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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :roll:
oli JB
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
—Está bien —ella terminó la cerveza, se recostó en el sofá y tomó distraídamente un periódico que había sobre la mesilla. Sacó el dominical y lo hojeó. Al rato, algo en una de las páginas captó su atención.
—Hablando del rey de Roma.
—¿Qué?
Con una sonrisa irónica, le enseñó a Joe el artículo.
Una película sobre vampiros consigue la ansiada nominación al mejor guión.
Él puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza, mientras ella leía el artículo a toda prisa. Hablaba sobre la escritora, una mujer que vivía recluida en su casa de la Costa Este, y también incluía una sinopsis del argumento del film.
—Eh... ¿Joe?
—Todavía estoy pensando.
—Sí, bueno, pues piensa también en esto. ¿No era Nick uno de los nombres que había en el cd-rom?
—Creo que sí. ¿Por qué?
—Quizá deberíamos echarle otro vistazo a ese. Y... eh... quizá deberíamos salir. Ir al cine, por ejemplo.En la
pantalla del cine, un joven se quitó el vendaje y lo arrojó al suelo,
junto a su camisa ensangrentada. Ya no estaba débil, sino que su fuerza
había vuelto y le recorría el cuerpo. Miró a su tía Sarafina, cuyos ojos
negros brillaban en la noche.
Sarafina no era humana. Su piel era demasiado suave, inmaculada. Sus
labios eran demasiado rojos, y su pelo tenía el mismo brillo que sus
ojos. Había algo más. Involuntaria e instintivamente, él inclinó la
cabeza ligeramente hacia atrás y percibió su esencia, incluso sin
olfatear el aire. Algo exótico y acre, como una mezcla de sexo y sangre.
Su olor.
—Y el tuyo también —dijo ella con suavidad. Él se dio
cuenta de que ella le había leído el pensamiento y abrió infinitamente
los ojos, sorprendido, asombrado. Después se volvió y echó a andar hacia
el bosque.
—¿Dónde crees que estás yendo, Nick?
—A casa. Al poblado. Al lugar al que pertenezco.
— Ya no puedes volver —ella no lo siguió. Se quedó donde estaba, y sin embargo, no tuvo que gritar para que él la oyera. No lo entendía. Seguía oyéndola, no importaba lo mucho que se hubiera alejado de ella.
—Eres un paria, igual que yo.
— ¡Estás mintiendo!
Cuando llegó al poblado, se extrañó de no oír ninguna música. Era su última noche en aquel campamento. Todas las cosas estaban recogidas, y aquella noche
tendría que haber una enorme hoguera con música y baile, y con
historias de aventuras del pasado. Sin embargo, sólo percibió el
silencio. Oyó el crepitar de las llamas de la hoguera y la olió mucho antes de llegar. Casi nadie hablaba. Sólo oía susurros dispersos, y el suave sonido de la tela cuando su gente caminaba de un lado a otro en el poblado.
Salió de entre los árboles y se detuvo a observar a su familia. Su abuela estaba arrodillada ante un caldero, moliendo hierbas en un mortero. Sus primos no corrían ni jugaban. Estaban sentados alrededor de la
abuela con los ojos húmedos y los hombros hundidos. Los hombres estaban
agrupados al final del campamento con caras de ira, murmurando
maldiciones. Nicholas se preguntó por qué motivo se habrían enfurecido
así. Parecía que estaban planeando violencia. Las mujeres estaban
arremolinadas alrededor de su propia tienda. Y, más allá de todas ellas, Nick oyó el llanto y los sollozos de su madre. Él se acercó.
—¿Madre? —le dijo—. ¿Qué ha ocurrido?
—Hablando del rey de Roma.
—¿Qué?
Con una sonrisa irónica, le enseñó a Joe el artículo.
Una película sobre vampiros consigue la ansiada nominación al mejor guión.
Él puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza, mientras ella leía el artículo a toda prisa. Hablaba sobre la escritora, una mujer que vivía recluida en su casa de la Costa Este, y también incluía una sinopsis del argumento del film.
—Eh... ¿Joe?
—Todavía estoy pensando.
—Sí, bueno, pues piensa también en esto. ¿No era Nick uno de los nombres que había en el cd-rom?
—Creo que sí. ¿Por qué?
—Quizá deberíamos echarle otro vistazo a ese. Y... eh... quizá deberíamos salir. Ir al cine, por ejemplo.En la
pantalla del cine, un joven se quitó el vendaje y lo arrojó al suelo,
junto a su camisa ensangrentada. Ya no estaba débil, sino que su fuerza
había vuelto y le recorría el cuerpo. Miró a su tía Sarafina, cuyos ojos
negros brillaban en la noche.
Sarafina no era humana. Su piel era demasiado suave, inmaculada. Sus
labios eran demasiado rojos, y su pelo tenía el mismo brillo que sus
ojos. Había algo más. Involuntaria e instintivamente, él inclinó la
cabeza ligeramente hacia atrás y percibió su esencia, incluso sin
olfatear el aire. Algo exótico y acre, como una mezcla de sexo y sangre.
Su olor.
—Y el tuyo también —dijo ella con suavidad. Él se dio
cuenta de que ella le había leído el pensamiento y abrió infinitamente
los ojos, sorprendido, asombrado. Después se volvió y echó a andar hacia
el bosque.
—¿Dónde crees que estás yendo, Nick?
—A casa. Al poblado. Al lugar al que pertenezco.
— Ya no puedes volver —ella no lo siguió. Se quedó donde estaba, y sin embargo, no tuvo que gritar para que él la oyera. No lo entendía. Seguía oyéndola, no importaba lo mucho que se hubiera alejado de ella.
—Eres un paria, igual que yo.
— ¡Estás mintiendo!
Cuando llegó al poblado, se extrañó de no oír ninguna música. Era su última noche en aquel campamento. Todas las cosas estaban recogidas, y aquella noche
tendría que haber una enorme hoguera con música y baile, y con
historias de aventuras del pasado. Sin embargo, sólo percibió el
silencio. Oyó el crepitar de las llamas de la hoguera y la olió mucho antes de llegar. Casi nadie hablaba. Sólo oía susurros dispersos, y el suave sonido de la tela cuando su gente caminaba de un lado a otro en el poblado.
Salió de entre los árboles y se detuvo a observar a su familia. Su abuela estaba arrodillada ante un caldero, moliendo hierbas en un mortero. Sus primos no corrían ni jugaban. Estaban sentados alrededor de la
abuela con los ojos húmedos y los hombros hundidos. Los hombres estaban
agrupados al final del campamento con caras de ira, murmurando
maldiciones. Nicholas se preguntó por qué motivo se habrían enfurecido
así. Parecía que estaban planeando violencia. Las mujeres estaban
arremolinadas alrededor de su propia tienda. Y, más allá de todas ellas, Nick oyó el llanto y los sollozos de su madre. Él se acercó.
—¿Madre? —le dijo—. ¿Qué ha ocurrido?
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
Todas las cabezas se volvieron al instante hacia él Oyó a su madre pronunciar su nombre entre sollozos, y después la vio abrirse paso entre todas las mujeres. La abuela se interpuso entre ellos.
—¡Quieto!
—le ordenó a Nick, y mantuvo las manos elevadas, con el meñique y el
índice estirados hacia él, siseando y repitiendo el gesto—. ¡He dicho
que te estés quieto!
Nicholas la miró atónito.
