Mi amigo imaginario (Nick Jonas)

wiiiiiiiiiiiiiii
grax x subir!!!!!!!!
el cap me ha encantado
aunque ah estado algo triste
al final la rayis llora x la soledad y Nick sufre x la rayis
ummmmm espero que puedan estar juntos pronto
besos y hasta la prox

Síguela, me hiciste llorar y todo con lo del padre :S

quiero saberr que pasaraa
jaajja me da bastante risa los celos de Nick
siguee

:polli:

Hola a todaaaaaaaaaaas!!! como estais??
muchisisimas gracias por todos los comentarios, ya veo que todas odiamos a los padres que le han tocado a la pobre Sam -eso es por el karma!!! :twisted: - jajajjaja pero bueno... ahora es un poco triste pero como suelen decir, tras la tormenta sale el arco iris!! :D
Bienvenida Inés, tengo que decir que tu comentario me emociono!! jajaja me pongo sen siblera...
disfrutar!!

Capitulo 20

El molesto sol se coló por la ventana de la habitación de Sam. Se levantó a regañadientes de la cama y se colocó frente al tocador. No se sorprendió al ver su rostro hinchado por culpa de las lágrimas, con negras bolsas colgando bajo sus ojos y una palidez casi fantasmal. No había podido dormir en toda la noche, y no se encontraba con ánimos de empezar un nuevo día, pero no tenía elección.
Se metió en la ducha durante veinte minutos, intentando ocultar su mal aspecto, pero no consiguió disimularlo mucho.
Miró la ropa de su vestidor. Colores alegres y vivos. Colores que en ese momento prefería evitar. Optó por un jersey gris y unos pantalones de mezclilla negros. Un look casual que contrastaba con el magnífico día que hacía tras las puertas de su casa.
Bajó los escalones hasta la cocina y se sentó en el taburete que había frente a la isla. Su madre siempre la regañaba por comer ahí y no en el gran comedor junto con todas las comodidades - aire frío o caliente, sillones de miles de dólares, y más cosas por las que Grace moriría-.
Dolores dejó un plato de tortitas con sirope de chocolate, un vaso de zumo de frutas del bosque, un café descafeinado y un sándwich vegetal empaquetado para tomar en la escuela. Cuando la miró de frente, se llevó las manos a la boca con una exclamación y le tocó la frente a Sam.
- Oh, Dios mío, señorita. Tiene muy mal aspecto. ¿Está enferma?. ¿Llamo al doctor?.
Samantha sacudió la mano, quitándole importancia al asunto. Aquella mujer se preocupaba por todo. Además, ella estaba perfectamente. Quizás por fuera no lo pareciera, pero por dentro se sentía más desahogada.
Pero a quién quería engañar, no estaba perfectamente.
Se llevó un pequeño bocado de su tortita a la boca, pero se sintió inmediatamente llena como para poder repetir bocado. Tenía el estomago cerrado, y ni las deliciosas tortitas podrían cambiar eso.
Un aroma a sándalo y humo de velas aromáticas le llegó a Samantha. Oh, no.
Grace entró en la cocina vistiendo un minúsculo albornoz rosa Barbie, con su inicial en la solapa -compuesta por auténticos diamantes de swarovski- y un pelo de peluquería.
Al principio no se percató de que Sam estaba en la cocina. Tomó su batido dietético y le añadió varias cucharas de cacao. La joven apenas entendía sus mezclas. Bufó ante la lógica de su madre y dio un sorbo a su zumo.
Grace se giró y casi se le cae el vaso al suelo. Gracias a que no se le cayó -como en varias ocasiones pasaba-, Dolores soltó el aire que sujetaba y agradeció silenciosamente no tener que limpiar el batido del suelo. Podría jurar que ese batido contenía petróleo por todo lo que ensuciaba.
- Ew -gritó Grace con voz chillona mientras se acercaba a Sam-. ¿Qué demonios te ha pasado en la cara?. ¿Dónde está tu maquillaje?. No puedes salir así.
Una indignada Grace llamó mediante su teléfono y tras varios “Sí”, “Ajá” y “Besitos”, dejó su batido sobre la isla de la cocina y observó fijamente a su hija.
- ¿Qué? -murmuró la joven de mala gana mientras mojaba el dedo en el sirope de chocolate. Con eso si podía hacer una gran excepción. Se lo llevó a la boca y aguantó la risa al ver la mueca de puro asco en la cara de Grace.
- Eso no lo hace una señorita -la mujer agarró la muñeca de Sam, separando la mano de su boca y la miró con repugnancia imprenta en su rostro-. Hoy no hay clases. Yo y tú iremos a un spa a relajarnos de tanto estrés. Mi vida es muy estresante -dijo sacudiendo la cabeza como si realmente lo fuera.
Sam contó hasta diez mentalmente y miró a los ojos de su madre. Cualquiera diría que lo era.
- Primero, se dice tú y yo, no yo y tú. Eso lo sabe hasta un recién nacido -exageró Samantha. Prosiguió tras un mohín de Grace que la hizo parecer una niña de preescolar-. Y segundo, no pienso saltarme las clases para recibir masajes y tratamientos de oro o plata o metal o de lo que sean.
- ¿Qué? -exclamó, ofendida-. Yo no te eduqué para que fueras tan incorente.
Tú no me educaste…
- Se dice incoherente. No uses palabras que no sabes decir y que seguro no sabes qué significan.
- ¡Claro que sé qué significan! -elevó las manos al cielo y tras negar varias veces con la cabeza, tomó su batido y fue hasta la puerta-. En diez minutos nos vamos. Te dejaré ir a clase después del almuerzo si prometes portarte bien.
Sí, mamá.

Mucha gente mataría por pasar una mañana relajante en un SPA de lujo. Pero Samantha lo regalaba sin ninguna duda con tal de no aguantar más a su madre.
Al salir, Grace nombraba todos los beneficios que le habría aportado pasar más horas dentro, pero estaba contenta ya que según ella había rejuvenecido tres años.
- Pero todo el mundo sabe que no lo necesitaba. Mi piel se mantiene joven y tersa, como la tuya –estudió de cerca de su hija y sacudió la cabeza-. No, mi piel es más joven que la tuya.
Si, existía Peter Pan y se llamaba Grace Sullivan. Solo que en vez de sentirse niña, se sentía una adolescente. Menos mal que ya estaba acostumbrada. Pero la gente que la conocía la primera vez, se quedaba a cuadros.
La limusina rojo sangre –cereza, según su querida madre-, paró frente a la puerta de la escuela y Sam salió de un salto. No entendió lo que Grace le farfullaba al conductor, pero no había dado dos pasos cuando habían dado la vuelta a la calle.
Sam miró la hora en su reloj y corrió hasta el salón de actos, donde se representaban todas las obras. Cuando llegó ya estaban todos sobre el escenario, ensayando el guión –que no había leído- y improvisando pasos de baile.
Subió los escalones y saludó a todos con una enorme sonrisa. Sus ojos fueron disparados a Nick y sintió como el dolor se instalaba en su pecho. Ahora que lo pensaba, debería haberse quedado en la sauna.

Oh dios, ¡VOY A MATAR A GRACE! Es como mi madre, pero esta tiene dinero...
Síguela (:

Por dios, dan ganas de pegarle a Grace :)
Sam tiene que hablar con Nick.
SIGUELA.