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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 1 de 4. • 1, 2, 3, 4
La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Nombre: La guia de _______ para citas con el lado oscuro
Autor: Beth Fantaskey / Adaptación: JulieStyas4Nick
Adaptación: Si.
Género: Romance/ Drama / Fantastica.
Advertencias: Ninguna (:
Otras Páginas: No que yo sepa(:
Los No-muertos realmente pueden fastidiar tu último año de secundaria… Casarse con un vampiro definitivamente no se ajusta a los planes de _______ Packwood para "buscarse una vida" al terminar el instituto. Pero entonces hace aparición un extraño (e increíblemente guapo) estudiante de intercambio llamado Nicholas Jonas, afirmando que _______ es una [b]princesa vampírica rumana de nacimiento y es además, su prometida perdida. Armada de mucho valor y una copia de Crecer Estando Muerto: La Guía Para Vampiros Adolescentes, Citas, Sentimientos, Emociones, Salud y Vida, _______ hace una dramática transición de estudiante promedio a glamorosa princesa vampírica
europea. Pero cuando un cazador hortera pone sus ojos en Nick, _______ se encontrara luchando por recuperar a su príncipe rebelde, por salvar su alma de la destrucción eterna y por evitar la guerra mundial entre clanes vampiros que se desatará si no cumple su destino de casarse con él. Solamente recuerden, chicas: El joven vampiro masculino es un depredador en la naturaleza. Algunos chicos pueden mirarle no sólo con un interés romántico, pero como la presa...
Hola esta es mi segunda adaptación en este foro mi nombre es Julissa, pero pueden llamarme Julie, espero que esta adaptación sea de su agrado, a mi me gusto mucho y bueno como ya se dieron cuenta es de vampiros.
Autor: Beth Fantaskey / Adaptación: JulieStyas4Nick
Adaptación: Si.
Género: Romance/ Drama / Fantastica.
Advertencias: Ninguna (:
Otras Páginas: No que yo sepa(:
La guia de _______ para citas con el lado oscuro
Los No-muertos realmente pueden fastidiar tu último año de secundaria… Casarse con un vampiro definitivamente no se ajusta a los planes de _______ Packwood para "buscarse una vida" al terminar el instituto. Pero entonces hace aparición un extraño (e increíblemente guapo) estudiante de intercambio llamado Nicholas Jonas, afirmando que _______ es una [b]princesa vampírica rumana de nacimiento y es además, su prometida perdida. Armada de mucho valor y una copia de Crecer Estando Muerto: La Guía Para Vampiros Adolescentes, Citas, Sentimientos, Emociones, Salud y Vida, _______ hace una dramática transición de estudiante promedio a glamorosa princesa vampírica
europea. Pero cuando un cazador hortera pone sus ojos en Nick, _______ se encontrara luchando por recuperar a su príncipe rebelde, por salvar su alma de la destrucción eterna y por evitar la guerra mundial entre clanes vampiros que se desatará si no cumple su destino de casarse con él. Solamente recuerden, chicas: El joven vampiro masculino es un depredador en la naturaleza. Algunos chicos pueden mirarle no sólo con un interés romántico, pero como la presa...
Hola esta es mi segunda adaptación en este foro mi nombre es Julissa, pero pueden llamarme Julie, espero que esta adaptación sea de su agrado, a mi me gusto mucho y bueno como ya se dieron cuenta es de vampiros.
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Primera y Fiel lectora!!
Quiero primer cap plxx'
Me ha encantado lo que has escrito =D
Pon primer cap, si? =D
Quiero primer cap plxx'
Me ha encantado lo que has escrito =D
Pon primer cap, si? =D
BiiankaLoveU
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
new reader siguela se ve genial
lovely last
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Bienvenidas a las nuevas lectoras:D
Capitulo 1
La primera vez que lo vi, una niebla gris y pesada se aferraba a los campos de maíz,
lenguas de bruma deslizándose entre los tallos moribundos. Era una mañana sombría
justo después del Día del Trabajo, y estaba esperando por el autobús escolar, metida
en mis asuntos, de pie en el camino de tierra que conectaba la granja de mi familia con
la carretera principal de la ciudad.
Estaba pensando en cuántas veces probablemente abrí esperado ese bus durante el
transcurso de doce años, matando el tiempo tal y como lo haría cualquier atleta,
haciendo cálculos en mi cabeza, cuando lo vi.
Y de pronto ese familiar tramo de asfalto me pareció horriblemente desolado.
Estaba de pie bajo un haya inmensa al otro lado de la carretera, sus brazos cruzados
sobre el pecho. Las ramas bajas y nudosas del árbol se retorcían a su alrededor, casi
ocultándolo entre ramas y hojas y sombras. Pero era obvio que era alto y llevaba un
abrigo largo y oscuro, casi como una capa.
Se me oprimió el pecho, y tragué con fuerza. ¿Quién estaría de pie debajo de un árbol
al amanecer, en el medio de ninguna parte, vestido con una capa negra?
Debió de darse cuenta de que lo había visto, porque se movió un poco, como si se
estuviera planteando irse. O quizá cruzar la carretera.
Nunca me había dado cuenta de cuán vulnerable había sido todas esas mañanas en
que había esperado allí sola, pero esa realidad me golpeó fuerte entonces.
Miré hacia la carretera, el corazón latiéndome con fuerza. ¿Dónde está el estúpido
autobús? ¿Y por qué mi padre tenía que ser tan fanático del transporte público, de
todas formas? ¿Por qué no podría yo tener un coche, como prácticamente todos los
demás alumnos de último curso? Pero no, yo tenía que “compartir vehículo” para
salvar el medioambiente. Cuando sea abducida por ese tío amenazador de ahí, papá
probablemente insista en que mi cara sólo aparezca en cartones de leche reciclados…
En la preciosa fracción de segundo que gasté enfadándome con mi padre, el extraño
se movió, ahora sí, en mi dirección, saliendo de debajo del árbol, y podría haber
jurado que le oí decir “Antanasia” -Mi antiguo nombre… Mi nombre de nacimiento, el
que me pusieron en Europa del Este, antes de que me adoptaran y me trajeran a
América, rebautizada como _______ Packwood-…
O tal vez estuviera oyendo cosas, porque la palabra fue ahogada por el sonido de
neumáticos sobre el asfalto, frenos chirriantes y puertas abriéndose mientras el
conductor, el viejo señor Dilly, las abrió para mí. Nunca había estado tan feliz de subir
a bordo.
-Buenas, ____.- Gruñó el señor Dilly, y caminé a trompicones por el pasillo, en busca de
un asiento vacío o una cara amiga entre los pasajeros medio groguis. A veces era un
asco vivir en La Pennsylvania rural. Los chicos de ciudad probablemente aún seguían
durmiendo tranquilamente y a salvo en sus camas.
Localizando un sitio al final del bus, me apoltroné con alivio. Tal vez había exagerado.
Tal vez mi imaginación se había desbocado, o demasiados episodios de los más
buscados de América me habían afectado a la cabeza. O tal vez el extraño sí había
pretendido hacerme daño… Girándome, miré por la ventanilla trasera, y mi corazón
dio un vuelco.
Aún seguía allí, pero ahora en la carretera, con un pie plantado a cada lado de la doble
línea amarilla, los brazos aún cruzados, viendo marchar el autobús. Viéndome.
Antanasia… ¿De verdad lo había oído llamarme por mi largo nombre olvidado en el
tiempo? Y si conocía ese hecho oscuro, ¿qué más sabía el oscuro extraño, alejándose
en la niebla, sobre mi pasado? Aún más importante, ¿qué quería de mí en el presente?...
Listo alli esta el primer capitulo espero y les guste :D
“Solamente recuerden, chicas: El joven vampiro masculino es un
depredador en la naturaleza. Algunos chicos pueden mirarle no sólo
con un interés romántico, pero como la presa... "
depredador en la naturaleza. Algunos chicos pueden mirarle no sólo
con un interés romántico, pero como la presa... "
Capitulo 1
La primera vez que lo vi, una niebla gris y pesada se aferraba a los campos de maíz,
lenguas de bruma deslizándose entre los tallos moribundos. Era una mañana sombría
justo después del Día del Trabajo, y estaba esperando por el autobús escolar, metida
en mis asuntos, de pie en el camino de tierra que conectaba la granja de mi familia con
la carretera principal de la ciudad.
