Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)

por ***Stephanie*** Jue 29 Mar 2012, 1:55 pm

Cuando él pasó cojeando a su lado ni siquiera se
molestó en mirarla. Pasó tan cerca que Demi percibió el olor a carne
quemada y le dio un vuelco el estómago. Al hombre se le cayó algo de la
chaqueta. En realidad, dos cosas. Sin embargo, él no se dio cuenta, y
siguió cojeando hasta que se perdió entre el humo.
Demi tragó
saliva y tomó ambas cosas. Una de ellas era un cd-rom, y la otra, una
especie de placa de identificación. Notó que le temblaban las manos
mientras se lo metía en el bolsillo. Se incorporó y echó a correr hacia
el arbusto donde estaban sus amigos, sin mirar de nuevo la carnicería
que encontró a su paso. Al llegar, cayó de rodillas sin aliento.
—
¡Gracias a Dios que has vuelto ya! —le dijo Storm. Se agachó a su lado y
le puso la mano sobre la espalda, acariciándola—. ¿Estás bien? ¿Qué ha
pasado allí?
—¿Has encontrado algo? ¿Qué has visto? —le preguntó Jason.
Demi levantó la cabeza y los miró.
—Es... había... había cuerpos.
—Oh, Dios —dijo Stormy, cerrando los ojos.
Demi se agarró del antebrazo de Jason, y él la ayudó a levantarse.
—Vámonos de aquí, ¿de acuerdo? —le dijo Jason.
Ella
asintió y se levantó. Los tres caminaron juntos, y casi habían llegado a
la puerta cuando oyeron los sonidos de unos motores y llegaron unos
vehículos rugiendo por toda la calle. Se detuvieron en la entrada. Al
menos uno de los camiones llevaba montada una metralleta en un trípode
en la parte de atrás. En un segundo, varias decenas de soldados armados
se habían bajado de los furgones y se habían extendido por todo el
terreno.
A unos metros de ellos había un policía de espaldas a ellos,
observando los movimientos con la cabeza inclinada a un lado. «Mi
policía», pensó Demi, con cierto alivio. Jason también lo vio y le
apretó el brazo a Max, susurrándole:
—Un poli.
—No pasa nada. Es Joe Malone.
Jason la miró con el ceño fruncido.
—Da clases en el curso de defensa para mujeres que estoy haciendo.
—Tienes
que acordarte, Jay —le dijo Storm—. Trabajaba en las fiestas del
instituto. Es ese del que Demi siempre ha estado enamorada.
—Ah, sí.
Ése —y miró a Demi para preguntarle si todavía le gustaba, pero ella se
limitó a poner los ojos en blanco y mirar hacia otra parte.
De repente, alguien empezó a hablar por un megáfono, y los chicos se sobresaltaron.
—Éstas
son instalaciones gubernamentales y por lo tanto, ésta es una operación
militar. Los bomberos locales cesarán toda actividad inmediatamente, y
nadie abandonará el lugar sin autorización. Por favor, formen una fila
ordenada cerca de la puerta principal y serán escoltados fuera de la
zona. Eso es todo.
—¿Qué está ocurriendo, Demi? —le preguntó Storm, agarrándola por el brazo—. Tienen armas.
—No
van a usarlas —dijo Jason, intentando que su voz sonara confiada—.
Quiero decir que son soldados, y tienen que llevar armas. ¿Entiendes?
Entonces
observaron cómo los soldados separaban a los bomberos de los camiones
tanque y trataban de quitarles las mangueras. Algunos obedecieron, pero
aquellos que no se movieron lo suficientemente rápido fueron registrados
allí mismo y después conducidos hasta la puerta. Algunos soldados
registraron los camiones.
—No entiendo nada —dijo el oficial Malone para sí mismo—. ¿De qué va esto?
