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"Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Siguelaaaa!!
Joe tan lindo quiere cosinar para la rayis para que no se vaya!
que tierno sube un cap! :D
Joe tan lindo quiere cosinar para la rayis para que no se vaya!
que tierno sube un cap! :D
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 30
Cuando ______ salió del trabajo, decidió replantearse su actitud. Era verdad que ya sólo le quedaban dos meses y pico, pero estaba en sus manos hacer que fueran increíbles, tenía que disfrutarlos al máximo. Además, Barcelona y Londres estaban al lado, seguro que seguiría viendo a sus amigos. Lo de Joseph ya era más complicado. Desde que estuvo enfermo, ______ había decidido dejar de engañarse: estaba enamorada. Pero no como lo había estado de pequeña, no, nada que ver. Ahora lo conocía, sabía que era un buen amigo, que era un nieto fantástico y que estaba muy herido y confuso. Tal vez pudiese ayudarlo de alguna manera. Tenía algo más de dos meses para averiguar qué había pasado con su padre y con su madre y, quizá, cuando se fuera, él la echaría tanto de menos como ella a él. No había tiempo que perder. De camino al piso, decidió poner en marcha su plan y llamó a Nana. Desde que llegó a Londres, se habían visto en un par más de ocasiones, y ______ estaba convencida de que era la aliada que necesitaba.
—¿Diga?
—¿Nana? Soy ______, la amiga de Joseph. —Las risas de Nana la interrumpieron.
—______, ya sé quién eres, no hace falta que me lo recuerdes. ¿Cómo estás? ¿Vais a venir pronto? El pasado fin de semana Joseph no me llamó. ¿Ha pasado algo?
—Estoy bien. No creo que podamos ir este fin de semana, Joseph tiene mucho trabajo, ha estado enfermo, por eso no te llamó, y a mí se me pasó. Lo siento.
—¿Enfermo? Joseph nunca está enfermo. —Nana parecía preocupada.
—Pues esta vez sí. La verdad es que me dio un susto de muerte. Tuvo tanta fiebre que pensé... En fin, por suerte ya está bien.
—______, ¿de verdad está bien? De pequeño una vez le subió mucho la fiebre, tuvo pesadillas y llegó a delirar. Lo pasó muy mal. Espero que esta vez no haya sido así.
______ decidió arriesgarse y seguir con su plan.
—Sí, también fue así. Él no se acuerda y yo no se lo he contado. Nana, he llamado para pedirte un favor. —Esperó la respuesta mientras oía cómo Nana suspiraba:
—Sabía que no me equivocaba contigo. Dime, ¿qué necesitas?
—La verdad. Quiero saber qué le pasó al padre de Joe, quiero saber por qué Rupert empezó a beber y por qué no le importó que su hijo lo viera todo. Quiero saber por qué Joe tiene miedo del amor.
Silencio otra vez.
—______, Rupert era mi hijo, le quería, le querré toda mi vida, aunque no pueda perdonarle. No estoy dispuesta a que Joseph pase otra vez por ese infierno. Así que, dime, ¿por qué quieres saberlo?
—Porque le quiero y quiero ayudarlo.
—Ésa es una gran razón, la mejor. —Suspiró—. La próxima semana tengo que ir de visita a Londres, te llamaré. Podemos vernos entonces y te contaré todo lo que sé. —Volvió a suspirar.
—Gracias, no puedo ni imaginar lo difícil que debió de ser todo para ti.
—Sí, pero Joseph merecía la pena. Es un chico fantástico y creo que tú eres una chica fantástica. Nos vemos en unos días y, ______, si quieres un consejo...
—¿Sí?
—No le cuentes nada aún a Joseph.
—No iba a hacerlo.
—Ja, ja, ja... sabía que eras lo que él necesitaba. Besos.
—Adiós.
______ colgó el teléfono. Ahora sólo tenía que esperar.
Joseph puso música y empezó a cocinar. Sinatra. Si a ______ lo ayudaba a lo mejor a él también le funcionaría. La receta que había encontrado era para preparar fideos tailandeses. Siempre le había gustado la comida oriental, y durante los últimos meses había probado muchos platos nuevos. Por otra parte, en Londres era muy fácil encontrar todo tipo de ingredientes.
Cuando ______ entró en el piso, tuvo que parpadear dos veces. No podía creer lo que estaba viendo.
—Joseph, ¿estás cocinando? —preguntó mientras se quitaba la americana y la colgaba en la entrada—. Esa fiebre debió de afectarte más de lo que pensaba.
—Muy graciosa. Sal de aquí —la riñó Joseph, que estaba muy ajetreado entre los fogones.
—Huele muy bien, ¿qué es? —______ se apoyó en la puerta para no molestar al chef.
—Son fideos tailandeses, es una receta que he encontrado por Internet. No te atrevas a reírte y sé amable. —Se enjugó el sudor de la frente y repasó las instrucciones de nuevo—. Es la primera vez que los hago, así que no esperes demasiado.
—Seguro que te quedarán buenísimos. —El corazón de ______ empezaba a estar descontrolado. Resistirse a Joseph en estado normal ya era difícil, pero ese Joseph tímido e inseguro era letal para sus sentidos—. Tiene muy buena pinta.
—Ya, pero hazme un favor, no se lo digas a mi abuela, o si no, cuando vaya a su casa me va a tener esclavizado cocinando para ella.
Los dos sonrieron, pero Joe seguía preocupado pensando en que ______ decidiera finalmente mudarse.
—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo. Soy una tumba. —Volvió a sonreír—. ¿Qué hago? ¿Pongo la mesa?
—¿Por qué no vas primero a cambiarte? Pareces cansada y ahora que lo pienso, ¿por qué llegas tan tarde?
—Porque me he parado a alquilar una película. Como creía que ibas a llegar tarde...
—¿Qué película es? —Joseph estaba concentradísimo en su receta.
—Drácula.
—¿Drácula? ¿La versión de hace unos años?
—Sí, ésa. A mis hermanas y a mí nos encanta, y cuando alguna de nosotras está un poco «depre» o tiene mal de amores, la vemos juntas, lloramos, luego nos reímos de nosotras mismas y todo nos parece menos grave.
—Ya, bueno, creo que no lo entiendo, pero si quieres podemos verla. Aunque no esperes que llore.
______ se rió.
—No te preocupes. Si además de cocinar lloras al ver Drácula, tendré que casarme contigo. —A Joseph se le cayó la espátula de la mano—. Es broma. Voy a cambiarme.
—Date prisa, esto casi está. —Joe recuperó la compostura y probó los fideos con la cuchara de madera para ver si necesitaban sal. Al comprobar que sabían bastante bien se sintió muy orgulloso de sí mismo.
______ regresó en menos de cinco minutos, y cuando fue a poner la mesa se llevó otra sorpresa. Joseph había comprado flores. No iba a poder resistirlo.
—¿Flores?
—Sí, las he visto mientras compraba las verduras y he pensado que te gustarían —contestó desde la cocina—. ¿Te gustan?
—Son preciosas. —Como no sabía qué más decir se concentró en poner la mesa. ______ dudó que jamás lograra recuperarse de esa cena.
Joseph apareció con un plato en cada mano.
—Bueno, a ver qué tal me ha salido esto.
—Ya te he dicho antes que huele muy bien.
—Gracias. Ahora a ver qué tal sabe.
Los dos probaron la comida.
—Genial. De lo mejor que he comido nunca. Te felicito.
—No exageres —respondió Joseph un poco incómodo por el piropo. Tras unos segundos, se le dibujó una sonrisa en los labios—. Acabo de darme cuenta de una cosa.
—¿De qué? —preguntó ______ llevándose el tenedor a la boca.
—Si he cocinado yo, a ti te toca limpiar. —Le guiñó un ojo.
—Ésas son las normas —convino ella también sonriendo.
—Pues te advierto que he ensuciado mucho.
—No importa.