—Abuela... ¿qué te ocurre? Soy yo, Nick. ¿Qué...?
Su madre apartó a la vieja y se acercó a él.
—¿Eres realmente tú, hijo mío? Kevin ha dicho que te han matado. Dijo que te dispararon cuando intentabas robar una cabra.
—Si has mentido en esto... —le dijo en tono amenazante el padre de Kevin a su hijo.
—¡No he mentido! Lo dispararon. El viejo le disparó con un rifle.
—¡Tú ni siquiera estabas allí! —dijo Nick, negando instintivamente la
verdad. Sabía que si admitía lo que había ocurrido, su familia creería
que era una especie de demonio. Un vampiro, como había dicho Sarafina.
Pero no era cierto. ¡No era cierto!
—Te seguí, Nick —dijo Kevin. Tenía los ojos clavados en
él, y su mirada era desconfiada, incluso temerosa—. Sabía que habías
salido de aventura, y quería unirme a ti. Entonces vi cómo el hombre
salía de la casa y disparaba. Te vi caer.
—Y
después echaste a correr, ¿no? —le preguntó Nicholas, aferrándose a
aquella idea con desesperación—. Admítelo. Oíste el disparo, saliste
corriendo y me dejaste solo.
—Salí corriendo —admitió Kevin, avergonzado, y bajó la cabeza.
—¿Lo
veis? —Nick forzó una sonrisa nerviosa mientras miraba a su madre y a su
abuela, y también a los hombres, que se habían acercado. Las mujeres
habían reunido a sus hijos y estaban alejándolos de él tanto como era
posible. Todos aquellos ojos negros estaban clavados en
él —. No se quedó lo suficiente como para ver que el disparo no me
alcanzó. Sólo me asusté y me caí. Ni siquiera me dio, y mucho menos me
mató.
Varios de ellos miraron a Kevin para que les confirmara aquella versión. El muchacho alzó la cabeza y miró a Nicholas.
—Vi la sangre. Tú eres mi hermano, Nick, y te quiero, pero vi la sangre.
Nick se estremeció, sabiendo lo asustado que tenía que haber estado Kevin al
presenciar todo aquello. Miró a los otros hombres buscando apoyo, pero
sólo encontró la sospecha en sus ojos. Y varios de ellos ni siquiera estaban allí.
—Vuélvete, Nicholas —le dijo su abuela—. Deja que te vea la espalda.
—No vas a encontrar nada.
— ¡Vuélvete!
—¡Quieto!
—le ordenó a Nick, y mantuvo las manos elevadas, con el meñique y el
índice estirados hacia él, siseando y repitiendo el gesto—. ¡He dicho
que te estés quieto!
Nicholas la miró atónito.
—Abuela... ¿qué te ocurre? Soy yo, Nick. ¿Qué...?
Su madre apartó a la vieja y se acercó a él.
—¿Eres realmente tú, hijo mío? Kevin ha dicho que te han matado. Dijo que te dispararon cuando intentabas robar una cabra.
—Si has mentido en esto... —le dijo en tono amenazante el padre de Kevin a su hijo.
—¡No he mentido! Lo dispararon. El viejo le disparó con un rifle.
—¡Tú ni siquiera estabas allí! —dijo Nick, negando instintivamente la
verdad. Sabía que si admitía lo que había ocurrido, su familia creería
que era una especie de demonio. Un vampiro, como había dicho Sarafina.
Pero no era cierto. ¡No era cierto!
—Te seguí, Nick —dijo Kevin. Tenía los ojos clavados en
él, y su mirada era desconfiada, incluso temerosa—. Sabía que habías
salido de aventura, y quería unirme a ti. Entonces vi cómo el hombre
salía de la casa y disparaba. Te vi caer.
—Y
después echaste a correr, ¿no? —le preguntó Nicholas, aferrándose a
aquella idea con desesperación—. Admítelo. Oíste el disparo, saliste
corriendo y me dejaste solo.
—Salí corriendo —admitió Kevin, avergonzado, y bajó la cabeza.
—¿Lo
veis? —Nick forzó una sonrisa nerviosa mientras miraba a su madre y a su
abuela, y también a los hombres, que se habían acercado. Las mujeres
habían reunido a sus hijos y estaban alejándolos de él tanto como era
posible. Todos aquellos ojos negros estaban clavados en
él —. No se quedó lo suficiente como para ver que el disparo no me
alcanzó. Sólo me asusté y me caí. Ni siquiera me dio, y mucho menos me
mató.
Varios de ellos miraron a Kevin para que les confirmara aquella versión. El muchacho alzó la cabeza y miró a Nicholas.
—Vi la sangre. Tú eres mi hermano, Nick, y te quiero, pero vi la sangre.
Nick se estremeció, sabiendo lo asustado que tenía que haber estado Kevin al
presenciar todo aquello. Miró a los otros hombres buscando apoyo, pero
sólo encontró la sospecha en sus ojos. Y varios de ellos ni siquiera estaban allí.
—Vuélvete, Nicholas —le dijo su abuela—. Deja que te vea la espalda.
—No vas a encontrar nada.
— ¡Vuélvete!
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
Uno no podía desobedecer a la abuela. Nick se volvió, rezando porque hubiera podido quitarse toda la
sangre y que no quedara ningún rastro. Todo el mundo miró. Él torció el
cuello para ver lo que ocurría a su espalda y vio que su abuela lo
estaba inspeccionando minuciosamente.
—No tienes ninguna herida —dijo—. Y no veo sangre, aunque hay demasiada porquería como para estar seguro.
—¿Por qué no confiáis en
mi palabra? —preguntó Nick—. Kevin se confundió. Madre, estabas
llorando porque creías que estaba muerto. ¿Es que no puedes alegrarte
ahora que me ves con vida?
Ella lo miró con la esperanza brillándole en los ojos.
Temblando, alzó la mano para acariciarle la
cara, y Nick cerró los ojos esperando su roce cálido. Sin embargo, a su
espalda aparecieron varios hombres que salían del bosque. Cuando lo
vieron, se quedaron boquiabiertos como si fuera un fantasma. Nick miró a
su madre.
—Los enviamos para que trajeran tu cuerpo a casa, hijo —le explicó.
—Decidnos —les ordenó la abuela—. ¿Qué habéis encontrado en la granja?
El más joven del grupo, Martin, mostró algo que llevaba en
las manos. Desenroscó una tela, y Joseph se dio cuenta al instante de
lo que era. Su camisa ensangrentada y el vendaje. No pudo hacer nada
para evitar que Martin se lo mostrara a todos.
—El granjero estaba muerto —dijo Martin, en
voz baja—. Tenía dos agujeros aquí —y se señaló el cuello con dos
dedos. Nick recordó que había visto a Sarafina lanzarse al cuello del
hombre.
—¡Nosferatu! —gritó la abuela. Agarró a la madre de Nick y tiró de ella para alejarla. Después comenzó a gesticular de nuevo para ahuyentar a Nick—. ¡Déjanos en paz, demonio! ¡Vete, sigue tu camino!
Como uno solo, todos los miembros del campamento se alejaron de él, caminando hacia la hoguera. Él sacudió la cabeza y levantó una mano hacia ellos, rogándoles.
—¡Por favor! ¡Yo no soy un demonio! Soy exactamente igual que antes. Soy Nick —entre toda la multitud, encontró los ojos de su madre—. ¡Soy tu hijo!
—Mi hijo está muerto —las palabras fueron bajas, profundas, llenas de dolor.
