión llena de repugnancia que estaba en su cara.
—¿A ti no te importa? —había gruñido el anciano.
—No la conozco—había susurrado él entonces.
—Esa es la respuesta de un animal —había repartido golpes a diestro y siniestro su abuelo—. Un sin alma.
El sueño estaba deformado, debido al tiempo. Nicholas tenía once años, estaba viviendo solo en la choza en la alta montaña, esperando con impaciencia cada semana la visita de su abuelo. Él sabía que debía quedarse escondido, sabía que la gente que había forzado su nacimiento en la madre que él nunca conocería lo buscaba.
La televisión era su compañero constante y con ella él había aprendido a leer rápidamente durante los años, a descifrar las palabras y encontrar el sentido de como usarlas. Los libros descansaban en pilas alrededor de la pequeña sala de estar. Una manta estaba metida en el sofá. Él no dormía en la cama. En la oscuridad, demasiados pensamientos corrían a través de su mente y demasiados sonidos en las montañas fuera abastecían de combustible su miedo.
Pero aquella televisión era su tabla de salvación. En ella él vio sus sueños. Una familia. Una madre, un padre, niños que eran amados y protegidos, y en aquellos sueños él podría reírse y ser libre, hacer volar una cometa, montar una bici. Él no tenía que temer ser descubierto.
—Aquí hay algunos libros más. —La caja fue dejada a sus pies mientras su abuelo apartaba la vista de él sin emoción.
El otro hombre había ido de la repugnancia a la fría aversión durante los años.
—Pondré la comida sobre el porche. Eres lo bastante mayor como para guardarla tú mismo.
Con once años. Él había celebrado su cumpleaños solo, con torpeza envolvió varias piñas que había encontrado y libros que había leído en un viejo periódico y había fingido que eran los regalos de una madre.
—Gracias, Señor. —Él había dejado de llamarlo abuelo años antes. Los abuelos amaban a sus nietos. Ellos los mimaban, les mostraban el mundo, los llevaban a parques de atracciones. Ellos no los encerraban con llave lejos en una montaña y los abandonaron para sufrir el silencio y el frío solos.
—¿No has encontrado aún tu alma? —le espetó entonces el anciano.
Nicholas había mirado arriba hacia él silenciosamente, con años de soledad y pena ocultos en su interior.
—No, Señor. Ninguna alma esta semana. —Él se había movido entonces despacio por delante de él y había reunido las cajas de mercancías y comida enlatada con las cuales sobrevivía.
El invierno venía, podía sentirlo en el aire. Se preguntó si su abuelo se olvidaría de traerle un abrigo otra vez este año.
El tiempo cambió otra vez. Nicholas tenía catorce años la noche en la que las noticias habían relatado un accidente de coche en la carretera interestatal. Joseph Mulligan había estado implicado en un choque frontal con un semi camión y había muerto al instante. No dejaba familia, informó el periodista. Y por primera vez, durante años, Nicholas había derramado una sola lágrima.
Al día siguiente reunió sus pobres pertenencias en una funda de almohada y se dirigió abajo por la montaña. El invierno venía otra vez, y el frío era un enemigo amargo cuando uno no tenía ninguna comida, ninguna ropa caliente.
Había leído bastante y había mirado bastante para entender ciertas cosas de las que el mundo estaba preocupado. Sabía que debía tener cuidado, que su misma creación era una ley contra la naturaleza, los colmillos agudos que mantenía ocultos abajo en el lado de su boca eran la prueba de esto. Sabía que había modos de sobrevivir, sólo debía ser lo bastante resistente. Lo bastante fuerte.
Cuando se alejó de la cabaña, hizo una pausa y la miró fijamente, hacia atrás, silenciosamente.
—Tengo un alma —había susurrado él tristemente—. Siempre la he tenido.
Los ojos de Nicholas se abrieron despacio, al disiparse el sueño pero no la mujer que él sostenía en sus brazos. Su cabeza estaba contra su pecho, su pelo era una nube de seda alrededor de sus cuerpos mientras ella dormía profunda y pacíficamente.
