Love is just a game {Logan Lerman|The Hunger Games}

Perdón el retraso edito el cap y lo subo, gracias por esperar >-< con paciencia y espero que el cap sea de su agrado, es un poco largo eso sí y espero que haya valido la pena la espera c: las amo a todas y gracias por leerme <3

Camino junto a Luise, buscando algo para comer entre los árboles, ella me sonríe y se queja diciendo que la tierra no es lo suyo, que prefiere el mar y que extraña el distrito cuatro. Le sonrío de vuelta y la observo con tranquilidad tratando de calmarla diciéndole que me sucede lo mismo, que extraño aquellos días en los que nuestra única preocupación era ayudar a nuestros padres en el puerto, sacar buenas calificaciones y tratar de ser mejores. Me detengo y frunzo los labios al sentir cómo un extraño zumbido comienza a sonar por mi lado izquierdo, un zumbido que se hace cada vez más y más fuerte. Y, de un momento, a otro empieza a temblar. Le grito que corra y ella así lo hace, siguiéndome por el bosque mientras buscamos una salida. La tierra se empieza a abrir, amenazando con tragar todo a su paso. Los árboles más cercanos comienzan a desaparecer a mi espalda. Todo comienza a llegar a su fin. Tropiezo, caigo pero enseguida me levanto sabiendo que si no lo hago podría morir. No sé donde se encuentra Luise, la pierdo de vista al momento de caer, pero sé que donde quiera que esté ella estatá bien, es fuerte y sabrá defenderse. Lo único que sé es que necesito llegar rápido a la cornucopia, necesito estar a salvo, debo ganar. Por fin logro ver la planicie donde se encuentra la cornucopia, al fin el temblor comienza a pasar y no me detengo hasta llegar a ella dejándome caer sobre el césped, intentando calmar mi respiración. Cierro los ojos cuando sé que el temblor ya pasó y comienzo a oír el incesante ruido de los cañones. Uno, dos, tres… la cuenta sigue hasta llegar a los siete. Siete muertos, siete jóvenes de mi edad –incluso menores– que murieron gracias a los organizadores de todo esto. Aprieto mis puños con fuerza hasta que siento un ardor en mi mano, la observo, está ensangrentada, no me importa, debo ganar a como dé lugar.
El grito de la chica del siete me sorprende y por un momento pienso en detenerme e ir a ayudarla, no, no debo hacerlo, debo matarla debo ganar y volver con mi familia, ella haría lo mismo, me mataría como una cucaracha. Abro los ojos y noto cómo mi corazón deja de latir, un nuevo cañonazo suena. Había muerto, la había matado, yo había acabado con la vida de la chica del siete.

Despierto de golpe manteniendo sólo una imagen en la cabeza la muerte de la chica del siete observándome sin vida con aquel iris azul, pálida, manchada de sangre, se veía tan indefensa y tan pequeña que me resultaba casi irreconocible, no había ni rastros de la muchacha que me retó el día anterior. Niego con un movimiento de cabeza, no debo pensar así. Los juegos aún no comienzan, ella sigue viva tres plantas más arriba, durmiendo plácidamente o a la espera que comiencen las famosas sesiones de entrenamientos.
Me levanto, necesito una ducha y ver que nada ha cambiado y que sólo ha sido un sueño, sí, eso es lo que fue. Me desvisto con rapidez y entro a la ducha. El agua está fría pero logro soportarla y paulatinamente mi cuerpo se adecúa a ella. Me quedo bajo el agua fría por unos minutos, ordenando todos y cada uno de mis pensamientos, dejando atrás el mal sueño que aún me asecha entre las sombras materializándose en mi cabeza cada vez que cierro los ojos con tan sólo una imagen en mi interior: la muerte de Pandora, la chica del siete.

Salgo y me visto con lo primero que encuentro a mano; una camisa azul marina con rayas negras, pantalones negros y una cazadora de cuero del mismo tono, estoy seguro de que la ropa fue escogida con precaución y anterioridad por mi estilista para la sesión de entrenamiento, ahora que lo pienso todo está cuidadosamente ordenado por ellos: la ropa tiene un distintivo invisible que dice cuando será usada aunque, por supuesto, no hay ni rastros de la ropa que usaré en la entrevista.

—Veo que madrugaste—Murmura Fitzpatrick haciendo que me sobresalte, realmente no lo esperaba ahí, sentado en uno de los lujosos sillones de cuero del salón comedor. Había salido de mi cuarto con el mayor sigilo posible, con la seguridad de que todos aún estaban descansando en sus habitaciones incluso sabiendo que en ese instante mi noción del tiempo no era la mejor, lo único que tenía claro era temprano y que el sol aún se mantenía oculto del Capitolio.

Suelto un inaudible suspiro mientras me acerco a él con aparente tranquilidad, manteniendo las manos en los bolsillos de mi pantalón me detengo al borde de los sillones titubeando en continuar con mi marcha o no.

