Mi amigo imaginario (Nick Jonas)

Entrar en mi nueva novela!!!
----- Te encontraré -----
os sorprenderá...

*Convulsiona* :)
Ya entro!!!!

NECESITO CAP :( ME VOY A MORIR

siguela :(L):

Entiendo :)

Hola Caro, puedes iniciar a leer mi novela.
"Retar a una estrella fugaz"
DISFRUTALA. :love:

Hola a todaaaaaaaaaaas!! hoy si estoy aqui para subir cap :D
y ademas, este cap es como que.... os sorprendera? os esperareis lo que va a pasar? bueno, ya me direis al final....
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS!! los leo todos casi al momento desde mi movil y donde quiera que este me sacais una enorme sonrisa :)
Por ultimo, pero no menos importante (Como decia mi Joe en el live chat *-*) gracias Tamara por avisarme de tu novela terminada!! mañana domingo la empiezo sin falta!! y por cierto, tu proxima novela tiene muy buena pinta....
Disfrutar!!!!!!!!!

Capitulo 27

Samantha dio un golpe lo suficientemente fuerte sobre el hombro de Taylor para que la atendiera. Esperó durante unos segundos hasta que él terminó la conversación con sus amigos y se giró para Sam. Mostró una amplia sonrisa y antes de que ella pudiera decir alguna palabra, Taylor la rodeó por los hombros con su brazo y la besó con energía.
- Estaba deseando verte. ¿Sabes? El otro día hablé con Grace sobre ti y…
- ¿Hablaste con mi madre? -murmuró Sam aturdida.
- Si -dijo como si fuera algo normal-. Como te iba diciendo, el otro día cuando Grace me llamó, hablamos sobre ti. Bueno, sobre nosotros.
¿De qué estaba hablando? ¿Su madre había llamado a Taylor para inmiscuirse en su relación? Samantha cogió aire, porque lo iba a necesitar. Si su madre se metía en algo, significaba que era casi imposible salir de ello.
- Pero, Taylor, yo…
- Sí, ya lo sé -ambos caminaron hasta la siguiente clase, Taylor arrastrándola y hablándole sin parar-. Estuvimos hablando unos minutos. Es bastante agradable. Me ha invitado a la fiesta que celebráis el sábado.
- ¿Fiesta? ¿Celebramos?
¿Grace pensaba dar otra fiesta? Claro, nadie daría una fiesta ese fin de semana y ella no podía pasarlo tranquila en el SPA o en cualquier otro lado. No, Grace era especial y no podía dejar de destacar ni un día.
Pero a Sam le fastidiaba, porque su madre sería la anfitriona. Por lo tanto, ella tendría que estar encima de cada invitado y lucir aún más ridícula que la última vez. Si, podía parecer egoísta, pero llevaba toda una vida así y le resultaba cada vez más duro el aguantar. Una fiesta se había acabado por convertir para ella como el primer día de clase en un colegio nuevo. O aún peor.
- Tengo que ir a clase, cariño. Hablamos luego.
Volvió a besarla y mientras Taylor se alejaba, Samantha se quedó muda y quieta en el mismo sitio en el que la había dejado. Al minuto, se maldijo por no haber podido terminar con él.
Sabía que eso traería complicaciones. No sabía cuales, pero las traería.