—¡No!
—Fue Sarafina, ¿verdad, hijo? —le preguntó la abuela—. Llegó a tu lado cuando estabas agonizando. Te pasó la maldición, ¿verdad?
—¡No!
La abuela escupió en el suelo.
—Ya lo veremos, joven demonio. El sol está a punto de salir. El alma de nuestro Nick descansará en paz cuando tu cuerpo se queme.
La madre de Nick se volvió hacia el este y miró el cielo, cada vez más pálido.
sangre y que no quedara ningún rastro. Todo el mundo miró. Él torció el
cuello para ver lo que ocurría a su espalda y vio que su abuela lo
estaba inspeccionando minuciosamente.
—No tienes ninguna herida —dijo—. Y no veo sangre, aunque hay demasiada porquería como para estar seguro.
—¿Por qué no confiáis en
mi palabra? —preguntó Nick—. Kevin se confundió. Madre, estabas
llorando porque creías que estaba muerto. ¿Es que no puedes alegrarte
ahora que me ves con vida?
Ella lo miró con la esperanza brillándole en los ojos.
Temblando, alzó la mano para acariciarle la
cara, y Nick cerró los ojos esperando su roce cálido. Sin embargo, a su
espalda aparecieron varios hombres que salían del bosque. Cuando lo
vieron, se quedaron boquiabiertos como si fuera un fantasma. Nick miró a
su madre.
—Los enviamos para que trajeran tu cuerpo a casa, hijo —le explicó.
—Decidnos —les ordenó la abuela—. ¿Qué habéis encontrado en la granja?
El más joven del grupo, Martin, mostró algo que llevaba en
las manos. Desenroscó una tela, y Joseph se dio cuenta al instante de
lo que era. Su camisa ensangrentada y el vendaje. No pudo hacer nada
para evitar que Martin se lo mostrara a todos.
—El granjero estaba muerto —dijo Martin, en
voz baja—. Tenía dos agujeros aquí —y se señaló el cuello con dos
dedos. Nick recordó que había visto a Sarafina lanzarse al cuello del
hombre.
—¡Nosferatu! —gritó la abuela. Agarró a la madre de Nick y tiró de ella para alejarla. Después comenzó a gesticular de nuevo para ahuyentar a Nick—. ¡Déjanos en paz, demonio! ¡Vete, sigue tu camino!
Como uno solo, todos los miembros del campamento se alejaron de él, caminando hacia la hoguera. Él sacudió la cabeza y levantó una mano hacia ellos, rogándoles.
—¡Por favor! ¡Yo no soy un demonio! Soy exactamente igual que antes. Soy Nick —entre toda la multitud, encontró los ojos de su madre—. ¡Soy tu hijo!
—Mi hijo está muerto —las palabras fueron bajas, profundas, llenas de dolor.
—¡No!
—Fue Sarafina, ¿verdad, hijo? —le preguntó la abuela—. Llegó a tu lado cuando estabas agonizando. Te pasó la maldición, ¿verdad?
—¡No!
La abuela escupió en el suelo.
—Ya lo veremos, joven demonio. El sol está a punto de salir. El alma de nuestro Nick descansará en paz cuando tu cuerpo se queme.
La madre de Nick se volvió hacia el este y miró el cielo, cada vez más pálido.
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
Después corrió hacia él y le puso las manos en el pecho.
—¡Vete, Nick! Vete corriendo. No podría soportar perderte dos veces.
—¿Madre? Yo...
—¡Vete! ¡Tienes que cubrirte!
—No le hagas favores, hija —murmuró la abuela.
Entonces, Nick sintió algo que nunca había experimentado. Un calor insoportable que le abrasaba la
piel a medida que los primeros rayos de sol atravesaban el cielo,
disparados como flechas desde el horizonte, atravesándolo allí mismo.
—¡Ah! —se agachó y apretó los dientes. De su cuerpo empezaron a salir pequeñas espirales de humo.
—¡Corre! ¡Corre al bosque, Nick! ¡Tienes que buscar un refugio! —le gritó su madre.
El
calor era insoportable. Nicholas se volvió y corrió. Los árboles le
dieron alivio, pero sólo durante unos segundos, mientras corría hacia la espesura con el corazón acelerado y la mente en
un torbellino. Se metió bajo un montón de hojas caídas, tapándose por
completo. Allí se quedó inmóvil, esperando a que él dolor remitiera.
Tenía que pensar. Tenía que entender lo que le estaba sucediendo.
Sin embargo, sintió pesadez en la
cabeza, y sus ojos, llenos de lágrimas, empezaron a cerrársele. Luchó
por mantenerse despierto. Dios, ¿cómo era posible que se durmiera cuando
todo su mundo acababa de derrumbarse? Pero no podía resistir el sueño.
De hecho, no era sueño. Era, pensó aterrorizado, como morir...
__________ se levantó y salió corriendo del cine. Nick, que había estado viendo los eventos de su propia vida recreados en una pantalla, completamente atónito y cada vez más furioso, la
vio marcharse y se levantó lentamente para seguirla. Ella había hecho
aquello. De alguna forma, había conocido sus secretos y se los había
contado al mundo entero.
Iba a pagar por ello. Aquella noche.
—¡Vete, Nick! Vete corriendo. No podría soportar perderte dos veces.
—¿Madre? Yo...
—¡Vete! ¡Tienes que cubrirte!
—No le hagas favores, hija —murmuró la abuela.
Entonces, Nick sintió algo que nunca había experimentado. Un calor insoportable que le abrasaba la
piel a medida que los primeros rayos de sol atravesaban el cielo,
disparados como flechas desde el horizonte, atravesándolo allí mismo.
—¡Ah! —se agachó y apretó los dientes. De su cuerpo empezaron a salir pequeñas espirales de humo.
—¡Corre! ¡Corre al bosque, Nick! ¡Tienes que buscar un refugio! —le gritó su madre.
El
calor era insoportable. Nicholas se volvió y corrió. Los árboles le
dieron alivio, pero sólo durante unos segundos, mientras corría hacia la espesura con el corazón acelerado y la mente en
un torbellino. Se metió bajo un montón de hojas caídas, tapándose por
completo. Allí se quedó inmóvil, esperando a que él dolor remitiera.
Tenía que pensar. Tenía que entender lo que le estaba sucediendo.
Sin embargo, sintió pesadez en la
cabeza, y sus ojos, llenos de lágrimas, empezaron a cerrársele. Luchó
por mantenerse despierto. Dios, ¿cómo era posible que se durmiera cuando
todo su mundo acababa de derrumbarse? Pero no podía resistir el sueño.
De hecho, no era sueño. Era, pensó aterrorizado, como morir...
__________ se levantó y salió corriendo del cine. Nick, que había estado viendo los eventos de su propia vida recreados en una pantalla, completamente atónito y cada vez más furioso, la
vio marcharse y se levantó lentamente para seguirla. Ella había hecho
aquello. De alguna forma, había conocido sus secretos y se los había
contado al mundo entero.
Iba a pagar por ello. Aquella noche.
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
Santo Cielo que buen capitulo...!!! siguela porfavor me encanta...!!! besos
Bianca
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
Joe había leído el expediente completo del DIP sobre el supuesto vampiro, Nick, antes de ver la película que Demi tenía tantas ganas de ver. Se había estrenado hacía dos meses, pero en aquel momento, con la nominación para el premio al mejor guión, casi no había ninguna butaca libre. Demi se las había arreglado para conseguir dos entradas en un cine cercano a casa de Joe mientras él se quedaba en casa leyendo, y ella había vuelto para decirle que todavía quedaban dos horas hasta que empezara la película.
