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Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Cada vez amo mas tu nove, es la unica nove de vampiros que me gusta es tan adictiva (como joe) hahaha.. Habia desaparecido pero ya volvi SIGUELAAAAAAAAAAAAAA
MaleeJonas
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
chicas les cuesto eh estado leyendo muchicimas novelas las cuales adapto y creo q las compartire todas con ustedes todas las novelas q coloco son buenas se los aseguro ya les coloco su capitulos tan esperados =)
La mujer se tambaleó sobre sus zapatos de tacón y corrió con acelerados trancos hasta desvanecerse a lo lejos.
Con un suspiro de alivio Joe se aproximó hacia mí mientras tiraba de su corbata como si ansiara arrancársela.
–Déjame ayudarte –murmuró él levantando al joven rubio, en sus brazos parecía saco de plumas en lugar de un corpulento muchacho con kilos y kilos de músculos macizos.
El chico mortal a duras penas entraba en el asiento trasero, Joe lo dejó extendido allí y fue de vuelta al volante. Tomé asiento a su lado en la parte delantera, el rostro de Joseph parecía tenso, tal vez estaba enojado, yo había arruinado la noche.
–¿Ex-novia? –pregunté y Joe avanzó con el auto. Él sabía a la perfección que yo estaba refiriéndome a la chica pelirroja vampira que le había llamado por su nombre.
Le eché una ojeada al humano en la parte trasera del Impala, todavía estaba vivo. Joe apretó los dientes y aceleró aún más, algo de su expresión me hacía sentir pánico, mi piel se erizó, casi sentí que él estaba odiándome. Y él nunca estaba tan callado, respiró profundamente con un suspiro.
–No exactamente –me contestó con voz neutra–. Pasé un par de noches con ella, nada serio, algo del pasado, no lo volvería a hacer.
Asentí con pesadez cambiando la dirección de mi mirada hacia el oleaje de autos en las vías. Nos dirigíamos de regreso a casa con este humano. Su maldito nombre se me había olvidado y estaba esforzándome de forma monumental para someter mis instintos y dejar de lado la sangre que sabía que corría por su garganta.
–Te has acostado con todas las mujeres de la ciudad –esos eran celos retorciéndome las entrañas.
–No lo he hecho –negó Joseph–. He estado con cientos de chicas, pero no creo que con todas las de la ciudad, eso sería exagerar.
Silencio. Otra vez él mantuvo la boca cerrada y la vista en el horizonte y yo hice lo mismo.
–Lo siento –me excusé–. Lamento haber arruinado la cena, lo siento, Joe.
–No te disculpes –me contestó finalmente–. Seré tu esclavo, señorita Moore, dije que haría cualquier cosa para complacerte. No sé para qué quieras a ese sujeto, pero bajaría una estrella del cielo si tú me lo pidieras.
Sonreí, a veces era tan tierno.
–¡No me digas! ¿Puedes hacer eso? ¿Y fuiste tú el que puso la luna y las estrellas en el cielo? –le interrogué.
Él me sonrió de manera fugaz.
–De hecho sí, y fui el primer vampiro en llegar a Plutón.
–¿Y sabes qué quiero ahora? –dije.
Él me miró y negó con la cabeza.
–Dime que no es un elefante púrpura, o una estrella fugaz o un hombre lobo desnudo.
Solté una risita por lo bajo.
–¿Por qué no? ¿No estoy hablando con el tipo que devolvió a la vida a Walt Disney? –le mencioné sonriendo.
–Oye, no es fácil atrapar una estrella fugaz y los hombres lobos son un asco…
–Quiero que me beses –concluí.
Con brusco frenazo Joe detuvo el auto, eso era peligroso, necesitaba prepararme para algo intenso. Él agarró mi cara entre sus manos, se inclinó hacia mí y besó mis labios. Estaba devorándome. De pronto un intensivo y abrasador calor habitó mi piel y mi cuerpo. Deseé arrancarme la ropa, todo mi organismo y mi sangre ardía en llamas mientras él deslizaba su lengua dentro de mi boca y sus manos daban un paseo a través de los senderos de mis caderas. Mis colmillos estaban dolorosamente necesitados, olía a sangre, pero no era la sangre de Joe sino la del humano la que estaba alterando mis sentidos y provocándome un agudo arranque de sed. Me obligué a detenerme a mí misma.
