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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
sube pronto esta nove es magica y me encanta
berenice_89
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
nueva lectora...siguela
jonatic&diectioner
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
joe salva de nuevo a la rayis!!!!
me encanta
quiero que le diga que la ame :) jajaja pido mucho
me encanta
quiero que le diga que la ame :) jajaja pido mucho
andreita
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
siento mucho no haber podido subir capitulos antes pero ya las recompensare esta noche con 2 capitulos espero q los dif
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
pitirri16 escribio:
nueva lectora...siguela
Gracias x pasarte a leer la novela y BIENVENIDA
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
aranzhitha
escribio= aww me encanto ya decia yo que Joe la salvaria es tan sexy y pobre rayiz casi muere, por cierto no podre comentar tanto por que ya entre a la escuela pero no creas que te libraras de mi no, no a quie me tendras asi que siguela!!!!
hay mas linda tu.... tranquis me alegra mucho saber q no me librare de ti tan facil mil gracias x tus comentarios los aprecio mucho
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
chicas mil gracias x todos sus comentarios los agradezco de corazón son las mejores lectoras q tengo
1-2
Era temprano, nos lanzamos en los sofás y nos tiramos en el suelo para dormir, los seis estábamos completamente agotados. Joe estaba acostado en un sillón cercano al mío. Lo suficientemente cerca para escuchar mis murmullos.
–Joe –susurré con vergonzosa curiosidad–. ¿Estás despierto?
–Lo estoy –indicó Joe cubriendo su cara con una almohada–. ¿Qué quieres?
–¿Cómo te conocían esos cazadores? No entendí su relación –indagué.
–Ahhm, no es de tu incumbencia.
–Joe –me rendí–. Por favor.
Lo oí suspirar.
–Yo antes era uno de ellos, ellos eran mis amigos, yo era un cazador, fui convertido en vampiro un poco después. Mis amigos cazadores nunca notaron mi cambio, jamás se habrían imaginado que yo era uno de ellos hasta el día de hoy, pensaban que yo había dejado el grupo porque había ido a estudiar en la universidad, así que algunos fines de semana yo ayudaba a las victimas vampiros a escapar sin que ellos lo notaran, al mismo tiempo que ayudaba a que mis viejos amigos no salieran lastimados. Los había visto en la fiesta y mencionaron que habían visto a Charlie irse con un vampiro, adiviné que eras tú, no te vi por ninguna parte y por supuesto eras la única vampira con tan poca experiencia para no reconocer a un cazador, sabía que ellos iban a matarte, perdón por llegar tan tarde –Joe hablaba a susurros.
–Y ya que hablamos de esto... ¿Cómo puedo reconocer a un cazador?
–La mayoría de ellos llevan tatuajes, como marcas en sus muñecas o sobre su cuello que indican que son cazadores, y claro, siempre están armados. Puede también que algunos lleven colgados a sus collares, gargantillas y pulseras alguna especie de amuleto o dijes para la protección –Joe hablaba con calma y condescendencia–. Ahora por favor duérmete _______, déjame dormir que estoy muy cansado. Ahh y sería bueno escuchar un: "Oh Gracias por salvarme, Joe. Eres mi héroe" –imitó una versión graciosa de mi voz, yo me reí tan alto que temí despertarlos a todos.
Luego suspiré con longanimidad.
–Gracias Joe, me salvaste la vida –Joe me miró sonriendo para que yo terminara la frase, no lo hice.
Él alzó una ceja y yo le respondí imitándolo. Se rió.
–¿Eres mi héroe? –me burlé– Por favor.
–Me debes la vida –respondió riendo–. Debes saber que cobro con intereses.
–No lo quiero imaginar. Ahora duérmete Joe, déjame dormir que estoy muy cansada –lo imité de forma jocosa.
Me cubrí la cara con la almohada y escuché por lo bajo la risita de Joe.
La humedad de unos labios se sintió en mi cuello, sacándome de mi profundo sueño esos labios acariciaron mi cuello y unas manos jugaban con mi cabello. Desperté sabiendo que Nick me estaba besando, yo luego le correspondí a los besos.
–Buenos días, hermosa –me susurró.
No pude evitar sonreír.
–Ven –prosiguió, me jaló por los brazos para levantarme del sillón y me hizo seguirlo escaleras arriba hasta la habitación donde estaban instaladas sus cosas. Cerró la puerta al entrar, yo vacilaba. Me atrapó por la cintura y besó mis labios con pasión. Entrelacé mis dedos en su pelo mientras lo besaba. Su aroma me atraía y sus labios parecían llamarme.
Abrazándome con mucha fuerza se las arregló para bajar poco a poco el cierre del vestido en mi espalda. El vestido se mantuvo en mi cuerpo a pesar de que estaba abierto pero bastaba con que lo deslizara hacia abajo y me tendría en ropa interior. Entonces me quedé muy quieta sin saber qué hacer. nick observó mi rostro con algo de preocupación antes de volver a besarme apasionadamente. Entre un juego de ingenuos mordisquitos y sucias caricias con la lengua besó mi cuello, mis hombros, mis mejillas, mi boca, mi mandíbula, y allí estaban sus manos que "inocentemente" llegaron a mi vestido y planeaban sacarlo. Mi mente y mi corazón precipitado tuvieron un debate contra mis desatinadas hormonas. Aún dudando lo aislé cariñosamente, lo empujé con cautela para alejarlo. Él no se retiró por mi fuerza, sino por mi rechazo.
Traté de subir de nuevo el cierre de mi vestido, pero no pude hacerlo del todo porque mis manos no alcanzaban a mi espalda lo suficiente. nick me ayudó a hacerlo cuando me vio en apuros.
–Voy... Tengo que ir a darme un baño –me acerqué a la puerta para irme pero nick me atrapó de un brazo.
–Entiendo que no estés preparada para esto –me dijo–. Sólo dímelo y esperaré.
No era que no estuviera preparada para “eso”, era algo más, no es que nick no fuera guapo y ardiente pero yo sentía que no debía pasar lo que él quería que pasara. Y aún no estaba segura de si lo que quería era morderme, llevarme a la cama o ambas.