Comieron unos minutos más en silencio hasta que Joe ya no pudo aguantar y le preguntó directamente:
Cuando ______ salió del trabajo, decidió replantearse su actitud. Era verdad que ya sólo le quedaban dos meses y pico, pero estaba en sus manos hacer que fueran increíbles, tenía que disfrutarlos al máximo. Además, Barcelona y Londres estaban al lado, seguro que seguiría viendo a sus amigos. Lo de Joseph ya era más complicado. Desde que estuvo enfermo, ______ había decidido dejar de engañarse: estaba enamorada. Pero no como lo había estado de pequeña, no, nada que ver. Ahora lo conocía, sabía que era un buen amigo, que era un nieto fantástico y que estaba muy herido y confuso. Tal vez pudiese ayudarlo de alguna manera. Tenía algo más de dos meses para averiguar qué había pasado con su padre y con su madre y, quizá, cuando se fuera, él la echaría tanto de menos como ella a él. No había tiempo que perder. De camino al piso, decidió poner en marcha su plan y llamó a Nana. Desde que llegó a Londres, se habían visto en un par más de ocasiones, y ______ estaba convencida de que era la aliada que necesitaba.
—¿Diga?
—¿Nana? Soy ______, la amiga de Joseph. —Las risas de Nana la interrumpieron.
—______, ya sé quién eres, no hace falta que me lo recuerdes. ¿Cómo estás? ¿Vais a venir pronto? El pasado fin de semana Joseph no me llamó. ¿Ha pasado algo?
—Estoy bien. No creo que podamos ir este fin de semana, Joseph tiene mucho trabajo, ha estado enfermo, por eso no te llamó, y a mí se me pasó. Lo siento.
—¿Enfermo? Joseph nunca está enfermo. —Nana parecía preocupada.
—Pues esta vez sí. La verdad es que me dio un susto de muerte. Tuvo tanta fiebre que pensé... En fin, por suerte ya está bien.
—______, ¿de verdad está bien? De pequeño una vez le subió mucho la fiebre, tuvo pesadillas y llegó a delirar. Lo pasó muy mal. Espero que esta vez no haya sido así.
______ decidió arriesgarse y seguir con su plan.
—Sí, también fue así. Él no se acuerda y yo no se lo he contado. Nana, he llamado para pedirte un favor. —Esperó la respuesta mientras oía cómo Nana suspiraba:
—Sabía que no me equivocaba contigo. Dime, ¿qué necesitas?
—La verdad. Quiero saber qué le pasó al padre de Joe, quiero saber por qué Rupert empezó a beber y por qué no le importó que su hijo lo viera todo. Quiero saber por qué Joe tiene miedo del amor.
Silencio otra vez.
—______, Rupert era mi hijo, le quería, le querré toda mi vida, aunque no pueda perdonarle. No estoy dispuesta a que Joseph pase otra vez por ese infierno. Así que, dime, ¿por qué quieres saberlo?
—Porque le quiero y quiero ayudarlo.
—Ésa es una gran razón, la mejor. —Suspiró—. La próxima semana tengo que ir de visita a Londres, te llamaré. Podemos vernos entonces y te contaré todo lo que sé. —Volvió a suspirar.
—Gracias, no puedo ni imaginar lo difícil que debió de ser todo para ti.
—Sí, pero Joseph merecía la pena. Es un chico fantástico y creo que tú eres una chica fantástica. Nos vemos en unos días y, ______, si quieres un consejo...
—¿Sí?
—No le cuentes nada aún a Joseph.
—No iba a hacerlo.
—Ja, ja, ja... sabía que eras lo que él necesitaba. Besos.
—Adiós.
______ colgó el teléfono. Ahora sólo tenía que esperar.
Joseph puso música y empezó a cocinar. Sinatra. Si a ______ lo ayudaba a lo mejor a él también le funcionaría. La receta que había encontrado era para preparar fideos tailandeses. Siempre le había gustado la comida oriental, y durante los últimos meses había probado muchos platos nuevos. Por otra parte, en Londres era muy fácil encontrar todo tipo de ingredientes.
Cuando ______ entró en el piso, tuvo que parpadear dos veces. No podía creer lo que estaba viendo.
—Joseph, ¿estás cocinando? —preguntó mientras se quitaba la americana y la colgaba en la entrada—. Esa fiebre debió de afectarte más de lo que pensaba.
—Muy graciosa. Sal de aquí —la riñó Joseph, que estaba muy ajetreado entre los fogones.
—Huele muy bien, ¿qué es? —______ se apoyó en la puerta para no molestar al chef.
—Son fideos tailandeses, es una receta que he encontrado por Internet. No te atrevas a reírte y sé amable. —Se enjugó el sudor de la frente y repasó las instrucciones de nuevo—. Es la primera vez que los hago, así que no esperes demasiado.
—Seguro que te quedarán buenísimos. —El corazón de ______ empezaba a estar descontrolado. Resistirse a Joseph en estado normal ya era difícil, pero ese Joseph tímido e inseguro era letal para sus sentidos—. Tiene muy buena pinta.
—Ya, pero hazme un favor, no se lo digas a mi abuela, o si no, cuando vaya a su casa me va a tener esclavizado cocinando para ella.
Los dos sonrieron, pero Joe seguía preocupado pensando en que ______ decidiera finalmente mudarse.
—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo. Soy una tumba. —Volvió a sonreír—. ¿Qué hago? ¿Pongo la mesa?
—¿Por qué no vas primero a cambiarte? Pareces cansada y ahora que lo pienso, ¿por qué llegas tan tarde?
—Porque me he parado a alquilar una película. Como creía que ibas a llegar tarde...
—¿Qué película es? —Joseph estaba concentradísimo en su receta.
—Drácula.
—¿Drácula? ¿La versión de hace unos años?
—Sí, ésa. A mis hermanas y a mí nos encanta, y cuando alguna de nosotras está un poco «depre» o tiene mal de amores, la vemos juntas, lloramos, luego nos reímos de nosotras mismas y todo nos parece menos grave.
—Ya, bueno, creo que no lo entiendo, pero si quieres podemos verla. Aunque no esperes que llore.
______ se rió.
—No te preocupes. Si además de cocinar lloras al ver Drácula, tendré que casarme contigo. —A Joseph se le cayó la espátula de la mano—. Es broma. Voy a cambiarme.
—Date prisa, esto casi está. —Joe recuperó la compostura y probó los fideos con la cuchara de madera para ver si necesitaban sal. Al comprobar que sabían bastante bien se sintió muy orgulloso de sí mismo.
______ regresó en menos de cinco minutos, y cuando fue a poner la mesa se llevó otra sorpresa. Joseph había comprado flores. No iba a poder resistirlo.
—¿Flores?
—Sí, las he visto mientras compraba las verduras y he pensado que te gustarían —contestó desde la cocina—. ¿Te gustan?
—Son preciosas. —Como no sabía qué más decir se concentró en poner la mesa. ______ dudó que jamás lograra recuperarse de esa cena.
Joseph apareció con un plato en cada mano.
—Bueno, a ver qué tal me ha salido esto.
—Ya te he dicho antes que huele muy bien.
—Gracias. Ahora a ver qué tal sabe.
Los dos probaron la comida.
—Genial. De lo mejor que he comido nunca. Te felicito.
—No exageres —respondió Joseph un poco incómodo por el piropo. Tras unos segundos, se le dibujó una sonrisa en los labios—. Acabo de darme cuenta de una cosa.
—¿De qué? —preguntó ______ llevándose el tenedor a la boca.
—Si he cocinado yo, a ti te toca limpiar. —Le guiñó un ojo.
—Ésas son las normas —convino ella también sonriendo.
—Pues te advierto que he ensuciado mucho.
—No importa.
Comieron unos minutos más en silencio hasta que Joe ya no pudo aguantar y le preguntó directamente:
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Como la dejas ahí?????
esta increible, me encanta..
que tierno Joe es un amor (:
seguila pronto
esta increible, me encanta..
que tierno Joe es un amor (:
seguila pronto
vale_ana
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww Joe es el hombre perfecto *-*
Es tan lindo y tierno
Y que le va apreguntar???
Siguela!!!!
Es tan lindo y tierno
Y que le va apreguntar???
Siguela!!!!
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
que lindo joe!!!
es hermoso
pero es tan raro usshhh jeje
siguela pronto
es hermoso
pero es tan raro usshhh jeje
siguela pronto
Julieta♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
OMJ PLIIIS siguelaaaa
Qu le va a decir la rayis es obvio
Que le dirá que se quedara con el
Siempre :D cierto???
Ahhh Plis Sigela ya :)
Qu le va a decir la rayis es obvio
Que le dirá que se quedara con el
Siempre :D cierto???
