Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 44 de 50. • Comparte
Página 44 de 50. • 1 ... 23 ... 43, 44, 45 ... 50
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Segunda Parte
¿Cómplices o Culpables?
¿Cómplices o Culpables?
–Podría haberlo matado, no lo hice, pero será mejor que llames a su jefe para que le haga desaparecer esas heridas, o podría desangrarse.
Decidí que lo mandaría a la mierda una vez me asegurara de que Joe estuviera bien.
Corrí hasta mi amado, que estaba resbalando su espalda por la pared y dejándose caer muy lentamente en el suelo, adolorido, hacía presión en la abertura de su abdomen para detener el sangrado, su ropa y las vendas que envolvían sus brazos se habían manchado de rojo; me tumbé de rodillas a su lado, temerosa de tocarlo.
–Joe… –mi voz sonó impropiamente ronca.
Como caído del cielo el tintineo de la campana de la puerta hizo eco en las paredes, volví mi mirada hacia la entrada y me sorprendí al vislumbrar a Alan entrando, con una despampanante rubia que iba con él. ¿Cómo habían entrado si yo había cerrado las puertas?
La mujer parecía súper modelo de revistas, el cabello largo y liso le llegaba hasta la cintura y le caía cubriendo sus hombros, aquella melena era de un color muy claro, a plena luz podía parecer blanco, los ojos le brillaban en color amarillo, aunque entre parpadeos lanzaban destellos rojos, los labios eran delgados, carmesí, y estaban formando una línea. Ella tenía puestos vaqueros ajustados, camisa negra, chaqueta de jean y botas altas de tacón, parecía una mujer capaz de golpear a un hombre y dejarlo tendido en el suelo. Y era muy alta, delgada, piernas largas, cuello largo, brazos largos, cuerpo espigado.
El reconocimiento me invadió, la conocía, tenía que haberla visto antes, pero no podía recordar quién era.
–¿Padre? –masculló la joven al ver a Kevin .
Fue entonces cuando la recordé, sentada a la mesa de los Ravenwood en aquella fiesta aristócrata donde Deborah me había atacado. Ella era una de las hijas de Kevin . Era difícil recordar la imagen familiar de Kevin con su esposa e hijos.
El demonio no le habló, se avecinó hasta Alan a zancadas lentas y fraguadas, lo miró, posó sus ojos en el pecho de Alan, donde colgaba algo brillante, era una especie de medallón de oro, definitivamente algo que usaría una mujer, no un hombre.
Kevin elevó una mano y capturó el medallón dorado que colgaba del cuello de Alan.
–¿Le diste uno de tus dones a este muchacho? –interrogó Ravenwood a su hija–. Tendremos que hablar sobre esto.
Acto seguido, Ravenwood se desplomó, esfumándose entre humo negro, en su lugar apareció un murciélago que escapó velozmente por una de las ventanas.
–Hola –me saludó la hija de Ravenwood dándome una amplia sonrisa–, soy Julieanne Ravenwood, ya nos conocíamos.
Asentí, se suponía que debía preguntarme por qué ella estaba aquí, pero me di cuenta a tiempo de que Joe trepidaba y su sangre caliente estaba manchándome.
–Joe, dime que estás bien –susurré.
Él aún no era mi Joe, seguía siendo ese alter ego malvado, de todas formas no podía permitir que se muriera. Él exclusivamente negó con su cabeza, aquella mirada perdida se dirigió hacia la nada, parecía estar vacío.
–¡Ayúdame, Alan! –le grité furibunda.
Todavía no podía decidir de dónde venía aquella ira.
Alan y esa Julieanne se aproximaron cautelosamente a Joe, como si temieran que él pudiera agredirlos.
Maldije, eso no era justo, él estaba mal herido e indefenso, aun cuando no fuera él mismo, estaba mal y la aversión de ellos no le serviría de nada, incluso sabiendo que tratábamos con el Joe maligno era muy injusto dejarlo solo en ese momento.
En un ataque de pánico metí las manos en los bolsillos de Joseph buscando su teléfono móvil, cuando lo encontré indagué en los últimos números marcados y llamé a Sam.
Luego de dos tonos él respondió con una exclamación audaz.
–¡Eva!
–Joe está en problemas, te necesito –murmuré.
Samael siseó del otro lado del teléfono.
–Iré enseguida –repuso y la llamada se cayó.
La cabeza de Joe se tambaleó, yo sostuve su rostro entre mis manos y le di un beso en la mejilla. En el momento en que Alan quiso inclinarse hacia Joe, éste le lanzó un profundo gruñido de amenaza enseñando sus colmillos.
–No dejará que me acerque –replicó Alan.
Imprevistamente advertí que Sam se hacía de carne y hueso en la habitación, apareciendo desde la lobreguez como un fantasma. Él demonio recorrió la estancia con la mirada y luego caminó despacio hasta Joe.
–Levántate –le ordenó Sam a Joseph.
Con una mueca de dolor Joe obedeció, me sentí inexplicablemente encolerizada, a él no le gustaba seguir órdenes.