–Sí, espérame un poco –mascullé insegura.
Soltó mi brazo, le di un corto beso en los labios y salí de su habitación cojeando porque mi herida del tobillo aun estaba doliéndome al igual que la puñalada de mi estómago, el resto de los golpes ya estaban casi sanados.
En el pasillo me encontré con Alan y Joe quienes me vieron salir de la habitación de nick.
–¿Te acostaste con nick? –soltó Joe así de súbito como cuando te enteras de una mala noticia.
Fruncí los labios y alcé una ceja.
–¿Te importa con quien me acueste? –contraataqué.
Alan profirió una risotada.
–Claro –declaró con sarcasmo.
–Oh niña, que mal te ves. ¿Te han dado una paliza? –se escuchó una voz al fondo del pasillo, reconocí que era la voz de una de las hechiceras.
La chica estaba sola, sin sus hermanas.
–¿Cómo te has hecho esto? –profirió la mujer gótica avecinándose a mí y examinando mis heridas.
Los rostros de Alan y de Joe perdieron color.
–Me caí –solté sin pensar.
–¿Cómo te caíste? –la mujer interrogó alzando su ceja.
Me encogí de hombros.
–Anoche, caí por las escaleras.
–¿Te empujaron?
Negué con la cabeza.
–Sólo perdí el equilibrio.
La mujer resignada se alejó, marchándose escaleras arriba hasta el tercer piso.
–Eres buena –musitó Alan.
–Eso intento –le sonreí.
Al parecer sería un día tranquilo en el castillo, me di un baño, desayuné, vimos un poco de televisión, estuvimos aburridos gran parte del día porque las brujas no nos permitieron salir. Había vampiros asechando y nosotros estábamos realmente en peligro.
A media tarde recibimos una visita inesperada. El mayordomo Harvey apareció a abrir la puerta cuando nosotros conversábamos en la cocina sobre si las hamburguesas sabían mejor con mostaza o sin ella.
–Están buscando a Joseph Jonas en la puerta –Harvey avisó entrando a la cocina.
–¿Esperabas visitas? –le preguntó Adolph a Joe.
Joe sacudió la cabeza negando su pregunta y salió disparado a la sala.
Un par de minutos más tarde Joe entró a la cocina, no estaba solo, había una mujer a su lado, una mujer alta, de cabello castaño claro, largo hasta la su cintura y liso, de ojos verdes felinos, su piel tenía un perfecto bronceado, era muy alta, esbelta y con una carretera de curvas inimaginablemente envidiables en su cuerpo. Aparentaba tener más edad que Joe, con cuerpo codiciado y caderas voluptuosas, me sentí asquerosamente como una niña de diez años a su lado, tan pequeña, tan infantil, tan niña, tan delgada y tan inferior.
¿Quién era ella?
Busqué respuestas en los rostros de todos, Joe sonreía, Adolph de pronto pareció brutalmente furioso y el resto parecían fastidiados al verla.
–¡Oh Deborah! –prorrumpió Joe–. Mis disculpas. Creo que no conoces a la chica nueva del clan. Ella es ______.
La mujer con andar sensual, vestido rojo como el de una diabla, botas de tacón largas y negras y gran escote vino hacia a mí con su mano extendida.
–Gusto en conocerte –me sonrió de la forma más plástica que yo jamás haya visto–. Yo soy Deborah Russel.
–Moore, ________Moore –espeté amedrentada.
–Si necesitan algo, estaremos en mi habitación –aclaró Joe–. Traten de no necesitarme.
Esa mujer no era su cena. Esa mujer también era un vampiro, el aire vampírico le destilaba por los poros, Joe no deseaba su sangre, la deseaba a ella, como mujer, como vampiro. Debí imaginar que Joe pasaba algunas de sus noches con una que otra vampiresa.
La pareja de vampiros salió de la cocina para marcharse a hacer sus cosas en la habitación.
Temí por la rabia de Adolph, su rostro estaba enrojecido.
–Oh, Oh –cantó Nina–. Joe está en problemas.
–Es un imprudente –musitó nick.
–Si salimos de esto vivos mataré a Joe –Adolph habló con los dientes apretados–. ¿Cómo se le ocurre traer aquí a una vampiro?
–Bueno, podemos esperar unos segundos a que las brujas se den cuenta y nos asesinen o bien podemos huir por la carretera en nuestro auto y dejar que Joe se acueste con su diabla hasta que esas trillizas lo asesinen –dijo Nina con muchísimo humor.
–También podemos irrumpir en su cuarto y sacar a esa mujer de aquí –sugerí tímidamente.
–Joe es mucho más terco que eso. No dejara que toquemos a Deborah, o que la echemos de aquí, y lo más seguro es que las hechiceras ya sepan de la presencia de Deborah –Alegó Adolph–. No hay nada que podamos hacer, quizás esperar a que ella se largue de aquí y luego podremos pensar en nuestras cenizas enterradas en ese jardín.
–¿Quién es esa Deborah? Quiero decir, ¿cómo la conocen? ¿Es un vampiro mayor?
–Tiene unos doscientos años, creo –dijo Alan.
–Ella se acuesta con Joe algunas veces. Él se acuesta con muchas. Adolph la conoce desde hace mucho –explicó Nina.
–Sabes cómo es esto, los vampiros nos conocemos entre todos –ratificó nick.
Excepto por mí, pensé. Ellos no me conocen y yo sólo conozco seis, creo, eso si contábamos a la tal Deborah entre mis conocidos.
Estuvimos todo el día hechos un manojo de nervios, ya podía imaginar mi tumba en el cementerio que se vislumbraba desde el balcón de mi habitación en pleno jardín mientras Joe hacia gritar a Deborah en su dormitorio.
Finalmente luego de horas Joe apareció a medio vestir con su chica vampira pegada a sus labios. En la sala nosotros esperábamos a que Joe se despidiera de ella con múltiples besos en el cuello y sus frases repulsivas.
–Volveré pronto –le susurró Deborah al oído de Joe. Lástima que pude escucharlo.