Ahhh Plis Sigela ya :)
Karli Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Siguelaaa!
Pliss Joe tan lindo cosinando para la rayis!
Que le preguntara? Sube cap pronto!
Pliss Joe tan lindo cosinando para la rayis!
Que le preguntara? Sube cap pronto!
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 31
—¿Sigues teniendo intención de mudarte a otro piso?
______ se atragantó con la comida.
—¿Quieres que lo haga?
—No —respondió él sin dudar ni un instante. Desde la noche en que estuvo enfermo, Joseph había empezado a plantearse que tal vez estuviera equivocado. Tal vez enamorarse no fuera tan malo; además, era incapaz de imaginarse sintiendo todo eso por alguien que no fuera ______. Aún tenía muchas dudas, pero lo único que tenía claro era que no quería que ella se fuese de su casa.
—Entonces no lo haré. La verdad es que yo tampoco quiero. —Se limpió los labios y continuó—. Ahora que tú y yo volvemos a ser amigos, no me apetece vivir sola. —Sintió la tentación de confesarle que lo echaría de menos, pero no se atrevió, y en vez de eso dijo—: ¿De verdad no te molesta que me quede?
—Pues claro que no. Todo lo contrario. —Bebió un poco de vino—. Me alegra ver que volvemos a ser amigos, echaba de menos... —Como no sabía cómo describir lo que había entre ellos, movió las manos—... esto.
—Yo también. —«Sea lo que sea», pensó ______.
—Recuerdo que me dijiste que estabas a punto de firmar el contrato de alquiler. ¿Llegaste a hacerlo? —Joseph hablaba sin apenas mirarla. Estaba nervioso.
—No. Estabas tan enfermo que al final no fui —respondió ______ también nerviosa. No quería decirle que estaba tan preocupada por él que se había olvidado completamente del tema.
—Lo siento.
—No te preocupes. Le pedí a Nick que llamara a la inmobiliaria para anular la cita. —Nicholas se había portado como un sol. Tan pronto como supo que Joseph estaba enfermo, se ocupó de solucionar el tema, y cada día la llamaba para preguntarle cómo iban las cosas. ______ se alegraba mucho de contar con alguien como él, pero por la cara que puso Joseph, vio que él no pensaba lo mismo. ______ quería confesarle que sólo eran amigos, pero como Nicholas le había aconsejado que aún no dijera nada, se mordió la lengua. Los consejos de ese adorable canalla solían ser acertados. ______ optó por cambiar de tema—. ¿Te ha pasado algo interesante hoy?
—He tenido una reunión con Sam. —Joseph se dio cuenta de que ella no quería hablar de Nick. Bebió un poco de vino y pensó que ya volvería a sacar ese tema más tarde. Por el momento prefería seguir disfrutando de la tregua que se había instalado entre ellos.
—¿Ah, sí?
—Sí, y el sábado nos ha invitado a su casa de campo. Su mujer y sus hijas quieren conocerte. ¿Te apetecería ir? Si no, no pasa nada, pero he pensado que podría estar bien. —Joe intentó que su tono de voz no delatara lo importante que era su respuesta para él.
—Sí, podría estar bien. Si tú quieres ir, vamos —respondió ______, aunque no sabía por qué querían conocerla.
—Entonces iremos. —Joe acabó de comer—. ¿Has terminado? Pues siéntate en el sofá y prepara la película mientras yo ordeno esto.
—De eso ni hablar. Hoy me toca a mí recoger. —Se levantó y recogió los platos.
Joe puso la película en el DVD y se sentó a esperar a ______. No le gustaba nada que estuviera recogiendo la cocina sola, pero ella había insistido en que ésas eran las normas.
—¿Tienes velas? —preguntó ______ al salir de la cocina.
—¿Velas? —se sorprendió Joseph—. ¿Para qué?
—Una película como ésta no se puede ver con luz normal. —______ lo miró como si la respuesta fuera obvia.
—Ah, claro, perdona. Supongo que en el último cajón del mueble que está al lado de la tele habrá algunas. Aunque no sé si será lo que buscas. Las compré el año pasado, cuando hubo unos cortes de luz. —Joseph se levantó y empezó a rebuscar dentro del cajón—. Aquí están. ¿Éstas te parecen bien? —Le ofreció tres velas.
______ las cogió, las colocó encima de la mesilla baja y las encendió. Luego apagó la luz y se sentó en el sofá con las piernas cruzadas, como una india. Le encantaba sentarse así para ver películas.
—Vamos, Joe, ven aquí. —Dio unos golpecitos al sofá indicando que esperaba que él se sentara a su lado.
—Ya voy. —Joseph aún estaba de pie, observando el ritual de ______. Al ver que ella ya lo daba por finalizado, se acercó al sofá y, para mantener un poco las distancias, puso un cojín entre los dos con la excusa de apoyarse mejor. No quería estropear la noche, y si se sentaba demasiado cerca no se veía capaz de controlar las ganas que tenía de besarla.
La película empezó. Joseph no la había visto, pero estaba más interesado en mirar a ______ que en otra cosa. Era fascinante ver cómo se sorprendía, se asustaba, y eso que, según ella, ya la había visto un montón de veces. Pero cuando Drácula intenta morder a Keanu Reeves, a quien, en opinión de ______ y sus hermanas, habría que considerar patrimonio de la humanidad, ella se abrazó a él y Joe se quedó petrificado.
—¿Qué te pasa?
—Odio esta escena. Me pone los pelos de punta. —______ tenía la cabeza pegada a su pecho.
—Pero si ya la has visto, ya sabes lo que va a pasar. —Joseph estaba perplejo, y empezaba a costarle respirar; por no hablar del problema que empezaba a tener entre las piernas.
—Ya sé que no tiene lógica, pero no puedo evitarlo. Cuando acabe, me avisas. —Ella seguía sin moverse y su cerebro no paraba de repetirle que le encantaba el olor de Joe.
—Ya está, ya ha salido de la habitación, ya puedes darte la vuelta.
Él no hizo ningún esfuerzo para que ella se soltara.
______ se volvió, pero no recuperó su posición inicial, sino que se quedó a su lado, apoyó la cabeza en el pecho de Joseph y puso la mano encima de su cadera. La excusa de los sustos de la película era perfecta, pero además a él parecía no importarle; incluso se movió para que ella pudiera acercarse más y le rodeó la espalda con un brazo. A medida que la historia de Drácula avanzaba, Joseph y ______ estaban cada vez más abrazados, él le acariciaba el brazo cuando ella se asustaba y ella le recorría suavemente con las manos los abdominales o el muslo. Ninguno de los dos decía nada. Cuando llegó la escena final, ______ empezó a llorar. Fue a enjugarse las lágrimas con la manga de la camiseta, pero notó cómo Joe se incorporaba y le cogía la cara entre las manos. Seguro que se reía de ella. Pero no, sin decir nada, recogió con el pulgar una de sus lágrimas, la miró directamente a los ojos, sonrió y susurró:
—No llores. Sólo es una película. —Seguía acariciándole las mejillas.
—Es tan triste. —______ continuaba llorando—. Se quieren tanto. Todas las historias de amor que me gustan acaban mal.
—¿Todas? —Ahora él le acariciaba el pelo, parecía totalmente concentrado en desenredárselo.
—Todas. —Dejó de llorar y sintió cómo a cada pequeña caricia de Joe, se le aceleraba el pulso Si no la soltaba, iba a tener un problema—. Ya estoy bien.
—Yo no.
La miró a los ojos. Le temblaban las manos; bajó suavemente la cabeza y la besó. Eran unos besos suaves, ligeros, como de mariposas. Le besó las mejillas, los párpados, los labios, la nariz. ______ estaba perpleja, las veces anteriores en que Joseph la había besado era como si no pudiera evitarlo, pero en esa ocasión era como si quisiera hacerlo, como si ella fuera lo único que le importara. Joseph le cogió las manos y empezó a besarle las puntas de los dedos.
—Joe, ¿qué haces? —A ______ empezaba a costarle respirar.
—Besarte. Pero no debo de estar haciéndolo muy bien si tienes que preguntármelo. —Él sonrió, pero siguió con el camino de besos que estaba dibujando ya en su muñeca.
—No, lo haces muy bien. Estoy segura de que te lo habrán dicho muchas veces. Demasiadas. Lo que quiero saber es por qué. —______ cerró los ojos, Joseph le estaba besando el cuello y le acariciaba la espalda.