Sam alargó el brazo e incluso antes de que su piel tocara la de Joe el sangrado comenzó a detenerse, él demonio se inclinó haciendo esa clásica reverencia y se esfumó misteriosamente.
Joe lanzó un suspiro aliviado y se quitó el vendaje de los brazos. Estaba curado.
La rubia alta hizo ruido con sus botas de tacón al caminar despacio, se aproximó hacia Alan para hablarle.
–Dile, Alan –le insistió Julieanne.
Alan asintió.
–Joe, vine con ella para ayudarte –explicó Alan humildemente–. Ella es una de las hijas de Kevin , fui a buscarla porque sabe dónde está oculta La Daga de Fuego, queremos ayudarte.
El cuerpo de Joe se puso rígido, dio un paso hacia atrás con desconfianza.
–¿Por qué querrías ayudarme? ¿Cuándo decidiste cambiar de opinión?
–Soy tu amigo, tú y yo queremos lo mismo, ambos queremos mantener a salvo al grupo.
–No, estás mintiéndome –objetó Joe pareciendo desorientado.
–Si quieres puedes creerme o no, pero piénsalo, no tienes ni idea de cómo ni dónde encontrar la daga, no sabes cómo localizar a Kevin y sabes que jamás podrás competir con semejante oponente, tienes esto, lo tomas o lo dejas.
–¿Por qué querría ella ayudar a robar la daga de su propio padre? –me entrometí con sospecha.
–___tn, mi padre es un monstruo, no me importa lo que le suceda –me respondió calmadamente.
–¿Y por qué ayudarnos? A nosotros –seguí observándola de forma descaradamente desconfiada.
–Porque odio a mi padre y hace mucho tiempo que conozco a Adolph.
Finalmente asentí con la cabeza, podría haberla martillado con más preguntas, pero decidí comportarme.
–¿Dónde está la daga? –preguntó Joe con esa despiadada voz, sabía que no era él mismo.
Dos minutos más tarde nos encaminábamos en el auto de Adolph hacia alguna parte, Julieanne estaba conduciendo, Alan en el asiento del copiloto y Joe a mi lado en la parte trasera, no me habló a lo largo del camino, estaba pegado a la ventana contraria a la mía, alejándose lo más que podía de mí, mirando hacia afuera.
La chica Zephyr aparcó a un lado de una carretera de arena, estaba amaneciendo, la luz solar comenzaba a quemar mis ojos. Los cuatro bajamos del Chevy, Joe dio algunos pasos en el terreno examinándolo con una expresión de cólera.
–¿Dónde diablos… –la voz de Joe fue interrumpida cuando él se cayó violentamente sobre la tierra como si se hubiera desmayado.
Mis ojos se ensancharon ampliamente, giré mi mirada hacia Alan y observé que él sostenía una pistola.
¡Dardos! Exclamé en mi mente. Alan le había disparado un dardo tranquilizante a Joe, al menos yo esperaba que fuera eso, un tranquilizante…
–¿Qué hiciste? –mi rostro enrojeció.
Mi cuerpo estaba teniendo una monumental lucha contra mi mente y mi corazón, no podía decidir si lanzarme corriendo hacia Joe, proferirle un puñetazo al Zephyr o quedarme quieta y pasmada en mi lugar.
Enfurecida acorté distancias entre Alan y yo, estaba dispuesta a hincarle mis colmillos si era necesario. Lo amenacé con un gruñido, él dio un paso precavidamente hacia mí.
–___tn, escúchame…
Le mostré mis colmillos.
–Están llevando esto demasiado lejos, primero partes sus brazos, luego lo encierras, ¿y ahora esto? –yo gritaba–. Él los necesita y ustedes le dan la espalda, eso no es…
Mi cuerpo estaba en guardia, en posición de ataque, como preparándose para arremeter contra él, pero cuando moví mis manos el Zephyr me sujetó de las muñecas.
–Puedo explicarte, ___tn… –él buscaba mirarme a los ojos y yo sacudía la cabeza–. Mírame, escúchame.
Pero de pronto sentí que su voz era lejana, ahogada, y mi visión era como nebulosa…
Cuando recobré la visión me espanté, me sentí asustada infernalmente. Pestañeé varias veces para que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, algo frío se encontraba en la palma de mi mano, un cuchillo, yo estaba de pie en algún lugar umbroso, y algo apretaba mis muñecas con garrafal fuerza, un tacto frío. Eran las manos de Alan, que estaban sosteniéndome muy sólidamente.
No entendía lo que estaba sucediendo, mis manos empezaron a trepidar, abrí el puño y dejé caer el cuchillo que estaba apuntando hacia el cuello de Alan. Por un instante deseé gritar, pero Alan desaferró mis muñecas y cubrió mi boca con una de sus inquebrantables y gélidas manos. Sentí la piel helada contra mis labios.
–Shh –chasqueó–. Tranquila, ¿recuerdas algo?