Demi
se acercó a él y carraspeó. Él se volvió rápidamente y se la quedó
mirando atónito. Ella lo quería. Lo había querido desde el instituto, y
no le importaba que tuviera una cara áspera y con arrugas, o que fuera
dieciocho años mayor que ella. Ni siquiera importaba que la
considerara una cría pesada con demasiada imaginación.
—Pero bueno,
si es Demetria Devonne Lovato, mi pelirroja favorita —dijo, sacudiendo la
cabeza suavemente—.. ¿Por qué demonios no estaré sorprendido de verte
aquí?
—Hola, Joe. Sólo quería ver el incendio.
—Mm, mm —dijo, al ver a
sus dos amigos—.
¿Es que no tenéis el suficiente sentido común como
para no dejar que os arrastre en sus planes?
Ellos se encogieron de
hombros y no dijeron nada.
—Joe, no me gusta esto —dijo Demi—. Lo de los
soldados. Están registrando a todo el mundo.
—Sí, ya lo veo.
—Es sólo
una excusa para meterles mano a las chicas —dijo Storm—. Si creen que
van a ponerme las manos encima, están muy confundidos.
Demi observó la mirada de Joe mientras escuchaba a Stormy, y supo que su amiga había elegido la táctica correcta.
—A
mí tampoco me gusta la idea de que esos me metan mano, Storm —mientras
hablaba, un soldado golpeó a un bombero que se resistió y lo puso contra
la garita. Joe lo vio y parpadeó.
—Tengo miedo, Joe. Quiero salir de aquí —le pidió Demi.
Joe Malone apretó los labios mientras pensaba. Finalmente, asintió.
—No
es que vosotros, unos crios, seáis precisamente una amenaza para la
seguridad nacional. Estos tíos están siendo demasiado meticulosos, me
parece a mí. Mirad, hay un agujero en la valla, justo detrás de aquellos
pinos. ¿Lo veis? Está al lado del árbol más alto. Salid por allí. Yo no
os he visto.
—Gracias, Joe.
Él asintió con preocupación. Impulsivamente, Demi se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla.
—Largaos
directamente a casa, Demi. No quiero que os mezcléis más en asuntos
de adultos, ¿entendido?
—Te lo prometemos —dijo ella. Después los tres
salieron corriendo en la dirección que él les había mostrado.
Cuando
Jason y Storm se hubieron marchado a casa, Demi se sacó la placa de
identificación y el disco duro del bolsillo de la chaqueta. No les había
dicho nada a sus amigos sobre los trofeos que había encontrado; no
quería que nada pudiera ponerles en peligro, o convertirles en cómplices
si lo que había hecho era un crimen. Aquella noche, muy tarde, limpió
la placa, parcialmente derretida, para estudiarla. Tenía la fotografía
de un hombre, y decía:
Frank W. Stiles. Nivel de Seguridad: Alfa. DIP.
Ella sabía lo que significaba nivel de seguridad alfa. Lo había
averiguado la primera vez que había intentado destapar la verdad acerca
de los ovnis y de las maniobras del gobierno. Alfa era la palabra que
se usaba para indicar las autorizaciones de seguridad de alto nivel que
se les concedían a ciertas agencias que estaban bajo los auspicios de
la CÍA. Pero en todos aquellos años de investigación, nunca se había
encontrado con ninguna referencia sobre alguna agencia u operación
llamada DIP.
Dios, ¿qué sería lo que había encontrado?
Estaba casi
temblando cuando le quitó el hollín al cd-rom y lo metió en el
ordenador, rogando que el calor no lo hubiera destruido. Y no lo había
hecho. Cuando accedió a su contenido, la pantalla se puso negra y
aparecieron unas letras en rojo.

