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"El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
awww mi Joe es tan lindo :arre:
Que va a hacer de sorpresa???
Siguela!!!!
Que va a hacer de sorpresa???
Siguela!!!!
aranzhitha
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
pobreciti joe de verdad esta enamorado...la rayis debe perdonarlo el ha cambiado muchisimo y es un buen hombre
bueno siguela pronto plissssss
bueno siguela pronto plissssss
Julieta♥
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
waaa que hemroso joe
espero que arregeln todo
sigueee
espero que arregeln todo
sigueee
andreita
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
WOW
ME PERDI DE MUCHAS COSAS
NOOO YO QUIERO QUE SE ARREGLEN
QUE SE PERDONEN MUTUAMENTE
POR FAVORRR
ME PERDI DE MUCHAS COSAS
NOOO YO QUIERO QUE SE ARREGLEN
QUE SE PERDONEN MUTUAMENTE
POR FAVORRR
berenice_89
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
cual sera la sorpresa-........ espero que la rayis lo perdone!
por que Joe es super tierno :9
por que Joe es super tierno :9
☎ Jimena Horan ♥
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
Capítulo 50
Cuando _________ se bajó rodando de la colchoneta hasta el agua, se sumergió para refrescarse y salió a la superficie, salpicando. Tras echarse el pelo hacia atrás y avanzar hasta los escalones, alzó la vista y vio a Joe, de pie contra las puertas francesas. A pesar del calor, se le heló el corazón.
El pecho le palpitó con innumerables emociones, pero la mayoría se vieron anuladas por el recuerdo de la última vez que lo había visto de aquella manera. Había sido diferente, por supuesto. Ella estaba desnuda y él llevaba la rosa de su fantasía. Sin embargo, por alguna razón, no pudo evitar pensar que ambos estaban mucho más desnudos en aquel momento de lo que lo habían estado en aquella situación pasada, sólo que de forma diferente.
El agua goteó por su cuerpo cuando salió de la piscina y se dirigió a donde él estaba. Como una vez anteriormente, se movió con firmeza y despacio, determinada a no parecer sorprendida. Él le pasó una toalla cuando llegó hasta donde estaba y ella se limpió la humedad de la cara y el pecho.
—Si has venido a ver cómo está tu gato —dijo ella—, está perfectamente. Izzy sólo está siendo un poco distante, pero es así por naturaleza. —Bueno, excepto con Joe, claro; con él, Isadora no paraba de coquetear, pero ________ no vio motivo alguno para recordarles un momento en el que sus vidas habían estado más entrelazadas—. Creo que le gusta en secreto y que se llevarán bien.
—Me alegro por el gato, pero no he venido por eso.
Ella contuvo la respiración. ¿Por qué hacía aquello? ¿Por qué no paraba de presentarse allí? Olvidarle era lo suficientemente duro sin que estuviera allí, en carne y hueso, con un aspecto tan terriblemente masculino y... tocable.
—Entonces, ¿por qué?
—Necesito otro favor, esta vez para mí. Necesito que vengas a un sitio conmigo.
¿Ir a un sitio con él? ¿Estaba loco?
—¿Adonde?
—Es... un secreto. —Parecía tímido, algo impropio de él, pero aquello no era lo suficientemente bueno, dadas las circunstancias.
—¿Un secreto, Joe? ¿No tenías ya bastantes conmigo?
Él hizo una mueca, aparentemente herido por el golpe.
—Sé que es pedir mucho, pero tengo que contar con tu bondad en esto... tengo que contar con que me la des una vez más. Tengo que enseñarte algo importante, y sé que no te he dado ningún motivo para que confíes en mí, pero te lo pido, sólo una vez más. Confía en mí.
El primer pensamiento de ________ fue empezar a gritar todos los pensamientos de rabia y dolor que habían habitado en su interior durante la última semana. Pero tenía la sensación de que Joe podía leerlos en sus ojos. Ambos sabían lo que él había hecho.
Su segundo pensamiento fue simplemente negarse. «No, Joe, lo siento, no me puedo volver a arriesgar de esa manera».
Sin embargo, una cierta curiosidad crecía en su interior. No tenía la intención de perdonarlo nunca ni de volver a confiar en él, pero se preguntaba cuál era el misterio, qué tenía que enseñarle. Si no lo averiguaba, ¿se lo preguntaría siempre? ¿No albergaría siempre algún tipo de arrepentimiento por no saber qué era lo último que tenía que decirle? Olvidarle era un objetivo demasiado distante como para decirse a sí misma que no le importaba.
Y, además, no pudo evitar recordar la última vez que ella le había pedido a Joe un favor enorme, que fuera a un sitio con ella. Le había pedido que fueran a casa de su padre. Y él lo había hecho.
Ella mantuvo su expresión firme.
—Tendré que ducharme y cambiarme.
Para su sorpresa, Joe negó con la cabeza.
—Vamos a ser las dos únicas personas que haya y vas perfectamente vestida para donde vamos.
La idea de marcharse no sabía dónde en bikini la ponía nerviosa.
—Bueno, al menos déjame agarrar algo que ponerme encima. —Alargó la mano hasta el pomo de la puerta—. Te veré en la puerta principal.
—________—dijo, quizás con la mirada más dulce que ella le había visto—, gracias.
Ella no respondió, simplemente entró y cerró la puerta. Corrió por la casa, prácticamente tropezando con Izzy, totalmente agotada. ¿Dónde la iba a llevar? Y, ¿por qué ella no se negaba? «No significa nada», se dijo, «nada. Es sólo para satisfacer tu curiosidad, nada más». Aunque verlo de nuevo casi la paralizara, igual que el otro día, cuando le había traído a Leopold, como había llamado al nuevo novio de Izzy. Oh, si pudiera tan fuerte con Joe como había aprendido a serlo en otros ámbitos de su vida...
