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"Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 20
Pero ¿qué estaba diciendo? Él no tenía ningún derecho a pensar esas cosas, al fin y al cabo eso era exactamente lo que pretendía, ¿o no? Sí, sí lo era. Él no quería tener una relación con ______, sólo quería que fueran amigos. Claro que una parte muy egoísta de él deseaba que ella no saliera con nadie durante los meses que le quedaban en Londres. Joseph se dio cuenta entonces de que la echaba de menos, echaba de menos las charlas, los paseos. En las últimas casi dos semanas, él la había estado evitando y, al hacerlo, había eliminado la mejor parte del día. Desde aquella noche, él y ______ apenas se habían visto; él se había concentrado en su trabajo y ella había empezado a salir a solas con sus amigos. Joseph sabía que a menudo quedaba con Amanda y con otras compañeras del trabajo, y eso nunca le había preocupado, pero quedar con Nick ya era otra cosa. No es que estuviera celoso, para nada. Pero él conocía muy bien a su amigo, sabía que era un seductor y no quería que le hiciera daño a ______. Eso era lo único que le preocupaba.
Joseph se detuvo en seco en medio de la calle como si hubiera descubierto algo importante. Ya estaba. Por fin sabía lo que tenía que hacer; tenía que recuperar su amistad con ______, quería que volviera a sonreírle y quería volver a charlar con ella hasta las tantas. Aprovecharía una de esas charlas para advertirle sobre Nicholas, y seguro que entonces todo volvería a la normalidad. Lo único que tenía que hacer era asegurarse de no tocarla de nuevo. Ya sabía lo que pasaría si lo hacía, y no quería arriesgarse a eso. Era valiente, pero no tanto; y con este último pensamiento, tomó el camino de regreso a su piso.
______ se puso el pijama y decidió que leería un rato. No tenía sueño y a lo mejor así podía esperar a que Joe llegara y empezar a poner en práctica los consejos que Nick le había dado. Según él, Joe se pasaba la mano por el pelo siempre que ella se mordía el labio, y eso era señal de que se ponía muy nervioso. ______ se estaba preparando un té cuando sonó el teléfono. No tuvo tiempo de dejar la tetera encima de la mesa antes de que el contestador ya respondía a la llamada.
—Joe, «cari», ¿estás ahí? —Era Monique. ______ se quedó helada. Según Joseph, hacía más de tres meses que no la veía—. Supongo que no. —Soltó una risa tonta—. Te llamaba para decirte que he encontrado esa bufanda tuya que tanto te gusta detrás de mi sofá. —Hizo una pausa dramática y continuó—. Si quieres recuperarla, ya sabes donde estoy. Ciao.
______ estaba tan furiosa que temió romper el asa de la taza que aún sujetaba entre los dedos. Intentó serenarse. Si analizaba con calma el mensaje de Monique, podía darse cuenta de que nada implicaba que Joseph hubiera estado con ella. Esa bufanda, si en realidad existía, podía haber estado allí desde mucho antes de que ella llegara a Londres. Pero ______ estaba tan enfadada que no era capaz de pensar. Dejó la taza y se sentó en una de las sillas que había en la cocina. Ahora lo veía todo claro: Joe no quería tener nada con ella. A él sólo le interesaban las mujeres como Monique, mujeres que utilizaban una excusa tan cutre como una bufanda perdida para llamar su atención. Y pensar que había echado de menos sus conversaciones... Era obvio que para él eso no significaba nada. El muy cretino le había mentido. Dios, y ella que se había creído todo ese rollo sobre lo de encontrar a alguien especial. ______ se dio cuenta de que ya no podía seguir en ese piso; una cosa era que él no quisiera ser su pareja y otra muy distinta, y mucho más dolorosa, era que él le hubiese mentido, que se hubiera burlado de ella. Por extraño que pareciera, ______ no derramó ni una sola lágrima, y sin pensar en lo tarde que era, descolgó el teléfono y llamó a Nicholas .
—¿Sí? —respondió éste con voz soñolienta.
—¿Decías en serio lo de ayudarme a buscar piso? —preguntó ella sin disculparse siquiera.
—¿______? —Nick se despertó de golpe y encendió la luz de su habitación para asegurarse de que no estaba soñando—. ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?
—Claro que estoy bien. —Respiró hondo—. Y no, no ha pasado nada.
—Ya. —Nick era perfectamente capaz de distinguir el dolor que se escondía en las palabras de ______—. Vamos, cuéntamelo.
—Ha llamado Monique.
—¿Monique? —Eso era mucho peor de lo que imaginaba—. ¿Y qué quería? Hace mucho que no se ven.
—Seguro. —______ estaba convencida de que Nicholas intentaba encubrir a su amigo para cumplir con la solidaridad masculina y todas esas chorradas.
—Te lo juro. —Movió la almohada para estar más cómodo—. Y bien, ¿qué quería?
—Devolverle una bufanda.
—______, piénsalo bien, casi estamos en junio. Nadie lleva bufanda en esta época; ni siquiera el estirado de Joe.
______ tuvo que reconocer que en eso tenía razón.
—Da igual. Esa llamada ha sido sólo un aviso —replicó ______ enigmática.
—¿Un aviso de qué? —Nunca lograría entender a las mujeres.
—De que si me quedo aquí acabaré pasándolo muy mal. —Respiró hondo de nuevo—. ¿Vas a ayudarme?
—Claro que sí. Te ayudaré, y no sólo con lo del piso. —Nicholas siempre había pensado que Joseph era un hombre muy inteligente, pero empezaba a tener serias dudas al respecto.
—Gracias. —______ comenzó a recuperar la calma, pero al ver la hora que era se sobresaltó—. Dios mío, Nick, es tardísimo.
—Ya lo sé. —Bostezó—. Deberías acostarte.
—Siento haberte despertado —se disculpó ______.
—No pasa nada. Para eso están los amigos. Buenas noches. —Nicholas colgó antes de que ella pudiera desearle lo mismo.
______ se quedó en la cocina unos minutos más. Lavó la tetera y la taza que había ensuciado para nada y, cuando estaba a punto de apagar la luz, oyó cómo se abría la puerta del piso.
—¿______? —Joe entró en la cocina—. ¿Aún estás despierta?
—Sí —respondió ella escueta—. Me he preparado un té, pero me temo que no puedo ofrecerte. Acabo de tirarlo todo.
—No te preocupes. —¿Eran imaginaciones suyas o ______ estaba más seria que de costumbre?—. Lo único que tengo ganas de hacer es acostarme.
______ estuvo tentada de preguntarle si solo o con Monique, pero se mordió la lengua.
—Me voy a mi cuarto —dijo ella antes de darle la espalda y echar a andar—. Buenas noches.
Joseph le colocó una mano en el hombro y la detuvo.
—No creo que puedas dormir si acabas de beberte una taza de té —comentó con una tímida sonrisa en los labios—. ¿Por qué no te quedas aquí conmigo a charlar un rato? Me gustaría hablar contigo sobre Nick.
—El té lo he tirado —respondió ella apartando la mano de él—, así que no creo que tenga problemas para dormir. Y sobre Nicholas no tienes nada que decir. No es asunto tuyo. —Lo miró a los ojos e, imitando su sonrisa, añadió—: Y si quieres «charlar» con alguien llama a Monique. Ella estará encantada de hablar contigo. —Al ver que Joseph la miraba atónito, continuó—: Ha llamado hace un rato, «cari».
Cuando Joe reaccionó, ______ ya se había encerrado en su habitación. Fue hacia el contestador y escuchó el mensaje de Monique. El calificativo que utilizó sonaba fatal. Arreglar eso iba a ser más difícil de lo que creía.