El recorrido a casa fue corto, placentero y silencioso, ambos habíamos estado recuperando nuestro estado natural después de ese candente beso.
Cada vez que él me tocaba lograba encenderme. Lo amaba, como nunca había amado alguien. Estaba segura de que jamás podría olvidarme de él, de que ni siquiera lograría vivir si él no estaba. Podría detenerme a mirarlo el resto de la eternidad, nada quería más que ser inmortal a su lado, tenerlo para siempre, lo único que deseaba era él, mi única y más preciada adicción era él, mis únicos sueños y anhelaciones las ocupaba él, con él a mi lado no necesitaba nada más. Estaba completa cuando tocaba mi piel, me sentía segura estando junto a su cuerpo sintiendo su calor. Me aterrorizaba el sólo pensamiento de perderlo. No obstante, me sentía egoísta, porque una parte de mi ser quería atraparlo junto a mí por el resto de mi existencia, sentía la necesidad de encerrarlo en una jaula, encadenarlo, o esposarlo a mí exclusivamente para que permaneciera cada minuto atado conmigo. Porque ése era mi único miedo. Perderlo a él, que se apartara de mí, que me dejara, que se marchara. Yo lo necesitaba dolorosa y humillantemente. Me sobresalté al recordarme atada en el pecho de Joe cuando los cazadores de vampiros nos habían atrapado. Así era como deseaba tenerlo el resto de los tiempos, sobre mi pecho, a medio vestir y aglutinado por completo a cada centímetro de mi piel.
Mi musculoso y fuerte hombre vampiro arrastró hacia el interior de nuestra moderna guarida al humano que sangraba. Dejó al chico en el sofá, se lanzó en un sillón y empezó quitarse los zapatos.
–Y… ¿quién este individuo? –me interrogó Joe mientras arrancaba su corbata.
Miré al chico… ¿Quién es? Me pregunté a mi misma.
¡Oh! es un chico que me salvó la vida cuando tuve una pequeña lucha con Nick, nada importante.
Sí, claro.
Ésa era una respuesta que no iba a agradarle.
Evadiendo la respuesta me encaminé hacia el cuarto de baño más cercano, tomé una cajita de algodón, pañuelos y un antiséptico para curar las heridas del joven. Volví a la antesala principal donde Joe seguía esperándome y desnudándose, o algo así. Mientras mi nerviosismo aumentaba Joe lanzaba la mayoría de sus prendas por toda la sala, su calzado italiano estaba lanzado en la alfombra, el abrigo colgado en el apoyabrazos del sofá, la corbata en el perchero, y ahora él estaba desabrochando los botones de su camisa. Evité mirarlo para no soltar babas sobre el humano cuando desinfectara la mordida de su cuello.
Deslicé un pañuelo por el cuello del mortal, limpié su sangre antes de comenzar.
Joe aclaró su garganta para recordarme que seguía ahí.
–Es un chico que salvó mi vida. Le debía esto –le respondí de manera rezagada. Toqué las manos frías del humano, él chico estaba inmóvil, pálido, sin señales de vida–. ¡Nada de signos vitales! ¿Está vivo?
–Eso es lo que sucede cuando dejas a tus víctimas con vida después de haberlas mordido. No está muerto, está parcialmente anestesiado, o algo parecido –respondió Joe que estaba deshaciéndose de su camisa blanca–. ¿Cómo ha salvado tu vida? ¿Cuándo lo hizo?
¡Diablos! Joe podía pasar de un tema a otro sin dejar entre renglones ningún detalle.
Para mi completo alivio Adolph emergió desde la entrada del patio de la piscina, traía lentes oscuros, jeans y un sweater de rayas.