Sacudí mi cabeza negativamente y él me soltó.
Respiré de manera agitada, me faltaba el aire, noté que me hallaba en alguna especie de cueva, había antorchas alumbrando la caverna, el fuego danzaba iluminando delicadamente las paredes de roca cruda y el suelo de tierra húmeda. Podía olfatear la humedad que saturaba mi nariz. El silencio era mortal.
Y vislumbré el cuerpo de Joe, tumbado entre las sombras, con grilletes y cadenas alrededor de las manos, y delante de él barras metálicas de hierro lo encerraban dentro de una diminuta jaula, tan pequeña que apenas cabía. Mi pánico se acrecentó, él se encontraba inconsciente, sentado dentro de aquel armazón de metal, no se movía, sus piernas no se estiraban completamente debido a que el espacio era acentuadamente reducido, su cabeza descansaba en uno de sus hombros, su cabello crecido le caía en la cara. Esa maldita jaula parecía incómoda como el infierno.
Mi garganta emitió un sonido asfixiado cuando quise hablar, y contemplé a Julieanne surgiendo desde la espalda de Alan.
–Primero escúchame, ___tn, no te alteres, no me temas, por favor –me pidió Alan muy urgido.
–¿Qué demonios hiciste? Alan, tú estás… –mi voz se escuchaba terrible–. ¿Has jugado con mi memoria? Has manipulado mi mente, ¿cierto? ¿Qué diablos me hiciste y a Joe?
–Él duerme, él tan solo está dormido, pronto despertará –se apresuró a contestar–. Y te juro por todo lo que tengo que no he controlado tu mente ni te he borrado los recuerdos, lo juro.
–Es cierto, yo estuve aquí –participó aquella chica rubia.
Ella tenía una presencia imponente, era como si brillara, como si luz se desprendiera de su cuerpo, y parecía presumida como artista de cine, era como una diva en potencia, siempre con una astuta sonrisa de suficiencia, meneaba su cabello largo de un lado a otro para lucirlo.
¡Ah! No quería admitirlo, pero no soportaba que ninguna mujer se comportara como si era mejor que yo. Y a esta chica le faltaban dos cosas. Humildad, Modestia.
–Mira, ___tn –comenzó Alan–, has estado actuando como Joseph, quisiste matarme –él apuntó con el dedo hacia el cuchillo que estaba en el suelo–. Estuve a punto de dispararte un dardo para tranquilizarte. La sangre que has bebido de Joe ha hecho efecto.
Mi mandíbula cayó y mi boca quedó abierta de par en par.
–Sé que no te agrado –interrumpió Julieanne–. Y, oh, lo escuché en tus pensamientos, lo siento. Bueno, Alan y yo les mentimos para traerlos hasta aquí.
Le lancé una mirada drástica a Alan.
–¿Qué está diciendo esta…? –contuve el insulto–. Saca a Joe de esa jaula, hombre. Ahora mismo.
–Necesito que me escuches primero –él dijo–. Julieanne no odia a su padre, ella vino a ayudarnos, para eso tuvimos que engañar a Joe, estamos en complicidad con Kevin , él nos dijo que encerráramos a Joe para que no fuera un problema. La verdad no sé dónde está La Daga de Fuego.
–Mi padre tiene un plan que podría funcionar –colaboró Julieanne–. Él está trabajando ahora mismo con Nina y Adolph para encontrar a ese mortal, ya sabes, el rubiecito, Jerry.
Fruncí el ceño y me dirigí hacia la jaula de Joe, quería tocarlo, pero simplemente me arrodillé y sujeté los barrotes de hierro.
–¿Estás escuchando, ___tn?
Me volteé desapaciblemente para ver a Alan.
–¿Cómo que está buscando a Jerry? ¿Qué tiene que ver él en todo esto?
–No lo sé, Kevin no nos dijo nada más, él dijo que se encargaría de todo mientras mantuviéramos a Joe encarcelado, aunque no lo creas él quiere ayudarnos, está de nuestro lado, y quiere matar a Sam –me aseguró él.
–No, no, no –protesté de manera inmediata–. Él quiere matar a Joe, lo ha querido todo este tiempo, quiere deshacerse de Joe. Eso es lo que quiere, ¿no lo entiendes?
–Ésa es una posibilidad, pero ése es un riesgo que todos decidimos correr.
Me elevé del suelo violentamente, enfurecida, dando pasos amenazadores hacia Alan y la rubia desvergonzada.
–¿Un riesgo que todos decidimos correr? ¿A quién te refieres con todos? ¿TODOS? Date cuenta, ésa es una palabra muy completa –alegué.
–Pero… –empezó a hablar Julieanne.
–Cállate, zorra –alcé la voz. Enmudeció.
Ella abrió la boca atónita, estupefacta, sublevada y furiosa.
–¿Tú…? Ah, ¿qué…? –ella se atragantó de palabras y Alan le hizo un gesto para que se callara.
–Déjala, Julieanne, está muy desconcertada, eso es todo.