DOCUMENTOS DE ALTO SECRETO DE LA DIVISIÓN DE INVESTIGACIONES PARANORMALES. EXPEDIENTES DE LOS CASOS D 145.9-H376.51

Al
leer aquello, se puso rígida y tuvo que darse ánimos para continuar.
Presionó el botón del ratón, y en la pantalla apareció una lista de
nombres.

Javier, alias Nantar.
Damián, alias Gilgamesh.
Thomas, Matthew.
Daniella.
Nicholas.
Devón, Josephina.

por ***Stephanie*** Jue 29 Mar 2012, 1:56 pm

ESPERO QUE LES GUSTE!!!
XOXO SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu) - Página 2 681836

por **oli JB** Vie 30 Mar 2012, 11:50 am

me encanto siguela .. pronto SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu) - Página 2 88550944

..
.. me facina tu novela :happy:

por **Sunny** Vie 30 Mar 2012, 1:10 pm

Nueva lectora!Ame la nove!Siguela protto

por ***Stephanie*** Sáb 31 Mar 2012, 1:42 pm

Luciana. escribió:Nueva lectora!Ame la nove!Siguela protto

Bienvenida que bueno que te guste!!!! SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu) - Página 2 67591

No vas subir em deseos al anochecer? me encanta esta nove!!

por ***Stephanie*** Sáb 31 Mar 2012, 1:52 pm

Había más o menos unos trescientos, calculó después de haber recorrido todas las páginas del documento.
Volvió al principio, y de repente sus ojos se fijaron en un nombre que captó por completo su atención.

Drácula, Vlad (ver la biografía completa).

«¿Qué
demonios...». Hizo un clic sobre el nombre y apareció un dibujo. Era el
retrato de un hombre moderno, con el pelo negro y largo y los labios
extrañamente rojos.

El mejor conocido de
toda la especie, nació en los Cárpatos y fue transformado, según
nuestras investigaciones, poco después de cumplir los veinte años.
Apadrinado por un soldado enemigo desconocido, probablemente un turco.
La última vez que se le vio fue en mayo de mil novecientos noventa y
dos, en París.

«¿La última vez?», se preguntó ella,
parpadeando mientras miraba la pantalla e intentaba asimilar lo que
estaba leyendo. «¿En el noventa y dos?».
Bajo el retrato había más títulos para elegir: Asesinatos, Socios, Guaridas, Biografía completa.
«¿Qué es esto, en el nombre de Dios?».
Hizo
clic en otro de los nombres de la lista, y de nuevo apareció en la
pantalla otro retrato, en aquella ocasión una fotografía con la etiqueta
de tomada antes de la transformación.

Josephina
Devon. Nacida de Brooklyn, Nueva Cork, en mil novecientos sesenta y
dos. Transformada en el verano de su treinta cumpleaños, junio de mil
novecientos noventa y dos. Apadrinada por R-532, alias Rhiannon. El
vampiro fue capturado por los investigadores de la División en
diciembre del mismo año. Fue trasladada al cuartel general de la DIP en
White Plains, Nueva York. Murió en cautividad en mil novecientos
noventa y cinco.

