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"Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Agggggggg Joseph por que eres
Tan cabeza dura!!! Vamos dejare llevar
No te das cuenta que solo lastimas a la
Rayis!!!!
Ahhhh Plis Siguela pronto siiiiiii?
Me encantaaaaaaaaaa!!
Tan cabeza dura!!! Vamos dejare llevar
No te das cuenta que solo lastimas a la
Rayis!!!!
Ahhhh Plis Siguela pronto siiiiiii?
Me encantaaaaaaaaaa!!
Karli Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
NO QUIERO QUE SE MUDE
TIENEN QUE ARREGLAR LAS COSAS¡¡
TIENEN QUE ARREGLAR LAS COSAS¡¡
berenice_89
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 24
Joseph pasó toda la noche recordando cómo las discusiones de sus padres le había arruinado la infancia, pero si era sincero, eso no había sido lo peor. Lo peor había sido ver cómo su padre, aún completamente enamorado de su mujer, se había ido consumiendo hasta morir. A Rupert Jonas no le había importado nada, ni su propia madre, que lo apoyaba, ni su hijo. Se había dedicado a beber hasta perder el sentido y, cuando lo consiguió, decidió que ese estado etílico se iba a convertir en su estado habitual. Incluso ahora, Joe tenía que esforzarse por recordar a su padre sobrio. Por suerte, Nana siempre había estado a su lado, y lo ayudó a no odiarlo. Con ______ entre sus brazos, sentía como hacía años que no sentía. No sólo porque lo excitaba más allá de la razón, sino porque con ella tenía ganas de temblar, de emocionarse, de arriesgarse a bajar la guardia; pero si valoraba todas las consecuencias, bueno, era mejor así. Sí, sin duda no arriesgarse era la mejor decisión. No entendía por qué el corazón le daba un vuelco al pensarlo, y por qué su entrepierna se negaba a aceptarlo. En fin, ya lo lograría de alguna manera.
______ se pasó todo el fin de semana con Nicholas, pero no se quedó a dormir en su casa porque, a pesar de que él se lo había ofrecido, no quería que cuando ella se fuera Joseph y él dejaran de ser amigos. Nick la consoló lo mejor que pudo, y le dijo que estaba seguro de que Joseph también lo estaba pasando muy mal, si no, no le habría hecho ese comentario tan desagradable sobre ellos dos. Ella no estaba tan segura.
______ no tenía ni idea de lo que Joe había hecho durante el fin de semana. Lo único que sabía era que había dormido en el piso, porque tanto el sábado como el domingo por la mañana vio que se había duchado. De no haber sido por ese detalle, habría creído que no estaba. Aunque apenas había dormido en los últimos dos días, el lunes por la mañana se levantó, se vistió y se fue a trabajar como siempre. ______ no iba a permitir que su historia con Joseph le estropeara también eso. Trabajar en la revista le gustaba realmente; sus compañeros eran fantásticos y estaba aprendiendo mucho. No quería que nadie se diera cuenta de que tenía el corazón hecho añicos. No porque se avergonzara, sino porque no quería que Joe se enterara. Si él era capaz de ignorar lo que había entre ellos dos sin parpadear, ella no iba a ser menos. Así que, cada noche, se repetía a sí misma que estaba a punto de lograrlo, que al día siguiente ya no tendría tantas ganas de abrazarlo, y que cuando lo viera ya no se le aceleraría el corazón.
Por su parte, Joseph estaba agotado. Se había pasado prácticamente todo el fin de semana escondido en el gimnasio. No pensar en ______ lo estaba consumiendo y ya se le estaban acabando las ideas. Se levantaba antes que ella, pero el cuarto de baño estaba repleto de sus trastos, y cada día tenía que controlarse para no oler su champú o su colonia. Nunca lo lograba. Los olía. En la revista, estaba un poco mejor, pero cuando alguien le comentaba lo bien que ______ hacía su trabajo o lo dulce que era, volvía a empeorar. Por suerte, ella parecía ser capaz de ignorarlo, y casi no le dirigía la palabra, porque cuando lo hacía, Joe tenía que concentrarse en no mirarle los labios y pensar en lo bien que sabían. Para evitar encontrarse con ______ en el piso, de noche iba al gimnasio un par de horas a ver si así se cansaba y podía dormir, pero ni así lo lograba. Lo único positivo de todo aquello era que, a ese ritmo, recuperaría los abdominales de cuando tenía veinte años. Al salir del gimnasio se compraba algo de comer e intentaba prepararse para el peor momento del día: entrar en casa. Cada noche se decía a sí mismo que estaba a punto de lograrlo, que al día siguiente ya no sentiría esas ganas de besarla, y que cuando la viera ya no se le aceleraría el corazón.
El miércoles, ______ estaba almorzando con Jack y Amanda en una cafetería al lado del trabajo y Jack le cogió la mano, la miró a los ojos con cara de preocupación y le preguntó:
—______, ¿qué pasa con Joe?
Haciendo uso de sus recientemente adquiridas dotes dramáticas, respondió:
—Nada, ¿por qué lo preguntas?
—¿Nada? —Jack le soltó la mano enfadado—. ¿Cómo que nada? ¿Acaso no lo ves? ¡Está agotado, más delgado y con un humor de perros!
—______, Jack tienen razón, algo le pasa —añadió Amanda—. Estamos preocupados por él. Es nuestro amigo, y no tenemos ni idea de lo que lo tiene tan agobiado. Además, con los problemas que tenemos ahora en la revista necesitamos que esté al cien por cien.
______ necesitó unos segundos para procesar toda la información. Ella sabía que era imposible que ellos supieran nada de su relación —Joseph nunca se lo habría contado, y Nicholas había jurado guardar el secreto—, así que no tenía ni idea de qué estaban hablando.
—¿Qué tipo de problemas? —A ______ ya le estaban sudando las palmas de las manos.
—Bueno, no sé si debería contártelo, es una especie de secreto, pero ya que eres tan amiga de Joe, supongo que puedo confiar en ti —dijo Amanda—. ¿Conoces la revista The Scope?
—Sí, bueno, la he visto en los quioscos y Joseph tiene algunas en el piso. —______ estaba perpleja—. ¿Por qué?
—Últimamente, algunos reportajes que teníamos previsto publicar aparecen «milagrosamente» en esa revista una semana antes que en la nuestra —añadió Jack también susurrando.
______, que ya estaba al tanto de lo del robo de los artículos, decidió disimular y fingir que no sabía nada. Por el modo en que Jack y Amanda hablaban de ello, llegó a la conclusión de que Joseph no les había contado que ella lo sabía y, como no quería tener otro conflicto con él, optó por no decir nada y hacerse la inocente.
—Bueno, somos una revista de información de actualidad, es lógico que los reportajes se parezcan. No es que haya muchos temas para tratar, ¿no?