—¿Qué hora es?— pregunto finalmente. Él se encoje de hombros y sonríe con despreocupación. Con lentitud mete su mano en el bolsillo izquierdo de su casacón color beige y saca de éste un pequeño reloj de oro, lo abre y se queda observando por unos momentos, en ese instante el único sonido que lograba escucharse era el melodioso “tic-tac” que el mecanismo hacía con sutileza, como si fuese música ansiosa por ser danzada.

—Las cinco de la madrugada, aún quedan cinco horas para que comience oficialmente la jornada de entrenamientos grupales pero, para ser más exactos, sólo tres para Luise y para ti— responde con la misma severidad que un padre le ordena a su hijo y es comprensible, su deber es orientarnos, exigirnos al máximo para que uno de nosotros logre volver a casa. Asiento sin decir palabra alguna observando al hombre de ojos pardo y cabello rojizo casi anaranjado quien suelta un suspiro y aclara su garganta—: Deberías dormir Wade, aprovechar estas horas que te quedan para que estés despierto con los entrenamientos—añade intentando sonar amable pero sin quitar ese tono inexpresivo tan característico en él, que le hace ver mucho más mayor de lo que en verdad es. Su tono me da a entender de que sus palabras son más por modales y cortesía que por una real preocupación en mi bienestar.

—No puedo dormir—confieso omitiendo, por supuesto, la parte de la pesadilla que me había mantenido en vela y que aún me asechaba si cierro los ojos.
El hombre de no más de veintiocho años me hace un ademán para que tome asiento a su lado al darse cuenta de que sería imposible hacer que volviera a la cama como si nada. Me acomodo a su lado y me ofrece un trago de lo que está bebiendo pero me niego con un movimiento de cabeza a pesar de que mi estómago pida a gritos ser llenado con lo que sea –cosa que me tiene sin cuidado en estos momentos–.

Un extraño silencio se posa entre ambos. Cierro los ojos y al hacerlo vagas imágenes recorren mi mente como si de una película se tratase en las cuales me veo en los juegos, en una arena simple: llena de bosques y lagos. Me veo sobreviviendo a la masacre de la cornucopia, me observo en el grupo de los profesionales, cazando, junto a Luise y chicos desconocidos, asesinando, llegando a la final, saliendo victorioso.

—¿Sabes algo?—pregunta después de un rato mi mentor quien no continúa hasta que se percata de que tiene toda mi atención puesta en él—Me recuerdas a mí, me pasó exactamente igual, a diferencia tuya, esa noche no dormí nada y todo gracias a las ansias que sentía por comenzar los juegos—cuenta sumiéndose en sus recuerdos y arrastrándome a mí a esa remota época en la que mi mentor era sólo un crío que fue alejado de su familia para participar en esto. Me cuenta de su vida, de que había estudiado en casa, trabajando día a día en la presa con su hermano mayor para así llevar dinero y un trozo de pan para su madre, enferma e incapaz de valerse por sí misma, me confiesa lo asustado que estaba al momento de escuchar su nombre tras los parlantes cuando tenía sólo catorce años y de cómo su mentora, Mags, fue su principal apoyo cuando más lo necesitaba —Ella confiaba en que ganaría— confiesa mientras bebe otro sorbo de aquel líquido de color azul, chasqueando la lengua al darse cuenta de que queda poco contenido en su vaso. Lo mira con tranquilidad, igual como el pintor admira su obra de arte, volviendo a perderse en sus memorias—: Me juré ganar, sin importarme nada ni nadie… Iba a ganar por mi hermano, por mi madre, por Mags… Mi meta era volver al distrito y demostrarle a todos que no era el mismo chiquillo enclenque que había salido del distrito cuatro.— Sus palabras de alguna u otra forma me animaban, me daban fuerzas para ganar y para volver con mi familia de la misma forma en la que Fitzpatrick lo había hecho hace ya casi catorce años atrás.

Lo observo y noto cómo sus ojos se cristalizan al hablar de lo difícil que fue para él entrar en la arena, lo complicado que fue matar a su primera víctima: una chica del distrito ocho, cuerpo delgado pero ágil, de tez pálida la cual daba a notar las pecas que se formaban en su rostro casi angelical, poseía unos extraños y llamativos ojos grisáceos que contrastaban el intenso color rojo de su cabello. Me cuenta que habló con ella una vez, en la sesiones de entrenamientos, y que si la mató fue por compasión, aminorándole el dolor de una muerte inminente según él la chica «Estaba agonizando y moriría dentro de unas horas» lo hizo para ayudarla y no se arrepiente. Dijo, también, que con el pasar de los días las muertes se volvían más sencillas y que cuando estaba en la final en lo único en que pensaba era en ganar para volver a ver a su familia.
—¿Cuál es tu relación con Luise?—Pregunta saliendo de sus cavilaciones y volviendo a la realidad con una amable sonrisa marcada en sus labios. No sé qué responder, no tengo idea como marcar nuestra relación ¿novios?¿amigos?¿simples conocidos? Es extraña, incomprensible y ahora las cosas se complican más entre ambos.

—Nuestros padres han acomodado las cosas entre nosotros… ellos son los que deseaban que nos casáramos algún día—confieso sin dudarlo—. La estimo, podría considerarla una buena persona, una gran amiga y compañera.

