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Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
May ¿Por que no la sigues?
Me voy a deprimir :(
Por favor siguela
Extraño tus capitulos
Siguela
Pronto
O morire es verdad
Me voy a deprimir :(
Por favor siguela
Extraño tus capitulos
Siguela
Pronto
O morire es verdad
totoro.
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
MAAAAAAAAAAAAAY! oh perdon perdon perdon ! las fucking notificaciones no han llegado, de lo contrario hubiera pasado antes a ver el cap que has subido! Simplemente es muy hermoso que se hayan graduado y sientan a Hogward aun como su hogar. En verdad se los extrañara muchisimo :(. Aunque JAJAJAJAAJAJ pobre tedd que manera de hacerlo pasar verguenza xD aunque el es mi personaje preferido junto con Albus :3 ALBUUUUUUUUUUUS:_ co mo lo extrañare, y mas si lo amo como lo amo (?)
Quiero que James y Susan se renconcilien de nuevo :( me da penita pensando que quizas no puedan volver D:
SEGUILA CUANDO PUEDAS!! Amo tu novela es de las mejores!
Quiero que James y Susan se renconcilien de nuevo :( me da penita pensando que quizas no puedan volver D:
SEGUILA CUANDO PUEDAS!! Amo tu novela es de las mejores!
Jaeger.
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Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
Beaaaaaa perdoonaame D: tu con tus hermosisimos comentarios y yo sin subir u.u intentare subir el cpai en estos dias :D
creo q ya estoy inspirandome otra vez ñ__ñ todo sea x mis lectoras de verdad graciiias yo te quiero mucho!! :hug: :D jaja de verdad perdona x hacerte esperar!
Cande: Tambien perdon x no ver antes tu comentario gooshh me alegro tanto saber q has leido el capi*-* de verdad no te preocupes sino lo leiste antes, con q comentaras ahora me alegraste muchisimo :'D y espero subir capi para ustedes prontoo!! Graciias x esperar y comentaar!!
creo q ya estoy inspirandome otra vez ñ__ñ todo sea x mis lectoras de verdad graciiias yo te quiero mucho!! :hug: :D jaja de verdad perdona x hacerte esperar!
Cande: Tambien perdon x no ver antes tu comentario gooshh me alegro tanto saber q has leido el capi*-* de verdad no te preocupes sino lo leiste antes, con q comentaras ahora me alegraste muchisimo :'D y espero subir capi para ustedes prontoo!! Graciias x esperar y comentaar!!
TheGirlImpossible
Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
¡Hooooooolaaaaaaaaa chicaaaaaaas! Les traje capi! :D
Y esten atentas xq en unos dias subire el que le sigue, ¿por que? ¡POR QUE SOLO QUEDAN TRES CAPITULOS MAS! D: y juro que llega el gran final de mi nove! :D Pero no se depriman! D:
Si quieren les subire mi mini-novela de James & Lily en la cual Harry viaja al pasado ñ__ñ en fin, concentrandonos en el capi de hoy, es very importante asi que leanlo con calma (?) jaja PERDON si tarde :S pero pff la inspiracion u.u
ademas de q estoy trabajando en un proyecto mega ultra secreto *u* y bueno, no tenia tiempo ademas de q estoy atareada en los preparativos para el cumple de mi hermanito *-* en fin, me dejo de hablar y les dejo el capi.
Gracias por esperar las quiero!:')
Susan llego aquella noche a su casa y sin decir nada más que “buenas noches” subió a su habitación para intentar dormir todo lo que pudiera, tenía sueño y se sentía cansada pero a la vez, a pesar de eso no quería cerrar sus ojos y dejar lo que había sucedido hace momentos; como algo que había ocurrido en el pasado. Entro en su habitación y vio que todas sus pertenencias estaban allí, nada había quedado en Hogwarts y sin embargo no quiso buscar su pijama, por lo que se había acostado en su cama y dormido profundamente sin poder contenerse.
Ya el tiempo decidiría que pasaría y el destino aria el resto. ¿O no?
Tres años después.
Así es, ya habían pasado tres largos y trabajadores años en los que Susan se había sentido tan feliz y atareada; se había decidido por estudiar medimaga para trabajar en San Mungo por lo que casi no veía a sus amigos que habían tomado caminos diferentes. Teddy y James hacían la carrera de Autor y pronto se recibirían, Rose trabajaba en el Ministerio junto a Scorpius, Victoire también estudiaba medimaga pero un curso diferente al de Susan y Albus era el capitán y buscador de un equipo de Quidditch muy famoso en Gran Bretaña.
La vida parecía sonreírles, pero en realidad no tanto como parecía y para empezar: Susan había tenido problemas en encontrar un trabajo que l independizara luego de salir del colegio y no quería ir al Ministerio, ella quería conseguirlo sola y no con ayuda de sus padres, además de que al empezar la carrera de medimaga casi no tenía tiempo para visitar a sus amigos y se había enterado de que James salía con alguien que había conocido en su curso de Auror; ciertamente esa noticia le provocaba menos ganas de verlo por lo que prefería que sus amigos fueran a verla a ella si así lo querían. Tras rechazos y más rechazos lo más digno que había conseguido era trabajar en la tienda de helados en el Callejón Diagon. Fuera del trabajo, Susan había asistido a la boda de Neville y Luna meses después de comprometerse y aun recibía gustosa la visita de Lily, Dominique, Hugo, Fred y Louis quienes le contaban infinitas cosas sobre Hogwarts; en donde todo parecía ir muy bien, si, parecía ser que el primer año fuera del colegio había resultado interesante y los dos siguiente algo parecido.
Aunque Susan ya hacía un año que vivía sola, siempre los fines de semana solía quedarse en casa de sus padres, hoy por ejemplo, no era la excepción; tan puntual ella estaba estudiando en su antigua habitación con la ventana abierta a un bello paisaje cuando una lechuza color café entraba volando, Susan la había reconocido de inmediato.
¡Sí! Noticias de Vic. –Sonrió yendo a la ventana –veamos que me traes…
El olor a pergamino recién usado le llegaba desde la carta en el sobre que la lechuza tenia atada a la pata izquierda, los trazos fino del sobre decían que había sido escrita por Victoire y eso solo le hacía desear desatar el nudo con más prisa; cuando al fin logro hacerlo llevo a la lechuza café hasta la jaula de Lenabell para que se alimentara y tomara algo antes de partir nuevamente, luego camino hasta sentarse en un pequeño sofá.
El sobre parecía haber sido escrito por Vic, pero su contenido no.
Susan abrió el pergamino doblado en dos partes y miro con asombro su contenido, era una invitación para una boda; ¡La boda de Vic y Ted! Susan puso los ojos en blanco y embozo una sonrisa de entre encantada y asombrada, sus amigos iban a casarse; leyó con atención la bella tarjeta con la fecha, la hora y el lugar para quedar completamente maravillada, corrió a u mesita y tomo un pergamino, un sobre y un tintero con pluma para comenzar a escribir.
Luego de doblar el pergamino y meterlo en el sobre fue a por la lechuza y se lo ato en la pata derecha, la lechuza le dio suaves mordiscos de cariño.
Llévaselo a Vic por favor, gracias.
Le sonrió, le dio una caricia con el dedo pulgar y la lechuza se perdió en el claro y azulado cielo.
No corría viento y el sol brillaba como nunca sin dudas era un día muy hermoso y Susan quería aprovecharlo de alguna forma, fue hasta su perchero y tomo su bolso para comprobar que tenía todo allí dentro incluida su varita mágica, luego bajo las escaleras para buscar a sus padres.
¡Oh, señorita Susan! Ronco se preguntaba si quería usted comer algo. –le hablo el elfo al verla bajar.
Hola Ronco, no gracias solo busco a mis padres.
Los amos están en la sala, Ronco la llevara si le concede ese honor.
Claro. –sonrió.
El elfo llevo a Susan hasta la sala, en donde sus padres observaban una pequeña pantalla cuadrada que el Sr. Weasley les había regalado, ambos reían divertidos.
Se veía en blanco y negro, pero para dos magos con poco conocimientos de la vida muggle, era algo increíble cómo se veían de un color diferente y se preguntaban: qué clase de magia era esa.
¡Esos muggles son muy graciosos! –dijo el padre de Susan, mirando la pantalla.
Yo creo que el calvo es muy tonto, y el otro es muy malvado. –gruño Ann.
¿Cuál? ¿Larry o Moe?
Eh… mama, papa lamento interrumpirles seguro que ‘Los Tres Chiflados’ son más que interesantes pero…
¿Sabes cómo hacen los muggles para meterse en esa cajita? Siempre quise saberlo.
Bueno, seguro el señor Arthur sabe amor. –le sonrió su esposa.
¡Mama, papa! –Les grito –voy a salir al Callejón Diagon.
Pero cariño, si hoy no trabajas.
No voy a trabajar mama. –Le sonrió –solo quiero salir, el día esta hermoso.
En ese caso ve tranquila, -dijo su padre –pero no llegues tarde.
De acuerdo, ¿puedo llevarme a Ronco? Es más fácil desaparecer con él.
¡Ronco estará encantado señorita Susan! –chillo el elfo.
Bien, entonces hasta luego.
Susan dejo a sus padres en la sala volviéndose a reír de los tres muggles de la televisión y corrió fuera de la casa con Ronco a su lado; nadie podía aparecer o desaparecer en los terrenos de la familia Phelps-Gryffindor por sortilegios creados por los padres de Susan para su protección, peor por supuesto, los elfos domésticos en especial Ronco, tenía el privilegio de si poder hacerlo. Se tomaron de la mano y juntos dejaron aquel bello paisaje atrás.
Llegaron a la entrada del Caldero Chorreante y ambos saludaron a las personas que se encontraban allí para luego ir al Callejón.
Este, estaba tranquilo y no habían tantos niños y adultos rondando como en semanas posteriores a las clases, el puesto de Susan en la Heladería Florean Fortescue que estaba bastante poblado por adolescentes y niños, la tienda de George Weasley un poco más haya también tenía clientes y la tienda de escobas y artículos de deportes que presentaba un nuevo y carísimo modelo de escoba también tenía algún que otro hipnotizado por el producto.
Susan fue a por un helado para ella y Ronco y se sentaron en una banca para observar a las personas que iban y venían por el lugar.
¡Susie! –le saludo contento.
¡Hagrid! –Susan chillo de alegría al verlo y se puso de pie para abrazarlo –Oh Hagrid, ¿Cómo has estado?
Bueno, viejo muy viejo –rio –pero bien, gracias.
¡Pero qué dices! ¡Estas como nuevo! –le sonrió ella.
Gracias Susie, pero los años ya comienzan a notárseme y a afectarme un poco bastante. –asintió mientras sacando un pañuelo a lunares, se secaba la sudada frente.
A todos nos pasara algún día Hagrid, pero, me alegra que estés bien.
¿Y tú como estas, eh?
Bien, disfrutando del día.
¿Y dónde está ese elfo tuyo? Es muy simpático, se sabe unos chistes…
Creo que fue a… no… no sé dónde. –se encogió de hombros al no verlo-. ¿Cómo están las cosas en Hogwarts?
¡Van de maravilla! Aunque no hemos tenido grandes alumnos como ustedes, al menos hay más niños a los que les gusta mi clase. –sonrió con orgullo.
Seguro que sí, -asintió –pero oye Hagrid, ¿te enteraste del próximo casamiento?
¿Ted y Vic? ¡Por supuesto! Recibí mi invitación hoy, la verdad ya me lo esperaba y estoy muy contento por ambos. Justamente venia para comprarme un traje nuevo.
¡Oh pues qué bien! Yo aún no comprare nada, Vic me debe una plática.
¡Señorita Susan! Ronco viene de Sortilegios Weasley, la requieren allí por favor. –El elfo recién llegado, observo a Hagrid-. ¡Señor Hagrid! Ronco ya se sabe chistes nuevos.