–No los esperaba tan pronto –intervino Adolph, pasó su mirada de Joe hacia mí y por último hacia el chico mortal–. No me dijeron que traerían invitados… –se interrumpió para hacer una mueca de desagrado–. Muertos.
–No está muerto –reclamé.
Después de haber vendado el cuello del mortal me erguí y vi directamente a Joe.
Me paralicé.
¡Por Dios! Él no llevaba camisa, sus pantalones estaban ajustados a sus perfectamente esculpidas piernas y le colgaban en la zona baja de sus caderas dejando a la vista las profundidades en los huesos a cada lado de la cadera, justo donde sus músculos empezaban a formarse en su abdomen desnudo.
¡Cielos! Él era como una escultura personificada, con músculos de piedra sólida y cada zona de su cuerpo cincelada impecablemente por algún buen artista.
–________, ¿en qué problemas nos has metido esta vez? –preguntó Adolph.
–Fue mi culpa –se culpó Joe–. He sido yo quien trajo al chico aquí.
¿Él siempre debía asumir la culpa por todo? Eso me molestó ligeramente.
–Diablos, no, eso no es cierto, yo le obligué –refunfuñé inusualmente preocupada por el humano inconsciente.
Joe resopló irónicamente.
–¿De verdad crees eso? –le dijo a Adolph.
Adolph lo miró ceñudo.
–No sé quién es el culpable, y honestamente no me importa –terció Adolph–. Pero deberían sacar a este mortal de aquí lo más pronto posible. Voy por un café.
Me incliné a escudriñar de cerca al rubio grandulón, oí los pasos de Adolph mientras se retiraba hacia la cocina. El vendaje en el cuello del mortal estaba manchado de rojo con su sangre, todos mis sentidos se alertaron, al olfatear su sangre mi percepción se agudizaba, mi corazón palpitaba pausada y dolorosamente en mi pecho, mi vista se hacía menos enfocada, únicamente podía ver la sangre, oler la sangre, degustar la sangre, sentir la sangre corriendo por sus venas, oír esos débiles latidos en el pecho del muchacho. Como un impulso dejé a la vista mis colmillos adoloridos y necesitados, sin poder evitarlo acerqué mi nariz al cuello del chico, no podía ver nada más, sangre era todo lo que me apetecía y que aparecía en mi mente y mis pensamientos. Desplegué los labios para abrir mi boca ampliamente mientras olfateaba su cuello impregnado en ese delicioso aroma, mis dientes tocaron su piel.
–Supongo que no querrás morderlo, ¿o sí? –me detuvo la voz de Joe.
Me alejé del humano velozmente como una exhalación, respiré de manera agitada apaciguando mis instintos primitivos y mis sentidos aturdidos.
–No me dejes morderlo –jadeé–. Si notas que quiero hacerlo detenme.
Joe se reclinó de una pared sobre su hombro mientras me analizaba con la mirada.
–¿Cómo quieres que lo haga? ¿Te sujeto fuerte? –preguntó con seriedad.
–Exacto –asentí entre jadeos.
–¿Te encierro en una habitación? –siguió.
–Aja.
–¿Te azoto contra la pared y te arranco la ropa?
–Sí –respondí. Vi la sonrisa maliciosa en su rostro–. No, eso no, de ninguna manera.
El sensual vampiro que estaba ahí coqueteándome se forzaba para contener la risa, su risa se confundía con el sonido quebradizo de las ondas de viento que entraban desde la puerta abierta de cristal que comunicaba la sala con la piscina y su figura se oscurecía entre las sombras.
Suspiré.
–Solamente quiero que despierte y sepa que le he devuelto el favor –hablé.
Di un paso más hacia el sofá y entonces el mortal jadeó desesperadamente como si tratara apresuradamente de respirar, inmediatamente comenzó a toser y abrió los ojos. Joe estaba detrás del sofá observándolo sin menor asombro en sus facciones. Aquel chico musculoso se levantó lánguidamente sobre sus pies, alzándose delante de mí. Clavó sus ojos negros igual que el carbón en mi cara sobresaltada.
