Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

por **berenice_89** Jue 12 Abr 2012, 10:56 pm

SERA SU PAREJA¡¡¡HEHE CUANTAS MORDIDAS

por **chelis** Vie 13 Abr 2012, 4:29 pm

UN CAPIS

por **berenice_89** Vie 13 Abr 2012, 7:47 pm

siguela¡¡

por **aranzhitha** Vie 13 Abr 2012, 7:51 pm

siguela!!
Ya quiero mas mordidas :twisted: baba

Y besos y todo lo que tenga que pasar baba

Ok, ya ves ya ando delirando porque no subes capi :(

por **chelis** Vie 13 Abr 2012, 8:04 pm

porfiiss

por **andreita** Sáb 14 Abr 2012, 9:19 am

UYYY ESTO SE PUESO BUENO
JOE QUERIA A LA RAYIS PARA ÉL
QUE GROSO JAJAJJA

PORQUE JOE NO BESA A LA RAYIS?

por **berenice_89** Sáb 14 Abr 2012, 10:34 am

mordidas mordidas queremos mordidas¡¡¡

por **aranzhitha** Sáb 14 Abr 2012, 11:06 am

siguela!!!! :( *-*

por **MaleeJonas** Sáb 14 Abr 2012, 12:00 pm

SIGUELAAAA
Quiero mas mordidasss jeje

por **ElitzJb** Sáb 14 Abr 2012, 12:23 pm

chicas como estan espero q esten super bien
bueno gracias a todas x sus comentarios
y ahora mas tarde subos mas capitulos okis
cada vez se pondra mejor se los aseguro

por **aranzhitha** Sáb 14 Abr 2012, 1:20 pm

yeii mas capitulos :o
ya quiero mas mordidas :twisted:
siguela!!!!!! :P

por **ElitzJb** Sáb 14 Abr 2012, 6:28 pm

Capítulo 5: Parte 1

Las Hermanas Salem

Mini maraton 1-2

Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 3 Mansionembrujada

Los neumáticos de goma de nuestro auto rechinaron en el asfalto cuando topamos con una cerrada curva al final del largo de esa calle. Adolph aceleró mucho más.
Nina que iba dormida en brazos de Alan no pudo evitar despertarse con el corazón en la boca.

El Mustang, sin embargo, nos golpeaba los talones cuando probábamos dejarles el polvo. En un vacío momento me perdí en la mirada de esos amarillentos ojos felinos del tipo que conducía tras nosotros y salí casi disparada hacia delante cuando el otro auto nos embistió por detrás chocándonos intencionalmente. No obstante, Joe, con sus reflejos de superhéroe interpuso su brazo delante de mí, impidiendo que estrellara mi nariz contra el espaldar del asiento delantero. Era agradable sentirse segura y protegida.
Nina chilló con pánico, era la primera vez que no parecía tan fríamente dura como aparentaba.
Casi pude sentir que dejábamos las ruedas pegadas en asfalto, nuestro Chevy salió propulsado hacia adelante.
Seguimos adelante durante incalculables minutos de frustración y el hombre, o vampiro, nos perseguía sin rendirse y de verdad parecía que no tenía el designio de atraparnos sino más bien de espantarnos, pues así estuvo detrás de nosotros con su auto casi horas eternas y agonizantes.
El pedal a fondo de nuestro auto, las llantas desgastándose, el viento atroz entrando de las ventanas, la tensión en nuestros semblantes, la vía lóbrega, el personaje cadavérico en el retrovisor con la vista fija en nosotros, mi cabello volando por la intensidad de la brisa gélida, mi mandíbula tiesa, la mirada de Joe fija en la carretera, sus labios fruncidos y sus puños apretados, la forma en que Adolph prensaba el cuero del volante con tanta dureza que creía que lo erradicaría, nick con ademán riguroso que irradiaba perturbación, los brazos de Nina envolviendo el cuello de Alan. Bien podía imaginar que era una perfecta toma para la filmación de una película de horror. Pero, lamentablemente, no lo era.
En un vago intervalo de tiempo recordé parpadear, lo hice en una milésima de segundo, no obstante, cuando abrí los ojos me fijé en el espejo retrovisor y el otro auto ya no estaba tras nosotros. Todos se volvieron para mirar hacia atrás a la carretera, incluyéndome, y el Mustang había desaparecido entre la pesadez de la penumbra, lo habíamos dejado atrás, ¿o tal vez nos había dado ventaja?
–No pasa nada –resonó la voz de Adolph–. Quizás sólo nos estaba pegando un susto.
–Pues funcionó –admitió Nina antes de conglomerar sus labios a los de Alan.
Con el auto, Adolph dio una vuelta en "U" para dirigirse otra vez hacia atrás.

