Mi amigo imaginario (Nick Jonas)

ay, lola ame tu firma y la que tenias antes tambien

lola_joenatica escribió:

taescaab escribió:ay, lola ame tu firma y la que tenias antes tambien

JAJAJ gracias, cuando vi las imagenes, no me pude resistir, son muy tentadoras :D

tentadoras, siiiiii

Hola!!! wojojo no esperaba tantos comentarios xD
Bienvenidas nuevas lectoras! wow me impulsais a escribir y escribir jajaja
ya quedan muy poquitos de cuando Sam era pequeña
espero que os gusten :)



4 de Abril de 2003


Samantha terminó de hacer los deberes junto con su profesora particular. Ya que aun era pequeña y necesitaba más atención a la hora de las tareas y estudios, sus padres decidieron ponerle un profesor particular. Pero no solo eso. Su madre, obsesionada por que creciera y olvidara a su “amigo imaginario” intentaba mantener todo su tiempo ocupado. Tenía clases de piano, de baile y hasta de tenis. Pero aun así nada podía separarlos.
Se cercioró de que todos los empleados estuvieran ocupados, sobre todo Dolores, ya que había descubierto que ella era quien le contaba todo a su madre sobre Nick. Pero no la culpaba. Sabía que la obligaba en contra de su voluntad.
Entró en su cuarto, andando sobre las puntas de los pies y cerró sigilosamente la puerta. Abrió las puertas del armario de par en par, pero no lo vio.
- ¿Nick? -se agachó en el suelo y miró debajo de la cama.
- ¿Me buscabas?
La niña rápidamente se levantó y lo descubrió tumbado en la cama, con las piernas cruzadas y jugando con un yo-yo. Tenía el aspecto de un niño de diez años.
- Acabo de terminar con los deberes -se tumbó a su lado y suspiró- estoy cansada.
- Es tu madre, no podemos hacer nada. Salvo que quieras romper su último vestido de marca.
- ¡Me mataría aun que sea su hija! -exclamó alzando los brazos y riendo.
- Tienes razón.
Ambos rieron aun que en el fondo, a Sam le dolía. Con los años le era más claro y más confuso por qué su madre la trataba así. A veces como un maniquí, otras como hija ejemplar -cuando eran fiestas importantes- y otras como si fuera aire. Su padre estaba fuera veintiséis días al mes y cuando estaba en casa, solo estaba pendiente del teléfono.
- Podemos hacer algo que tu quieras -dijo ella tímidamente.
Tenía miedo de perder a Nick por culpa de jugar con los muñecos y que se aburriera. Para ella, Nick era su modelo a seguir y su motor de felicidad.
- Sé que estas deseando tomar el té con Purple y la señora cebra -se levantó de un ágil salto de la cama y cogió ambos muñecos. Uno era un oso de peluche morado y el otro una pequeña cebra vestida con un tutú.
Samantha sonrió y fue a jugar con el. A pesar de todo, si era feliz era porque él se empeñaba en hacerla feliz.