Estaba pensando en cuántas veces probablemente abrí esperado ese bus durante el
transcurso de doce años, matando el tiempo tal y como lo haría cualquier atleta,
haciendo cálculos en mi cabeza, cuando lo vi.
Y de pronto ese familiar tramo de asfalto me pareció horriblemente desolado.
Estaba de pie bajo un haya inmensa al otro lado de la carretera, sus brazos cruzados
sobre el pecho. Las ramas bajas y nudosas del árbol se retorcían a su alrededor, casi
ocultándolo entre ramas y hojas y sombras. Pero era obvio que era alto y llevaba un
abrigo largo y oscuro, casi como una capa.
Se me oprimió el pecho, y tragué con fuerza. ¿Quién estaría de pie debajo de un árbol
al amanecer, en el medio de ninguna parte, vestido con una capa negra?
Debió de darse cuenta de que lo había visto, porque se movió un poco, como si se
estuviera planteando irse. O quizá cruzar la carretera.
Nunca me había dado cuenta de cuán vulnerable había sido todas esas mañanas en
que había esperado allí sola, pero esa realidad me golpeó fuerte entonces.
Miré hacia la carretera, el corazón latiéndome con fuerza. ¿Dónde está el estúpido
autobús? ¿Y por qué mi padre tenía que ser tan fanático del transporte público, de
todas formas? ¿Por qué no podría yo tener un coche, como prácticamente todos los
demás alumnos de último curso? Pero no, yo tenía que “compartir vehículo” para
salvar el medioambiente. Cuando sea abducida por ese tío amenazador de ahí, papá
probablemente insista en que mi cara sólo aparezca en cartones de leche reciclados…
En la preciosa fracción de segundo que gasté enfadándome con mi padre, el extraño
se movió, ahora sí, en mi dirección, saliendo de debajo del árbol, y podría haber
jurado que le oí decir “Antanasia” -Mi antiguo nombre… Mi nombre de nacimiento, el
que me pusieron en Europa del Este, antes de que me adoptaran y me trajeran a
América, rebautizada como _______ Packwood-…
O tal vez estuviera oyendo cosas, porque la palabra fue ahogada por el sonido de
neumáticos sobre el asfalto, frenos chirriantes y puertas abriéndose mientras el
conductor, el viejo señor Dilly, las abrió para mí. Nunca había estado tan feliz de subir
a bordo.
-Buenas, ____.- Gruñó el señor Dilly, y caminé a trompicones por el pasillo, en busca de
un asiento vacío o una cara amiga entre los pasajeros medio groguis. A veces era un
asco vivir en La Pennsylvania rural. Los chicos de ciudad probablemente aún seguían
durmiendo tranquilamente y a salvo en sus camas.
Localizando un sitio al final del bus, me apoltroné con alivio. Tal vez había exagerado.
Tal vez mi imaginación se había desbocado, o demasiados episodios de los más
buscados de América me habían afectado a la cabeza. O tal vez el extraño sí había
pretendido hacerme daño… Girándome, miré por la ventanilla trasera, y mi corazón
dio un vuelco.
Aún seguía allí, pero ahora en la carretera, con un pie plantado a cada lado de la doble
línea amarilla, los brazos aún cruzados, viendo marchar el autobús. Viéndome.
Antanasia… ¿De verdad lo había oído llamarme por mi largo nombre olvidado en el
tiempo? Y si conocía ese hecho oscuro, ¿qué más sabía el oscuro extraño, alejándose
en la niebla, sobre mi pasado? Aún más importante, ¿qué quería de mí en el presente?...
Listo alli esta el primer capitulo espero y les guste :D
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Me ha encantado el cap!
Antanasia... Que nombre mas raro, no? Jaja
Siguela, si?? Plxx'! =D
Antanasia... Que nombre mas raro, no? Jaja
Siguela, si?? Plxx'! =D
BiiankaLoveU
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Nueva Lectora!
Me encanto la nove!
Amo todo lo que tenga que ver con vampiros y la mitologia !
Asi que espero que sigas pronto tu nove !
Besos!
Me encanto la nove!
Amo todo lo que tenga que ver con vampiros y la mitologia !
Asi que espero que sigas pronto tu nove !
Besos!
Sunny
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Capítulo 2
-Así que eso resume bastante bien mi verano en el campamento- Suspiró mi mejor
amiga Melinda Sue Stankowicz, tirando de la pesada puerta de cristal del Instituto
Woodrow Wilson.
-Niños que echan de menos sus casas, sus plantas, y arañas grandes en las duchas.
-Parece que ser consejera es horrible.- Me compadecí mientras entrábamos en los
pasillos familiares, que olían a limpio y a cera fresca para suelos. -Si eso ayuda, yo
gané por lo menos dos kilos y medio siendo camarera en el restaurante. No podía
evitar comer tarta cada vez que tenía un descanso-
-Te ves genial- Mindy le restó importancia a mi queja.
-Aunque no estoy segura sobre tu pelo…-
-¡Eh!- Protesté, aplastando mis rizos ingobernables, que parecían estar rebelándose en
la humedad del final del verano. -Te diré que me pasé una hora con el secador y esta
“crema alisadora” que me costó las propinas de una semana…- Mi voz se fue
apagando, cuando me di cuenta de que Mindy estaba distraída y no me escuchaba.
Seguí su mirada al otro lado del pasillo hacia las taquillas.
-Y hablando de verse genial- Dijo.
Jake Zinn, que vivía en una granja cerca de la propiedad de mi familia, estaba
luchando con la combinación de su taquilla. Frunciendo el ceño a un trozo de papel en
su mano, giró la rueda y agitó la manilla. Una camiseta blanca obviamente nueva hacía
que su moreno de verano se viera especialmente profundo. Las mangas se ceñían al
rededor de unos bíceps prominentes.
-Jake está alucinante.- Susurró Mindy mientras nos acercábamos a mi vecino. -Debió
de haberse apuntado a un gimnasio o algo. ¿Y se puso mechas?-
-Estuvo cargando pacas de heno todo el verano al sol, Min.- Susurré en respuesta. -No
necesita un gimnasio, ni aclararse el pelo-
Jake alzó la vista mientras pasábamos a su lado, y sonrió cuando me vio.
-Hola, ____-
-Hola- Respondí. Después mi mente se quedó en blanco.
Mindy se incorporó a la conversación, evitando un silencio incómodo.
-Parece que te dieron la combinación equivocada.- Apuntó, señalando con la cabeza a
la taquilla aún cerrada de Jake. -¿Intentaste darle una patada?-
Jake ignoró la sugerencia.
-Anoche no trabajaste, ¿eh, _____?-
-No, ya terminé en el restaurante.- Dije. -Solo era un trabajo de verano.-
Jake pareció algo decepcionado.
-Oh. Vaya. Pues entonces creo que tendré que ponerme al día contigo en el instituto,
supongo.-
-Sí. Estoy segura de que tendremos algunas clases juntos.- Dije, sintiendo que mis
mejillas se calentaban. -Nos vemos.- Casi arrastré a Mindy conmigo por el pasillo.
-¿De qué iba eso?- Exigió cuando estuvimos fuera de su alcance. Miré a Jake por
encima del hombro.
Mi rostro se puso aún más caliente.
-¿De qué iba qué?-
-Jake todo triste de que dejaras el restaurante. Tú poniéndote de un rojo brillante…-
-No es nada.- Le advertí. -Vino varias veces hacia el final de mi turno y me llevó a casa
en su coche. Salimos un tiempo… Y no estoy roja.-
-¿De veras?- La sonrisa de Mindy era de suficiencia. -Tú y Jake, ¿eh?-
-No es nada importante.- Insistí.
El brillo de los ojos de Mindy me dijo que sabía que no estaba siendo completamente
sincera.
-Este va a ser un año muy interesante.- Predijo.
-Y hablando de interesante…- Empecé a contarle a mi mejor amiga sobre el extraño
aterrador de la parada del bus. Pero en el momento en que pensé en él, el pelo en la
parte posterior de mi cabeza se erizó, casi como si estuviera siendo observada.
-Antanasia…-
El eco de la voz baja y profunda llenó mi cerebro, como una pesadilla recordada a
medias.
Me froté la parte de atrás del cuello. Tal vez le contara a Mindy la historia después.
O tal vez todo el asunto se desvanecería sin más y ya nunca volvería a pensar en ese tío
jamás. Eso era lo que pasaría, probablemente. Y aún así el cosquilleo no desapareció.