–¿Qué haces? –le demandó nick a Adolph al observar que nos devolvíamos.
–Nos hemos saltado el camino correcto.
El auto descendió por una pendiente escondida en la carretera, al final de ésta había un letrero, en madera fermentada y envejecida que tenia letras difusas hechas con pintura blanca que decían "Welcome to Deadly Hall", nos adentramos en unas nebulosas calles que parecían tener miles de millones de años. Casas cutres, coloniales y antiguas se contemplaban al horizonte. Era como una dimensión paralela, era un pequeño pueblecillo recóndito debajo de la ciudad, a la mitad del Forest Hall, parecía ser una acogedora aldea dentro de un bosque, con caminos sin asfaltar y senderos hechos de tierra o arena blanca, aunque eran muy pocas las casas, más o menos una cada kilometro, casas que al menos debían de tener un siglo allí en el mismo sitio. Pude compararlo con un pueblo embrujado, un puerto abandonado, una ciudad vaquera y solitaria en el viejo oeste, un lugar muerto, como en TV.
Al final de la senda, donde se terminaba la línea del horizonte y el bosque se disipaba y las casas se eclipsaban, había algo que parecía un antiguo castillo, como los de la edad media, de piedra y con altísimas torres con ornamentos góticos o de estilo medieval. Des combinado pero hermoso.
–Damas y Caballeros... –profirió Adolph empezando a sonreír–. He aquí nuestro nuevo aposento.
Adolph aparcó el auto en la entrada.
–Escúchenme bien –replicó Adolph–. Estamos en la vivienda de las mejores cazadoras de vampiros del planeta, es por eso que ellas no deben saber lo que somos, no pueden hacer nada que nos delate porque oficialmente podemos considerarnos hombres muertos. Nos las arreglaremos para ocultar que bebemos sangre, prefiero vivir con un grupo de hechiceras antes de ser asesinados de la forma más dolorosa por un Zephyr. Ellas nos darán protección así que ahora viviremos aquí.
El silencio fue unísono y simultaneo.
Los cinco chicos abrieron las puertas del Chevy para salir de él aunque yo, oficialmente, tenía un serio problema.
–No puedo –comenté tomando el brazo de Joe antes de que pudiera bajarse.
El volteó a verme con el ceño fruncido y no fue el único que escuchó mi ahogado comentario, los demás volvieron a entrar al coche nuevamente como si lo que yo había dicho merecía ser escuchado.
–¿No puedes qué? –me cuestionó nick volviéndose para darme una ojeada desde el asiento frontal.
Sólo entonces solté el brazo de Joe.
–No puedo ir ahí. No he bebido nada de san...

–Shhh –Joe me cubrió la boca de nuevo con su mano y en seguida me enmudecí–. Ellas pueden escucharlo todo –farfulló y retiró su mano temiendo que yo volviera a morderlo.
–No me siento controlada –finalicé en un bisbiseo–. En todo el día no he bebido nada.
El conjunto de vampiros que estaban sentados a mi alrededor se miraron las caras como preguntándose algo mentalmente.
Nina con mucha rapidez abrió su mochila, sus manos trepidaban, de allí desembolsó uno de los vasos térmicos metálicos y me lo ofreció.
–Bébelo rápido –me ordenó ella.
Lo bebí lo más rápido que pude y con una desesperación reprimida.
Eso sólo pareció haber acrecentado mi apetito porque me sentía con ganas de tomar y tomar más, de todas formas ya me sentía capaz de controlarme.
Asentí con la cabeza cuando sentí todas las miradas fijas en mí, cinco chicos esperando una respuesta.