–¿Desconcertada? –repetí–. ¡Desconcertada! Esto es…
–Supimos que no estarías de acuerdo con esto en el momento en que notamos que dejaste escapar a Joe –prorrogó Alan alterándose–. ¿Sabes lo que Sam le hará a tu novio? ¿No escuchaste lo que él dijo sobre el tatuaje de Joe? Debemos mantenerlo encerrado, porque si Samael consigue las tres dagas preparará un ritual para apoderarse del cuerpo de Joe, él quiso decir, poseerlo. Y Joe nunca volverá. Además de eso el hombre quiere convocar a Lilith en su forma de demonio –la mirada de Alan era severa–. Lilith es la verdadera identidad de Deborah. Esa mujer es la gran diosa del infierno, nadie nunca ha intentado traer a la tierra a un demonio en su forma natural. Kevin me dijo que si ella es liberada acabará con todo, sólo el poder de las dagas puede convocarla. Y si eso pasa, estaremos jodidos. ¡Jodidos por completo!
–Niña –la voz de Julieanne cortó la de Alan–, tienen dos opciones, o confían en mi padre, que quiere ayudarlos, o confían en ese tipo. Míralo de este modo, ustedes y mi padre han encontrado un enemigo en común, con o sin su ayuda él tratará de detenerlo, aunque sería mejor si están con él.
Entonces recapacité, Joe no estaba haciendo lo correcto, él estaba siendo irracional, robar las dagas era una completa locura, y Sam había estado manipulándolo para que hiciera cosas terribles. Pero si…
–Si Ravenwood nos está engañando y quiere que encerremos a Joe para que así pueda…
Julieanne me interrumpió.
–Si mi padre hubiera querido matarlo ya lo habría hecho, ha tenido muchas oportunidades.
–Y las ha aprovechado muy bien –le despedí una sonrisa fingida.
–___tn, Julieanne, ya basta –disertó Alan.
Todos percibimos el crujido de ropa en movimiento y nos volvimos hacia Joe, cuando lo avisté mi corazón se estrechó. Él estaba intentando levantarse, pero el espacio estrecho se lo impedía, se golpeó varias veces antes de darse cuenta de que no podía moverse ni un centímetro, oí sus gruñidos por lo bajo.
Me acerqué a la prisión enrejada a toda velocidad.
–Joe, mi Joe, ¿Estás bien?
–¿Qué es esto? –gruñó, su rostro parecía confundido, su mirada aterrada.
–Esto… bueno, escúchame, tienes que quedarte aquí porque…
Posé mis manos en los lingotes de metal frío, él se veía aturdido, claustrofóbico.
–Me engañaste, ___tn, tú me engañaste –comenzó a susurrar él con la voz quebrada–. Estuviste de acuerdo con ellos, ellos no saben dónde está La Daga de Fuego, tú me traicionaste. Me encerraste aquí.
–No, Joe, no.
Introduje mis manos dentro de la jaula para acariciarlo y él se aplastó en la esquina tratando de alejarse de mí.
–Déjame, déjame en paz, no me toques.
Me aferré fuertemente a los tubos de la celda, hasta que mis dedos dolieron, agaché mi cabeza y contuve lágrimas de rabia, de frustración, de miedo. Sentía pánico.
–¡Aléjate de mí! –me gritó Joe.
Sentí que Alan me sujetaba un brazo.
–Apártate –me dijo Alan entre dientes.
Con mucha fuerza el Zephyr tiró de mí, me levanté tambaleándome.
El rostro de Joe se ruborizó con la furia que lo avasallaba, advertí que forcejeaba con las cadenas y grilletes de sus muñecas, y se oyó el fiero estruendo del metal destrozándose.
–¡Oh Mierda! Échate para atrás –Alan me envió hacia su espalda.
Joe había liberado sus manos y ahora sujetaba con fuerza las barras de la jaula, sus ojos parecían encendidos en fuego, era como si estuviera a punto de estallar, mordía sus labios presionándolos con sus dientes hasta que los surcó, descansó su frente en el enrejado, respirando intermitentemente, y él… parecía estar llorando.
Alan retrocedió varios pasos tropezando conmigo, sus ojos y los de Julieanne se ensanchaban de horror. Porque el firme acero grueso de los barrotes de la jaula estaba siendo doblado por la inverosímil fuerza de Joe, él hizo trizas el hierro con sus propias manos hasta que éstas sangraron y él estuvo libre.
mis chicas cada vez queda menos para el final :(
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
ppperoooooooooooooooooooo!!!!!!...
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!!!
poor queee les pasa esto a elllooossss!!!!!..
todo por la maldita devooraaa!!! o como se lllaaameeee!!!
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!!!
poor queee les pasa esto a elllooossss!!!!!..
todo por la maldita devooraaa!!! o como se lllaaameeee!!!
chelis
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
chelis escribió:ppperoooooooooooooooooooo!!!!!!...