Tras rebuscar en un cajón de ropa de baño, ________ agarró un pareo totalmente negro que se anudaba a la cadera y se acababa a medio muslo. Se lo puso en la cintura, mirando al espejo mientras se lo anudaba. Apenas la cubría mucho más, pero era algo, y no podía pensar con la suficiente claridad como para buscar otra cosa.
Cuando salió por la puerta delantera un minuto después, Joe estaba apoyado contra una de las columnas que había pintado hacía tan poco.
—Estás preciosa.
Las palabras la derritieron, porque Joe Jonas raras veces decía cosas así con facilidad, ni con tanta sinceridad en sus ojos miel. ¿Quién era aquel hombre enmascarado? Se tragó sus emociones.
—Vamos.
Mientras conducían en su Wrangler, él intentó charlar, pero ella respondía con brevedad. Cómo se habían invertido sus posturas, pensó ella. No se dejaría cortejar por algo tan sencillo como una conversación normal, aunque Joe pareciera excepcionalmente persistente.
—Necesitas una alarma —dijo, en un momento dado.
La agarró desprevenida.
—¿Qué?
—Hace mucho tiempo que quería decírtelo. Eres demasiado confiada con cosas así, con dejar la casa abierta a la gente.
________ suspiró, descontenta, y finalmente le lanzó una mirada despectiva.
—Sí, supongo que te lo dejé terriblemente fácil, ¿no?
Joe no respondió, simplemente le dedicó una mirada empapada de arrepentimiento.
Cuando finalmente frenó enfrente de la carretera de la bahía, al norte de Tarpon Springs, en el tupido y sombreado jardín de una casa mucho más grande que la de ________, dijo:
—¿Dónde estamos?
—En casa de Dale Gold. Es el dueño de Gold Homes.
Ella estaba totalmente perpleja.
—He visto a Dale un par de veces, pero...
—Hoy nos deja su barco.
Ella había estado intentando evitar el contacto visual en todo lo posible, pero en aquel momento, volvió la mirada hacia él.
—¿Su barco? ¿Dónde vamos, Joe? —De hecho, ¿por qué había confiado en él? ¿Por qué lo había dejado llevarla a aquella excursión misteriosa? Sabía la respuesta, pero le disgustaba. Era débil con Joe, siempre lo había sido. Nada había cambiado en ese sentido, le gustara o no.
—Sólo confía en mí. Por favor.
Ella suspiró, todavía mirándolo. ¿Había oído alguna vez a Joe Joans pronunciar las palabras «por favor»? Incluso aunque lo hubiera hecho, nunca había sido con el corazón y el alma, como aquella vez. Maldita debilidad suya. Volvió a girar la vista hacia el limpiaparabrisas.
Joe estacionó y la condujo por un camino que rodeaba la casa e iba hasta el muelle que había detrás, como si conociera el lugar íntimamente. Se dirigió hasta la lancha motora más pequeña de las tres que se balanceaban en fila y ella lo siguió. Él la ayudó a subirse en silencio.
Ella se sentó en el asiento de cuero al lado del de Joe y, mientras comenzaban a surcar las tranquilas aguas del golfo, su mente le daba vueltas con asombro y hasta una pizca de miedo, pero no hizo más preguntas. No confiaba en él... pero la verdad era que, de alguna forma, sabía lo que hacía. Confiaba en que cuidaría de ella o no estaría allí.
En unos minutos, se acercaron a una de las pequeñas islas deshabitadas que sobresalían ocasionalmente de las vastas aguas, y se dio cuenta de que él estaba frenando la barca. Mientras se acercaban, _________ se limitó a esperar, observar y preguntarse por qué la habría llevado hasta allí.
Ancló la lancha en aguas poco profundas y vadearon hasta la costa, Joe con una cesta de picnic que ella no había advertido hasta entonces. La isla era el tipo de sitio con el que ________ había... fantaseado. La amplia playa se extendía a su alrededor, blanca y suave, pero había arroz de costa y montones de palmeras, además de una selva nudosa e invitadora en la distancia que la hacían parecer más salvaje e indómita.
Fue sólo a medida que avanzaron por la playa cuando vio cosas que unas manos humanas habían colocado allí. Había una manta extendida, con las esquinas sujetas con arena. Sin embargo, algo que le picó más la curiosidad fueron los objetos planos cubiertos con sábanas, apoyados alrededor de la manta como espectadores alrededor de un escenario, algunos apoyados en caballetes y, otros, en palmeras cercanas.
chicas ya solamente qedq un cap para qe termine la nove
Cuando _________ se bajó rodando de la colchoneta hasta el agua, se sumergió para refrescarse y salió a la superficie, salpicando. Tras echarse el pelo hacia atrás y avanzar hasta los escalones, alzó la vista y vio a Joe, de pie contra las puertas francesas. A pesar del calor, se le heló el corazón.
El pecho le palpitó con innumerables emociones, pero la mayoría se vieron anuladas por el recuerdo de la última vez que lo había visto de aquella manera. Había sido diferente, por supuesto. Ella estaba desnuda y él llevaba la rosa de su fantasía. Sin embargo, por alguna razón, no pudo evitar pensar que ambos estaban mucho más desnudos en aquel momento de lo que lo habían estado en aquella situación pasada, sólo que de forma diferente.
El agua goteó por su cuerpo cuando salió de la piscina y se dirigió a donde él estaba. Como una vez anteriormente, se movió con firmeza y despacio, determinada a no parecer sorprendida. Él le pasó una toalla cuando llegó hasta donde estaba y ella se limpió la humedad de la cara y el pecho.
—Si has venido a ver cómo está tu gato —dijo ella—, está perfectamente. Izzy sólo está siendo un poco distante, pero es así por naturaleza. —Bueno, excepto con Joe, claro; con él, Isadora no paraba de coquetear, pero ________ no vio motivo alguno para recordarles un momento en el que sus vidas habían estado más entrelazadas—. Creo que le gusta en secreto y que se llevarán bien.