—¿Qué sientes por ella, muchacho?

—Yo… no sabría explicarlo…

Él suelta un suspiro ante mi respuesta y se acomoda en su asiento cerrando los ojos buscando las palabras más apropiadas para continuar con nuestra charla.

—Bien, Wade, presta mucha atención a mis palabras si quieres sobrevivir en la arena—comienza dedicándome una severa mirada—Primera regla en los juegos: Debes tener claro tu objetivo: vas a ganar ¿no? Pues demuéstralo con tus acciones, sé firme en tus actos, lucha si crees que sobrevivirás—lo escucho con atención, estoy seguro que esta charla podrá servirme de mucho cuando tenga que ir a los juegos—; segunda regla: Aquí no sólo cuenta tu aptitud física, tu inteligencia juega un rol fundamental al momento de sobrevivir, el más fuerte puede morir en los primeros días y el más débil puede ganar si tiene la inteligencia suficiente, ¿recuerdas los juegos de hace tres años atrás? Holly, la chica del tres, no tenía las de ganar, era escuálida, delgada, una chica de tan sólo doce años: Ganó ocultándose entre las sombras, dejó que todos se mataran entre sí mientras veía cómo asesinar al último contrincante hasta que finalmente lo logró y salió victoriosa con sólo una muerte en su conciencia; tercera regla: Miente, no demuestres tus habilidades a los demás, sé humilde, aprende, oculta tus habilidades, oculta tus movimientos; cuarta regla: es un hecho que en los juegos tarde o temprano deberás asesinar, debes tener sangre fría al hacerlo, no tengas lástima si a quien matas es a una mujer o a alguien menor que tú, ellos no tendrán compasión contigo, deberás matar, deberán morir y si no lo haces ellos se encargarán de acabar con tu vida; quinta regla: si quieres ganar piensa en algo que te motive a seguir adelante, a luchar por sobrevivir, piensa en algo que mantenga tus esperanzas y que alimente tus fuerzas día a día, porque si no lo haces podrías perder tu cordura, perder tu identidad, perder la vida; y por último, y quizás la regla más importante: En los juegos no te encariñes con nadie, sea o no parte de tu pasado, presente o futuro a no ser que estés dispuesto a morir por esa persona ¿Entendido?

Asiento en silencio dándole la razón en cada una de sus reglas. Debo ganar, no sólo por mí si no por mi familia, debo demostrar lo mejor de mí en la arena, ese es mi principal objetivo— Lo tendré presente—musito dedicándole una sonrisa—, ganaré los trigésimo cuartos juegos del hambre—«Aunque eso signifique romper la promesa que le hice al padre de Luise» pienso pero rápidamente quito esa idea de la cabeza, yo no iba a ser quien acabase con su vida. Suspiro y relamo mi labio inferior de forma inconsciente «ya habrá tiempo para pensar en eso, Wade» me regaño.

—¡Mira la hora que es!—Exclama el hombre poniéndose de pie con un ágil movimiento para posteriormente caminar hacia el gran ventanal que muestra parte de la ciudad del Capitolio. Guío mi vista hacia este y observó cómo ya se ilumina la ciudad tenuemente con la luz natural del sol. Es increíble cómo pasa el tiempo cuando uno se mantiene atento a algo—Deben ser como las seis o siete de la mañana—calcula pensativo—. Deberías comer algo, aprovecha ahora que tienes la comida suficiente al alcance de tu mano.

Me levanto, dedicándole una de mis mejores sonrisas y paso a la mesa. Él por su parte camina hacia unos paneles de control y aprieta un botón, segundos después llegan los avox, silenciosos como siempre, con sus batas blancas traen miles de platos y bandejas llenas de alimentos: dulces, tostadas, panes de nuestro distrito, leche, juegos y miles de alimentos más que no logro precisar con exactitud y, al terminar, los avox se retiran de la misma forma con la que han llegado. Fitzpatrick toma una taza y prepara el agua.

—Toma—murmura de vuelta con su inexpresivo noto inicial.

—¿Qué es?—inquiero con curiosidad tomando la taza caliente entre mis manos inhalando el embriagador aroma que emana de ella.

—Café—responde—te ayudará a mantenerte despierto para la sesión—añade con una sonrisa. Bebo el contenido deleitándome con el amargo sabor de éste, el café no es malo como al principio juzgué, todo lo contrario, es delicioso. Camina hacia donde me encuentro y me despeina como si fuera un niño pequeño a modo de despido— Por cierto, Wade, para las próximas sesiones deberías dormir más.

Se retira, dejándome sólo con una comida que pide a gritos ser devorada y eso hago, me alimento con precaución, intentando degustar los majares que sirven en el Capitolio. Para cuando llega Luise estoy acabando la tercera taza de café, mi estómago no da más y me siento completamente satisfecho por lo comido. Le sonrío de buena gana y la invito a sentarse y a comer un poco.

—¿Dormiste bien?—pregunto con fingido interés. Ella sonríe triunfal posando su mirada en la mía.