—No, ______, no es que se parezcan, es que son los mismos reportajes, las mismas fotografías, el mismo ángulo de opinión, las mismas entrevistas. Los mismos. Nos los roban. ¿Lo entiendes ahora? —Jack y Amanda estaban tensos. ______ no podía quitarse de la cabeza que toda la escena le recordaba a Matrix. Allí estaba ella, atónita, sentada delante de Jack y Amanda como Neo ante Morfeo y Trinity cuando éstos le revelan la verdad.
—¿Lo entiendes ahora? —repitió Amanda.
—Sí, claro.
—Como ves, Joe tiene muchas preocupaciones. Para todos nosotros, la revista es importante, pero para él es su vida —dijo Jack—. Ya que tú vives con él, ¿podrías averiguar qué le pasa?
______ notó cómo se sonrojaba de la cabeza a los pies.
—¿Yo? —carraspeó ella—. Sí, bueno, podría intentarlo. Pero no creo que sirva de mucho. Tal vez deberías hablar con Monique. —______ no pudo resistir la tentación de hacer ese comentario.
—¿Monique? —preguntó Jack perplejo—. No digas chorradas.
—Si tú no eres capaz de convencerlo de que cambie de actitud, nadie podrá hacerlo —añadió Amanda sonriendo.
—¿Por qué dices eso?
—Vamos, ______, todos sabemos que haría cualquier cosa por ti. —Jack le golpeó cariñosamente el hombro—. No te hagas la tonta. Por cierto —miró el reloj—, deberíamos regresar al trabajo.
—Sí, claro, seguro que Sam ya ha vuelto. —Amanda se levantó y salió apresurada, dejando a ______ sola con Jack.
—¿De verdad estás preocupado por Joseph? —se atrevió entonces a preguntarle.
—Sí. Estos días se lo ve muy cansado y menos concentrado. No sé qué le pasa; no creas que no se lo he preguntado, pero su respuesta estándar es «Nada. Todo va bien, como siempre». En fin, espero que tú tengas más suerte y que averigües algo. Vamos, tenemos que regresar.
______ volvió al trabajo, pero pasó la tarde pensando en cómo podía ayudar a Joseph. Una cosa era que él no la quisiera, ni como amiga ni como nada, pero otra que, con su intento de evitarla a todas horas, acabara agotado y pusiera en peligro su trabajo. Tenía que hablar con él.
Joe tuvo, otra vez, un día horrible. Había empezado muy pronto, y nada más llegar a la revista, Sam lo llamó a su despacho.
—¿Puedo hablar contigo?
—Sí, claro.
—Siéntate. ¿Has visto el número de esta semana de The Scope? —A la vez que se lo preguntaba, le acercaba un ejemplar.
—¿Qué es esta vez? —Joseph se puso las gafas y empezó a hojear la revista.
—Esta vez son de nuevo dos artículos. El de la entrevista con el primer ministro y el de los bodegueros británicos. Joe, tenemos que parar esta mie&$a. Nos hundirán, no podemos seguir rellenando nuestra revista con artículos rancios, tenemos que averiguar quién nos roba, cómo lo hace y por qué. Esto no puede seguir así. —Sam se reclinó en su asiento, mala señal; se aflojó la corbata, pésima señal; y sentenció—: Nos dan seis meses más, si no, cerrarán The Whiteboard.
Joseph notó en ese momento cómo se le helaba la sangre y la espalda le quedaba empapada de sudor; contradictorio pero propio de él.
—No nos cerrarán. Averiguaré quién lo hace, y por los artículos de relleno no te preocupes, tengo un par de buenos reportajes «escondidos». Ahora te los traigo para que puedas leerlos, a ver qué te parecen.
—¿Escondidos? ¿De dónde han salido?
—Los he escrito yo, ya sabes, para eso me contrataste.
—¿Tú?
—Sí, yo, últimamente no duermo mucho, y escribir me relaja. No te rías. ¿Se puede saber de qué te ríes? ¡Estamos en medio de una crisis!
—De ti, Joe, me río de ti. Tus problemas de insomnio no tendrán nada que ver con esa chica que tiene cara de duende, ¿no? ______, eso es, me encanta el nombre. Creo que deberías presentármela. De hecho, creo que los dos deberíais venir a cenar a casa un día de éstos. Silvia y las niñas estarán encantadas de conocer a la mujer que ha logrado quitarte el sueño. —Sam seguía riéndose.
—No, ______ no tiene nada que ver en esto. No sé por qué lo dices. En fin, será otra muestra de tu edad senil. Voy a buscar los artículos antes de que digas más tonterías. —Y salió apresurado del despacho de Sam.
—¡Joe! ¡Piensa en lo de la cena! —Pero ya le hablaba a su espalda.
Joseph pasó toda la noche recordando cómo las discusiones de sus padres le había arruinado la infancia, pero si era sincero, eso no había sido lo peor. Lo peor había sido ver cómo su padre, aún completamente enamorado de su mujer, se había ido consumiendo hasta morir. A Rupert Jonas no le había importado nada, ni su propia madre, que lo apoyaba, ni su hijo. Se había dedicado a beber hasta perder el sentido y, cuando lo consiguió, decidió que ese estado etílico se iba a convertir en su estado habitual. Incluso ahora, Joe tenía que esforzarse por recordar a su padre sobrio. Por suerte, Nana siempre había estado a su lado, y lo ayudó a no odiarlo. Con ______ entre sus brazos, sentía como hacía años que no sentía. No sólo porque lo excitaba más allá de la razón, sino porque con ella tenía ganas de temblar, de emocionarse, de arriesgarse a bajar la guardia; pero si valoraba todas las consecuencias, bueno, era mejor así. Sí, sin duda no arriesgarse era la mejor decisión. No entendía por qué el corazón le daba un vuelco al pensarlo, y por qué su entrepierna se negaba a aceptarlo. En fin, ya lo lograría de alguna manera.
______ se pasó todo el fin de semana con Nicholas, pero no se quedó a dormir en su casa porque, a pesar de que él se lo había ofrecido, no quería que cuando ella se fuera Joseph y él dejaran de ser amigos. Nick la consoló lo mejor que pudo, y le dijo que estaba seguro de que Joseph también lo estaba pasando muy mal, si no, no le habría hecho ese comentario tan desagradable sobre ellos dos. Ella no estaba tan segura.