—Me alegro por el gato, pero no he venido por eso.
Ella contuvo la respiración. ¿Por qué hacía aquello? ¿Por qué no paraba de presentarse allí? Olvidarle era lo suficientemente duro sin que estuviera allí, en carne y hueso, con un aspecto tan terriblemente masculino y... tocable.
—Entonces, ¿por qué?
—Necesito otro favor, esta vez para mí. Necesito que vengas a un sitio conmigo.
¿Ir a un sitio con él? ¿Estaba loco?
—¿Adonde?
—Es... un secreto. —Parecía tímido, algo impropio de él, pero aquello no era lo suficientemente bueno, dadas las circunstancias.
—¿Un secreto, Joe? ¿No tenías ya bastantes conmigo?
Él hizo una mueca, aparentemente herido por el golpe.
—Sé que es pedir mucho, pero tengo que contar con tu bondad en esto... tengo que contar con que me la des una vez más. Tengo que enseñarte algo importante, y sé que no te he dado ningún motivo para que confíes en mí, pero te lo pido, sólo una vez más. Confía en mí.
El primer pensamiento de ________ fue empezar a gritar todos los pensamientos de rabia y dolor que habían habitado en su interior durante la última semana. Pero tenía la sensación de que Joe podía leerlos en sus ojos. Ambos sabían lo que él había hecho.
Su segundo pensamiento fue simplemente negarse. «No, Joe, lo siento, no me puedo volver a arriesgar de esa manera».
Sin embargo, una cierta curiosidad crecía en su interior. No tenía la intención de perdonarlo nunca ni de volver a confiar en él, pero se preguntaba cuál era el misterio, qué tenía que enseñarle. Si no lo averiguaba, ¿se lo preguntaría siempre? ¿No albergaría siempre algún tipo de arrepentimiento por no saber qué era lo último que tenía que decirle? Olvidarle era un objetivo demasiado distante como para decirse a sí misma que no le importaba.
Y, además, no pudo evitar recordar la última vez que ella le había pedido a Joe un favor enorme, que fuera a un sitio con ella. Le había pedido que fueran a casa de su padre. Y él lo había hecho.
Ella mantuvo su expresión firme.
—Tendré que ducharme y cambiarme.
Para su sorpresa, Joe negó con la cabeza.
—Vamos a ser las dos únicas personas que haya y vas perfectamente vestida para donde vamos.
La idea de marcharse no sabía dónde en bikini la ponía nerviosa.
—Bueno, al menos déjame agarrar algo que ponerme encima. —Alargó la mano hasta el pomo de la puerta—. Te veré en la puerta principal.
—________—dijo, quizás con la mirada más dulce que ella le había visto—, gracias.
Ella no respondió, simplemente entró y cerró la puerta. Corrió por la casa, prácticamente tropezando con Izzy, totalmente agotada. ¿Dónde la iba a llevar? Y, ¿por qué ella no se negaba? «No significa nada», se dijo, «nada. Es sólo para satisfacer tu curiosidad, nada más». Aunque verlo de nuevo casi la paralizara, igual que el otro día, cuando le había traído a Leopold, como había llamado al nuevo novio de Izzy. Oh, si pudiera tan fuerte con Joe como había aprendido a serlo en otros ámbitos de su vida...
Tras rebuscar en un cajón de ropa de baño, ________ agarró un pareo totalmente negro que se anudaba a la cadera y se acababa a medio muslo. Se lo puso en la cintura, mirando al espejo mientras se lo anudaba. Apenas la cubría mucho más, pero era algo, y no podía pensar con la suficiente claridad como para buscar otra cosa.
Cuando salió por la puerta delantera un minuto después, Joe estaba apoyado contra una de las columnas que había pintado hacía tan poco.
—Estás preciosa.
Las palabras la derritieron, porque Joe Jonas raras veces decía cosas así con facilidad, ni con tanta sinceridad en sus ojos miel. ¿Quién era aquel hombre enmascarado? Se tragó sus emociones.
—Vamos.
Mientras conducían en su Wrangler, él intentó charlar, pero ella respondía con brevedad. Cómo se habían invertido sus posturas, pensó ella. No se dejaría cortejar por algo tan sencillo como una conversación normal, aunque Joe pareciera excepcionalmente persistente.
—Necesitas una alarma —dijo, en un momento dado.
La agarró desprevenida.
—¿Qué?
—Hace mucho tiempo que quería decírtelo. Eres demasiado confiada con cosas así, con dejar la casa abierta a la gente.
________ suspiró, descontenta, y finalmente le lanzó una mirada despectiva.
—Sí, supongo que te lo dejé terriblemente fácil, ¿no?
Joe no respondió, simplemente le dedicó una mirada empapada de arrepentimiento.
Cuando finalmente frenó enfrente de la carretera de la bahía, al norte de Tarpon Springs, en el tupido y sombreado jardín de una casa mucho más grande que la de ________, dijo:
—¿Dónde estamos?
—En casa de Dale Gold. Es el dueño de Gold Homes.
Ella estaba totalmente perpleja.
—He visto a Dale un par de veces, pero...
—Hoy nos deja su barco.
Ella había estado intentando evitar el contacto visual en todo lo posible, pero en aquel momento, volvió la mirada hacia él.
—¿Su barco? ¿Dónde vamos, Joe? —De hecho, ¿por qué había confiado en él? ¿Por qué lo había dejado llevarla a aquella excursión misteriosa? Sabía la respuesta, pero le disgustaba. Era débil con Joe, siempre lo había sido. Nada había cambiado en ese sentido, le gustara o no.
—Sólo confía en mí. Por favor.
Ella suspiró, todavía mirándolo. ¿Había oído alguna vez a Joe Joans pronunciar las palabras «por favor»? Incluso aunque lo hubiera hecho, nunca había sido con el corazón y el alma, como aquella vez. Maldita debilidad suya. Volvió a girar la vista hacia el limpiaparabrisas.