Miró fijamente a la ventana, la cortina oscura que los protegía de los rayos del sol y apretó su presa en ella. Si Felinos y Lobos se apareaban sólo una vez, entonces había una posibilidad de que un Coyote se pudiese aparear para siempre también. Él nunca había querido a otra mujer tanto como lo hacía con ésta, antes incluso de tocarla. Nunca había soñado con otra antes de ella, pero había soñado con ésta y no podía dejarla ir.
Aws yo quiero un caste definitivamente :(,son tan hermosos *O* haha en fin espero que les guste el capitulo si veo comentario mañana subo otro capi las quiero (:
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Muffin_Nickita_Jonas92 escribió:Hola! Awwws! No me gusta que ______ sea tan malvada con Nick! El no tiene la culpa de nada!:/ ja estaba viendo unas cosas aquí y me apareció la historia de Lyons! Pero apenas voy como en el capitulo 2 o 3 Jaja!xp por cierto, si eres mala! Demasiado! Por que la dejaste ahi? Eso es injusta!-.- te demandare con derechos de lectores!xD ok, gracias por subir y siguela pronto! Tqmmm! xx!<33'
P.D. Que bueno que extrañaras mis comentarios! Yo creí que eran molestos *en realidad lo son, pero gracias por mentir;)*
ya se rayis mala u.ú ya quisiera yo uno asi :( haha en serio?yo ya la leei &&' me encanta ahora leo la de Jonas *O* haha aun no la termino es que me enoja cuando la chica protagonista es demaciado dramatica o se hace mucho del rogar xD me enojo &&' dejo de leerla hahaha,pero ya lo terminare algun dia(? haha no en relaidad me gustan mucho tus comentarios,por que puedo tener una conversacion haha asi que para mi oara nada que son molestos,te quiero un beso!
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
hermosoo!♥
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
awww....!!! que lindo Nick y yo me he enamorado de el al instante...<3 sigue pronto me encanta...!
Bianca
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
siguelaaaaaaaaaaaa
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Hola chicas,mil perdones por no subir pero es que tenia trabajos finales D: pero por fin! sali de vacaciones baile de 5 segundos(? haha &&' bueno ya podre subir mas seguido,pero ya saben tambien depende de cuantas firmas vea EEEEEN fin ._. les dejare 2 capitulos por haber salido de vacaciones,espero que los disfruten!por cierto vamos en la pagina 5 D: wow en realidad no crei ni llegar a la 3 hehe debidi a que no tenia muchas lectoras,pero bueno capitulos las quiero un beso Xx
Capitulo Diecisite
—Bienvenida al Santuario.
__________ levantó los ojos sorprendidos hacia la puerta principal mientras esta se abría y Merinus Lyons entraba en la cabaña. Ella llevaba a un bebé en sus brazos, la mujer detrás de ella llevaba un parque de niños plegable.
—Sólo ponlo en la esquina, Lilly —se dirigió Merinus a la otra mujer—. No queremos que David se asuste por el lugar mientras estamos aquí.
Detrás de ella andaba un hombre más viejo, sus hombros se inclinaban, su pelo era gris desordenado. Los ojos marrones oscuros la miraron silenciosamente cuando dejó un maletín negro grande en la mesa de la sala de estar. Este parecía el maletín de un doctor.
—Soy Merinus. —Su sonrisa era brillante, aunque sus ojos marrones estaban sombreados por la preocupación cuando se volvió a __________—. Este es el doctor Martins, un muy querido amigo mío, y detrás de él Serena Grace. Ella es uno de los científicos que trabajan dentro de los laboratorios dela Casta Felinapara ayudar a encontrar una razón en este tema del acoplamiento.
—Hola. —__________ se quedó quieta en la cocina, mirándolos fija y nerviosamente.
Nicholas se había marchado hacia más de una hora, abandonándola para ducharse y comer sin él. No es que ella no hubiera estado pensando con mucha ilusión en una posibilidad para recapacitar y encontrarle sentido a lo que pasaba.
—Sé que tienes muchas preguntas, __________ —dijo Merinus amablemente, su mirada era compasiva—. Nosotros estamos aquí para contestar tantas como podamos, y con la esperanza de poder sacarte un poco de sangre mientras lo hacemos. Callan y Dash dicen que la intensidad del acoplamiento es mucho mayor contigo de lo que lo ha sido para el resto de nosotros. Lo que nos dice algo, porque confía en mí, durante un tiempo, apestaba en mi caso. —Ella se rió francamente, su expresión era de auto burla mientras hacía la declaración.