______ no tenía ni idea de lo que Joe había hecho durante el fin de semana. Lo único que sabía era que había dormido en el piso, porque tanto el sábado como el domingo por la mañana vio que se había duchado. De no haber sido por ese detalle, habría creído que no estaba. Aunque apenas había dormido en los últimos dos días, el lunes por la mañana se levantó, se vistió y se fue a trabajar como siempre. ______ no iba a permitir que su historia con Joseph le estropeara también eso. Trabajar en la revista le gustaba realmente; sus compañeros eran fantásticos y estaba aprendiendo mucho. No quería que nadie se diera cuenta de que tenía el corazón hecho añicos. No porque se avergonzara, sino porque no quería que Joe se enterara. Si él era capaz de ignorar lo que había entre ellos dos sin parpadear, ella no iba a ser menos. Así que, cada noche, se repetía a sí misma que estaba a punto de lograrlo, que al día siguiente ya no tendría tantas ganas de abrazarlo, y que cuando lo viera ya no se le aceleraría el corazón.
Por su parte, Joseph estaba agotado. Se había pasado prácticamente todo el fin de semana escondido en el gimnasio. No pensar en ______ lo estaba consumiendo y ya se le estaban acabando las ideas. Se levantaba antes que ella, pero el cuarto de baño estaba repleto de sus trastos, y cada día tenía que controlarse para no oler su champú o su colonia. Nunca lo lograba. Los olía. En la revista, estaba un poco mejor, pero cuando alguien le comentaba lo bien que ______ hacía su trabajo o lo dulce que era, volvía a empeorar. Por suerte, ella parecía ser capaz de ignorarlo, y casi no le dirigía la palabra, porque cuando lo hacía, Joe tenía que concentrarse en no mirarle los labios y pensar en lo bien que sabían. Para evitar encontrarse con ______ en el piso, de noche iba al gimnasio un par de horas a ver si así se cansaba y podía dormir, pero ni así lo lograba. Lo único positivo de todo aquello era que, a ese ritmo, recuperaría los abdominales de cuando tenía veinte años. Al salir del gimnasio se compraba algo de comer e intentaba prepararse para el peor momento del día: entrar en casa. Cada noche se decía a sí mismo que estaba a punto de lograrlo, que al día siguiente ya no sentiría esas ganas de besarla, y que cuando la viera ya no se le aceleraría el corazón.
El miércoles, ______ estaba almorzando con Jack y Amanda en una cafetería al lado del trabajo y Jack le cogió la mano, la miró a los ojos con cara de preocupación y le preguntó:
—______, ¿qué pasa con Joe?
Haciendo uso de sus recientemente adquiridas dotes dramáticas, respondió:
—Nada, ¿por qué lo preguntas?
—¿Nada? —Jack le soltó la mano enfadado—. ¿Cómo que nada? ¿Acaso no lo ves? ¡Está agotado, más delgado y con un humor de perros!
—______, Jack tienen razón, algo le pasa —añadió Amanda—. Estamos preocupados por él. Es nuestro amigo, y no tenemos ni idea de lo que lo tiene tan agobiado. Además, con los problemas que tenemos ahora en la revista necesitamos que esté al cien por cien.
______ necesitó unos segundos para procesar toda la información. Ella sabía que era imposible que ellos supieran nada de su relación —Joseph nunca se lo habría contado, y Nicholas había jurado guardar el secreto—, así que no tenía ni idea de qué estaban hablando.
—¿Qué tipo de problemas? —A ______ ya le estaban sudando las palmas de las manos.
—Bueno, no sé si debería contártelo, es una especie de secreto, pero ya que eres tan amiga de Joe, supongo que puedo confiar en ti —dijo Amanda—. ¿Conoces la revista The Scope?
—Sí, bueno, la he visto en los quioscos y Joseph tiene algunas en el piso. —______ estaba perpleja—. ¿Por qué?
—Últimamente, algunos reportajes que teníamos previsto publicar aparecen «milagrosamente» en esa revista una semana antes que en la nuestra —añadió Jack también susurrando.
______, que ya estaba al tanto de lo del robo de los artículos, decidió disimular y fingir que no sabía nada. Por el modo en que Jack y Amanda hablaban de ello, llegó a la conclusión de que Joseph no les había contado que ella lo sabía y, como no quería tener otro conflicto con él, optó por no decir nada y hacerse la inocente.
—Bueno, somos una revista de información de actualidad, es lógico que los reportajes se parezcan. No es que haya muchos temas para tratar, ¿no?
—No, ______, no es que se parezcan, es que son los mismos reportajes, las mismas fotografías, el mismo ángulo de opinión, las mismas entrevistas. Los mismos. Nos los roban. ¿Lo entiendes ahora? —Jack y Amanda estaban tensos. ______ no podía quitarse de la cabeza que toda la escena le recordaba a Matrix. Allí estaba ella, atónita, sentada delante de Jack y Amanda como Neo ante Morfeo y Trinity cuando éstos le revelan la verdad.
—¿Lo entiendes ahora? —repitió Amanda.
—Sí, claro.
—Como ves, Joe tiene muchas preocupaciones. Para todos nosotros, la revista es importante, pero para él es su vida —dijo Jack—. Ya que tú vives con él, ¿podrías averiguar qué le pasa?
______ notó cómo se sonrojaba de la cabeza a los pies.
—¿Yo? —carraspeó ella—. Sí, bueno, podría intentarlo. Pero no creo que sirva de mucho. Tal vez deberías hablar con Monique. —______ no pudo resistir la tentación de hacer ese comentario.
—¿Monique? —preguntó Jack perplejo—. No digas chorradas.
—Si tú no eres capaz de convencerlo de que cambie de actitud, nadie podrá hacerlo —añadió Amanda sonriendo.
—¿Por qué dices eso?
—Vamos, ______, todos sabemos que haría cualquier cosa por ti. —Jack le golpeó cariñosamente el hombro—. No te hagas la tonta. Por cierto —miró el reloj—, deberíamos regresar al trabajo.
—Sí, claro, seguro que Sam ya ha vuelto. —Amanda se levantó y salió apresurada, dejando a ______ sola con Jack.
—¿De verdad estás preocupado por Joseph? —se atrevió entonces a preguntarle.
—Sí. Estos días se lo ve muy cansado y menos concentrado. No sé qué le pasa; no creas que no se lo he preguntado, pero su respuesta estándar es «Nada. Todo va bien, como siempre». En fin, espero que tú tengas más suerte y que averigües algo. Vamos, tenemos que regresar.
______ volvió al trabajo, pero pasó la tarde pensando en cómo podía ayudar a Joseph. Una cosa era que él no la quisiera, ni como amiga ni como nada, pero otra que, con su intento de evitarla a todas horas, acabara agotado y pusiera en peligro su trabajo. Tenía que hablar con él.
Joe tuvo, otra vez, un día horrible. Había empezado muy pronto, y nada más llegar a la revista, Sam lo llamó a su despacho.
—¿Puedo hablar contigo?
—Sí, claro.
—Siéntate. ¿Has visto el número de esta semana de The Scope? —A la vez que se lo preguntaba, le acercaba un ejemplar.