—Soñé contigo—Admite, le sonrío mientras callo a mis pensamientos que gritan que la muchacha soñó con mi muerte esa noche.

—Ah ¿sí?—murmuro seductor y divertido.

Ella vuelve a sonreírme.

—Siempre sueño contigo Lerman.

Trato de encontrar palabras qué decirle pero nada se me ocurre en ese momento por lo que le vuelvo a sonreír y levanto mi mirada observando cómo Roy llega quejándose entre dientes por lo temprano que es.
—No entiendo porqué Fitzpatrick quiere que lleguen antes—se queja sentándose a nuestro lado—¡ni siquiera está aquí!

—¿Qué es lo que decías, Cooper?—murmura nuestro mentor a sus espaldas haciendo que el rostro de Roy palideciera más de lo normal y tartamudeara que no era nada importante. Una sonrisa se posa en los labios del hombre de pelo rojizo y toma asiento enfrente de nosotros—Bien, hoy comienzan sus entrenamientos y quiero que den lo mejor de ustedes, que aprendan lo elemental y que me hagan sentir orgulloso de lo que hagan.

Ambos asentimos y posteriormente él procede a explicar las reglas que me dio hace unas horas atrás aunque mucho más resumidas que antes. Cuando dice la sexta regla noto la mirada cómplice de Luise en mí cosa que me inquieta, hasta el punto de confundirme y hacerme dudar si debo o no ganar. Me regaño a mi mismo por el pensamiento: Debo ganar, ese es mi objetivo y ni ella ni ninguna otra chica hará que cambie de parecer, debo ser fuerte.

Nuevamente la voz de nuestro mentor logra sacarme de mis cavilaciones, esta vez para anunciarnos que es hora de partir, nos explica que la sala de entrenamientos se encuentra bajo el edificio y nos hace salir con rapidez recordándonos que estos tres días son los mejores para conocer “vagamente” al enemigo.
Camino con calma junto a Luise en un silencio casi indescriptible. Ella busca con cautela el contacto de mi mano hasta que nuestros dedos se entrelazan como nunca antes lo habían hecho. Nos separamos cuando llegamos al gimnasio y vemos a un par de vigilantes que se acercan a nosotros para darnos el número de nuestro distrito en un trozo de tela.
Suelto un leve suspiro al pensar en todo lo ocurrido, es incómodo y extraño a la vez ¿por qué lo hace? No lo entiendo y dudo hacerlo alguna vez.

—¿Estás nerviosa?—pregunto a pesar de que la respuesta era más que clara, intentando, de ese modo, matar el tiempo que tenemos a solas mientras los vigilantes nos observan con cautela a distancia.

—No sabes cuánto…—murmura al fin, dejándose caer sobre el suelo. Me siento a su lado y la observo de reojo sin poder acostumbrarme al acercamiento que hemos tenido este último tiempo y, dudando del por qué se ha producido.

—¿Por qué?—Indago, posando mi vista en los muñecos que están en una de las pistas de obstáculos.

—Porque jamás pensé tener que enfrentarme a ti, Wade, quería ganar… que me vieras como alguien digno y te sintieras orgullosa de la que sería tu esposa y ahora… ¡Míranos!, destinados a morir o a cargar con la muerte del otro…—sorpresivamente me toma de las manos y noto cómo sus ojos se cristalizan antes de continuar— No quiero vivir sin ti Wade… prométeme que si muero morirás conmigo.

No sé qué decir, sus palabras me toman por sorpresa, no puedo prometerle algo que sé que no cumpliré, además, tampoco creo mucho en sus palabras ¿desde cuándo Luise Benbow tiene miedo a perder a alguien con quien sólo ha entablado conversación gracias a sus padres? ¿En qué momento me volví en su todo? ¿Qué mierda se propone en realidad? No sé que responderle, no sé qué pensar pero debo decir algo y rápido.
—Yo…

—¡Ey, chico del cuatro! —reconozco esa voz y le agradezco internamente haber interrumpido en el momento más oportuno. Levanto la vista y ahí está, la rubia del distrito dos saludándome con una sonrisa y un movimiento de manos para llamar aún más mi atención. Le dice algo a su compañero y ambos caminan hacia mi posición.

—Chica del dos—saludo cuando está a nuestro lado, jamás había sido bueno con los nombres y en ese momento me maldije por eso.

—Como seremos compañeros creo que debemos presentarnos con formalidad: Él es Chase y yo soy Mara—El chico nos lanza una gran sonrisa por cortesía, estoy seguro de Fitzpatrick habló con la mentora de ellos para que formáramos una alianza preliminar.

—Ella es Luise y yo soy Wade—nos presento, sonriéndole de forma seductora a la muchacha—, es un gusto conocerlos—añado.
Finalmente comenzamos a entablar una conversación, simples trivialidades, sobre las alianzas, los demás tributos mientras esperamos ansiosos que el gimnasio se llenara para conocerlos mejor.

omg! capitulo! ya lo leo!