Joe estacionó y la condujo por un camino que rodeaba la casa e iba hasta el muelle que había detrás, como si conociera el lugar íntimamente. Se dirigió hasta la lancha motora más pequeña de las tres que se balanceaban en fila y ella lo siguió. Él la ayudó a subirse en silencio.
Ella se sentó en el asiento de cuero al lado del de Joe y, mientras comenzaban a surcar las tranquilas aguas del golfo, su mente le daba vueltas con asombro y hasta una pizca de miedo, pero no hizo más preguntas. No confiaba en él... pero la verdad era que, de alguna forma, sabía lo que hacía. Confiaba en que cuidaría de ella o no estaría allí.
En unos minutos, se acercaron a una de las pequeñas islas deshabitadas que sobresalían ocasionalmente de las vastas aguas, y se dio cuenta de que él estaba frenando la barca. Mientras se acercaban, _________ se limitó a esperar, observar y preguntarse por qué la habría llevado hasta allí.
Ancló la lancha en aguas poco profundas y vadearon hasta la costa, Joe con una cesta de picnic que ella no había advertido hasta entonces. La isla era el tipo de sitio con el que ________ había... fantaseado. La amplia playa se extendía a su alrededor, blanca y suave, pero había arroz de costa y montones de palmeras, además de una selva nudosa e invitadora en la distancia que la hacían parecer más salvaje e indómita.
Fue sólo a medida que avanzaron por la playa cuando vio cosas que unas manos humanas habían colocado allí. Había una manta extendida, con las esquinas sujetas con arena. Sin embargo, algo que le picó más la curiosidad fueron los objetos planos cubiertos con sábanas, apoyados alrededor de la manta como espectadores alrededor de un escenario, algunos apoyados en caballetes y, otros, en palmeras cercanas.
chicas ya solamente qedq un cap para qe termine la nove
Nani Jonas
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
que pesar que solo queda un cap
en fin ya quiero que esten juntos joe ha sido muy lindo
espero con ansias el ultimo cap
en fin ya quiero que esten juntos joe ha sido muy lindo
espero con ansias el ultimo cap
Julieta♥
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
awwww mi Joe tan lindo :arre:
Que va a pasar??
Ya se va a acabar que tristeza :(
subira otra nove??
Que va a pasar??
Ya se va a acabar que tristeza :(
subira otra nove??
aranzhitha
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
Siguelaaa! ya quiero saber que pasara pliis siguelaa aun que ya se vaya acabar :( quiero que la rayis lo perdone sube cap pronto porfis
☎ Jimena Horan ♥
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
Capitulo 51
Joe la condujo hacia la manta, donde ella se sentó sin palabras. Entonces él avanzó por la arena que los rodeaba, empezando a quitar las sábanas una a una para descubrir... cuadros.
—No se me dan bien las palabras, Princesa, hay cosas que no puedo decir. Pero antes de despedirnos para siempre, quería... necesitaba... mostrarte cuánto adoraba tus fantasías y que las he revivido todas, a través de ti, contigo, así.
Ella miró a su alrededor, sin habla. Los elegantes y detallados cuadros que Joe descubrió representaban cada uno una de sus fantasías, realizadas por ellos. En una, ella estaba en el agua mientras él aparecía ante ella, salpicando en la superficie. En otra, estaba tumbada en una cama de pétalos de rosa de color rosa pálido y él estaba encima, espolvoreando aún más en su estómago de una rosa de pétalos eternos. En un tercero, seda violeta la ataba suavemente a los postes de una cama mientras él se moldeaba contra su cuerpo.
Ella observó cada uno detenidamente, abrumada y sobrecogida.
—¿Tú... lo has pintado?
Joe se arrodilló ante ella en la arena, la miró a los ojos, con una tristeza insoportable.
—Sí.
Su mirada volvió a perderse en el color y el sexo que emanaban de cada lienzo. Quería odiarlos. Quería odiar el hecho de que él hubiera hecho aquello, que hubiera convertido sus palabras íntimas en algo mayor, más grande y más atrevido de lo que jamás había pretendido que fueran los oscuros pensamientos de su mente. Quería pensar que eran horribles, entrometidos, pornográficos.
Pero nunca había visto el sexo convertido en algo tan hermoso.
Él había convertido sus fantasías en mucho más que cuerpos, incluso mucho más que pasiones. Las había hecho fluidas y vivas, a la vez frágiles e irrompibles, claras y oscuras, a veces susurrando color y otras gritándolo. Cuando vio los cuadros de ellos dos juntos, algo en su corazón se volvió cálido y tirante, palpitando por su cuerpo hasta sentir un hormigueo en los dedos de las manos y los pies. Se dio cuenta de que Joe le había ocultado más de un secreto: era un auténtico artista.
—¿Los odias? —preguntó él finalmente.
Ella tragó el nudo que tenía en la garganta mientras se giraba hacia él, intentando reunir las palabras. Finalmente, consiguió decir, emocionada:
—¿Odiarlos? Son... preciosos. Me hacen sentir preciosa.
Una sonrisa indecisa se dibujó en la cara con barba de varios días de Joe.
—Entonces puede que veas lo que yo quiero que veas. Quizás veas lo preciosa que eres para mí, en todos los sentidos.
Las lágrimas se agolparon tras los ojos de ________, pero no quería llorar. Finalmente, se limitó a asentir.
—¿Ves algo más en ellos, Princesa?
Pero ella no pudo volver a apartar la mirada hacia los cuadros; no podía dejar de mirar los ojos miel de Joe, hundirse en sus profundidades, intentar leer su alma, algo que se acababa de abrir un poco... mucho más, para ella.
Cuando ella no respondió, él se acercó más en la manta y alargó una fornida mano para acariciarle la mejilla, sus caras peligrosamente cerca.
—¿Ves cuánto te amo?