Durante ese tiempo, habían estado repasando juntos el expediente, así que cuando vieron la película, sabían que era la misma historia. No tan seca como en la versión oficial, en realidad. Mucho más fascinante.
Sin embargo, en lo principal ambas versiones coincidían. Un muchacho gitano que recibía un disparo mortal y que era transformado en vampiro por una tía exótica que nunca envejecía. La única diferencia era que el film transmitía comprensión por el vampiro. Aparecía como un ser herido y solitario, maldito y perseguido. El expediente lo retrataba como un animal vicioso que tenía que ser exterminado.
Lou sabía que nunca podría convencer a Demi de que ambas versiones eran estupideces.
—¿Ahora te das cuenta de lo que estoy hablando, Joe?
Él caminaba a su lado mientras salían de la sala.
—De lo único que me doy cuenta es de que tu información secreta no es tan secreta, al fin y al cabo.
—Si eso fuera cierto, sería del domino público. Algún reportero de investigación habría dado con este informe. Lou, esto es real. Tenemos los mismos hechos contados por dos fuentes diferentes. La escritora del guión sabe mucho más que nosotros acerca de todo esto. Tenemos que hablar con ella.
Cuando entraron en el coche, Joe se volvió hacia ella.
—No quiero hablar más contigo sobre esto. Mañana por la mañana, voy a pedir unos cuantos favores que me deben.
—No.
—Tengo un amigo que trabaja para la CÍA. No es un pez gordo, pero de todas formas sabrá a quién puede preguntarle sobre esto... Sobre esta basura del DIP.
—Joe, no.
—Soy policía, Demi. No voy a tragarme este cuento. No puedo hacerlo, sin pruebas.
Entonces ella le tomó la cara entre las manos y se acercó mucho a él. Tanto, que Lou sintió su respiración. Olía a palomitas calientes, y era igual de tentadora.
—No se lo digas a nadie, Joe, por favor. Es demasiado peligroso.
El se fijó en que aquellos enormes ojos verdes reflejaban miedo. Y no había visto a Demetria Devonne Lovato asustada muy a menudo. Cuando aquello ocurría, significaba algo. Demonios, ojalá no se acercara tanto a él. Suspirando, levantó una mano y le revolvió el pelo cariñosamente, alejando su cara de él en el proceso.
—Está bien. De acuerdo. No diré nada.
—Y tenemos que buscar a la escritora. ______ _________. Y hablar con ella.
Él suspiró, puso en marcha el motor y condujo hasta casa de Maxie.
—Lo pensaré —le dijo cuando se despidieron.
—Lo haré contigo o sin ti, Joe.
—Escucha, Demi. Tienes que tener paciencia. Dame unos cuantos días para revisar todo esto —y blandió el dedo índice ante su nariz, como si fuera su padre—. Y ni una palabra a Lydia mientras tanto, ¿entendido?
—¿Ni una palabra a Lydia sobre qué, Joe? —preguntó una voz.
Él volvió la cabeza y vio a Lydia en persona, al lado del coche. Parecía que había estado esperando a que Maxie llegara a casa.
—Ven conmigo, Lydia —le dijo Demi mientras salía del coche y se encaminaba hacia su casa—. Te lo explicaré todo. Nos vemos luego, Joe.
—Pero...
—Hasta luego, Lou —le dijo Lydia.
Joe sacudió la cabeza, preguntándose cómo era posible que hubiera perdido tan rápido el control de la situación.
—Escucha, Lydia, te diga lo que te diga, no son nada más que conjeturas.
Lydia echó a andar tras Demi sin prestarle atención.
— ¡No hagáis nada sin llamarme primero! ¿Entendido?
Demi miró hacia atrás por encima de su hombro mientras abría la puerta.
—Por supuesto que no. No sería divertido sin ti.
Las dos entraron en la casa y la puerta se cerró.
Joe no se fue a casa. Volvió a la comisaría, porque allí era donde guardaba todos los teléfonos de los contactos que tenía. Llamó a su amigo y le pidió que averiguara lo que pudiera sobre una supuesta agencia secreta de la CÍA, llamada DIP.
Entonces volvió a casa de Demi y aparcó cerca para vigilar el lugar durante toda la noche.
Durante ese tiempo, habían estado repasando juntos el expediente, así que cuando vieron la película, sabían que era la misma historia. No tan seca como en la versión oficial, en realidad. Mucho más fascinante.
Sin embargo, en lo principal ambas versiones coincidían. Un muchacho gitano que recibía un disparo mortal y que era transformado en vampiro por una tía exótica que nunca envejecía. La única diferencia era que el film transmitía comprensión por el vampiro. Aparecía como un ser herido y solitario, maldito y perseguido. El expediente lo retrataba como un animal vicioso que tenía que ser exterminado.
Lou sabía que nunca podría convencer a Demi de que ambas versiones eran estupideces.
—¿Ahora te das cuenta de lo que estoy hablando, Joe?
Él caminaba a su lado mientras salían de la sala.
—De lo único que me doy cuenta es de que tu información secreta no es tan secreta, al fin y al cabo.
—Si eso fuera cierto, sería del domino público. Algún reportero de investigación habría dado con este informe. Lou, esto es real. Tenemos los mismos hechos contados por dos fuentes diferentes. La escritora del guión sabe mucho más que nosotros acerca de todo esto. Tenemos que hablar con ella.
Cuando entraron en el coche, Joe se volvió hacia ella.
—No quiero hablar más contigo sobre esto. Mañana por la mañana, voy a pedir unos cuantos favores que me deben.
—No.
—Tengo un amigo que trabaja para la CÍA. No es un pez gordo, pero de todas formas sabrá a quién puede preguntarle sobre esto... Sobre esta basura del DIP.
—Joe, no.
—Soy policía, Demi. No voy a tragarme este cuento. No puedo hacerlo, sin pruebas.
Entonces ella le tomó la cara entre las manos y se acercó mucho a él. Tanto, que Lou sintió su respiración. Olía a palomitas calientes, y era igual de tentadora.
—No se lo digas a nadie, Joe, por favor. Es demasiado peligroso.
El se fijó en que aquellos enormes ojos verdes reflejaban miedo. Y no había visto a Demetria Devonne Lovato asustada muy a menudo. Cuando aquello ocurría, significaba algo. Demonios, ojalá no se acercara tanto a él. Suspirando, levantó una mano y le revolvió el pelo cariñosamente, alejando su cara de él en el proceso.
—Está bien. De acuerdo. No diré nada.
—Y tenemos que buscar a la escritora. ______ _________. Y hablar con ella.
Él suspiró, puso en marcha el motor y condujo hasta casa de Maxie.
—Lo pensaré —le dijo cuando se despidieron.
—Lo haré contigo o sin ti, Joe.
—Escucha, Demi. Tienes que tener paciencia. Dame unos cuantos días para revisar todo esto —y blandió el dedo índice ante su nariz, como si fuera su padre—. Y ni una palabra a Lydia mientras tanto, ¿entendido?
—¿Ni una palabra a Lydia sobre qué, Joe? —preguntó una voz.
Él volvió la cabeza y vio a Lydia en persona, al lado del coche. Parecía que había estado esperando a que Maxie llegara a casa.