—¿Qué es esta vez? —Joseph se puso las gafas y empezó a hojear la revista.
—Esta vez son de nuevo dos artículos. El de la entrevista con el primer ministro y el de los bodegueros británicos. Joe, tenemos que parar esta mie&$a. Nos hundirán, no podemos seguir rellenando nuestra revista con artículos rancios, tenemos que averiguar quién nos roba, cómo lo hace y por qué. Esto no puede seguir así. —Sam se reclinó en su asiento, mala señal; se aflojó la corbata, pésima señal; y sentenció—: Nos dan seis meses más, si no, cerrarán The Whiteboard.
Joseph notó en ese momento cómo se le helaba la sangre y la espalda le quedaba empapada de sudor; contradictorio pero propio de él.
—No nos cerrarán. Averiguaré quién lo hace, y por los artículos de relleno no te preocupes, tengo un par de buenos reportajes «escondidos». Ahora te los traigo para que puedas leerlos, a ver qué te parecen.
—¿Escondidos? ¿De dónde han salido?
—Los he escrito yo, ya sabes, para eso me contrataste.
—¿Tú?
—Sí, yo, últimamente no duermo mucho, y escribir me relaja. No te rías. ¿Se puede saber de qué te ríes? ¡Estamos en medio de una crisis!
—De ti, Joe, me río de ti. Tus problemas de insomnio no tendrán nada que ver con esa chica que tiene cara de duende, ¿no? ______, eso es, me encanta el nombre. Creo que deberías presentármela. De hecho, creo que los dos deberíais venir a cenar a casa un día de éstos. Silvia y las niñas estarán encantadas de conocer a la mujer que ha logrado quitarte el sueño. —Sam seguía riéndose.
—No, ______ no tiene nada que ver en esto. No sé por qué lo dices. En fin, será otra muestra de tu edad senil. Voy a buscar los artículos antes de que digas más tonterías. —Y salió apresurado del despacho de Sam.
—¡Joe! ¡Piensa en lo de la cena! —Pero ya le hablaba a su espalda.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
aww mi Joe pobrecito :(
Quien esta robando los articulos???
Siguela!!!
Quien esta robando los articulos???
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
pobrecito joe..pero es que e sun tonto..como puede ser tan bestia!!!!
usssshhhh
bueno y quien se esta robando los articulos...le va ahechar la culpa a la rayis...bueno eso decia en el argumento no?? jejje
en fin no es justo
sigue pronto plisssss
usssshhhh
bueno y quien se esta robando los articulos...le va ahechar la culpa a la rayis...bueno eso decia en el argumento no?? jejje
en fin no es justo
sigue pronto plisssss
Julieta♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Sguelaaa!
espero que jo edeje de evitar a la rayis!
y descubran quien roba los articulos:.
espero que jo edeje de evitar a la rayis!
y descubran quien roba los articulos:.
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Ahhh los dos están vueltos un desastre
Pero definitivamente Joe gana
Ahhhh los dos piensan lo peor
De ambos :( yo quiero que Joe le poeta
El miedo al amor y este ya con la rayis :D
Ahhhh Siguela ya Plis!!
Pero definitivamente Joe gana
Ahhhh los dos piensan lo peor
De ambos :( yo quiero que Joe le poeta
El miedo al amor y este ya con la rayis :D
Ahhhh Siguela ya Plis!!
Karli Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 25
Por suerte, a Sam le encantaron los artículos, pero viendo el humor de Joseph, no se atrevió a volver a mencionar lo de la cena. Ya encontraría el momento. Sam era así, nunca se olvidaba de nada, sencillamente, esperaba el momento oportuno para volver a la carga. Superado este primer y gran incidente, la jornada de Joe fue a peor. Tenían que trabajar a contrarreloj para modificar la revista y sacar una edición sin los artículos robados. Cuando encontrara al espía, le diría un par de cosas. Para variar, comió solo. Había pensado hacerlo con Jack, pero cuando vio que éste salía con ______ y Amanda, cambió de idea. No se veía capaz de tener a ______ sentada delante de él. Era cierto que él quería que se distanciaran, pero ver cómo ella lo ignoraba adrede delante de sus narices era más de lo que ese día se veía capaz de soportar. La tarde no mejoró en absoluto. Tuvo que quedarse bastante rato respondiendo e-mails, y el colofón final fue cuando, al salir del gimnasio, lo pilló la lluvia. Calado hasta los huesos, lo único que quería era llegar a casa, tomarse dos aspirinas y darse una ducha para ver si lograba entrar en calor. Abrió la puerta, e iba a entrar en el baño cuando la voz de ______ lo detuvo.
—¿Qué te ha pasado?
—La lluvia. ¿Qué haces despierta?
—Te esperaba. Pero antes de nada, quítate esa ropa empapada y dúchate con agua caliente. Mientras te prepararé un té.
______ le estaba hablando desde la cocina y Joseph seguía de pie, chorreando, estupefacto y sin moverse.
—¿Aún estás ahí? Dúchate o te resfriarás.
Entonces Joe reaccionó y se dirigió al baño. ______ tenía razón, tenía que quitarse la ropa mojada, ya empezaba a notar los huesos helados y un dolor de cabeza que iba in crescendo a una velocidad vertiginosa.
Mientras, ______, en la cocina, le preparó el té y un sándwich. Jack y Amanda tenían razón, se lo veía cansado y tenía mal aspecto. Esa tontería no podía seguir. Ella ya había encontrado piso, así que lo mejor que podía hacer era decírselo y empezar el traslado ese mismo sábado.
Tal vez así pudiesen recuperar algo de su amistad.
—Ya estoy aquí. —Joseph se sentó en el sofá. Tenía ojeras y parecía agotado. Apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos.
—Toma, bébete esto caliente. —______ le dejó la bandeja con la improvisada cena delante, y añadió—: Voy a buscarte un par de aspirinas.
—Gracias, no hacía falta que preparases nada. —Joseph estaba incómodo, le dolía mucho la cabeza y no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
—Vamos, tómate las aspirinas y come. —Dejó que comiera un rato en silencio y luego continuó—: Joe, te estaba esperando porque quería hablar contigo de algo importante.
—¿De qué? —preguntó él antes de acercarse el sándwich para darle otro mordisco.
—Ya he encontrado piso. Sólo tengo que firmar el contrato y podría mudarme el fin de semana.
Joseph casi se ahoga con el trozo de sándwich que tenía en la boca y, después de un pequeño ataque de tos y dos sorbos de té, preguntó estupefacto:
—¿Mudarte?
—Sí, esta situación no puede seguir. Incluso en el trabajo están preocupados por tu salud.
—Vayamos por partes. —Joseph no entendía nada—. ¿Qué situación?