Hola Ronco, perfecto tienes que venir a visitarme. Susie ya me tengo que ir pero nos veremos pronto.
Seguro Hagrid, cuídate.
Luego de saludarse o mejor dicho despedirse, Ronco llevo a Susan a Sortilegios Weasley; la tienda más llena de todo el Callejón, y la que más ganaba ciertamente. Freddie estaba allí con su padre haciendo promociones de sus nuevos artículos y Hugo les hacía propaganda, Louis estaba jugando con unos artículos mientras se los enseñaba a unos niños, el articulo parecía una varita pero no lo era, cuando la agitabas cambiaba de colores y elegía partes del cuerpo, lo que hacía era mancharse esa parte del color que saliera; uno de los niños, tenía una oreja violeta. Susan sonrió feliz de verlos, los extrañaba y le gustaba estar con ellos.
¡Hola Fred, hola Hugo! –Les saludo –hola señor Weasley.
Hola bella señorita. –saludo George, haciendo una reverencia.
¡Que no te vea la tía Angelina! –murmuro Hugo entre risas.
¡Papa eso lo iba a hacer yo! –se quejó Freddie ante la risa de Susan.
Que alegría verlos chicos.
¡Hola Su! –le dio un abrazo, Hugo. –no sabíamos que andarías por aquí.
¿Viaje sorpresa entonces? –se encogió de hombros.
¡Susan!
Louis al oírla corría a abrazarla y ella le correspondía, el pequeño… ahora que Susan le observaba mejor, ya no era tan pequeño. Louis tenía casi catorce años y se parecía mucho a su padre Bill, su cabello le había crecido bastante e incluso media unos centímetros más abajo que Susan pero casi le alcanzaba, ella sonrió recordando aquel niño pequeño que había descubierto la maldad de Krum (P) y que tan tierno se le hacía cada vez que le coqueteaba; le alboroto el cabello divertida y se separó para observar al resto, al parecer también habían crecido el par de gemelos-truchos por mucho que Susan se hubiese empeñado a no notarlo.
Fred tenía una barba candado y Hugo una normal, ambos median más que ella y eran flacuchos pero siempre con sonrisas burlonas de niños traviesos de escuela.
¿Estás bien? –pregunto Freddie.
Es… es solo que ahora me doy cuenta d-de que son unos… ¡hombrecitos! –les apretó las mejillas.
¡Nos lastimas mujer! –se quejó Hugo.
Lo ciento, pero es increíble que crecieran tanto.
Y somos más apuestos, sobre todo yo ¿verdad? –alardeo Fred.
Igual a tu tío. –negó George con un brillo en los ojos.
¿Entonces ahora que soy grande y ninguno tiene pareja, serás mi novia? –pregunto Louis.
Ah… y-yo… ¿Ronco? Iré a buscarlo.
Se escabullo de los tres pelirrojos mientras oía sus risas divertidas, conocerlos era simplemente genial, Susan entonces se había dado cuenta de que tenía veinte años y quince como cuando los conoció realmente; todos habían crecido, todos ciertamente habían cambiado por fuera pero por lo visto, no lo habían hecho por dentro y eso le alegraba enormemente. Escucho voces al doblar en un pasillo, una muchacha y un chico de cabello castaño y alborotado estaban frente a unos estantes de pociones y dulces salta-clases, y ella reía.
¿No lo quieres para el trabajo? Podemos saltarnos nuestros turnos de entrenamiento y así salir juntos por ahí.
Pero ya estamos saliendo, ¿no? –pregunto el-. ¿Para qué salir de nuevo?
Solo me gusta pasar tiempo contigo amor. –lo beso.
Cuando los vio besarse, Susan sintió que le habían lanzado sin darse cuenta un ‘petrificus totalum’ puesto que no se movía y sentía que su corazón se había detenido por momentos, quienes se besaban dulcemente frente a ella eran James y su nueva novia; una muchacha que estaba quizás en su primer o segundo año de estudios de Auror y tenía el cabello lacio de color café al igual que sus ojos. Se veía bonita, pero a Susan no le importaba aquello, quería que su cuerpo reaccionara para salir de allí lo más pronto posible.
Señorita Susan. –le llamo el elfo.
Susan parpadeo varias veces volviendo a la realidad, realmente oír que James tenia novia era muy diferente a verlo con ella, el efecto era diferente y el sentimiento incluso también.
Ronco tomo la mano de Susan y la llevo hasta el pasillo de al lado en donde un joven de sonrisa radiante la observaba con detenimiento.
¡Eh, Susan! –Le dio un abrazo –vaya que alegría verte.
¡Matt! –Se sorprendió al verlo, él era su ex novio –Wow yo… esto, ¿Cómo has estado?
Bien, ¿y tú? –le sonrió.
Bien, con mucho trabajo… bueno, estudio.
Igual yo, este año conseguí trabajo en Gringotts así que estoy muy bien.
¿Enserio? ¡Gringotts! Me alegro muchísimo Matt, un banco es mucho mejor que una heladería.
Oh vamos, el trabajo es trabajo no importa lo que sea mientras ganes algo de dinero. –le ánimo.
Susan y Matt platicaron mientras observaban los estantes con frascos, cajas y extraños objetos de bromas que Susan desconocía, llegaron sin que ella se diera cuenta, al pasillo en donde James había estado con su novia, con la diferencia de que ella no estaba allí en ese momento y él estaba solo mirando unos frascos con pésima de amor. Las miradas de James y Susan se cruzaron, él se vio sorprendido y luego confundido; miraba a Matt y a Susan repetidas veces y al parecer ya se había dado cuenta de quién era el chico porque alzo las cejas con asombro pero sin decir nada. Matt se percató de aquello y sonrió.
Descuida, ya sé que es tu novia no voy a quitártela –le aseguro –y no creo que necesites esa poción, más bien la necesito yo. –sonrió divertido.
¿D-de que hablas? –le pregunto Susan.
¿Eres Mathew? –musito James aun sorprendido.
El mismo. –Camino hacia James y le estrecho la mano –no sabía que habían venido juntos, Susan no me lo platico.
¿Qué? N-no Matt, t-tu no entiendes –balbuceo la pelinegra-nosotros no salimos. –finalizo con amargura en la voz.
¡Oh!
Matt se ruborizo y el clima se tornó incomodo, James aún seguía con asombro pero había entendió que Matt y Susan no salían de nuevo como el había creído, de hecho Matt había creído que él y ella aun salían, por lo que daba a entender que apenas se habían cruzado recién; sonrió levemente mientras dejaba la poción de amor en su sitio y preguntaba:
¿Qué casualidad no? Encontrarnos aquí…
No existen las casualidades. –corroboro Matt, sonriéndoles-. ¿Por qué ya no salen? Se veían enamorados cuando…
¿James amor?
La muchacha que Susan había visto besar a su ex novio había vuelto con una bolsa ya paga repleta de artículos de broma mientras le decía a James algo de “mis sobrinos estarán encantados” y luego observaba con curiosidad a los recién llegados, al parecer había reconocido a Susan de algún lado porque la observo y su emoción creció.
¡Tú! –Le sonrió –tú estabas en los cuadros de graduación que la madre de James tiene, mucho gusto soy Mérida. –le saludo.
Ah, y-yo eh… igualmente, soy Susan. –saludo incomoda.
¿Ella es tu novia? –pregunto Meri sorprendido.
A ti no te conozco. –comento la chica.
Meri, él es Matt un antiguo compañero, ella es mi novia Mérida. –suspiro.
Mucho gusto. –se saludaron.
Bien eh… nos vemos, yo me voy Matt.
¿Dejaras a tu novio? –pregunto Mérida perpleja.
No somos novios. –le aclaro Matt –más bien ex novios.
¡Vaya!
Un gusto en verlos chicos, adiós.
No quiso mirarles a los ojos, se dio media vuelta y cruzo a toda prisa el pasillo que la llevaba a la salida; saludo a Fred, Hugo, George y Louis y se encontró con Ronco en la salida del local.
Susan había sentido como su corazón latía rápidamente y el cuerpo le temblaba, sentía tantas cosas en ese momento… Mérida había creído que ella y Matt eran novios peor Matt había pensado lo mismo de ella y James, era muy confuso y sentía presente la cara e James al verlos llegar juntos creyendo quizás lo mismo que su novia; creyendo quizás que Susan había vuelto con ese chico, que al igual que él, era su ex.
James estaba sorprendido y parecía no saber que decirle ante tan repentino encuentro, ¿habría perdido la oportunidad de una plática de sus vidas? Bueno, ni tan perdida porque ellos se verían en la boda e Vic y Ted pero mientras más lo pensaba Susan, más se daba cuenta de que cruzarse en la boda sería peor que haberse cruzado allí en Sortilegios Weasley.
La novia de James parecía no querer despegarse ni un momento de él y quizás así estarían en la boda, pegados con pegamento invisible o sortilegios sin dejar que James platicara con nadie más que ella y Susan simplemente no podría ni mirarle estando en brazos de alguien más. Siendo honesta, había imaginado cientos de veces como seria su reconciliación con el Potter mayor pero esta jamás había llegado, el había conocido a alguien más y se había olvido de ella para siempre; lo que hiciera Susan ya no le importaba y ciertamente el, era feliz con aquella chica llamada Mérida. Ya no la necesitaba, extrañaba ni mucho menos amaba. Susan se quitó esos aturdidores pensamientos de la mente y le pidió a Ronco que la llevara a casa, sus padres estaban bebiendo y comiendo algo mientras hablaban frente a la enorme chimenea, Susan los saludo, le dio las gracias a Ronco y subió a su habitación perdiéndose de vista entre las sabanas de su cama.
“Un sueño… que todo esto se aun sueño” se decía así misma “Que todo esto sea un sueño y mañana despierte con quince años, en mi cama en Hogwarts” pero ella bien sabia, que aquello que pedía jamás sucedería.
Dias despues.
Ella se preparó cuatro días después de aquel inoportuno reencuentro para ir a la boda de una de sus mejores amigas. Victoire con su larga melena rubio platino había aparecido en su departamento en Londres, dos días atrás explicando que quería que la noticia de su boda fuera una sorpresa para todos, y que llevaba comprometida hacia tres meses; su alegría contagiosa y felicidad por los preparativos había hecho que Susan se olvidara por momento de regañarla y hasta le había perdonado el que no le contara nada. Vic también le conto que usaría la vieja tiara que su propia madre uso en su boda con su padre, la difunta tía Muriel de los Weasley se la había concedido y la rubia feliz de la vida también había pedido a Susan que fuera la madrina de s boda, le ayudara con el vestido, peinado y luego de aquello y contando que tenían tan poco tiempo, ambas se habían puesto manos a la obra.
Increíblemente habían logrado todo lo que se habían propuesto y ahora, Susan se encontraba yendo a la boda con un vestido rojo precioso mientras sus padres la seguían junto a Ronco.
Aparecieron en un salón enorme decorado con hermosas rosas color rosa y blanco en la entrada de lo que parecía una alfombra roja y los invitados ya estaban entrando al lugar de un blanco marmolado, no estaban en la Madriguera, esto era en otro lugar más cuidado y especialmente creado para bodas mágicas. Susan vio centenares de pelirrojos y algunos rubios, azabaches o castaños. Rose y Scorpius estaban allí, con Albus y Lily; Susan se acercó a ellos y los abrazo, el resto de conocidos por ella se iban acercando a saludarles, como Neville y Luna tan felices y despreocupados como siempre. McGonagall también estaba allí, Hagrid, la profesora Fitz (seguro Ted la había invitado a regañadientes).
Susan no había visto a James o a su novia Mérida en ninguna parte, y se enojaba consigo misma por pensar en él y buscarle con la mirada; todos e incluso ella comenzaron a entrar al salón en donde sillas en filas estaban adornadas con blanco y rosa de las flores.