De nuevo, ofrecía más información, pero en aquella ocasión con un añadido importante: Análisis y pruebas realizados sobre el sujeto. Resultados.
Aquello no podía ser real.
Cuando hizo clic sobre Biografía,
encontró un documento de más de doscientas páginas, con detalles que
hicieron que su mente girara alrededor de la imposibilidad de todo
aquello. Cuando abrió el expediente que trataba los experimentos y las
pruebas, pensó que iba a vomitar. Aquella persona, aquella mujer, había
sido una rata de laboratorio. Habían experimentado con ella en aquel
edificio, en su propia ciudad.
Pero no. No había sucedido, porque no era real. Los vampiros no existían. Y mucho menos existía una agencia gubernamental dedicada a investigar sobre
ellos.
Sin embargo, allí tenía una prueba de que sí existían.
¿Y qué demonios se suponía que tenía que hacer ella?
Al
día siguiente sonó el timbre de la puerta, pero cuando Demi abrió, no
había nadie. Sólo un sobre marrón a sus pies. Su madre ya se había ido
al trabajo. Demi tomó el sobre mirando a ambos lados de la carretera
por si acaso veía algún vehículo sospechoso. Nada. Ni una palabra, ni
una etiqueta, ni un sello.
Entró en la casa, cerró la puerta y rasgó
el sobre. Contenía tres fotografías polaroid. La primera era de Jason,
¡dormido profundamente, en su propia cama! La segunda era de Stormy, de
espaldas, mientras se duchaba. La tercera era de su madre, saliendo del
coche, en el parking del hospital donde trabajaba como enfermera.
Mientras
estaba mirando las fotografías, con el ceño fruncido y el corazón
acelerado, sonó el teléfono. Descolgó el auricular y se lo llevó al
oído.
—¿Te gustan las fotografías, Demetria?
Aquella voz era un susurro tan frío que hizo que se le helara la sangre.
—¿Quién demonios es? —Demi se acercó al contestador y puso la grabadora en marcha.
—Esas fotos se han hecho durante las últimas doce horas, ¿sabes?
—¿Por
qué? —agarraba con tanta fuerza el auricular que tenía los nudillos
blancos. Deseaba que fuera el cuello de aquel desgraciado. ¿Cómo se
atrevía? Dios, había estado en la habitación de Jason. En la ducha de
Stormy. Y en aquel aparcamiento oscuro, a solas con su madre.
—Para
demostrarte lo fácil que me resulta saberlo todo acerca de ti, y lo
rápida y fácilmente que puedo llegar hasta la gente a la que quieres.
Para dispararlos. Esta vez ha sido con una cámara, pero...
—Si se mete con mi familia o mis amigos, lo mataré. ¿Me entiende?
—Esa
es una buena amenaza, viniendo de una niña que acaba de salir del
colegio —él soltó una carcajada ronca y baja, que degeneró en una tos.
Demi apartó el teléfono y lo miró, al darse cuenta de que aquel hombre era
él. Era el individuo que había visto salir del edificio en llamas con la
cara quemada. Debía de haberla visto, después de todo. Cuando dejó de
toser, ella se acercó de nuevo el auricular.
—¿Por qué me ha llamado? ¿Qué quiere de mí?
—Quiero que olvides todo lo que viste anoche. Que actúes como si nunca hubieras estado allí. Que no se lo digas a nadie.
—Bien. Encantada. Si me dice lo que ocurrió.
—Te estoy ofreciendo un buen trato, Demi. Olvida que me viste.
—Pero...
—¡Escúchame,
estúpida entrometida! —ella se sobresaltó al oír la reacción furiosa
del hombre—. Si llegas a mencionarle a alguien que me viste en aquel
incendio, lo siguiente que encontrarás a la puerta de tu casa será un
cadáver. O una parte. Elegiré una de las fotografías al azar. ¿Me
entiendes ahora?
—¡Sí! Sí, yo... mire, no sé nada. No soy ninguna
amenaza para usted. Y yo soy la única que lo vio. No se lo he dicho a
nadie. Ellos no saben nada —dijo, temblando. Tuvo que apoyarse en la
pared.
—Eso está mejor. Procura que todo siga así. Estaré
vigilándote, Demi. Y ten por seguro que sé cómo hacerlo. Voy a
escuchar todo lo que digas y a ver todo lo que tú veas. No me pongas a
prueba.
—No lo haré.
Él colgó.
Ella tragó saliva y colgó
también. Estuvo a punto de caerse al suelo. Se sentía expuesta y
vulnerable. ¿Estaría vigilándola? ¿Estaría viéndola en aquel momento?
¿Habría puesto cámaras y micrófonos en su propia casa? Si aquel tipo
era de la CÍA, seguro que sabía cómo hacerlo. Se dijo a sí misma que
tenía que tranquilizarse y pensar. Estaba claro que, si había tenido
tiempo y fuerzas para vigilar a Stormy, a Jason y a su madre, después de
haberse quemado la cara y la cabeza en el incendio, podría vigilarla a
ella con toda facilidad. Sin embargo, no era probable que hubiera
conseguido plantar las cámaras en su casa todavía.
Bien.
Sacó la
grabación del contestador y fue hacia su habitación. Allí guardó el
contenido del cd-rom en su disco duro y metió el cd, junto con la placa
de identificación de aquel tipo y la cinta del contestador en su
mochila. No resultaría nada extraño que fuera a la universidad en un
día como aquel. Al fin y al cabo, tenía clase.
No podía seguir con
aquel asunto y poner en peligro la vida de su madre y la de sus amigos.
No tenía ninguna duda de que aquel hombre cumpliría sus amenazas. Dios
sabía que el gobierno había cometido atrocidades por el estilo y nunca
se había sabido. Sobre todo, si el contenido de aquel cd-rom era
verdadero.
Pero no olvidaría. Y se aseguraría de hacer suficientes
copias de aquella prueba y esconderlas en diferentes lugares. Porque,
algún día, sería adulta y estaría en posición de tirar de la manta.
Algún día, cuando estuviera establecida, con la carrera de derecho
terminada y un doctorado en su curriculum, y con influencias, pediría
respuestas.
Pero no podía hacerlo todavía. En aquel momento, sólo era Demetria Devonne Lovato, la estudiante de universidad de veinte años con una
gran imaginación.
«Y un cuerno, imaginación», pensó. Si alguna vez
había necesitado la prueba de que el gobierno estaba haciendo algo sucio
en su propia ciudad, ya la tenía. Y si aquel desgraciado del teléfono
pensaba que sus amenazas iban a hacer que perdiera interés, estaba
confundido. Sus amenazas eran como una validación de lo que había leído
y visto. No estaba loca. Tenía razón.
Siempre había tenido razón.
Y sabría ser paciente.