Pero ¿qué estaba diciendo? Él no tenía ningún derecho a pensar esas cosas, al fin y al cabo eso era exactamente lo que pretendía, ¿o no? Sí, sí lo era. Él no quería tener una relación con ______, sólo quería que fueran amigos. Claro que una parte muy egoísta de él deseaba que ella no saliera con nadie durante los meses que le quedaban en Londres. Joseph se dio cuenta entonces de que la echaba de menos, echaba de menos las charlas, los paseos. En las últimas casi dos semanas, él la había estado evitando y, al hacerlo, había eliminado la mejor parte del día. Desde aquella noche, él y ______ apenas se habían visto; él se había concentrado en su trabajo y ella había empezado a salir a solas con sus amigos. Joseph sabía que a menudo quedaba con Amanda y con otras compañeras del trabajo, y eso nunca le había preocupado, pero quedar con Nick ya era otra cosa. No es que estuviera celoso, para nada. Pero él conocía muy bien a su amigo, sabía que era un seductor y no quería que le hiciera daño a ______. Eso era lo único que le preocupaba.
Joseph se detuvo en seco en medio de la calle como si hubiera descubierto algo importante. Ya estaba. Por fin sabía lo que tenía que hacer; tenía que recuperar su amistad con ______, quería que volviera a sonreírle y quería volver a charlar con ella hasta las tantas. Aprovecharía una de esas charlas para advertirle sobre Nicholas, y seguro que entonces todo volvería a la normalidad. Lo único que tenía que hacer era asegurarse de no tocarla de nuevo. Ya sabía lo que pasaría si lo hacía, y no quería arriesgarse a eso. Era valiente, pero no tanto; y con este último pensamiento, tomó el camino de regreso a su piso.
______ se puso el pijama y decidió que leería un rato. No tenía sueño y a lo mejor así podía esperar a que Joe llegara y empezar a poner en práctica los consejos que Nick le había dado. Según él, Joe se pasaba la mano por el pelo siempre que ella se mordía el labio, y eso era señal de que se ponía muy nervioso. ______ se estaba preparando un té cuando sonó el teléfono. No tuvo tiempo de dejar la tetera encima de la mesa antes de que el contestador ya respondía a la llamada.
—Joe, «cari», ¿estás ahí? —Era Monique. ______ se quedó helada. Según Joseph, hacía más de tres meses que no la veía—. Supongo que no. —Soltó una risa tonta—. Te llamaba para decirte que he encontrado esa bufanda tuya que tanto te gusta detrás de mi sofá. —Hizo una pausa dramática y continuó—. Si quieres recuperarla, ya sabes donde estoy. Ciao.
______ estaba tan furiosa que temió romper el asa de la taza que aún sujetaba entre los dedos. Intentó serenarse. Si analizaba con calma el mensaje de Monique, podía darse cuenta de que nada implicaba que Joseph hubiera estado con ella. Esa bufanda, si en realidad existía, podía haber estado allí desde mucho antes de que ella llegara a Londres. Pero ______ estaba tan enfadada que no era capaz de pensar. Dejó la taza y se sentó en una de las sillas que había en la cocina. Ahora lo veía todo claro: Joe no quería tener nada con ella. A él sólo le interesaban las mujeres como Monique, mujeres que utilizaban una excusa tan cutre como una bufanda perdida para llamar su atención. Y pensar que había echado de menos sus conversaciones... Era obvio que para él eso no significaba nada. El muy cretino le había mentido. Dios, y ella que se había creído todo ese rollo sobre lo de encontrar a alguien especial. ______ se dio cuenta de que ya no podía seguir en ese piso; una cosa era que él no quisiera ser su pareja y otra muy distinta, y mucho más dolorosa, era que él le hubiese mentido, que se hubiera burlado de ella. Por extraño que pareciera, ______ no derramó ni una sola lágrima, y sin pensar en lo tarde que era, descolgó el teléfono y llamó a Nicholas .
—¿Sí? —respondió éste con voz soñolienta.
—¿Decías en serio lo de ayudarme a buscar piso? —preguntó ella sin disculparse siquiera.
—¿______? —Nick se despertó de golpe y encendió la luz de su habitación para asegurarse de que no estaba soñando—. ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?
—Claro que estoy bien. —Respiró hondo—. Y no, no ha pasado nada.
—Ya. —Nick era perfectamente capaz de distinguir el dolor que se escondía en las palabras de ______—. Vamos, cuéntamelo.
—Ha llamado Monique.
—¿Monique? —Eso era mucho peor de lo que imaginaba—. ¿Y qué quería? Hace mucho que no se ven.
—Seguro. —______ estaba convencida de que Nicholas intentaba encubrir a su amigo para cumplir con la solidaridad masculina y todas esas chorradas.
—Te lo juro. —Movió la almohada para estar más cómodo—. Y bien, ¿qué quería?
—Devolverle una bufanda.
—______, piénsalo bien, casi estamos en junio. Nadie lleva bufanda en esta época; ni siquiera el estirado de Joe.
______ tuvo que reconocer que en eso tenía razón.
—Da igual. Esa llamada ha sido sólo un aviso —replicó ______ enigmática.
—¿Un aviso de qué? —Nunca lograría entender a las mujeres.
—De que si me quedo aquí acabaré pasándolo muy mal. —Respiró hondo de nuevo—. ¿Vas a ayudarme?
—Claro que sí. Te ayudaré, y no sólo con lo del piso. —Nicholas siempre había pensado que Joseph era un hombre muy inteligente, pero empezaba a tener serias dudas al respecto.
—Gracias. —______ comenzó a recuperar la calma, pero al ver la hora que era se sobresaltó—. Dios mío, Nick, es tardísimo.
—Ya lo sé. —Bostezó—. Deberías acostarte.
—Siento haberte despertado —se disculpó ______.
—No pasa nada. Para eso están los amigos. Buenas noches. —Nicholas colgó antes de que ella pudiera desearle lo mismo.
______ se quedó en la cocina unos minutos más. Lavó la tetera y la taza que había ensuciado para nada y, cuando estaba a punto de apagar la luz, oyó cómo se abría la puerta del piso.
—¿______? —Joe entró en la cocina—. ¿Aún estás despierta?
—Sí —respondió ella escueta—. Me he preparado un té, pero me temo que no puedo ofrecerte. Acabo de tirarlo todo.
—No te preocupes. —¿Eran imaginaciones suyas o ______ estaba más seria que de costumbre?—. Lo único que tengo ganas de hacer es acostarme.
______ estuvo tentada de preguntarle si solo o con Monique, pero se mordió la lengua.
—Me voy a mi cuarto —dijo ella antes de darle la espalda y echar a andar—. Buenas noches.
Joseph le colocó una mano en el hombro y la detuvo.
—No creo que puedas dormir si acabas de beberte una taza de té —comentó con una tímida sonrisa en los labios—. ¿Por qué no te quedas aquí conmigo a charlar un rato? Me gustaría hablar contigo sobre Nick.
—El té lo he tirado —respondió ella apartando la mano de él—, así que no creo que tenga problemas para dormir. Y sobre Nicholas no tienes nada que decir. No es asunto tuyo. —Lo miró a los ojos e, imitando su sonrisa, añadió—: Y si quieres «charlar» con alguien llama a Monique. Ella estará encantada de hablar contigo. —Al ver que Joseph la miraba atónito, continuó—: Ha llamado hace un rato, «cari».
Cuando Joe reaccionó, ______ ya se había encerrado en su habitación. Fue hacia el contestador y escuchó el mensaje de Monique. El calificativo que utilizó sonaba fatal. Arreglar eso iba a ser más difícil de lo que creía.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 21
Al día siguiente, fiel a su promesa, Nick la acompañó a visitar un par de pisos. Él era arquitecto, así que, además de darle ánimos, también le dio buenos consejos sobre los defectos y virtudes de cada apartamento que visitaron. ______ no le había dicho a Joe que estaba buscando otro lugar donde vivir. No creía que le importara, pero además, no quería pelearse con él, y estaba segura de que cuando se lo contara se pelearían. No porque él quisiera que ella siguiera en su casa, sino porque Joseph le había prometido a Kevin que cuidaría de ella y, por muchos defectos que Joseph tuviera, era incapaz de romper una promesa hecha a su mejor amigo.