–Oh, por favor –contestó Joe sacándola del lugar para cerrar la puerta.
Joe no llevaba camisa, a secas unos pantalones ajustados y estaba descalzo. Se arrojó sobre el sofá suspirando.
–Esta mujer sí que es buena en la cama. En serio –vio la cara enojada de Adolph–. Estoy dispuesto a recibir tus golpes pero déjame disfrutar del grato momento que acabo de pasar al menos.
–Seguro –respondió Adolph entornando los ojos.
–No me mires así –le riñó Joe a Adolph–. Deberías ver como se mueve.
–Cállate Joe, nadie quiere escuchar los sucios detalles –increpó Nina.
–Estoy en problemas pero ha valido la pena –suspiró Joe satisfecho–. Ahora. Creo que tengo una cita atrasada contigo, nena –me miró.
¿Qué decir en momentos como estos?
Fingí que no me estaba hablando a mí, agaché mi mirada al suelo para ocultar el rubor de mi cara.
nick que estaba a mi lado levantó mi rostro, tomó mi barbilla en sus manos y me dio un ligero beso en los labios.
–¿Has hecho citas con mi novia? –preguntó nick a Joe.
El rubor de mi rostro se hizo más notable. ¿Desde cuándo yo era su novia?
–Para nada amigo, no fue así, fue al contrario, ella ha hecho una cita conmigo –Joe provocaba a nick.
Nick mantenía una sonrisa torcida.
–Quedamos para ayer en la noche, ambos desnudos en el baño de arriba –¿cómo Joe pudo decir aquello? Quise matarlo.
–Ok, no queremos otro enfrentamiento así que: Joe será mejor que olvides tu cita con _____ –habló Nina entre risas.
Qué era tan gracioso?
Fulminé a Joe con la mirada, él no dejaba de lanzarme su sonrisa encantadora.
Para mi alivio nuestra conversación fue interrumpida por Harvey quien atravesó la sala como un rayo para abrir la puerta principal. Del otro lado aparecieron Agatha, Lorraine y Helen. Palidecí. Uno nunca sabia de donde aparecerían esas tres.
–Hola –saludó una de ellas–. ¿Qué han hecho en nuestra ausencia?
–Hemos estado divirtiéndonos –siempre Joe tenía que meter la pata hasta el fondo. Supe que Adolph quería matarlo.
–Me alegro mucho por ustedes, estaba preocupada de que se aburrieran demasiado y se largaran esta noche –espetó la amable bruja cazadora.
Ellas no sabían nada, no habían visto a Deborah entrar a su casa y no habían escuchado nuestras conversaciones sobre vampiros. Los latidos de mi corazón se normalizaron cuando sentí mi vida a salvo. Fue un alivio.
nick volvió a besarme en frente de todo el mundo, de los chicos, de Harvey, de las hermanitas Salem, y de ese gato negro que llevaba una de ellas en sus brazos.
El gato saltó de su regazo marchándose como una sombra negra a toda velocidad, con un maullido desapareció de mi vista mientras corría con la cola alzada tan veloz como puma.
Las hechiceras estaban de pie haciendo una fila, una al lado de la otra con sus góticos atuendos y su largo pelo negro cayendo en cascada sobre su cuerpo. La que estaba en el medio de las tres posó su mirada en mí, buscaba verme directo a los ojos pero su mirada era tan penetrante e imponente que aislé mis ojos con nerviosismo, los ojos de esta mujer parecieron oscurecerse repentinamente, su cabello voló como si una ráfaga de viento lo hubiera agitado, aunque no había nada de viento, su rostro parecía más empalidecido que de costumbre, revelaba tensión en cada segmento de su cuerpo y justo allí en la garganta una piedra preciosa que adornaba su cuello colgando de un collar de cuero empezó a resplandecer lanzando destellos de un tono rosa pálido y deslumbrante por todo el recinto. Estaba pasando algo de lo que yo no tenía noción, algo muy extraño, su mirada estuvo ocasionalmente perdida en la inmensidad, un aire frio saturó el lugar y la mujer bruja cerró los ojos comprimiéndolos al mismo tiempo que tomaba de las manos a sus hermanas, creí ver que había perdido estabilidad.
–Tuvo una visión –afirmó la hermana que estaba junto a ella–. ¿Qué viste?
No lo reveló. Volvió a mirarme a mí como si supiera algo oculto, como si conociera todos mis secretos y yo temí que fuera cierto.
–Cuídense –masculló finalmente la hechicera–. Cuídense todos ustedes. No salgan de aquí a menos que quieran morir.
Era una advertencia pero sonaba como una amenaza.
jajajaja JOE y sus cosa me encanta como es el en esta novela :inlove:
XQ se habran puesto asi las hermanitas brujas...?? :scratch:
podran confiar en ellas.....? :roll:
y en ese mayordomo....???
abajo hay mas 8)
Segunda Parte
1-2
Era temprano, nos lanzamos en los sofás y nos tiramos en el suelo para dormir, los seis estábamos completamente agotados. Joe estaba acostado en un sillón cercano al mío. Lo suficientemente cerca para escuchar mis murmullos.
–Joe –susurré con vergonzosa curiosidad–. ¿Estás despierto?
–Lo estoy –indicó Joe cubriendo su cara con una almohada–. ¿Qué quieres?
–¿Cómo te conocían esos cazadores? No entendí su relación –indagué.
–Ahhm, no es de tu incumbencia.
–Joe –me rendí–. Por favor.
Lo oí suspirar.
–Yo antes era uno de ellos, ellos eran mis amigos, yo era un cazador, fui convertido en vampiro un poco después. Mis amigos cazadores nunca notaron mi cambio, jamás se habrían imaginado que yo era uno de ellos hasta el día de hoy, pensaban que yo había dejado el grupo porque había ido a estudiar en la universidad, así que algunos fines de semana yo ayudaba a las victimas vampiros a escapar sin que ellos lo notaran, al mismo tiempo que ayudaba a que mis viejos amigos no salieran lastimados. Los había visto en la fiesta y mencionaron que habían visto a Charlie irse con un vampiro, adiviné que eras tú, no te vi por ninguna parte y por supuesto eras la única vampira con tan poca experiencia para no reconocer a un cazador, sabía que ellos iban a matarte, perdón por llegar tan tarde –Joe hablaba a susurros.