-Así que eso resume bastante bien mi verano en el campamento- Suspiró mi mejor
amiga Melinda Sue Stankowicz, tirando de la pesada puerta de cristal del Instituto
Woodrow Wilson.
-Niños que echan de menos sus casas, sus plantas, y arañas grandes en las duchas.
-Parece que ser consejera es horrible.- Me compadecí mientras entrábamos en los
pasillos familiares, que olían a limpio y a cera fresca para suelos. -Si eso ayuda, yo
gané por lo menos dos kilos y medio siendo camarera en el restaurante. No podía
evitar comer tarta cada vez que tenía un descanso-
-Te ves genial- Mindy le restó importancia a mi queja.
-Aunque no estoy segura sobre tu pelo…-
-¡Eh!- Protesté, aplastando mis rizos ingobernables, que parecían estar rebelándose en
la humedad del final del verano. -Te diré que me pasé una hora con el secador y esta
“crema alisadora” que me costó las propinas de una semana…- Mi voz se fue
apagando, cuando me di cuenta de que Mindy estaba distraída y no me escuchaba.
Seguí su mirada al otro lado del pasillo hacia las taquillas.
-Y hablando de verse genial- Dijo.
Jake Zinn, que vivía en una granja cerca de la propiedad de mi familia, estaba
luchando con la combinación de su taquilla. Frunciendo el ceño a un trozo de papel en
su mano, giró la rueda y agitó la manilla. Una camiseta blanca obviamente nueva hacía
que su moreno de verano se viera especialmente profundo. Las mangas se ceñían al
rededor de unos bíceps prominentes.
-Jake está alucinante.- Susurró Mindy mientras nos acercábamos a mi vecino. -Debió
de haberse apuntado a un gimnasio o algo. ¿Y se puso mechas?-
-Estuvo cargando pacas de heno todo el verano al sol, Min.- Susurré en respuesta. -No
necesita un gimnasio, ni aclararse el pelo-
Jake alzó la vista mientras pasábamos a su lado, y sonrió cuando me vio.
-Hola, ____-
-Hola- Respondí. Después mi mente se quedó en blanco.
Mindy se incorporó a la conversación, evitando un silencio incómodo.
-Parece que te dieron la combinación equivocada.- Apuntó, señalando con la cabeza a
la taquilla aún cerrada de Jake. -¿Intentaste darle una patada?-
Jake ignoró la sugerencia.
-Anoche no trabajaste, ¿eh, _____?-
-No, ya terminé en el restaurante.- Dije. -Solo era un trabajo de verano.-
Jake pareció algo decepcionado.
-Oh. Vaya. Pues entonces creo que tendré que ponerme al día contigo en el instituto,
supongo.-
-Sí. Estoy segura de que tendremos algunas clases juntos.- Dije, sintiendo que mis
mejillas se calentaban. -Nos vemos.- Casi arrastré a Mindy conmigo por el pasillo.
-¿De qué iba eso?- Exigió cuando estuvimos fuera de su alcance. Miré a Jake por
encima del hombro.
Mi rostro se puso aún más caliente.
-¿De qué iba qué?-
-Jake todo triste de que dejaras el restaurante. Tú poniéndote de un rojo brillante…-
-No es nada.- Le advertí. -Vino varias veces hacia el final de mi turno y me llevó a casa
en su coche. Salimos un tiempo… Y no estoy roja.-
-¿De veras?- La sonrisa de Mindy era de suficiencia. -Tú y Jake, ¿eh?-
-No es nada importante.- Insistí.
El brillo de los ojos de Mindy me dijo que sabía que no estaba siendo completamente
sincera.
-Este va a ser un año muy interesante.- Predijo.
-Y hablando de interesante…- Empecé a contarle a mi mejor amiga sobre el extraño
aterrador de la parada del bus. Pero en el momento en que pensé en él, el pelo en la
parte posterior de mi cabeza se erizó, casi como si estuviera siendo observada.
-Antanasia…-
El eco de la voz baja y profunda llenó mi cerebro, como una pesadilla recordada a
medias.
Me froté la parte de atrás del cuello. Tal vez le contara a Mindy la historia después.
O tal vez todo el asunto se desvanecería sin más y ya nunca volvería a pensar en ese tío
jamás. Eso era lo que pasaría, probablemente. Y aún así el cosquilleo no desapareció.
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Luciana. escribió:Nueva Lectora!
Me encanto la nove!
Amo todo lo que tenga que ver con vampiros y la mitologia !
Asi que espero que sigas pronto tu nove !
Besos!
BIENVENIDA!(: , sisi la nove es linda:B
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Me ha encantado! =D
Siguela plxx'
Quiero más :B
Siguela plxx'
Quiero más :B
BiiankaLoveU
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Capítulo 3 Parte 1/2
-Esta va a ser una clase muy excitante.- Prometió la señora Wilhelm, desbordando
entusiasmo mientras nos entregaba la lista de lectura para Literatura Inglesa IV: desde
Shakespeare a Stoker. -Os va a encantar los clásicos que he seleccionado. Preparaos
para un año de hazañas épicas, emocionantes romances, y los enfrentamientos de los
grandes ejércitos. Todo ello sin dejar jamás el Instituto Woodrow Wilson.-
Aparentemente no todo el mundo estaba tan extático por los ejércitos enfrentados o los
corazones arrebatados como la señora Wilhelm, porque oí un montón de gruñidos a
medida que la lista circulaba por la clase. Acepté la copia de manos de mi eterno
torturador, Frank Dormand, se había dejado caer en el asiento anterior al mío como
una inmensa y pegajosa bola de papel, y eché un vistazo rápido. Oh, no. No Ivanhoe y
Moby Dick… ¿quién tiene tiempo para Moby Dick? Se suponía que este iba a ser el añoen que iba a tener una vida social. Por no mencionar a Dracula… por favor. Si había
algo que odiara, eran los cuentos de hadas espeluznantes sin ninguna base en la
realidad o la lógica. Ese era el territorio de mis padres, y no tenía ningún interés en ir
allí.
Echándole una mirada rápida a Mindy al otro lado del pasillo, también vi en sus ojos
pánico y miseria mientras susurraba:
-¿Qué significa “borrascosas”?-
-Ni idea.- Le respondí también en susurros. -Lo buscaremos.-
-También quiero que paséis este cuadro de asientos.- Continuó la señora
Wilhelm, crujiendo por la clase en sus zapatos cómodos. -El puesto que hayáis
escogido será vuestro asiento asignado para el año. Veo algunas caras nuevas por ahí,
y quiero llegar a conocerlos tan pronto como pueda, así que no os mováis.-
Me hundí en mi asiento. Genial. Estaba destinada a un año entero de comentarios
estúpidos, pero malvados, de Frank Dormand, algo que estaba segura saldría a
borbotones cada vez que se diera la vuelta para entregar algo. Y la legendaria
animadora la zorra Faith Crosse había reclamado el sitio directamente detrás del mío.
Estaba atrapada entre dos de las personas más horribles del colegio como en un
sándwich. Y me volví a la izquierda Jake había encontrado un asiento cercano al mío.
Sonrió de oreja a oreja cuando lo miré. Podría haber sido peor, supongo. Pero no
mucho.
Frank se dio la vuelta en su silla para lanzarme el cuadro de los asientos.
-Ahí te va, Urraca- Gruñó, usando el nombre que me había asignado en la guardería.
-Pon eso en el cuadro.- Sí. Estúpido y malvado, tal y como había predicho. Y sólo
quedaban 180 días de clase.
-Por lo menos sé deletrear mi nombre.- Le dije entre dientes. Idiota.
Dormand volvió a darse la vuelta, humillado y con cara de malas pulgas, me puse a
hurgar en la mochila en busca de mi bolígrafo. Cuando me dispuse a escribir mi
nombre, el bolígrafo estaba completamente seco, probablemente porque había
permanecido sin tapa en mi mochila todo el verano. Agité el bolígrafo y lo volví a
intentar. Nada.
Empecé a girarme a la izquierda, pensando que tal vez Jake podría dejarme uno de los
suyos. Antes de que pudiera preguntarle, sin embargo, sentí un toquecito en mihombro derecho. Ahora no… Ahora no… Consideré ignorarlo, pero quienquiera que
me estuviera dando golpecitos volvió a intentarlo.