Había sido un día de lo más raro. No podía decirse que Joe y ella hubieran hecho las paces, nada más lejos de la realidad, pero él había empezado a comportarse de un modo extraño. Como, por ejemplo, mandándole e-mails en el trabajo para decirle cualquier tontería. Después de la extraña conversación que la noche anterior habían tenido delante de la puerta de la cocina, a eso de las once de la mañana ______ recibió un e-mail que decía:
¿Te gustó la película? Si es buena, ¿te molestaría mucho acompañarme esta noche al cine?
Por cierto, hace meses que no llevo bufanda. Creo que no volveré a usar jamás.
Joseph
______ tuvo que leerlo un par de veces para asegurarse de que no veía visiones. No contestó hasta las tres de la tarde.
La película es malísima.
Yo no descartaría volver a usar bufanda.
______
La risotada de Joe al leer la respuesta de ______ hizo que Sam, que estaba en otro despacho, fuese corriendo para ver qué pasaba.
Esa noche, ______ llegó tarde a casa. Después de visitar pisos con Nick y descartarlos porque eran demasiado caros y demasiado viejos, estaba tan cansada que ni siquiera cenó. Joe aún no había llegado; tal vez al final hubiera decidido ir al cine solo, o con Monique. Sólo de pensarlo se le ponían los pelos de punta. Pero justo en ese instante se abrió la puerta y llegó él.
—Hola —dijo mirándola de arriba abajo—. ¿Hace mucho que has llegado?
—No, ¿por qué?
—Por nada. Pareces cansada.
—Lo estoy. —Después de los e-mails de esa mañana, ______ no sabía qué decir—. Voy a acostarme.
—¿No vas a preguntarme si he ido al cine?
—No. —Aunque le costara horrores no pensaba preguntárselo.
—Pues no he ido. —Ella se dio la vuelta y Joe continuó—: Sin ti no habría tenido gracia. Me he quedado trabajando hasta ahora. —Al ver que ella no iba a decir nada, se rindió—. Buenas noches, ______.
—Buenas noches.
El miércoles, antes de las diez de la mañana, ______ recibió otro e-mail:
Según mi horóscopo, hoy es un día excelente para entrar en contacto con la naturaleza. ¿Quieres ir a Hyde Park?
Joseph
______ le respondió a las doce:
No deberías creer en esas cosas. Nunca aciertan.
______
Joe sonrió.
Esa tarde, ______ fue a visitar un par de pisos más y, cuando le contó a Nick lo de los e-mails, casi le dio un ataque de risa. Cuando consiguió calmarse, lo único que dijo fue:
—¿Lo ves, ______? Yo tenía razón.
—¿Sobre qué?
—Sobre lo de Joseph. Sabía que estaba loco por ti.
Ella decidió ignorar ese comentario, pero tenía que reconocer que cada vez tenía menos ganas de encontrar el piso perfecto.
El jueves, a eso de las tres, ______ aún no había recibido ningún e-mail y supuso que Joe ya se había cansado, pero a las tres y media vio que se había equivocado:
Oh, bella doncella, estoy preso en una celda con el malvado tirano Sam y la bruja Amanda. ¿Seríais tan gentil de venir a rescatarme? Os prometo que luego os llevaré a la mejor posada del feudo.
Sir Joseph (caballero de la Mesa Redonda)
______ tuvo que morderse los labios para no reír. Se había olvidado de que Joe y Sam tenían una reunión muy importante, y seguro que no había tenido ni un momento libre. Contestó en menos de dos minutos:
Oh, sir Joseph, me temo que deberéis liberaros solo. Me atrevería a sugerir que utilicéis vuestra espada, pero una doncella como yo no sabe de esas cosas.
Lady ______
Joseph se sonrojó al leerlo, y cuando Sam le preguntó qué pasaba, lo único que se le ocurrió decir fue que tenía calor. Y vaya si lo tenía. ______ seguía sin querer hacer nada con él, pero al menos esa vez había tardado menos de dos horas en contestar, lo cual ya era una victoria. Esa noche, él volvió a llegar tarde y, muy a su pesar, vio que ______ ya se había acostado. Al día siguiente volvería a intentarlo.
El viernes a las nueve de la mañana ______ abrió ansiosa su correo electrónico y vio que aún no había recibido ningún e-mail de Joseph. Tal vez se lo enviaría más tarde. A las once seguía sin haber recibido nada. Ni a las once y media. Se juró a sí misma que no volvería a consultar el correo hasta las doce y media y se obligó a esperar hasta entonces. A esa hora sí había un e-mail de Joseph:
Echo de menos hablar contigo.
Joseph
______ casi se cayó de la silla. Los otros mensajes habían sido simpáticos, medio en broma. Aquello no se lo esperaba. Antes de que pudiera pensarlo mejor, contestó:
Yo también.
______
Joe abrió el mensaje de ______ y respiró aliviado. Se había pasado toda la noche pensando qué escribir. Nada le parecía lo suficientemente ingenioso, así que al final optó por decirle sinceramente lo que pensaba. Por suerte, ______ había sido igual de sincera y por fin había bajado un poco la guardia. Como no quería que ella tuviera tiempo para cambiar de opinión, le mandó en seguida otro e-mail.
Llegaré tarde a casa.
¿Te importaría esperarme despierta?
Danger
Cuando ______ vio que él le había mandado otro e-mail en apenas cinco minutos de diferencia, le dio un vuelco el corazón. Sonrió no sólo por lo que le decía, sino también porque había firmado «Danger». Ella sólo lo había llamado así la noche que se acostaron. No estaba segura de qué pretendía Joseph con ese cambio de actitud, pero decidió arriesgarse.
Te esperaré.
______
Chicas disculpen qe no les subi cap ayer aqi les dejo 2 caps como recompensa
Al día siguiente, fiel a su promesa, Nick la acompañó a visitar un par de pisos. Él era arquitecto, así que, además de darle ánimos, también le dio buenos consejos sobre los defectos y virtudes de cada apartamento que visitaron. ______ no le había dicho a Joe que estaba buscando otro lugar donde vivir. No creía que le importara, pero además, no quería pelearse con él, y estaba segura de que cuando se lo contara se pelearían. No porque él quisiera que ella siguiera en su casa, sino porque Joseph le había prometido a Kevin que cuidaría de ella y, por muchos defectos que Joseph tuviera, era incapaz de romper una promesa hecha a su mejor amigo.
Había sido un día de lo más raro. No podía decirse que Joe y ella hubieran hecho las paces, nada más lejos de la realidad, pero él había empezado a comportarse de un modo extraño. Como, por ejemplo, mandándole e-mails en el trabajo para decirle cualquier tontería. Después de la extraña conversación que la noche anterior habían tenido delante de la puerta de la cocina, a eso de las once de la mañana ______ recibió un e-mail que decía:
¿Te gustó la película? Si es buena, ¿te molestaría mucho acompañarme esta noche al cine?
Por cierto, hace meses que no llevo bufanda. Creo que no volveré a usar jamás.
Joseph
______ tuvo que leerlo un par de veces para asegurarse de que no veía visiones. No contestó hasta las tres de la tarde.
La película es malísima.
Yo no descartaría volver a usar bufanda.
______
La risotada de Joe al leer la respuesta de ______ hizo que Sam, que estaba en otro despacho, fuese corriendo para ver qué pasaba.
Esa noche, ______ llegó tarde a casa. Después de visitar pisos con Nick y descartarlos porque eran demasiado caros y demasiado viejos, estaba tan cansada que ni siquiera cenó. Joe aún no había llegado; tal vez al final hubiera decidido ir al cine solo, o con Monique. Sólo de pensarlo se le ponían los pelos de punta. Pero justo en ese instante se abrió la puerta y llegó él.
—Hola —dijo mirándola de arriba abajo—. ¿Hace mucho que has llegado?
—No, ¿por qué?
—Por nada. Pareces cansada.
—Lo estoy. —Después de los e-mails de esa mañana, ______ no sabía qué decir—. Voy a acostarme.
—¿No vas a preguntarme si he ido al cine?