__________ frotó despacio sus manos y sus brazos y se echó atrás. El pensamiento de ser tocada por otro hacía erizarse su piel.
—No será fácil —dijo Merinus suavemente entonces—. Pero lo que aprendemos con cada caso nos da una mayor posibilidad para ayudar a otros, a seguir adelante.
__________ contempló al amable doctor y al científico que lo acompañaba.
—¿Qué necesitas? —le preguntó ella cuando la mujer que había colocado el parque de niños y había depositado al niño en él dejó la cabaña.
—Serena tomará muestras va/ginales y de saliva así como de sangre. Ella te hará algunas preguntas, realizará un examen físico rápido y entonces ella y el Doctor se irán fuera de aquí en poco tiempo. Entonces podremos hablar.
__________ inhaló profundamente.
—¿Cuándo podré hablar con mi padre? —Ella miró a Merinus cautelosamente.
—Callan está arreglando esto ahora —le prometió ella—. Tenemos que cerciorarnos de la seguridad en las líneas y de que no existe ningún modo de que alguien pueda escuchar la conversación. El mantenerte protegida es nuestra máxima prioridad, __________.
__________ tragó con dificultad, su mirada fija vaciló hacia los rasgos aristocráticos del científico y la cansada compasión en el doctor.
—Bien, acabemos con esto —suspiró ella ásperamente.
—Srta. Marion, las muestras necesarias y el examen no serán hechas sin incomodidad —le advirtió la doctora Grace, su voz suave, sus ojos grises estaban preocupados—. El calor del acoplamiento crea varias hormonas diferentes que hemos sido capaces de identificar y aislar. Una de ellas provoca la sensibilidad extrema frente a cualquier toque excepto el del compañero. Los guantes quirúrgicos ayudan en esto, pero la química de cuerpo no tarda mucho tiempo en identificar el hecho de que una presencia ajena lo toca. Este reacciona con el dolor.
—Sí. Me he dado cuenta de esto —refunfuñó __________ cansadamente—. Infiernos, sólo vamos a hacerlo. Esto comienza a alterar mis nervios.
No ayudaba a esto que ella necesitase a Nicholas. Uno pensaría que ella estaría jodidamente seca, caviló __________ con cinismo. En cambio, estaba casi tan condenadamente deseosa e impaciente como lo había estado la primera vez.
—Las buenas noticias son que el cuerpo lentamente se ajusta a las hormonas —reveló Serena—. Después de esto, si sigues el mismo patrón que Merinus, Roni, Sherra y Elizabeth, entonces verás una reducción del calor y de tus síntomas hasta que la ovulación suceda de nuevo.
__________ parpadeó hacia el científico con asombro antes de girarse a Merinus.
—¿Esto nunca se quita? —preguntó ella horrorizada.
Los labios de Merinus se curvaron con diversión.
—No completamente. Pero esto no es realmente tan malo. Sirve para algunas historias picantes a la hora de acostarse —terminó ella con una risa ronca.
—Esto es una pesadilla —suspiró __________, empujando sus dedos por su pelo mientras miraba fijamente a la científico—. Bien, sólo acabe con ello.
—Usaremos el dormitorio. —El científico recogió el maletín que el doctor había llevado y siguió a __________ al dormitorio.
Esto la horrorizaba. Una hora más tarde __________ sudaba profusamente, la agonía recorría su cuerpo mientras reprimía sus gritos y soportaba primero el examen va/ginal y la recogida de muestras fluidas del atormentado canal. El examen del pecho la hizo morderse los labios hasta que probó la sangre. Eso se sentía como si fueran agujas —no, cuchillos— que fueran sumergidos en su carne encogida aún cuando las manos de científicos la examinaban con cuidado.
Finalmente, con su vestido cubriéndola modestamente, ella se sentó en el borde de la cama, las lágrimas corrían por sus mejillas mientras la doctora Grace colocaba una tira de goma alrededor de la parte superior de su brazo y comenzaba a preparar la vena para la extracción de sangre.