–Y ya que hablamos de esto... ¿Cómo puedo reconocer a un cazador?
–La mayoría de ellos llevan tatuajes, como marcas en sus muñecas o sobre su cuello que indican que son cazadores, y claro, siempre están armados. Puede también que algunos lleven colgados a sus collares, gargantillas y pulseras alguna especie de amuleto o dijes para la protección –Joe hablaba con calma y condescendencia–. Ahora por favor duérmete _______, déjame dormir que estoy muy cansado. Ahh y sería bueno escuchar un: "Oh Gracias por salvarme, Joe. Eres mi héroe" –imitó una versión graciosa de mi voz, yo me reí tan alto que temí despertarlos a todos.
Luego suspiré con longanimidad.
–Gracias Joe, me salvaste la vida –Joe me miró sonriendo para que yo terminara la frase, no lo hice.
Él alzó una ceja y yo le respondí imitándolo. Se rió.
–¿Eres mi héroe? –me burlé– Por favor.
–Me debes la vida –respondió riendo–. Debes saber que cobro con intereses.
–No lo quiero imaginar. Ahora duérmete Joe, déjame dormir que estoy muy cansada –lo imité de forma jocosa.
Me cubrí la cara con la almohada y escuché por lo bajo la risita de Joe.
La humedad de unos labios se sintió en mi cuello, sacándome de mi profundo sueño esos labios acariciaron mi cuello y unas manos jugaban con mi cabello. Desperté sabiendo que Nick me estaba besando, yo luego le correspondí a los besos.
–Buenos días, hermosa –me susurró.
No pude evitar sonreír.
–Ven –prosiguió, me jaló por los brazos para levantarme del sillón y me hizo seguirlo escaleras arriba hasta la habitación donde estaban instaladas sus cosas. Cerró la puerta al entrar, yo vacilaba. Me atrapó por la cintura y besó mis labios con pasión. Entrelacé mis dedos en su pelo mientras lo besaba. Su aroma me atraía y sus labios parecían llamarme.
Abrazándome con mucha fuerza se las arregló para bajar poco a poco el cierre del vestido en mi espalda. El vestido se mantuvo en mi cuerpo a pesar de que estaba abierto pero bastaba con que lo deslizara hacia abajo y me tendría en ropa interior. Entonces me quedé muy quieta sin saber qué hacer. nick observó mi rostro con algo de preocupación antes de volver a besarme apasionadamente. Entre un juego de ingenuos mordisquitos y sucias caricias con la lengua besó mi cuello, mis hombros, mis mejillas, mi boca, mi mandíbula, y allí estaban sus manos que "inocentemente" llegaron a mi vestido y planeaban sacarlo. Mi mente y mi corazón precipitado tuvieron un debate contra mis desatinadas hormonas. Aún dudando lo aislé cariñosamente, lo empujé con cautela para alejarlo. Él no se retiró por mi fuerza, sino por mi rechazo.
Traté de subir de nuevo el cierre de mi vestido, pero no pude hacerlo del todo porque mis manos no alcanzaban a mi espalda lo suficiente. nick me ayudó a hacerlo cuando me vio en apuros.
–Voy... Tengo que ir a darme un baño –me acerqué a la puerta para irme pero nick me atrapó de un brazo.
–Entiendo que no estés preparada para esto –me dijo–. Sólo dímelo y esperaré.
No era que no estuviera preparada para “eso”, era algo más, no es que nick no fuera guapo y ardiente pero yo sentía que no debía pasar lo que él quería que pasara. Y aún no estaba segura de si lo que quería era morderme, llevarme a la cama o ambas.
–Sí, espérame un poco –mascullé insegura.
Soltó mi brazo, le di un corto beso en los labios y salí de su habitación cojeando porque mi herida del tobillo aun estaba doliéndome al igual que la puñalada de mi estómago, el resto de los golpes ya estaban casi sanados.
En el pasillo me encontré con Alan y Joe quienes me vieron salir de la habitación de nick.
–¿Te acostaste con nick? –soltó Joe así de súbito como cuando te enteras de una mala noticia.
Fruncí los labios y alcé una ceja.
–¿Te importa con quien me acueste? –contraataqué.
Alan profirió una risotada.
–Claro –declaró con sarcasmo.
–Oh niña, que mal te ves. ¿Te han dado una paliza? –se escuchó una voz al fondo del pasillo, reconocí que era la voz de una de las hechiceras.
La chica estaba sola, sin sus hermanas.
–¿Cómo te has hecho esto? –profirió la mujer gótica avecinándose a mí y examinando mis heridas.
Los rostros de Alan y de Joe perdieron color.
–Me caí –solté sin pensar.
–¿Cómo te caíste? –la mujer interrogó alzando su ceja.
Me encogí de hombros.
–Anoche, caí por las escaleras.
–¿Te empujaron?
Negué con la cabeza.
–Sólo perdí el equilibrio.
La mujer resignada se alejó, marchándose escaleras arriba hasta el tercer piso.
–Eres buena –musitó Alan.
–Eso intento –le sonreí.
Al parecer sería un día tranquilo en el castillo, me di un baño, desayuné, vimos un poco de televisión, estuvimos aburridos gran parte del día porque las brujas no nos permitieron salir. Había vampiros asechando y nosotros estábamos realmente en peligro.
A media tarde recibimos una visita inesperada. El mayordomo Harvey apareció a abrir la puerta cuando nosotros conversábamos en la cocina sobre si las hamburguesas sabían mejor con mostaza o sin ella.
–Están buscando a Joseph Jonas en la puerta –Harvey avisó entrando a la cocina.
–¿Esperabas visitas? –le preguntó Adolph a Joe.
Joe sacudió la cabeza negando su pregunta y salió disparado a la sala.