-Discúlpame, pero ¿tienes necesidad de un instrumento de escritura?-
La voz profunda con el inusual acento europeo venía de algún punto cercano, detrás de
mí. No tenía más opción que darme la vuelta. No.
Era él. El chico de la parada. Habría reconocido el extraño atuendo, el abrigo largo,
las botas, por no mencionar su imposible altura en cualquier parte. Sólo que esta vez
estaba a apenas unos centímetros de mí. Lo bastante cerca como para ver sus ojos.
Eran lo bastante oscuros como para ser negros y estaban mirándome fijamente con una
inteligencia tranquila, pero de alguna forma inquietante. Tragué con fuerza, congelada
en mi asiento. ¿Había estado en clase todo el tiempo? Y si era así, ¿cómo podía no
haberlo visto? Quizás porque estaba sentado medio apartado de los demás. O quizás
porque incluso el aire en su rincón particular se veía turbio, el fluorescente sobre su
asiento fundido.
-Esta va a ser una clase muy excitante.- Prometió la señora Wilhelm, desbordando
entusiasmo mientras nos entregaba la lista de lectura para Literatura Inglesa IV: desde
Shakespeare a Stoker. -Os va a encantar los clásicos que he seleccionado. Preparaos
para un año de hazañas épicas, emocionantes romances, y los enfrentamientos de los
grandes ejércitos. Todo ello sin dejar jamás el Instituto Woodrow Wilson.-
Aparentemente no todo el mundo estaba tan extático por los ejércitos enfrentados o los
corazones arrebatados como la señora Wilhelm, porque oí un montón de gruñidos a
medida que la lista circulaba por la clase. Acepté la copia de manos de mi eterno
torturador, Frank Dormand, se había dejado caer en el asiento anterior al mío como
una inmensa y pegajosa bola de papel, y eché un vistazo rápido. Oh, no. No Ivanhoe y
Moby Dick… ¿quién tiene tiempo para Moby Dick? Se suponía que este iba a ser el añoen que iba a tener una vida social. Por no mencionar a Dracula… por favor. Si había
algo que odiara, eran los cuentos de hadas espeluznantes sin ninguna base en la
realidad o la lógica. Ese era el territorio de mis padres, y no tenía ningún interés en ir
allí.
Echándole una mirada rápida a Mindy al otro lado del pasillo, también vi en sus ojos
pánico y miseria mientras susurraba:
-¿Qué significa “borrascosas”?-
-Ni idea.- Le respondí también en susurros. -Lo buscaremos.-
-También quiero que paséis este cuadro de asientos.- Continuó la señora
Wilhelm, crujiendo por la clase en sus zapatos cómodos. -El puesto que hayáis
escogido será vuestro asiento asignado para el año. Veo algunas caras nuevas por ahí,
y quiero llegar a conocerlos tan pronto como pueda, así que no os mováis.-
Me hundí en mi asiento. Genial. Estaba destinada a un año entero de comentarios
estúpidos, pero malvados, de Frank Dormand, algo que estaba segura saldría a
borbotones cada vez que se diera la vuelta para entregar algo. Y la legendaria
animadora la zorra Faith Crosse había reclamado el sitio directamente detrás del mío.
Estaba atrapada entre dos de las personas más horribles del colegio como en un
sándwich. Y me volví a la izquierda Jake había encontrado un asiento cercano al mío.
Sonrió de oreja a oreja cuando lo miré. Podría haber sido peor, supongo. Pero no
mucho.
Frank se dio la vuelta en su silla para lanzarme el cuadro de los asientos.
-Ahí te va, Urraca- Gruñó, usando el nombre que me había asignado en la guardería.
-Pon eso en el cuadro.- Sí. Estúpido y malvado, tal y como había predicho. Y sólo
quedaban 180 días de clase.
-Por lo menos sé deletrear mi nombre.- Le dije entre dientes. Idiota.
Dormand volvió a darse la vuelta, humillado y con cara de malas pulgas, me puse a
hurgar en la mochila en busca de mi bolígrafo. Cuando me dispuse a escribir mi
nombre, el bolígrafo estaba completamente seco, probablemente porque había
permanecido sin tapa en mi mochila todo el verano. Agité el bolígrafo y lo volví a
intentar. Nada.
Empecé a girarme a la izquierda, pensando que tal vez Jake podría dejarme uno de los
suyos. Antes de que pudiera preguntarle, sin embargo, sentí un toquecito en mihombro derecho. Ahora no… Ahora no… Consideré ignorarlo, pero quienquiera que
me estuviera dando golpecitos volvió a intentarlo.
-Discúlpame, pero ¿tienes necesidad de un instrumento de escritura?-
La voz profunda con el inusual acento europeo venía de algún punto cercano, detrás de
mí. No tenía más opción que darme la vuelta. No.
Era él. El chico de la parada. Habría reconocido el extraño atuendo, el abrigo largo,
las botas, por no mencionar su imposible altura en cualquier parte. Sólo que esta vez
estaba a apenas unos centímetros de mí. Lo bastante cerca como para ver sus ojos.
Eran lo bastante oscuros como para ser negros y estaban mirándome fijamente con una
inteligencia tranquila, pero de alguna forma inquietante. Tragué con fuerza, congelada
en mi asiento. ¿Había estado en clase todo el tiempo? Y si era así, ¿cómo podía no
haberlo visto? Quizás porque estaba sentado medio apartado de los demás. O quizás
porque incluso el aire en su rincón particular se veía turbio, el fluorescente sobre su
asiento fundido.
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
Capitulo 3 Parte II
Pero era más que eso. Era casi como si él creara la oscuridad. Eso es
ridículo, _______… Es una persona, no un agujero negro…
-Requieres un instrumento de escritura, ¿sí?- Repitió, estirando su brazo a través del
pasillo, un brazo largo, musculoso, para ofrecerme un bolígrafo brillante y de oro. No
los Bics de plástico que casi todo el mundo usa. Un bolígrafo de oro de verdad. Podías
afirmar que era caro sólo por ver cómo resplandecía. Cuando vacilé, una expresión de
molestia cruzó su aristocrático rostro, y agitó el bolígrafo ante mí.
-Reconoces un bolígrafo, ¿verdad? Este es un objeto familiar, ¿sí?- No aprecié el
sarcasmo, o la forma en que me había asustado dos veces en un día, y me quedé
mirando, estúpidamente, hasta que Faith Crosse se inclinó hacia delante y me pellizcó
el brazo. Muy fuerte.
-Sólo firma en cuadro, Jenn, ¿vale?-
-¡Eh!- Me froté lo que sería un moretón, deseando tener el valor de responderle a
Faith, tanto por pellizcarme como por llamarme por el nombre equivocado. Pero la
última persona que se había metido con Faith Crosse había terminado por cambiarse a
Santa Mónica, el colegio católico local. Así de miserable había hecho su vida en
Woodrow Wilson.
-Apúrate, Jenn.- Me espetó Faith de nuevo.
-Vale, vale.- Acercándome al extraño a regañadientes, acepté el pesado bolígrafo de
su mano, y cuando nuestros dedos se tocaron, sentí la sensación más extraña que haya
existido nunca. Como un “deja vu” convertido en premonición. El pasado colisionando
con el futuro. Entonces sonrió, revelando el conjunto más perfecto de dientes blancos
y regulares que haya visto jamás. Brillaban de verdad, como armas bien cuidadas.
Sobre él, el fluorescente zumbó a la vida durante un segundo, resplandeciendo como
un relámpago. Vale, eso fue raro.
Me deslicé otra vez hacia el frente, y mi mano temblaba un poco mientras escribía mi
nombre en el cuadro de asientos. Era estúpido estar asustada. No era más que otro
estudiante. Obviamente un chico nuevo. Tal vez viviera en algún lugar cerca de
nuestra granja. Probablemente había estado esperando por el bus, como yo, y de
alguna forma no había podido subirse. Su apariencia extrañamente misteriosa en la
clase de inglés, apenas a un par de metros mío, probablemente tampoco fuera causa
de alarma.
Miré hacia Mindy en busca de su opinión. Obviamente había estado esperando a
establecer contacto. Con los ojos abiertos como platos, agitó el pulgar en la dirección
del chico, vocalizando un muy exagerado, “¡Está buenísimo!” ¿Buenísimo?