Dominique y Lily serian damas de honor, sus vestidos serian blancos con el borde de la falda color rosa, mientras tanto Louis llevaría los anillos en un bello traje con moño.
Pétalos de rosas caían mágicamente desde ningún lugar y pájaros entornaban una bella melodía mientras poco a poco los novios entraban con las manos entrelazadas y más felices que nunca. Ted traían un traje negro y el cabello castaño, se veía muy bien pero quien en verdad se lucia era Victoire que en verdad lucia hermosa, radiaba belleza y simpatía; de pronto, la ceremonia había empezado.
La pelinegra quien estaba parada al lado de Vic había notado con susto, que James estaba allí también, del otro lado de Ted (seguro era el padrino de la boda) ignorándole e intentando concentrarse en la ceremonia Susan había llorando al igual que lo hacía Rose en su haciendo de primera fila, cuando los novios al fin dieron el ‘si’ y se besaron todos comenzaron a aplaudir mientras las amigas se enjugaban las lágrimas con los pañuelos que Albus y Scor les habían tendido. Todos se pusieron de pie, mientras Susan abrazaba a los novios y los felicitaba deseándoles lo mejor, las sillas desaparecían y dejaban a la vista una reluciente pista de baile; cuando Susan había dejado que el resto de los familiares y amigos felicitaran a los novios, se dio cuenta de que James estaba del otro lado del salón mirándole de una forma inexplicable, pero embriagadora. Susan lo había podido dejar de notar lo apuesto que se veía ese día, y al parecer él pensaba lo mismo porque le sonreía y sin pensárselo comenzó a acercarse a ella, un chico (primo francés de Vic) se le adelanto invitándole a bailar.
Sin poder negarse, Susan acepto y se perdió de vista, aunque no dejaba de preguntarse porque la novia de James, lo había dejado solo por tantos segundos.
— Solo uno más por favor.
Albus se encontraba bebiendo whisky de fuego recién servido en la pequeña barra de bebidas que se llenaban, mezclaban y servían solas, observando a su prima y a Ted danzar en el centro de la pista, su mejor amigo se besaba con Rose mientras su tío Ron fingía con las orejas enrojecidas mirar hacia otro lado y el azabache volvía a sonreír cuando su tía Hermione se lo llevaba a bailar y más haya sus padres se mostraban cariñosos y encantados con la boda. Lanzando un largo y profundo suspiro, Albus se puso de pie.
— Bien Albus, eres un fracasado –se dijo así mismo. –todos tienen a alguien menos tú, ¡gracias cupido!
Camino un momento observando por una de las ventanas en forma de arco que se acercaba el atardecer, los pájaros volaban hacia el sol, las hojas de los arboles danzaban y la música le resonaba en los oídos, mas haya había un pequeño lago y un puentecito para cruzarlo, era una vista muy hermosa.
— Bonjour –le susurro alguien, haciéndole erizar los pelos de la nuca.
Cuando Albus se dio vuelta, creyó que si existía algo más hermoso que lo que acababa de ver hace un momento, eso estaba enfrente suyo, sonriéndole como la primera vez en que le vio. Un poco más bajita que él, con el cabello castaño más largo y perfectamente ondulado (se lo había peinado especialmente para la ocasión), sus destellantes ojos marrones y esa sonrisa que tanto le gustaba; frente a Albus estaba Sarahi, la chica a la que tanto amaba y había tenido que renunciar por la distancia.
El chico parpadeo varias veces para l fin, darse a entender de que aquello era cierto y estaba sucediendo allí mismo, no sabía cómo había llegado ella hasta el lugar pero estaba emocionado por verla y el corazón le latía tan fuerte que le dolía.
— Soy real, lo juro. –bromeo ella, sonriente mientras Albus se sonrojaba.
— Lo-lo ciento. –se disculpó –es que no puedo creerlo, ¿Qué haces…?
— ¿Aquí? Bueno, una de las prima de Victoire me invito así que vine, sabía que estarías aquí. –confeso. –pero lo que no sabía… es si estarías solo.
— ¿Eh? –por momentos no le comprendió hasta que capto que se refería así el tenia pareja. –no eh podido amar a nadie más luego de ti, ¿sabes? –confeso con timidez –te extrañe.
— También te extrañe Albus. –le abrazo de repente –muchísimo.
— Es tan agradable encontrarte de nuevo. –dijo acariciando su cabello mientras aún se abrazaban. –es… es increíble.
— Lo es.
Ella se separó y le tomo de la mano, sin decirse nada más, caminaron hacia la pista de baile y comenzaron a danzar lentamente, aunque la música fuera más movía; ellos simplemente estaban en su mundo, en el cual volvían a ser felices juntos. No podían ocultar la inmensa alegría que los invadía, sonreían, se sonrojaban, estaban y eran en aquel precioso y maravilloso instante, más que felices.
El atardecer llegaba y la fiesta estaba en su mejor parte, los novios lo disfrutaban como nunca y sus familiares y amigos iban de un lado hacia el otro con copas, bocadillos y bailecitos danzarines o canticos al compás de la canción. Susan estaba apoyada en una de las ventanas observando a los fiesteros bailar, le había parecido ver fugazmente a Albus y a su ex Sarahi, pero ¿Cómo era aquello posible? Ella estaba en Francia, y a final de cuentas ¿Cómo había sido invitada a la boda, si no había mantenido contacto con ninguno de ellos? No sabía si ir y fijarse bien, o simplemente dejarlo pasar como producto de su imaginación y el pequeño traguito que había tomado, cerró los ojos un momento embozando una sonrisa y los abrió. Unos brillantes ojos marrones le miraban desde poca distancia eran penetrantes como si quisieran ver más allá de sus ojos, como si quisieran saber lo que pensaba o sentía; Susan le sonrió tímidamente y la sonrisa le fue devuelta, James le hizo señas para que se le acercara y tras dudar varios segundos o quizás minutos, acepto y se acercó a él.
— Eh... hola. –le saludo dubitativa.
— ¡Hola! M-me gustaría hablar contigo a solas, ¿podemos?
— Esto... sí, sí. –asintió.
James comenzó a caminar Susan tras observar a su alrededor una vez más le siguió, se dio cuenta de que James no pensaba hablar con ella en un rincón del lugar, en algún baño o algo parecido; James pensaba hablar afuera con privacidad total o casi total, porque afuera habían algunos ebrios de tanto beber cantando por allí y por allá. James saco a Susan fuera del salón y se alejaron un poco más lejos del enorme roble junto a la fuente de un mago y una bruja recién casados, se acercaban al puente que daba al otro lado del pequeño arroyo en donde había una pequeña alea que debía ser de magos y brujas de la zona.
Ambos se detuvieron en la mitad del puente y Susan se preguntó cuan serio seria aquello que debía decirle James, para haberla llevado hasta allí, solos y tan solo el ruido del agua bajo sus pies, el viento fresco y tranquila y el canto de los pájaros. Allí no se escuchaba tanto la música que venía desde el salón, ni los gritos, aplausos o canturreos de los invitados.
Susan se apoyó en el barandal del puente y miro el cielo ya de un naranja, rosado y celeste suaves mezclado juntos con el amarillo del sol desapareciendo a lo lejos; se tomó su tiempo para tomar valor y mirarle a los ojos, el parecía haber estado haciendo lo mismo porque le miro de frente al mismo tiempo que ella lo hacía, aquel acto pareció parecerles cómico porque ambos tuvieron que evitar como pudieron él no reírse allí mismo.
James vacilo un momento y Susan se decidió por hablar primero.
— ¿Y bien?
— ¿Y bien, que? –pregunto él.
— James, ¿de que querías hablarme? –sonrió un poco para tranquilizarle.
— Bueno, este… Susan, Susan yo… yo siento que te debo una disculpa. –murmuro despacio.
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso?
— Susan, yo no eh cumplido la promesa que nos hicimos hace tres años atrás en la graduación. –suspiro –prometí mantenernos unidos siempre, y sin embargo nunca… nunca…
— Sé a qué te refieres, pero yo tampoco cumplí, ¿de acuerdo? Yo tampoco estuve para ti y siento que debimos habernos dedicado más tiempo, en entablar una amistad.
— Es que, es que yo no quería entablar una amistad contigo. –admitió clavando sus ojos en los suyos.
— ¿Qué? ¿Por qué? –se sorprendió.
— Porque si éramos amigos, creía que si lo éramos no volveríamos a ser lo de antes… novios.
— ¡Pero estas saliendo con otra chica! –protesto –no volviste a hablarme y entiendo, estábamos ocupados pero no perdiste el tiempo y te pusiste de novios con… ¡con esa Mérida!
— Pero no la quiero como te quiero a ti Susan, como siempre te eh querido a ti.
— James no digas eso, -vacilo –no lo digas, es tu novia…
— ¡No, ya no! –negó –ya no salimos.
— ¿Pero…?
— ¿Recuerdas el otro día cuando nos cruzamos en Sortilegios Weasley? –Susan solo asintió cada vez más sorprendida. –bueno, y-yo siento que no me habría dado cuenta de lo mal que estaba sino te hubiera visto ese día con Mathew.
— Tú… ¿creíste que nosotros salíamos?
— Sí. –asintió sin miramientos. –lo creí y Mérida igual lo creyó, pero Mathew creyó que todo era al revés.
— Que nosotros aun salíamos. –susurro.
— Exacto. Fue allí cuando me di cuenta de que jamás podría aceptar que salieras con alguien más, y que estaba tan estúpidamente impactado por haberte visto de la nada, y yo estando de novio con alguien más, que no supe en verdad que decirte.
— Pero no me aclaras porque t-terminaste con ella.
— Si lo hice, decidí que debía dejar de engañarme Susan, ¿sabes? Un clavo no saca otro clavo, yo nunca lograría ser feliz del todo con ella, por lo que cuando te vi allí me di cuenta de lo mucho que me hacías falta. –suspiro. –y decidí dejarla.
— ¿La dejaste… p-por mí?
— Por ti. –se acercó más, aun mirándole a los ojos. –debo serte sincero, ahora que puedo y tengo el valor suficiente.
— Hazlo entonces.
— Jamás deje de amarte, Susan. –susurro para ella, y para nadie más que ella, juntando sus frente y cerrando los ojos.
— ¿Sabes una cosa, James? –sonrió con temblores en el cuerpo. –yo tampoco nunca, nunca deje de hacerlo, nunca renuncie a ti por completo.
El sonrió, aun con los ojos cerrados. Ella le miro y sonrió al verlo, levanto la cabeza y le dio un beso en la mejilla, James se estremeció antes el contacto y cuando ella iba a separarse le tomó del brazo con seguridad y la beso. Era simplemente como volver a sentir miles de emociones juntas, era de nuevo sentir como latía el corazón solo por y para la otra persona, como el cuerpo temblaba de nervios, como el amor llenaba de nuevo cada espacio, cada centímetro vacío y solitario. Ya no había dolor, penas, resentimiento, todo aquello había terminado. Era como ver llegar el cálido sol de verano, luego de una fría lluvia de invierno, todo era cálido; todo era tranquilidad y felicidad. El beso se llenó de emociones, ella se abrazaba a él y él no la soltaba temiendo que solo fuera un sueño, se aferraba a aquella ilusión quizás capaz de cerrar todas las heridas causadas anteriormente.
A lo lejos, el sol estaba dejando mostrar los últimos rayos de sol, el naranja inundaba todo y el azul se volvía más oscuro, el bello atardecer les daba una hermosa apariencia a los jóvenes que se besaban en aquel puentecito sobre el arroyo.
— ¿Sabes una cosa? –le dijo cuando ya se habían separado un poco. –es el mejor día de todos.
— Concuerdo contigo –ella sonrió y se volvieron a besar.
— Quédate conmigo. –le pidió.