–¿___(dininutivo)? ¡Vaya! Estás viva, preciosa –dijo el mortal arrancando de su cara sus anteojos quebrados–. Tienes que escuchar esto…
–¡No me llames ___(dininutivo)! ¡Nadie me llama ___(dininutivo)! –intervine con rigor–. Te dije que era ________.
El sonrió irónicamente.
–________, claro, lo tengo –se corrigió–. Creí que ya estarías muerta.
Inesperada y rápidamente el humano de los cabellos dorados ahuecó mi cara entre sus manos, me atrajo hacia su rostro y besó mis labios de manera veloz y con su boca cerrada. Lo siguiente que sé es que el joven estaba tendido en la alfombra con un moretón en el ojo y Joseph se encontraba de pie delante de mí con las manos hechas puños a cada lado de su cuerpo.
–¡Oh Dios! ¡Lo golpeaste! –exclamé para Joe–. ¡Lo dejarás de nuevo inconsciente!
–Será mucho peor que eso si vuelve a tocarte –rezongó Joe.
Para mi sorpresa el humano se levantó tambaleándose medio mareado y con la mano en la cabeza.
–Un novio vampiro, debí imaginarlo –balbuceó el mortal–. Ninguna chica tan sensual es soltera.
Joe tensó la mandíbula, los músculos en sus brazos se notaban más apretados y con una sobresaliente vena tensada bajo la piel.
–¿Llamas a mi chica “sensual” en mi cara? –preguntó Joseph incrédulo.
El chico soltó una risita relajada y profunda.
–No pienses que quiero robar a tu chica, amigo, soy muy espontáneo, si me encuentro de buen humor acostumbro a besar a las chicas o a cualquiera que esté cerca –testificó.
–Bien, ahora que estás a salvo deberías marcharte antes de que corte tu yugular –dijo Joseph casi con diversión–. Sería más apropiado que alejes tus labios de este lugar. Y no soy tu amigo, niño.
–Mira, Henrie, sólo quería que supieras que mi novio vampiro y yo hemos salvado tu vida –comencé–. Esos vampiros iban a matarte y por suerte yo estaba en el lugar correcto.
Capítulo 5: Primera parte
Pasión Criminal
Pasión Criminal
La mujer se tambaleó sobre sus zapatos de tacón y corrió con acelerados trancos hasta desvanecerse a lo lejos.
Con un suspiro de alivio Joe se aproximó hacia mí mientras tiraba de su corbata como si ansiara arrancársela.
–Déjame ayudarte –murmuró él levantando al joven rubio, en sus brazos parecía saco de plumas en lugar de un corpulento muchacho con kilos y kilos de músculos macizos.
El chico mortal a duras penas entraba en el asiento trasero, Joe lo dejó extendido allí y fue de vuelta al volante. Tomé asiento a su lado en la parte delantera, el rostro de Joseph parecía tenso, tal vez estaba enojado, yo había arruinado la noche.
–¿Ex-novia? –pregunté y Joe avanzó con el auto. Él sabía a la perfección que yo estaba refiriéndome a la chica pelirroja vampira que le había llamado por su nombre.
Le eché una ojeada al humano en la parte trasera del Impala, todavía estaba vivo. Joe apretó los dientes y aceleró aún más, algo de su expresión me hacía sentir pánico, mi piel se erizó, casi sentí que él estaba odiándome. Y él nunca estaba tan callado, respiró profundamente con un suspiro.
–No exactamente –me contestó con voz neutra–. Pasé un par de noches con ella, nada serio, algo del pasado, no lo volvería a hacer.
Asentí con pesadez cambiando la dirección de mi mirada hacia el oleaje de autos en las vías. Nos dirigíamos de regreso a casa con este humano. Su maldito nombre se me había olvidado y estaba esforzándome de forma monumental para someter mis instintos y dejar de lado la sangre que sabía que corría por su garganta.
–Te has acostado con todas las mujeres de la ciudad –esos eran celos retorciéndome las entrañas.