Le dolió. Dios, a ella nunca le había dolido nada como esto. Cada célula, cada terminación nerviosa de su cuerpo gritaba contra el toque mientras ella reprimía los gritos en su garganta. Ella vio la aguja acercarse a su piel, sus ojos estaban desorbitados, viendo casi el movimiento a cámara lenta cuando la punta aguda se acercó más y más poniéndose en contacto. Su cuerpo se rebeló, su estómago se retorció de dolor.
Un segundo antes de que este entrara en contacto, una amplia mano sujetó con fuerza la muñeca del científico y un gruñido violento y enfurecido resonó alrededor de ellos. __________ siguió la mano hasta el brazo, hasta los amplios hombros, a los ojos negros y tan furiosos del hombre que le hizo apartar la vista de ellos.
—Nicholas. —Merinus entró en la habitación detrás de él—. No es tan malo como parece.
Él giró su cabeza, su pelo negro fluyó sobre su hombro mientras sus labios se echaban hacia atrás en un gruñido y él gruñó otra vez. Un sonido posesivo animal que incluso __________ no tenía ninguna intención de protestar.
La aguja cayó de la mano del científico mientras ella contemplaba a __________ con sorpresa.
—Jo/der, apártate lejos de ella —ordenó él severamente, retirando a la otra mujer despacio—. Recoge tus agujas y tus muestras, recoge y márchate. Ahora. Vuelve sin mi permiso y te mataré.
Él quería decirlo. __________ podría verlo en las líneas tensas de su cuerpo, en la furia que emanaba de su voz.
—Y tú me acusas de ser infantil —dijo ella con asombro mientras el doctor se alejaba rápidamente, masajeando su muñeca y poniendo un ojo cuidadosamente en Nicholas.
—Eres una temeraria —le espetó él, volviendo su mirada hacia ella—. ¿Por qué sufres de esta forma? ¿Por qué permites que se te haga daño de esta manera?
—Ellos necesitan la información —discutió ella—. Maldición, Nicholas, alguien tiene que encontrar una cura.
Capitulo Diecisite
—Bienvenida al Santuario.
__________ levantó los ojos sorprendidos hacia la puerta principal mientras esta se abría y Merinus Lyons entraba en la cabaña. Ella llevaba a un bebé en sus brazos, la mujer detrás de ella llevaba un parque de niños plegable.
—Sólo ponlo en la esquina, Lilly —se dirigió Merinus a la otra mujer—. No queremos que David se asuste por el lugar mientras estamos aquí.
Detrás de ella andaba un hombre más viejo, sus hombros se inclinaban, su pelo era gris desordenado. Los ojos marrones oscuros la miraron silenciosamente cuando dejó un maletín negro grande en la mesa de la sala de estar. Este parecía el maletín de un doctor.
—Soy Merinus. —Su sonrisa era brillante, aunque sus ojos marrones estaban sombreados por la preocupación cuando se volvió a __________—. Este es el doctor Martins, un muy querido amigo mío, y detrás de él Serena Grace. Ella es uno de los científicos que trabajan dentro de los laboratorios dela Casta Felinapara ayudar a encontrar una razón en este tema del acoplamiento.
—Hola. —__________ se quedó quieta en la cocina, mirándolos fija y nerviosamente.
Nicholas se había marchado hacia más de una hora, abandonándola para ducharse y comer sin él. No es que ella no hubiera estado pensando con mucha ilusión en una posibilidad para recapacitar y encontrarle sentido a lo que pasaba.
—Sé que tienes muchas preguntas, __________ —dijo Merinus amablemente, su mirada era compasiva—. Nosotros estamos aquí para contestar tantas como podamos, y con la esperanza de poder sacarte un poco de sangre mientras lo hacemos. Callan y Dash dicen que la intensidad del acoplamiento es mucho mayor contigo de lo que lo ha sido para el resto de nosotros. Lo que nos dice algo, porque confía en mí, durante un tiempo, apestaba en mi caso. —Ella se rió francamente, su expresión era de auto burla mientras hacía la declaración.
__________ frotó despacio sus manos y sus brazos y se echó atrás. El pensamiento de ser tocada por otro hacía erizarse su piel.
—No será fácil —dijo Merinus suavemente entonces—. Pero lo que aprendemos con cada caso nos da una mayor posibilidad para ayudar a otros, a seguir adelante.