Aparcó el Mercedes en el garaje y guardó el Tupper vacío en la mochila para que Grace no pudiera verlo mientras se lo llevaba a Dolores.
No había sido uno de sus mejores días, por lo que solo quería encerrarse en su cuarto, hacer los deberes del día y tirarse en la cama a escuchar baladas tristes y desoladoras que se identificaran con su vida en aquél momento.
Dolores sonrió al verla y tomó el Tupper tras darle un beso. Cuando Sam subía las escaleras, ella le gritó que le subiría la cena en unas horas.
Samantha entró en su cuarto y dejó la mochila tirada a un lado. Se quitó la bufanda del cuello y dejó sus pulseras sobre el tocador. Se sobresaltó al ver el reflejo de su madre sentada en la cama.
- ¿Qué haces aquí? -exclamó aún sorprendida y agitada por el susto.
Grace la miró con una enorme y falsa sonrisa mientras sus ojos estaban secos y serios. Despegó la mirada de la de su hija mientras desdoblaba una hoja que tenía guardada en el bolsillo de su traje chaqueta lima.
Se aclaró la voz y comenzó a leer.
- Mis sentimientos están turbios. Creo que para empezar a aclararlos debería hablar con Taylor y terminar nuestra relación. Desde hace tiempo, siento que nosotros no estamos hechos para estar juntos. Sé que es el cliché jugador-animadora, pero eso no es lo que yo quiero. Estoy segura de que Taylor es un chico estupendo, y me lo ha demostrado durante los últimos años, pero siento que ya no le quiero. Y sin amor, una relación no puede…
- ¿Qué haces leyendo mi diario? -murmuró Samantha con la cara pálida.
Grace la observó con el mismo semblante, dobló el papel para después guardarlo en su bolsillo y se acercó hasta la joven. Acarició el pelo de Samantha con falsa ternura y empleó un tono suave y dulce con ella.
- Sammy, Taylor te conviene mejor que nadie. Su padre tiene una empresa que produce millones al año y su madre es la mejor abogada del estado. No podrías encontrar a alguien mejor que él.
- ¡Pero yo no quiero estar con alguien por su dinero! -Samantha empezaba a pasar del blanco al rojo en cuestión de segundos. Estaba muy furiosa por la actitud de su madre. Sabía que ella era así, pero no podía seguir aguantándolo.
Aún así, Grace la ignoró y siguió hablando.
- No voy a permitir que arruines algo tan bonito por tus encaprichamientos de adolescente. No vas a dejar a Taylor mientras yo viva. ¿Me has entendido? -cada vez elevaba más el tono de su voz.
Samantha la miró con incredulidad mientras sacudía la cabeza por las crudas palabras de su madre. Grace la miraba con la mirada fría, esperando oír lo que quería oír. Finalmente, Sam asintió una vez y se encerró en el bao continuo a su habitación.
Una vez ahí, escucha una risa grave de su progenitora y la puerta abrir y cerrarse. Samantha pegó su espalda a la puerta y se dejó caer hasta acabar sentada en el suelo y con las rodillas pegadas a su pecho.
Varías lagrimas de impotencia cayeron por sus mejillas por puro enojo. No veía la hora de cumplir dieciocho años y alejarse de la persona que más daño le había causado, y que más bien pensaba que hacía en su vida.
Grace Sullivan.
En ese momento, la joven pensó en la persona a la que podría recurrir y le escucharía. Tenía cientos de amigos que la adoraban, pero solo sabía de una persona que la escucharía y consolaría sin pedir nada a cambio. Una persona a la que no le importaría verla con el maquillaje manchando toda su cara, su cara hinchada por las lagrimas o los incontrolables sonidos de lamento.
Pero no podía recurrir a él, porque Grace no le dejaría.
Ese pensamiento la hundió más en el dolor y Samantha terminó por llorar descontroladamente en el vació del lujoso baño.

Nick apretó su mano en el pecho al sentir un fuerte pinchazo que le dejó sin aliento durante varios eternos segundos.
Samantha estaba mal.
Intentó moverse pero le era imposible. Cayó sobre sus rodillas hasta quedar en posición fetal sobre el suelo. El dolor crecía más y más, sin lugar a esperanza de mejorar.
Eso solo podía significar que su tiempo y posibilidades, se acababan.
No podía. Nick era incapaz de pensar en aquello, aunque en ese momento era incapaz de pensar en nada más que en el dolor de su pecho. El terrible y enorme dolor que le dejaba exhausto. Débil. Alargó su mano esperando encontrar algo en lo que apoyarse para levantarse, pero no había nada cerca de él.
El dolor se fue extendiendo hasta su cabeza. Nick sentía como si una cadena de bombas le estallara en ella de forma infinita. El dolor era tan angustioso que no se dio cuenta de que gritaba por el dolor.
Pero todo estaba en su mente. Todo estaba dentro de él y nadie podría ayudarle. Sólo el que Samantha estuviera bien.
Finalmente, recurrió a su única posibilidad. La única persona que sería capaz de ayudarlo.
Sacó como pudo el teléfono de su bolsillo y marcó el numero uno. Tras tres toques, colgó. Tres toques significaba código azul. Emergencia.