—Tú y yo. Parecemos dos adolescentes. —______ se sonrojó al admitir su parte de culpa en la debacle—. Los dos somos lo bastante inteligentes como para darnos cuenta de que esto es insostenible. Lo mejor para ambos es que yo me vaya a vivir a otro sitio.
—No estoy de acuerdo, pero antes de discutir este asunto de la mudanza más a fondo, ¿qué es eso de que en el trabajo están preocupados por mí? ¿Por qué?
—Es evidente, ¿no? ¿Cuántas horas has dormido desde el pasado viernes? ¿Y cuánto hace que no comes una comida decente? ¿Te has visto? Estás más delgado, tienes ojeras, pareces agotado, y eso no es bueno para nadie.
—Estoy bien —balbuceó Joseph, y con esa única frase, ______ perdió los estribos.
—¿Bien? ¿Cómo vas a estar bien? Lo que estás haciendo es ridículo y totalmente innecesario. —No paraba de mover las manos. Intentar hacer entrar en razón a un hombre es realmente difícil.
—¿Qué estoy haciendo?
—Estás evitándome. ¿Crees que no me he dado cuenta? Yo estoy haciendo lo mismo y es igual de ridículo. —Entonces se sentó delante de él y lo miró directamente a los ojos. Joe fue a abrir la boca, pero ______ lo interrumpió—. Mañana mismo firmaré el contrato del piso y el fin de semana me mudaré. No tiene sentido que sigamos así. Lo que pasó entre tú y yo ya está olvidado. —Ni ella misma se creía esa mentira, así que, para disimular, siguió hablando—: Mírate. En tu afán por no toparte conmigo te acuestas demasiado tarde, te levantas antes que yo, no comes con tus amigos, no cenas en tu casa. Un poco excesivo, ¿no crees?
—Creía que era una buena idea. —Levantó los hombros—. No quería que estuvieras incómoda.
—Ya, bueno, y si hace falta te matas en el intento, ¿no? Todos están preocupados por ti. ¿No crees que por cuatro días podríamos compartir piso e intentar hacer vida normal? Pero si lo prefieres, puedo preguntarle al de la inmobiliaria si puedo instalarme mañana. Me siento fatal por echarte de tu propia casa.
—Tú no me estás echando, y te repito que no es necesario que te vayas de aquí. —Estornudó un par de veces—. Siento que todos se hayan preocupado por mí, y creo que tienes razón, lo mejor que podemos hacer es intentar hacer vida normal. —Era un pésimo mentiroso—. Pero si de verdad quieres mudarte, yo mismo te ayudaré a hacer el traslado, aunque ahora quiero irme a dormir. Me duele mucho la cabeza y me parece que me he resfriado. Mañana quiero que me cuentes todo sobre ese piso, pero sigo creyendo que no tienes que irte. —Antes de que ella pudiera rechistar, se levantó del sofá y añadió—: Gracias por el té y, en fin, por todo.
Se tambaleó un poco, pero recuperó el equilibrio en seguida y se dirigió a su habitación.
—¿Joseph? —______ tenía la sensación de que él se encontraba peor de lo que decía.
—¿Sí?
—¿Estás bien?
—Sí, claro, sólo necesito dormir. Buenas noches.
—Buenas noches.
Por suerte, a Sam le encantaron los artículos, pero viendo el humor de Joseph, no se atrevió a volver a mencionar lo de la cena. Ya encontraría el momento. Sam era así, nunca se olvidaba de nada, sencillamente, esperaba el momento oportuno para volver a la carga. Superado este primer y gran incidente, la jornada de Joe fue a peor. Tenían que trabajar a contrarreloj para modificar la revista y sacar una edición sin los artículos robados. Cuando encontrara al espía, le diría un par de cosas. Para variar, comió solo. Había pensado hacerlo con Jack, pero cuando vio que éste salía con ______ y Amanda, cambió de idea. No se veía capaz de tener a ______ sentada delante de él. Era cierto que él quería que se distanciaran, pero ver cómo ella lo ignoraba adrede delante de sus narices era más de lo que ese día se veía capaz de soportar. La tarde no mejoró en absoluto. Tuvo que quedarse bastante rato respondiendo e-mails, y el colofón final fue cuando, al salir del gimnasio, lo pilló la lluvia. Calado hasta los huesos, lo único que quería era llegar a casa, tomarse dos aspirinas y darse una ducha para ver si lograba entrar en calor. Abrió la puerta, e iba a entrar en el baño cuando la voz de ______ lo detuvo.
—¿Qué te ha pasado?
—La lluvia. ¿Qué haces despierta?
—Te esperaba. Pero antes de nada, quítate esa ropa empapada y dúchate con agua caliente. Mientras te prepararé un té.
______ le estaba hablando desde la cocina y Joseph seguía de pie, chorreando, estupefacto y sin moverse.
—¿Aún estás ahí? Dúchate o te resfriarás.
Entonces Joe reaccionó y se dirigió al baño. ______ tenía razón, tenía que quitarse la ropa mojada, ya empezaba a notar los huesos helados y un dolor de cabeza que iba in crescendo a una velocidad vertiginosa.
Mientras, ______, en la cocina, le preparó el té y un sándwich. Jack y Amanda tenían razón, se lo veía cansado y tenía mal aspecto. Esa tontería no podía seguir. Ella ya había encontrado piso, así que lo mejor que podía hacer era decírselo y empezar el traslado ese mismo sábado.
Tal vez así pudiesen recuperar algo de su amistad.
—Ya estoy aquí. —Joseph se sentó en el sofá. Tenía ojeras y parecía agotado. Apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos.
—Toma, bébete esto caliente. —______ le dejó la bandeja con la improvisada cena delante, y añadió—: Voy a buscarte un par de aspirinas.
—Gracias, no hacía falta que preparases nada. —Joseph estaba incómodo, le dolía mucho la cabeza y no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
—Vamos, tómate las aspirinas y come. —Dejó que comiera un rato en silencio y luego continuó—: Joe, te estaba esperando porque quería hablar contigo de algo importante.
—¿De qué? —preguntó él antes de acercarse el sándwich para darle otro mordisco.
—Ya he encontrado piso. Sólo tengo que firmar el contrato y podría mudarme el fin de semana.
Joseph casi se ahoga con el trozo de sándwich que tenía en la boca y, después de un pequeño ataque de tos y dos sorbos de té, preguntó estupefacto:
—¿Mudarte?
—Sí, esta situación no puede seguir. Incluso en el trabajo están preocupados por tu salud.
—Vayamos por partes. —Joseph no entendía nada—. ¿Qué situación?
—Tú y yo. Parecemos dos adolescentes. —______ se sonrojó al admitir su parte de culpa en la debacle—. Los dos somos lo bastante inteligentes como para darnos cuenta de que esto es insostenible. Lo mejor para ambos es que yo me vaya a vivir a otro sitio.