— Siempre.
— Nunca más, te dejare ir lo prometo. –susurro conmovido. –y tú por favor, nunca me dejes.
— Nunca te dejare mi amor… -sollozo entre risas mientras se aferraba más a su cuello y él la tomaba entre sus brazos para hacerla girar en círculos.
La felicidad esta por allí, flotando como el viento invisible e impredecible. Solo tienes que buscarla y dejarla entrar sin miramientos, porque ser felices es la mejor opción que podríamos tomar en la vida.
Fin del Capitulo.
Y esten atentas xq en unos dias subire el que le sigue, ¿por que? ¡POR QUE SOLO QUEDAN TRES CAPITULOS MAS! D: y juro que llega el gran final de mi nove! :D Pero no se depriman! D:
Si quieren les subire mi mini-novela de James & Lily en la cual Harry viaja al pasado ñ__ñ en fin, concentrandonos en el capi de hoy, es very importante asi que leanlo con calma (?) jaja PERDON si tarde :S pero pff la inspiracion u.u
ademas de q estoy trabajando en un proyecto mega ultra secreto *u* y bueno, no tenia tiempo ademas de q estoy atareada en los preparativos para el cumple de mi hermanito *-* en fin, me dejo de hablar y les dejo el capi.
Gracias por esperar las quiero!:')
Season 3ª de Los Merodeadores | Capitulo 34 – Volverte a ver:
Susan llego aquella noche a su casa y sin decir nada más que “buenas noches” subió a su habitación para intentar dormir todo lo que pudiera, tenía sueño y se sentía cansada pero a la vez, a pesar de eso no quería cerrar sus ojos y dejar lo que había sucedido hace momentos; como algo que había ocurrido en el pasado. Entro en su habitación y vio que todas sus pertenencias estaban allí, nada había quedado en Hogwarts y sin embargo no quiso buscar su pijama, por lo que se había acostado en su cama y dormido profundamente sin poder contenerse.
Ya el tiempo decidiría que pasaría y el destino aria el resto. ¿O no?
Tres años después.
Así es, ya habían pasado tres largos y trabajadores años en los que Susan se había sentido tan feliz y atareada; se había decidido por estudiar medimaga para trabajar en San Mungo por lo que casi no veía a sus amigos que habían tomado caminos diferentes. Teddy y James hacían la carrera de Autor y pronto se recibirían, Rose trabajaba en el Ministerio junto a Scorpius, Victoire también estudiaba medimaga pero un curso diferente al de Susan y Albus era el capitán y buscador de un equipo de Quidditch muy famoso en Gran Bretaña.
La vida parecía sonreírles, pero en realidad no tanto como parecía y para empezar: Susan había tenido problemas en encontrar un trabajo que l independizara luego de salir del colegio y no quería ir al Ministerio, ella quería conseguirlo sola y no con ayuda de sus padres, además de que al empezar la carrera de medimaga casi no tenía tiempo para visitar a sus amigos y se había enterado de que James salía con alguien que había conocido en su curso de Auror; ciertamente esa noticia le provocaba menos ganas de verlo por lo que prefería que sus amigos fueran a verla a ella si así lo querían. Tras rechazos y más rechazos lo más digno que había conseguido era trabajar en la tienda de helados en el Callejón Diagon. Fuera del trabajo, Susan había asistido a la boda de Neville y Luna meses después de comprometerse y aun recibía gustosa la visita de Lily, Dominique, Hugo, Fred y Louis quienes le contaban infinitas cosas sobre Hogwarts; en donde todo parecía ir muy bien, si, parecía ser que el primer año fuera del colegio había resultado interesante y los dos siguiente algo parecido.
Aunque Susan ya hacía un año que vivía sola, siempre los fines de semana solía quedarse en casa de sus padres, hoy por ejemplo, no era la excepción; tan puntual ella estaba estudiando en su antigua habitación con la ventana abierta a un bello paisaje cuando una lechuza color café entraba volando, Susan la había reconocido de inmediato.
¡Sí! Noticias de Vic. –Sonrió yendo a la ventana –veamos que me traes…
El olor a pergamino recién usado le llegaba desde la carta en el sobre que la lechuza tenia atada a la pata izquierda, los trazos fino del sobre decían que había sido escrita por Victoire y eso solo le hacía desear desatar el nudo con más prisa; cuando al fin logro hacerlo llevo a la lechuza café hasta la jaula de Lenabell para que se alimentara y tomara algo antes de partir nuevamente, luego camino hasta sentarse en un pequeño sofá.
El sobre parecía haber sido escrito por Vic, pero su contenido no.
Susan abrió el pergamino doblado en dos partes y miro con asombro su contenido, era una invitación para una boda; ¡La boda de Vic y Ted! Susan puso los ojos en blanco y embozo una sonrisa de entre encantada y asombrada, sus amigos iban a casarse; leyó con atención la bella tarjeta con la fecha, la hora y el lugar para quedar completamente maravillada, corrió a u mesita y tomo un pergamino, un sobre y un tintero con pluma para comenzar a escribir.
Querida Vic:
¡Voy a matarte! ¿Cómo es eso de que no me dijiste que te casabas? ¡Nos vimos hace dos días!
Vaya, te lo tenías bien escondido e incluso el anillo, claro… si es que Tedy te dio uno.
Pero ¿sabes? Creo que voy a perdonarte solo porque eres mi mejor amiga, te quiero y estoy súper mega feliz por ustedes, creo que llorare.
Victoire, ¡TE CASAS! Oh dios, necesito que hablemos en cuanto antes ¿de acuerdo?
Feliz, feliz, feliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz por ti
Besos y abrazos para ti y Ted.
Susan.
¡Voy a matarte! ¿Cómo es eso de que no me dijiste que te casabas? ¡Nos vimos hace dos días!
Vaya, te lo tenías bien escondido e incluso el anillo, claro… si es que Tedy te dio uno.
Pero ¿sabes? Creo que voy a perdonarte solo porque eres mi mejor amiga, te quiero y estoy súper mega feliz por ustedes, creo que llorare.
Victoire, ¡TE CASAS! Oh dios, necesito que hablemos en cuanto antes ¿de acuerdo?
Feliz, feliz, feliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz por ti
Besos y abrazos para ti y Ted.
Susan.
Luego de doblar el pergamino y meterlo en el sobre fue a por la lechuza y se lo ato en la pata derecha, la lechuza le dio suaves mordiscos de cariño.
Llévaselo a Vic por favor, gracias.
Le sonrió, le dio una caricia con el dedo pulgar y la lechuza se perdió en el claro y azulado cielo.
No corría viento y el sol brillaba como nunca sin dudas era un día muy hermoso y Susan quería aprovecharlo de alguna forma, fue hasta su perchero y tomo su bolso para comprobar que tenía todo allí dentro incluida su varita mágica, luego bajo las escaleras para buscar a sus padres.
¡Oh, señorita Susan! Ronco se preguntaba si quería usted comer algo. –le hablo el elfo al verla bajar.
Hola Ronco, no gracias solo busco a mis padres.
Los amos están en la sala, Ronco la llevara si le concede ese honor.
Claro. –sonrió.
El elfo llevo a Susan hasta la sala, en donde sus padres observaban una pequeña pantalla cuadrada que el Sr. Weasley les había regalado, ambos reían divertidos.
Se veía en blanco y negro, pero para dos magos con poco conocimientos de la vida muggle, era algo increíble cómo se veían de un color diferente y se preguntaban: qué clase de magia era esa.
¡Esos muggles son muy graciosos! –dijo el padre de Susan, mirando la pantalla.
Yo creo que el calvo es muy tonto, y el otro es muy malvado. –gruño Ann.
¿Cuál? ¿Larry o Moe?
Eh… mama, papa lamento interrumpirles seguro que ‘Los Tres Chiflados’ son más que interesantes pero…
¿Sabes cómo hacen los muggles para meterse en esa cajita? Siempre quise saberlo.
Bueno, seguro el señor Arthur sabe amor. –le sonrió su esposa.
¡Mama, papa! –Les grito –voy a salir al Callejón Diagon.
Pero cariño, si hoy no trabajas.
No voy a trabajar mama. –Le sonrió –solo quiero salir, el día esta hermoso.
En ese caso ve tranquila, -dijo su padre –pero no llegues tarde.
De acuerdo, ¿puedo llevarme a Ronco? Es más fácil desaparecer con él.
¡Ronco estará encantado señorita Susan! –chillo el elfo.
Bien, entonces hasta luego.
Susan dejo a sus padres en la sala volviéndose a reír de los tres muggles de la televisión y corrió fuera de la casa con Ronco a su lado; nadie podía aparecer o desaparecer en los terrenos de la familia Phelps-Gryffindor por sortilegios creados por los padres de Susan para su protección, peor por supuesto, los elfos domésticos en especial Ronco, tenía el privilegio de si poder hacerlo. Se tomaron de la mano y juntos dejaron aquel bello paisaje atrás.
Llegaron a la entrada del Caldero Chorreante y ambos saludaron a las personas que se encontraban allí para luego ir al Callejón.
Este, estaba tranquilo y no habían tantos niños y adultos rondando como en semanas posteriores a las clases, el puesto de Susan en la Heladería Florean Fortescue que estaba bastante poblado por adolescentes y niños, la tienda de George Weasley un poco más haya también tenía clientes y la tienda de escobas y artículos de deportes que presentaba un nuevo y carísimo modelo de escoba también tenía algún que otro hipnotizado por el producto.
Susan fue a por un helado para ella y Ronco y se sentaron en una banca para observar a las personas que iban y venían por el lugar.
¡Susie! –le saludo contento.
¡Hagrid! –Susan chillo de alegría al verlo y se puso de pie para abrazarlo –Oh Hagrid, ¿Cómo has estado?
Bueno, viejo muy viejo –rio –pero bien, gracias.
¡Pero qué dices! ¡Estas como nuevo! –le sonrió ella.
Gracias Susie, pero los años ya comienzan a notárseme y a afectarme un poco bastante. –asintió mientras sacando un pañuelo a lunares, se secaba la sudada frente.
A todos nos pasara algún día Hagrid, pero, me alegra que estés bien.
¿Y tú como estas, eh?
Bien, disfrutando del día.
¿Y dónde está ese elfo tuyo? Es muy simpático, se sabe unos chistes…
Creo que fue a… no… no sé dónde. –se encogió de hombros al no verlo-. ¿Cómo están las cosas en Hogwarts?
¡Van de maravilla! Aunque no hemos tenido grandes alumnos como ustedes, al menos hay más niños a los que les gusta mi clase. –sonrió con orgullo.
Seguro que sí, -asintió –pero oye Hagrid, ¿te enteraste del próximo casamiento?
¿Ted y Vic? ¡Por supuesto! Recibí mi invitación hoy, la verdad ya me lo esperaba y estoy muy contento por ambos. Justamente venia para comprarme un traje nuevo.
¡Oh pues qué bien! Yo aún no comprare nada, Vic me debe una plática.
¡Señorita Susan! Ronco viene de Sortilegios Weasley, la requieren allí por favor. –El elfo recién llegado, observo a Hagrid-. ¡Señor Hagrid! Ronco ya se sabe chistes nuevos.
Hola Ronco, perfecto tienes que venir a visitarme. Susie ya me tengo que ir pero nos veremos pronto.
Seguro Hagrid, cuídate.
Luego de saludarse o mejor dicho despedirse, Ronco llevo a Susan a Sortilegios Weasley; la tienda más llena de todo el Callejón, y la que más ganaba ciertamente. Freddie estaba allí con su padre haciendo promociones de sus nuevos artículos y Hugo les hacía propaganda, Louis estaba jugando con unos artículos mientras se los enseñaba a unos niños, el articulo parecía una varita pero no lo era, cuando la agitabas cambiaba de colores y elegía partes del cuerpo, lo que hacía era mancharse esa parte del color que saliera; uno de los niños, tenía una oreja violeta. Susan sonrió feliz de verlos, los extrañaba y le gustaba estar con ellos.