__________ contempló al amable doctor y al científico que lo acompañaba.
—¿Qué necesitas? —le preguntó ella cuando la mujer que había colocado el parque de niños y había depositado al niño en él dejó la cabaña.
—Serena tomará muestras va/ginales y de saliva así como de sangre. Ella te hará algunas preguntas, realizará un examen físico rápido y entonces ella y el Doctor se irán fuera de aquí en poco tiempo. Entonces podremos hablar.
__________ inhaló profundamente.
—¿Cuándo podré hablar con mi padre? —Ella miró a Merinus cautelosamente.
—Callan está arreglando esto ahora —le prometió ella—. Tenemos que cerciorarnos de la seguridad en las líneas y de que no existe ningún modo de que alguien pueda escuchar la conversación. El mantenerte protegida es nuestra máxima prioridad, __________.
__________ tragó con dificultad, su mirada fija vaciló hacia los rasgos aristocráticos del científico y la cansada compasión en el doctor.
—Bien, acabemos con esto —suspiró ella ásperamente.
—Srta. Marion, las muestras necesarias y el examen no serán hechas sin incomodidad —le advirtió la doctora Grace, su voz suave, sus ojos grises estaban preocupados—. El calor del acoplamiento crea varias hormonas diferentes que hemos sido capaces de identificar y aislar. Una de ellas provoca la sensibilidad extrema frente a cualquier toque excepto el del compañero. Los guantes quirúrgicos ayudan en esto, pero la química de cuerpo no tarda mucho tiempo en identificar el hecho de que una presencia ajena lo toca. Este reacciona con el dolor.
—Sí. Me he dado cuenta de esto —refunfuñó __________ cansadamente—. Infiernos, sólo vamos a hacerlo. Esto comienza a alterar mis nervios.
No ayudaba a esto que ella necesitase a Nicholas. Uno pensaría que ella estaría jodidamente seca, caviló __________ con cinismo. En cambio, estaba casi tan condenadamente deseosa e impaciente como lo había estado la primera vez.
—Las buenas noticias son que el cuerpo lentamente se ajusta a las hormonas —reveló Serena—. Después de esto, si sigues el mismo patrón que Merinus, Roni, Sherra y Elizabeth, entonces verás una reducción del calor y de tus síntomas hasta que la ovulación suceda de nuevo.
__________ parpadeó hacia el científico con asombro antes de girarse a Merinus.
—¿Esto nunca se quita? —preguntó ella horrorizada.
Los labios de Merinus se curvaron con diversión.
—No completamente. Pero esto no es realmente tan malo. Sirve para algunas historias picantes a la hora de acostarse —terminó ella con una risa ronca.
—Esto es una pesadilla —suspiró __________, empujando sus dedos por su pelo mientras miraba fijamente a la científico—. Bien, sólo acabe con ello.
—Usaremos el dormitorio. —El científico recogió el maletín que el doctor había llevado y siguió a __________ al dormitorio.
Esto la horrorizaba. Una hora más tarde __________ sudaba profusamente, la agonía recorría su cuerpo mientras reprimía sus gritos y soportaba primero el examen va/ginal y la recogida de muestras fluidas del atormentado canal. El examen del pecho la hizo morderse los labios hasta que probó la sangre. Eso se sentía como si fueran agujas —no, cuchillos— que fueran sumergidos en su carne encogida aún cuando las manos de científicos la examinaban con cuidado.
Finalmente, con su vestido cubriéndola modestamente, ella se sentó en el borde de la cama, las lágrimas corrían por sus mejillas mientras la doctora Grace colocaba una tira de goma alrededor de la parte superior de su brazo y comenzaba a preparar la vena para la extracción de sangre.
Le dolió. Dios, a ella nunca le había dolido nada como esto. Cada célula, cada terminación nerviosa de su cuerpo gritaba contra el toque mientras ella reprimía los gritos en su garganta. Ella vio la aguja acercarse a su piel, sus ojos estaban desorbitados, viendo casi el movimiento a cámara lenta cuando la punta aguda se acercó más y más poniéndose en contacto. Su cuerpo se rebeló, su estómago se retorció de dolor.
Un segundo antes de que este entrara en contacto, una amplia mano sujetó con fuerza la muñeca del científico y un gruñido violento y enfurecido resonó alrededor de ellos. __________ siguió la mano hasta el brazo, hasta los amplios hombros, a los ojos negros y tan furiosos del hombre que le hizo apartar la vista de ellos.