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!!!
poor queee les pasa esto a elllooossss!!!!!..
todo por la maldita devooraaa!!! o como se lllaaameeee!!!
les pasa eso xq siempre a sido asi de reencarnación en reencarnación x la maldita de devora ....
x eso pero ya veras mas adelante quedaras asi-->
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
enseriiiiooooo!!! enseriiooooooo!!!!!!!
aaaiii pon otrooooo
aaaiii pon otrooooo
chelis
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
ohh por los santisimos Jonas!!!!
me estoy muriendo yoo!!!
ahhh la rayis ya esta igual que Joe!!
ahhh ya no se ni que comentar!!!
solo siguela porfis!!!
me estoy muriendo yoo!!!
ahhh la rayis ya esta igual que Joe!!
ahhh ya no se ni que comentar!!!
solo siguela porfis!!!
DanieladeJonas
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
holaaaaa wahhhh me tienes intrigada que pasara :( :(
siguela aunque no quiero que acabe
siguela aunque no quiero que acabe
Samantha
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Nooo noo pobre Joseph por qué le tiene que pasar eso a el
JB&1D2
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
omj ya casi se acaba??
todos estos caps me han hecho llorar y muchoo
sguelaaaaaaaaaaaaaaaaa
todos estos caps me han hecho llorar y muchoo
sguelaaaaaaaaaaaaaaaaa
andreita
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Capítulo 20: Primera Parte
La Dama del Caos
La Dama del Caos
Con las manos sangrientas Joe se irguió frente a nosotros, sus ojos, con las venas inyectadas en sangre, reposaron en mí, expidiendo ardor a través de mi piel. No daba créditos a lo que estaba viendo, era como si él estuviese luchando contra sí mismo, estaba pasmado, agarrotado, sus dientes comprimidos, sus cejas fruncidas, su respiración alterada, sus manos hechas puños, la piel de una coloración sutilmente escarlata y la mirada poseía malevolencia y pavor.
–¡Muévete! –increpó Joe a Alan para que él pudiera llegar hasta mí, su voz era un inextricable embrollo de sufrimiento, sonaba tan entrecortada, resquebrajada y temblorosa, que era fácil imaginarse que tenía un nudo atascado en las cuerdas vocales.
Alan utilizó su brazo para expulsarme más hacia su espalda en gesto protector, me aferré a su camisa.
–¡Déjame hablar con ella, hijo de perra! –prosiguió Joe a gritos, cuando hablaba se escuchaba moribundo, como si alguien estuviera apuñalándolo una y otra vez.
Me enfrenté cara a cara a Joe, no podía evitar tenerle miedo, mi garganta se estrechaba y mi pecho se prensaba.
–Escucha, Joe, tienes que calmarte y mirarme –intenté que mi tonalidad pareciera constante, casi funcionó.
–Calmarme y una mierda. Me temes, en este momento me temes, ya no confías en mí –él me sujetó de los hombros y un espasmo hizo que me sacudiera–. Me traicionaste, ¿por qué lo hiciste?
Negué con apremio, trepé mis manos hacia su pecho y aprehendí las solapas de su abrigo muy osadamente.
–Eso no es cierto –repliqué en voz alta–. He sido la única que te ha apoyado en esta jodida locura, porque te quiero, ni siquiera sé cómo terminará todo esto, y aun así te seguí.
Él hizo un gesto burdo y se alejó echándose hacia atrás, apartándose de mí.
–Quisiste que yo te creyera, eso fue todo, y después me traicionaste. Todo lo que yo he hecho ha sido por tu bien, para protegerte. Y todo lo que soy es tu culpa. Tienes la culpa de todo esto.
Me puse pálida, no sabía que escuchar eso pudiera lastimarme tanto. Quizás él tenía razón y era mi culpa…
–No tienes la culpa de nada –desde atrás advertí la voz de Alan zumbando en mi oído y sus manos asentándose en mis hombros.
En menos de lo que dura un parpadeo Joe se lanzó a correr hasta la luz que provenía del final de la cueva, Alan y Julieanne se movieron de manera imperceptible, como si ambos hubiesen desaparecido de un minuto a otro. Emprendí a correr detrás de Joseph. Pero era jodidamente vertiginoso, sus pisadas retumbaron en la tierra seca, me desplacé tan ágil como pude a lo largo de ese conducto de piedras, Joe se encaminaba hacia lo que ambos sabíamos que era la salida. Lo perseguí hasta quedarme sin aliento y mis pantorrillas dolieron por el esfuerzo muscular. Podía oír su agitada respiración alejándose.
Afuera el cielo era púrpura y rojizo a mitad del crepúsculo, Alan y Julieanne se encontraban de pie bloqueando las puertas del Impala que se hallaba aparcado en medio del camino.
Empecé a avecinarme a Joe cuando él disminuyó la velocidad un poco. Salté encima de él, pescándolo por la espalda y derribándolo. Durante dos segundos nos detuvimos a jadear y él entonces se levantó lanzándome a la grava.
–No puede ser –maldijo Joe, examinando el ambiente que lo rodeaba–. Ya no me queda tiempo, está anocheciendo.