–No lo he hecho –negó Joseph–. He estado con cientos de chicas, pero no creo que con todas las de la ciudad, eso sería exagerar.
Silencio. Otra vez él mantuvo la boca cerrada y la vista en el horizonte y yo hice lo mismo.
–Lo siento –me excusé–. Lamento haber arruinado la cena, lo siento, Joe.
–No te disculpes –me contestó finalmente–. Seré tu esclavo, señorita Moore, dije que haría cualquier cosa para complacerte. No sé para qué quieras a ese sujeto, pero bajaría una estrella del cielo si tú me lo pidieras.
Sonreí, a veces era tan tierno.
–¡No me digas! ¿Puedes hacer eso? ¿Y fuiste tú el que puso la luna y las estrellas en el cielo? –le interrogué.
Él me sonrió de manera fugaz.
–De hecho sí, y fui el primer vampiro en llegar a Plutón.
–¿Y sabes qué quiero ahora? –dije.
Él me miró y negó con la cabeza.
–Dime que no es un elefante púrpura, o una estrella fugaz o un hombre lobo desnudo.
Solté una risita por lo bajo.
–¿Por qué no? ¿No estoy hablando con el tipo que devolvió a la vida a Walt Disney? –le mencioné sonriendo.
–Oye, no es fácil atrapar una estrella fugaz y los hombres lobos son un asco…
–Quiero que me beses –concluí.
Con brusco frenazo Joe detuvo el auto, eso era peligroso, necesitaba prepararme para algo intenso. Él agarró mi cara entre sus manos, se inclinó hacia mí y besó mis labios. Estaba devorándome. De pronto un intensivo y abrasador calor habitó mi piel y mi cuerpo. Deseé arrancarme la ropa, todo mi organismo y mi sangre ardía en llamas mientras él deslizaba su lengua dentro de mi boca y sus manos daban un paseo a través de los senderos de mis caderas. Mis colmillos estaban dolorosamente necesitados, olía a sangre, pero no era la sangre de Joe sino la del humano la que estaba alterando mis sentidos y provocándome un agudo arranque de sed. Me obligué a detenerme a mí misma.
El recorrido a casa fue corto, placentero y silencioso, ambos habíamos estado recuperando nuestro estado natural después de ese candente beso.
Cada vez que él me tocaba lograba encenderme. Lo amaba, como nunca había amado alguien. Estaba segura de que jamás podría olvidarme de él, de que ni siquiera lograría vivir si él no estaba. Podría detenerme a mirarlo el resto de la eternidad, nada quería más que ser inmortal a su lado, tenerlo para siempre, lo único que deseaba era él, mi única y más preciada adicción era él, mis únicos sueños y anhelaciones las ocupaba él, con él a mi lado no necesitaba nada más. Estaba completa cuando tocaba mi piel, me sentía segura estando junto a su cuerpo sintiendo su calor. Me aterrorizaba el sólo pensamiento de perderlo. No obstante, me sentía egoísta, porque una parte de mi ser quería atraparlo junto a mí por el resto de mi existencia, sentía la necesidad de encerrarlo en una jaula, encadenarlo, o esposarlo a mí exclusivamente para que permaneciera cada minuto atado conmigo. Porque ése era mi único miedo. Perderlo a él, que se apartara de mí, que me dejara, que se marchara. Yo lo necesitaba dolorosa y humillantemente. Me sobresalté al recordarme atada en el pecho de Joe cuando los cazadores de vampiros nos habían atrapado. Así era como deseaba tenerlo el resto de los tiempos, sobre mi pecho, a medio vestir y aglutinado por completo a cada centímetro de mi piel.
Mi musculoso y fuerte hombre vampiro arrastró hacia el interior de nuestra moderna guarida al humano que sangraba. Dejó al chico en el sofá, se lanzó en un sillón y empezó quitarse los zapatos.
–Y… ¿quién este individuo? –me interrogó Joe mientras arrancaba su corbata.
Miré al chico… ¿Quién es? Me pregunté a mi misma.
¡Oh! es un chico que me salvó la vida cuando tuve una pequeña lucha con Nick, nada importante.