¡Hola Fred, hola Hugo! –Les saludo –hola señor Weasley.
Hola bella señorita. –saludo George, haciendo una reverencia.
¡Que no te vea la tía Angelina! –murmuro Hugo entre risas.
¡Papa eso lo iba a hacer yo! –se quejó Freddie ante la risa de Susan.
Que alegría verlos chicos.
¡Hola Su! –le dio un abrazo, Hugo. –no sabíamos que andarías por aquí.
¿Viaje sorpresa entonces? –se encogió de hombros.
¡Susan!
Louis al oírla corría a abrazarla y ella le correspondía, el pequeño… ahora que Susan le observaba mejor, ya no era tan pequeño. Louis tenía casi catorce años y se parecía mucho a su padre Bill, su cabello le había crecido bastante e incluso media unos centímetros más abajo que Susan pero casi le alcanzaba, ella sonrió recordando aquel niño pequeño que había descubierto la maldad de Krum (P) y que tan tierno se le hacía cada vez que le coqueteaba; le alboroto el cabello divertida y se separó para observar al resto, al parecer también habían crecido el par de gemelos-truchos por mucho que Susan se hubiese empeñado a no notarlo.
Fred tenía una barba candado y Hugo una normal, ambos median más que ella y eran flacuchos pero siempre con sonrisas burlonas de niños traviesos de escuela.
¿Estás bien? –pregunto Freddie.
Es… es solo que ahora me doy cuenta d-de que son unos… ¡hombrecitos! –les apretó las mejillas.
¡Nos lastimas mujer! –se quejó Hugo.
Lo ciento, pero es increíble que crecieran tanto.
Y somos más apuestos, sobre todo yo ¿verdad? –alardeo Fred.
Igual a tu tío. –negó George con un brillo en los ojos.
¿Entonces ahora que soy grande y ninguno tiene pareja, serás mi novia? –pregunto Louis.
Ah… y-yo… ¿Ronco? Iré a buscarlo.
Se escabullo de los tres pelirrojos mientras oía sus risas divertidas, conocerlos era simplemente genial, Susan entonces se había dado cuenta de que tenía veinte años y quince como cuando los conoció realmente; todos habían crecido, todos ciertamente habían cambiado por fuera pero por lo visto, no lo habían hecho por dentro y eso le alegraba enormemente. Escucho voces al doblar en un pasillo, una muchacha y un chico de cabello castaño y alborotado estaban frente a unos estantes de pociones y dulces salta-clases, y ella reía.
¿No lo quieres para el trabajo? Podemos saltarnos nuestros turnos de entrenamiento y así salir juntos por ahí.
Pero ya estamos saliendo, ¿no? –pregunto el-. ¿Para qué salir de nuevo?
Solo me gusta pasar tiempo contigo amor. –lo beso.
Cuando los vio besarse, Susan sintió que le habían lanzado sin darse cuenta un ‘petrificus totalum’ puesto que no se movía y sentía que su corazón se había detenido por momentos, quienes se besaban dulcemente frente a ella eran James y su nueva novia; una muchacha que estaba quizás en su primer o segundo año de estudios de Auror y tenía el cabello lacio de color café al igual que sus ojos. Se veía bonita, pero a Susan no le importaba aquello, quería que su cuerpo reaccionara para salir de allí lo más pronto posible.
Señorita Susan. –le llamo el elfo.
Susan parpadeo varias veces volviendo a la realidad, realmente oír que James tenia novia era muy diferente a verlo con ella, el efecto era diferente y el sentimiento incluso también.
Ronco tomo la mano de Susan y la llevo hasta el pasillo de al lado en donde un joven de sonrisa radiante la observaba con detenimiento.
¡Eh, Susan! –Le dio un abrazo –vaya que alegría verte.
¡Matt! –Se sorprendió al verlo, él era su ex novio –Wow yo… esto, ¿Cómo has estado?
Bien, ¿y tú? –le sonrió.
Bien, con mucho trabajo… bueno, estudio.
Igual yo, este año conseguí trabajo en Gringotts así que estoy muy bien.
¿Enserio? ¡Gringotts! Me alegro muchísimo Matt, un banco es mucho mejor que una heladería.
Oh vamos, el trabajo es trabajo no importa lo que sea mientras ganes algo de dinero. –le ánimo.
Susan y Matt platicaron mientras observaban los estantes con frascos, cajas y extraños objetos de bromas que Susan desconocía, llegaron sin que ella se diera cuenta, al pasillo en donde James había estado con su novia, con la diferencia de que ella no estaba allí en ese momento y él estaba solo mirando unos frascos con pésima de amor. Las miradas de James y Susan se cruzaron, él se vio sorprendido y luego confundido; miraba a Matt y a Susan repetidas veces y al parecer ya se había dado cuenta de quién era el chico porque alzo las cejas con asombro pero sin decir nada. Matt se percató de aquello y sonrió.
Descuida, ya sé que es tu novia no voy a quitártela –le aseguro –y no creo que necesites esa poción, más bien la necesito yo. –sonrió divertido.
¿D-de que hablas? –le pregunto Susan.
¿Eres Mathew? –musito James aun sorprendido.
El mismo. –Camino hacia James y le estrecho la mano –no sabía que habían venido juntos, Susan no me lo platico.
¿Qué? N-no Matt, t-tu no entiendes –balbuceo la pelinegra-nosotros no salimos. –finalizo con amargura en la voz.
¡Oh!
Matt se ruborizo y el clima se tornó incomodo, James aún seguía con asombro pero había entendió que Matt y Susan no salían de nuevo como el había creído, de hecho Matt había creído que él y ella aun salían, por lo que daba a entender que apenas se habían cruzado recién; sonrió levemente mientras dejaba la poción de amor en su sitio y preguntaba:
¿Qué casualidad no? Encontrarnos aquí…
No existen las casualidades. –corroboro Matt, sonriéndoles-. ¿Por qué ya no salen? Se veían enamorados cuando…
¿James amor?
La muchacha que Susan había visto besar a su ex novio había vuelto con una bolsa ya paga repleta de artículos de broma mientras le decía a James algo de “mis sobrinos estarán encantados” y luego observaba con curiosidad a los recién llegados, al parecer había reconocido a Susan de algún lado porque la observo y su emoción creció.
¡Tú! –Le sonrió –tú estabas en los cuadros de graduación que la madre de James tiene, mucho gusto soy Mérida. –le saludo.
Ah, y-yo eh… igualmente, soy Susan. –saludo incomoda.
¿Ella es tu novia? –pregunto Meri sorprendido.
A ti no te conozco. –comento la chica.
Meri, él es Matt un antiguo compañero, ella es mi novia Mérida. –suspiro.
Mucho gusto. –se saludaron.
Bien eh… nos vemos, yo me voy Matt.
¿Dejaras a tu novio? –pregunto Mérida perpleja.
No somos novios. –le aclaro Matt –más bien ex novios.
¡Vaya!
Un gusto en verlos chicos, adiós.
No quiso mirarles a los ojos, se dio media vuelta y cruzo a toda prisa el pasillo que la llevaba a la salida; saludo a Fred, Hugo, George y Louis y se encontró con Ronco en la salida del local.
Susan había sentido como su corazón latía rápidamente y el cuerpo le temblaba, sentía tantas cosas en ese momento… Mérida había creído que ella y Matt eran novios peor Matt había pensado lo mismo de ella y James, era muy confuso y sentía presente la cara e James al verlos llegar juntos creyendo quizás lo mismo que su novia; creyendo quizás que Susan había vuelto con ese chico, que al igual que él, era su ex.
James estaba sorprendido y parecía no saber que decirle ante tan repentino encuentro, ¿habría perdido la oportunidad de una plática de sus vidas? Bueno, ni tan perdida porque ellos se verían en la boda e Vic y Ted pero mientras más lo pensaba Susan, más se daba cuenta de que cruzarse en la boda sería peor que haberse cruzado allí en Sortilegios Weasley.
La novia de James parecía no querer despegarse ni un momento de él y quizás así estarían en la boda, pegados con pegamento invisible o sortilegios sin dejar que James platicara con nadie más que ella y Susan simplemente no podría ni mirarle estando en brazos de alguien más. Siendo honesta, había imaginado cientos de veces como seria su reconciliación con el Potter mayor pero esta jamás había llegado, el había conocido a alguien más y se había olvido de ella para siempre; lo que hiciera Susan ya no le importaba y ciertamente el, era feliz con aquella chica llamada Mérida. Ya no la necesitaba, extrañaba ni mucho menos amaba. Susan se quitó esos aturdidores pensamientos de la mente y le pidió a Ronco que la llevara a casa, sus padres estaban bebiendo y comiendo algo mientras hablaban frente a la enorme chimenea, Susan los saludo, le dio las gracias a Ronco y subió a su habitación perdiéndose de vista entre las sabanas de su cama.
“Un sueño… que todo esto se aun sueño” se decía así misma “Que todo esto sea un sueño y mañana despierte con quince años, en mi cama en Hogwarts” pero ella bien sabia, que aquello que pedía jamás sucedería.
Dias despues.
Ella se preparó cuatro días después de aquel inoportuno reencuentro para ir a la boda de una de sus mejores amigas. Victoire con su larga melena rubio platino había aparecido en su departamento en Londres, dos días atrás explicando que quería que la noticia de su boda fuera una sorpresa para todos, y que llevaba comprometida hacia tres meses; su alegría contagiosa y felicidad por los preparativos había hecho que Susan se olvidara por momento de regañarla y hasta le había perdonado el que no le contara nada. Vic también le conto que usaría la vieja tiara que su propia madre uso en su boda con su padre, la difunta tía Muriel de los Weasley se la había concedido y la rubia feliz de la vida también había pedido a Susan que fuera la madrina de s boda, le ayudara con el vestido, peinado y luego de aquello y contando que tenían tan poco tiempo, ambas se habían puesto manos a la obra.
Increíblemente habían logrado todo lo que se habían propuesto y ahora, Susan se encontraba yendo a la boda con un vestido rojo precioso mientras sus padres la seguían junto a Ronco.
Aparecieron en un salón enorme decorado con hermosas rosas color rosa y blanco en la entrada de lo que parecía una alfombra roja y los invitados ya estaban entrando al lugar de un blanco marmolado, no estaban en la Madriguera, esto era en otro lugar más cuidado y especialmente creado para bodas mágicas. Susan vio centenares de pelirrojos y algunos rubios, azabaches o castaños. Rose y Scorpius estaban allí, con Albus y Lily; Susan se acercó a ellos y los abrazo, el resto de conocidos por ella se iban acercando a saludarles, como Neville y Luna tan felices y despreocupados como siempre. McGonagall también estaba allí, Hagrid, la profesora Fitz (seguro Ted la había invitado a regañadientes).
Susan no había visto a James o a su novia Mérida en ninguna parte, y se enojaba consigo misma por pensar en él y buscarle con la mirada; todos e incluso ella comenzaron a entrar al salón en donde sillas en filas estaban adornadas con blanco y rosa de las flores.
Dominique y Lily serian damas de honor, sus vestidos serian blancos con el borde de la falda color rosa, mientras tanto Louis llevaría los anillos en un bello traje con moño.
Pétalos de rosas caían mágicamente desde ningún lugar y pájaros entornaban una bella melodía mientras poco a poco los novios entraban con las manos entrelazadas y más felices que nunca. Ted traían un traje negro y el cabello castaño, se veía muy bien pero quien en verdad se lucia era Victoire que en verdad lucia hermosa, radiaba belleza y simpatía; de pronto, la ceremonia había empezado.