—No estoy de acuerdo, pero antes de discutir este asunto de la mudanza más a fondo, ¿qué es eso de que en el trabajo están preocupados por mí? ¿Por qué?
—Es evidente, ¿no? ¿Cuántas horas has dormido desde el pasado viernes? ¿Y cuánto hace que no comes una comida decente? ¿Te has visto? Estás más delgado, tienes ojeras, pareces agotado, y eso no es bueno para nadie.
—Estoy bien —balbuceó Joseph, y con esa única frase, ______ perdió los estribos.
—¿Bien? ¿Cómo vas a estar bien? Lo que estás haciendo es ridículo y totalmente innecesario. —No paraba de mover las manos. Intentar hacer entrar en razón a un hombre es realmente difícil.
—¿Qué estoy haciendo?
—Estás evitándome. ¿Crees que no me he dado cuenta? Yo estoy haciendo lo mismo y es igual de ridículo. —Entonces se sentó delante de él y lo miró directamente a los ojos. Joe fue a abrir la boca, pero ______ lo interrumpió—. Mañana mismo firmaré el contrato del piso y el fin de semana me mudaré. No tiene sentido que sigamos así. Lo que pasó entre tú y yo ya está olvidado. —Ni ella misma se creía esa mentira, así que, para disimular, siguió hablando—: Mírate. En tu afán por no toparte conmigo te acuestas demasiado tarde, te levantas antes que yo, no comes con tus amigos, no cenas en tu casa. Un poco excesivo, ¿no crees?
—Creía que era una buena idea. —Levantó los hombros—. No quería que estuvieras incómoda.
—Ya, bueno, y si hace falta te matas en el intento, ¿no? Todos están preocupados por ti. ¿No crees que por cuatro días podríamos compartir piso e intentar hacer vida normal? Pero si lo prefieres, puedo preguntarle al de la inmobiliaria si puedo instalarme mañana. Me siento fatal por echarte de tu propia casa.
—Tú no me estás echando, y te repito que no es necesario que te vayas de aquí. —Estornudó un par de veces—. Siento que todos se hayan preocupado por mí, y creo que tienes razón, lo mejor que podemos hacer es intentar hacer vida normal. —Era un pésimo mentiroso—. Pero si de verdad quieres mudarte, yo mismo te ayudaré a hacer el traslado, aunque ahora quiero irme a dormir. Me duele mucho la cabeza y me parece que me he resfriado. Mañana quiero que me cuentes todo sobre ese piso, pero sigo creyendo que no tienes que irte. —Antes de que ella pudiera rechistar, se levantó del sofá y añadió—: Gracias por el té y, en fin, por todo.
Se tambaleó un poco, pero recuperó el equilibrio en seguida y se dirigió a su habitación.
—¿Joseph? —______ tenía la sensación de que él se encontraba peor de lo que decía.
—¿Sí?
—¿Estás bien?
—Sí, claro, sólo necesito dormir. Buenas noches.
—Buenas noches.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww mi Joseph esta enfermito :(
Yo ye cuido ;)
Que pasara la rayiz se mudara????
Siguela!!!!
Yo ye cuido ;)
Que pasara la rayiz se mudara????
Siguela!!!!
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
uuusshhh..joe e sun tonto...
pero es tan lindo..como lo amo
siguela pronto plissss
pero es tan lindo..como lo amo
siguela pronto plissss
Julieta♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
AUU QUE MAL LO DE SUPAPA
POR ESO JOE ES ASII
PORFAVOR QUE NO SE MUDE¡¡¡
POR ESO JOE ES ASII
PORFAVOR QUE NO SE MUDE¡¡¡
berenice_89
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Pobre de mi Jo e se enfermo!
Pero se lo merecía por evitar. Ala rayis
Siguelaaa!
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capítulo 26
Por la mañana, ______ se despertó más descansada; esa noche había dormido bien. Era bueno saber que entre ella y Joseph las cosas iban a dejar de ser tan surrealistas. Cuando fue a la cocina a prepararse el desayuno vio que él aún no se había levantado, señal de que pensaba cumplir su palabra e iba a dejar de evitarla. Cuando llegó la hora de irse a trabajar, Joe seguía sin aparecer, y eso no era normal. Él era el espíritu de la puntualidad, así que ______ pensó que algo iba mal.
Se acercó a su habitación y pegó la oreja a la puerta. Nada.
—¿Joseph?
Nada.
—¿Joseph, estás ahí? —Seguía sin oír nada. Tal vez se había ido. Pero no, no, sus gafas, su ordenador, sus llaves, todo seguía encima de la mesa—. Joseph, voy a entrar. —Abrió la puerta.
La habitación estaba a oscuras y podía oír la respiración entrecortada de Joe, que aún estaba dormido. Se acercó y encendió la lámpara que había al lado de la cama, lo que provocó las quejas del durmiente.
—¡La luz! —Él levantó el brazo para taparse los ojos.
—Joe, ¿te encuentras bien? —Le puso la mano en la frente—. ¡Estás ardiendo! —Le tocó también las mejillas y las tenía igual de calientes—. Voy a buscarte una aspirina. —Iba a levantarse, cuando Joseph le cogió la mano.
—______, ¿qué haces aquí? Me gustan tanto tus ojos, parecen los de un duende.
—Sí, ya. Estás enfermo y no sabes lo que dices. Voy a buscarte las medicinas, ahora vuelvo.
Cuando ______ volvió con la aspirina y un vaso de zumo, el enfermo seguía igual.
—Vamos, Joe, tómate esto. ¿Te ayudo a incorporarte?
—No, ya puedo solo. Dame la aspirina, tengo que ducharme, la revista. —No pudo continuar, lo interrumpió un ataque de tos.
—Ni hablar, tú hoy te quedas aquí, estás enfermo. Tienes fiebre. Mírate, estás temblando. No me obligues a atarte a la cama. —Ella se sonrojó con las imágenes que esa frase originó en su mente. Suerte que él estaba ya otra vez acostado y no se dio cuenta—. Voy a salir a la farmacia a comprar más medicinas y unos zumos. Tienes que beber mucho líquido. Estás ardiendo.
______ empezaba a estar muy preocupada.
—¿____*?
—¿Qué? —Ella seguía tocándole la frente, y lo miró angustiada.
—Los artículos, necesito repasar los artículos, la revista, nos roban los reportajes. —Hablaba entrecortado, entre ataque de tos y estornudos, como si le costara incluso respirar.
—No te preocupes por nada. Dime qué tengo que hacer, pero tú no te muevas de aquí. Dame un minuto, voy a buscar tu portátil.
Salió de la habitación, pensando que tenía que llamar a Jack y a su madre, ella sabría qué hacer. Cogió el ordenador y volvió a la habitación.