—Nunca nadie como tú. ____*, ¿me escuchas? Nunca ha habido nadie como tú. Me estás volviendo loco, no puedo concentrarme en el trabajo, ando como trastornado todo el día, pensando en lo que debes de estar haciendo, y por las noches no puedo dormir. Estas últimas semanas me he dado cuenta de una cosa. —Se separó un poquito de ella, aunque sin soltarle las manos, quería seguir tocándola—. No sé cómo decirte adiós.
A ______ le temblaba el labio inferior y volvía a estar al borde de las lágrimas.
—Pero tampoco sé cómo pedirte que te quedes.
Entonces la soltó para pasarse las manos por el pelo nerviosamente.
—¿Quieres que me quede? —______ le acarició la rodilla.
Joseph se levantó y empezó a pasear por delante del televisor, que ahora tenía la pantalla azul.
—Sí, creo que sí. Pero me da miedo. No se me da muy bien lo de necesitar a los demás. Nunca me he en... —antes de decir «enamorado», rectificó—, sentido tan bien con nadie, pero no sé si puedo. No sé si tengo determinados sentimientos o, mejor dicho, no sé si quiero tenerlos.
—Tranquilo. —______ se puso también de pie y le acarició la espalda.
—No quiero hacerte daño. No me lo perdonaría y... —Levantó el labio en una media sonrisa—. Seguramente Kevin me mataría.
—No te preocupes, sé cuidarme sola. Los problemas que tengamos, si es que llegamos a tenerlos, los solucionaremos en su momento. Sólo quiero saber una cosa, ¿estás seguro? —______ se paró delante de él, mirándolo directamente a los ojos.
—Sí —respondió él sin dudar ni un segundo—. ¿Y tú?, ¿quieres quedarte?
—Sí.
—¿Sigues teniendo intención de mudarte a otro piso?
______ se atragantó con la comida.
—¿Quieres que lo haga?
—No —respondió él sin dudar ni un instante. Desde la noche en que estuvo enfermo, Joseph había empezado a plantearse que tal vez estuviera equivocado. Tal vez enamorarse no fuera tan malo; además, era incapaz de imaginarse sintiendo todo eso por alguien que no fuera ______. Aún tenía muchas dudas, pero lo único que tenía claro era que no quería que ella se fuese de su casa.
—Entonces no lo haré. La verdad es que yo tampoco quiero. —Se limpió los labios y continuó—. Ahora que tú y yo volvemos a ser amigos, no me apetece vivir sola. —Sintió la tentación de confesarle que lo echaría de menos, pero no se atrevió, y en vez de eso dijo—: ¿De verdad no te molesta que me quede?
—Pues claro que no. Todo lo contrario. —Bebió un poco de vino—. Me alegra ver que volvemos a ser amigos, echaba de menos... —Como no sabía cómo describir lo que había entre ellos, movió las manos—... esto.
—Yo también. —«Sea lo que sea», pensó ______.
—Recuerdo que me dijiste que estabas a punto de firmar el contrato de alquiler. ¿Llegaste a hacerlo? —Joseph hablaba sin apenas mirarla. Estaba nervioso.
—No. Estabas tan enfermo que al final no fui —respondió ______ también nerviosa. No quería decirle que estaba tan preocupada por él que se había olvidado completamente del tema.
—Lo siento.
—No te preocupes. Le pedí a Nick que llamara a la inmobiliaria para anular la cita. —Nicholas se había portado como un sol. Tan pronto como supo que Joseph estaba enfermo, se ocupó de solucionar el tema, y cada día la llamaba para preguntarle cómo iban las cosas. ______ se alegraba mucho de contar con alguien como él, pero por la cara que puso Joseph, vio que él no pensaba lo mismo. ______ quería confesarle que sólo eran amigos, pero como Nicholas le había aconsejado que aún no dijera nada, se mordió la lengua. Los consejos de ese adorable canalla solían ser acertados. ______ optó por cambiar de tema—. ¿Te ha pasado algo interesante hoy?
—He tenido una reunión con Sam. —Joseph se dio cuenta de que ella no quería hablar de Nick. Bebió un poco de vino y pensó que ya volvería a sacar ese tema más tarde. Por el momento prefería seguir disfrutando de la tregua que se había instalado entre ellos.
—¿Ah, sí?
—Sí, y el sábado nos ha invitado a su casa de campo. Su mujer y sus hijas quieren conocerte. ¿Te apetecería ir? Si no, no pasa nada, pero he pensado que podría estar bien. —Joe intentó que su tono de voz no delatara lo importante que era su respuesta para él.
—Sí, podría estar bien. Si tú quieres ir, vamos —respondió ______, aunque no sabía por qué querían conocerla.
—Entonces iremos. —Joe acabó de comer—. ¿Has terminado? Pues siéntate en el sofá y prepara la película mientras yo ordeno esto.
—De eso ni hablar. Hoy me toca a mí recoger. —Se levantó y recogió los platos.
Joe puso la película en el DVD y se sentó a esperar a ______. No le gustaba nada que estuviera recogiendo la cocina sola, pero ella había insistido en que ésas eran las normas.
—¿Tienes velas? —preguntó ______ al salir de la cocina.
—¿Velas? —se sorprendió Joseph—. ¿Para qué?
—Una película como ésta no se puede ver con luz normal. —______ lo miró como si la respuesta fuera obvia.
—Ah, claro, perdona. Supongo que en el último cajón del mueble que está al lado de la tele habrá algunas. Aunque no sé si será lo que buscas. Las compré el año pasado, cuando hubo unos cortes de luz. —Joseph se levantó y empezó a rebuscar dentro del cajón—. Aquí están. ¿Éstas te parecen bien? —Le ofreció tres velas.
______ las cogió, las colocó encima de la mesilla baja y las encendió. Luego apagó la luz y se sentó en el sofá con las piernas cruzadas, como una india. Le encantaba sentarse así para ver películas.
—Vamos, Joe, ven aquí. —Dio unos golpecitos al sofá indicando que esperaba que él se sentara a su lado.
—Ya voy. —Joseph aún estaba de pie, observando el ritual de ______. Al ver que ella ya lo daba por finalizado, se acercó al sofá y, para mantener un poco las distancias, puso un cojín entre los dos con la excusa de apoyarse mejor. No quería estropear la noche, y si se sentaba demasiado cerca no se veía capaz de controlar las ganas que tenía de besarla.
La película empezó. Joseph no la había visto, pero estaba más interesado en mirar a ______ que en otra cosa. Era fascinante ver cómo se sorprendía, se asustaba, y eso que, según ella, ya la había visto un montón de veces. Pero cuando Drácula intenta morder a Keanu Reeves, a quien, en opinión de ______ y sus hermanas, habría que considerar patrimonio de la humanidad, ella se abrazó a él y Joe se quedó petrificado.
—¿Qué te pasa?
—Odio esta escena. Me pone los pelos de punta. —______ tenía la cabeza pegada a su pecho.
—Pero si ya la has visto, ya sabes lo que va a pasar. —Joseph estaba perplejo, y empezaba a costarle respirar; por no hablar del problema que empezaba a tener entre las piernas.
—Ya sé que no tiene lógica, pero no puedo evitarlo. Cuando acabe, me avisas. —Ella seguía sin moverse y su cerebro no paraba de repetirle que le encantaba el olor de Joe.
—Ya está, ya ha salido de la habitación, ya puedes darte la vuelta.
Él no hizo ningún esfuerzo para que ella se soltara.
______ se volvió, pero no recuperó su posición inicial, sino que se quedó a su lado, apoyó la cabeza en el pecho de Joseph y puso la mano encima de su cadera. La excusa de los sustos de la película era perfecta, pero además a él parecía no importarle; incluso se movió para que ella pudiera acercarse más y le rodeó la espalda con un brazo. A medida que la historia de Drácula avanzaba, Joseph y ______ estaban cada vez más abrazados, él le acariciaba el brazo cuando ella se asustaba y ella le recorría suavemente con las manos los abdominales o el muslo. Ninguno de los dos decía nada. Cuando llegó la escena final, ______ empezó a llorar. Fue a enjugarse las lágrimas con la manga de la camiseta, pero notó cómo Joe se incorporaba y le cogía la cara entre las manos. Seguro que se reía de ella. Pero no, sin decir nada, recogió con el pulgar una de sus lágrimas, la miró directamente a los ojos, sonrió y susurró:
—No llores. Sólo es una película. —Seguía acariciándole las mejillas.