—No. —Aunque le costara horrores no pensaba preguntárselo.
—Pues no he ido. —Ella se dio la vuelta y Joe continuó—: Sin ti no habría tenido gracia. Me he quedado trabajando hasta ahora. —Al ver que ella no iba a decir nada, se rindió—. Buenas noches, ______.
—Buenas noches.
El miércoles, antes de las diez de la mañana, ______ recibió otro e-mail:
Según mi horóscopo, hoy es un día excelente para entrar en contacto con la naturaleza. ¿Quieres ir a Hyde Park?
Joseph
______ le respondió a las doce:
No deberías creer en esas cosas. Nunca aciertan.
______
Joe sonrió.
Esa tarde, ______ fue a visitar un par de pisos más y, cuando le contó a Nick lo de los e-mails, casi le dio un ataque de risa. Cuando consiguió calmarse, lo único que dijo fue:
—¿Lo ves, ______? Yo tenía razón.
—¿Sobre qué?
—Sobre lo de Joseph. Sabía que estaba loco por ti.
Ella decidió ignorar ese comentario, pero tenía que reconocer que cada vez tenía menos ganas de encontrar el piso perfecto.
El jueves, a eso de las tres, ______ aún no había recibido ningún e-mail y supuso que Joe ya se había cansado, pero a las tres y media vio que se había equivocado:
Oh, bella doncella, estoy preso en una celda con el malvado tirano Sam y la bruja Amanda. ¿Seríais tan gentil de venir a rescatarme? Os prometo que luego os llevaré a la mejor posada del feudo.
Sir Joseph (caballero de la Mesa Redonda)
______ tuvo que morderse los labios para no reír. Se había olvidado de que Joe y Sam tenían una reunión muy importante, y seguro que no había tenido ni un momento libre. Contestó en menos de dos minutos:
Oh, sir Joseph, me temo que deberéis liberaros solo. Me atrevería a sugerir que utilicéis vuestra espada, pero una doncella como yo no sabe de esas cosas.
Lady ______
Joseph se sonrojó al leerlo, y cuando Sam le preguntó qué pasaba, lo único que se le ocurrió decir fue que tenía calor. Y vaya si lo tenía. ______ seguía sin querer hacer nada con él, pero al menos esa vez había tardado menos de dos horas en contestar, lo cual ya era una victoria. Esa noche, él volvió a llegar tarde y, muy a su pesar, vio que ______ ya se había acostado. Al día siguiente volvería a intentarlo.
El viernes a las nueve de la mañana ______ abrió ansiosa su correo electrónico y vio que aún no había recibido ningún e-mail de Joseph. Tal vez se lo enviaría más tarde. A las once seguía sin haber recibido nada. Ni a las once y media. Se juró a sí misma que no volvería a consultar el correo hasta las doce y media y se obligó a esperar hasta entonces. A esa hora sí había un e-mail de Joseph:
Echo de menos hablar contigo.
Joseph
______ casi se cayó de la silla. Los otros mensajes habían sido simpáticos, medio en broma. Aquello no se lo esperaba. Antes de que pudiera pensarlo mejor, contestó:
Yo también.
______
Joe abrió el mensaje de ______ y respiró aliviado. Se había pasado toda la noche pensando qué escribir. Nada le parecía lo suficientemente ingenioso, así que al final optó por decirle sinceramente lo que pensaba. Por suerte, ______ había sido igual de sincera y por fin había bajado un poco la guardia. Como no quería que ella tuviera tiempo para cambiar de opinión, le mandó en seguida otro e-mail.
Llegaré tarde a casa.
¿Te importaría esperarme despierta?
Danger
Cuando ______ vio que él le había mandado otro e-mail en apenas cinco minutos de diferencia, le dio un vuelco el corazón. Sonrió no sólo por lo que le decía, sino también porque había firmado «Danger». Ella sólo lo había llamado así la noche que se acostaron. No estaba segura de qué pretendía Joseph con ese cambio de actitud, pero decidió arriesgarse.
Te esperaré.
______
Chicas disculpen qe no les subi cap ayer aqi les dejo 2 caps como recompensa
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww me encanta cuando le dice Danger se oye tan sexy y ademas Joe es sexy y tierno y lindo awww es un amor
Siguela!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 22
______ pensó que si tenía que esperarlo, bien podía hacerlo con estilo, y decidió cocinar algo. A ella siempre le había gustado cocinar, la relajaba; muchas de las mejores decisiones que había tomado en su vida, las había tomado delante de un horno o unos fogones. Por su parte, Joe se pasó toda la reunión mirando el reloj. Cuando por fin terminó, se despidió de todos los directivos sin perder un minuto y salió a toda prisa del edificio. Estaba impaciente por llegar a casa y hablar con ______. Lo tenía todo pensado; primero se disculparía otra vez por lo de esa noche, luego se disculparía por su comportamiento de las últimas dos semanas, y más tarde le advertiría sobre Nicholas. Seguro que, después, todo volvería a la normalidad: ellos dos serían amigos de nuevo y, dentro de más o menos cuatro meses, ella regresaría a Barcelona y él seguiría allí, con su corazón intacto y su vida tal como a él le gustaba.
—¿Hola? —saludó Joe al abrir la puerta.
—Hola, ¿qué haces ahí quieto en la entrada? ¿Te pasa algo? —______ había salido de la cocina. Llevaba un pantalón de algodón gris con una sudadera rosa que le dejaba un hombro al descubierto, y blandía una cuchara en la mano.
—No. No me pasa nada. ¿Ese olor viene de mi cocina?
—Sí. Hacía tiempo que me apetecía comer lubina al horno y hoy me he decidido a prepararla. Espero que te guste.
—Sí, claro. Me sorprende que el horno funcione, creo que eres la primera persona que lo utiliza. Huele muy bien.
—Gracias. La verdad es que me ha costado un poquito encenderlo, pero ahora lo único que me falta es poner la mesa. ¿Quieres cenar conmigo o ya has cenado? —______ volvió a la cocina para comprobar que el pescado estuviera en su punto.
—No. Quiero decir, sí. —Joe titubeaba, no tenía ni idea de cómo reaccionar. El discurso que había preparado se le olvidó por completo y en lo único que era capaz de pensar era en dos cosas: la primera, ______ iba vestida con una camiseta que daba ganas de empezar a besarle el hombro, el cuello... y la segunda, tenía que cambiar la dirección de su pensamiento o iba a tener problemas. Ellos dos sólo iban a ser amigos.
—No te entiendo. —«Cosa que ya es habitual», pensó ______—. ¿Quieres o no quieres cenar?
—Sí, quiero cenar. No, no he cenado antes, y si me das cinco minutos, me cambio de ropa y pongo la mesa. ¿Te parece bien?
—Sí, me parece perfecto, pero que sean dos minutos, el pescado casi está.
En su habitación, Joseph se cambió de ropa, se puso un pantalón de algodón que utilizaba a veces para ir a correr, y una camiseta, e intentó borrarse de la cabeza la insinuante imagen del hombro de ______. No pudo. Salió de la habitación y puso la mesa.
—¿Puedo hacer algo más? —preguntó luego.
—No, ya está. Siéntate. Pero luego tú te encargas de recoger los platos y limpias la cocina.
—Claro, si tú cocinas, yo limpio. Como debe ser, ¿no? —dijo él, y le guiñó un ojo.
______ sirvió la comida y los dos empezaron a cenar. Joe fue el primero en romper aquel cómodo silencio:
—¿Aún sigues enfadada?
—Nunca he estado enfadada. —Al ver que él levantaba una ceja añadió—: Es sólo que, en estas últimas dos semanas, no hemos coincidido mucho. —______ había decidido seguir los consejos de Nicholas y fingir que ella no lo había echado de menos. Según Nick, nada ponía más nervioso a un hombre que sentirse ignorado.
—Ya. —Como no sabía qué más decir, optó por seguir con el pescado.