Esa Louis, sigo desconfiando de ella, nah la verdad nunca confiare en ella, tiene algo.. algo.. que me da mala espina ¬¬
Oh, me estan apurando, asi que sere breve :(
Me encanto el capitulo, fue muy emocionante, y con eso que ya estoy en el flow de los Juegos, ahora entiendo todo con mayor claridad *---*
Ojala y puedas subir otro prontooo te quiero Elenaa
ciaooo

Aloo!
poor fiin capituloo, o si baby o si baby hahaha xDD
me encantoo aunque me dejo un pocoo confundida Louis con su comportamientoo, que le pasa? sera que de verdad le importa Lerman ?
muchaas preguntaas, espero con ansias a qe los juegoos empiezen de una buenaa vez.
Siguellaaa ♥

wow siguela

Son pocos comentarios pero es bueno porque es tarde y me siento ruda por continuar la nove después de un mes T_T perdón *0* y gracias por comentar *-* contesto y les subo cap c: por cierto, espero que no se hayan olvidado de las noves a pesar de mi tardanza T_T(?

Heaven.Foster escribió:Esa Louis, sigo desconfiando de ella, nah la verdad nunca confiare en ella, tiene algo.. algo.. que me da mala espina ¬¬
Oh, me estan apurando, asi que sere breve :(
Me encanto el capitulo, fue muy emocionante, y con eso que ya estoy en el flow de los Juegos, ahora entiendo todo con mayor claridad *---*
Ojala y puedas subir otro prontooo te quiero Elenaa
ciaooo

Mija perdón por no subir antes y sí, Luise da mala espina pero bueh(? son las cosas de la vida >-< andas un poco desaparecida en mis novelas pero igual te adoro y espero que te esté llendo bien en la escuela c: y en todo mija *-* y perdón por no subir antes, espero que el cap te guste c:

#SofiD'Lerman~ escribió:OMGGGGGGGGGGGGGGG Definitivamente ¿Estás Jugando Conmigo? Ósea No Tengo Palabras, Lo AMEEEEEEEEEEEEEE Joder Jjajajajaja Quiero Ver Que Pasa, Holy Sh!t Que Intriga Mujer Jjajajaja Estoy Sin Habla Me Gusto Mucho De Verdad Mujer Ya Enserio Cuídate Que Ya Estoy Haciendo Planes Malévolos Con Mis Amiguitos Los E.T Jjajajajajjaja Soy Toda Una Malota Oh Shii! Jjajajajjajaa Obvio Que Tenia Que Terminar De Leer Si No Que No Vez Que La Intriga Me Mataría e.e *BaileSensual* Ok Ya Empecé De Nuevo Con Mis Incoherencias Jjajajja :cc Me Iré A Comer Gusanitos Jjajajaj Bueno Ya Me Pongo Seria…

Con Respecto Al Capítulo, ¡JODER! Al Principio Me Lo Creí Y Quede: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Jjajajjajaa Me Engañaste Mujer .__. Jajajajaja Y Con Respecto A Luise, No Me Agrada Para Nada Creo Que Es Una Maldita Y Por Desgracia Sensual %&#@ Jjajajjajaja Está Tratando De Jugar Con Mi Wade -.- Jjajajajja Me Cae Mal Jumm Ojala La Galletita Oreo Le Salga Sin Crema xdd

Síguela O Me Caeré De La Cama .__. Jjajajjajaja No Quiero Caerme De La Camita u__u

Tus Novelas Son Mi Droga :3 ElenatorForevah!

#Laugh.Love.Lerman

Mija me siento intrigadora xDDD me encantó tu sensual comentario *-* ven y secuéstrame mija 1313 xDDD me gustan tus incoherencias xD y me siento engañadora T__T perdón :cc (? a mi tampoco me agrada la Luise pero bueno xD ojalá la galleta le salga sin crema >:c como dijiste c: xDDmija e quiero y gracias por comentar <3 y perdón por intrigarte :cc xD

Patu {#} escribió: Argg, no le creí ni un poco lo que dijo Luise u.u es tan melodramática y egoísta, si tanto ama a Logan ¿por qué quiere que muera con ella? Buen intento :¬¬: espero que Logan siga manteniendo distancias con ella y oh! mis suposiciones se harán realidad?? e.e porque si Logan va a encariñarse con alguien, quiero que sea Pandora :¬w¬:
Ok, nada mas por decir xD siguela pronto Eli! (:

Mija yo igual prefiero a la Panda <3 pero bueno Luise es una chica de armas tomar >:c y me alegro que te haya gustado el cap y que no le creyeras a la Luise (? bien hecho okno xD aunque nuestro Lerman podría encariñarse con Mara, con quien tiene una buena relación igual(? perdón el retraso pero ya la sigo *0*

MILEY<3 escribió:Aloo!
poor fiin capituloo, o si baby o si baby hahaha xDD
me encantoo aunque me dejo un pocoo confundida Louis con su comportamientoo, que le pasa? sera que de verdad le importa Lerman ?
muchaas preguntaas, espero con ansias a qe los juegoos empiezen de una buenaa vez.
Siguellaaa

Perdón por el retraso Miley T___T ya sabrás, ya sabrás, con el tiempo las preguntas se van a aclarar *0* y queda menos para que los juegos comiencen, perdón el retraso T__T y ya la continúo C:

NiñaDeLermanBieberStyles escribió:wow siguela

Ya la seguiré c: perdón el retraso

Los días pasan con mayor rapidez de la esperada. Jamás habría imaginado que dos días de entrenamiento fueran tan cortos y que, de un día para otro estuviéramos concluyendo las sesiones grupales; preparados para iniciar las sesiones individuales. Luise y yo aún nos mantenemos juntos en los entrenamientos por órdenes de nuestro mentor, según sus propias palabras «es elemental que sepamos lo mismo para estar en igualdad de condiciones al momento de entrar en la arena y convertirnos en lo que en verdad somos: enemigos» por lo que pasamos juntos por la mayoría de los puestos en esos tres días, observando a nuestros aliados y enemigos, mientras aprendíamos y perfeccionábamos las técnicas.

Trato de mantener mi atención en las palabras de los vigilantes quienes anuncian con emoción cómo serán tomadas las pruebas individuales: comenzarán alrededor de las tres de la tarde, el turno será dado por el número de distrito, primero las damas y después los hombres y las demostraciones no deben durar más de cinco minutos. Explicado aquello nos dicen que debemos seguir entrenando y así lo hacemos: nos dispersamos y volvemos a lo nuestro.

Observo a mí alrededor: Chase está probando sus habilidades en la lucha cuerpo a cuerpo, Mara en cambio, se prueba con el arco, se nota que tiene una buena puntería y sabe manejarse con aquel arma. El pequeño del distrito uno tiene un talento nato con la espada y su compañera se divierte aprendiendo sobre las plantas y frutos que podrían estar en la arena. La chica del tres junto a su compañero, están en el puesto de los nudos, al igual que los del distrito ocho.

—Creo que debemos ir ahí—Luise me saca de mis pensamientos, indicándome un puesto de “primeros auxilios y curaciones”. Asiento sin decir palabra alguna, aquello puede sernos útil en todo momento. Al caminar hacia allí observo a los del distrito siete armando y desarmando trampas, mi mirada se encuentra con la del chico quien me saluda a distancia. La desvío, observando a su compañera, quien no se percata de mi mirada hasta que acaba su trampa.
Rueda los ojos, con exasperación y luego vuelve a lo suyo, sin darme mayor importancia.

Me concentro en mi trabajo, haciendo un torniquete alrededor de mi brazo con la mayor rapidez posible. El entrenador me felicita por mi trabajo y me pregunta que qué haría en caso de no haber venda alguna, además de rasgar mis ropas qué planta usaría para detener el sangrado.

Hago memoria y me maldigo al no poder nombrarla pero logro recordarla y describirla con facilidad. El homebre me sonríe al ver que mis conocimientos no eran del todo erróneos. Al cabo de media hora ya somos expertos en medicina alternativa. Después de aprender lo necesario, le pido a Luise que probemos otros puestos. Ella asiente y yo me encargo de guiarla hacia los cuchillos, dispuesto a probar mi puntería con aquellos. Si debo admirar algo de ella es su precisión con ellos, la forma en que los utiliza y como los lanza: como si fueran plumas. Tira tres a la vez y estos llegan directamente al corazón del muñeco, clavándose con elegancia. La entrenadora la felicita y ella hace una referencia, sonriendo victoriosa.

Llega mi turno y lanzo sólo un cuchillo a la vez. El primero cae en la cabeza, el segundo, en el cuello y el tercero en el corazón. También recibo alabanzas por parte de los presentes y Louise me sorprende con un cálido abrazo, al que correspondo sin pensar.

—¿Ahora qué?—Me pregunta. Me encojo de hombros y le dedico una sonrisa. Habíamos pasado por todos los puestos, o al menos por los que eran de mayor vitalidad.

—Podríamos ir a las trampas ¿no?—Propongo. Ella sonríe, tomándome de la mano y guiándome con bastante facilidad hacia la dirección estipulada, el lugar se encuentra un vacío: Pandora y su compañero habían dejado el lugar minutos atrás y ahora están practicando con la espada o eso es lo que parece.

Bien, soy un asco en esto de hacer trampas terrestres, lo único que me ayuda es saber hacer nudos, nudos y redes, sólo eso. No sé montarlas y al ocultarlas quedan a la vista de cualquiera. El entrenador me regaña y me vuelve a dar las indicaciones para mejorar.
Nuevamente trato, fallando otra vez, pero eso no es un impedimento para que no lo vuelva a intentar y, al hacerlo, no puedo evitar la sensación de que alguien me observa.
Levando la cabeza con cautela y noto como la fría mirada de Pandora se cruza con la mía haciendo un contacto que dura sólo unos segundos. Ella es quien desvía la mirada, pero puedo notar cómo una sonrisa burlona cruza fugazmente sus labios.

Vuelvo a lo mío, con la misma rapidez que ella vuelve a lo suyo. De vez en cuando subo la mirada, observando su entrenamiento y recibiendo nuevos regaños por la falta de concentración. Cuando casi logro armar bien la trampa, los vigilantes nos llaman a comer.