Él se puso de hinojos en el suelo y gritó. El estruendo se difundió en el aire igual que el sonido estridente de un trueno o de las olas rompiéndose contra los arrecifes. Abatido ubicó sus manos sobre su cara, enredando sus dedos en su pelo y frotando su frente, mostrándose vulnerable, arruinado, destrozado.
Quería abrazarlo con fuerza, me sentía tan terrible por dentro, sentía que estaba agonizando lentamente, me faltaba el aire, tenía ganas de llorar.
Con mesura Joe se levantó y se trasladó hasta donde yo me encontraba. Estaba segura de que arremetería contra mí o querría agredirme, en lugar de eso me tomó de la cara y el cuello, acercó mi boca a la suya y me besó de manera vehemente, arrebatada e impetuosa. Me abrumé de su aroma y me sumergí en su fervor, fue tan impactante el roce con sus labios que me sentí mareada, cerré los ojos y una lágrima se disgregó de mis ojos y viajó por mi cara. Me sentía necesitada, desesperada, mis labios ardían y palpitaban mientras chocaban con los suyos en un movimiento apasionado y frenético. Su mano estaba firmemente afianzada detrás de mi cabeza, aferrada a mi cabello para atraerme hacia su boca, su lengua se movía contra la mía mientras penetraba mi boca profundamente. Yo rodeé su cuello con mis manos y esa intolerable vibración asaltó mi cuerpo hasta debilitarme. ¡Cómo lo necesitaba!
¡Dios! Quise llorar de amor.
–Te amo –me susurró él dejando mis labios.
Joe se apartó y descubrí que sus ojos estaban húmedos. Me dio la espalda y emprendió a correr a través de la carretera de manera tan fugaz que difícilmente parecía una silueta intangible y trémula. Alan dejó escapar un suspiro de fracaso y me dijo en voz baja que no lo siguiera.
–Iré a avisar a mi padre –dijo Julieanne.
–¡Espera! –exclamó Alan para que ella se detuviera. Él disminuyó la distancia que los separaba–. Si me muero hoy yo quería…
Abrí los ojos como platos cuando él se inclinó y la besó en los labios, un beso breve y grácil. Advertí que la chica acogía el beso, primero sorprendiéndose y luego cerrando sus ojos regocijada. Él se separó un centímetro de Julieanne y de pronto ella lo golpeó con una fuerte bofetada en el rostro.
Alan dio dos pasos hacia atrás, un poco absorto y patitieso, pero con una sonrisa que no cabía de satisfacción.
Antes de que alguien pudiera hablar Julieanne avanzó dos pasos y volvió a besar a Alan, pero esta vez muy apasionadamente, apretando sus puños en su camisa y tomando sus labios de manera salvaje. Tuve que apartar la mirada.
–Ah –jadeó ella unos segundos más tarde, volví a mirarlos–. Te prometo que si estás con vida después de la medianoche te volveré a ver para enseñarte el truco de desaparecer.
La joven sonrió y se esfumó en el aire.
Alan, ruborizado como nunca antes lo había visto, se llevó la mano hasta la mejilla.
–Voy por Joe. Espera aquí, en el auto, si quieres –dijo él y corrió de manera diligente por la envergadura de la carretera donde Joe estaba desvaneciéndose en la lejanía.
No pasó un minuto cuando Alan volvió forcejeando con Joe.
–Suéltame, está anocheciendo, tengo que buscar la daga, tengo que irme, maldito –vociferaba Joe meneándose como una fiera poseída entre los brazos de Alan.
A lo lejos se oyeron pasos, al instante miré de soslayo a la distancia y Kevin se avecinaba, en forma de pantera, era un animal salvaje de ojos ambarinos que avanzaba a toda velocidad. Luego de tomar la forma de una sombra el demonio se materializó haciéndose hombre, de carne y hueso.
–Estoy teniendo problemas –dijo Alan en cuanto lo vio aparecer–. Creo que necesito ayuda, porque estoy solo en esto y ___tn también se ha descontrolado, tuvo un ataque de ira.
–Debo succionar la sangre mala que ella tomó de Jonas –refutó Ravenwood estudiando el escenario–. Pero para eso debes dejarme beber de ti, ___tn. Tengo que beber tu sangre contagiada para erradicarla de tu cuerpo, tomando en cuenta que yo soy un demonio no me afectará.
Joe dejó de bracear y retorcerse, enmudeció y su rostro tomó un transparente tono blanco ceniciento.
–No te atrevas a morderla –gruñó él.
–¿Puedo confiar en ti? –escrutó Alan dirigiéndose a Ravenwood.
Kevin sonrió.
–En todo lo demás, no. En esta situación, sí.
–No, ___tn. No dejes que te muerda –me increpó Joe–. Robará tu alma, te matará, se aprovechará de ti. ¡No lo hagas!
Kevin me miró a los ojos.
–Es tu decisión, puedo morder tu muñeca si te incomoda que sea en el cuello –me propuso el Zephyr.