Sí, claro.
Ésa era una respuesta que no iba a agradarle.
Evadiendo la respuesta me encaminé hacia el cuarto de baño más cercano, tomé una cajita de algodón, pañuelos y un antiséptico para curar las heridas del joven. Volví a la antesala principal donde Joe seguía esperándome y desnudándose, o algo así. Mientras mi nerviosismo aumentaba Joe lanzaba la mayoría de sus prendas por toda la sala, su calzado italiano estaba lanzado en la alfombra, el abrigo colgado en el apoyabrazos del sofá, la corbata en el perchero, y ahora él estaba desabrochando los botones de su camisa. Evité mirarlo para no soltar babas sobre el humano cuando desinfectara la mordida de su cuello.
Deslicé un pañuelo por el cuello del mortal, limpié su sangre antes de comenzar.
Joe aclaró su garganta para recordarme que seguía ahí.
–Es un chico que salvó mi vida. Le debía esto –le respondí de manera rezagada. Toqué las manos frías del humano, él chico estaba inmóvil, pálido, sin señales de vida–. ¡Nada de signos vitales! ¿Está vivo?
–Eso es lo que sucede cuando dejas a tus víctimas con vida después de haberlas mordido. No está muerto, está parcialmente anestesiado, o algo parecido –respondió Joe que estaba deshaciéndose de su camisa blanca–. ¿Cómo ha salvado tu vida? ¿Cuándo lo hizo?
¡Diablos! Joe podía pasar de un tema a otro sin dejar entre renglones ningún detalle.
Para mi completo alivio Adolph emergió desde la entrada del patio de la piscina, traía lentes oscuros, jeans y un sweater de rayas.
–No los esperaba tan pronto –intervino Adolph, pasó su mirada de Joe hacia mí y por último hacia el chico mortal–. No me dijeron que traerían invitados… –se interrumpió para hacer una mueca de desagrado–. Muertos.
–No está muerto –reclamé.
Después de haber vendado el cuello del mortal me erguí y vi directamente a Joe.
Me paralicé.
¡Por Dios! Él no llevaba camisa, sus pantalones estaban ajustados a sus perfectamente esculpidas piernas y le colgaban en la zona baja de sus caderas dejando a la vista las profundidades en los huesos a cada lado de la cadera, justo donde sus músculos empezaban a formarse en su abdomen desnudo.
¡Cielos! Él era como una escultura personificada, con músculos de piedra sólida y cada zona de su cuerpo cincelada impecablemente por algún buen artista.
–________, ¿en qué problemas nos has metido esta vez? –preguntó Adolph.
–Fue mi culpa –se culpó Joe–. He sido yo quien trajo al chico aquí.
¿Él siempre debía asumir la culpa por todo? Eso me molestó ligeramente.
–Diablos, no, eso no es cierto, yo le obligué –refunfuñé inusualmente preocupada por el humano inconsciente.
Joe resopló irónicamente.
–¿De verdad crees eso? –le dijo a Adolph.
Adolph lo miró ceñudo.
–No sé quién es el culpable, y honestamente no me importa –terció Adolph–. Pero deberían sacar a este mortal de aquí lo más pronto posible. Voy por un café.
Me incliné a escudriñar de cerca al rubio grandulón, oí los pasos de Adolph mientras se retiraba hacia la cocina. El vendaje en el cuello del mortal estaba manchado de rojo con su sangre, todos mis sentidos se alertaron, al olfatear su sangre mi percepción se agudizaba, mi corazón palpitaba pausada y dolorosamente en mi pecho, mi vista se hacía menos enfocada, únicamente podía ver la sangre, oler la sangre, degustar la sangre, sentir la sangre corriendo por sus venas, oír esos débiles latidos en el pecho del muchacho. Como un impulso dejé a la vista mis colmillos adoloridos y necesitados, sin poder evitarlo acerqué mi nariz al cuello del chico, no podía ver nada más, sangre era todo lo que me apetecía y que aparecía en mi mente y mis pensamientos. Desplegué los labios para abrir mi boca ampliamente mientras olfateaba su cuello impregnado en ese delicioso aroma, mis dientes tocaron su piel.