Un par de minutos más tarde Joe entró a la cocina, no estaba solo, había una mujer a su lado, una mujer alta, de cabello castaño claro, largo hasta la su cintura y liso, de ojos verdes felinos, su piel tenía un perfecto bronceado, era muy alta, esbelta y con una carretera de curvas inimaginablemente envidiables en su cuerpo. Aparentaba tener más edad que Joe, con cuerpo codiciado y caderas voluptuosas, me sentí asquerosamente como una niña de diez años a su lado, tan pequeña, tan infantil, tan niña, tan delgada y tan inferior.
¿Quién era ella?
Busqué respuestas en los rostros de todos, Joe sonreía, Adolph de pronto pareció brutalmente furioso y el resto parecían fastidiados al verla.
–¡Oh Deborah! –prorrumpió Joe–. Mis disculpas. Creo que no conoces a la chica nueva del clan. Ella es ______.
La mujer con andar sensual, vestido rojo como el de una diabla, botas de tacón largas y negras y gran escote vino hacia a mí con su mano extendida.
–Gusto en conocerte –me sonrió de la forma más plástica que yo jamás haya visto–. Yo soy Deborah Russel.
–Moore, ________Moore –espeté amedrentada.
–Si necesitan algo, estaremos en mi habitación –aclaró Joe–. Traten de no necesitarme.
Esa mujer no era su cena. Esa mujer también era un vampiro, el aire vampírico le destilaba por los poros, Joe no deseaba su sangre, la deseaba a ella, como mujer, como vampiro. Debí imaginar que Joe pasaba algunas de sus noches con una que otra vampiresa.
La pareja de vampiros salió de la cocina para marcharse a hacer sus cosas en la habitación.
Temí por la rabia de Adolph, su rostro estaba enrojecido.
–Oh, Oh –cantó Nina–. Joe está en problemas.
–Es un imprudente –musitó nick.
–Si salimos de esto vivos mataré a Joe –Adolph habló con los dientes apretados–. ¿Cómo se le ocurre traer aquí a una vampiro?
–Bueno, podemos esperar unos segundos a que las brujas se den cuenta y nos asesinen o bien podemos huir por la carretera en nuestro auto y dejar que Joe se acueste con su diabla hasta que esas trillizas lo asesinen –dijo Nina con muchísimo humor.
–También podemos irrumpir en su cuarto y sacar a esa mujer de aquí –sugerí tímidamente.
–Joe es mucho más terco que eso. No dejara que toquemos a Deborah, o que la echemos de aquí, y lo más seguro es que las hechiceras ya sepan de la presencia de Deborah –Alegó Adolph–. No hay nada que podamos hacer, quizás esperar a que ella se largue de aquí y luego podremos pensar en nuestras cenizas enterradas en ese jardín.
–¿Quién es esa Deborah? Quiero decir, ¿cómo la conocen? ¿Es un vampiro mayor?
–Tiene unos doscientos años, creo –dijo Alan.
–Ella se acuesta con Joe algunas veces. Él se acuesta con muchas. Adolph la conoce desde hace mucho –explicó Nina.
–Sabes cómo es esto, los vampiros nos conocemos entre todos –ratificó nick.
Excepto por mí, pensé. Ellos no me conocen y yo sólo conozco seis, creo, eso si contábamos a la tal Deborah entre mis conocidos.
Estuvimos todo el día hechos un manojo de nervios, ya podía imaginar mi tumba en el cementerio que se vislumbraba desde el balcón de mi habitación en pleno jardín mientras Joe hacia gritar a Deborah en su dormitorio.
Finalmente luego de horas Joe apareció a medio vestir con su chica vampira pegada a sus labios. En la sala nosotros esperábamos a que Joe se despidiera de ella con múltiples besos en el cuello y sus frases repulsivas.
–Volveré pronto –le susurró Deborah al oído de Joe. Lástima que pude escucharlo.
–Oh, por favor –contestó Joe sacándola del lugar para cerrar la puerta.
Joe no llevaba camisa, a secas unos pantalones ajustados y estaba descalzo. Se arrojó sobre el sofá suspirando.
–Esta mujer sí que es buena en la cama. En serio –vio la cara enojada de Adolph–. Estoy dispuesto a recibir tus golpes pero déjame disfrutar del grato momento que acabo de pasar al menos.
–Seguro –respondió Adolph entornando los ojos.
–No me mires así –le riñó Joe a Adolph–. Deberías ver como se mueve.
–Cállate Joe, nadie quiere escuchar los sucios detalles –increpó Nina.
–Estoy en problemas pero ha valido la pena –suspiró Joe satisfecho–. Ahora. Creo que tengo una cita atrasada contigo, nena –me miró.
¿Qué decir en momentos como estos?
Fingí que no me estaba hablando a mí, agaché mi mirada al suelo para ocultar el rubor de mi cara.
nick que estaba a mi lado levantó mi rostro, tomó mi barbilla en sus manos y me dio un ligero beso en los labios.
–¿Has hecho citas con mi novia? –preguntó nick a Joe.
El rubor de mi rostro se hizo más notable. ¿Desde cuándo yo era su novia?
–Para nada amigo, no fue así, fue al contrario, ella ha hecho una cita conmigo –Joe provocaba a nick.
Nick mantenía una sonrisa torcida.
–Quedamos para ayer en la noche, ambos desnudos en el baño de arriba –¿cómo Joe pudo decir aquello? Quise matarlo.
–Ok, no queremos otro enfrentamiento así que: Joe será mejor que olvides tu cita con _____ –habló Nina entre risas.
Qué era tan gracioso?
Fulminé a Joe con la mirada, él no dejaba de lanzarme su sonrisa encantadora.
Para mi alivio nuestra conversación fue interrumpida por Harvey quien atravesó la sala como un rayo para abrir la puerta principal. Del otro lado aparecieron Agatha, Lorraine y Helen. Palidecí. Uno nunca sabia de donde aparecerían esas tres.
–Hola –saludó una de ellas–. ¿Qué han hecho en nuestra ausencia?