Asi que Grace tiene que morir ¡Eh? Pues yo puedo solucionar eso.
JAJAJAJA OkayNo
es que esa tipa es una odiosa, como paso el embarazo, en dietas... :enfadado:
Nicholas llamo a alguien y yo intento averiguar quien es...
tengo una idea, pero no lo dire.
Pd: Espero que te guste...Mi proxima novela es con Nicholas tambien, la idea es que dos amigos hacen una especie de contrato para estar en una relacion amorosa, osea, una relacion mas que nada fisica, pero quizas no puede ser solo fisico. sjadhajsdsah suena lindo...Me encantaria tenerte de lectora. :)
Pd2: Tu firma esta buenisima.

Síguela, que pasará ahora? :'(

Hola a todaaaaaaaaaas!!! hago mi pasada expres para dejaron un cap porque aqui son las 12 de la noche y mañana tengo clases y mis padres no saben que ando por aqui...soy rebelde 8) ok, no xD
Bienvenida jdmelanyprincess!!! bueno, el personaje de adivina en este cap peeeerooo...hay que leerlo...aun que esta cantado (?) hahaha
Muchisimas gracias por vuestros comentarios y por vuestro odio a Grace, ya os daré mas adelante más motivos para requeteodiarla, pero hoy el cap es de solo UNA escena... divertiros :)
PDT: Tamara, muero por leer tu novela, plis avisame cuando la empieces. Sera bueno ver a Nick y a TN en una relacion Fuckfriend e_e