—Ya estoy aquí. ¿Qué hago?
—Abre los archivos de Word. Me duele mucho la cabeza. —Él se tapaba los ojos con el antebrazo.
—Me pide un código secreto. ¿Quieres entrarlo tú?
—No, el código es 13042007.
______ tecleó el código sin pensar, pero cuando acabó, se dio cuenta de que era el día en que ella había llegado a Londres. ¡Joseph tenía como código secreto el día en que ella había llegado a Londres! No podía ser, seguro que sólo era una casualidad.
—¿Qué estoy buscando?
—Abre los archivos que se llaman «vacaciones Escocia», allí están grabados los artículos que necesitan para la próxima edición. Cópialos en un pen drive y llévaselo a Sam. —Se tapó más con la manta, temblaba y no paraba de sudar.
—¿Seguro que puedes quedarte solo? ¿Me llamarás si necesitas algo?
—Seguro, sólo necesito dormir. Llévaselo, por favor. —Bajó los párpados.
______ cerró el portátil, apagó la luz y, antes de salir de la habitación, le apartó los mechones sudados que tenía sobre la frente. Seguía ardiendo y se había quedado completamente dormido.
Cuando llegó a la revista, Jack la estaba esperando en la recepción con cara de preocupación.
—¿Qué ha pasado?
—Nada, Joseph se ha puesto enfermo. Ayer llegó a casa empapado por la lluvia y tiene un resfriado de campeonato. Me ha pedido que le entregue esto a Sam. ¿Se lo puedes llevar tú? Yo aún no lo conozco.
—Bueno, eso tiene fácil arreglo. Hola, Sam. —Jack saludó a Sam, que acababa de salir en ese preciso instante del ascensor—. ¿Tienes un minuto?
—Hola, Jack. ¿Sabes algo de Joe? Llevo más de una hora buscándolo.
—Joe está enfermo.
—¿Enfermo? Él nunca está enfermo. ¿Qué le ha pasado?
—Que es un inconsciente. —______ hizo el comentario sin darse cuenta de que lo hacía en voz alta, y entonces Sam la miró directamente.
—Sam, permíteme que te presente a ______ Martí. ______, te presento al señor Sam Abbot, director de esta casa de locos.
—Encantada, señor Abbot. Joe me pidió que le diera esto. —______ le entregó la memoria con los archivos.
—Es un placer, ______, y por favor, llámame Sam. ¿Qué le pasa a Joe, además de ser un inconsciente? —Sam sonreía, le encantaba esa chica. Ahora que la había visto de cerca, entendía que Joe estuviera medio loco últimamente. La chica tenía una chispa en los ojos...
—Está resfriado, muy resfriado. Pero además está agotado, y es testarudo como una mula.
—Tienes razón, es un cabezota. Si necesitas algo, llámame, yo voy a revisar esto para la próxima edición. Jack, avísame cuando tengas las fotografías. ______, espero volver a verte. —Sonriendo, se despidió de los dos.
______ estuvo todo el día preocupada por Joseph, seguro que no se había tomado las medicinas. Ella habría querido irse antes, pero sabía que si lo hacía, Joe se enfadaría. Para él, lo primero era la revista. Así que intentó concentrarse al máximo en su trabajo, tenía que maquetar los nuevos artículos que Jack le había entregado. Los había escrito Joseph y eran muy buenos. Eran originales, irreverentes, pero serios en la información que aportaban. ______ pensó en los reportajes robados, ¿quién podría hacer eso y por qué? Ojalá lo encontraran pronto. Mientras, ella haría todo lo posible por ayudar a Joseph y a sus amigos; después de todo, ahora también eran amigos de ella, y no quería que les pasara nada malo. Además, aunque fuera sólo por unos meses, ella también trabajaba allí, y quería que la revista siguiera siendo un éxito.
Cuando por fin llegó la hora de salir, ______ apagó su ordenador a toda velocidad y corrió hacia la farmacia. Compró todo lo que creía poder necesitar; aspirinas, vitaminas, spray nasal, pastillas para la tos. Fue un poco exagerada. Luego, de camino al supermercado, llamó a su madre.
—Hola, mamá.
—Hola, cariño. —Al oír que tenía la respiración acelerada le preguntó—. ¿Dónde estás?
—En la calle. Tengo que ir a comprar comida. —Esquivó a un perro que casi la tira—. Joseph está enfermo.
—¿Qué le pasa?
—Creo que está resfriado. Ayer lo pilló la lluvia.
—¿Y tú vas a ser su enfermera?
—¡Mamá! —exclamó ______ sonrojada. Su madre era incorregible.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, fingiendo no saber por qué su hija se indignaba.
—He comprado aspirinas. ¿Crees que necesitaré algo más?
—Bueno, yo le prepararía zumo natural para que tome vitaminas, y un poco de caldo. ¿Te acuerdas de cómo se prepara?
—Sí, claro. Tienes razón, eso le sentará bien.
—Yo siempre tengo razón. Es uno de los pocos privilegios que tiene ser madre.
—Te dejo, estás empezando a decir tonterías. Dales muchos besos a papá y a todos de mi parte.
—Igualmente. Cuídate.
Por la mañana, ______ se despertó más descansada; esa noche había dormido bien. Era bueno saber que entre ella y Joseph las cosas iban a dejar de ser tan surrealistas. Cuando fue a la cocina a prepararse el desayuno vio que él aún no se había levantado, señal de que pensaba cumplir su palabra e iba a dejar de evitarla. Cuando llegó la hora de irse a trabajar, Joe seguía sin aparecer, y eso no era normal. Él era el espíritu de la puntualidad, así que ______ pensó que algo iba mal.
Se acercó a su habitación y pegó la oreja a la puerta. Nada.
—¿Joseph?
Nada.
—¿Joseph, estás ahí? —Seguía sin oír nada. Tal vez se había ido. Pero no, no, sus gafas, su ordenador, sus llaves, todo seguía encima de la mesa—. Joseph, voy a entrar. —Abrió la puerta.
La habitación estaba a oscuras y podía oír la respiración entrecortada de Joe, que aún estaba dormido. Se acercó y encendió la lámpara que había al lado de la cama, lo que provocó las quejas del durmiente.
—¡La luz! —Él levantó el brazo para taparse los ojos.
—Joe, ¿te encuentras bien? —Le puso la mano en la frente—. ¡Estás ardiendo! —Le tocó también las mejillas y las tenía igual de calientes—. Voy a buscarte una aspirina. —Iba a levantarse, cuando Joseph le cogió la mano.
—______, ¿qué haces aquí? Me gustan tanto tus ojos, parecen los de un duende.
—Sí, ya. Estás enfermo y no sabes lo que dices. Voy a buscarte las medicinas, ahora vuelvo.