6 de Mayo de 2003


Sam estaba jugando en el parque junto con Nick. Dolores la vigilaba de cerca y observaba como seguía hablando y jugando con el aire. Le preocupaba que todavía siguiera con lo del amigo imaginario pero, según el psicólogo, a sus edades era normal e indicaba que quien tenía un amigo imaginario, poseía una gran imaginación que en el futuro les vendría bien.
Sam se acercó corriendo a Dolores.
- Tengo mucha sed.
Dolores buscó en la bolsa de Samantha. Encontró la botella, vacía.
- No queda agua, pequeña.
Samantha se llevó la mano a la barbilla de forma pensativa- hay una fuente en el otro lado. ¿Puedo ir?
- Vale, pero no tardes.
Ella asintió y fue hasta la fuente corriendo. Nick se había quedado en el césped buscando más bichos para la colección de Samantha.
La fuente era un poco alta para su estatura. Se empinó lo más que pudo, pero le resultaba muy difícil llegar a ella. Además, el botón que activaba el agua estaba en el suelo. Volvió a intentarlo. Casi lo tenía.
De repente, flotó en el aire y alcanzó a la boquilla de la fuente, de donde empezó a salir abundante agua. Sam, contenta, bebió hasta saciar su sed. Cuando terminó, notó como sus pies volvían a tocar el suelo. Se giró y vio a una mujer mayor.
Tenía el pelo largo y adornado con varias trenzas. Sus ojos eran de un oscuro azul que contrastaba con su pálida piel.
- Gracias -dijo la niña tal y como la habían enseñado.
- De nada -la mujer le acarició el cabello de forma cariñosa.
Samantha se sentía incomoda. Le habían dicho muchas veces que no hablara con desconocidos. Y a esa mujer no la conocía.
- Adiós -dijo de forma apresurada.
Comenzó a andar hasta que la voz de la misma mujer la paró.
- ¿Quieres que los demás puedan verlo? -su voz era dulce y melodiosa.
- ¿A qué te refieres? -preguntó la niña confusa.
- Nick, tu amigo. Dicen que es imaginario. Tonterías -dijo mientras sacudía la mano en el aire- pero tú sabes que no pueden verlo. Y yo sé como hacer que lo vean.
La mujer caminó hasta sentarse en un banco próximo. Sam estaba atónita. Si esa mujer decía la verdad, quizás podría hacer su mayor sueño realidad. Se acercó a ella, intentando mantener precaución ya que no la conocía.
- ¿Cómo sabe todo eso? -la miró con ojos curiosos.
- Porque lo viví. Sé lo que necesitas, aun que no es fácil de conseguir.
- ¡Dígamelo, por favor! -pidió emocionada.
Ella guardó silencio durante un momento. Miró a los lados, comprobando que nadie más las oía y observaba.
- Necesitas la piedra del arco iris -susurró.
- ¿La piedra del arco iris? ¿Dónde la puedo comprar?
La mujer rió- es una piedra muy poco común. No se puede comprar. Si tienes suerte, la encuentras. Sino, no la tendrás.
- Yo no soy muy afortunada -musitó la niña con tristeza- ¿Pero, dónde puedo conseguirla?
- Tiene que ser en un amplio campo, después de un día entero de lluvia. Cuando tengas la piedra en tus manos, sólo tienes que pedir el deseo de que Nick se haga humano.
- Pero, es casi imposible -suspiró y la mujer le dedicó una tierna sonrisa.
- Si se cree, no lo es -su mirada miró detrás de Sam. Ella se giró y vio como un señor de la misma edad, alimentaba a las ardillas y a los patos del parque. Volvió a girar la cabeza y vio en los ojos de ella algo que le resultaba poco usual. Solo Nick la miraba así.
- ¿Quién es?
- Mi marido. Mi mejor amigo. -sonrió.
- ¡Samantha! ¿Samantha, dónde estás? -era la voz de Dolores buscándola.
Sam aguantó la respiración y corrió en busca de la voz. Antes de eso, mojó la palma de la mano en la fuente y se la restregó por la boca.
Cuando vio a Dolores, le sonrió.
- Estaba un poco alta, pero lo conseguí -dijo orgullosa.
Dolores suspiró- me habías asustado. Venga, nos vamos a casa.
Sam miró al césped, pero no encontró a Nick. Era lo que menos le gustaba. Aparecía y desaparecía a su antojo. Pero sabía que siempre la encontraría.
Volteó la cabeza al ahora banco vacío. Si aquella mujer tenía razón, podría demostrar a su madre que Nick existía y los dejaría vivir juntos. Encontraría aquella piedra sin que nada se lo impidiera.

Perdon por no comentar antes!!!
Es que se rompio mi PC y bueh!Gracias por dedicarme el primer cap!
Amo la nove y espero que Sam encuentre la piedra!
Amo a Nick!
Besos y pasate pormis noves!