Nos sentamos en grupos, de la misma forma en la que almorzamos la primera vez. Es un hecho, las alianzas ya están formadas, al menos la mayoría de ellas. El grupo de los profesionales está conformado por los chicos del uno, del dos, el chico del tres, la chica del cinco y nosotros. Los demás prefieren actuar solos o con su pareja de distrito. Una mueca se figura en mis labios al observar cómo come el chico del distrito diez, causándome repugnancia y desánimo.

—Apuesto que no durará ni cinco minutos—murmura Oliver, con una sonrisa confiada en su rostro, relamiendo sus labios de la presa de pollo que recientemente ha acabado.

—Le dará un ataque mientras intente correr—se burla Chase con voz inexpresiva. Todos reímos por su comentario, sin poder evitarlo.

—Apuesto que lo mato antes que pueda correr—añade Mara con seguridad.

Y los murmullos se vuelven a hacer presentes, en medio de risas y de burlas de las cuales me mantengo ausente, observándolos a mi alrededor, mirando a todos: a los aliados, a los enemigos, a los vigilantes y a los entrenadores. Pienso en qué debo hacer en la sesión individual y escucho las palabras de Fitzpatrick, debo dar lo mejor de mí, mostrarle mis mejores habilidades y sorprenderlos con aquello.

Mi mirada recorre los distintos grupos nuevamente. La chica del nueve se acerca a la mesa de comida y Pandora la imita, tienen una breve conversación, en la cual veo a la inexpresiva chica de ojos azules sonreír con diversión ante las palabras que la pequeña le dedica, después de aquello ambas vuelven a sus respectivos puestos.

—Entonces Wade, ¿qué piensas?— Las palabras de Margaret me toman por sorpresa, sacándome finalmente de mis cavilaciones.

—¿Disculpa?

—Maggie decía que si nos ayudarías a reclutar al chico del siete—me aclara Chase. Hago una mueca, la idea en verdad no es de mi agrado. El chico se ve débil, más débil que su propia compañera.

—No creo que sea una buena idea—les suelto, tratando de sonar lo más desinteresado que puedo—, dudo que desee separarse de su compañera, al fin y al cabo son “amigos” ¿no?

Nuevamente se escuchan murmullos, palabras que niegan mi opinión y palabras a favor de ella pero todas cesan al momento que los vigilantes nos anuncian que en media hora más comenzarán los entrenamientos privados.

El silencio que se posa en el ambiente se vuelve tenso, incómodo hasta cierto punto, pero Chase es el encargado de romperlo.
—Bien,veamos quienes sacan el mejor puntaje, el que lo saque tendrá el honor de asesinar primero, a quien sea que no pertenezca a los profesionales—Todos ríen pero lo que dice es tentador, además, con ello nos libramos más rápido de los demás tributos.

Quince minutos después nos llaman a un corredor, largo y espacioso, equipado con veinticuatro sillas perfectamente organizadas. Me siento junto a Luise, ella acomoda su cabeza en mi hombro, me pide que la abrace y lo hago de forma monótona e inconsciente, le digo que todo estará bien, a pesar de saber que es una mentira, lo hago para consolarla. Ella me sonríe tenuemente y toma mi mano, apretándola con delicadeza.

Levanto la cabeza cuando comienzan a llamar. La primera en ir es Margaret, camina digna, con gracia y al pasar por nuestro lado nos dedica una sonrisa divertida y triunfal. Entra y sólo logro escuchar el sonido del reloj anunciando cómo pasan los minutos. Observo a mi alrededor, Mara me dedica una sonrisa; Chase un pequeño saludo; los otros me miran con indiferencia; el chico del siete me hace un ademán; Pandora mueve su pie nerviosa mientras muerde su labio inferior. Llaman a Oliver. Margaret no sale, por lo que supongo que hay otra puerta de salida. Vuelven a pasar los minutos. La luz comienza a tintinear, amenazando con extinguirse. Mi corazón se acelera. Llaman a Mara. Muerdo mi labio, cierro mis ojos, sintiendo la presión de la mano de Luise.

El nombre de mi compañera me saca de mis pensares ¿dormí? No lo recuerdo. Ella me da un beso, cerca de los labios, le deseo suerte y se dirige a la gran puerta con aire triunfal. Tan solo unos minutos y mi turno habrá llegado. El tic-tac del reloj suena al compás de mi corazón, acelerándose más y más, juego con mis manos, nervioso, más de lo que desearía. Miro a mí alrededor, son menos tributos pero todos tienen alguna manía gracias al nerviosismo.

Finalmente me llaman. Me levanto y camino a la puerta que se encuentra al fondo del gran pasillo, se abre incluso antes de que llegue a ella y se cierra tras mis espaldas. Increíblemente los vigilantes se mantienen atentos a mis movimientos y la respuesta es obvia, soy el último tributo que puede darle un buen espectáculo. Los saludo y me presento por más obvio que sea aquello, ellos me hacen un ademán para que comience.