—Nicholas. —Merinus entró en la habitación detrás de él—. No es tan malo como parece.
Él giró su cabeza, su pelo negro fluyó sobre su hombro mientras sus labios se echaban hacia atrás en un gruñido y él gruñó otra vez. Un sonido posesivo animal que incluso __________ no tenía ninguna intención de protestar.
La aguja cayó de la mano del científico mientras ella contemplaba a __________ con sorpresa.
—Jo/der, apártate lejos de ella —ordenó él severamente, retirando a la otra mujer despacio—. Recoge tus agujas y tus muestras, recoge y márchate. Ahora. Vuelve sin mi permiso y te mataré.
Él quería decirlo. __________ podría verlo en las líneas tensas de su cuerpo, en la furia que emanaba de su voz.
—Y tú me acusas de ser infantil —dijo ella con asombro mientras el doctor se alejaba rápidamente, masajeando su muñeca y poniendo un ojo cuidadosamente en Nicholas.
—Eres una temeraria —le espetó él, volviendo su mirada hacia ella—. ¿Por qué sufres de esta forma? ¿Por qué permites que se te haga daño de esta manera?
—Ellos necesitan la información —discutió ella—. Maldición, Nicholas, alguien tiene que encontrar una cura.
heyitsnicktanii
Re: Alma profunda Adaptacion(Erotica/Romantica) [Nick & Tu] ~Terminada~
Él retrocedió como si ella lo hubiera golpeado. Ella miró la máscara ponerse en su lugar, puso los ojos en blanco, la expresión sin emoción. Tembló por la mirada, sabiendo que de alguna manera acababa de ponerlo más furioso de lo que ya lo estaba. No, ella le había hecho daño. Aquella verdad dura y cegadora azotó por su mente y lo miró con sorpresa. De alguna manera, le había hecho daño a él.
—Merinus, dile a tu compañero que volveré al cobertizo de comunicaciones más tarde —dijo finalmente él con voz queda, sin mirarla nunca.
—Necesitamos esas muestras de sangre, Nicholas —dijo Merinus firmemente—. Casi hemos terminado.
—No. Tú ya has terminado. No casi. —Su voz era demasiado suave, demasiado peligrosamente controlada—. Vete ahora, Merinus.
Él era sumamente cortés pero __________ juró que podía sentir la violencia en el aire.
__________ se levanto despacio mientras la habitación se vaciaba.
—Esta es mi opción —le dijo ella con frialdad—. No la tuya.
Él se quedó de pie rígidamente delante de ella durante un largo momento antes de alejarse.
—¿Tienes hambre? Creo que prepararé tu comida. Tu padre debería llamar en unas horas. Pienso que debería advertírtelo, sin embargo; Callan tiene una prohibición sobre la información acerca del frenesí de acoplamiento. Esta es una cosa que no puedes mencionarle.
Ella contempló su espalda con sorpresa.
—No, maldito seas —renegó ella furiosamente—. Tú no adoptarás esa rutina de siento-que-ningún-tema-cambia en mí. Nosotros discutiremos sobre lo que puedo y no puedo decir a mi padre más tarde. —Agarró su brazo justo dentro de la sala de estar haciéndolo pararse mientras él se volvía hacia ella despacio—. Esa era mi opción. Mi decisión. Tú no tenías ningún derecho a arrebatármela.
—Soy tu compañero. Está dentro de todos mis derechos el protegerte. Incluso de ti misma.
—¿De mí? —Ella levantó sus cejas con asombro, sus manos se apretaron a su lado para impedir golpearlo sobre la cabeza con algo— Yo no trataba de suicidarme. Esto era sólo un examen.
—Que te causaba un dolor excesivo. —Él podría haber estado hablando del tiempo. Ah, a propósito, el sol brillaba hoy pero pienso que era un poco demasiado brillante , pensó ella sarcásticamente.
—Era mi dolor —le soltó ella—. Demonios, Nicholas, ellos nunca entenderán esto sin pruebas. Sin alguien dispuesto a soportarlas. ¿Piensas que esto es cómodo para mí? ¿Que yo disfruto cuando me tocan así?