por ***Stephanie*** Sáb 31 Mar 2012, 2:27 pm

4

Cinco años después:

Nick se despertó al oír los sonidos de las llamas y percibir el olor del
humo. Pensó que era una pesadilla, pero al sentir el calor y el picor en
los ojos, supo que el fuego era real.
Se incorporó rápidamente en la
cama y se dio cuenta, somnoliento, de que todavía no era de noche.
Todavía se sentía débil por la languidez del sueño del día, y notaba
los miembros pesados. Se levantó, completamente desnudo, y sintió en la
planta de los pies la suavidad de la lujosa alfombra. Se encaminó
hacia la puerta de la habitación, pero no llegó hasta ella. Las llamas
crujían al otro lado, y la superficie de la madera estaba empezando a
sudar.
A Nick le ardía la nariz del humo y tenía la cabeza llena de
preguntas. Aquello no era una coincidencia. Se volvió hacia la ventana y
descorrió las cortinas, pero tuvo que apartarse porque los rayos del
sol le chamuscaron la piel desnuda.
Si salía a la calle, se asaría. Si se quedaba en la casa, también.
La
puerta rugió y se hinchó hasta que estalló y las llamas entraron en la
habitación. El humo entró como un enorme fantasma negro, y él notó que
la carne se le quemaba. Gruñendo, tiró de una de las pesadas cortinas y
se envolvió en ella. Después se tiró por la ventana.
El impacto
contra el suelo hizo que los huesos le crujieran. Rodó, se levantó como
pudo y echó a correr envuelto en el sudario, a ciegas, mientras notaba
que los rayos del sol le quemaban la piel a través del terciopelo. Se
dio un golpe tremendo contra algo que seguramente sería un coche, y
después oyó un bocinazo y unos insultos. Continuó moviéndose. Tenía que
llegar al mar. Estaban empezando a formársele ampollas en la piel.
Siguió
corriendo por el pavimento, y de repente oyó un sonido y algo se le
clavó en el brazo. Se quedó inmóvil al sentir el inconmensurable dolor,
tomando aire bajo la cortina. Se palpó el hombro y notó un dardo, como
una espiga, y la sangre caliente y espesa manando de la herida.
—¡Le di! —gritó alguien.
Era
la voz de un hombre. «De un hombre muerto», pensó Nick, con fiereza. Se
obligó a seguir moviéndose, y a los pocos pasos notó el agua en los
píes. La fría sensación era todo un alivio en su piel ardiendo. Dios, se
estaba cociendo. Unos cuantos metros más allá, se sumergió. El frescor
le calmó la piel, pero no el dolor del brazo. Se dio cuenta de que el
agua a su alrededor estaba de color rosa; se miró la herida, y vio que
estaba perdiendo mucha sangre.
Aquel maníaco le había disparado con una ballesta. Nick levantó el brazo y vio la saeta sobresaliendo por un lado. Fantástico.
Agarró
la flecha con una mano y se la sacó de un tirón, apretando los dientes
con fuerza. Dios, los mortales nunca conocerían el dolor de la misma
forma que los vampiros. Nunca.
Soltó la flecha en el océano. Tenía
que taponarse la herida de alguna forma, antes de desangrarse. Aquella
herida sólo se le cerraría durante el sueño del día, si sobrevivía hasta
entonces. Tomó arena y se la metió por ambos orificios, y después hizo
una especie de vendaje con unas algas.
Se sentía débil del dolor, y
los pulmones le pedían aire. Sabía que no moriría por no respirar, pero
era casi imposible obligarse a sí mismo a no inhalar.
Cuando miró
hacia arriba de nuevo, el cielo estaba oscuro. Lenta, muy lentamente,
empezó a ascender hacia la superficie, y cuando emergió, tomó aire
profundamente. Sintió que se le aclaraba la cabeza. Se apartó el pelo
de la cara y siguió la orilla con la mirada.
—Tendrá que salir, más tarde o más temprano.
Nick vio al hombre que había hablado. Estaba moviendo una linterna para
iluminar el agua, pero demasiado apartado del lugar donde él se
encontraba.
—Si sale ahora, nos matará a los dos —dijo el otro hombre.
—Pero...
—Hemos
fracasado. Tienes que aprender a admitir la derrota y marcharte,
Raymond. De lo contrario, no sobrevivirás para intentarlo de nuevo.
Después del anochecer, ellos tienen el control. ¿No lo entiendes? La
noche es nuestra enemiga.
Mirando a través de la oscuridad, Nick vio
al segundo hombre que estaba en la orilla. Tenía el lado izquierdo de
la cara arrugado y lleno de manchas, y la piel le tiraba del ojo,
confiriéndole una expresión grotesca. Más arriba tenía una mancha rosa, y
el pelo no le crecía.
—Apaga la luz —le dijo el hombre de las cicatrices a su compañero.
El otro obedeció.
—¿Cómo es posible que aguante tanto tiempo bajo el agua? No creía que pudieran respirar como si fueran peces, o algo así.
—No pueden. Pero tardarían mucho en morir por falta de oxígeno.
Nick empezó a nadar silenciosamente, ansioso por clavarles los colmillos en
la garganta y dejarlos secos. Él había perdido una buena cantidad, y
podría recuperarla a sus expensas. Aquellos dos estaban verdaderamente
granjeándose toda su ira. Sin embargo, antes de que pudiera
alcanzarlos, corrieron hacia el coche y se marcharon. Entonces, Joe nadó
rápidamente hacia la orilla, sin preocuparse de no hacer ruido. Salió
del agua, completamente desnudo y frío como una piedra, y miró hacia
atrás, hacia la antorcha que ardía en mitad de la noche. Aquel había
sido uno de sus hogares favoritos.
—Voy a tener que matar a esos dos, sean quienes sean.
—¿Nick?