Una lanza, una espada, unos cuchillos, una soga, es lo único que necesito para enseñarles lo que puedo hacer. En primer lugar acomodo los cuchillos y la espada al cinturón, después comienzo a armar nudos hasta formar una red, posteriormente la lanzo a los maniquíes en movimiento, logrando atrapar a dos de ellos. Tiro la lanza dándole con certeza a los muñecos que se encuentran en la red, atravesándolos con ellas. Utilizo los cuchillos para acabar con tres de los que se encuentran libres, lanzándolo a sus zonas vitales. Finalmente corro de forma rápida, empuñando la espada y cortando a todos los que quedan. Los vigilantes me felicitan aplaudiendo de buena gana e invitándome a desalojar el lugar.

Salgo y observo a mí alrededor, los avox van y vienen y hay algunas sillas para esperar a los demás tributos, justo en frente del elevador. Observo cómo nuevamente parpadean las luces, me siento, con una clara idea en mi mente: Esperar a la chica del siete y convencerla nuevamente de formar alianza con los profesionales. Espero, fingiendo estar dormido, a medida que pasa el tiempo puedo reconocer los pasos de quienes han terminado sus entrenamientos: la chica del cinco, el chico de su distrito, la chica del seis, se detiene a esperar al muchacho que la acompaña, suben al elevador, preguntándose sobre lo que hicieron. Me sorprendo, la puerta se abre segundos después de que el lugar vuelve a quedar vacío. Abro los ojos y efectivamente, es Pandora quien sale, con una sonrisa triunfal que se borra al percatarse de mi presencia. Camina hacia el elevador, ignorándome por completo. Me apresuro, la tomo del brazo con más fuerza de la que quisiera.

—¿Qué pasa?—Ladra exasperada, mirándome fulminante, con una mueca llena de disgusto. Le sonrío con diversión y me encojo de hombros, haciéndola entrar al elevador cuando la puerta de este se abre.

—¿A caso no puedo subir junto a ti?—Pregunto, manteniéndome calmado.

— Haz lo que quieras—presiona el piso siete, yo presiono el cuatro, el ascensor comienza a subir con lentitud, las luces comienzan a parpadear, el silencio nos rodea y entonces, todo se detiene.

El elevador para de golpe antes de llegar al tercer piso, las luces se apagan y nos quedamos sumidos en la oscuridad. Sonrío, aquel problema de electricidad se veía venir, lo que no sabía era que iba a ocurrir en el momento preciso, dándome todo lo que necesitaba para convencerla.

—¡Lo que faltaba!—exclama enojada, sonrío al escucharla así—debo quedarme aquí junto a un idiota.

Hago una mueca, frunzo el ceño con molestia, sin comprender bien porqué aquella tosca y hostil actitud hacia mí.

—Dora, querida, podremos conocernos mejor.

—No me llames Dora—sonrío al escuchar su molestia, y me acomodo, dejándome caer al suelo.

—Como digas, cariño, pero vamos a pasar mucho tiempo aquí así que…

—Así que nada—me calla, molesta y se deja caer al suelo. Mi vista se empieza a acostumbrar un poco a la oscuridad y agradezco poder sentir el sonido de su voz diciéndome que no se encuentra tan lejos de mí.

—Podrías reconsiderar la oferta de unirte a nosotros—murmuro, relamiendo mis labios.

—No tengo nada que reconsiderar

—¿Segura?

—Sí—fría, tajante, inexpresiva. Pandora siempre se mantiene a la defensiva, eso es algo que llamó mi atención desde el momento en que la conocí.

—Entonces, te propongo un trato…

—No tengo ánimos de escuchar estupideces Wade—Se niega pero sé que no lo hará por mucho, la oferta que le haré es algo que le gustará escuchar. Me acerco a tientas a ella, busco su mano y por ella mis dedos comienzan a formar un camino que logra estremecerla y ponerle la piel de gallina ante la sorpresa de mi actitud.

—Mira, sé que no te atreverás a matar a tu amigo, yo lo haré por ti, siempre y cuando me quites a Luise de encima—murmuro, mientras mi mano pasa por su cuello con diversión en busca de sus cabellos para jugar con ellos.

Ella suelta una risa irónica, mucho más calmada que antes, volviendo a mantener la calma sobre la situación en la que estamos. Separa mi mano con brusquedad haciendo que esta choque con la pared de metal. Hago una mueca, convencerla va a requerir mucho más que sólo atraerla hacia mí para cumplir mis objetivos.

—No tengo intenciones de ser tú aliada, Wade—reitera con frialdad haciendo una pausa—, pero no me molestaría cobrarte la palabra más adelante.

—¿Es un sí?

No logra responder. La luz vuelve de forma inmediata, me molesta, me ciega y me obliga a parpadear hasta lograr que me acostumbre a ella. Una voz por el altoparlante se disculpa por el pequeño problema con la energía diciendo que todo está bajo control y que no volverá a ocurrir.
Silencio. Ella no responde, el ascensor sigue subiendo. Piso cuatro. Las puertas se abren, la chica de ojos azules vuelve a sonreír.

—Nos vemos en las entrevistas—se despide, sonriéndome con frialdad, dejándome con la incertidumbre de la conversación que no logró ser concluida.