—Es tan triste. —______ continuaba llorando—. Se quieren tanto. Todas las historias de amor que me gustan acaban mal.
—¿Todas? —Ahora él le acariciaba el pelo, parecía totalmente concentrado en desenredárselo.
—Todas. —Dejó de llorar y sintió cómo a cada pequeña caricia de Joe, se le aceleraba el pulso Si no la soltaba, iba a tener un problema—. Ya estoy bien.
—Yo no.
La miró a los ojos. Le temblaban las manos; bajó suavemente la cabeza y la besó. Eran unos besos suaves, ligeros, como de mariposas. Le besó las mejillas, los párpados, los labios, la nariz. ______ estaba perpleja, las veces anteriores en que Joseph la había besado era como si no pudiera evitarlo, pero en esa ocasión era como si quisiera hacerlo, como si ella fuera lo único que le importara. Joseph le cogió las manos y empezó a besarle las puntas de los dedos.
—Joe, ¿qué haces? —A ______ empezaba a costarle respirar.
—Besarte. Pero no debo de estar haciéndolo muy bien si tienes que preguntármelo. —Él sonrió, pero siguió con el camino de besos que estaba dibujando ya en su muñeca.
—No, lo haces muy bien. Estoy segura de que te lo habrán dicho muchas veces. Demasiadas. Lo que quiero saber es por qué. —______ cerró los ojos, Joseph le estaba besando el cuello y le acariciaba la espalda.
—Nunca nadie como tú. ____*, ¿me escuchas? Nunca ha habido nadie como tú. Me estás volviendo loco, no puedo concentrarme en el trabajo, ando como trastornado todo el día, pensando en lo que debes de estar haciendo, y por las noches no puedo dormir. Estas últimas semanas me he dado cuenta de una cosa. —Se separó un poquito de ella, aunque sin soltarle las manos, quería seguir tocándola—. No sé cómo decirte adiós.
A ______ le temblaba el labio inferior y volvía a estar al borde de las lágrimas.
—Pero tampoco sé cómo pedirte que te quedes.
Entonces la soltó para pasarse las manos por el pelo nerviosamente.
—¿Quieres que me quede? —______ le acarició la rodilla.
Joseph se levantó y empezó a pasear por delante del televisor, que ahora tenía la pantalla azul.
—Sí, creo que sí. Pero me da miedo. No se me da muy bien lo de necesitar a los demás. Nunca me he en... —antes de decir «enamorado», rectificó—, sentido tan bien con nadie, pero no sé si puedo. No sé si tengo determinados sentimientos o, mejor dicho, no sé si quiero tenerlos.
—Tranquilo. —______ se puso también de pie y le acarició la espalda.
—No quiero hacerte daño. No me lo perdonaría y... —Levantó el labio en una media sonrisa—. Seguramente Kevin me mataría.
—No te preocupes, sé cuidarme sola. Los problemas que tengamos, si es que llegamos a tenerlos, los solucionaremos en su momento. Sólo quiero saber una cosa, ¿estás seguro? —______ se paró delante de él, mirándolo directamente a los ojos.
—Sí —respondió él sin dudar ni un segundo—. ¿Y tú?, ¿quieres quedarte?
—Sí.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww que lindo
me imagine toda la escena de cuando estan viendo la peli aww
Joe es tan lindo *-*
Siguela!!!
me imagine toda la escena de cuando estan viendo la peli aww
Joe es tan lindo *-*
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
por finnn..ese joe es un testarudo
pero lo amo es hermoso, tierno...el hombre perfecto..claro hasta que meta la pata jejeje
siguela plisssss
pero lo amo es hermoso, tierno...el hombre perfecto..claro hasta que meta la pata jejeje
siguela plisssss
Julieta♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
OMJ siguelaaaaaaaaaaaaaaa plus
La has dejado en la mejor parte
El momento que esperaba y la dejas ahiii
Ahhhh Plis Nani siguelaaaaaa!!!!!
La has dejado en la mejor parte
El momento que esperaba y la dejas ahiii
Ahhhh Plis Nani siguelaaaaaa!!!!!
Karli Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 32
Joseph soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo en los pulmones, y la besó. ______ estaba apoyada contra la pared, Joe la tenía atrapada, había colocado cada una de sus manos al lado de su cabeza, y con el vientre y las piernas la mantenía totalmente prisionera. Tampoco era que ______ quisiera ir a ninguna otra parte; por nada del mundo. Los besos habían comenzado dulces, despacio, pero ahora eran cada vez más hambrientos. Los dos hacían esfuerzos por respirar, una actividad demasiado sobrevalorada. Joseph se apretó aún más contra ella, como si quisiera fundirse con su cuerpo, y abandonó su boca para centrar su atención en su cuello. Le lamió el interior de la muñeca y ______ gimió. Notar los labios de Joseph contra su piel era algo que pensaba que no volvería a suceder.
—Joe. —A ella le costaba respirar—. Me tiemblan las rodillas.
—Eso es bueno.
Él seguía besándole el cuello. Con una mano empezó a quitarle la camiseta a la vez que metía una rodilla entre sus piernas. Apretó su erección contra su cuerpo y volvió a besarla. La boca de ______ lo volvía loco, su forma, su textura, cómo temblaba cuando él estaba cerca, cómo se movía al ritmo de la de él. Nunca se había fijado en esos detalles, pero con ella todos parecían importantes. Sus suspiros, sus temblores. Todo.
—Tu olor. Casi me vuelvo loco estas semanas, oliéndote. ¿Sabes que antes de meterme en la ducha huelo tu perfume? —Estaba tan excitado que no se daba cuenta de lo que decía, sólo era consciente de que necesitaba tocarla, besarla, estar dentro de ella. Tenía que recuperar el control o todo acabaría demasiado pronto, y si de algo estaba seguro era de que ______ merecía más que un revolcón rápido en el suelo. Así que dejó de besarla y volvió a centrar su atención en su cuello. Era preciosa, tenía una piel suave y respondía a sus caricias con una naturalidad que lo volvía loco. ¿Cómo había podido pasar tanto tiempo viviendo con ella sin tocarla todos los días? Los dos habían perdido un tiempo precioso. ______ colocó una de sus manos en su erección, lo acarició y, cuando notó que él se apretaba aún más contra su mano, lo acarició con más fuerza. Apartó la mano un segundo con la intención de repetir la caricia, esta vez sin la barrera del pantalón. Aunque éste no era un gran impedimento: el algodón del pantalón de Joseph era delgado, el de unos pantalones que se han lavado mucho, pero él no se veía capaz de aguantar las caricias de ______ directamente sobre su piel. Quería, necesitaba que ella estuviera tan al límite como él antes de hacer el amor. No se planteó el porqué, siempre había sido un amante generoso y siempre se había preocupado de sus parejas, pero ______ era... No sabía qué era, sólo sabía que todo aquello era nuevo para él, y que quería que fuera especial. Tanto en la cama como fuera de ella. Quería que ______ se quedara, que fuera suya. La mordió suavemente. Primero sólo iba a besarla otra vez en el cuello, pero al sentir cómo temblaba, le vino a la cabeza la película que acababan de ver. Era una idea infantil, pero en ese momento pensó que quizá ______ y él sí tenían un futuro junto, y que quizá estaban destinados a estar el uno con el otro. La mordió un poco más fuerte, sin hacerle daño; nunca le haría daño. Sólo quería sentirla suya, y cuando la notó temblar y apretarse aún más contra su vientre, vio que a ella también le gustaba.
—Creo que empiezo a entender a Drácula, tu sabor es mejor que el olor, más intenso.