Ella soltó un gritito ahogado y devolvió los ojos a los cuadros. En uno, él la sostenía a lomos de un caballo, con la alta hierba ondeando entre sus tobillos; en otro, ella estaba tumbada en una bañera mientras él estaba en cuclillas detrás de ella, lavándole el pelo, con frescos helechos rodeándolos. En el océano, la pradera, el bosque, salas vacías y ornamentadas, Joe le hacía el amor en todos ellos y, cielos, sí, sí que lo veía, no podía evitar ver que él la amaba. Por eso los cuadros eran tan hermosos, por eso le llegaban tan violentamente al corazón. Eran sexo y belleza, pero también amor.
Ella quería decir un millón de cosas, pero sus emociones se derramaban en forma de lágrimas y resuellos, así que, finalmente, hizo lo mejor que podía en aquel momento: volver a asentir.
—Nunca pude decirlo —susurró él—. Sabía que estaba ahí, pero las palabras... no estaban en mi vocabulario, ¿sabes? Me he pasado la vida bloqueando tanto para que no saliera, siendo un amargado, sin... vivir realmente. Pero me hiciste empezar a vivir, Princesa. Y sí que te amo. Y siento tanto cada error que cometí...
________ se limitó a mirarlo fijamente a los ojos. No quería volver a ser una tonta. Pero... oh, cielos, lo amaba.
Y sus cuadros eran tan increíblemente hermosos. Cuando pensaba en las horas que debía de haberse pasado, el corazón y el sentimiento que le había debido de poner... lo deseaba. Aunque fuera una tonta por ello.
Ella alzó suavemente las dos manos hasta la cara de Joe y lo besó. Quería que fuera un beso suave, delicado, algo prudente. Pero, en vez de eso, lo besó con fuerza, firmeza y necesidad, hasta que los brazos de Joe se cernieron posesivamente a su alrededor, hasta que estaban tumbados en la manta, con la guapísima cara de Joe sobre ella.
—Te amo —dijo él.
Pura felicidad salpicó el deseo que palpitaba en su interior. Se había dicho a sí misma que no importaba que no dijera esas palabras, pero importaba.
—Te amo tanto...
—Demuéstramelo —susurró ella.
Ella pensó que le haría el amor entonces, pero, en su lugar, Joe se arrodilló a su lado y la levantó en sus brazos.
—Agárrate a mí —dijo él y ella rodeó su cuello con los brazos.
—¿Dónde vamos?
—A la orilla. Te podría haber enseñado los cuadros en cualquier parte, pero te he traído aquí porque quería ayudarte a dar vida a una más de tus fantasías, si me dabas la oportunidad.
Joe la dejó en la arena, por encima de la marca de la marea, y ella tiró de él hacia abajo, absolutamente hambrienta de él. Su cuerpo lo había echado de menos tanto como su corazón.
Mientras se besaban, él la acarició a través del top del bikini antes de alargar la mano hacia su espalda para desatar los nudos y lanzarlo en la arena, por encima de su cabeza. Tras lanzarle una mirada familiar y encendida a los ojos, se dejó caer para pasar la lengua firmemente por uno de sus hinchados pezones, mientras sus miradas nunca se apartaban.
—Te deseo —susurró ella.
La pasión encendía su mirada mientras frotaba su erección entre los muslos de ________.
—No juegues —suplicó ella—. Te quiero dentro de mí.
—Yo también lo quiero, mi amor —le susurró al oído, mientras le daba dulces besos justo por debajo—. Yo también lo quiero.
Los besos de Joe descendieron desde el arco de su cuello hasta sus pechos mientras le quitaba la braguita del bikini. Ella alargó la mano hasta la cremallera de sus pantalones, bajándola, abriéndole los pantalones, mientras él se quitaba la camiseta sobre su cabeza. El corazón de ella latía con una desesperación que nunca había conocido; ahora que volvía a ser suyo, ahora que la amaba y ella lo sabía, lo deseaba con más fuerza que nunca antes.
—Date prisa, por favor.
Ella le abrió los muslos, la miró a los ojos y empujó hacia su interior. Sus piernas se aferraron a su alrededor, acogiendo la agradable intrusión, la sensación siempre más abrumadora de lo que recordaba.
—Oh, me gusta tanto tenerte dentro.
Joe suspiró encima de ella.
—A mí también me gusta, nena. —Entonces, se calló, mientras le dedicaba una mirada de preocupación—. Pero, después de no tenerte en una semana, me temo que esto podría no durar tanto como quiero.
________ sólo quería disfrutar del momento, de la conexión de sus cuerpos; largo o corto, eso no importaba.
—Tú hazlo. Déjame sentirte dentro de mí todo lo que puedas.
La nueva pasión que se dejó ver en la expresión de Joe también la estimuló a ella. Después de eso, no hubo más charla; sólo Joe empujando en ella, los gritos de placer de ella, los gemidos guturales de él. Ella se estremeció la primera vez que la marea los salpicó, sumándose a la intensidad de su sexo. La segunda vez, ella no reaccionó, pero de nuevo dejó que el agua corriera bajo sus muslos, su trasero, su espalda, sumándose a las sensaciones.
Cuando Joe llegó al orgasmo, gimiendo, ella se quedó muy quieta, queriendo, como siempre, sentirlo vaciándose dentro de ella. La marea subía más suavemente en aquel momento; el flujo de agua sólo llegaba hasta sus caderas antes de retirarse sin sonido alguno.
—Te amo, Princesa.
Ella le sonrió, encantada con su nueva propensión a decir tales palabras y al hombre transformado ante ella, el hombre que instintivamente sabía que podía darle todo lo que necesitara a partir de aquel momento.
—Yo también te amo, Joe. Con todo mi corazón.