Cuando ______ volvió con la aspirina y un vaso de zumo, el enfermo seguía igual.
—Vamos, Joe, tómate esto. ¿Te ayudo a incorporarte?
—No, ya puedo solo. Dame la aspirina, tengo que ducharme, la revista. —No pudo continuar, lo interrumpió un ataque de tos.
—Ni hablar, tú hoy te quedas aquí, estás enfermo. Tienes fiebre. Mírate, estás temblando. No me obligues a atarte a la cama. —Ella se sonrojó con las imágenes que esa frase originó en su mente. Suerte que él estaba ya otra vez acostado y no se dio cuenta—. Voy a salir a la farmacia a comprar más medicinas y unos zumos. Tienes que beber mucho líquido. Estás ardiendo.
______ empezaba a estar muy preocupada.
—¿____*?
—¿Qué? —Ella seguía tocándole la frente, y lo miró angustiada.
—Los artículos, necesito repasar los artículos, la revista, nos roban los reportajes. —Hablaba entrecortado, entre ataque de tos y estornudos, como si le costara incluso respirar.
—No te preocupes por nada. Dime qué tengo que hacer, pero tú no te muevas de aquí. Dame un minuto, voy a buscar tu portátil.
Salió de la habitación, pensando que tenía que llamar a Jack y a su madre, ella sabría qué hacer. Cogió el ordenador y volvió a la habitación.
—Ya estoy aquí. ¿Qué hago?
—Abre los archivos de Word. Me duele mucho la cabeza. —Él se tapaba los ojos con el antebrazo.
—Me pide un código secreto. ¿Quieres entrarlo tú?
—No, el código es 13042007.
______ tecleó el código sin pensar, pero cuando acabó, se dio cuenta de que era el día en que ella había llegado a Londres. ¡Joseph tenía como código secreto el día en que ella había llegado a Londres! No podía ser, seguro que sólo era una casualidad.
—¿Qué estoy buscando?
—Abre los archivos que se llaman «vacaciones Escocia», allí están grabados los artículos que necesitan para la próxima edición. Cópialos en un pen drive y llévaselo a Sam. —Se tapó más con la manta, temblaba y no paraba de sudar.
—¿Seguro que puedes quedarte solo? ¿Me llamarás si necesitas algo?
—Seguro, sólo necesito dormir. Llévaselo, por favor. —Bajó los párpados.
______ cerró el portátil, apagó la luz y, antes de salir de la habitación, le apartó los mechones sudados que tenía sobre la frente. Seguía ardiendo y se había quedado completamente dormido.
Cuando llegó a la revista, Jack la estaba esperando en la recepción con cara de preocupación.
—¿Qué ha pasado?
—Nada, Joseph se ha puesto enfermo. Ayer llegó a casa empapado por la lluvia y tiene un resfriado de campeonato. Me ha pedido que le entregue esto a Sam. ¿Se lo puedes llevar tú? Yo aún no lo conozco.
—Bueno, eso tiene fácil arreglo. Hola, Sam. —Jack saludó a Sam, que acababa de salir en ese preciso instante del ascensor—. ¿Tienes un minuto?
—Hola, Jack. ¿Sabes algo de Joe? Llevo más de una hora buscándolo.
—Joe está enfermo.
—¿Enfermo? Él nunca está enfermo. ¿Qué le ha pasado?
—Que es un inconsciente. —______ hizo el comentario sin darse cuenta de que lo hacía en voz alta, y entonces Sam la miró directamente.
—Sam, permíteme que te presente a ______ Martí. ______, te presento al señor Sam Abbot, director de esta casa de locos.
—Encantada, señor Abbot. Joe me pidió que le diera esto. —______ le entregó la memoria con los archivos.
—Es un placer, ______, y por favor, llámame Sam. ¿Qué le pasa a Joe, además de ser un inconsciente? —Sam sonreía, le encantaba esa chica. Ahora que la había visto de cerca, entendía que Joe estuviera medio loco últimamente. La chica tenía una chispa en los ojos...
—Está resfriado, muy resfriado. Pero además está agotado, y es testarudo como una mula.
—Tienes razón, es un cabezota. Si necesitas algo, llámame, yo voy a revisar esto para la próxima edición. Jack, avísame cuando tengas las fotografías. ______, espero volver a verte. —Sonriendo, se despidió de los dos.
______ estuvo todo el día preocupada por Joseph, seguro que no se había tomado las medicinas. Ella habría querido irse antes, pero sabía que si lo hacía, Joe se enfadaría. Para él, lo primero era la revista. Así que intentó concentrarse al máximo en su trabajo, tenía que maquetar los nuevos artículos que Jack le había entregado. Los había escrito Joseph y eran muy buenos. Eran originales, irreverentes, pero serios en la información que aportaban. ______ pensó en los reportajes robados, ¿quién podría hacer eso y por qué? Ojalá lo encontraran pronto. Mientras, ella haría todo lo posible por ayudar a Joseph y a sus amigos; después de todo, ahora también eran amigos de ella, y no quería que les pasara nada malo. Además, aunque fuera sólo por unos meses, ella también trabajaba allí, y quería que la revista siguiera siendo un éxito.
Cuando por fin llegó la hora de salir, ______ apagó su ordenador a toda velocidad y corrió hacia la farmacia. Compró todo lo que creía poder necesitar; aspirinas, vitaminas, spray nasal, pastillas para la tos. Fue un poco exagerada. Luego, de camino al supermercado, llamó a su madre.
—Hola, mamá.
—Hola, cariño. —Al oír que tenía la respiración acelerada le preguntó—. ¿Dónde estás?
—En la calle. Tengo que ir a comprar comida. —Esquivó a un perro que casi la tira—. Joseph está enfermo.
—¿Qué le pasa?
—Creo que está resfriado. Ayer lo pilló la lluvia.
—¿Y tú vas a ser su enfermera?
—¡Mamá! —exclamó ______ sonrojada. Su madre era incorregible.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, fingiendo no saber por qué su hija se indignaba.
—He comprado aspirinas. ¿Crees que necesitaré algo más?
—Bueno, yo le prepararía zumo natural para que tome vitaminas, y un poco de caldo. ¿Te acuerdas de cómo se prepara?
—Sí, claro. Tienes razón, eso le sentará bien.
—Yo siempre tengo razón. Es uno de los pocos privilegios que tiene ser madre.
—Te dejo, estás empezando a decir tonterías. Dales muchos besos a papá y a todos de mi parte.
—Igualmente. Cuídate.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww mi Joe esta enfermo:(
Yo lo quiero cuidar ;)
Quien se roba los articuloa??? Sigue siendo el misterio
Siguela!!!!
Yo lo quiero cuidar ;)
Quien se roba los articuloa??? Sigue siendo el misterio
Siguela!!!!
aranzhitha
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