Llamamos al par de enormes puertas, dos gárgolas en el pórtico me observaban con innegable sed, y seis vampiros nos mordíamos las uñas con angustia, yo tenía miedo pero... ¿Ellos tenían miedo? ¿De qué? ¿De las "hechiceras"? ¿Tan malo era?
La puerta se abrió dejando a la vista oscuridad dentro de la casa, ninguno se atrevía a entrar allí, el interior del lugar no era más que lobreguez desde el fondo, nada más que oscuridad. Nos avistamos simultáneamente preguntándonos qué hacer.
Y allí, de entre las sombras apareció una figura más negra, la silueta de una sombra, reconocí a un hombre en el umbral de la puerta, la sombra de esa figura masculina se aclaró cuando borrascas de luz plateada iluminaron la mitad de su cuerpo. Con la mitad del cuerpo furtivo entre la noche y la otra mitad exiguamente iluminada por la luna, sonrió desde los adentros del recinto un joven, cerca de los veinticinco años quizás, alto, moreno, esbelto y con el cabello largo atado en una coleta detrás de la cabeza, estaba bien trajeado en una vestimenta blanca y negra nada casual. Lo discerní, era un mayordomo.
–Bienvenidos –sonrió con esmero dejando relucir sus dientes y apartándose de la puerta para que pudiéramos entrar.
De acuerdo, ¿quién quiere ir primero? Pensé casi con un toque de humor para darle frescura al asunto y alivianar un poco mi tensión.
Me dio la impresión de que Joe, Nina, Alan y yo pensábamos lo mismo porque repentinamente los cuatro sonreímos y al vernos los rostros, fue como si súbitamente nos hubiéramos leído el pensamiento.
Adolph fue el primero en dar el primer paso, seguido de Nick , luego Joe, luego Alan y por último Nina, que tuvo que halarme del brazo para hacerme mover los pies.
Las luces de la estancia se encendieron cuando entramos al lugar como si se tratara de una de esas mansiones espeluznantes embrujadas, no había nadie allí además de los clásicos muebles antiguos, el montón de antigüedades costosas, el mayordomo y nosotros, seis chicos ilusoriamente asustados.
–Tomen asiento –el gallardo mayordomo señaló los sillones del recibidor y los seis chicos obedientes nos sentamos en aquellos muebles de una decrepitud dudable.
En silencio esperamos, Adolph tenía sus ojos verdes clavados en sus manos entrelazadas, Joe estaba soliviantado como un niño pequeño, con sus ojos marrones brillantes y encendidos.
Parpadeé un par de veces, desde las escaleras gigantescas escuché lentos pasos apaciguados golpeando los escalones, desde lo alto de la escalera emergieron las tres mujeres más vampíricas que yo jamás haya visto. Pálidas como tres chicas fantasma, con el vestuario mas gótico que yo jamás haya visto, largos vestidos negros con corsé, mortífero maquillaje pálido con sus labios rojos y negros, sin una gota de rubor y los ojos azules bordeados en lápiz negro, sus cabellos largos absolutamente negros y lisos. Las tres eran iguales, trillizas, tres réplicas exactamente iguales. Góticas y con aspecto mortal, si yo no fuera vampiro hubiera pensado que ellas eran tres vampiresas al estilo Morticia Addams. Pero yo olfateaba su sangre, olfateaba sangre fría, sangre de humano pero con un aroma peculiar, igual de apetecible y atrayente pero sólo un poco diferente.
–¿Qué tal están nuestros invitados? –sopló una de las tres con voz aguda, femenina y suave.
–Hola –balbuceó Adolph con vacilación.