Después de que él se apartara de encima de ella, descansaron uno al lado del otro durante un momento, disfrutando del sol, hasta que ella se incorporó y se dio cuenta de que la espuma ascendía hasta un punto al menos unos pocos metros más por debajo de sus pies, como lo había hecho cuando la había tumbado allí por primera vez, no más arriba, como cuando habían hecho el amor. Sabía que eso ocurría en ocasiones, que algunas olas rompían más fuerte, subían más por la playa que las de antes y después; la marea no siempre subía y bajaba de forma constante. Y aun así... no pudo evitar preguntarse si, tal vez, había tenido razón desde el principio. Quizás, pese a todo, hubiera algo cósmico allí.
Justo cuando la idea empezaba a asentarse afectuosamente en su corazón, Joe la atrajo hasta quedar encima de él, con sus caras a escasos milímetros.
—Cásate conmigo.
El corazón de ________ latió con sorpresa. Había oído las palabras, pero no podía llegar a creérselo. Sin duda, algo cósmico.
—Eso no era parte de mi fantasía, Joe —susurró, con una sonrisa.
Él rozó sus labios, que esperaban, con un suave beso y la miró profundamente a los ojos.
—No, pero es parte de la mía.
FIN
Bueno chicas esta historia a llegado a su fin no se ustedes pero yo la ame y
podria decirles qe es de las mejores qe e leido, muchas gracias por todos sus comentaros y por esperarme en todo el tiempo qe no subi capitulos de verdad espero qe la nove les haya gustado las qiero nos leemos pronto bye :D
Joe la condujo hacia la manta, donde ella se sentó sin palabras. Entonces él avanzó por la arena que los rodeaba, empezando a quitar las sábanas una a una para descubrir... cuadros.
—No se me dan bien las palabras, Princesa, hay cosas que no puedo decir. Pero antes de despedirnos para siempre, quería... necesitaba... mostrarte cuánto adoraba tus fantasías y que las he revivido todas, a través de ti, contigo, así.
Ella miró a su alrededor, sin habla. Los elegantes y detallados cuadros que Joe descubrió representaban cada uno una de sus fantasías, realizadas por ellos. En una, ella estaba en el agua mientras él aparecía ante ella, salpicando en la superficie. En otra, estaba tumbada en una cama de pétalos de rosa de color rosa pálido y él estaba encima, espolvoreando aún más en su estómago de una rosa de pétalos eternos. En un tercero, seda violeta la ataba suavemente a los postes de una cama mientras él se moldeaba contra su cuerpo.
Ella observó cada uno detenidamente, abrumada y sobrecogida.
—¿Tú... lo has pintado?
Joe se arrodilló ante ella en la arena, la miró a los ojos, con una tristeza insoportable.
—Sí.
Su mirada volvió a perderse en el color y el sexo que emanaban de cada lienzo. Quería odiarlos. Quería odiar el hecho de que él hubiera hecho aquello, que hubiera convertido sus palabras íntimas en algo mayor, más grande y más atrevido de lo que jamás había pretendido que fueran los oscuros pensamientos de su mente. Quería pensar que eran horribles, entrometidos, pornográficos.
Pero nunca había visto el sexo convertido en algo tan hermoso.
Él había convertido sus fantasías en mucho más que cuerpos, incluso mucho más que pasiones. Las había hecho fluidas y vivas, a la vez frágiles e irrompibles, claras y oscuras, a veces susurrando color y otras gritándolo. Cuando vio los cuadros de ellos dos juntos, algo en su corazón se volvió cálido y tirante, palpitando por su cuerpo hasta sentir un hormigueo en los dedos de las manos y los pies. Se dio cuenta de que Joe le había ocultado más de un secreto: era un auténtico artista.
—¿Los odias? —preguntó él finalmente.
Ella tragó el nudo que tenía en la garganta mientras se giraba hacia él, intentando reunir las palabras. Finalmente, consiguió decir, emocionada:
—¿Odiarlos? Son... preciosos. Me hacen sentir preciosa.
Una sonrisa indecisa se dibujó en la cara con barba de varios días de Joe.
—Entonces puede que veas lo que yo quiero que veas. Quizás veas lo preciosa que eres para mí, en todos los sentidos.
Las lágrimas se agolparon tras los ojos de ________, pero no quería llorar. Finalmente, se limitó a asentir.
—¿Ves algo más en ellos, Princesa?
Pero ella no pudo volver a apartar la mirada hacia los cuadros; no podía dejar de mirar los ojos miel de Joe, hundirse en sus profundidades, intentar leer su alma, algo que se acababa de abrir un poco... mucho más, para ella.
Cuando ella no respondió, él se acercó más en la manta y alargó una fornida mano para acariciarle la mejilla, sus caras peligrosamente cerca.
—¿Ves cuánto te amo?
Ella soltó un gritito ahogado y devolvió los ojos a los cuadros. En uno, él la sostenía a lomos de un caballo, con la alta hierba ondeando entre sus tobillos; en otro, ella estaba tumbada en una bañera mientras él estaba en cuclillas detrás de ella, lavándole el pelo, con frescos helechos rodeándolos. En el océano, la pradera, el bosque, salas vacías y ornamentadas, Joe le hacía el amor en todos ellos y, cielos, sí, sí que lo veía, no podía evitar ver que él la amaba. Por eso los cuadros eran tan hermosos, por eso le llegaban tan violentamente al corazón. Eran sexo y belleza, pero también amor.
Ella quería decir un millón de cosas, pero sus emociones se derramaban en forma de lágrimas y resuellos, así que, finalmente, hizo lo mejor que podía en aquel momento: volver a asentir.
—Nunca pude decirlo —susurró él—. Sabía que estaba ahí, pero las palabras... no estaban en mi vocabulario, ¿sabes? Me he pasado la vida bloqueando tanto para que no saliera, siendo un amargado, sin... vivir realmente. Pero me hiciste empezar a vivir, Princesa. Y sí que te amo. Y siento tanto cada error que cometí...