—Ven conmigo, Lydia —le dijo Demi mientras salía del coche y se encaminaba hacia su casa—. Te lo explicaré todo. Nos vemos luego, Joe.
—Pero...
—Hasta luego, Lou —le dijo Lydia.
Joe sacudió la cabeza, preguntándose cómo era posible que hubiera perdido tan rápido el control de la situación.
—Escucha, Lydia, te diga lo que te diga, no son nada más que conjeturas.
Lydia echó a andar tras Demi sin prestarle atención.
— ¡No hagáis nada sin llamarme primero! ¿Entendido?
Demi miró hacia atrás por encima de su hombro mientras abría la puerta.
—Por supuesto que no. No sería divertido sin ti.
Las dos entraron en la casa y la puerta se cerró.
Joe no se fue a casa. Volvió a la comisaría, porque allí era donde guardaba todos los teléfonos de los contactos que tenía. Llamó a su amigo y le pidió que averiguara lo que pudiera sobre una supuesta agencia secreta de la CÍA, llamada DIP.
Entonces volvió a casa de Demi y aparcó cerca para vigilar el lugar durante toda la noche.
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
*-* .. dioss siguellaaaa ..... :cheers:
:D me encanta la amo
:D me encanta la amo
oli JB
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
13
________ sintió que una mano se le posaba en el hombro con suavidad mientras estaba sentada en la playa, llorando.
—¿Por qué lloras?
Era la voz de una mujer, profunda y rica, con un ligero acento. ________ levantó la cabeza y se secó las lágrimas de las mejillas. Casi no veía a la mujer. Era una visión borrosa de alguien alto y esbelto. Tenía el pelo negro y llevaba un abrigo de color rojo oscuro.
—Oh, Dios, debe usted pensar que soy idiota.
—No. A mí también me ha afectado mucho la película. No tanto como a ti, sin embargo —dijo, y se sentó en la arena, junto a _________.
—¿Estaba usted en el cine?
—Mmm. Te vi salir corriendo, llorando, y me preocupé.
Finalmente, a ______ se le aclararon los ojos y pudo ver a la mujer. El abrigo le llegaba casi hasta los pies, y llevaba unas botas de cuero negro y guantes del mismo color. Tenía el pelo espeso y rizado, e iba muy maquillada, demasiado, para el gusto de ______. Estaba mirando al mar.
—¿Por qué has salido corriendo del cine, de esa manera?
____--- bajó la cabeza y la sacudió lentamente. Parecía que la mujer no sabía quién era ella, y prefería que las cosas continuaran así.
—La historia me parece muy real. La he visto una docena de veces —y más, en su mente—. Y cada vez, reacciono de la misma forma cada vez que su familia lo rechaza de esa forma. Lo envían solo a un mundo de oscuridad. Supongo que me afecta en algún sentido.
—Mmm. A mí también. Mi familia me trató de la misma forma —se volvió y miró a _______ a los ojos—. Supongo que a ti también, ¿verdad?
—Sí —respondió ella, sin querer. Como si la mujer le hubiera sacado las palabras. Tenía unos ojos asombrosos, negros, brillantes. Hacía tiempo que había anochecido, y las olas rompían con suavidad en la orilla, bajo el cielo lleno de estrellas.
—Cuéntamelo —le dijo la mujer, con la voz baja y suave. Persuasiva.
—Yo... nunca tuve una relación profunda con mis padres. Sólo después de que murieran supe que era adoptada.
—Ahh —dijo la mujer, dejando escapar un suspiro—. Pobre. Y tú te preguntaste por tu familia real. Por tu sangre —mientras hablaba, le apartó el pelo del hombro a ________, y siguió con su mirada la línea desde la barbilla hasta el cuello. ________ sintió que la piel le ardía.
— Sí —respondió—. Me pregunto cómo eran.
—Quizá es por tu historia por lo que sientes tanta empatia con Nick, el vampiro de la película.
—O quizá sea porque vivo en su casa.
________ sintió que una mano se le posaba en el hombro con suavidad mientras estaba sentada en la playa, llorando.
—¿Por qué lloras?
Era la voz de una mujer, profunda y rica, con un ligero acento. ________ levantó la cabeza y se secó las lágrimas de las mejillas. Casi no veía a la mujer. Era una visión borrosa de alguien alto y esbelto. Tenía el pelo negro y llevaba un abrigo de color rojo oscuro.
—Oh, Dios, debe usted pensar que soy idiota.
—No. A mí también me ha afectado mucho la película. No tanto como a ti, sin embargo —dijo, y se sentó en la arena, junto a _________.
—¿Estaba usted en el cine?
—Mmm. Te vi salir corriendo, llorando, y me preocupé.
Finalmente, a ______ se le aclararon los ojos y pudo ver a la mujer. El abrigo le llegaba casi hasta los pies, y llevaba unas botas de cuero negro y guantes del mismo color. Tenía el pelo espeso y rizado, e iba muy maquillada, demasiado, para el gusto de ______. Estaba mirando al mar.
—¿Por qué has salido corriendo del cine, de esa manera?
____--- bajó la cabeza y la sacudió lentamente. Parecía que la mujer no sabía quién era ella, y prefería que las cosas continuaran así.
—La historia me parece muy real. La he visto una docena de veces —y más, en su mente—. Y cada vez, reacciono de la misma forma cada vez que su familia lo rechaza de esa forma. Lo envían solo a un mundo de oscuridad. Supongo que me afecta en algún sentido.
—Mmm. A mí también. Mi familia me trató de la misma forma —se volvió y miró a _______ a los ojos—. Supongo que a ti también, ¿verdad?
—Sí —respondió ella, sin querer. Como si la mujer le hubiera sacado las palabras. Tenía unos ojos asombrosos, negros, brillantes. Hacía tiempo que había anochecido, y las olas rompían con suavidad en la orilla, bajo el cielo lleno de estrellas.
—Cuéntamelo —le dijo la mujer, con la voz baja y suave. Persuasiva.
—Yo... nunca tuve una relación profunda con mis padres. Sólo después de que murieran supe que era adoptada.
—Ahh —dijo la mujer, dejando escapar un suspiro—. Pobre. Y tú te preguntaste por tu familia real. Por tu sangre —mientras hablaba, le apartó el pelo del hombro a ________, y siguió con su mirada la línea desde la barbilla hasta el cuello. ________ sintió que la piel le ardía.
— Sí —respondió—. Me pregunto cómo eran.
—Quizá es por tu historia por lo que sientes tanta empatia con Nick, el vampiro de la película.
—O quizá sea porque vivo en su casa.
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
La mujer abrió mucho los ojos. Su voz ya no sonó suave, sino algo crispada.
—¿Qué quieres decir con eso, criatura?
¿En qué estaba pensando? Dios, una metedura de pata como aquella podría terminar con toda su carrera. Nunca admitiría que el protagonista de sus películas era la creación de otra persona, y mucho menos que ella vivía en una casa que había sido de Nick. Si lo hacía, todo lo demás se sabría también. Se sabría que había plagiado sus divagaciones y su locura para crear su trabajo. Intentó sonreír, y sacudió la cabeza.
—Me refiero a que la casa de una de las películas se parece mucho a la mía, eso es todo.
—Oh.
______ tuvo la sensación de que la mujer no la había creído. Se puso de pie y se sacudió la arena de los pantalones, volviéndose hacia la mujer mientras lo hacía.
—Debería irme, se está haciendo tarde...