Y antes de que ella pudiera contestar, la besó. Un beso húmedo, profundo, que ninguno de los dos podría olvidar nunca. Sus lenguas se acariciaron, ella le mordió el labio inferior y él tomó posesión de su boca. Se saborearon. Para ______, el sabor de Joe era un sueño hecho realidad, le encantaba cómo su lengua la acariciaba; como si fuera una fruta exótica, como si quisiera impregnarse de ella. ______ se notaba el pulso acelerado, tenía que tocar a Joseph, sentir su piel contra la de él, comprobar que su corazón latía tan rápido como el de ella, cómo temblaba si lo tocaba, cómo sudaba al tenerla cerca, de modo que le quitó la camiseta y le acarició la espalda. Cuando sintió que él temblaba tanto como ella, la recorrió un escalofrío. Los labios de Joseph volvieron al cuello de ______. Miró la marca que sus dientes le habían dejado y se la besó, se la chupó. ______ se movía contra su erección, le acariciaba la espalda y le lamió el sudor del cuello. Él centró ahora su atención en los pechos, primero le recorrió el cuello con la lengua hasta encontrar la tira del sujetador, que resiguió hasta llegar a su objetivo. No la desnudó, sino que besó el encaje rosa, se lo acarició.
—Me gusta tu ropa interior. Es femenina y delicada. Como tú —dijo todo esto sin separarse ni dos milímetros de ella. ______ notaba cómo su respiración le acariciaba la piel. No recordaba haber estado tan excitada en su vida. Joseph estaba concentrado besándola, y al rozar sus pechos, se excitó aún más al ver cómo se erguían sus pezones contra el algodón del sujetador.
—Danger. —Él le besaba el pecho como si tuviera todo el tiempo del mundo. Con la lengua dibujó su forma, con los labios los resiguió—. Danger. —______ le apretaba los hombros, y le notaba la espalda húmeda de sudor—. Danger, vamos a la cama.
—No. —En esos momentos estaba muy ocupado besando su estómago. Había dejado los pechos en un intento de recuperar un poco de control, pero las pecas que ______ tenía en el abdomen lo estaban desconcentrando.
—¿¿NO?? —No podía ser que otra vez se apartara de ella. ______ ya notaba las lágrimas en sus ojos cuando Joseph añadió:
—No, antes tengo que hacer una cosa.
Él seguía besándole todas y cada una de las pecas que encontraba, pero ahora una de sus manos estaba en la cintura de su pantalón de algodón gris.
—¿Qué es lo que tienes que hacer? —______ no entendía nada, pero le bastaba con que él no dejara de besarla.
—Tengo que olerte toda, comerte. Además —resiguió con la lengua la forma de sus costillas—, así tú estarás tan excitada como yo.
Él se había agachado y le besaba el ombligo. La mano que había apoyado en su cadera le acariciaba otra vez la espalda y, cuando encontró el cierre del sujetador, lo desabrochó. Entonces Joseph se incorporó, volvió a colocarse a su altura y la besó. ______ temblaba. Le devolvió el beso con fuerza, ella también estaba al límite. Él le quitó el sujetador y lo tiró al suelo. Se besaban, y ahora que estaban piel contra piel, los pulsos de ambos se aceleraron, el sudor de los dos, las lenguas de los dos, el corazón de los dos parecían tener el mismo objetivo; entrar en el otro. ______ fue la primera en separarse. Tenía que serenarse, nunca había sentido nada parecido y estaba un poco asustada. Era la primera vez que hacían el amor. La noche en que se acostaron había sido increíble, pero no había sido hacer el amor. Esa noche había habido pasión, fuego, pero ahora, además, había sentimientos. Ahora Joseph le estaba entregando mucho más que su cuerpo y ______ estaba tan excitada que era como si su propia piel le quemara, como si el corazón le explotara. La respiración se le había descontrolado, y ya no sentía nada que no fueran los labios, las manos de Joseph sobre ella.
—No tienes que preocuparte por eso. Estoy a punto de...
Él le desató también el cordón de los pantalones con una mano y cayeron al suelo. Bajó la cabeza y le miró los pechos, sin el sujetador eran aún más bonitos, perfectos. Se los besó, esta vez desnudos. Le mordió suavemente cada uno de ellos y luego besó las pequeñas marcas de sus dientes.
—Danger...
______ ya había perdido totalmente el control, temblaba, y sólo quería que él la tocara, que le hiciera el amor. Joseph bajó aún más y volvió a besarle el ombligo y cada una de las pecas que encontró a su paso hasta llegar a la ropa interior. Entonces lamió la piel que quedaba justo sobre la cinturilla, y con una mano empezó a desnudarla.
—Danger. No hagas eso. —______ tenía la cabeza apoyada en la pared, los ojos cerrados y los dedos entre el pelo de él, que ahora estaba totalmente de rodillas frente a ella.
—No puedo evitarlo. —Le besó el vientre y lenta, muy lentamente, la desnudó—. No puedo dormir pensando en esto. O lo hago o me vuelvo loco. —Le puso las manos en las nalgas y la empujó suavemente contra su boca.
—Danger...
Ella temblaba por completo, las piernas se le derretían, el sudor le resbalaba por el cuello, tenía el pulso descontrolado, y entonces sintió cómo él también se estremecía, cómo la besaba, cómo la acariciaba y cómo aquello le afectaba.
—Danger. —Estaba tan excitada que ni siquiera podía pensar—. Danger, llévame a la cama. —Se mordía el labio inferior—. Por favor...
Él seguía besándola, devorándola, era sexy, dulce, quería absorber su olor, su sabor, su pasión. ______ apretó los dedos que tenía entre el pelo de Danger y sintió cómo se le doblaban las rodillas. Él la cogió en brazos, se levantó y echó a andar. Ella lo besó en el cuello. Le encantaba cómo olía. ______ flotaba, soñaba, seguía besándolo. Entraron en su habitación y la tumbó en la cama.
—____*, princesa. —Depositó unos besos en sus mejillas—. ¿Estás bien? —Se había tumbado a su lado, con la cabeza apoyada en una mano y con la otra acariciándole un brazo.
—Sí, pero te echo de menos. —Se incorporó y lo besó con pasión—. Quiero hacer el amor contigo. —Le tembló un poco la voz, nunca había estado así con nadie. Evidentemente, había estado con hombres antes, chicos que le habían gustado y con los que había disfrutado, pero nunca con nadie que la completara, que la hiciera sentir que todas las películas de amor tenían sentido.
—Yo también quiero hacer el amor contigo. —Danger pronunció «hacer el amor» como si fuera la primera vez que lo decía, como si le costara creérselo.
Ella volvió a besarlo. No quería que él se preocupara por nada; le acarició el pecho, deslizó su mano hasta el pantalón.
Sus labios empezaron entonces un camino descendente; le besó la mandíbula, la nuez, dibujó sus pectorales con su lengua lenta, húmeda. Le encantaban los ruidos que hacía Joseph y sus esfuerzos para no gritar. Llegó a donde quería; le bajó los pantalones, e iba a besarlo, cuando él se incorporó.
—No. —Se sonrojó—. Estoy demasiado... ejem... La próxima vez, princesa. Ahora o entro dentro de ti o pierdo definitivamente el poco control que me queda.
Joseph la besó con urgencia y se sentó en la cama. Abrió el cajón de la mesilla de noche y ______ vio con satisfacción que la caja de preservativos estaba tal como la habían dejado la noche que se acostaron juntos. Joseph cogió uno y se lo colocó él mismo. No confiaba en aguantar más si dejaba que lo hiciera ella. Se volvió y ella lo abrazó. Volvieron a besarse; era como si nunca fueran a tener suficiente. ____* temblaba otra vez, estaba muy excitada y muy nerviosa, Joe lo notó y dulcificó sus besos, sus caricias.
—Tranquila, yo también estoy nervioso. Pero esto está bien, tiene que estarlo, yo nunca, nunca, había estado así por nadie. —La besó intentando transmitir en su beso lo que no podía decirle con sus palabras—. ¿Me crees? —La miró inseguro.
—Te creo. —Para evitar llorar delante de él en un momento como ése, lo atrajo hacia su pecho y le susurró al oído—: Hazme el amor, Danger. —Le recorrió la oreja con los labios.
Él se estremeció.
—Tus deseos son órdenes, princesa.
Entró dentro de ella con cuidado, quería recordar ese momento, quería saborear cómo era hacer el amor con la única mujer capaz de atrapar su corazón. Por otra parte, pensó que así controlaría un poquito más su propio deseo. Se equivocó. Cuando notó cómo ______ lo envolvía, cómo su cuerpo se fundía con el suyo, perdió el control. Ambos lo perdieron; se movían al mismo ritmo, con el mismo latido, se devoraban, y de golpe todo fue demasiado para los dos; las miradas, los besos, el cielo se derrumbó, el infierno se abrió, todos, todos los tópicos se hicieron realidad, y ______ y Joe entendieron que estaban hechos el uno para el otro, aunque quizá ninguno sabía qué hacer al respecto.