por **ElitzJb** Lun 02 Abr 2012, 6:06 pm

NUEVA LECTORA SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu) - Página 2 88550944

SIGUELA ADORO LA NOVELA ME ENCANTAAAA
X FAVOR SIGUELA MUY PRONTO ADORO LAS NOVELAS ASI :D

por ***Stephanie*** Mar 03 Abr 2012, 2:41 pm

nelitzaJB escribió:NUEVA LECTORA

SIGUELA ADORO LA NOVELA ME ENCANTAAAA
X FAVOR SIGUELA MUY PRONTO ADORO LAS NOVELAS ASI :D

QUE BUENO QUE TE GUSTE!!!!! BIENVENIDA!!

por ***Stephanie*** Mar 03 Abr 2012, 2:45 pm

Él reconoció aquella voz, y esperó allí, chorreando agua, hasta que Sarafina salió de entre las sombras.
Estaba tan bella como siempre, con sus pañuelos de seda de colores y
sus maravillosos rizos negros. Se acercó, lo tomó por los hombros y lo
besó en las mejillas y en los labios. Él sintió su calor y notó en su aliento que acababa de alimentarse.
—¿Estás bien? —le preguntó, cuando finalmente lo soltó.
—Tengo un agujero en el hombro, pero se curará. Esos desgraciados me han quemado la casa.
—¿Los has visto?
— Sí. Se han marchado. Si no, ya estarían muertos.
—¿Había uno que tenía la cara quemada?
Mirándola con toda su atención, Nick asintió.
—¿Los conocías?
—Al de la cara quemada sí. Me siguió una noche en París. Le hubiera destrozado la garganta, si no se hubiera dado cuenta de que lo había descubierto y hubiera huido como un conejo.
Nick suspiró.
—Ese hombre es la peste.
—Ese hombre está pidiendo a gritos que lo maten.
Nick miró al cielo y sonrió, a pesar del dolor que estaba sintiendo.
—Tú crees que hay que matar a todos los mortales.
—Treinta
de los nuestros han muerto asesinados mientras dormían, Nicholas. Y ha
habido otros incendios como éste, que han estado a punto de acabar con la vida de otros tantos. Alguien conoce nuestros secretos.
Él se estremeció.
—Vamos a algún sitio donde pueda secarme —le dijo a Sarafina—. Hablaremos allí.
— Sí. Vas a atraer a una multitud, si sigues aquí desnudo.
Ella lo tomó por el brazo y lo condujo hacia una limusina negra que estaba aparcada en una curva de la carretera. Los dos entraron al asiento de atrás, y Nick casi sonrió ante la extravagancia.
El conductor no dijo nada ni pareció extrañarse al ver que su jefa había pescado a un hombre desnudo en el océano. Ni siquiera la
miró directamente a los ojos cuando ella se dirigió a él. Estaba muy
bien instruido, pensó Nick. Quizá demasiado bien. Sarafina apretó el
botón para abrir un poco el cristal que los separaba de él y le dijo:
—Llévanos a casa, querido. Y pon la calefacción aquí detrás.
El chofer se limitó a asentir suavemente mientras el cristal volvía a cerrarse. Después, el coche se puso en marcha.
Sarafina empezó a-secarle a Nick los hombros, el pecho y el pelo con un chal negro.
—Creo que es esa horrible DIP —dijo—. Tienen que estar detrás de esto.
Nick la miró significativamente, y después señaló con la cabeza al hombre que conducía.
—No seas tonto, querido. No puede oírnos con el cristal cerrado, e incluso aunque pudiera, no repetiría ni una palabra.
Nicholas miró al chofer de nuevo. Estaba muy delgado y muy pálido, y tenía la mirada vacía. No podía verle la garganta, pero el hecho de que llevara un jersey de cuello alto bajo la chaqueta azul marino hablaba por sí solo. Nick volvió a mirar a Sarafina.
—Se supone que no deberías usarlos como esclavos, Fina. Es de mala educación.
Ella se encogió de hombros.
—Al menos no los mato en el acto, a menos que me desagraden. Deja de cambiar de tema. ¿Qué hacemos con esta organización?
Él sacudió la cabeza lentamente, pensando en si terminaría con la
tristeza de aquel pobre mortal cuando terminara el trayecto. Pero, ¿de
qué serviría? Sarafina encontraría otro al que poder manejar a su
antojo. Cuanto más frecuentemente bebía un vampiro de un mortal sin
matarlo, más adicto se volvía el humano, hasta que no era más que un
gusano servil, como el chofer, que sólo deseaba sentir los colmillos de
su señora en la yugular.
—El complejo de la DIP fue destruido hace cinco años, y el gobierno dejó de financiar la organizaba. Ya no existe.
—Entonces, ¿quién se dedica a cazar vampiros?

por ***Stephanie*** Mar 03 Abr 2012, 2:47 pm

Él se encogió de hombros y desvió la mirada.
—Y aún sería más interesante saber quién les está proporcionando la información sobre nosotros. Saben donde descansamos, donde cazamos y donde vivimos. Ni siquiera la DIP, con todas sus investigaciones, tenía tanta información sobre nuestras vidas —dejó el chal húmedo en el asiento, entre ellos, y continuó—: Ésa es la persona a la
que tenemos que encontrar, Nick. Sea quien sea, tenemos que matarla...
lentamente, creo. Me gustaría ver cómo se marchita un poco, primero.
Apretó el botón del cristal y lo abrió.
—Tu muñeca, querido. Tu señora tiene hambre.
Sonriendo débilmente, el conductor le cedió su brazo y ella levantó la manga de la chaqueta y del jersey. Después hundió los colmillos en la
muñeca y estuvo alimentándose de él durante largo rato. Nick miró hacia
otro lado, pero no pudo negar que había empezado a sentir hambre.
Ella levantó la cabeza y se lamió los labios manchados.
—¿No quieres un poco, Nick? Está delicioso.
—Eres cruel, Sarafina. Mátalo y termina con esto.
Ella arqueó las cejas, como si aquellas palabras la hubieran hecho daño, y le dijo al hombre:
—Ya hemos llegado, mi amor. Detén el coche.
Él asintió y frenó. Después salió del vehículo y abrió la puerta de Sarafina.
Estaban en una autopista. El tráfico pasaba a toda velocidad a su lado. Sarafina no se levantó. Sin mirarlo, le dijo:
—Quiero que hagas algo por mí, amor.
—Cualquier cosa —susurró el hombre.
—Quiero que te des la vuelta y camines hacia el centro de la carretera.
El conductor la miró, pero no a los ojos, sino un poco más abajo.
—Sarafina... —empezó a decir Nicholas.
—Hazlo ahora —dijo ella.
Nicke
cerró los ojos y soltó un juramento entre dientes. El conductor se
volvió y salió al tráfico. Cuando lo atropellaron, el cuerpo salió
despedido unos metros más allá. Sin embargo, para entonces, Sarafina ya
había puesto el coche en marcha y se estaba alejando. Ni siquiera miró hacia atrás.