-Estás loca.- Susurré. Sí, el tío estaba técnicamente bueno. Pero también era
completamente aterrador con su capa, sus botas y su habilidad para materializarse
cerca de mí aparentemente desde ninguna parte.
-El cuadro de una vez.- Gruñó Faith detrás de mí.
-Aquí.- Pasé el cuadro de asientos sobre mi hombro, consiguiendo un corte profundo y
fino como la hoja de una cuchilla mientras la impaciente Faith me arrancaba el papel
de la mano. -¡Auch!- Agité el dedo sangrante y dolorido, después me lo introduje en la
boca, probando el sabor a hierro en la lengua, antes de darme otra vez la vuelta para
devolver el bolígrafo. Cuanto antes mejor…
-Aquí. Gracias.- El tío que generaba su propia penumbra se quedó mirando a mis
dedos, y me di cuenta de que estaba goteando sangre sobre su costoso bolígrafo.
-Oh, perdón.- Dije, limpiando el bolígrafo en mi pierna, por falta de un pañuelo.
Ugh. ¿Y cómo va a salir esa mancha de mis vaqueros?
Su mirada siguió mis dedos, y pensé que quizás estuviera asqueado por el hecho de
que estuviera sangrando. Aún así juro que vi algo muy distinto al asco en esos ojos
negros… Y entonces se pasó la lengua lentamente por el labio inferior. ¿Qué demonios
ha sido eso? Lanzándole el bolígrafo, me di la vuelta rápidamente en el asiento. Podría
cambiarme de instituto, como esa chica que se metió con Faith. Ir a Santa Mónica. Esa
es la respuesta. No es demasiado tarde…
El cuadro de asientos regresó a la señora Wilhelm, y ella empezó a leer los nombres,
para después alzar la vista con una sonrisa hacia un lugar más allá de mi puesto.
-Tomaos un momento para darle la bienvenida a nuestro estudiante extranjero de
intercambio, Nicholas…- Frunciendo el ceño, volvió la vista al cuadro.
-You..nas? ¿Lo dije correctamente?-
La mayoría de los alumnos se habrían limitado a murmurar “Sí, qué importa.”
Quiero decir, ¿a quién le importa de verdad un nombre? A mi acosador mañanero, eso
es.
-No.- Entonó. -No, eso no es correcto.- Detrás de mí, oí el chirrido de una silla al
arrastrarse sobre el linóleo, y después una sombra se apareció sobre mi hombro. Mi
cuello volvió a erizarse.
-Oh.- La señora Wilhelm pareció ligeramente alarmada mientras un adolescente alto
con una capa negra de terciopelo avanzaba por el pasillo hacia ella.
Alzó un dedo con precaución, como si fuera a decirle que se sentara, cuando él pasó
de largo de ella a zancadas.
Cogiendo un rotulador de la bandeja junto a la pizarra blanca, retiró la tapa con
autoridad y garabateó la palabra Jonas con una caligrafía fluida.
-Mi nombre es Nicholas Jonas.- Anunció, señalando la palabra. -JO-NAS énfasis
en la sílaba inicial, por favor.-
Cerrando las manos detrás de la espalda, empezó a andar, como si fuera el profesor.
Uno por uno, estableció contacto visual con cada estudiante de la clase, obviamente
contándonos. Sentí por la expresión de su cara que de alguna forma encontraba que
queríamos más.
-El nombre Jonas es bastante reverenciado en Europa del Este.- Nos aleccionó.
-Un nombre noble.- Se detuvo en su caminar y estableció contacto directo con mis
ojos. -Un nombre de la realeza.- No tenía ni idea de qué estaba hablando.
-¿No “encendéis una bombilla”, como decís vosotros los americanos?- Preguntó a la
clase en general. Pero aún me estaba mirando a mí. ¡Dios, sus ojos eran negros!
Me encogí, mirando a Mindy, que estaba abanicándose, totalmente indiferente a mí.
Era como si estuviera bajo un hechizo. Todo el mundo lo estaba. Nadie jugueteaba, ni
susurraba, ni hacía garabatos.
Casi contra mi voluntad, volví a centrar mi atención en el adolescente que había
secuestrado Literatura Inglesa. Era cierto que era casi imposible no mirarlo. El pelo
medio largo, negro brillante, de Nicholas Jonas se veía fuera de lugar en Lebanon
County, Pennsylvania, pero había encajado a la perfección con los modelos europeos
del Cosmopolitan de Mindy. También era musculoso y esbelto como un modelo, con
altos pómulos, una nariz recta, y una mandíbula fuerte. Y esos ojos… ¿Por qué no
dejará de mirarme?
-¿Te importaría decirnos algo más sobre ti?- Sugirió al fin la señora Wilhelm.
Nicholas Jonas se giró sobre sus talones embotados para situarse frente a ella, y tapar
el rotulador ruidosamente.
-No particularmente. No.- La respuesta no era grosera… pero tampoco se dirigió a la
señora Wilhelm como un alumno. Más como un igual.
-Estoy segura de que nos encantaría oír más sobre tu linaje.- Dijo de pronto la señora
Wilhelm, admitiéndolo. -Sí que suena interesante.- Pero Nicholas Jonas había
devuelto su atención hacia mí. Me hundí en el asiento. ¿Se está dando cuenta de esto
todo el mundo?
-Podréis aprender más sobre mí a su debido tiempo.- Dijo Nicholas. Había un deje de
frustración en su voz, y yo no tenía ni idea de por qué. Pero volvió a asustarme.
-Esto es una promesa.- Añadió, taladrando en mis ojos. Una promesa.
Y aún así sonaba más como una amenaza.
Pero era más que eso. Era casi como si él creara la oscuridad. Eso es
ridículo, _______… Es una persona, no un agujero negro…
-Requieres un instrumento de escritura, ¿sí?- Repitió, estirando su brazo a través del
pasillo, un brazo largo, musculoso, para ofrecerme un bolígrafo brillante y de oro. No
los Bics de plástico que casi todo el mundo usa. Un bolígrafo de oro de verdad. Podías
afirmar que era caro sólo por ver cómo resplandecía. Cuando vacilé, una expresión de
molestia cruzó su aristocrático rostro, y agitó el bolígrafo ante mí.
-Reconoces un bolígrafo, ¿verdad? Este es un objeto familiar, ¿sí?- No aprecié el
sarcasmo, o la forma en que me había asustado dos veces en un día, y me quedé
mirando, estúpidamente, hasta que Faith Crosse se inclinó hacia delante y me pellizcó
el brazo. Muy fuerte.
-Sólo firma en cuadro, Jenn, ¿vale?-
-¡Eh!- Me froté lo que sería un moretón, deseando tener el valor de responderle a
Faith, tanto por pellizcarme como por llamarme por el nombre equivocado. Pero la
última persona que se había metido con Faith Crosse había terminado por cambiarse a
Santa Mónica, el colegio católico local. Así de miserable había hecho su vida en
Woodrow Wilson.
-Apúrate, Jenn.- Me espetó Faith de nuevo.
-Vale, vale.- Acercándome al extraño a regañadientes, acepté el pesado bolígrafo de
su mano, y cuando nuestros dedos se tocaron, sentí la sensación más extraña que haya
existido nunca. Como un “deja vu” convertido en premonición. El pasado colisionando
con el futuro. Entonces sonrió, revelando el conjunto más perfecto de dientes blancos
y regulares que haya visto jamás. Brillaban de verdad, como armas bien cuidadas.
Sobre él, el fluorescente zumbó a la vida durante un segundo, resplandeciendo como
un relámpago. Vale, eso fue raro.
Me deslicé otra vez hacia el frente, y mi mano temblaba un poco mientras escribía mi
nombre en el cuadro de asientos. Era estúpido estar asustada. No era más que otro
estudiante. Obviamente un chico nuevo. Tal vez viviera en algún lugar cerca de
nuestra granja. Probablemente había estado esperando por el bus, como yo, y de
alguna forma no había podido subirse. Su apariencia extrañamente misteriosa en la
clase de inglés, apenas a un par de metros mío, probablemente tampoco fuera causa
de alarma.
Miré hacia Mindy en busca de su opinión. Obviamente había estado esperando a
establecer contacto. Con los ojos abiertos como platos, agitó el pulgar en la dirección
del chico, vocalizando un muy exagerado, “¡Está buenísimo!” ¿Buenísimo?