Se quedaron tumbados, abrazados, mirándose el uno al otro asombrados, como si no pudieran creer lo que acababa de pasarles. Él le apartó un mechón de pelo que tenía en la frente, ella lo peinó un poco. Los dos tenían el pulso muy acelerado. Joseph fue el primero en hablar.
—______... yo. —No continuó, cerró los ojos unos instantes para recuperar el control—. Yo... —No sabía qué decir.
—Tranquilo. A mí me pasa lo mismo.
—¿Sí? ¿Qué te pasa? —Le cogió la mano y, cariñosamente, le besó los nudillos.
—Que no sé cómo explicar lo que hay entre tú y yo. —______ se incorporó un poco y le dio un beso muy dulce.
—¿Y no te da miedo? —preguntó él asombrado de que ella estuviera tan tranquila.
—Un poco. Pero creo que merece la pena que nos arriesguemos.
—Espero que tengas razón. —Joseph le pasó la mano por el pelo. Tenía que irse de allí. Necesitaba estar solo para pensar en lo que había pasado—. Tengo que levantarme.
—Claro. —______ se apartó, pero antes de que él se incorporara del todo, lo cogió del brazo—. Joe, lo único que te pido es que lo intentes. ¿De acuerdo?
—De acuerdo. —Él le dio uno de aquellos besos que la dejaban sin sentido y se fue hacia el baño.
______ se durmió en pocos segundos. Nunca había sido tan feliz.
Bueno chicas al fin paso no se ustedes pero yo qeria ahorcar a Joe jajaja bueno espero les guste cap las qiero :D
Joseph soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo en los pulmones, y la besó. ______ estaba apoyada contra la pared, Joe la tenía atrapada, había colocado cada una de sus manos al lado de su cabeza, y con el vientre y las piernas la mantenía totalmente prisionera. Tampoco era que ______ quisiera ir a ninguna otra parte; por nada del mundo. Los besos habían comenzado dulces, despacio, pero ahora eran cada vez más hambrientos. Los dos hacían esfuerzos por respirar, una actividad demasiado sobrevalorada. Joseph se apretó aún más contra ella, como si quisiera fundirse con su cuerpo, y abandonó su boca para centrar su atención en su cuello. Le lamió el interior de la muñeca y ______ gimió. Notar los labios de Joseph contra su piel era algo que pensaba que no volvería a suceder.
—Joe. —A ella le costaba respirar—. Me tiemblan las rodillas.
—Eso es bueno.
Él seguía besándole el cuello. Con una mano empezó a quitarle la camiseta a la vez que metía una rodilla entre sus piernas. Apretó su erección contra su cuerpo y volvió a besarla. La boca de ______ lo volvía loco, su forma, su textura, cómo temblaba cuando él estaba cerca, cómo se movía al ritmo de la de él. Nunca se había fijado en esos detalles, pero con ella todos parecían importantes. Sus suspiros, sus temblores. Todo.
—Tu olor. Casi me vuelvo loco estas semanas, oliéndote. ¿Sabes que antes de meterme en la ducha huelo tu perfume? —Estaba tan excitado que no se daba cuenta de lo que decía, sólo era consciente de que necesitaba tocarla, besarla, estar dentro de ella. Tenía que recuperar el control o todo acabaría demasiado pronto, y si de algo estaba seguro era de que ______ merecía más que un revolcón rápido en el suelo. Así que dejó de besarla y volvió a centrar su atención en su cuello. Era preciosa, tenía una piel suave y respondía a sus caricias con una naturalidad que lo volvía loco. ¿Cómo había podido pasar tanto tiempo viviendo con ella sin tocarla todos los días? Los dos habían perdido un tiempo precioso. ______ colocó una de sus manos en su erección, lo acarició y, cuando notó que él se apretaba aún más contra su mano, lo acarició con más fuerza. Apartó la mano un segundo con la intención de repetir la caricia, esta vez sin la barrera del pantalón. Aunque éste no era un gran impedimento: el algodón del pantalón de Joseph era delgado, el de unos pantalones que se han lavado mucho, pero él no se veía capaz de aguantar las caricias de ______ directamente sobre su piel. Quería, necesitaba que ella estuviera tan al límite como él antes de hacer el amor. No se planteó el porqué, siempre había sido un amante generoso y siempre se había preocupado de sus parejas, pero ______ era... No sabía qué era, sólo sabía que todo aquello era nuevo para él, y que quería que fuera especial. Tanto en la cama como fuera de ella. Quería que ______ se quedara, que fuera suya. La mordió suavemente. Primero sólo iba a besarla otra vez en el cuello, pero al sentir cómo temblaba, le vino a la cabeza la película que acababan de ver. Era una idea infantil, pero en ese momento pensó que quizá ______ y él sí tenían un futuro junto, y que quizá estaban destinados a estar el uno con el otro. La mordió un poco más fuerte, sin hacerle daño; nunca le haría daño. Sólo quería sentirla suya, y cuando la notó temblar y apretarse aún más contra su vientre, vio que a ella también le gustaba.
—Creo que empiezo a entender a Drácula, tu sabor es mejor que el olor, más intenso.
Y antes de que ella pudiera contestar, la besó. Un beso húmedo, profundo, que ninguno de los dos podría olvidar nunca. Sus lenguas se acariciaron, ella le mordió el labio inferior y él tomó posesión de su boca. Se saborearon. Para ______, el sabor de Joe era un sueño hecho realidad, le encantaba cómo su lengua la acariciaba; como si fuera una fruta exótica, como si quisiera impregnarse de ella. ______ se notaba el pulso acelerado, tenía que tocar a Joseph, sentir su piel contra la de él, comprobar que su corazón latía tan rápido como el de ella, cómo temblaba si lo tocaba, cómo sudaba al tenerla cerca, de modo que le quitó la camiseta y le acarició la espalda. Cuando sintió que él temblaba tanto como ella, la recorrió un escalofrío. Los labios de Joseph volvieron al cuello de ______. Miró la marca que sus dientes le habían dejado y se la besó, se la chupó. ______ se movía contra su erección, le acariciaba la espalda y le lamió el sudor del cuello. Él centró ahora su atención en los pechos, primero le recorrió el cuello con la lengua hasta encontrar la tira del sujetador, que resiguió hasta llegar a su objetivo. No la desnudó, sino que besó el encaje rosa, se lo acarició.
—Me gusta tu ropa interior. Es femenina y delicada. Como tú —dijo todo esto sin separarse ni dos milímetros de ella. ______ notaba cómo su respiración le acariciaba la piel. No recordaba haber estado tan excitada en su vida. Joseph estaba concentrado besándola, y al rozar sus pechos, se excitó aún más al ver cómo se erguían sus pezones contra el algodón del sujetador.
—Danger. —Él le besaba el pecho como si tuviera todo el tiempo del mundo. Con la lengua dibujó su forma, con los labios los resiguió—. Danger. —______ le apretaba los hombros, y le notaba la espalda húmeda de sudor—. Danger, vamos a la cama.
—No. —En esos momentos estaba muy ocupado besando su estómago. Había dejado los pechos en un intento de recuperar un poco de control, pero las pecas que ______ tenía en el abdomen lo estaban desconcentrando.
—¿¿NO?? —No podía ser que otra vez se apartara de ella. ______ ya notaba las lágrimas en sus ojos cuando Joseph añadió:
—No, antes tengo que hacer una cosa.
Él seguía besándole todas y cada una de las pecas que encontraba, pero ahora una de sus manos estaba en la cintura de su pantalón de algodón gris.
—¿Qué es lo que tienes que hacer? —______ no entendía nada, pero le bastaba con que él no dejara de besarla.
—Tengo que olerte toda, comerte. Además —resiguió con la lengua la forma de sus costillas—, así tú estarás tan excitada como yo.