La pelinegra quien estaba parada al lado de Vic había notado con susto, que James estaba allí también, del otro lado de Ted (seguro era el padrino de la boda) ignorándole e intentando concentrarse en la ceremonia Susan había llorando al igual que lo hacía Rose en su haciendo de primera fila, cuando los novios al fin dieron el ‘si’ y se besaron todos comenzaron a aplaudir mientras las amigas se enjugaban las lágrimas con los pañuelos que Albus y Scor les habían tendido. Todos se pusieron de pie, mientras Susan abrazaba a los novios y los felicitaba deseándoles lo mejor, las sillas desaparecían y dejaban a la vista una reluciente pista de baile; cuando Susan había dejado que el resto de los familiares y amigos felicitaran a los novios, se dio cuenta de que James estaba del otro lado del salón mirándole de una forma inexplicable, pero embriagadora. Susan lo había podido dejar de notar lo apuesto que se veía ese día, y al parecer él pensaba lo mismo porque le sonreía y sin pensárselo comenzó a acercarse a ella, un chico (primo francés de Vic) se le adelanto invitándole a bailar.
Sin poder negarse, Susan acepto y se perdió de vista, aunque no dejaba de preguntarse porque la novia de James, lo había dejado solo por tantos segundos.
— Solo uno más por favor.
Albus se encontraba bebiendo whisky de fuego recién servido en la pequeña barra de bebidas que se llenaban, mezclaban y servían solas, observando a su prima y a Ted danzar en el centro de la pista, su mejor amigo se besaba con Rose mientras su tío Ron fingía con las orejas enrojecidas mirar hacia otro lado y el azabache volvía a sonreír cuando su tía Hermione se lo llevaba a bailar y más haya sus padres se mostraban cariñosos y encantados con la boda. Lanzando un largo y profundo suspiro, Albus se puso de pie.
— Bien Albus, eres un fracasado –se dijo así mismo. –todos tienen a alguien menos tú, ¡gracias cupido!
Camino un momento observando por una de las ventanas en forma de arco que se acercaba el atardecer, los pájaros volaban hacia el sol, las hojas de los arboles danzaban y la música le resonaba en los oídos, mas haya había un pequeño lago y un puentecito para cruzarlo, era una vista muy hermosa.
— Bonjour –le susurro alguien, haciéndole erizar los pelos de la nuca.
Cuando Albus se dio vuelta, creyó que si existía algo más hermoso que lo que acababa de ver hace un momento, eso estaba enfrente suyo, sonriéndole como la primera vez en que le vio. Un poco más bajita que él, con el cabello castaño más largo y perfectamente ondulado (se lo había peinado especialmente para la ocasión), sus destellantes ojos marrones y esa sonrisa que tanto le gustaba; frente a Albus estaba Sarahi, la chica a la que tanto amaba y había tenido que renunciar por la distancia.
El chico parpadeo varias veces para l fin, darse a entender de que aquello era cierto y estaba sucediendo allí mismo, no sabía cómo había llegado ella hasta el lugar pero estaba emocionado por verla y el corazón le latía tan fuerte que le dolía.
— Soy real, lo juro. –bromeo ella, sonriente mientras Albus se sonrojaba.
— Lo-lo ciento. –se disculpó –es que no puedo creerlo, ¿Qué haces…?
— ¿Aquí? Bueno, una de las prima de Victoire me invito así que vine, sabía que estarías aquí. –confeso. –pero lo que no sabía… es si estarías solo.
— ¿Eh? –por momentos no le comprendió hasta que capto que se refería así el tenia pareja. –no eh podido amar a nadie más luego de ti, ¿sabes? –confeso con timidez –te extrañe.
— También te extrañe Albus. –le abrazo de repente –muchísimo.
— Es tan agradable encontrarte de nuevo. –dijo acariciando su cabello mientras aún se abrazaban. –es… es increíble.
— Lo es.
Ella se separó y le tomo de la mano, sin decirse nada más, caminaron hacia la pista de baile y comenzaron a danzar lentamente, aunque la música fuera más movía; ellos simplemente estaban en su mundo, en el cual volvían a ser felices juntos. No podían ocultar la inmensa alegría que los invadía, sonreían, se sonrojaban, estaban y eran en aquel precioso y maravilloso instante, más que felices.
El atardecer llegaba y la fiesta estaba en su mejor parte, los novios lo disfrutaban como nunca y sus familiares y amigos iban de un lado hacia el otro con copas, bocadillos y bailecitos danzarines o canticos al compás de la canción. Susan estaba apoyada en una de las ventanas observando a los fiesteros bailar, le había parecido ver fugazmente a Albus y a su ex Sarahi, pero ¿Cómo era aquello posible? Ella estaba en Francia, y a final de cuentas ¿Cómo había sido invitada a la boda, si no había mantenido contacto con ninguno de ellos? No sabía si ir y fijarse bien, o simplemente dejarlo pasar como producto de su imaginación y el pequeño traguito que había tomado, cerró los ojos un momento embozando una sonrisa y los abrió. Unos brillantes ojos marrones le miraban desde poca distancia eran penetrantes como si quisieran ver más allá de sus ojos, como si quisieran saber lo que pensaba o sentía; Susan le sonrió tímidamente y la sonrisa le fue devuelta, James le hizo señas para que se le acercara y tras dudar varios segundos o quizás minutos, acepto y se acercó a él.
— Eh... hola. –le saludo dubitativa.
— ¡Hola! M-me gustaría hablar contigo a solas, ¿podemos?
— Esto... sí, sí. –asintió.
James comenzó a caminar Susan tras observar a su alrededor una vez más le siguió, se dio cuenta de que James no pensaba hablar con ella en un rincón del lugar, en algún baño o algo parecido; James pensaba hablar afuera con privacidad total o casi total, porque afuera habían algunos ebrios de tanto beber cantando por allí y por allá. James saco a Susan fuera del salón y se alejaron un poco más lejos del enorme roble junto a la fuente de un mago y una bruja recién casados, se acercaban al puente que daba al otro lado del pequeño arroyo en donde había una pequeña alea que debía ser de magos y brujas de la zona.
Ambos se detuvieron en la mitad del puente y Susan se preguntó cuan serio seria aquello que debía decirle James, para haberla llevado hasta allí, solos y tan solo el ruido del agua bajo sus pies, el viento fresco y tranquila y el canto de los pájaros. Allí no se escuchaba tanto la música que venía desde el salón, ni los gritos, aplausos o canturreos de los invitados.
Susan se apoyó en el barandal del puente y miro el cielo ya de un naranja, rosado y celeste suaves mezclado juntos con el amarillo del sol desapareciendo a lo lejos; se tomó su tiempo para tomar valor y mirarle a los ojos, el parecía haber estado haciendo lo mismo porque le miro de frente al mismo tiempo que ella lo hacía, aquel acto pareció parecerles cómico porque ambos tuvieron que evitar como pudieron él no reírse allí mismo.
James vacilo un momento y Susan se decidió por hablar primero.
— ¿Y bien?
— ¿Y bien, que? –pregunto él.
— James, ¿de que querías hablarme? –sonrió un poco para tranquilizarle.
— Bueno, este… Susan, Susan yo… yo siento que te debo una disculpa. –murmuro despacio.
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso?
— Susan, yo no eh cumplido la promesa que nos hicimos hace tres años atrás en la graduación. –suspiro –prometí mantenernos unidos siempre, y sin embargo nunca… nunca…
— Sé a qué te refieres, pero yo tampoco cumplí, ¿de acuerdo? Yo tampoco estuve para ti y siento que debimos habernos dedicado más tiempo, en entablar una amistad.
— Es que, es que yo no quería entablar una amistad contigo. –admitió clavando sus ojos en los suyos.
— ¿Qué? ¿Por qué? –se sorprendió.
— Porque si éramos amigos, creía que si lo éramos no volveríamos a ser lo de antes… novios.
— ¡Pero estas saliendo con otra chica! –protesto –no volviste a hablarme y entiendo, estábamos ocupados pero no perdiste el tiempo y te pusiste de novios con… ¡con esa Mérida!
— Pero no la quiero como te quiero a ti Susan, como siempre te eh querido a ti.
— James no digas eso, -vacilo –no lo digas, es tu novia…
— ¡No, ya no! –negó –ya no salimos.
— ¿Pero…?
— ¿Recuerdas el otro día cuando nos cruzamos en Sortilegios Weasley? –Susan solo asintió cada vez más sorprendida. –bueno, y-yo siento que no me habría dado cuenta de lo mal que estaba sino te hubiera visto ese día con Mathew.
— Tú… ¿creíste que nosotros salíamos?
— Sí. –asintió sin miramientos. –lo creí y Mérida igual lo creyó, pero Mathew creyó que todo era al revés.
— Que nosotros aun salíamos. –susurro.
— Exacto. Fue allí cuando me di cuenta de que jamás podría aceptar que salieras con alguien más, y que estaba tan estúpidamente impactado por haberte visto de la nada, y yo estando de novio con alguien más, que no supe en verdad que decirte.
— Pero no me aclaras porque t-terminaste con ella.
— Si lo hice, decidí que debía dejar de engañarme Susan, ¿sabes? Un clavo no saca otro clavo, yo nunca lograría ser feliz del todo con ella, por lo que cuando te vi allí me di cuenta de lo mucho que me hacías falta. –suspiro. –y decidí dejarla.
— ¿La dejaste… p-por mí?
— Por ti. –se acercó más, aun mirándole a los ojos. –debo serte sincero, ahora que puedo y tengo el valor suficiente.
— Hazlo entonces.
— Jamás deje de amarte, Susan. –susurro para ella, y para nadie más que ella, juntando sus frente y cerrando los ojos.
— ¿Sabes una cosa, James? –sonrió con temblores en el cuerpo. –yo tampoco nunca, nunca deje de hacerlo, nunca renuncie a ti por completo.
El sonrió, aun con los ojos cerrados. Ella le miro y sonrió al verlo, levanto la cabeza y le dio un beso en la mejilla, James se estremeció antes el contacto y cuando ella iba a separarse le tomó del brazo con seguridad y la beso. Era simplemente como volver a sentir miles de emociones juntas, era de nuevo sentir como latía el corazón solo por y para la otra persona, como el cuerpo temblaba de nervios, como el amor llenaba de nuevo cada espacio, cada centímetro vacío y solitario. Ya no había dolor, penas, resentimiento, todo aquello había terminado. Era como ver llegar el cálido sol de verano, luego de una fría lluvia de invierno, todo era cálido; todo era tranquilidad y felicidad. El beso se llenó de emociones, ella se abrazaba a él y él no la soltaba temiendo que solo fuera un sueño, se aferraba a aquella ilusión quizás capaz de cerrar todas las heridas causadas anteriormente.
A lo lejos, el sol estaba dejando mostrar los últimos rayos de sol, el naranja inundaba todo y el azul se volvía más oscuro, el bello atardecer les daba una hermosa apariencia a los jóvenes que se besaban en aquel puentecito sobre el arroyo.
— ¿Sabes una cosa? –le dijo cuando ya se habían separado un poco. –es el mejor día de todos.
— Concuerdo contigo –ella sonrió y se volvieron a besar.
— Quédate conmigo. –le pidió.
— Siempre.
— Nunca más, te dejare ir lo prometo. –susurro conmovido. –y tú por favor, nunca me dejes.
— Nunca te dejare mi amor… -sollozo entre risas mientras se aferraba más a su cuello y él la tomaba entre sus brazos para hacerla girar en círculos.
La felicidad esta por allí, flotando como el viento invisible e impredecible. Solo tienes que buscarla y dejarla entrar sin miramientos, porque ser felices es la mejor opción que podríamos tomar en la vida.
Fin del Capitulo.