-Estás loca.- Susurré. Sí, el tío estaba técnicamente bueno. Pero también era
completamente aterrador con su capa, sus botas y su habilidad para materializarse
cerca de mí aparentemente desde ninguna parte.
-El cuadro de una vez.- Gruñó Faith detrás de mí.
-Aquí.- Pasé el cuadro de asientos sobre mi hombro, consiguiendo un corte profundo y
fino como la hoja de una cuchilla mientras la impaciente Faith me arrancaba el papel
de la mano. -¡Auch!- Agité el dedo sangrante y dolorido, después me lo introduje en la
boca, probando el sabor a hierro en la lengua, antes de darme otra vez la vuelta para
devolver el bolígrafo. Cuanto antes mejor…
-Aquí. Gracias.- El tío que generaba su propia penumbra se quedó mirando a mis
dedos, y me di cuenta de que estaba goteando sangre sobre su costoso bolígrafo.
-Oh, perdón.- Dije, limpiando el bolígrafo en mi pierna, por falta de un pañuelo.
Ugh. ¿Y cómo va a salir esa mancha de mis vaqueros?
Su mirada siguió mis dedos, y pensé que quizás estuviera asqueado por el hecho de
que estuviera sangrando. Aún así juro que vi algo muy distinto al asco en esos ojos
negros… Y entonces se pasó la lengua lentamente por el labio inferior. ¿Qué demonios
ha sido eso? Lanzándole el bolígrafo, me di la vuelta rápidamente en el asiento. Podría
cambiarme de instituto, como esa chica que se metió con Faith. Ir a Santa Mónica. Esa
es la respuesta. No es demasiado tarde…
El cuadro de asientos regresó a la señora Wilhelm, y ella empezó a leer los nombres,
para después alzar la vista con una sonrisa hacia un lugar más allá de mi puesto.
-Tomaos un momento para darle la bienvenida a nuestro estudiante extranjero de
intercambio, Nicholas…- Frunciendo el ceño, volvió la vista al cuadro.
-You..nas? ¿Lo dije correctamente?-
La mayoría de los alumnos se habrían limitado a murmurar “Sí, qué importa.”
Quiero decir, ¿a quién le importa de verdad un nombre? A mi acosador mañanero, eso
es.
-No.- Entonó. -No, eso no es correcto.- Detrás de mí, oí el chirrido de una silla al
arrastrarse sobre el linóleo, y después una sombra se apareció sobre mi hombro. Mi
cuello volvió a erizarse.
-Oh.- La señora Wilhelm pareció ligeramente alarmada mientras un adolescente alto
con una capa negra de terciopelo avanzaba por el pasillo hacia ella.
Alzó un dedo con precaución, como si fuera a decirle que se sentara, cuando él pasó
de largo de ella a zancadas.
Cogiendo un rotulador de la bandeja junto a la pizarra blanca, retiró la tapa con
autoridad y garabateó la palabra Jonas con una caligrafía fluida.
-Mi nombre es Nicholas Jonas.- Anunció, señalando la palabra. -JO-NAS énfasis
en la sílaba inicial, por favor.-
Cerrando las manos detrás de la espalda, empezó a andar, como si fuera el profesor.
Uno por uno, estableció contacto visual con cada estudiante de la clase, obviamente
contándonos. Sentí por la expresión de su cara que de alguna forma encontraba que
queríamos más.
-El nombre Jonas es bastante reverenciado en Europa del Este.- Nos aleccionó.
-Un nombre noble.- Se detuvo en su caminar y estableció contacto directo con mis
ojos. -Un nombre de la realeza.- No tenía ni idea de qué estaba hablando.
-¿No “encendéis una bombilla”, como decís vosotros los americanos?- Preguntó a la
clase en general. Pero aún me estaba mirando a mí. ¡Dios, sus ojos eran negros!
Me encogí, mirando a Mindy, que estaba abanicándose, totalmente indiferente a mí.
Era como si estuviera bajo un hechizo. Todo el mundo lo estaba. Nadie jugueteaba, ni
susurraba, ni hacía garabatos.
Casi contra mi voluntad, volví a centrar mi atención en el adolescente que había
secuestrado Literatura Inglesa. Era cierto que era casi imposible no mirarlo. El pelo
medio largo, negro brillante, de Nicholas Jonas se veía fuera de lugar en Lebanon
County, Pennsylvania, pero había encajado a la perfección con los modelos europeos
del Cosmopolitan de Mindy. También era musculoso y esbelto como un modelo, con
altos pómulos, una nariz recta, y una mandíbula fuerte. Y esos ojos… ¿Por qué no
dejará de mirarme?
-¿Te importaría decirnos algo más sobre ti?- Sugirió al fin la señora Wilhelm.
Nicholas Jonas se giró sobre sus talones embotados para situarse frente a ella, y tapar
el rotulador ruidosamente.
-No particularmente. No.- La respuesta no era grosera… pero tampoco se dirigió a la
señora Wilhelm como un alumno. Más como un igual.
-Estoy segura de que nos encantaría oír más sobre tu linaje.- Dijo de pronto la señora
Wilhelm, admitiéndolo. -Sí que suena interesante.- Pero Nicholas Jonas había
devuelto su atención hacia mí. Me hundí en el asiento. ¿Se está dando cuenta de esto
todo el mundo?
-Podréis aprender más sobre mí a su debido tiempo.- Dijo Nicholas. Había un deje de
frustración en su voz, y yo no tenía ni idea de por qué. Pero volvió a asustarme.
-Esto es una promesa.- Añadió, taladrando en mis ojos. Una promesa.
Y aún así sonaba más como una amenaza.
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
u.u Ni un coment :'c pensaba seguira pero no hay ningun comentario :l
Julie
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
yooooo....!! nueva lectora siguela porfis....!!! me encanta de verdad sigueeee....la amo...!!!! soy Bianca por cierto jaja cuidate saludos...! espero que la sigas...
Bianca
Re: La guia de _______ para citas con el lado oscuro{Nick&Tu}
MARATON CAP 4 COMPLETO!(:
Capítulo 4
-¿Has visto cómo te estaba mirando el chico extranjero, en inglés?- Chilló Mindy en
cuanto nos reunimos después del colegio. -¡Es guapísimo, y está colado por ti! ¡Y es de
la realeza!- Apreté su muñeca, tratando de calmarla.
-Min... Antes de que compres un regalo para nuestra boda “real”, tengo que Contarte
algo sobre dicho chico supuestamente guapísimo.- Mi amiga se cruzó de brazos,
escéptica. Podría decirse que Mindy ya se había hecho una idea sobre Nicholas Jonas, basando su opinión totalmente en hombros anchos y mandíbula fuerte.
-¿Qué podrías saber sobre él, que fuera aterrador? Acabamos de conocerlo.-
-De hecho, yo lo vi antes esta mañana.- Dije. -Ese chicoNick, estaba en la parada del
bus. Mirándome.-
-¿Es eso?- Mindy puso los ojos en blanco. -Tal vez coja el autobús.-
-No se subió.-
-Así que perdió el autobús.- Se encogió de hombros. -Eso es estúpido, pero no
aterrador.- Mindy no se estaba enterando de nada.
-Es más raro que eso.- Insistí. -Me... me pareció oírle decir mi nombre. Justo cuando
salía el autobús.- Mindy seguía sin entender.
-Mi antiguo nombre.- Aclaré. Mi mejor amiga tomó aire con fuerza.
-Vale. Tal vez eso sea un poco raro.-
-Nadie sabe ese nombre. Nadie.- De hecho, ni siquiera había compartido demasiado
de mí pasado con Mindy. La historia de mi adopción era mi secreto mejor guardado. Si
alguna vez saliera a la luz... la gente creería que soy un bicho raro. Me sentía como un
bicho raro cada vez que oía esa historia. Mi madre adoptiva, una antropóloga cultural,
había estado estudiando un culto desconocido y secretista en la Rumania central. Había
estado allí con mi padre para observar sus rituales, con la esperanza de escribir uno
de sus rompedores artículos desde dentro de subculturas únicas. Sin embargo, las
cosas no habían salido bien en Europa del Este. El culto había sido un poco demasiado
extraño, un poco alternativo de más, y varios ciudadanos rumanos habían formado una
banda, decididos a ponerle fin al grupo. Por la fuerza.
Justo antes de que atacaran las turbas, mis padres biológicos me habían confiado a mí,
una niña, a los investigadores americanos de visita, suplicándoles que me llevaran a
los Estados Unidos, donde estaría a salvo.