–¿Por qué han tardado tanto en llamar a la puerta? Los vi llegar en el auto –expresó otra de las copias con la misma voz.
–Lo siento. Mis amigos tenían un poco de miedo –admitió Adolph escondiendo su cara con la vista fija en el suelo.
–Ay, por favor. No somos unos monstruos, no mordemos a nadie –replicó una de las trillizas.
–Yo soy Agatha, ella es Helen y ella es Lorraine, somos las hermanas Salem. Pueden quedarse aquí el tiempo que quieran, arriba están las habitaciones, pueden instalarse en todas las que deseen, nosotras tenemos que salir justo ahora a patear el trasero de unos cuantos chupasangre. Si quieren algo, Harvey estará en su despacho –se referían al mayordomo.
El joven mayordomo abrió la puerta y afuera había una limosina esperando a las tres hermanas, ellas se despidieron con la mano mientras sonreían y se iban andando hasta su auto.
Las tres mujeres salieron y Harvey se fue "a su despacho" supuse.
Nosotros seis nos miramos y tragamos saliva con pánico.
–Este lugar le pone los pelos de punta incluso a un grupo de vampiros criminales como nosotros, y ni hablar de esas tres hermanas góticas –Nina rompió el silencio y su voz hizo eco entre las paredes gruesas.
Adolph miró a todas partes con irrefutable temor.
–Tengan cuidado con lo que dicen, por favor –rogó Adolph.
Nick suspiró. Y vi como de imprevisto el cuerpo de Joe se relajaba, se recostó cómodamente en el espaldar del sofá y se quitó los zapatos para poner sus pies encima de la mesita de café.
–Oh sí –barbulló Joe–. Esta noche tenemos una casa exclusivamente para nosotros. Maldita sea, que lugar más genial, tendré una habitación para mí solo, al fin algo de privacidad.
Nina se sonrió a sí misma.
–Claro que sí, esto será genial –casi gritó ella.
Joe agarró su par de zapatos y echó a correr escaleras arriba, Nina salió detrás de él para hacerle competencia. Alan y Adolph caminaron con aburrimiento para subir las escaleras, iba a seguirlos cuando noté que Nick no me seguía, se quedó allí sentado y lanzó un largo suspiro.
–¿No vienes? –indagué nerviosa.
Se levantó y se situó a mi lado. Di unos pasos más, aunque me percaté de que él no se movió, se quedó atrás, justo cuando iba a voltearme para verlo sentí su cuerpo tocar el mío por detrás, la tela de su camisa me tocaba la espalda descubierta por el escote y de repente aquellos fríos labios recorrieron desde mi hombro hasta mi cuello y se detuvieron en mi mandíbula, me estremecí hasta la punta de los pies. Qué bien se sentía. Giré mi cuerpo y atrapé el cuello de Nick con mis brazos, él me sonrió con calidez, luego besó mis labios, fue un beso lento y apasionado, lleno de fuego. Un juego de lenguas colosalmente peligroso.
Aisló mis labios y volvió a besar mi cuello, acarició el contorno de mi nuca con sus dedos y me mordisqueó levemente la piel, sus dientes me rozaban la piel, fue placentero en absoluto, su aroma llenaba mis sentidos y su piel fría me sosegaba el calor.
Y entonces descubrí sus malas intenciónes, abrió la boca ampliamente y sus alargados colmillos relucieron, iba a morder mi cuello con toda pasión, iba a beber mi sangre pero me opuse, lo tomé de los hombros y lo alejé recurriendo a un poco de fuerza. Él suspiró por decepción.
–Lo siento, yo... –no sabía que decirle.
–Está bien –me tranquilizó.
Su mano atrapó la mía y me condujo escaleras arriba.