Capitulo 28

Un Jeep Commander frenó frente la puerta del hogar de los Sullivan en un sigiloso movimiento. Un chico recubierto de ropas negras bajó del coche y se ajustó la gorra azul que tapaba su pelo oscuro. Se acercó hasta la entrada con actitud pasiva, como si la vida de su mejor amigo no estuviera en peligro, y llamó al timbre.
A pesar de preferir entrar por las ventanas, pero pensó que ese no sería un buen comienzo.
Una mujer de mediana edad abrió la puerta y le dedicó una forzada sonrisa mientras estudiaba su estilo. Él pudo notar cierto atisbo de temor en la mirada de la mujer, por lo que trató de adoptar una pose menos agresiva.
- ¿Qué desea? -preguntó la mujer de modo educado.
- Soy compañero de Samantha Sullivan. Tenemos que hacer un… trabajo juntos -improvisó el joven.
Su voz era grave y peligrosa. Salvaje. Dolores se había sorprendido al verlo, pero mucho más al escucharlo hablar. No sabía el por qué, pero sentía como si el joven que tenía delante moviera un reloj delante de sus ojos y la hipnotizara.
No podía apreciar su cara debido a la gorra que le tapaba más de la mitad, solo mostrando una mandíbula cuadrada y unos labios finos pero carnosos.
Sacudió la cabeza y le dejó entrar. ¿Qué hacía ella fantaseando con un chico tan joven? Estaba claro que llevaba mucho tiempo encerrada con Grace.
Él agachó la cabeza para impedir que le viera la cara y subió las escaleras de la mansión. No necesitaba que le indicaran donde se encontraba, pues ya lo sabía.
Antes de llegar a la puerta de Samantha, se paró en seco y escuchó el tintineo de unos tacones. Supuso que era Grace, le causante de que todo empeorara. Prefería mantenerse alejado de ella lo máximo posible. Es más, prefería que desconociera de su presencia, pues quería ser rápido.
Nick le había dicho que no entrara en detalles, así que llamó a la puerta y tras esperar cinco escasos segundos, entró. No había nadie a la vista, pero si observó unas hojas tiradas en el suelo. Su curiosidad le hizo agacharse y leer el texto que tenía escrito.
Poco después, comprendió que pertenecían a un diario, que no podía ser de otra persona que no fuera Samantha. Escuchó un ruido que provenía del baño y un instante después, la puerta se abrió, mostrando una joven sorprendida y asustada.
- ¿Quién eres? ¿Qué haces en mi habitación? -dijo Sam exaltada.
Tenía los ojos rojos e hinchados a causa del llanto y la fatiga, su pelo estaba revuelto y toda su cara manchada de maquillaje. A pesar de ello, él pudo distinguir fácilmente su belleza. Ahora entendía el amor tan incondicional que sentía Nick.
Pero, como siempre, tenía que mostrarle que no era peligroso. Al menos no lo sería para ella.
- Un amigo necesitaba de mi ayuda.
- ¿Quién? -Sam frunció el ceño, confusa.
- Nick uhm… Jonas, creo que se llama ahora. Si, pero no podemos enrollarnos mucho. Ven conmigo.
Samantha le miró con incredulidad. Estaba loco si pensaba que se iría con él sin saber nada de él. Su aspecto no le demostraba confianza en absoluto, y debido a la gorra que llevaba sobre su cabeza, le parecía casi imposible verle los ojos. Tenía que admitir que se sentía intimidada, no todos los días encontraba a un chico de tal estatura y de tal aspecto, leyendo y mirando sus privacidades.
Ella se sobresaltó al ver que el sujeto sostenía una hoja de su diario en la mano. Dejó sus temores de lado y le arrebató la hoja. La arrugó en su puño y le dedicó su mirada más llameante al joven.
Él, en respuesta, elevó sus comisuras en lo que podría haberse llamado “sonrisa”. Pero resultaba incluso más siniestro que cuando estaba completamente serio. Ella tragó saliva mientras observaba como el joven se despojaba de la gorra, mostrando su cabello alborotado y unos ojos negros azabache.
Ahora sí que se sentía temblar.
Samantha dio varios pasos para atrás en busca de algo que pudiera servirle en caso de necesitar protegerse, pero chocó contra la esquina de su cuarto, y él ya había dado varios despreocupados pasos hasta ella.
- Oye, no tengo todo el día para ti. ¿Puedes venir ya conmigo? -su voz seguía siendo extremadamente calmada.
Samantha seguía dudando de él. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Le habría dejado Dolores pasar? Parecía una locura, pues ella nunca dejaba pasar a desconocidos, fuera el motivo que fuera.
- No pienso ir a ningún lado contigo. Ni siquiera sé tu nombre -dijo la joven con la barbilla bien alta, ocultando cualquier rastro de temor.
- Llámame Patch -dijo de manera despreocupada y volvió a colocarse la gorra en la cima de su cabeza, cubriendo todos sus rasgos faciales por una sombra.
¿Patch? Era un nombre extraño para una persona, pero prefería no seguir discutiendo. Samantha se hizo la pregunta final. ¿Debía irse con él a saber donde, o gritar hasta que alguien acudiera a ella? Era difícil escoger, pero sentía que tiempo no era precisamente lo que le sobraba.
Patch gruñó cuando su teléfono móvil vibró y miró la pantalla con lo que podría haber sido una cara de pocos amigos, si Samantha hubiera podido verla. Él rechinó los dientes.
Nick empezaba a sentirse mejor, pero sería temporal. Ambos sabían que su reloj de arena se había puesto en marcha y que en pocos meses, la arena se agotaría si no conseguía su destino en aquél lugar.
Patch conocía a Nick desde incontables años atrás. Sinceramente, no sabía quién era el mayor de los dos, pero poco le importaba. Ambos tenían personalidades muy opuestas. Nick siempre había sido más sociable y simpático que él, y nunca había tenido la suficiente sangre fría como para enfrentarse a varios momentos.
No se parecían en nada, pero eran íntimos desde que fueron desterrados a la tierra, despojados de sus diferentes mundos, como desechos.
Ninguno tenía un pasado bonito, pero a Patch le resultaba difícil saber cuál había sido peor, a pesar de no saber todo sobre Nick. Siempre había preferido no hablar sobre ello, pero solía surgir a veces y, las palabras salían solas, esperando ser oídas y comprendidas.
Por eso, no podía darle la espalda a su amigo. No podía decirle adiós por un destino tan caprichoso.
Miró a Samantha bajo la gorra y meditó durante unos segundos qué decir. No era para nada bueno en esos asuntos, pero presentía que sino actuaba rápido, conseguiría quitarle tiempo a su amigo, y hasta empeorar todo.
Finalmente, y tras tragar saliva varias veces, se decidió a hacer algo por Nick.
- Toca mi espalda.
Samantha elevó ambas cejas, sorprendida por sus palabras, y sacudió la cabeza con energía.
- Tienes que hacerlo.
Ella seguía reacia, por lo que Patch se acercó a ella y, a regañadientes, posó la mano de la joven sobre la piel de su espalda.
Samantha entró en un remolino repleto de oscuridad que la transportó a otro mundo.