________________

—Simplemente,
no entiendo por qué no vuelves a Los Ángeles, _______. Tienes todo lo
que querías. Podrías volver triunfante, exactamente como siempre
habías querido.
—Me gusta estar aquí —respondió ella—. Vamos, David, tienes que admitir que he hecho maravillas de este lugar en cinco años.
—Estoy empezando a arrepentirme de habértelo vendido —murmuró él entre dientes. Se sentó en una butaca antigua y paseó la
mirada por aquel enorme salón. Ella sabía que estaba admirando lo que
veía. _______ había hecho que le restauraran las molduras de los techos,
y cuatro querubines los observaban desde cada esquina superior.
Ella
se sentó enfrente de David y le tendió un vaso de agua con gas. Su
propio vaso parecía idéntico, pero junto al agua también había servido
vodka. Necesitaba fuerzas. Quería mucho a David, pero, demonios,
preferiría que se marchara.
Ya no le importaba nada más que volver a los libros de Nick. Dios, la sola idea de pasar una hora sin deleitarse en sus fantasías era insoportable. Nunca había vuelto a alejarse de la casa. No quería. Y cuando dormía... oh, Dios, cuando dormía era mucho mejor. Porque él era mucho más real en sus sueños.
—
Yo creía que todo estaba decidido —continuó David—. Ibas a esconderte
aquí durante un tiempo, a lamer tus heridas, escribir tu gran éxito y
después de hacer fortuna, ibas a volver a reclamar todo lo que habías
perdido. Si hubiera sabido todo esto, no te habría dejado venir, en primer lugar. ______ apartó la mirada.
—David, no podría escribir en otro lugar. No de la misma manera. Aquí encontré mi... inspiración. No podría trabajar en otro lugar, David. —Eso son tonterías.
No. No lo eran. Nick estaba allí. Ella lo sentía allí. Sus memorias le habían devuelto la vida, pero también le habían robado la
mente y el alma de alguna forma oscura que ella no entendía. Nicholas
era real para ella. Era mucho más que un lunático que había muerto hacía
mucho tiempo y que había escrito todas sus fantasías de loco. Era
real. Vivía... dentro de ella, de alguna manera. En aquella casa.
Pero no podía explicarle nada de aquello a David. En vez de eso, se quedó mirando la gran araña que había comprado y había hecho colgar en el salón. Se preguntó si sería parecida a la que había allí cuando Nick estaba vivo.

Espero que les guste!!!!! :)

por **oli JB** Jue 05 Abr 2012, 8:09 pm

:(L): .. me encanto el capitulo .... tu novela se ha vuelto mi nueva obsecion :arre: :¬w¬: siguelaa por favorrrr :bounce: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu) - Página 2 88550944

[url][/url]

por ***Stephanie*** Sáb 07 Abr 2012, 3:07 pm

oli JB escribió: .. me encanto el capitulo .... tu novela se ha vuelto mi nueva obsecion siguelaa por favorrrr :bounce: [url][/url]

QUE BUENO QUE TE GUSTE, Perdon la demora pero estoy un poco desmotivada por que ya no se lee la novela SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu) - Página 2 188110

por ***Stephanie*** Sáb 07 Abr 2012, 3:18 pm

No había sido fácil restaurar la
casa. Y no había sido barato. Pero gracias al éxito de taquilla de sus
dos-primeras películas, había podido permitirse hacer exactamente lo
que quería. Había contratado a expertos en el periodo para que la asesoraran y para que todo resultara lo más exacto posible. Aunque mucho más lujoso.
Su tercera película había salido hacía dos meses, y ya había convertido a________ en
una mujer tan rica que estaba mucho más allá de todas sus expectativas.
Y a David, también. Y sólo les quedaba esperar a ver qué otros sueños
serían capaces de cumplir. ______ miró su reloj. —¿No es ya la hora?
—Casi. Vamos —David se levantó y le tendió la mano para ayudarla—. Dios, ______, tienes que engordar algo. No eres actriz, ¿sabes?
Ella sonrió, intentando disimular la debilidad que sentía, y el ligero mareo que sufría siempre que se levantaba de una silla demasiado deprisa.
—Nunca se está demasiado delgada ni se es demasiado rica —replicó—. Además, si todo va bien, tengo que estar en forma para poder ponerme un vestido de algún diseñador, en pocas semanas.
Claro. Como si fuera a salir de su casa, ni siquiera para aquello.
Entraron en su despacho. La
chimenea había sido sustituida por una de gas, y lo primero que
hizo________ fue encenderla. El suelo era de tablones de madera de
castaño, y estaba cubierto de alfombras orientales. El escritorio
también había sido restaurado, y el ordenador era de última tecnología.
Las
paredes estaban cubiertas de retratos de Joe que ella misma había hecho
a carboncillo. No había puesto fotografías de las películas; el actor
que hacía el papel de Joe había hecho un gran trabajo, pero no era él.
Ella conocía a Nick.
—Esto es espeluznante —dijo David, estremeciéndose mientras caminaban a través de la enorme estancia y se sentaba frente a la televisión—. ¿Es que nunca te cansas de él?
________ se detuvo ante uno de los dibujos y se quedó mirándolo.
—Conozco
todos los rasgos de su cara —susurró. Después para romper el silencio
que siguió a sus palabras, sonrió forzadamente y dijo—: Por supuesto,
eso es imposible. Es lo que mi mente ha creado del material que había en las memo... en mis guiones. Pero parece real. Lo veo en mis sueños, tan claramente como si fuera real. Incluso conozco el sonido de su voz.
—Escritores —farfulló él. Apretó un botón y se abrieron las puertas de la réplica de un armario antiguo, donde había una gran pantalla de televisión. La encendió y buscó el canal—. Yo me hartaría de él. Real o no.
—Yo podría sumergirme en él y no cansarme en absoluto. Algunas veces, creo que es eso lo que estoy haciendo: ahogarme en él.