Cada quien había tomado una habitación, yo elegí una en el mismo pasillo cerca de las de todos los demás, era una estancia grande, con una antigua cama grande, muebles igual de antiguos y un balcón cuyas puertas cerré poniendo el pestillo y cubrí con las cortinas puesto que era aterrador mirar el panorama de ese oscuro pueblo.
¿Qué clase de vampiro soy si me da miedo hasta mi sombra? Me pregunté mirando el techo con adornos barrocos hechos en yeso. No podía dormir, ni tenía sueño, ni podía controlar mi ansiedad. Sin poder soportarlo agarré las sábanas y las almohadas, salí de la habitación al pasillo donde, fortuitamente, estaban Adolph, Alan, Nina, Nick y Joe, cada uno de pie frente a su puerta con sus sábanas y sus almohadas. Los seis reímos a carcajadas y bajamos a la sala principal.
Allí todos nosotros nos sentamos muy juntos en la alfombra y los sillones.
–Chicos, es aburridísimo intentar dormir cuando no los escucho fastidiándome, supongo que me acostumbré a quedarme dormida hablando con ustedes. En serio, ya no me agrada tanto la privacidad –admitió Nina sonrojándose ligeramente.
Los chicos rieron sabiendo que todos opinaban lo mismo.

Toda la noche estuvimos conversando, me dio la oportunidad de conocerlos mejor a todos, chicos graciosos y amigables, no asesinos ni ladrones, incluso entre palabrería tonta pude mantener alguna que otra conversación con Joe sin mentarnos la madre o atacarnos como perros y gatos, él era mucho más gracioso, divertido y amable, cuando conversaba con sus camaradas, casi dejaba de lado su presumida fachada y su vanidoso ego. Claro que, secretamente me gustaban mucho los chicos presumidos aunque me convencí de que dejaron de gustarme cuando conocí a Joe. A veces era muy irritante haciendo bromas pesadas y eso me hastiaba, algunas veces me trataba como una chica a la que repudiaba y otras veces sólo me sonreía y me hablaba con gentileza sin dejar de ser seductor, simplemente nunca podía dejar de ser seductor, incluso haciendo chistes y tomándoselo todo a la ligera.
Sin darme cuenta fui la primera en caer dormida, mi mente estuvo toda la noche en blanco. Desperté en los brazos de Nick . También fui la primera en despertar. Observé al grupo de chicos allí lanzados por toda la sala durmiendo. Me escabullí del agarre del guapísimo nick, quise andar hasta algún baño cercano.
–Espera –oí la voz de Joe–. ¿Adónde vas?
–No te importa –bostecé al tiempo que hablaba adormecida.
–¿Siempre eres tan amargada? –Joe se alzó del sillón en el que estuvo durmiendo.
–No, cuando me emborracho soy...
–Lo sé –me interrumpió él–. Sé cómo eres cuando estás ebria.
Se rio casi a carcajadas, pero noté como intentaba contener su risa.
Inevitablemente sonreí.
–Con Nick tampoco eres tan amarga, ¿verdad? –insinuó Joe.
Negué con la cabeza.
–Creo que es más bien algo personal, es sólo contigo –bromeé, le sonreí pero de pronto observé su herida de colmillos en el cuello, aún no se había cerrado, recordé que fui yo quien le hizo aquello y desdibujé mi sonrisa porque me recorrió un escalofrío al recordar esa noche con Joe, bueno, lo poco que recordaba, que por cierto cada día se hacía más borroso. No aparté la vista de su cuello, él sabía lo que yo miraba, impetuosamente toqué mi cuello para palpar la herida que Joe me había hecho.
Joe estaba recordando lo mismo que yo, algo me lo decía, su sonrisa amplia con malicia, su mirada pícara, la forma en que humedeció sus labios con su lengua, y sus gestos partícipes me hacían saber que, al igual que yo, él también estaba acordándose de aquello, para él podía ser entretenido pero yo lo recordaba como vergonzoso y me maleaba desde lo más hondo.
Sin dejar de mirarme Joe me pasó por un lado, con su hombro chocó el mío intencionalmente. ¿Cómo podía ser tan arrogante y sexy al mismo tiempo?
–¡Oye! –me quejé chillando y tocándome el hombro que quedó doliéndome.
El estúpido de Joseph ni siquiera volteó a verme, siguió su camino escaleras arriba.

Minutos más tarde recogí un poco de ropa de Nina y busqué un cuarto de baño en el pasillo de arriba, examiné puerta por puerta hasta que encontré el sanitario. Y, oh no, no estaba vacío, claro que no, había un jacuzzi, una ducha, un W.C, un lavamanos adornado, una alfombra de baño en el suelo, un gran espejo, estanterías colmadas de productos para higiene personal, una ventana enorme con las cortinas abiertas dejando entrar mucha luz solar molesta y cegadora, una papelera, un par de encimeras y no podía faltar, un Joe medio desnudo con una toalla alrededor de sus caderas.

por **aranzhitha** Sáb 14 Abr 2012, 7:02 pm

awww me encanto :)
a mi tambien me daria miedo esas brujas :affraid:
owww Nick es tan sexy y el si la quiere o no??? :twisted:
y Joe que engreído es a veces pero sexy :evil:
pero no entiendo hay un triangulo amoroso entre la rayiz, Joe y Nick??? :o
porque yo me quedaría con los dos baba

por **aranzhitha** Sáb 14 Abr 2012, 7:04 pm

Siguela falta un capi del mini-maraton siguela

por **aranzhitha** Sáb 14 Abr 2012, 7:27 pm

Te he dicho que tu nove es adictiva :(
anda siguela

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