Última edición por Maay·Wright·Jonas el Dom 05 Ago 2012, 3:45 am, editado 2 veces
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
Awww!! me encanto <3
Me enamore *___* Esta hermosa
Me enamore *___* Esta hermosa
AlexGomez
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
OH MY GOD! Vic y Ted casados! Fue lo mas impactante de todo! pero que lindo que hayan decido casarse :(L): es una pareja totalmente hermosa y a pesar de todo siguieron amandose.
Uff Matt, bueno, el me caia bien aunque fue raro que siguiera pensando que el y Susan salia. Merida I hate you (?.
ALBUUUUUS MI AMOR MI VIDA MI ASDSADAD :(L) Aunque debo aceptar que me vinieron los celos cuando supe que era Sarah (yo pensaba en Helena,no se porquexD), me siento muy feliz que por fin se haya podido reencontrar con la persona que el amaba y que sea el capitan de quidich! CIertamente, ese deporte corre por las venas de los Potter's.
Bueno, al menos James y Susan pudieron reconciliarse. La verdad es que se merecian nuevamente estar juntos, son aquellas personas que nacieron para disfrutar el amor unidos y seguir adelante a pesarde todo, y lo mas increible es que no se dejaron de amar a pesar de que pasara el tiempo. Los admiro, enserio.
HAY DIOS D: tres capitulos mas y chau novela:_ pero me encantaria leer lo que has escrito sobre harry y sus padres :D he querido leer una novela asi :3 pero como no habia alguna que haya encontrado vivia toda la historia en mi mente(?)
MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY seguila cuando puedas :DD
Amo AMOOOOOOOO tu novela :3
Uff Matt, bueno, el me caia bien aunque fue raro que siguiera pensando que el y Susan salia. Merida I hate you (?.
ALBUUUUUS MI AMOR MI VIDA MI ASDSADAD :(L) Aunque debo aceptar que me vinieron los celos cuando supe que era Sarah (yo pensaba en Helena,no se porquexD), me siento muy feliz que por fin se haya podido reencontrar con la persona que el amaba y que sea el capitan de quidich! CIertamente, ese deporte corre por las venas de los Potter's.
Bueno, al menos James y Susan pudieron reconciliarse. La verdad es que se merecian nuevamente estar juntos, son aquellas personas que nacieron para disfrutar el amor unidos y seguir adelante a pesarde todo, y lo mas increible es que no se dejaron de amar a pesar de que pasara el tiempo. Los admiro, enserio.
HAY DIOS D: tres capitulos mas y chau novela:_ pero me encantaria leer lo que has escrito sobre harry y sus padres :D he querido leer una novela asi :3 pero como no habia alguna que haya encontrado vivia toda la historia en mi mente(?)
MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY seguila cuando puedas :DD
Amo AMOOOOOOOO tu novela :3
Jaeger.
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Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
AlexGomez<3 escribió:Awww!! me encanto <3
Me enamore *___* Esta hermosa
Alex! :D Hola awww graciias x leer y comentaar! *-*
Me alegra muchisiisimoooooooo! Que te gustara el capi*-*
Besitos!! :'D
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
IloveJBandDL escribió:OH MY GOD! Vic y Ted casados! Fue lo mas impactante de todo! pero que lindo que hayan decido casarse :(L): es una pareja totalmente hermosa y a pesar de todo siguieron amandose.
Uff Matt, bueno, el me caia bien aunque fue raro que siguiera pensando que el y Susan salia. Merida I hate you (?.
ALBUUUUUS MI AMOR MI VIDA MI ASDSADAD :(L) Aunque debo aceptar que me vinieron los celos cuando supe que era Sarah (yo pensaba en Helena,no se porquexD), me siento muy feliz que por fin se haya podido reencontrar con la persona que el amaba y que sea el capitan de quidich! CIertamente, ese deporte corre por las venas de los Potter's.
Bueno, al menos James y Susan pudieron reconciliarse. La verdad es que se merecian nuevamente estar juntos, son aquellas personas que nacieron para disfrutar el amor unidos y seguir adelante a pesarde todo, y lo mas increible es que no se dejaron de amar a pesar de que pasara el tiempo. Los admiro, enserio.
HAY DIOS D: tres capitulos mas y chau novela:_ pero me encantaria leer lo que has escrito sobre harry y sus padres :D he querido leer una novela asi :3 pero como no habia alguna que haya encontrado vivia toda la historia en mi mente(?)
MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY seguila cuando puedas :DD
Amo AMOOOOOOOO tu novela :3
Ooooooh Cande!! Tu comentario me hara llorar!! :( claro q de alegria pero es q wow!! Graciias *-*
Que lindoo :') jaja lo se, pero parece ser q Teddy ya sento cabeza(? y al fin se casaron*-*
Jojo Merida no duro mucho verdad? :twisted: jaja no era mala, pero si demasiado obsesiva D:
no dejaba a James en paz! >.< (aunque no salio en el capi, yo lo se! :¬w¬: ) jaja lose, yo al principio
con la idea original, Albus si se encontraba con Helena :D pero decidi que quizas con Sarah estaria mejor! :D
Y se me ocurrio q el estaria mejor trabajando en el Quiddtich (como lo hizo su madre) xq en verdad era algo
q el deseaba hacer :'D sipi ya solo tres u.u y no se si sean muy largos :( estoy haciendo lo q puedo(? jaja
En fin Cande de verdad gracias por tan hermoso comentario!*-*
Sipi yo la de James y Lily con Harry viajando en el tiempo la escribi hace meses atras! D:
pero como debia ajuztarle detalles como los hechizos (escribi cualquiero cosa ahi :P) bueno, preferia no subirla antes!
Pero creo q ya esta lista para ser leida :D y tambien queria hacer una de James y Lily de cuando salieron de Hogwarts, se casaron y vivieron el primer año de Harry juntos, supongo q terminaria con ellos muertos T.T pero esa idea me parece bueno (?)
Ok, ok ya me voy :D y te digo algo? ¡YA TENGO EL SIGUIENTE CAPITULO! :lol!:
Solo tengo que pasarlo a la pc y lo subo :D quizas en la noche! Besitos!!
PD: No sabes como djdsfdfhfdgf me siento cuando dicen q aman mis noves*-* hace mucho q no lo escucho de esta(?
es q como no subia muy seguida :S pero gosshh! Gracias de nuevo x amarla!:')
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
Bueno, no tenia muchas ganas de leerlo dos veces ya que me deprimo (?) jaja asi que perdon si hay alguna parte
mal escrita o confusa :S pero aca esta el capi, espero lo disfruten y se emocionen (?) jaja
¡DOS CAPIS CHICAS, DOS! Y chau nove :sad: goshh habra sido un sueño cumplido para mi :')
y recordar que empece la nove un agosto y la comence a subir en septiembre. El 1 de Septiembre, para ser exacta!
God! Estoy ansiosa x escribir los dos capis q me faltan :D ahora asi, GRACIAS x estar, besitos!!
El día renacía a lo ancho de aquel horizonte, los primeros rayos de sol se colaban por entre las cortinas de seda roja entre abiertas y el cielo de un azul, blanco y rosa se encontraba aclarando al máximo sus colores, estaba amaneciendo y ella se encontraba recostada sola en su amplia cama de dos plazas, se acurrucaba entre las enormes mantas porque las noches de otoño solían ser frescas y se sentía tan frágil y sola sin su compañía.
La mujer que estaba recostada sola en aquella cama, abrió sus ojos grises y observo la habitación iluminada únicamente por aquellos rayos amarillo-naranja de sol, la habitación era amplia y bien amueblada, tenía un enorme cuadro en la pared de respaldo de la cama en donde cuatro miembros de una familia sonreían y agitaban las manos alegremente. Ella se puso de pie con pesadez y se dirigió al baño, recordó vanamente que se había duchado anoche antes de dormir por lo que se cepillo el suave, largo y espeso cabello negro azabache mientras contemplaba su pálido rostro en el espejo de enfrente; su reflejo se veía descansado y listo para el gran día que hoy le esperaba. Se cepillo los dientes, se lavó la cara, se vistió y bajo a la planta baja para adentrarse en la pequeña cocina que tenía junto al comedor de la casa. En aquella diminuta cocina todo estaba impecablemente limpio y ordenado, varios electrodomésticos muggles (que habían sido regalos de boda) se encontraban allí listos para usarse, la mujer corto rebanadas de pan viejo y los puso en la tostadora, con un toque ligero de su varita encendió las hornallas y dejo preparándose unos hotckays, luego de otro agite de varita un jugo de calabaza comenzó a prepararse ante ella, al igual que el tocino, los huevos fritos, y la leche fresca salida de la nevera.
Suspiro y miro al piso superior, todo estaba en completo silencio a no ser que contara el ruido que había en la cocina, el perro Spike estaba en el patio trasero muy silencioso y la lechuza aun no llegaba de cazar.
La mujer abrió un poco las cortinas y dejo verse un bello sol ya saliendo por completo, eran las siete de la mañana y el desayuno estaba casi listo, pero sin tener nada más que hacer ella subió las escaleras nuevamente, paso junto a la puerta de su habitación y la habitación de juegos, subió las escaleras al tercer piso y vio tres puertas más, una que se utilizaba como habitación para huéspedes. La mujer de unos treinta y tantos caminó hacia la puerta más cercana color azul, en la cual había un pequeño cartel colgado en el que habían dibujado un escudo de Gryffindor artesanalmente y un nombre yacía al pie de este:
Llamo a la puerta varias veces pero al no obtener respuestas entro para comprobar una desordenada habitación y encontrar a un niño en cuclillas y con la mitad del cuerpo dentro de su baul de viaje.
La mujer carraspeo y se acercó al niño.
— Oliver hijo. –le llamo.
— ¿Ya vino papa? –le pregunto sin mirarla.
— No cielo, aun no. ¿Pero tú qué haces?
— Termino de ordenar, pero olvide mi capa de invisibilidad así que ahora la estoy escondiendo. –explico.
— Termina de ordenarlo, ¿vale? Luego te lavas y bajas a desayunar.
— ¿A dónde vas mami? –pregunto sacando la cabeza de la maleta para mirarle.
— A despertar a tu hermana, date prisa.
Le hecho una última ojeada a la habitación, proponiéndose ordenarla el próximo fin de semana y salió de allí, caminando hacia la habitación de enfrente, que tenía una puerta color lila y también tenía un cartel pintado a mano en donde no había un escudo de una casa de Hogwarts, sino que había un lugar en blanco y abajo decía:
— Buenos días amor. –le dio un beso en la frente al acercarse.
— Buenos días mami, ya estoy lista y Mora también. –señalo al gato que ronroneaba gustosamente.
— Me parece perfecto, tu hermano aún no está listo. –suspiro– ¿bajas a desayunar ya?
— Claro mami, ¿papi aun no llega?
— No cielo, pero no debe tardar en venir.
La mujer acaricio la mejilla de su hija, y esta le sonrió tímidamente, tenía el cabello castaño claro largo y liso, sus ojos eran grises como los de su madre y era muy hermosa, se veía tan pequeña para su edad. La mujer bajo las escaleras y al cabo de media hora después se encontraba tomando un café mientras sus hijos desayunaban sentados en la mesa de la cocina, los niños platicaban contentos del acontecimiento que sucedería en unas horas más adelante, mientras se preguntaban cuando llegaría su padre.
Su madre se había asomado a la ventana al escuchar al perro ladrar cuando lo vio atravesar casi corriendo el patio trasero, tenía puesto una capa de viaje negra, ropa de camuflaje y una mochila que le colgaba en el hombro; para la mujer, verle llegar era un gran alivio puesto que ser auror no era un trabajo muy pasible que digamos. Abrió la puerta y corrió a abrazarlo, mientras él le recibía con los brazos abiertos feliz y agradecido de estar un día más junto a la familia que tanto amaba y le hacía feliz, su familia.