Tuve que girar a mirar a Joe antes de tomar una decisión, él me odiaría si yo aceptaba. Había voces atormentándome. Hazlo, no lo hagas. Si Joe estaba en lo correcto sería mi fin. Si me negaba y Kevin decía la verdad entonces permanecería contaminada con la sangre endemoniada de Joe.
Tomar decisiones, ése siempre es el mayor desafío de la vida, consta en tomar diferentes caminos sin conocer lo que te espera, es como dar un paso a ciegas en la negrura, podrías sobrevivir, o tal vez no, nunca hay vuelta atrás, no puedes retroceder, una vez que has entrado por la puerta ésta se cierra detrás de ti. Luego de que te adentras en una decisión ésta marca tu destino. De por vida.
–¿Por qué quieres ayudarnos, Ravenwood? –le pregunté.
–Porque estoy cansado, estoy aburrido de ustedes –su tono era tan honesto que espantaba–. Yo conozco la historia de ambos, desde que dejaron el paraíso y se convirtieron en mortales. Ninguno de ustedes aceptó su condena de morir, desde el principio de los tiempos ustedes se buscaron el uno al otro, sus almas se encontraban aunque estuviesen a miles de millas apartados, la historia se repite cada vez que mueren. Una y otra vez cometen el mismo pecado. Sé que ustedes se aman, contra eso nadie puede competir –él pausó para mirar a Joe–. Pero esta vez es diferente, porque han tomado un camino al que no debieron adentrarse, nunca debieron filtrarse al mundo inmortal, eso no les correspondía. Cada vampiro en la tierra es parte demonio, cada vampiro tiene algo de Lilith, y al ser como ella rompieron la línea de su destino, si mueren siendo vampiros no podrán volver al cuerpo de un hijo de Eva. Con esto quiero decir, no podrán seguir reencarnando. Irán al infierno. ¿Y saben lo que es el infierno? ¿Alguna vez han pensado en ello? ¿Las llamas, el diablillo rojo con tridente?
El vacío de silencio fue terrible, lo único que se escuchaba era el aire vapuleando nuestra ropa.
–Un gran amigo mío solía decir: “No quiero ir al cielo porque en el cielo no hay alcohol” –continuó él–. Cuánta razón tenía. En el cielo no puedes anestesiarte, no hay alcohol, porque no hay vicios, ni gula, ni lujuria, ni envidia. Un paraíso donde todo es perfectamente pacífico y… Bueno, aburrido. En cambio el infierno –él pausó–, el infierno es más bien como el árbol de los placeres. Placer, placer, placer. No obstante, no te permiten amar, te separan de todo lo que alguna vez amaste, es por eso que los que van allí están perdidos, tan perdidos que se llenan de hambruna y sed. Lo único que puedes hacer es saciarte de placer –Kevin largó una carcajada–. He estado ahí, el pecado es placer, el placer es pecado, puedes hacer lo que te plazca. Puedes tener sexo, comer, beber, hasta reventar, literalmente reventar, y no puedes morir. El placer es una droga, primero te satisface, luego te destruye, por eso es un pecado sentir tanto placer. Bajo tierra puedes abusar de los excesos hasta sangrar. Puedes narcotizarte con afrodisiacos y tener todo al alcance de tu mano, pero se abusa tanto de los placeres que al final te destruyes, y es ahí cuando no quieres más sexo, no quieres más drogas, no quieres más alcohol, ni más comida, ni bebida, ni sangre, ni riqueza, porque sabes que estás loco y descarriado, pero no puedes dejar nada, no puedes parar, porque te haces adicto, adicto a los excesos, a la pasión, al libertinaje, a las depravaciones, tan adicto que no puedes seguir viviendo, tan adicto al sadismo que sabes que sangrarás y de todas formas tocas la herida una y otra vez.
La mirada de Kevin era centrada, como si relatara un recuerdo, algo que a él le había sucedido.
–Por eso, la tierra es el punto perfecto, es un infierno pero en menores proporciones, porque cada ser que habita aquí sabe que abusar de los excesos significa morir, y todos le temen a eso, gracias a ustedes, Adán y Eva, gracias a ustedes cada humano le teme a morir –tragué saliva, todos escuchábamos enmudecidos–. Eva, cada ser humano vino a la tierra desde tu vientre, tú eres la madre de todos los hombres, y con tu pecado condenaste a tu especie a ser mortales. Pero como dicen, la vida es demasiado monótona en blanco y negro, los matices intermedios son mejores, así como la sal sirve para aderezar, tú pecado les sirvió a los mortales para medir las consecuencias de sus acciones, fue una lección, para que ustedes dos aprendieran –mientras hablaba daba lentos pasos, asegurándose de mirarnos a todos a los ojos para saber si estábamos escuchándolo–. ¡Y aun así! aun así siguen cometiendo el mismo pecado, sus hijos fueron condenados por algo que sólo ustedes dos hicieron, un pecado que cometieron y del cual no se arrepienten. Es por eso que me tienen enfermo, hastiado de ver la misma tediosa película, pienso que lo mejor es que estén juntos siendo inmortales, es la única manera de que su condena se termine. Y digamos que no quisiera estar en el lugar de ustedes –él me miró entonces con dureza, de una manera tan gélida que un escalofrío me asaltó–. Ésa es la razón por la que quiero ayudarlos. ¿Dejarás que beba de ti o tengo que dar otro largo monólogo y citar otro discurso?