No había nadie.
_____ parpadeó y miró en todas direcciones, incluso hacia el agua, pero no vio a nadie.
Dios, ¿se habría imaginado también a aquella mujer morena? Se puso una mano en la frente y cerró los ojos.
—Quizá sea que necesito escaparme de aquí durante una temporada. Sólo una temporada.
Pero, incluso mientras se lo decía a sí misma, sabía que aquello no era posible. No podía marcharse. No era sólo una cuestión de querer hacerlo. En el momento en el que pronunció aquellas palabras, se sintió enferma, presa del pánico. No podía... dejarlo.
—¿Qué demonios te crees que estabas haciendo con esa chica, Sarafina? —le preguntó Nick, y su tono era duro. Demasiado duro, quizá, porque hizo que Sarafina arqueara las cejas interrogativamente.
—Entonces, la conoces. Mmm. ¿Qué es para ti?
—Nada —le soltó la respuesta sin mirarla, para que no se diera cuenta—. ¿Qué estás haciendo aquí? No podía creerlo cuando sentí tu presencia en el cine.
Sarafina se encogió de hombros inocentemente, aunque él sabía demasiado bien que no había ni una pizca de inocencia en ella.
—He venido a verte. No pude evitar sentir que estabas en la sala cuando pasaba por allí, así que entré. Imagínate mi sorpresa cuando vi nuestra historia en la pantalla.
Él cerró los ojos, incapaz de responder a aquello. Se había quedado en estado de shock cuando había visto su vida en el cine. Le parecía que era otra traición, especialmente, al haber averiguado la verdad. Era _______. Ella había escrito el guión.
Una vez más, una mujer que decía que lo quería lo había traicionado contándoles sus secretos a sus enemigos. A todos. Al mundo entero.
—¿Qué quieres decir con eso, criatura?
¿En qué estaba pensando? Dios, una metedura de pata como aquella podría terminar con toda su carrera. Nunca admitiría que el protagonista de sus películas era la creación de otra persona, y mucho menos que ella vivía en una casa que había sido de Nick. Si lo hacía, todo lo demás se sabría también. Se sabría que había plagiado sus divagaciones y su locura para crear su trabajo. Intentó sonreír, y sacudió la cabeza.
—Me refiero a que la casa de una de las películas se parece mucho a la mía, eso es todo.
—Oh.
______ tuvo la sensación de que la mujer no la había creído. Se puso de pie y se sacudió la arena de los pantalones, volviéndose hacia la mujer mientras lo hacía.
—Debería irme, se está haciendo tarde...
No había nadie.
_____ parpadeó y miró en todas direcciones, incluso hacia el agua, pero no vio a nadie.
Dios, ¿se habría imaginado también a aquella mujer morena? Se puso una mano en la frente y cerró los ojos.
—Quizá sea que necesito escaparme de aquí durante una temporada. Sólo una temporada.
Pero, incluso mientras se lo decía a sí misma, sabía que aquello no era posible. No podía marcharse. No era sólo una cuestión de querer hacerlo. En el momento en el que pronunció aquellas palabras, se sintió enferma, presa del pánico. No podía... dejarlo.
—¿Qué demonios te crees que estabas haciendo con esa chica, Sarafina? —le preguntó Nick, y su tono era duro. Demasiado duro, quizá, porque hizo que Sarafina arqueara las cejas interrogativamente.
—Entonces, la conoces. Mmm. ¿Qué es para ti?
—Nada —le soltó la respuesta sin mirarla, para que no se diera cuenta—. ¿Qué estás haciendo aquí? No podía creerlo cuando sentí tu presencia en el cine.
Sarafina se encogió de hombros inocentemente, aunque él sabía demasiado bien que no había ni una pizca de inocencia en ella.
—He venido a verte. No pude evitar sentir que estabas en la sala cuando pasaba por allí, así que entré. Imagínate mi sorpresa cuando vi nuestra historia en la pantalla.
Él cerró los ojos, incapaz de responder a aquello. Se había quedado en estado de shock cuando había visto su vida en el cine. Le parecía que era otra traición, especialmente, al haber averiguado la verdad. Era _______. Ella había escrito el guión.
Una vez más, una mujer que decía que lo quería lo había traicionado contándoles sus secretos a sus enemigos. A todos. Al mundo entero.
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
—Parece que también tenía un efecto inquietante en la muchacha, quienquiera que fuese. Fíjate en la forma en que salió corriendo del cine —Sarafina clavó sus ojos en él—. Te lo preguntaré de nuevo. ¿Qué es ella para ti, JNick?
—Es una mortal inocente, y nada más —no le dijo que había estado muy cerca, escuchando cada palabra de la conversación que había tenido con _____. Había creído que tendría que intervenir.
—Oh, es mucho más que una mortal común y corriente. Mucho, mucho más —dijo ella, y lo tomó de la mano. Pasearon por la playa, a dos kilómetros del lugar en el que Sarafina había estado hablando con la chica—. Pero ya llegaremos a eso. ¿Por qué me has interrumpido cuando estaba teniendo una conversación tan esclarecedora con la muchacha?
—Para evitar que saltases a su yugular, querida tía. Es de aquí, y la echarían de menos.
A decir verdad, él había estado siguiendo a ________ con la misma idea, destruirla. Pero cuando había visto a Sarafina, sedienta de sangre, a su lado, había sentido una puñalada de miedo y el instinto irresistible de protegerla. Le había gritado a Sarafina con la mente, y ella había respondido yendo a su lado con tanta rapidez que el ojo humano no habría podido detectarlo.
—Esto demuestra lo mal que te he enseñado —dijo ella—, y lo aislado que has estado durante todos estos años. No podría haberle hecho daño aunque hubiera querido. Ella es una elegida.
Él asintió.
—Eso ya lo he deducido por mí mismo. Pero tengo que admitir que sé muy poco sobre ello, aparte del hecho de que comparten el mismo antígeno que nosotros, y de que pueden convertirse en lo que somos. - Suspirando, Sarafina asintió.
—Yo sabía que estaba en el cine antes de que hubiera pasado un segundo —dijo. Se detuvo cuando llegaron a una gran roca, y se sentó encima como si fuera una reina sentándose en su trono. Joe se quedó a su lado, mirándola, mientras ella miraba el mar—. Nosotros sentimos su presencia. Eso ya lo sabes. Y no podemos hacerles daño.
—¿No podemos? —él reflexionó sobre aquello durante unos instantes—. Creía que no nos sentíamos inclinados a hacerlo. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si lo intentáramos?
Ella lo miró rápidamente.
—¿Tienes alguna razón para querer hacerle daño a esa chica?
—Casi no la conozco —respondió él, desviando la mirada.
Sarafina se encogió de hombros de nuevo.
—Si lo intentáramos... bueno, no estoy segura de lo que ocurriría. La verdad es que nos sentimos obligados a protegerlos, cuando nos cruzamos con ellos.
Aquello explicó su impulso de interponerse entre _____ y su tía.
—Y viven muy poco tiempo, ¿sabes?
Él se quedó sorprendido. ______- se lo había dicho, pero él no lo había creído.
—No, no lo sabía —mintió él. No quería decirle a su tía lo mucho que él y _____ se habían comunicado.
—Mmm. No viven más de treinta años mortales, en la gran mayoría de los casos. Parece que ella se está deteriorando mucho.
—¿Y qué se puede hacer? —le preguntó, mirándole la cara.