David no respondió, y al mirarlo, ella se dio cuenta de que la estaba observando con extrañeza. ____________ dejó escapar una suave carcajada para calmar su preocupación.
—Ya sabes que los creativos somos excéntricos. No frunzas el ceño de esa manera. Te van a salir arrugas.
Él desvió la mirada con un suspiro, y sus ojos se quedaron clavados en la pantalla de la televisión. Tomó el mando a distancia y subió el volumen.
— ¡Aquí está!
La
famosa pareja que hablaba desde el estrado estaba leyendo una lista.
_______ pensó que aquello sería larguísimo Tomó un trago de su bebida y
esperó a que llegaran a la parte que le interesaba.
—En la categoría de mejor guión original, los nominados son...
Le pareció que un zumbido le llenaba la cabeza y los oídos. Ya no oía nada de lo que estaban diciendo, pero de repente vio su nombre en la pantalla, con los otros cinco.
— ________ ________ , por Twilight Hunger.
David se puso en pie de un salto, riéndose, y la abrazó. _________ se rindió a la oscuridad que invadió su mente, y se desmayó en sus brazos. Cuando abrió los ojos de nuevo, estaba tumbada en el sofá. David estaba a su lado, dándole golpecitos en la mano.
— Shh. Tranquila.. Supongo que esto significa para ti más de lo que yo había imaginado.
—No es eso... —empezó a decir ________.
Dios... La habían elegido como candidata para recibir el premio más importante de toda la
industria cinematográfica por un trabajo que no era suyo. Nunca habría
creído que aquello iría tan lejos. Y sin embargo, era cierto. Las
historias eran demasiado buenas como para que los demás no lo
reconocieran. Había algo... trascendente en ellas. Algo que conmovía al público.
—¿Te encuentras mejor?
Ella asintió, pero no hizo ademán de incorporarse. Aquello era muy extraño. Se suponía que debía sentirse... exultante en aquel momento. Entonces, ¿por qué se sentía tan vacía?

—Ahora sí que vas
a tener que venir conmigo a Los Ángeles —le dijo David, pasándose una
mano por el pelo rubio dorado, que empezaba a canear en las sienes—. Habrá entrevistas, fiestas... tienes que dejarte ver.
Ella sacudió la cabeza, intentando controlar el pánico.
—No puedo marcharme ahora.
—Pero...
—El nuevo guión está en un momento muy delicado, David. No puedo dejar de trabajar y perderlo. Y no puedo trabajar en ningún otro sitio, así que tengo que quedarme aquí.
Él cerró los ojos lentamente, intentando asimilar el significado de aquellas palabras.
—Terminaré para cuando se celebre la ceremonia de verdad. Iré entonces. Te lo prometo.
Él abrió los ojos.
—Pero... necesitas un vestido, y arreglarte el pelo, y... cariño, la gente se pasa meses preparándose para esa noche única. Dios, si esto le hubiera ocurrido a la
chica que yo conocía hace cinco años, habría querido ir a París a
comprarse un traje. Y probablemente, se habría comprado tres antes de
tomar la decisión definitiva.
Ella se incorporó muy lentamente y lo miró a los ojos.
—Ya no soy esa chica.
—No —dijo él—. No lo eres. Has cambiado, __________. Y no para mejor. Te has convertido en una ermitaña.
Ella intentó controlar su ira. David tenía razón. Si ella dijera lo que quería en realidad, le pediría que se marchara a casa, para poder volver a su reclusión. Arrastrarse entre la oscuridad aterciopelada del mundo de Nick, para poder cambiar sus memorias en líneas y frases que pudieran convertirse en realidad en la pantalla. Era casi como si estuviera intentando resucitarlo.
Pero no era suficiente. Nunca era suficiente.
—Te has enfadado conmigo —le dijo David.
—No, no. Sólo estoy... abrumada —le respondió, sonriendo—. Bueno, ¿vas a llevarme a comer por ahí para celebrarlo, o no?
Él arqueó las cejas y dejó escapar un suspiro.
—Por supuesto que sí. ¿Cuánto tardarás en arreglarte?
Ella intentó aparentar que estaba feliz, que estaba ansiosa por celebrar su éxito. Sin embargo, la verdad era que no podía esperar a estar a solas con aquel hombre que no existía, pero que la obsesionaba de noche y de día. Nicholas estaba en posesión de su mente, de su corazón, de su alma.
Nick, el hombre que había escrito sus memorias en primera persona, y que seguramente, habría creído hasta la última palabra de lo que escribía.
El había creído que era un vampiro.
Y ella casi deseaba que hubiera sido cierto.

por **Taescaab** Sáb 07 Abr 2012, 7:35 pm

ella quiere que sea cierto porque asi el estaria vivo para venia y mordisquear su cuello jaja
SIGUELA

por Contenido patrocinado

ϟ hypatia. aka Kate. MP ϟ Ver perfil.	ϟ dépayser aka Lea. MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae aka . MP ϟ Ver perfil.	ϟ Stark. aka Cande. MP ϟ Ver perfil.

ϟ Legendary. aka Steph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ chihiro aka Zoe. MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu aka Teph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Calore aka idk. MP ϟ Ver perfil.

ϟ ego. aka Kalgh/Charlie. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Asclepio. aka Gina. MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw aka Alec. MP ϟ Ver perfil.