–Hemos estado divirtiéndonos –siempre Joe tenía que meter la pata hasta el fondo. Supe que Adolph quería matarlo.
–Me alegro mucho por ustedes, estaba preocupada de que se aburrieran demasiado y se largaran esta noche –espetó la amable bruja cazadora.
Ellas no sabían nada, no habían visto a Deborah entrar a su casa y no habían escuchado nuestras conversaciones sobre vampiros. Los latidos de mi corazón se normalizaron cuando sentí mi vida a salvo. Fue un alivio.
nick volvió a besarme en frente de todo el mundo, de los chicos, de Harvey, de las hermanitas Salem, y de ese gato negro que llevaba una de ellas en sus brazos.
El gato saltó de su regazo marchándose como una sombra negra a toda velocidad, con un maullido desapareció de mi vista mientras corría con la cola alzada tan veloz como puma.
Las hechiceras estaban de pie haciendo una fila, una al lado de la otra con sus góticos atuendos y su largo pelo negro cayendo en cascada sobre su cuerpo. La que estaba en el medio de las tres posó su mirada en mí, buscaba verme directo a los ojos pero su mirada era tan penetrante e imponente que aislé mis ojos con nerviosismo, los ojos de esta mujer parecieron oscurecerse repentinamente, su cabello voló como si una ráfaga de viento lo hubiera agitado, aunque no había nada de viento, su rostro parecía más empalidecido que de costumbre, revelaba tensión en cada segmento de su cuerpo y justo allí en la garganta una piedra preciosa que adornaba su cuello colgando de un collar de cuero empezó a resplandecer lanzando destellos de un tono rosa pálido y deslumbrante por todo el recinto. Estaba pasando algo de lo que yo no tenía noción, algo muy extraño, su mirada estuvo ocasionalmente perdida en la inmensidad, un aire frio saturó el lugar y la mujer bruja cerró los ojos comprimiéndolos al mismo tiempo que tomaba de las manos a sus hermanas, creí ver que había perdido estabilidad.
–Tuvo una visión –afirmó la hermana que estaba junto a ella–. ¿Qué viste?
No lo reveló. Volvió a mirarme a mí como si supiera algo oculto, como si conociera todos mis secretos y yo temí que fuera cierto.
–Cuídense –masculló finalmente la hechicera–. Cuídense todos ustedes. No salgan de aquí a menos que quieran morir.
Era una advertencia pero sonaba como una amenaza.
jajajaja JOE y sus cosa me encanta como es el en esta novela :inlove:
XQ se habran puesto asi las hermanitas brujas...?? :scratch:
podran confiar en ellas.....? :roll:
y en ese mayordomo....???
abajo hay mas 8)
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Capítulo 7: Primera Parte
Succubus
Succubus
2-2
Entre humo negro las tres mujeres góticas se esfumaron como un trió de fantasmas o brujas con sus escobas y hechizos y pociones mágicas.
–Ya escucharon –concluyó Adolph–. No podemos salir de aquí, y yo no recomendaría tampoco traer invitados –Adolph miró a Joe haciendo énfasis para que la indirecta fuera captada por el receptor.
–¿Por qué? No nos han matado –dijo Joe sonriendo.
–Porque no querrás que lo hagan, ¿o sí?
–¿Que lo hagan? –Joe alzó una ceja–. Claro que sí, que lo hagan conmigo no estaría mal, siempre fantaseé con trillizas.
Vaya asqueroso patán.
–¿Joe, puedes callarte? –me aventuré a comentar con inseguridad.
–¿Celosa? –preguntó él.
–Por supuesto –expresé con ironía mientras le sonreía de forma amarga y fingida.
Los seis volvimos nuestra mirada al escuchar a alguien aclarando su garganta. Era Harvey que gracias a sus destrezas para no hacerse notar nos había sorprendido a todos, siempre había estado allí de pie junto a la puerta.
–No me gusta que hablen mal de mis jefas –declaró desde lo lejos con un tono de voz misterioso que nos dejó llenos de incertidumbre–. ¿Las llaman brujas e invitan vampiros en su ausencia? Eso se ve muy mal.
Adolph se puso tan blanco como la sal.
Harvey sonreía casi de forma indulgente pero detrás de esa mascara había cierta malicia.
Negó con la cabeza adivinando lo que pensábamos.
–No voy a decir nada –señaló el mayordomo–. Eso no es necesario.
Fruncí el ceño, confundida.
¿A qué se refería?
Esa noche no hubo cacería, nada de fiestas, ni sangre, ni seducción, ni muerte. Solamente una película de televisión, con palomitas y botanas en la oscuridad de la noche, recostados sobre la alfombra con nuestras almohadas. Lo que sin duda significaba, intimidad, sinónimo de muchos besos entre nick y yo, disimulados besos entre la oscuridad, húmedos, suaves, cálidos y apasionados acompañados de caricias candentes.
No había acabado la película cuando yo caí rendida por el sueño recostada en el pecho de... ¿Mi novio?
Esperaba despertar entre los brazos de nick, descansada en su pecho, tumbados en la alfombra, pero en lugar de eso visualicé mi alcoba en el castillo, con esa enorme cama de madera antigua, el ventanal y balcón por el que se filtraba la hiriente luz solar que quemaba mi piel y me bañaba como una dolorosa cascada de energía. Entre mis brazos no estaba nick, sin embargo no dejó de hacerse notar y me encontré con que yo estaba abrazando a un afelpado oso de peluche de tamaño normal, con la frase "I Love U" grabada en su patita derecha y una notita de papel colgando de ésta con el nombre de Nick , destinada para _______.
A eso yo le llamo: conocer el lado romántico de un vampiro.
Lo primero que hice antes de cualquier cosa fue poner mis pies en el suelo para correr a cerrar las cortinas antes de que mi piel empezara a humear o a derretirse quizás, bueno, tal vez yo estaba exagerando pero sentía que eso pasaría cuando me tocaba esa luz caliente.
Después de una cita con el baño y con el peine, me coloqué una falda roja a cuadros de Nina y una camisa blanca con otro marcado escote, acompañado de una bufanda cómoda y un sobretodo adquirido del vestuario de nick.