—Nada. Transformarla, o dejarla morir. Es una elección muy fácil, en realidad. Dicen que por cada vampiro existe un elegido con el cual el vínculo psicológico es más fuerte. Yo siempre he pensado que eso es una estupidez. Es romanticismo, y nada más.
—¿Oh, de verdad? ¿Me estás diciendo que tu vínculo conmigo no era así?
—Mi vínculo contigo no era nada de eso, Nick. Tú eres de mi familia. Eres mi sobrino. El único de mi clan que tenía conexión conmigo. Yo te quería por esa razón —dijo ella, mirando al mar de nuevo. "El viento le apartó los rizos de los hombros—. No. Se dice que este otro vínculo es mucho más fuerte, y que los vampiros pueden incluso comunicarse mentalmente con sus elegidos. También se crea un extremo apetito sexual entre los dos, y se intensifica cuando comparten la sangre. Ella miró a Joe y él apartó la mirada.
—¿Está viviendo en tu casa, Nick?
Él controló su expresión y disimuló sus pensamientos.
—Sí.
—Entonces, ¿dónde estás viviendo tú? Él no quería que Sarafina viera el interior de la casa de _______. Se daría cuenta de que era ella la que estaba escribiendo los guiones de las películas. Aunque aquel secreto no podría ser mantenido durante mucho tiempo, si Sarafina se quedaba en el pueblo. Sin embargo, cuanto más tiempo se mantuviera, mejor. Nick pensó que si alguien era capaz de pasar por encima del instinto de proteger a los elegidos, ésa era Sarafina. Y lo haría, si averiguaba la verdad. Mataría a la chica, sin importarle las consecuencias.
—En una cueva. Nada que te resultara agradable.
Ella arqueó una ceja.
— Se alquila una casa muy cerca de aquí. ¿Quieres que la consiga?
Él asintió ligeramente, pensando en cuánto deseaba ver a ____ aquella noche, preguntándose cómo demonios se iba a librar de su tía.
—Esa será nuestra misión esta noche —dijo ella—. Mañana por la noche veremos la película de nuevo, entera. Y tenemos que averiguar quién le está contando la historia a los productores, y cómo consiguió la información. Pero esta noche tenemos que conseguir esa casa. Está bastante aislada. Podemos quedarnos allí hoy, y nadie lo sabrá.
Nick asintió lentamente, pensando.
—Vete tú primero —le susurró—. Yo iré de madrugada. Tengo que... alimentarme.
—Está bien. La casa estará preparada. Está al norte del pueblo. Es una casa victoriana, que ahora han pintado de un horrible amarillo.
Él asintió. Sabía exactamente a qué casa se estaba refiriendo Sarafina.
—Francamente, me sorprende que a estas alturas no la hayas alquilado para ti.
¿Y para qué iba a hacerlo? Había estado viviendo bajo los pies de la mujer que su cuerpo ansiaba. Y ya sabía por qué la deseaba tanto, aunque aquello no sirviera para aplacar su apetito.
—Yo necesito muy poco para estar cómodo, Sarafina.
Ella se acercó, le agarró el cuello y lo besó en los labios.
—Ven antes del amanecer, amor, o saldré a buscarte.
—Lo haré.
Entonces, se marchó. Él esperó hasta que sus sentidos no pudieron percibir su presencia en las cercanías, y se fue a buscar a _______. Ya no podía jugar más con ella. Necesitaba respuestas, en aquel mismo momento.
—Es una mortal inocente, y nada más —no le dijo que había estado muy cerca, escuchando cada palabra de la conversación que había tenido con _____. Había creído que tendría que intervenir.
—Oh, es mucho más que una mortal común y corriente. Mucho, mucho más —dijo ella, y lo tomó de la mano. Pasearon por la playa, a dos kilómetros del lugar en el que Sarafina había estado hablando con la chica—. Pero ya llegaremos a eso. ¿Por qué me has interrumpido cuando estaba teniendo una conversación tan esclarecedora con la muchacha?
—Para evitar que saltases a su yugular, querida tía. Es de aquí, y la echarían de menos.
A decir verdad, él había estado siguiendo a ________ con la misma idea, destruirla. Pero cuando había visto a Sarafina, sedienta de sangre, a su lado, había sentido una puñalada de miedo y el instinto irresistible de protegerla. Le había gritado a Sarafina con la mente, y ella había respondido yendo a su lado con tanta rapidez que el ojo humano no habría podido detectarlo.
—Esto demuestra lo mal que te he enseñado —dijo ella—, y lo aislado que has estado durante todos estos años. No podría haberle hecho daño aunque hubiera querido. Ella es una elegida.
Él asintió.
—Eso ya lo he deducido por mí mismo. Pero tengo que admitir que sé muy poco sobre ello, aparte del hecho de que comparten el mismo antígeno que nosotros, y de que pueden convertirse en lo que somos. - Suspirando, Sarafina asintió.
—Yo sabía que estaba en el cine antes de que hubiera pasado un segundo —dijo. Se detuvo cuando llegaron a una gran roca, y se sentó encima como si fuera una reina sentándose en su trono. Joe se quedó a su lado, mirándola, mientras ella miraba el mar—. Nosotros sentimos su presencia. Eso ya lo sabes. Y no podemos hacerles daño.
—¿No podemos? —él reflexionó sobre aquello durante unos instantes—. Creía que no nos sentíamos inclinados a hacerlo. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si lo intentáramos?
Ella lo miró rápidamente.
—¿Tienes alguna razón para querer hacerle daño a esa chica?
—Casi no la conozco —respondió él, desviando la mirada.
Sarafina se encogió de hombros de nuevo.
—Si lo intentáramos... bueno, no estoy segura de lo que ocurriría. La verdad es que nos sentimos obligados a protegerlos, cuando nos cruzamos con ellos.
Aquello explicó su impulso de interponerse entre _____ y su tía.
—Y viven muy poco tiempo, ¿sabes?
Él se quedó sorprendido. ______- se lo había dicho, pero él no lo había creído.
—No, no lo sabía —mintió él. No quería decirle a su tía lo mucho que él y _____ se habían comunicado.
—Mmm. No viven más de treinta años mortales, en la gran mayoría de los casos. Parece que ella se está deteriorando mucho.
—¿Y qué se puede hacer? —le preguntó, mirándole la cara.
—Nada. Transformarla, o dejarla morir. Es una elección muy fácil, en realidad. Dicen que por cada vampiro existe un elegido con el cual el vínculo psicológico es más fuerte. Yo siempre he pensado que eso es una estupidez. Es romanticismo, y nada más.
—¿Oh, de verdad? ¿Me estás diciendo que tu vínculo conmigo no era así?
—Mi vínculo contigo no era nada de eso, Nick. Tú eres de mi familia. Eres mi sobrino. El único de mi clan que tenía conexión conmigo. Yo te quería por esa razón —dijo ella, mirando al mar de nuevo. "El viento le apartó los rizos de los hombros—. No. Se dice que este otro vínculo es mucho más fuerte, y que los vampiros pueden incluso comunicarse mentalmente con sus elegidos. También se crea un extremo apetito sexual entre los dos, y se intensifica cuando comparten la sangre. Ella miró a Joe y él apartó la mirada.
—¿Está viviendo en tu casa, Nick?
Él controló su expresión y disimuló sus pensamientos.
—Sí.