Odiaba esa historia. Odiaba el hecho de que mis padres biológicos fueran gente lo
bastante ignorante y supersticiosa como para unirse a una secta. Ni siquiera quería
saber cuáles eran los rituales. Sabía el tipo de cosas que estudiaba mi madre.
Sacrificios animales, adoración a los árboles, vírgenes arrojadas dentro de volcanes...
tal vez mis padres biológicos estuvieran envueltos en algún asunto de acto sexual. Tal
vez por eso habían sido asesinados. ¿Quién sabía? ¿Quién quería saber?
Yo no pregunté por detalles, y mis padres adoptivos nunca presionaron la materia.
Simplemente era feliz siendo ___________ __________, americana. Antanasia Dragomir no
existía, por lo menos en lo que a mí respectaba.
-¿Estás segura de que sabía tu nombre?- Preguntó Mindy.
-No.- Admití. -Pero me pareció haberlo oído.-
-Oh, Jess.- Suspiró Mindy. -Nadie sabe ese nombre. Probablemente sólo te lo
imaginaste todo. O a lo mejor dijo una palabra que sonara como Antanasia.- Miré a
Mindy por el rabillo del ojo.
-¿Qué palabra suena como Antanasia?-
-No lo sé. ¿Qué tal “eh, qué pasa”?-
-Sí, claro.- Pero eso me hizo reír, más o menos. Anduvimos hacia la calle para esperar a
mi madre que venía a recogerme. La había llamado durante la comida para decirle
que no iba a coger el autobús de vuelta a casa. Mindy añadió la última gota.
-Sólo digo que tal vez deberías darle a este Lucius una oportunidad.-
-¿Por qué?-
-Porque... porque es tan alto.- Explicó Mindy, como si la altura fuera prueba de buen
carácter. -¿Y he mencionado ya que es europeo?-
El Volkswagen viejo y herrumbroso de mi madre se subió al bordillo haciendo ruido, y
le hice señas con la mano.
-Sí. Es mucho mejor ser acosada por un europeo alto que por un americano de altura
media.-
-Bueno, por lo menos Nick te está haciendo caso.- Lloriqueó Mindy. -A mí nunca
nadie me hace caso.-
Alcanzamos la furgoneta, y abrí la puerta. Antes de que ni siquiera pudiera decir hola,
Mindy me empujó a un lado, se inclinó hacia delante y soltó:
-¡_____(tuapodo) tiene novio, doctora _________(tuA)!- Mi madre parecía intrigada.
-¿Es eso cierto, ___________?- Era mi turno de empujar a Mindy fuera de mi camino. Me
monté y cerré la puerta de un portazo, encerrando a mi amiga a salvo en el otro lado.
Mindy saludó, riéndose, mientras mi madre y yo bajábamos del bordillo.
-¿Un novio, _______?- Preguntó mamá de nuevo. -¿En el primer día de colegio?-
-No es mi novio.- Gruñí, poniéndome el cinturón. -Es un estudiante muy raro de
intercambio que me está acosando.-
- __________, estoy segura de que estás exagerando.- Dijo mamá. -Los varones
adolescentes se sienten con frecuencia incómodos en sociedad. Probablemente estás
malinterpretando comportamientos inocentes.-
Como todos los antropólogos culturales, mi madre creía saberlo todo sobre las
interacciones sociales humanas.
-No lo viste en la parada del bus esta mañana.- Discutí. -Estaba allí de pie con esta gran
capa negra... Y después mi dedo sangró, y se lamió sus labios...-
Cuando dije eso, mi madre pisó el freno con tanta fuerza que mi cabeza casi choca
contra el salpicadero. Un coche detrás de nosotras pitó con enfado.
-¡Mamá! ¿De qué iba eso?-
-Perdón, ________.- Dijo, algo pálida. Volvió a pisar el acelerador. -Es sólo algo que
dijiste... sobre cortarte.-
-Me corté el dedo, y él prácticamente babeó encima, como si fuera una patata frita
cubierta de Ketchup.- Me estremecí. -Era asqueroso.-
Mamá se puso aún más pálida, y supe que pasaba algo.
-¿Quién... quién es este chico?- Preguntó mientras nos parábamos en un stop cerca de
La Universidad Grantley, donde daba clase mi madre. -¿Cómo se llama?-
Podía decirse que estaba intentando con todas sus fuerzas sonar despreocupada, y eso
me puso más nerviosa.
-Se llama...- Antes de que pudiera decir Nicholas, sin embargo, lo vi. Sentando sobre la
pared baja que rodeaba el campus. Y me estaba mirando. Otra vez. Mi frente se cubrió
de sudor. Pero esta vez, estaba enfadada. Hasta aquí hemos llegado. -Está justo ahí.-
Gemí, clavando el dedo contra la ventana. -¡Me está mirando de nuevo!- Eso no era
“comportamiento incómodo de sociedad”. Eso era acoso. -¡Quiero que me deje en
paz!-
Entonces mi madre hizo algo inesperado. Se subió al bordillo, justo al lado de donde
estaba esperando Nicholas, mirando.
-¿Cómo se llama, _________?- Preguntó de nuevo mientras se desabrochaba el cinturón.
Supuse que mi madre iba a enfrentarse a él, así que le sujeté el brazo.
-Mamá, no. Está desequilibrado o algo así.-
Pero mi madre desasió mis dedos de su brazo con amabilidad.
-Su nombre, _______-
-Nick.- Respondí. -Nicholas Jonas.-
-Oh, santo Dios.- Murmuró mamá, mirando más allá de mí, a mi acosador. -Supongo
que esto es verdaderamente inevitable... - Tenía una mirada extraña y distante.
-¿Mamá? ¿Qué es inevitable?-
-Espera aquí.- Dijo, todavía sin mirarme. -No te muevas.-
Sonaba tan seria que no protesté. Sin otra palabra, mi madre salió de la furgoneta y fue
directa hacia el tío amenazador que me había perseguido durante todo el día.
¿Estaba loca? ¿Trataría él de huir? ¿Se volvería loco y le haría daño? Pero no, se bajó
ágilmente de la pared y le hizo una reverencia, una reverencia de verdad, hasta la
Cintura, ¡a mi madre! ¿Qué demo...?
Bajé la ventanilla, pero hablaban tan bajo que no podía oír lo que estaban diciendo.
La conversación duró lo que parecieron eones. Y después mi madre le dio la mano.
Nicholas Jonas se dio la vuelta para irse, y mamá volvió al coche y giró la llave.
-¿De qué iba todo eso?- Pregunté, anonadada.
Mi madre me miró directamente a los ojos y dijo
-Tú, tu padre y yo tenemos que hablar. Esta noche.-
-¿Sobre qué?- Exigí, con un cosquilleo en la boca del estómago. Un cosquilleo malo.
-¿Conoces a ese chico?-
-Después lo explicaremos. Tenemos mucho, mucho que contarte. Y necesitamos
hacerlo antes de que Nichcolas llegue para la cena.-
Mi mandíbula aún seguía en el suelo cuando mamá me dio una palmadita en la mano y
se metió en medio del tráfico.
Capítulo 4
-¿Has visto cómo te estaba mirando el chico extranjero, en inglés?- Chilló Mindy en
cuanto nos reunimos después del colegio. -¡Es guapísimo, y está colado por ti! ¡Y es de
la realeza!- Apreté su muñeca, tratando de calmarla.
-Min... Antes de que compres un regalo para nuestra boda “real”, tengo que Contarte
algo sobre dicho chico supuestamente guapísimo.- Mi amiga se cruzó de brazos,
escéptica. Podría decirse que Mindy ya se había hecho una idea sobre Nicholas Jonas, basando su opinión totalmente en hombros anchos y mandíbula fuerte.
-¿Qué podrías saber sobre él, que fuera aterrador? Acabamos de conocerlo.-
-De hecho, yo lo vi antes esta mañana.- Dije. -Ese chicoNick, estaba en la parada del
bus. Mirándome.-
-¿Es eso?- Mindy puso los ojos en blanco. -Tal vez coja el autobús.-
-No se subió.-
-Así que perdió el autobús.- Se encogió de hombros. -Eso es estúpido, pero no
aterrador.- Mindy no se estaba enterando de nada.