—Esto era lo que querías, ¿no? —______ bebió un poco de agua y continuó—: Volver a tener tu espacio, recuperar tu vida. Al menos eso me pareció entender, y creo que tenías toda la razón. —No estaba dispuesta a que él creyera que ella no pensaba lo mismo que él.
Joseph la miró estupefacto. Se había estado comportando como un idiota; la había estado evitando para nada. Entonces se dio cuenta de que había música, y sonrió.
—¿Sinatra?
—Sí, es ideal para cocinar y para bailar. Tiene un ritmo especial, como si te guiara. No sé.
—¿Sabes que eres la única persona que conozco que considera la música de ese modo? En fin, creo que sólo hay una manera de comprobar tu teoría de Sinatra y, como no tengo ni idea de cocinar, ¿quieres bailar conmigo?
Joseph se levantó de su silla y le tendió la mano mientras sonaba Fly me to the moon.
—¿Te has vuelto loco? ¿Bailar aquí?
—Sí, claro. Vamos, no seas cobarde. —La miró a los ojos, desafiándola.
—Está bien, pero luego no digas que soy yo la que hace cosas raras.
Se levantó de la silla y aceptó el reto.
______ estaba de pie frente a Joe. Él le cogió las manos y las colocó alrededor de su cuello y, con las suyas, le recorrió lentamente la espalda para acabar apoyándose justo en sus caderas.
—______, te he echado de menos. Baila conmigo. Por favor. —Joe sabía que eso le iba a causar problemas, y que era justo lo que no tenía que hacer, pero no pudo evitarlo.
—Yo también te he echado de menos.
Empezaron a bailar suavemente. ______ apoyó su mejilla en el pecho de Joseph y notó cómo latía su corazón, cómo le temblaba la respiración. Él bajó la cabeza para así poder notar su perfume, el olor de su pelo y, a la vez, besarle el cuello, el hombro que lo había vuelto loco durante la cena, la mejilla. Le acariciaba la espalda, primero por encima de la sudadera, hasta que el tacto del algodón no fue suficiente, y decidió arriesgarse y tocarla de verdad, por debajo, sentir su piel. Al notar la mano de Joe por debajo de la camiseta, ______ se apartó sorprendida, pero no tuvo tiempo de decir nada, pues Joe la besó con todas sus fuerzas, como si la vida le fuera en ello.
Ella le respondió. Le encantaba cómo la besaba, como si la necesitara para respirar. Un beso siguió a otro, Joseph seguía acariciándola y besándola, primero en la boca, luego en el cuello. La canción ya se había acabado, pero a ninguno de los dos parecía importarle. ______ quería tocarlo a él, así que también se atrevió a meter las manos por debajo de la camiseta. Sonrió al notar cómo Joe se estremecía. Era increíble, tenía un torso único y no tenía bastante con tocarlo, quería verlo, así que se arriesgó y le quitó la camiseta.
—______, ¿no te han dicho nunca que es de mala educación mirar así a alguien? —bromeó él mientras le besaba los nudillos de la mano y empezaba a recorrerle el brazo con los labios.
—Ah, sí, no sé. Creo que lo que de verdad sería de mala educación es no mirar. Y, sin duda, no besarte sería aún peor.
Él apartó la cabeza al oír ese comentario y la atrajo hacia él para besarla como hacía horas que deseaba hacer. Seguro que luego se arrepentiría, pero por el momento, estaba en el cielo. Joseph se apartó entonces un poco, lo suficiente para poder quitarle a ella la camiseta, y entonces fue él quien se quedó sorprendido. La noche en que se acostaron, la habitación estaba muy oscura y apenas había podido apreciarla. ______, incómoda, se sonrojó e intentó recuperar su camiseta.
—No, por favor. Deja que te mire. Eres perfecta. —La recorrió lentamente con la mirada y con las manos, acariciando cada centímetro, como si quisiera aprenderse sus formas de memoria—. Princesa, no tienes ni idea de todo lo que tengo ganas de hacerte. Primero voy a tocarte, a acariciarte, después voy a besarte. Por todo el cuerpo. Y luego, cuando ya no podamos aguantarlo más, haremos el amor. Hasta el amanecer.
______ pensó que si tenía que esperarlo, bien podía hacerlo con estilo, y decidió cocinar algo. A ella siempre le había gustado cocinar, la relajaba; muchas de las mejores decisiones que había tomado en su vida, las había tomado delante de un horno o unos fogones. Por su parte, Joe se pasó toda la reunión mirando el reloj. Cuando por fin terminó, se despidió de todos los directivos sin perder un minuto y salió a toda prisa del edificio. Estaba impaciente por llegar a casa y hablar con ______. Lo tenía todo pensado; primero se disculparía otra vez por lo de esa noche, luego se disculparía por su comportamiento de las últimas dos semanas, y más tarde le advertiría sobre Nicholas. Seguro que, después, todo volvería a la normalidad: ellos dos serían amigos de nuevo y, dentro de más o menos cuatro meses, ella regresaría a Barcelona y él seguiría allí, con su corazón intacto y su vida tal como a él le gustaba.
—¿Hola? —saludó Joe al abrir la puerta.
—Hola, ¿qué haces ahí quieto en la entrada? ¿Te pasa algo? —______ había salido de la cocina. Llevaba un pantalón de algodón gris con una sudadera rosa que le dejaba un hombro al descubierto, y blandía una cuchara en la mano.
—No. No me pasa nada. ¿Ese olor viene de mi cocina?
—Sí. Hacía tiempo que me apetecía comer lubina al horno y hoy me he decidido a prepararla. Espero que te guste.
—Sí, claro. Me sorprende que el horno funcione, creo que eres la primera persona que lo utiliza. Huele muy bien.
—Gracias. La verdad es que me ha costado un poquito encenderlo, pero ahora lo único que me falta es poner la mesa. ¿Quieres cenar conmigo o ya has cenado? —______ volvió a la cocina para comprobar que el pescado estuviera en su punto.
—No. Quiero decir, sí. —Joe titubeaba, no tenía ni idea de cómo reaccionar. El discurso que había preparado se le olvidó por completo y en lo único que era capaz de pensar era en dos cosas: la primera, ______ iba vestida con una camiseta que daba ganas de empezar a besarle el hombro, el cuello... y la segunda, tenía que cambiar la dirección de su pensamiento o iba a tener problemas. Ellos dos sólo iban a ser amigos.
—No te entiendo. —«Cosa que ya es habitual», pensó ______—. ¿Quieres o no quieres cenar?
—Sí, quiero cenar. No, no he cenado antes, y si me das cinco minutos, me cambio de ropa y pongo la mesa. ¿Te parece bien?
—Sí, me parece perfecto, pero que sean dos minutos, el pescado casi está.
En su habitación, Joseph se cambió de ropa, se puso un pantalón de algodón que utilizaba a veces para ir a correr, y una camiseta, e intentó borrarse de la cabeza la insinuante imagen del hombro de ______. No pudo. Salió de la habitación y puso la mesa.
—¿Puedo hacer algo más? —preguntó luego.
—No, ya está. Siéntate. Pero luego tú te encargas de recoger los platos y limpias la cocina.
—Claro, si tú cocinas, yo limpio. Como debe ser, ¿no? —dijo él, y le guiñó un ojo.
______ sirvió la comida y los dos empezaron a cenar. Joe fue el primero en romper aquel cómodo silencio:
—¿Aún sigues enfadada?
—Nunca he estado enfadada. —Al ver que él levantaba una ceja añadió—: Es sólo que, en estas últimas dos semanas, no hemos coincidido mucho. —______ había decidido seguir los consejos de Nicholas y fingir que ella no lo había echado de menos. Según Nick, nada ponía más nervioso a un hombre que sentirse ignorado.
—Ya. —Como no sabía qué más decir, optó por seguir con el pescado.
—Esto era lo que querías, ¿no? —______ bebió un poco de agua y continuó—: Volver a tener tu espacio, recuperar tu vida. Al menos eso me pareció entender, y creo que tenías toda la razón. —No estaba dispuesta a que él creyera que ella no pensaba lo mismo que él.