—Entonces, ¿dónde estás viviendo tú? Él no quería que Sarafina viera el interior de la casa de _______. Se daría cuenta de que era ella la que estaba escribiendo los guiones de las películas. Aunque aquel secreto no podría ser mantenido durante mucho tiempo, si Sarafina se quedaba en el pueblo. Sin embargo, cuanto más tiempo se mantuviera, mejor. Nick pensó que si alguien era capaz de pasar por encima del instinto de proteger a los elegidos, ésa era Sarafina. Y lo haría, si averiguaba la verdad. Mataría a la chica, sin importarle las consecuencias.
—En una cueva. Nada que te resultara agradable.
Ella arqueó una ceja.
— Se alquila una casa muy cerca de aquí. ¿Quieres que la consiga?
Él asintió ligeramente, pensando en cuánto deseaba ver a ____ aquella noche, preguntándose cómo demonios se iba a librar de su tía.
—Esa será nuestra misión esta noche —dijo ella—. Mañana por la noche veremos la película de nuevo, entera. Y tenemos que averiguar quién le está contando la historia a los productores, y cómo consiguió la información. Pero esta noche tenemos que conseguir esa casa. Está bastante aislada. Podemos quedarnos allí hoy, y nadie lo sabrá.
Nick asintió lentamente, pensando.
—Vete tú primero —le susurró—. Yo iré de madrugada. Tengo que... alimentarme.
—Está bien. La casa estará preparada. Está al norte del pueblo. Es una casa victoriana, que ahora han pintado de un horrible amarillo.
Él asintió. Sabía exactamente a qué casa se estaba refiriendo Sarafina.
—Francamente, me sorprende que a estas alturas no la hayas alquilado para ti.
¿Y para qué iba a hacerlo? Había estado viviendo bajo los pies de la mujer que su cuerpo ansiaba. Y ya sabía por qué la deseaba tanto, aunque aquello no sirviera para aplacar su apetito.
—Yo necesito muy poco para estar cómodo, Sarafina.
Ella se acercó, le agarró el cuello y lo besó en los labios.
—Ven antes del amanecer, amor, o saldré a buscarte.
—Lo haré.
Entonces, se marchó. Él esperó hasta que sus sentidos no pudieron percibir su presencia en las cercanías, y se fue a buscar a _______. Ya no podía jugar más con ella. Necesitaba respuestas, en aquel mismo momento.
*Stephanie*
Re: SOMBRAS EN LA NOCHE(Nick y Tu)
Eran las cuatro de la mañana cuando sonó el móvil de Joe, y lo sacó de lo que había sido algo parecido a una siestecita. Había estado sentado en el coche durante toda la noche, vigilando la casa de Maxie. Pensó que quizá Lydia se hubiera quedado a dormir allí, porque todavía no se había marchado. Y, demonios, no la culpaba, si era que Maxie le estaba contando las historias de vampiros que tenía allí.
Él respondió a la llamada.
—¿Sí?
—Malone, ¿dónde demonios estás?
Él frunció el ceño al oír la voz familiar de su compañero.
—¿Denny?
—He estado buscándote por todas partes, Joe. Escucha, será mejor que vengas aquí, y rápidamente.
—Jesús, no estoy de servicio... —miró de nuevo el reloj.
—No me refiero a la comisaría. A tu casa, Joe. Ha entrado alguien, y... no es nada bonito.
Él notó una opresión en la garganta. Por el tono de voz de Denny supo que no le diría nada más por teléfono, así que no se molestó en preguntar.
—Ahora mismo voy.
—Sí... eh... has estado con alguien esta noche, será mejor que venga contigo.
Joe parpadeó, se separó el teléfono de la oreja y se quedó mirándolo. Después volvió a acercárselo a la cara.
—¿Estás diciéndome que necesito una coartada, Denny?
—Puede que no sea mala idea.
Joe soltó un juramento.
—¿Qué demonios está pasando allí?
Demasiado tarde. El sargento Dennis Kehoe ya había colgado.
Alguien dio un golpecito a la ventanilla del coche de Joe, y él salto tanto que casi se dio con la cabeza en el techo. Sólo era Maxie, sonriéndole y enseñándole una taza de café que tenía en la mano. El se guardó el teléfono y bajó la ventanilla.
Si quieres pasarte la noche entera vigilándome, Joe, podrías haberlo dicho. No iba a objetar nada.
Pero sería más divertido si lo hicieras desde más cerca.
—¿Así que sabías que he estado aquí toda la noche?
Ella sacudió la cabeza.
—Toda la noche no. Te fuiste durante veinte minutos al principio, ¿no te acuerdas?
—Demonios —claro que se acordaba. Había ido a la comisaría a llamar a su amigo de la CÍA.
—¿Qué ocurre, Joe?
—¿Dónde está Lydia?
—Está dormida. ¿Por qué?
—Entra al coche. Tengo que ir a mi casa un segundo.
—Está bien, está bien, Joe — Demi rodeó el coche y entró—. No tienes muy buen aspecto. ¿Te encuentras bien?
—Te lo contaré cuando lleguemos a mi casa.
PRONTO, ESPERO QUE LES GUSTE!!
GRACIAS POR LOS COMENTARIOS!!
LAS QUIERO. BESOS ♥ xoxo
Él respondió a la llamada.
—¿Sí?
—Malone, ¿dónde demonios estás?
Él frunció el ceño al oír la voz familiar de su compañero.
—¿Denny?
—He estado buscándote por todas partes, Joe. Escucha, será mejor que vengas aquí, y rápidamente.
—Jesús, no estoy de servicio... —miró de nuevo el reloj.
—No me refiero a la comisaría. A tu casa, Joe. Ha entrado alguien, y... no es nada bonito.
Él notó una opresión en la garganta. Por el tono de voz de Denny supo que no le diría nada más por teléfono, así que no se molestó en preguntar.
—Ahora mismo voy.
—Sí... eh... has estado con alguien esta noche, será mejor que venga contigo.
Joe parpadeó, se separó el teléfono de la oreja y se quedó mirándolo. Después volvió a acercárselo a la cara.
—¿Estás diciéndome que necesito una coartada, Denny?
—Puede que no sea mala idea.
Joe soltó un juramento.
—¿Qué demonios está pasando allí?
Demasiado tarde. El sargento Dennis Kehoe ya había colgado.
Alguien dio un golpecito a la ventanilla del coche de Joe, y él salto tanto que casi se dio con la cabeza en el techo. Sólo era Maxie, sonriéndole y enseñándole una taza de café que tenía en la mano. El se guardó el teléfono y bajó la ventanilla.
Si quieres pasarte la noche entera vigilándome, Joe, podrías haberlo dicho. No iba a objetar nada.
Pero sería más divertido si lo hicieras desde más cerca.
—¿Así que sabías que he estado aquí toda la noche?
Ella sacudió la cabeza.
—Toda la noche no. Te fuiste durante veinte minutos al principio, ¿no te acuerdas?
—Demonios —claro que se acordaba. Había ido a la comisaría a llamar a su amigo de la CÍA.
—¿Qué ocurre, Joe?
—¿Dónde está Lydia?
—Está dormida. ¿Por qué?
—Entra al coche. Tengo que ir a mi casa un segundo.
—Está bien, está bien, Joe — Demi rodeó el coche y entró—. No tienes muy buen aspecto. ¿Te encuentras bien?
—Te lo contaré cuando lleguemos a mi casa.
PRONTO, ESPERO QUE LES GUSTE!!
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LAS QUIERO. BESOS ♥ xoxo
*Stephanie*
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