"Día normal", comida, encierro, televisión, bromas entre nosotros, besos con mi nuevo novio, aburrimiento, conversaciones, Harvey vigilando cada uno de nuestros pasos y palabras con disimulo, el gato negro apareciendo y desapareciendo como una sombra, las hermanas Salem sin mostrarse, Adolph ordenando que no salgamos, Nina con sus ocurrencias, Joe con sus actitudes de fanfarrón y presumido, Alan tratando de no rogarle a Nina y nick suministrándome agasajos cada vez que podía.
Esa noche cada quien había ido a su habitación, yo estaba en la sala de estar junto a nick, ambos acurrucados en el sofá, degustando nuestros labios una vez más para saborear lo que ya conocíamos, yo arriba de su cuerpo rozando su fuerte espalda y él sosteniendo mi peso con facilidad absurda mientras trazaba con sus carnosos labios una línea de besos en mi cuello, yo lo miraba a la cara manchada con mi labial por todas partes, más que adorable era hermoso. Fue un ameno momento mientras duró porque más tarde nick me pidió que me marchara a mi habitación como si hubiera llegado la hora de dormir.
Como el resto de los muchachos también residían en sus respectivos dormitorios me largué al mío con total hastío, no conseguía dormir. Que tanto hacían los chicos encerrados en sus habitaciones? Eso ni siquiera se asemejaba a mi dormitorio en casa, con una laptop sobre el escritorio conectada a la red de internet, una TV con 500 canales, un teléfono móvil con 300 contactos para comunicarme durante todo el día, un equipo de sonido que sonaba tan alto que rompería tus tímpanos y algunos esmaltes de uña para hacerlo más entretenido. A eso se le llama dormitorio de una chica joven
promedio. No una habitación con muebles de hace diez siglos, sin electrodomésticos, con una cama en la que entraría una familia completa y con decoración barroca.
Sin poder tolerar el contexto partí a buscar a mi novio, al no encontrarlo en el piso de abajo decidí llamar a la puerta de su habitación, nadie contestó, nadie abrió y yo lo hice, giré la manilla de la puerta y la empujé, él no estaba allí. Le pregunté por él a Adolph y no sabía dónde estaba, Alan y Nina probablemente estaban muy ocupados juntos en su habitación así que no quise importunarlos, y ahí estaba yo obligándome a llamar a la puerta de Joe, cerré mi puño y lo alcé preparándome para golpear la madera, lo hice un par de veces hasta que Joe abrió la puerta con su aspecto de chico adormilado, con el cabello revuelto, sin su camiseta puesta, en calcetines blancos y pantalones negros que dejaban ver sus formadas piernas. Inexplicablemente se revolvió mi estómago como una lata de coca cola a punto de estallar. Él puso una cara de disgusto al verme como si tuviera algo muy desagradable en la cara.
–Hola –dijo–. Veo que tus heridas no han mejorado demasiado.
Inspeccioné rápidamente mi rostro con mis manos y no le di importancia.
–Hola –respondí con timidez.
–¿Qué quieres? –inquirió él.
–¿Has visto a nick? –solté tan rápido como pude.
–Oh déjame pensar, creo que se ha perdido en mi habitación –fingió echar un vistazo dentro su cuarto con su característica ironía–. Creo que no, no está aquí –quiso tomarme el pelo y posteriormente cambio su expresión mirándome con los ojos entrecerrados y esa expresión irritada–. ¿Por qué tendría que haber visto a tu enamorado? Y oh no, definitivamente no soy gay. ¿No deberías saberlo tú? Ay, pues en serio, que lástima que se te haya perdido tu chico –fingió tristeza arrogante.
–Joe, no juegues, busqué abajo y en su dormitorio y no estaba, Adolph tampoco lo ha visto.
–Lo siento, Adiós –cerró la puerta en mi cara con un portazo.
–Aaahhh, Joe. Te odio, eres imposible –le grité del otro lado de la puerta.
Hice antesala unos segundos para ver si obtenía respuestas y como no fue así me retiré.
Justo cuando estaba por volver a mi habitación Nina y Alan salieron al pasillo sin parar de besuquearse. Me saludaron y bajamos a la sala a ver la televisión a realizar nuestra rutina diaria, pronto se incorporaron Joe y Adolph a nuestra noche y como es tradición hablamos toda la madrugada hasta quedarnos dormidos en los sillones, y nick no apareció hasta la mañana, recostado junto a mí como si allí hubiera estado toda la noche.
Transcurrieron unos tres días similares, incluso por las desapariciones de Nick a medianoche, fueron días sin poder salir ni al jardín, lo que significaba días sin beber sangre.
Esa noche no podía controlar mi sed, estaba tan débil que apenas podía caminar. Los demás parecían lidiar muy bien con su sed, ellos se veían poco sedientos, yo quería escaparme a conseguir algunos humanos para cenar.
Me encontraba lanzada en el suelo de mármol de la cocina, sentada rodeando mis rodillas con mis brazos y mordiendo mi labio inferior con tanta fuerza que empezaba a romperse.
–Maldita sea, salgamos y consigamos sangre –se quejaba Joe discutiendo con Adolph.
–Nadie va a salir de aquí –la voz de Adolph fue autoritaria.
–Ella necesita sangre –intervino Alan mirándome.
–No creo que suceda nada si salimos una noche –aseveró nick.
Adolph se divisaba encolerizado.
–Al menos podemos darle sangre de uno de nosotros, eso va a ayudarla un poco –sugirió Nina.
Los chicos miraron a Nina que esa noche en particular llevaba una mini falda de color negro y una camisita corta que mostraba su plano abdomen y una curiosa peluca de cabello negro, liso y largo.
–Eres un genio, Nina le Boursier –Nick sonrió.