Él se había agachado y le besaba el ombligo. La mano que había apoyado en su cadera le acariciaba otra vez la espalda y, cuando encontró el cierre del sujetador, lo desabrochó. Entonces Joseph se incorporó, volvió a colocarse a su altura y la besó. ______ temblaba. Le devolvió el beso con fuerza, ella también estaba al límite. Él le quitó el sujetador y lo tiró al suelo. Se besaban, y ahora que estaban piel contra piel, los pulsos de ambos se aceleraron, el sudor de los dos, las lenguas de los dos, el corazón de los dos parecían tener el mismo objetivo; entrar en el otro. ______ fue la primera en separarse. Tenía que serenarse, nunca había sentido nada parecido y estaba un poco asustada. Era la primera vez que hacían el amor. La noche en que se acostaron había sido increíble, pero no había sido hacer el amor. Esa noche había habido pasión, fuego, pero ahora, además, había sentimientos. Ahora Joseph le estaba entregando mucho más que su cuerpo y ______ estaba tan excitada que era como si su propia piel le quemara, como si el corazón le explotara. La respiración se le había descontrolado, y ya no sentía nada que no fueran los labios, las manos de Joseph sobre ella.
—No tienes que preocuparte por eso. Estoy a punto de...
Él le desató también el cordón de los pantalones con una mano y cayeron al suelo. Bajó la cabeza y le miró los pechos, sin el sujetador eran aún más bonitos, perfectos. Se los besó, esta vez desnudos. Le mordió suavemente cada uno de ellos y luego besó las pequeñas marcas de sus dientes.
—Danger...
______ ya había perdido totalmente el control, temblaba, y sólo quería que él la tocara, que le hiciera el amor. Joseph bajó aún más y volvió a besarle el ombligo y cada una de las pecas que encontró a su paso hasta llegar a la ropa interior. Entonces lamió la piel que quedaba justo sobre la cinturilla, y con una mano empezó a desnudarla.
—Danger. No hagas eso. —______ tenía la cabeza apoyada en la pared, los ojos cerrados y los dedos entre el pelo de él, que ahora estaba totalmente de rodillas frente a ella.
—No puedo evitarlo. —Le besó el vientre y lenta, muy lentamente, la desnudó—. No puedo dormir pensando en esto. O lo hago o me vuelvo loco. —Le puso las manos en las nalgas y la empujó suavemente contra su boca.
—Danger...
Ella temblaba por completo, las piernas se le derretían, el sudor le resbalaba por el cuello, tenía el pulso descontrolado, y entonces sintió cómo él también se estremecía, cómo la besaba, cómo la acariciaba y cómo aquello le afectaba.
—Danger. —Estaba tan excitada que ni siquiera podía pensar—. Danger, llévame a la cama. —Se mordía el labio inferior—. Por favor...
Él seguía besándola, devorándola, era sexy, dulce, quería absorber su olor, su sabor, su pasión. ______ apretó los dedos que tenía entre el pelo de Danger y sintió cómo se le doblaban las rodillas. Él la cogió en brazos, se levantó y echó a andar. Ella lo besó en el cuello. Le encantaba cómo olía. ______ flotaba, soñaba, seguía besándolo. Entraron en su habitación y la tumbó en la cama.
—____*, princesa. —Depositó unos besos en sus mejillas—. ¿Estás bien? —Se había tumbado a su lado, con la cabeza apoyada en una mano y con la otra acariciándole un brazo.
—Sí, pero te echo de menos. —Se incorporó y lo besó con pasión—. Quiero hacer el amor contigo. —Le tembló un poco la voz, nunca había estado así con nadie. Evidentemente, había estado con hombres antes, chicos que le habían gustado y con los que había disfrutado, pero nunca con nadie que la completara, que la hiciera sentir que todas las películas de amor tenían sentido.
—Yo también quiero hacer el amor contigo. —Danger pronunció «hacer el amor» como si fuera la primera vez que lo decía, como si le costara creérselo.
Ella volvió a besarlo. No quería que él se preocupara por nada; le acarició el pecho, deslizó su mano hasta el pantalón.
Sus labios empezaron entonces un camino descendente; le besó la mandíbula, la nuez, dibujó sus pectorales con su lengua lenta, húmeda. Le encantaban los ruidos que hacía Joseph y sus esfuerzos para no gritar. Llegó a donde quería; le bajó los pantalones, e iba a besarlo, cuando él se incorporó.
—No. —Se sonrojó—. Estoy demasiado... ejem... La próxima vez, princesa. Ahora o entro dentro de ti o pierdo definitivamente el poco control que me queda.
Joseph la besó con urgencia y se sentó en la cama. Abrió el cajón de la mesilla de noche y ______ vio con satisfacción que la caja de preservativos estaba tal como la habían dejado la noche que se acostaron juntos. Joseph cogió uno y se lo colocó él mismo. No confiaba en aguantar más si dejaba que lo hiciera ella. Se volvió y ella lo abrazó. Volvieron a besarse; era como si nunca fueran a tener suficiente. ____* temblaba otra vez, estaba muy excitada y muy nerviosa, Joe lo notó y dulcificó sus besos, sus caricias.
—Tranquila, yo también estoy nervioso. Pero esto está bien, tiene que estarlo, yo nunca, nunca, había estado así por nadie. —La besó intentando transmitir en su beso lo que no podía decirle con sus palabras—. ¿Me crees? —La miró inseguro.
—Te creo. —Para evitar llorar delante de él en un momento como ése, lo atrajo hacia su pecho y le susurró al oído—: Hazme el amor, Danger. —Le recorrió la oreja con los labios.
Él se estremeció.
—Tus deseos son órdenes, princesa.
Entró dentro de ella con cuidado, quería recordar ese momento, quería saborear cómo era hacer el amor con la única mujer capaz de atrapar su corazón. Por otra parte, pensó que así controlaría un poquito más su propio deseo. Se equivocó. Cuando notó cómo ______ lo envolvía, cómo su cuerpo se fundía con el suyo, perdió el control. Ambos lo perdieron; se movían al mismo ritmo, con el mismo latido, se devoraban, y de golpe todo fue demasiado para los dos; las miradas, los besos, el cielo se derrumbó, el infierno se abrió, todos, todos los tópicos se hicieron realidad, y ______ y Joe entendieron que estaban hechos el uno para el otro, aunque quizá ninguno sabía qué hacer al respecto.
Se quedaron tumbados, abrazados, mirándose el uno al otro asombrados, como si no pudieran creer lo que acababa de pasarles. Él le apartó un mechón de pelo que tenía en la frente, ella lo peinó un poco. Los dos tenían el pulso muy acelerado. Joseph fue el primero en hablar.
—______... yo. —No continuó, cerró los ojos unos instantes para recuperar el control—. Yo... —No sabía qué decir.
—Tranquilo. A mí me pasa lo mismo.
—¿Sí? ¿Qué te pasa? —Le cogió la mano y, cariñosamente, le besó los nudillos.
—Que no sé cómo explicar lo que hay entre tú y yo. —______ se incorporó un poco y le dio un beso muy dulce.
—¿Y no te da miedo? —preguntó él asombrado de que ella estuviera tan tranquila.
—Un poco. Pero creo que merece la pena que nos arriesguemos.
—Espero que tengas razón. —Joseph le pasó la mano por el pelo. Tenía que irse de allí. Necesitaba estar solo para pensar en lo que había pasado—. Tengo que levantarme.
—Claro. —______ se apartó, pero antes de que él se incorporara del todo, lo cogió del brazo—. Joe, lo único que te pido es que lo intentes. ¿De acuerdo?
—De acuerdo. —Él le dio uno de aquellos besos que la dejaban sin sentido y se fue hacia el baño.
______ se durmió en pocos segundos. Nunca había sido tan feliz.
Bueno chicas al fin paso no se ustedes pero yo qeria ahorcar a Joe jajaja bueno espero les guste cap las qiero :D
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Waaaaaaaa OMJ que rayos
Vas a pensar Joseph Jonas? siii yo también
Lo quiero ahorcar pero Ahhh ya ha pasado la
Línea ya lo ha reconocido y le ha dicho a la rayis
Lo que siente :D :D :D ahhhh si si si si ame el CAP
Y ahora necesito y pido mas :D
Siguelaaaaaaaaaaaaaaa!!
Vas a pensar Joseph Jonas? siii yo también
Lo quiero ahorcar pero Ahhh ya ha pasado la
Línea ya lo ha reconocido y le ha dicho a la rayis
Lo que siente :D :D :D ahhhh si si si si ame el CAP
Y ahora necesito y pido mas :D
Siguelaaaaaaaaaaaaaaa!!
Karli Jonas
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