–Supongo que no querrás morderlo, ¿o sí? –me detuvo la voz de Joe.
Me alejé del humano velozmente como una exhalación, respiré de manera agitada apaciguando mis instintos primitivos y mis sentidos aturdidos.
–No me dejes morderlo –jadeé–. Si notas que quiero hacerlo detenme.
Joe se reclinó de una pared sobre su hombro mientras me analizaba con la mirada.
–¿Cómo quieres que lo haga? ¿Te sujeto fuerte? –preguntó con seriedad.
–Exacto –asentí entre jadeos.
–¿Te encierro en una habitación? –siguió.
–Aja.
–¿Te azoto contra la pared y te arranco la ropa?
–Sí –respondí. Vi la sonrisa maliciosa en su rostro–. No, eso no, de ninguna manera.
El sensual vampiro que estaba ahí coqueteándome se forzaba para contener la risa, su risa se confundía con el sonido quebradizo de las ondas de viento que entraban desde la puerta abierta de cristal que comunicaba la sala con la piscina y su figura se oscurecía entre las sombras.
Suspiré.
–Solamente quiero que despierte y sepa que le he devuelto el favor –hablé.
Di un paso más hacia el sofá y entonces el mortal jadeó desesperadamente como si tratara apresuradamente de respirar, inmediatamente comenzó a toser y abrió los ojos. Joe estaba detrás del sofá observándolo sin menor asombro en sus facciones. Aquel chico musculoso se levantó lánguidamente sobre sus pies, alzándose delante de mí. Clavó sus ojos negros igual que el carbón en mi cara sobresaltada.
–¿___(dininutivo)? ¡Vaya! Estás viva, preciosa –dijo el mortal arrancando de su cara sus anteojos quebrados–. Tienes que escuchar esto…
–¡No me llames ___(dininutivo)! ¡Nadie me llama ___(dininutivo)! –intervine con rigor–. Te dije que era ________.
El sonrió irónicamente.
–________, claro, lo tengo –se corrigió–. Creí que ya estarías muerta.
Inesperada y rápidamente el humano de los cabellos dorados ahuecó mi cara entre sus manos, me atrajo hacia su rostro y besó mis labios de manera veloz y con su boca cerrada. Lo siguiente que sé es que el joven estaba tendido en la alfombra con un moretón en el ojo y Joseph se encontraba de pie delante de mí con las manos hechas puños a cada lado de su cuerpo.
–¡Oh Dios! ¡Lo golpeaste! –exclamé para Joe–. ¡Lo dejarás de nuevo inconsciente!
–Será mucho peor que eso si vuelve a tocarte –rezongó Joe.
Para mi sorpresa el humano se levantó tambaleándose medio mareado y con la mano en la cabeza.
–Un novio vampiro, debí imaginarlo –balbuceó el mortal–. Ninguna chica tan sensual es soltera.
Joe tensó la mandíbula, los músculos en sus brazos se notaban más apretados y con una sobresaliente vena tensada bajo la piel.
–¿Llamas a mi chica “sensual” en mi cara? –preguntó Joseph incrédulo.
El chico soltó una risita relajada y profunda.
–No pienses que quiero robar a tu chica, amigo, soy muy espontáneo, si me encuentro de buen humor acostumbro a besar a las chicas o a cualquiera que esté cerca –testificó.
–Bien, ahora que estás a salvo deberías marcharte antes de que corte tu yugular –dijo Joseph casi con diversión–. Sería más apropiado que alejes tus labios de este lugar. Y no soy tu amigo, niño.
–Mira, Henrie, sólo quería que supieras que mi novio vampiro y yo hemos salvado tu vida –comencé–. Esos vampiros iban a matarte y por suerte yo estaba en el lugar correcto.