Joseph la miró estupefacto. Se había estado comportando como un idiota; la había estado evitando para nada. Entonces se dio cuenta de que había música, y sonrió.
—¿Sinatra?
—Sí, es ideal para cocinar y para bailar. Tiene un ritmo especial, como si te guiara. No sé.
—¿Sabes que eres la única persona que conozco que considera la música de ese modo? En fin, creo que sólo hay una manera de comprobar tu teoría de Sinatra y, como no tengo ni idea de cocinar, ¿quieres bailar conmigo?
Joseph se levantó de su silla y le tendió la mano mientras sonaba Fly me to the moon.
—¿Te has vuelto loco? ¿Bailar aquí?
—Sí, claro. Vamos, no seas cobarde. —La miró a los ojos, desafiándola.
—Está bien, pero luego no digas que soy yo la que hace cosas raras.
Se levantó de la silla y aceptó el reto.
______ estaba de pie frente a Joe. Él le cogió las manos y las colocó alrededor de su cuello y, con las suyas, le recorrió lentamente la espalda para acabar apoyándose justo en sus caderas.
—______, te he echado de menos. Baila conmigo. Por favor. —Joe sabía que eso le iba a causar problemas, y que era justo lo que no tenía que hacer, pero no pudo evitarlo.
—Yo también te he echado de menos.
Empezaron a bailar suavemente. ______ apoyó su mejilla en el pecho de Joseph y notó cómo latía su corazón, cómo le temblaba la respiración. Él bajó la cabeza para así poder notar su perfume, el olor de su pelo y, a la vez, besarle el cuello, el hombro que lo había vuelto loco durante la cena, la mejilla. Le acariciaba la espalda, primero por encima de la sudadera, hasta que el tacto del algodón no fue suficiente, y decidió arriesgarse y tocarla de verdad, por debajo, sentir su piel. Al notar la mano de Joe por debajo de la camiseta, ______ se apartó sorprendida, pero no tuvo tiempo de decir nada, pues Joe la besó con todas sus fuerzas, como si la vida le fuera en ello.
Ella le respondió. Le encantaba cómo la besaba, como si la necesitara para respirar. Un beso siguió a otro, Joseph seguía acariciándola y besándola, primero en la boca, luego en el cuello. La canción ya se había acabado, pero a ninguno de los dos parecía importarle. ______ quería tocarlo a él, así que también se atrevió a meter las manos por debajo de la camiseta. Sonrió al notar cómo Joe se estremecía. Era increíble, tenía un torso único y no tenía bastante con tocarlo, quería verlo, así que se arriesgó y le quitó la camiseta.
—______, ¿no te han dicho nunca que es de mala educación mirar así a alguien? —bromeó él mientras le besaba los nudillos de la mano y empezaba a recorrerle el brazo con los labios.
—Ah, sí, no sé. Creo que lo que de verdad sería de mala educación es no mirar. Y, sin duda, no besarte sería aún peor.
Él apartó la cabeza al oír ese comentario y la atrajo hacia él para besarla como hacía horas que deseaba hacer. Seguro que luego se arrepentiría, pero por el momento, estaba en el cielo. Joseph se apartó entonces un poco, lo suficiente para poder quitarle a ella la camiseta, y entonces fue él quien se quedó sorprendido. La noche en que se acostaron, la habitación estaba muy oscura y apenas había podido apreciarla. ______, incómoda, se sonrojó e intentó recuperar su camiseta.
—No, por favor. Deja que te mire. Eres perfecta. —La recorrió lentamente con la mirada y con las manos, acariciando cada centímetro, como si quisiera aprenderse sus formas de memoria—. Princesa, no tienes ni idea de todo lo que tengo ganas de hacerte. Primero voy a tocarte, a acariciarte, después voy a besarte. Por todo el cuerpo. Y luego, cuando ya no podamos aguantarlo más, haremos el amor. Hasta el amanecer.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww Joe que sexy
Es tan lindo el Danger :twisted:
Yo quiero que Joe haga todo lo que dijo conmigo
Vamos siguela
Es tan lindo el Danger :twisted:
Yo quiero que Joe haga todo lo que dijo conmigo
Vamos siguela
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Que pasaras despues de largaaaaa! (espero yo)
noche que les espera..
siguelaaaa!
noche que les espera..
siguelaaaa!
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
aaaahhhhh me encanto!!
esta realemnte buena..
me encanta que se hayan reconciliado, y espero que Joe no se arrepienta (:
seguila pronto
esta realemnte buena..
me encanta que se hayan reconciliado, y espero que Joe no se arrepienta (:
seguila pronto
vale_ana
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
OMJ noooo!!
Como la has dejado ahí OMJ OMJ
Ahhhh sabia que Joe no se iba
A resistir ahhhh Plis sigue proto!!
Como la has dejado ahí OMJ OMJ
Ahhhh sabia que Joe no se iba
A resistir ahhhh Plis sigue proto!!
Karli Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Capitulo 23
—Hablas demasiado, Danger.
______ lo besó como nunca antes había besado a nadie. A él le encantaba cómo lo hacía, cómo su cuerpo se adaptaba al suyo, cómo respondía a sus caricias, pero lo que más le gustaba era el calor que sentía cuando lo llamaba «Danger»; era como saber que todo iba a ir bien. Necesitaba estar con ella, tocarla, saber que ella lo deseaba tanto como él. Dejó de besarla, tenía que recuperar un poco el control o todo acabaría demasiado pronto. Sorprendida, ______ preguntó:
—¿Te pasa algo? —Le acariciaba la nuca y le besaba el cuello.
—No, nada malo. —Él también le besaba el cuello dirigiéndose hacia los pechos.
—¿Y bueno? —______ se estremeció al notar cómo le desabrochaba el sujetador.
—¿Bueno?
Joe no tenía ni idea de lo que le preguntaba; apenas podía recordar su propio nombre.
—Sí, tonto, ¿te pasa algo bueno? —______ tenía el pulso acelerado y las piernas ya no le respondían.
—Ah, sí, compruébalo tu misma. —Cogió la mano de ______ y la guió hasta su entrepierna—. Tócame.
—Claro, siempre que tú hagas lo mismo.
Se atrevió a meter la mano por dentro del pantalón de Joseph.
—Dios, ____*, para. No, no pares. Vamos a mi habitación. Quiero que estés en mi cama ya.
La cogió en brazos, besándola con toda la pasión que sentía.
Y entonces sonó el teléfono. Los tres primeros timbrazos no los oyó ninguno de los dos, pero el cuarto logró captar su atención.
—Joseph, el teléfono. —______ intentaba zafarse del abrazo para que él pudiera contestar.
—No voy a cogerlo, ahora mismo estoy ocupado. —Siguió besándola en el ombligo.
—Cógelo, a lo mejor es importante. —Aunque la verdad era que no quería que él dejara lo que estaba haciendo.
—Esto sí que es importante. —Empezó a bajarle el pantalón—. Ya saltará el contestador automático, princesa.
Y eso fue exactamente lo que pasó, que saltó el contestador automático y Kevin empezó a hablar por el altavoz. Joe se quedó paralizado.
—Hola, Joe, supongo que para variar no estás en casa. He llamado al móvil y tampoco te he localizado, supongo que estarás por ahí, con alguno de tus ligues. —Al oír la palabra «ligues» ______ se separó de Joseph como si tuviera una enfermedad contagiosa—. En fin, sólo te llamaba para preguntar cómo estaba ______, ya sabes que es mi debilidad. No quiero llamarla a ella para no parecer el típico hermano mayor histérico, pero como lo soy, he decidido llamarte a ti. Volveré a intentarlo más tarde. Cuida de mi pequeña. Adiós.
El pitido del contestador sacó a ______ del estado de trance en el que había entrado. Joe, por su parte, estaba ya completamente vestido; había recuperado su camiseta y su actitud de témpano de hielo al segundo de oír la voz de Kevin.