________ se limitó a mirarlo fijamente a los ojos. No quería volver a ser una tonta. Pero... oh, cielos, lo amaba.
Y sus cuadros eran tan increíblemente hermosos. Cuando pensaba en las horas que debía de haberse pasado, el corazón y el sentimiento que le había debido de poner... lo deseaba. Aunque fuera una tonta por ello.
Ella alzó suavemente las dos manos hasta la cara de Joe y lo besó. Quería que fuera un beso suave, delicado, algo prudente. Pero, en vez de eso, lo besó con fuerza, firmeza y necesidad, hasta que los brazos de Joe se cernieron posesivamente a su alrededor, hasta que estaban tumbados en la manta, con la guapísima cara de Joe sobre ella.
—Te amo —dijo él.
Pura felicidad salpicó el deseo que palpitaba en su interior. Se había dicho a sí misma que no importaba que no dijera esas palabras, pero importaba.
—Te amo tanto...
—Demuéstramelo —susurró ella.
Ella pensó que le haría el amor entonces, pero, en su lugar, Joe se arrodilló a su lado y la levantó en sus brazos.
—Agárrate a mí —dijo él y ella rodeó su cuello con los brazos.
—¿Dónde vamos?
—A la orilla. Te podría haber enseñado los cuadros en cualquier parte, pero te he traído aquí porque quería ayudarte a dar vida a una más de tus fantasías, si me dabas la oportunidad.
Joe la dejó en la arena, por encima de la marca de la marea, y ella tiró de él hacia abajo, absolutamente hambrienta de él. Su cuerpo lo había echado de menos tanto como su corazón.
Mientras se besaban, él la acarició a través del top del bikini antes de alargar la mano hacia su espalda para desatar los nudos y lanzarlo en la arena, por encima de su cabeza. Tras lanzarle una mirada familiar y encendida a los ojos, se dejó caer para pasar la lengua firmemente por uno de sus hinchados pezones, mientras sus miradas nunca se apartaban.
—Te deseo —susurró ella.
La pasión encendía su mirada mientras frotaba su erección entre los muslos de ________.
—No juegues —suplicó ella—. Te quiero dentro de mí.
—Yo también lo quiero, mi amor —le susurró al oído, mientras le daba dulces besos justo por debajo—. Yo también lo quiero.
Los besos de Joe descendieron desde el arco de su cuello hasta sus pechos mientras le quitaba la braguita del bikini. Ella alargó la mano hasta la cremallera de sus pantalones, bajándola, abriéndole los pantalones, mientras él se quitaba la camiseta sobre su cabeza. El corazón de ella latía con una desesperación que nunca había conocido; ahora que volvía a ser suyo, ahora que la amaba y ella lo sabía, lo deseaba con más fuerza que nunca antes.
—Date prisa, por favor.
Ella le abrió los muslos, la miró a los ojos y empujó hacia su interior. Sus piernas se aferraron a su alrededor, acogiendo la agradable intrusión, la sensación siempre más abrumadora de lo que recordaba.
—Oh, me gusta tanto tenerte dentro.
Joe suspiró encima de ella.
—A mí también me gusta, nena. —Entonces, se calló, mientras le dedicaba una mirada de preocupación—. Pero, después de no tenerte en una semana, me temo que esto podría no durar tanto como quiero.
________ sólo quería disfrutar del momento, de la conexión de sus cuerpos; largo o corto, eso no importaba.
—Tú hazlo. Déjame sentirte dentro de mí todo lo que puedas.
La nueva pasión que se dejó ver en la expresión de Joe también la estimuló a ella. Después de eso, no hubo más charla; sólo Joe empujando en ella, los gritos de placer de ella, los gemidos guturales de él. Ella se estremeció la primera vez que la marea los salpicó, sumándose a la intensidad de su sexo. La segunda vez, ella no reaccionó, pero de nuevo dejó que el agua corriera bajo sus muslos, su trasero, su espalda, sumándose a las sensaciones.
Cuando Joe llegó al orgasmo, gimiendo, ella se quedó muy quieta, queriendo, como siempre, sentirlo vaciándose dentro de ella. La marea subía más suavemente en aquel momento; el flujo de agua sólo llegaba hasta sus caderas antes de retirarse sin sonido alguno.
—Te amo, Princesa.
Ella le sonrió, encantada con su nueva propensión a decir tales palabras y al hombre transformado ante ella, el hombre que instintivamente sabía que podía darle todo lo que necesitara a partir de aquel momento.
—Yo también te amo, Joe. Con todo mi corazón.
Después de que él se apartara de encima de ella, descansaron uno al lado del otro durante un momento, disfrutando del sol, hasta que ella se incorporó y se dio cuenta de que la espuma ascendía hasta un punto al menos unos pocos metros más por debajo de sus pies, como lo había hecho cuando la había tumbado allí por primera vez, no más arriba, como cuando habían hecho el amor. Sabía que eso ocurría en ocasiones, que algunas olas rompían más fuerte, subían más por la playa que las de antes y después; la marea no siempre subía y bajaba de forma constante. Y aun así... no pudo evitar preguntarse si, tal vez, había tenido razón desde el principio. Quizás, pese a todo, hubiera algo cósmico allí.
Justo cuando la idea empezaba a asentarse afectuosamente en su corazón, Joe la atrajo hasta quedar encima de él, con sus caras a escasos milímetros.
—Cásate conmigo.
El corazón de ________ latió con sorpresa. Había oído las palabras, pero no podía llegar a creérselo. Sin duda, algo cósmico.
—Eso no era parte de mi fantasía, Joe —susurró, con una sonrisa.
Él rozó sus labios, que esperaban, con un suave beso y la miró profundamente a los ojos.
—No, pero es parte de la mía.
FIN
Bueno chicas esta historia a llegado a su fin no se ustedes pero yo la ame y
podria decirles qe es de las mejores qe e leido, muchas gracias por todos sus comentaros y por esperarme en todo el tiempo qe no subi capitulos de verdad espero qe la nove les haya gustado las qiero nos leemos pronto bye :D
Nani Jonas
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
aranzhitha escribió:awwww mi Joe tan lindo :arre:
Que va a pasar??