Precipitado, Nick buscó un cuchillo de la barra de la cocina y tan rápido como pudo cortó su muñeca, se puso de rodillas frente a mí y me acercó su mano a los labios. Mi labio inferior sangraba porque ya lo había roto con mis dientes, mi cabeza me dolía, mi apetito no cesaba, separé los labios y bebí su sangre, bebí tratando de saciarme, sabía a Nick, era reconfortante beberla pero no saciaba mi sed como debería, bebí un poco más y un poco más, probando si mi sed podía ser saciada pero debía soltarlo antes de que acabara desangrado.
–Ya es suficiente –interrumpió Adolph.
Cerré los ojos y dejé de beber de él.
nick tomó un pañuelo y cubrió su herida.
Mis oídos escucharon el lejano sonido de un carruaje aparcándose en la entrada del castillo.
–¡Mierda! Llegaron las hermanas Salem –expresó Alan.
Con mis pocas fuerzas corrí hasta mi habitación y me encerré allí, estaríamos en problemas si me lanzaba sobre las hermanas y bebía su sangre, yo estaba segura de que no podría controlarme.
No alcancé a escuchar lo que sucedía en las afueras de mi habitación, las paredes eran demasiado gruesas para poder atender algo.
Pasaron horas de intriga las cuales estuve tumbada en la cama haciendo lo posible por dejar de lado mi sed. Llamaron a mi puerta, con esfuerzo me puse de pie para abrirla.
Del otro lado estaba Joe.
–Hey –sonrió débilmente–. ¿Estás bien?
Asentí rápidamente.
Cuando estuve a punto de volver a cerrar la puerta en su cara él alzó su mano y detuvo la puerta.
Sin una autorización entró a la habitación y cerró la puerta.
–¿Te sientes bien? –susurró.
Sacudí la cabeza negativamente.
Joe apartó unos cuantos cabellos que caían en mi rostro. Como existía desmedida cercanía retrocedí un par de pasos.
–______, muérdeme –avanzó pasos hacia mí–. Es necesario si quieres sentirte mejor.
–No –me escuché decir a regañadientes.
–No estoy mintiéndote, estás muy débil, deberías beber un poco de sangre y sabes que si me muerdes vas a sentirte mejor –sonaba muy sincero.
Él se acercaba a mí sabiendo que yo retrocedía cada vez más, no me dejaba escapar de su mirada.
–Joe, vete, no me siento bien –gruñí.
Al notar mi desdeño él batalló para no dejarme dar esquinazo, me atrapó asentando sus manos a cada lado de mis caderas. Mi fuerza no alcanzaba para zafarme de su afiance.
Él acopió sus caderas con las mías, mi vientre estaba pegado al de él, un cosquilleo asfixiante me invadió y mi corazón estaba acelerado tres veces más de lo normal, Joe podía sentirlo porque mi pecho estaba apegado al de él. Acarició mi mejilla con la suya rasposa por aquella barba minúscula que empezaba a crecer, hundió su nariz en la profundidad de mi cuello, me acarició con su rostro, me inundé de su bálsamo masculino y fresco, su aroma a dioses, mis labios trepidaban y palpitaban, él se las arregló para adentrar sus manos por debajo de mi camisa y tocar mi espalda desnuda, sus manos me aprovisionaban ardor al tacto, me estremecía con cada roce.
–Joe –balbuceé con tono poco perceptible, las palabras se negaban a salir de mis labios–. ¡Joe...!
A duras penas le daba leves empujes para aparatarlo, con mis manos en su pecho trataba de separarlo de mí haciendo fuerza, sin embargo, no servía de nada. Incluso con mi debilidad trataba de forcejear para resistirme, en mi piel sentía sus manos incitándome, sus grandes manos tocando mi espina dorsal, recorriendo mi columna vertebral con caricias.
Él caminaba y yo retrocedía en sus brazos, me estaba acorralando, conduciéndome hasta la cama.
Mordí mis labios para reprimir ese gemido ahogado, mi respiración intranquila se escuchaba entrecortada.
–Joe enser... –antes de concluir la frase tropecé con la cama y caí de espaldas sobre la suavidad de las almohadas.
Acto seguido, Joe se abalanzó sobre mi cuerpo. Y su sangre empezaba apetecerme cuando se acercaba tanto que podía oler su piel, podía saborear especulativamente su sangre, y recordaba aquella noche en el hotel, cada sabor y cada sensación. Ahora, más incitada por el hambre y la sed acumulada en días se me hacía agua a la boca, no podía dejar de mirar ese cuello grueso, mis colmillos ardían con urgencia, pero sabía que no podía dejarme llevar.
Solté el primer gemido, no pude reprimirlo por más que lo intenté. Mi cuerpo estaba entre sus piernas, lo siguiente que sentí fue su lengua lamiéndome el cuello, los hombros, la línea de mi mandíbula, me estaba saboreando, esa sensación de la humedad de su lengua ardiente me facilitaba escalofríos desde los pies a la cabeza.
–Detente, Joe –yo me retorcía entre gemidos y mi voz era débil.
En seguida escuchó mis suplicas tomó mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo, quise girar mi mirada a otra parte pero él me sujetaba con copiosa fuerza, sus ojos marrones tenían cierto brillo pero al mismo tiempo parecían profundos y ensombrecidos.
–Mírame –susurró al fin–. Mírame a los ojos y dime que no me deseas, ______.
:affraid: se q querran matarme pero les prometo q subire otro capitulo pronto ok
ahora si las cosas se calentaran a una temperatura q no es normal :oops: como a unos 360° nah q exagerada soy
seguiran en ese encuentro inesperado ?????
o quizas la rayis se detenga xq no quiere erir a Nick????
bueno ya creo q .................. no mejor no cuento nada asi le quitaria emosion a la nove
un abrazote chicas :hug: y se me cuidan vale.
ahora si comenten adoro sus comentarios :D .
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
claro que te desea joe¡¡¡¡¡uff que hot se vio eso¡¡
berenice_89
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
perooo si que eres maaalllaaaaaaa!!!
por que la dejas ahiiiiiii!!!!!!
aaaiiiiiiii
porfaaa sube pronnnntooooo!!!!!
por que la dejas ahiiiiiii!!!!!!
aaaiiiiiiii
porfaaa sube pronnnntooooo!!!!!
chelis
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