-Es más raro que eso.- Insistí. -Me... me pareció oírle decir mi nombre. Justo cuando
salía el autobús.- Mindy seguía sin entender.
-Mi antiguo nombre.- Aclaré. Mi mejor amiga tomó aire con fuerza.
-Vale. Tal vez eso sea un poco raro.-
-Nadie sabe ese nombre. Nadie.- De hecho, ni siquiera había compartido demasiado
de mí pasado con Mindy. La historia de mi adopción era mi secreto mejor guardado. Si
alguna vez saliera a la luz... la gente creería que soy un bicho raro. Me sentía como un
bicho raro cada vez que oía esa historia. Mi madre adoptiva, una antropóloga cultural,
había estado estudiando un culto desconocido y secretista en la Rumania central. Había
estado allí con mi padre para observar sus rituales, con la esperanza de escribir uno
de sus rompedores artículos desde dentro de subculturas únicas. Sin embargo, las
cosas no habían salido bien en Europa del Este. El culto había sido un poco demasiado
extraño, un poco alternativo de más, y varios ciudadanos rumanos habían formado una
banda, decididos a ponerle fin al grupo. Por la fuerza.
Justo antes de que atacaran las turbas, mis padres biológicos me habían confiado a mí,
una niña, a los investigadores americanos de visita, suplicándoles que me llevaran a
los Estados Unidos, donde estaría a salvo.
Odiaba esa historia. Odiaba el hecho de que mis padres biológicos fueran gente lo
bastante ignorante y supersticiosa como para unirse a una secta. Ni siquiera quería
saber cuáles eran los rituales. Sabía el tipo de cosas que estudiaba mi madre.
Sacrificios animales, adoración a los árboles, vírgenes arrojadas dentro de volcanes...
tal vez mis padres biológicos estuvieran envueltos en algún asunto de acto sexual. Tal
vez por eso habían sido asesinados. ¿Quién sabía? ¿Quién quería saber?
Yo no pregunté por detalles, y mis padres adoptivos nunca presionaron la materia.
Simplemente era feliz siendo ___________ __________, americana. Antanasia Dragomir no
existía, por lo menos en lo que a mí respectaba.
-¿Estás segura de que sabía tu nombre?- Preguntó Mindy.
-No.- Admití. -Pero me pareció haberlo oído.-
-Oh, Jess.- Suspiró Mindy. -Nadie sabe ese nombre. Probablemente sólo te lo
imaginaste todo. O a lo mejor dijo una palabra que sonara como Antanasia.- Miré a
Mindy por el rabillo del ojo.
-¿Qué palabra suena como Antanasia?-
-No lo sé. ¿Qué tal “eh, qué pasa”?-
-Sí, claro.- Pero eso me hizo reír, más o menos. Anduvimos hacia la calle para esperar a
mi madre que venía a recogerme. La había llamado durante la comida para decirle
que no iba a coger el autobús de vuelta a casa. Mindy añadió la última gota.
-Sólo digo que tal vez deberías darle a este Lucius una oportunidad.-
-¿Por qué?-
-Porque... porque es tan alto.- Explicó Mindy, como si la altura fuera prueba de buen
carácter. -¿Y he mencionado ya que es europeo?-
El Volkswagen viejo y herrumbroso de mi madre se subió al bordillo haciendo ruido, y
le hice señas con la mano.
-Sí. Es mucho mejor ser acosada por un europeo alto que por un americano de altura
media.-
-Bueno, por lo menos Nick te está haciendo caso.- Lloriqueó Mindy. -A mí nunca
nadie me hace caso.-
Alcanzamos la furgoneta, y abrí la puerta. Antes de que ni siquiera pudiera decir hola,
Mindy me empujó a un lado, se inclinó hacia delante y soltó:
-¡_____(tuapodo) tiene novio, doctora _________(tuA)!- Mi madre parecía intrigada.
-¿Es eso cierto, ___________?- Era mi turno de empujar a Mindy fuera de mi camino. Me
monté y cerré la puerta de un portazo, encerrando a mi amiga a salvo en el otro lado.
Mindy saludó, riéndose, mientras mi madre y yo bajábamos del bordillo.
-¿Un novio, _______?- Preguntó mamá de nuevo. -¿En el primer día de colegio?-
-No es mi novio.- Gruñí, poniéndome el cinturón. -Es un estudiante muy raro de
intercambio que me está acosando.-
- __________, estoy segura de que estás exagerando.- Dijo mamá. -Los varones
adolescentes se sienten con frecuencia incómodos en sociedad. Probablemente estás
malinterpretando comportamientos inocentes.-
Como todos los antropólogos culturales, mi madre creía saberlo todo sobre las
interacciones sociales humanas.
-No lo viste en la parada del bus esta mañana.- Discutí. -Estaba allí de pie con esta gran
capa negra... Y después mi dedo sangró, y se lamió sus labios...-
Cuando dije eso, mi madre pisó el freno con tanta fuerza que mi cabeza casi choca
contra el salpicadero. Un coche detrás de nosotras pitó con enfado.
-¡Mamá! ¿De qué iba eso?-
-Perdón, ________.- Dijo, algo pálida. Volvió a pisar el acelerador. -Es sólo algo que
dijiste... sobre cortarte.-
-Me corté el dedo, y él prácticamente babeó encima, como si fuera una patata frita
cubierta de Ketchup.- Me estremecí. -Era asqueroso.-
Mamá se puso aún más pálida, y supe que pasaba algo.
-¿Quién... quién es este chico?- Preguntó mientras nos parábamos en un stop cerca de
La Universidad Grantley, donde daba clase mi madre. -¿Cómo se llama?-
Podía decirse que estaba intentando con todas sus fuerzas sonar despreocupada, y eso
me puso más nerviosa.
-Se llama...- Antes de que pudiera decir Nicholas, sin embargo, lo vi. Sentando sobre la
pared baja que rodeaba el campus. Y me estaba mirando. Otra vez. Mi frente se cubrió
de sudor. Pero esta vez, estaba enfadada. Hasta aquí hemos llegado. -Está justo ahí.-
Gemí, clavando el dedo contra la ventana. -¡Me está mirando de nuevo!- Eso no era
“comportamiento incómodo de sociedad”. Eso era acoso. -¡Quiero que me deje en
paz!-
Entonces mi madre hizo algo inesperado. Se subió al bordillo, justo al lado de donde
estaba esperando Nicholas, mirando.
-¿Cómo se llama, _________?- Preguntó de nuevo mientras se desabrochaba el cinturón.
Supuse que mi madre iba a enfrentarse a él, así que le sujeté el brazo.
-Mamá, no. Está desequilibrado o algo así.-
Pero mi madre desasió mis dedos de su brazo con amabilidad.
-Su nombre, _______-
-Nick.- Respondí. -Nicholas Jonas.-
-Oh, santo Dios.- Murmuró mamá, mirando más allá de mí, a mi acosador. -Supongo
que esto es verdaderamente inevitable... - Tenía una mirada extraña y distante.
-¿Mamá? ¿Qué es inevitable?-
-Espera aquí.- Dijo, todavía sin mirarme. -No te muevas.-
Sonaba tan seria que no protesté. Sin otra palabra, mi madre salió de la furgoneta y fue
directa hacia el tío amenazador que me había perseguido durante todo el día.
¿Estaba loca? ¿Trataría él de huir? ¿Se volvería loco y le haría daño? Pero no, se bajó
ágilmente de la pared y le hizo una reverencia, una reverencia de verdad, hasta la
Cintura, ¡a mi madre! ¿Qué demo...?
Bajé la ventanilla, pero hablaban tan bajo que no podía oír lo que estaban diciendo.
La conversación duró lo que parecieron eones. Y después mi madre le dio la mano.
Nicholas Jonas se dio la vuelta para irse, y mamá volvió al coche y giró la llave.
-¿De qué iba todo eso?- Pregunté, anonadada.
Mi madre me miró directamente a los ojos y dijo
-Tú, tu padre y yo tenemos que hablar. Esta noche.-
-¿Sobre qué?- Exigí, con un cosquilleo en la boca del estómago. Un cosquilleo malo.
-¿Conoces a ese chico?-
-Después lo explicaremos. Tenemos mucho, mucho que contarte. Y necesitamos
hacerlo antes de que Nichcolas llegue para la cena.-
Mi mandíbula aún seguía en el suelo cuando mamá me dio una palmadita en la mano y
se metió en medio del tráfico.
Julie
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