—______, vístete, por favor. —Le acercó el sujetador y la camiseta. Le temblaba un poco el pulso, pero su cara no mostraba ninguna emoción más allá del enfado y la vergüenza.
—¿Se puede saber qué te pasa? ¿Por qué pones esa cara? Joseph, respóndeme, por favor. No entiendo nada. Hace un momento, estábamos tan bien, y ahora parece que no puedas soportar estar en la misma habitación que yo. —Notaba cómo la voz empezaba a temblarle de rabia y de algo más complicado que por el momento no quería analizar—. ¿Es por Kevin?
Joseph levantó la cabeza, que hasta ese momento había tenido entre las manos, y la miró. Durante un segundo fue como si quisiera abrazarla, pero en seguida desvió la mirada hacia el despertador y respondió:
—No.
—¿NO?
—Está bien, sí, pero sólo en parte. —Se levantó de la silla y empezó a pasear por la habitación—. No sé qué me pasa contigo, pero me está volviendo loco y no me gusta nada. Nada. Cuando eras pequeña ya me pasaba. Siempre estaba preocupado por saber dónde estabas, si te veía sonreír me ponía nervioso, Dios, incluso le hablé de ti a Nana. Cuando había tan mal ambiente en casa, pasar un rato contigo bastaba para que volviera a tener un poco de confianza en el amor. Hubo un momento en que pensé que era tan evidente lo que me pasaba que si la policía lo descubría me arrestarían. —______ estaba paralizada, no se atrevía a interrumpirle—. ¿Sabes que cuando vine a vivir a Inglaterra te echaba de menos? Tú eras una adolescente y yo te echaba de menos; patético.
—No es patético. A mí también me pasaba todo eso. —______ se levantó y empezó a andar hacia él. Decidió ser igual de sincera—. Yo también me estoy volviendo loca, también te echaba de menos y aún me pongo nerviosa si me sonríes. —Se atrevió a poner la mano en su espalda y notó que estaba rígido.
—No lo entiendes, ______, yo no quiero sentirme así. He visto lo que hace el amor, he visto cómo aniquila todo lo que toca y no lo quiero en mi vida. Ni ahora ni nunca. No soy capaz. —Sonrió, una sonrisa que a ______ le rompió el corazón—. Hasta ahora me ha ido bien, siempre he estado con mujeres que sólo querían pasar el rato, divertirse. Contigo no sé si podría controlarlo. Y si saliera mal, no sólo nos haríamos daño, sino que perdería al mejor amigo del mundo, y tu familia nunca podría perdonármelo.
Se apartó de ella.
—¿No has pensado que podría acabar bien? ¿Que podrías ser feliz? —______ se notaba los ojos llenos de lágrimas que no tenía ninguna intención de derramar.
—El riesgo no merece la pena. —Suspiró y cerró los párpados un instante—. Creo que lo mejor será que no volvamos a estar solos. Está visto que eso nos trae problemas. Mira, en estas últimas semanas casi no hemos coincidido, de modo que lo único que tenemos que hacer es seguir así hasta que te vayas. —Al ver que ella no decía nada, preguntó—: ¿En qué piensas?
—Pienso que eres un cobarde y un exagerado. Podríamos intentarlo. La vida no es un culebrón; si sale mal, mi hermano no vendrá a matarte o a pedir que te cases conmigo. Y si sale bien, ¿quién sabe?, a lo mejor incluso eres feliz. Danger, cariño —añadió—, nunca he sentido por nadie lo que siento por ti. Ni cuando era pequeña ni ahora. —Intentó abrazarlo, pero él volvió a apartarse, y entonces ella comprendió que nada de lo que pudiera decir o hacer lo haría cambiar de opinión.
—No. Prefiero dejar las cosas como están. Lo mejor es que nos vayamos a dormir. —Se levantó y le abrió la puerta de la habitación—. Esto ha sido un error, sólo tenemos que olvidarlo y actuar como compañeros de piso. Mañana será otro día.
Viendo que Joseph daba por terminada la conversación, ______ lo miró una vez más a los ojos, para ver si veía algo que le recordara al hombre que hacía sólo unos minutos la besaba como si la necesitara para sobrevivir. Pero él ya no estaba allí. Entonces decidió decirle lo del piso.
—Esta semana he visto unos cuantos pisos que podría alquilar.
Si a Joe le sorprendió la noticia, lo disimuló a la perfección.
—No es necesario —dijo tras unos segundos.
—Sí lo es.
—Puedes quedarte aquí. —Joe se frotó los ojos—. No me importa.
—A mí sí. —______ se obligó a mantener la mirada fija en sus ojos—. Supongo que la semana que viene ya lo tendré todo listo, entonces me iré. —Él seguía sin inmutarse—. Como mañana es sábado, si quieres me iré a pasar el fin de semana a casa de Nicholas.
Al oír el nombre de su amigo, a Joseph le tembló un músculo de la mandíbula.
—Ya te he dicho que no es necesario. —Apretaba el pomo de la puerta con tanta fuerza que empezaba a tener los nudillos blancos—. No creo que a él le guste ser plato de segunda mesa.
De la rabia que sintió, a ______ se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se negó a derramar ninguna delante de Joe e irguió en cambio la espalda para contestarle:
—Mira, una cosa es que tú seas un cobarde y que sólo te encuentres cómodo acostándote con mujeres por las que no sientes nada. Pero no te atrevas a insinuar que yo hago lo mismo. —Estaba furiosa, y al ver que a él le dolía esa acusación, sintió un poco de alivio.
—Lo siento, no quería decir eso —se disculpó Joseph a media voz. En el mismo instante en que pronunció las palabras, sabía que se estaba equivocando. ______ era incapaz de utilizar a Nick, pero una parte de él había querido hacerle daño, había querido que ella dejara de mirarlo con aquellos ojos llenos de comprensión, porque sabía que, de lo contrario, él no iba a poder alejarse.
—Yo en cambio sí quería decir lo que he dicho. —Y con esto, salió de la habitación sin mirar atrás.
Como era de esperar, ninguno de los dos durmió.
—Hablas demasiado, Danger.
______ lo besó como nunca antes había besado a nadie. A él le encantaba cómo lo hacía, cómo su cuerpo se adaptaba al suyo, cómo respondía a sus caricias, pero lo que más le gustaba era el calor que sentía cuando lo llamaba «Danger»; era como saber que todo iba a ir bien. Necesitaba estar con ella, tocarla, saber que ella lo deseaba tanto como él. Dejó de besarla, tenía que recuperar un poco el control o todo acabaría demasiado pronto. Sorprendida, ______ preguntó:
—¿Te pasa algo? —Le acariciaba la nuca y le besaba el cuello.
—No, nada malo. —Él también le besaba el cuello dirigiéndose hacia los pechos.
—¿Y bueno? —______ se estremeció al notar cómo le desabrochaba el sujetador.
—¿Bueno?
Joe no tenía ni idea de lo que le preguntaba; apenas podía recordar su propio nombre.
—Sí, tonto, ¿te pasa algo bueno? —______ tenía el pulso acelerado y las piernas ya no le respondían.
—Ah, sí, compruébalo tu misma. —Cogió la mano de ______ y la guió hasta su entrepierna—. Tócame.
—Claro, siempre que tú hagas lo mismo.
Se atrevió a meter la mano por dentro del pantalón de Joseph.
—Dios, ____*, para. No, no pares. Vamos a mi habitación. Quiero que estés en mi cama ya.
La cogió en brazos, besándola con toda la pasión que sentía.
Y entonces sonó el teléfono. Los tres primeros timbrazos no los oyó ninguno de los dos, pero el cuarto logró captar su atención.
—Joseph, el teléfono. —______ intentaba zafarse del abrazo para que él pudiera contestar.
—No voy a cogerlo, ahora mismo estoy ocupado. —Siguió besándola en el ombligo.
—Cógelo, a lo mejor es importante. —Aunque la verdad era que no quería que él dejara lo que estaba haciendo.
—Esto sí que es importante. —Empezó a bajarle el pantalón—. Ya saltará el contestador automático, princesa.