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh}
no la dejeeess ahiii poooorrfiiiss pon oootroooo
aaandaaaaa
no la dejeeess ahiii poooorrfiiiss pon oootroooo
aaandaaaaa
chelis
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
por dios no la dejes ahi!!
awww super tiernos!!
Joe que le dice que le bajaria una estrella!!
me enamore aun mas de el!!
y tambien ame cuando golpeo a henrie por besarla!!
uyuyuy Joe esta celoso!!
siguela porfa!!
quiero saber que le dira henrie!!
awww super tiernos!!
Joe que le dice que le bajaria una estrella!!
me enamore aun mas de el!!
y tambien ame cuando golpeo a henrie por besarla!!
uyuyuy Joe esta celoso!!
siguela porfa!!
quiero saber que le dira henrie!!
DanieladeJonas
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
jeje q celoso Joe pero me encanta!!!
y quiere complacer a la rayis en todo es un divino lo amo
sigue!!!!
y quiere complacer a la rayis en todo es un divino lo amo
sigue!!!!
Julieta♥
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
No puedes subir otro cap??
anda sube otro plis
jaja Henri beso cuando estoy de humor jahja
siguela
anda sube otro plis
jaja Henri beso cuando estoy de humor jahja
siguela
JB&1D2
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
awww me encanta Joe todo celoso
Defendiendo lo que es suyo
La rayita hecho a perder la noche de pasion que iban a tener
Siguela!!!
Defendiendo lo que es suyo
La rayita hecho a perder la noche de pasion que iban a tener
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Ese Henry se fue al chori! ahaha xD
Me imagine como Joe le abra pegado ahaha xD
Cielos!!, Gracias pro subir la nove!
Ya se te extrañaba!
Me imagine como Joe le abra pegado ahaha xD
Cielos!!, Gracias pro subir la nove!
Ya se te extrañaba!
Augustinesg
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
me ecvanto el puño de joesabe defender lo suyo
jajjaja me encanta
jajjaja me encanta
andreita
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Wow, me a tomado una semana para llegar asta aquí
Me encanta la novela
Es muy romántica y divertida
La historia esta genial
Y aparte es de vampiros y de los jonas
Me encanta, siguela pronto
porfa
Me sorprendió que al final el que mato a rayita fue nick y que joe volvió de la
Muerte despues de haber dado su alma por ella
Eso si es verdadero amor
nunca pensé que nick fuera el malo y que darius estuviera enamorado
de ella y mucho menos que ellos
eran la rencarnación
de adán y Eva
Me fascina
Soy tu fiel lectora
Me encanta la novela
Es muy romántica y divertida
La historia esta genial
Y aparte es de vampiros y de los jonas
Me encanta, siguela pronto
porfa
Me sorprendió que al final el que mato a rayita fue nick y que joe volvió de la
Muerte despues de haber dado su alma por ella
Eso si es verdadero amor
nunca pensé que nick fuera el malo y que darius estuviera enamorado
de ella y mucho menos que ellos
eran la rencarnación
de adán y Eva
Me fascina
Soy tu fiel lectora
Darzee-picka
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Darzee-picka escribió:Wow, me a tomado una semana para llegar asta aquí
Me encanta la novela
Es muy romántica y divertida
La historia esta genial
Y aparte es de vampiros y de los jonas
Me encanta, siguela pronto
porfa
Me sorprendió que al final el que mato a rayita fue nick y que joe volvió de la
Muerte despues de haber dado su alma por ella
Eso si es verdadero amor
nunca pensé que nick fuera el malo y que darius estuviera enamorado
de ella y mucho menos que ellos
eran la rencarnación
de adán y Eva
Me fascina
Soy tu fiel lectora
hola bienvenida si esta nove trae de todo un poco y te digi algo lo q les falta ver no es nada normal pero es muy demasiado linda, romántica, te daran ganas de llorar de la rabia te dará impotencia a mi esta nove me dio de todo un poco de verdad es una novela q la volvería a leer con mucho gusto ...
me encanta q seas fiel lectora =)
espero q disfrutes de los capitulos q estan x venir
lo q viene es muuuuuuuy bueno
ElitzJb
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