Ya se va a acabar que tristeza :(
subira otra nove??
me alegra qe te guste la nove espero tambien el final jajaja
con respecto a tu pregunta yo segire subiendo noves siempre
y cuando ustedes qieran en un ratito solo subo en mi otra nove
y vengo a subirles unas sinopsis para qe escojan y mañana les
subo el primer cap ok
Nani Jonas
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
awww se acabo :crybaby:
y fue tan linda :(L):
Se van a casar awww :arre:
fue hermosa me hubiera gustado saber que paso despues
pero en fin
gracias por compartirla con nosotras :hi:
y fue tan linda :(L):
Se van a casar awww :arre:
fue hermosa me hubiera gustado saber que paso despues
pero en fin
gracias por compartirla con nosotras :hi:
aranzhitha
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
aqi les dejo las sinopsis prometidas mañana me paso para ver cual les gusta mas para subirles el primer cap ok
1) Viviendo un sueño Joe y tu
Él era su jefe... hasta que un día todo cambió...
Aunque el negocio de ______ se estaba yendo a pique lentamente, ella todavía contaba con el dinero que ganaba trabajando para Joe Donovan. Pero tenía un secreto: ¡estaba locamente enamorada de él! Después de un accidente que estuvo a punto de costarle la vida, Joe se replanteó toda su existencia.
Quería una esposa, hijos... y ya conocía a la mujer perfecta. El plan era pedirle a _______ que le preparara una fantástica boda... sin que sospechara que la novia iba a ser ella.
2) El riesgo de amar Joe y tu
Una sola noche era todo lo que ________ Puente podía permitirse con el alto y apuesto Joe Jonas. Ganar el concurso de helados no era nada comparado con lo que sentía cuando él la miraba con sus ojos ardientes de deseo.
Joe era un hombre rico y sofisticado, impecable con su traje de negocios. Su simple tacto bastaba para encender a ________ y hacerle desear algo más. Al igual que la Cenicienta, se olvidó del mundo real y de la precaución, y, por una vez en su vida, se deleitó con la fantasía. Pero cuando el reloj dio las doce, ________ supo que una sola noche con Joe no sería suficiente...
3) Legalmente suya Joe y tu
Cómo perder a un novio en tres meses.
Cuando el guapo Joseph Jonas preparó un contrato matrimonial entre ______ Singleton y él, ella supuso que sólo estaba bromeando. Pero no pensó lo mismo cuando seis años más tarde Joe se presentó en su puerta para formalizarlo. ¿Qué podía hacer ella para desanimarlo? Primer paso: irse a vivir con él. ______ exigió un anillo de bodas. Pero Joe la recibió con brazos abiertos no sólo en su casa, sino también en su cama... ¡y le compró además un diamante!
Segundo paso: prepararle hígado para cenar. Ni siquiera el perro podría tragarse las cenas de _______; aun así, Joe se lo comía todo sin protestar, ¡y además la quería a ella como postre! Tercer paso: redecorar la casa en color rosa. Ni las toallas rosas, ni los cojines rosas ni las cortinas rosas desconcertaron a Joe.
1) Viviendo un sueño Joe y tu
Él era su jefe... hasta que un día todo cambió...
Aunque el negocio de ______ se estaba yendo a pique lentamente, ella todavía contaba con el dinero que ganaba trabajando para Joe Donovan. Pero tenía un secreto: ¡estaba locamente enamorada de él! Después de un accidente que estuvo a punto de costarle la vida, Joe se replanteó toda su existencia.
Quería una esposa, hijos... y ya conocía a la mujer perfecta. El plan era pedirle a _______ que le preparara una fantástica boda... sin que sospechara que la novia iba a ser ella.
2) El riesgo de amar Joe y tu
Una sola noche era todo lo que ________ Puente podía permitirse con el alto y apuesto Joe Jonas. Ganar el concurso de helados no era nada comparado con lo que sentía cuando él la miraba con sus ojos ardientes de deseo.
Joe era un hombre rico y sofisticado, impecable con su traje de negocios. Su simple tacto bastaba para encender a ________ y hacerle desear algo más. Al igual que la Cenicienta, se olvidó del mundo real y de la precaución, y, por una vez en su vida, se deleitó con la fantasía. Pero cuando el reloj dio las doce, ________ supo que una sola noche con Joe no sería suficiente...
3) Legalmente suya Joe y tu
Cómo perder a un novio en tres meses.
Cuando el guapo Joseph Jonas preparó un contrato matrimonial entre ______ Singleton y él, ella supuso que sólo estaba bromeando. Pero no pensó lo mismo cuando seis años más tarde Joe se presentó en su puerta para formalizarlo. ¿Qué podía hacer ella para desanimarlo? Primer paso: irse a vivir con él. ______ exigió un anillo de bodas. Pero Joe la recibió con brazos abiertos no sólo en su casa, sino también en su cama... ¡y le compró además un diamante!
Segundo paso: prepararle hígado para cenar. Ni siquiera el perro podría tragarse las cenas de _______; aun así, Joe se lo comía todo sin protestar, ¡y además la quería a ella como postre! Tercer paso: redecorar la casa en color rosa. Ni las toallas rosas, ni los cojines rosas ni las cortinas rosas desconcertaron a Joe.
Nani Jonas
Re: "El Diario Rojo" - Joe y tu Terminada
awwww nani me han gustado todas :)
sube todas!!! :bounce:
pero si solo subes una mmm....
me gustaria la primera o la tercera...
pero mejor sube todas siiiii :polli:
sube todas!!! :bounce:
pero si solo subes una mmm....
me gustaria la primera o la tercera...
pero mejor sube todas siiiii :polli:
aranzhitha
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