Y eso fue exactamente lo que pasó, que saltó el contestador automático y Kevin empezó a hablar por el altavoz. Joe se quedó paralizado.
—Hola, Joe, supongo que para variar no estás en casa. He llamado al móvil y tampoco te he localizado, supongo que estarás por ahí, con alguno de tus ligues. —Al oír la palabra «ligues» ______ se separó de Joseph como si tuviera una enfermedad contagiosa—. En fin, sólo te llamaba para preguntar cómo estaba ______, ya sabes que es mi debilidad. No quiero llamarla a ella para no parecer el típico hermano mayor histérico, pero como lo soy, he decidido llamarte a ti. Volveré a intentarlo más tarde. Cuida de mi pequeña. Adiós.
El pitido del contestador sacó a ______ del estado de trance en el que había entrado. Joe, por su parte, estaba ya completamente vestido; había recuperado su camiseta y su actitud de témpano de hielo al segundo de oír la voz de Kevin.
—______, vístete, por favor. —Le acercó el sujetador y la camiseta. Le temblaba un poco el pulso, pero su cara no mostraba ninguna emoción más allá del enfado y la vergüenza.
—¿Se puede saber qué te pasa? ¿Por qué pones esa cara? Joseph, respóndeme, por favor. No entiendo nada. Hace un momento, estábamos tan bien, y ahora parece que no puedas soportar estar en la misma habitación que yo. —Notaba cómo la voz empezaba a temblarle de rabia y de algo más complicado que por el momento no quería analizar—. ¿Es por Kevin?
Joseph levantó la cabeza, que hasta ese momento había tenido entre las manos, y la miró. Durante un segundo fue como si quisiera abrazarla, pero en seguida desvió la mirada hacia el despertador y respondió:
—No.
—¿NO?
—Está bien, sí, pero sólo en parte. —Se levantó de la silla y empezó a pasear por la habitación—. No sé qué me pasa contigo, pero me está volviendo loco y no me gusta nada. Nada. Cuando eras pequeña ya me pasaba. Siempre estaba preocupado por saber dónde estabas, si te veía sonreír me ponía nervioso, Dios, incluso le hablé de ti a Nana. Cuando había tan mal ambiente en casa, pasar un rato contigo bastaba para que volviera a tener un poco de confianza en el amor. Hubo un momento en que pensé que era tan evidente lo que me pasaba que si la policía lo descubría me arrestarían. —______ estaba paralizada, no se atrevía a interrumpirle—. ¿Sabes que cuando vine a vivir a Inglaterra te echaba de menos? Tú eras una adolescente y yo te echaba de menos; patético.
—No es patético. A mí también me pasaba todo eso. —______ se levantó y empezó a andar hacia él. Decidió ser igual de sincera—. Yo también me estoy volviendo loca, también te echaba de menos y aún me pongo nerviosa si me sonríes. —Se atrevió a poner la mano en su espalda y notó que estaba rígido.
—No lo entiendes, ______, yo no quiero sentirme así. He visto lo que hace el amor, he visto cómo aniquila todo lo que toca y no lo quiero en mi vida. Ni ahora ni nunca. No soy capaz. —Sonrió, una sonrisa que a ______ le rompió el corazón—. Hasta ahora me ha ido bien, siempre he estado con mujeres que sólo querían pasar el rato, divertirse. Contigo no sé si podría controlarlo. Y si saliera mal, no sólo nos haríamos daño, sino que perdería al mejor amigo del mundo, y tu familia nunca podría perdonármelo.
Se apartó de ella.
—¿No has pensado que podría acabar bien? ¿Que podrías ser feliz? —______ se notaba los ojos llenos de lágrimas que no tenía ninguna intención de derramar.
—El riesgo no merece la pena. —Suspiró y cerró los párpados un instante—. Creo que lo mejor será que no volvamos a estar solos. Está visto que eso nos trae problemas. Mira, en estas últimas semanas casi no hemos coincidido, de modo que lo único que tenemos que hacer es seguir así hasta que te vayas. —Al ver que ella no decía nada, preguntó—: ¿En qué piensas?
—Pienso que eres un cobarde y un exagerado. Podríamos intentarlo. La vida no es un culebrón; si sale mal, mi hermano no vendrá a matarte o a pedir que te cases conmigo. Y si sale bien, ¿quién sabe?, a lo mejor incluso eres feliz. Danger, cariño —añadió—, nunca he sentido por nadie lo que siento por ti. Ni cuando era pequeña ni ahora. —Intentó abrazarlo, pero él volvió a apartarse, y entonces ella comprendió que nada de lo que pudiera decir o hacer lo haría cambiar de opinión.
—No. Prefiero dejar las cosas como están. Lo mejor es que nos vayamos a dormir. —Se levantó y le abrió la puerta de la habitación—. Esto ha sido un error, sólo tenemos que olvidarlo y actuar como compañeros de piso. Mañana será otro día.
Viendo que Joseph daba por terminada la conversación, ______ lo miró una vez más a los ojos, para ver si veía algo que le recordara al hombre que hacía sólo unos minutos la besaba como si la necesitara para sobrevivir. Pero él ya no estaba allí. Entonces decidió decirle lo del piso.
—Esta semana he visto unos cuantos pisos que podría alquilar.
Si a Joe le sorprendió la noticia, lo disimuló a la perfección.
—No es necesario —dijo tras unos segundos.
—Sí lo es.
—Puedes quedarte aquí. —Joe se frotó los ojos—. No me importa.
—A mí sí. —______ se obligó a mantener la mirada fija en sus ojos—. Supongo que la semana que viene ya lo tendré todo listo, entonces me iré. —Él seguía sin inmutarse—. Como mañana es sábado, si quieres me iré a pasar el fin de semana a casa de Nicholas.
Al oír el nombre de su amigo, a Joseph le tembló un músculo de la mandíbula.
—Ya te he dicho que no es necesario. —Apretaba el pomo de la puerta con tanta fuerza que empezaba a tener los nudillos blancos—. No creo que a él le guste ser plato de segunda mesa.
De la rabia que sintió, a ______ se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se negó a derramar ninguna delante de Joe e irguió en cambio la espalda para contestarle:
—Mira, una cosa es que tú seas un cobarde y que sólo te encuentres cómodo acostándote con mujeres por las que no sientes nada. Pero no te atrevas a insinuar que yo hago lo mismo. —Estaba furiosa, y al ver que a él le dolía esa acusación, sintió un poco de alivio.
—Lo siento, no quería decir eso —se disculpó Joseph a media voz. En el mismo instante en que pronunció las palabras, sabía que se estaba equivocando. ______ era incapaz de utilizar a Nick, pero una parte de él había querido hacerle daño, había querido que ella dejara de mirarlo con aquellos ojos llenos de comprensión, porque sabía que, de lo contrario, él no iba a poder alejarse.
—Yo en cambio sí quería decir lo que he dicho. —Y con esto, salió de la habitación sin mirar atrás.
Como era de esperar, ninguno de los dos durmió.
Nani Jonas
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
awww que triste :(
Porque Kevin tuvo que interrumpir :caliente:
Siguela!!!
Porque Kevin tuvo que interrumpir :caliente:
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
Mi hermoso Kevin !
Fue un poco inoportuno pero aun así lo amo!
Joe como pudo decirle eso ala rayis creo que lo mejor es tque la rayis se vaya de esa casa.. :)
Fue un poco inoportuno pero aun así lo amo!
Joe como pudo decirle eso ala rayis creo que lo mejor es tque la rayis se vaya de esa casa.. :)
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Nadie Como Tu" - Joe y tu Terminada
usssshhhh que pasado ese josehp!!! me da rabia que sea tan patan!!!!!
que se vaya y lo deje solo y no lo busque y el tenga que arrodillarse jummmm
si me gusta que los hombres rueguen jjejejjejejje
que se vaya y lo deje solo y no lo busque y el tenga que arrodillarse jummmm
si me gusta que los hombres rueguen jjejejjejejje
Julieta♥
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