—El calor disminuye. —Él se encogió de hombros desdeñosamente, apartándose de ella. Ninguna emoción. Nada.
—Esto no ayuda cuando te quemas viva —le informó ella furiosamente—. Aparte del hecho de que no era asunto tuyo. Esa era mi elección.
—Entonces haz otra elección.
—Entonces vete otra vez.
Él se paró en la entrada de la cocina, sus hombros se flexionaban bajo la ligera camisa gris que llevaba puesta.
—Pienso que me quedaré, gracias —le dijo finalmente él suavemente.
__________ sacudió su cabeza mientras el asombro caía a lo largo de sus sentidos.
—¿Piensas que simplemente voy a aceptar esto, Nicholas? —le preguntó finalmente de manera suave, sabiendo que nunca lo haría.
—Realmente no creo que tengas opción. Ahora tenemos que hablar de tu padre y de lo que no puedes decirle. —Él la miró fijamente sin parpadear, y durante un momento ella se preguntó si él tendría realmente un alma.
—Merinus, dile a tu compañero que volveré al cobertizo de comunicaciones más tarde —dijo finalmente él con voz queda, sin mirarla nunca.
—Necesitamos esas muestras de sangre, Nicholas —dijo Merinus firmemente—. Casi hemos terminado.
—No. Tú ya has terminado. No casi. —Su voz era demasiado suave, demasiado peligrosamente controlada—. Vete ahora, Merinus.
Él era sumamente cortés pero __________ juró que podía sentir la violencia en el aire.
__________ se levanto despacio mientras la habitación se vaciaba.
—Esta es mi opción —le dijo ella con frialdad—. No la tuya.
Él se quedó de pie rígidamente delante de ella durante un largo momento antes de alejarse.
—¿Tienes hambre? Creo que prepararé tu comida. Tu padre debería llamar en unas horas. Pienso que debería advertírtelo, sin embargo; Callan tiene una prohibición sobre la información acerca del frenesí de acoplamiento. Esta es una cosa que no puedes mencionarle.
Ella contempló su espalda con sorpresa.
—No, maldito seas —renegó ella furiosamente—. Tú no adoptarás esa rutina de siento-que-ningún-tema-cambia en mí. Nosotros discutiremos sobre lo que puedo y no puedo decir a mi padre más tarde. —Agarró su brazo justo dentro de la sala de estar haciéndolo pararse mientras él se volvía hacia ella despacio—. Esa era mi opción. Mi decisión. Tú no tenías ningún derecho a arrebatármela.
—Soy tu compañero. Está dentro de todos mis derechos el protegerte. Incluso de ti misma.
—¿De mí? —Ella levantó sus cejas con asombro, sus manos se apretaron a su lado para impedir golpearlo sobre la cabeza con algo— Yo no trataba de suicidarme. Esto era sólo un examen.
—Que te causaba un dolor excesivo. —Él podría haber estado hablando del tiempo. Ah, a propósito, el sol brillaba hoy pero pienso que era un poco demasiado brillante , pensó ella sarcásticamente.
—Era mi dolor —le soltó ella—. Demonios, Nicholas, ellos nunca entenderán esto sin pruebas. Sin alguien dispuesto a soportarlas. ¿Piensas que esto es cómodo para mí? ¿Que yo disfruto cuando me tocan así?
—El calor disminuye. —Él se encogió de hombros desdeñosamente, apartándose de ella. Ninguna emoción. Nada.
—Esto no ayuda cuando te quemas viva —le informó ella furiosamente—. Aparte del hecho de que no era asunto tuyo. Esa era mi elección.
—Entonces haz otra elección.
—Entonces vete otra vez.
Él se paró en la entrada de la cocina, sus hombros se flexionaban bajo la ligera camisa gris que llevaba puesta.
—Pienso que me quedaré, gracias —le dijo finalmente él suavemente.
__________ sacudió su cabeza mientras el asombro caía a lo largo de sus sentidos.
—¿Piensas que simplemente voy a aceptar esto, Nicholas? —le preguntó finalmente de manera suave, sabiendo que nunca lo haría.
—Realmente no creo que tengas opción. Ahora tenemos que hablar de tu padre y de lo que no puedes decirle. —Él la miró fijamente sin parpadear, y durante un momento ella se preguntó si él tendría realmente un alma.
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