Alargué mi brazo ofreciéndole mi muñeca a Ravenwood para que me mordiera, él asintió y sujetó mi mano entre la suya.
–No, ___tn, no –dijo Joseph derrotado.
Joe no entendía que yo también pensaba en él cada vez que tomaba una decisión, cada vez que elegía un camino pensaba únicamente en él.
Ravenwood besó el dorso de mi mano antes de comenzar, sus frígidos dedos acariciaron la piel blanca que cubría mis venas, lentamente el demonio acercó mi mano a su boca al tiempo que perforaba mis ojos con una mirada.
El dolor me hizo caer de rodillas cuando sus dientes hendieron mi piel, lancé varios quejidos de dolor, Ravenwood no me soltó, cerró sus ojos y tomó sangre de mis venas. Me vi obligada a cerrar los ojos y apretar la mandíbula, mis puños estaban cerrados, solté gemidos y percibí que Joe ultrajaba a Alan pidiéndole que lo liberara. Nunca una mordida había sido tan dolorosa para mí. La noche caía sobre nosotros mientras mi sangre era extraída quemando la zona de mi muñeca, ardiendo como tuviera una pulsera de fuego rodeándome.
Hasta que sus colmillos salieron de mi interior.
Jadeé.
–¿Seguirán mi plan? –cuestionó Ravenwood en voz alta mientras yo me recuperaba.
Mi sangre goteaba desde las dos perforaciones que sus incisivos caninos me habían hecho.
El famoso plan de Ravenwood, lo que perfectamente podría ser una trampa. Se acercaba la medianoche, Kevin se había marchado, dejando a Joseph profundamente dormido en el interior de la cueva. Cómo me dolía verlo así. En cuánto despertó él quiso saber si aún quedaba tiempo para buscar La Daga de Fuego. Sólo restaba alrededor de una hora para que la medianoche nos acechara.
–Sam –dijo Joe al teléfono. Lo escuché atentamente–. No lo he logrado, no pude hacerlo, lo siento, no conseguí la daga… Sí, lo sé, por favor, devuélveme a mí, soy yo quien merezco el infierno, ella no… –Joe se detuvo–. Me doy por vencido, sólo haz lo que quieras conmigo.
Joe, iracundo, le echó una ojeada a la pantalla del Blackberry. Sam había cortado la llamada y él arrojó el teléfono móvil contra el piso haciéndolo pedazos.
Quien realmente parecía hecho pedazos era aquel vampiro, se sentó en el piso y se quedó callado, con la mirada extraviada, aislado.
–Joe –le llamó Alan, y él no respondió a su llamado, ni siquiera giró la mirada, ni siquiera parpadeó o se movió–. Si salimos de esto espero que me perdones por todo lo que te hice pasar.
No hubo respuesta.
Quería aproximarme a Joseph y pedirle que me abrazara, tenía frío y necesitaba su calor, aunque sabía que eso no pasaría. De modo que me recosté sobre el hombro de Alan y él me acarició el pelo durante unos veinte minutos, mientras lo único que hacíamos era estar aterrados en silencio contemplando al fantasma que había sustituido a Joe, quien parecía una escultura de piedra, sin vida, sin corazón ni razón.
El teléfono de Alan sonó. Él se alejó para contestar, oí sus susurros a lo lejos.
–Era Adolph –terció Alan–. Tenemos una emergencia, Sam ha robado La Daga de Fuego, Kevin quiere que nos dirijamos al santuario para ayudar. Ayúdame con Joe.
Entre los dos hicimos entrar al auto al vampiro. Alan condujo muy silencioso, yo no sabía adónde nos dirigíamos, el camino se hacía eternamente infernal, duradero y más silencioso que la muerte. Me sentí confundida cuando aparcamos delante de lo que parecía ser un templo, una iglesia.
–¿Podemos entrar a estos sitios? –pregunté mientras bajábamos del automóvil.
continuara ya solo quedan pocos cap :(
ElitzJb
Página 44 de 50. • 1 ... 23 ... 43, 44, 45 ... 50
Temas similares
» FBI vs CIA (Joe Jonas & tú) 1º TEMPORADA TERMINADA
» Solo un sueño (Nick Jonas) PRIMERA TEMPORADA/Terminada/
» La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
» Juego de Seduccion Kevin Jonas y tu (TERMINADA)
» El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
» Solo un sueño (Nick Jonas) PRIMERA TEMPORADA/Terminada/
» La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
» Juego de Seduccion Kevin Jonas y tu (TERMINADA)
» El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 44 de 50.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.