La levanto del suelo y le dio un largo beso mientras ella se abrazaba a su cuello, cuando el beso termino se miraron profundamente a los ojos; el cabello de aquel hombre probablemente de su misma edad seguía tan rebelde como ella lo recordaba, tenía un color castaño impecable que hacia juego con sus ojos, se acercaron juntos hasta la cocina y en cuando lo vieron, los niños saltaron a sus brazos.
— ¡Papa! –gritaron emocionados por verlo.
— Hola pequeños, ¿Cómo están? –pregunto embozando una sonrisa paterna.
— Yo ya no soy pequeño papa –protesto el niño, que tenía un cabello rebelde y unos ojos castaños igual a los de su padre.
— Es cierto, eres todo un hombrecito Olí, pero tu si eres mi pequeña ¿cierto Evy?
— ¡Si papi! –sonrió abrazándole más fuerte. –creí que no vendrías.
— Pero lo hice, ¿cierto? Siempre vuelvo.
— Gracias a dios. –suspiro su esposa sonriéndole. –ahora hijos, dejen a su padre que debe ir a ducharse y a cambiarse.
— ¿Y mi desayuno? –protesto.
— Lo tendrás cuando te hayas cambiado así que apresúrate.
Eran las nueve de la mañana cuando aquel hombre se encontraba desayunando, su esposa metía las maletas de sus hijos al auto (un pequeño Ford) y luego volvía a entrar en la casa.
— Las mascotas irán con ustedes –les informo a sus hijos– ¿quieres más, amor?
— No gracias, estoy lleno. –sonrió –será mejor que vayamos subiendo, tenemos hora y media de viaje, con suerte llegaremos a tiempo.
— El año pasado lo hicimos. –le sonrió su mujer.
Los niños tomaron la jaula de la gata y la lechuza y se subieron a los asientos traseros abrochando sus cinturones, antes de subir al auto la mujer observo su casa un momento, estaba muy lejos de la ciudad de Londres, en el campo junto a un lago y varias montañas, aquello era todo lo que siempre había deseado tener, con lo que tanto soñó; tener su propia casa, lejos de todo lo que pudiera irrumpir en su felicidad. La mujer sonrió y descubrió a su esposo mirándole.
— ¿Pasa algo James? –le pregunto.
— No nada, solo pensaba en lo feliz que eh sido desde aquel día en la boda. –susurro para ella.
— Pienso igual, todo ha sido perfecto a nuestro modo y míranos ahora, llevando a nuestra segunda hija a Hogwarts.
— Te amo tanto Susan, gracias por haberte quedado a mi lado siempre.
— Y siempre lo hare amor, te lo prometo por segunda vez. –sonrió besándole.
Susan no trabajaba los fines de semana, pero en los días de semana siempre estaba en San Mungo en donde se veía con Victoire, James mientras tanto trabajaba como auror, muchas noches tenía que quedarse de guardia sin saber si volvería a casa al otro día.
Hoy como era sábado, ambos estaban en casa para llevar a sus hijos a la estación King Cross, en donde los despedirían para irse a Hogwarts; la pequeña Evanna, iniciaría su primer año escolar mientras que Oliver, iniciaría su segundo año.
El auto comenzó a alejarse por el largo sendero mientras en su interior se llenaba de pláticas y risas, la familia era tan alegre que simplemente contagiaba con tan solo observarla.
— ¿Mami? –le llamo la niña.
— Dime Evy.
— ¿Po-por qué nos pusieron nuestros nombres=
— Te refieres, ¿a qué origen tienen?
— Sí. –asintió.
— Bueno, ¿se acuerdan de que les mencione que yo era adoptada? Bueno, fui. –ambos niños asintieron, atentos. –bueno, mis padres adoptivos, a quienes tanto ame y hecho de menos, se llamaban como ustedes: Oliver y Evanna Martínez.
— ¿Nuestros nombres son en su honor? –pregunto sorprendida.
— Así es.
— ¿Y los segundos? –quiso saber el niño.
— Bueno, Oliver Ted: tu segundo nombre da honor al mejor amigo de tu padres.
— ¡El tío Teddy! –contesto Evanna.
— Si, el tío Teddy. –sonrió su padre.
— Y Evanna Rose, ¿sabes a quien le dimos el honor de tu nombre?
— ¡Si, si se! ¡Por la tía Rosie! –sonrió divertida.
— Correcto, siempre pensé que lo preguntarían. –aseguro. –y tienen que saber hijos, que mis padres adoptivos fueron muggles por lo que yo pensé que lo era. Ellos me hicieron sentir tan orgullosa, fueron unos muggles excelentes.
— Sí que lo fueron. –le sonrió su esposo, palmeando su pierna con cariño.
Los niños habían crecido escuchando las historias que sus padres le contaban sobre sus años en Hogwarts, como se habían conocido, cuan confusa había resultado su relación al principio cuando no lograban corresponderse mutuamente, la lucha en el Ministerio de Magia, el club de los Merodeadores con la primer chica merodeadora. También el sexto año, en donde Susan había descubierto su verdadera identidad, habían luchado contra su malvado tío y James al fin había decidido luchar por ella; el séptimo año para los niños había sido muy interesante puesto que sus padres le relataban el torneo de los tres magos, el misterio sobre quien saboteaba a los chicos, y al final la graduación.
Los niños amaban esas historias, pero su favorita era la de sus padres besándose frente a ese bello atardecer en la fiesta de boda de Vic y Ted, porque desde aquel momento se volvieron inseparables; se pusieron de novios y tres años después se casaron, vivieron tan felices que lo fueron aún más cuando la vida les concebido el milagro del primer hijo, Oliver Ted quien era un año mayor que su hermana Evanna Rose.
Aquellos niños eran su vida, habían sido tan felices criándolos, ser padres era todo un reto y habían veces en los que Susan se sentía cansada y estresada peor James siempre estaba para ayudarla y ayudarle en todo lo que pudiera. Sin dudas, ellos eran de esas parejas que más que casados eran también amigos, compañeros y eso siempre alimentaba el creciente amor.
Ya habían estacionado frente a la estación cuando los niños bajaron con sus mascotas del auto y James junto a Susan le siguieron con las maletas hasta que encontraron dos carritos y siguieron caminando. La estación estaba un poco más vacía los fines de semana, y la mayoría de las personas que se veían, eran familiares de magos y brujas; la barrera invisible estaba un poco llena de estos, y la pequeña familia debía esperar su turno.
Oliver cruzaría la barrera con su padre y Evanna con Susan así que ya estaban unos detrás de otros, el padre y su hijo desaparecieron frente a la pared y la niña asustada miro a su madre.
— Tranquila, no sentirás dolor. –le aseguro. –siempre sientes esa sensación al no saber que hay detrás, pero estarás bien. Confía en mí.
— Confió en ti mami. –le dijo.
— ¿Lista?
La niña asintió y Susan las llevo a ella y al carrito caminando derecho a la pared de ladrillos, la niña cerro los ojos esperando el impacto que nunca llego; cuando los abrió, una hermosa locomotora color escarlata le daba la bienvenida, largaba un poco de vapor pero la visión era buena. Evy había visto el cartel de “Andel 9 ¾” y sonreía emocionada, muchos niños de todas las edades iban y venían con su familia. Se saludaban alegremente con sus antiguos compañeros o iban conociendo a nuevos, Susan la condujo hacia donde James ayudaba a su hijo a subir su equipaje.
— ¡Miren! –grito el niño emocionado. -¡Allí viene Remus!
— ¡Isa! –chillo la pequeña.
A lo lejos se acercaba una familia con los mimos integrantes que la suya. Ted Lupin, con el cabello hecho atrás en una coleta color violeta les sonreía y Victoire con el largo cabello recogido los saludaba con alegría. Tras ellos, dos niños iban platicando mientras empujaban sus carritos, el pequeño tenía el cabello rubio y ojos celestes como el cielo, la niña tenía el cabello rosa chicle y unos ojos verdes; era metamorfomaga como su padre, y su rostro en forma de corazón le hacía ver tan parecida a su abuela paterna.
— Espero te pongan en Gryffindor o Hufflepuff como la abuela Nymph. –decía la niña. –en Ravenclaw no creo, porque no eres muy inteligente…
— Digamos que heredo mi cerebro. –sonrió Teddy– ¿Cómo están?
— Bien, emocionados. –respondió Susan.
— ¿Cómo te sientes, Remus?
— Muy bien tío James, mi hermana dice que no me pueden poner en Slytherin porque no soy lo bastante malo. –aseguro confianzudo.
— ¿Por qué les atemoriza tanto quedar en esa casa? –pregunto Vic, y cuando los cuatro niños miraron al metamorfomago, ella grito:- ¡Ted!
— ¿Qué hice?
— ¿Qué le has dicho a los niños?
— Yo nada, -se quejó. –solo le eh dicho a mi hijo, que si no lo ponen en Gryffindor lo desheredo, nada importante… sin presiones. –sonrió, pero Vic le dio un zape.
— Solo bromeaba cariño. –le aseguro a su hijo más pequeño. –ya sabes cómo es tu padre.
— Además quedar en Slytherin no es tan malo. –le aseguro Susan.
— ¿Alguien sabe cuándo llegara el tío Al? –pregunto el pequeño Remus.
— Creo que deben estar por llegar, igual que el resto.
Remus tenía once años, e igual que su prima Evanna iría a primero mientras que Isabella tenía la misma edad que Olí (doce años) por lo tanto este era su segundo y ansiado año escolar.
Los cuatro niños se pusieron a platicar, cuando los gritos de dos niños, llegaron desde lo lejos.
— ¡Que no James! ¡No me pondrán en Slytherin, no! –gritaba el más pequeño con enojo.
— ¿Por qué no= papa si fue a Slytherin. –sonrió burlón.
— ¡Peor tu estas en Gryffindor!
— Al, deja en paz a tu hermano. –le dijo su madre.
— ¡Pero mama, te eh dicho que me dijeras James, no Albus!
— Pero así te digo de cariño, amor. –le sonrió con dulzura.
— Te pondrán en Slytherin, serás una serpiente… -canturreaba el niño mayor.
— ¡No! ¡Ya basta, detente! ¡Es mentira, no iré ahí, no señor! –gritaba el pequeño tapándose los oídos.
— Dan hijo tranquilo, Albus James Potter detente ya o te castigare. –dijo con severidad.
— ¿Cómo lo harás? Me iré a Hogwarts, ¿recuerdas? –sonrió triunfante. –no puedes castigarme a no ser que me esperes hasta navidad.
— Hijos miren, ya están aquí. –sonrió la mujer. –hola chicos.
Sarahi los saludo alegremente, al fin ella y Albus se habían casado unos años después de la boda de Susan y James. Eran muy felices juntos, tenían tres maravillosos hijos a los que amaban con locura y ella era muy buena amiga de todos. Los tres hijos de ambos, eran Albus James que era muy parecido a su tío james en personalidad y quizás un poco en cara, solo que tenía el cabello castaño más oscuro como el de su madre pero su forma ondulada y sus ojos cafés si se le semejaban. El del medio, Daniel Severus era exactamente igual a su padre Albus, incluso tenia los mismos ojos verde esmeralda y usaba lentes como su abuelo Harry.
La más pequeña y única mujer se llamaba Lilian Emma, y tenía el cabello lacio color castaño oscuro como el de su hermano mayor y sus ojos color verde pardo.
Ella tenía nueve años, por lo que aún no iría a Hogwarts y estaba un poco triste porque sus hermanos ya no estarían en casa tanto tiempo; saludo a sus tíos y primos con un cálido abrazado y se unió a las pláticas de los demás.
Albus James seguía molestando a su hermano menor, pese a que le había prometido a sus padres no hacerlo y Oliver no ayudaba mucho, también tenía esa pisca de personalidad como la de su padre; y se encargaba de meterles miedo a los niños diciendo lo mal que les verían en la familia si llegaban a entrar en una casa que no fuera Gryffindor.
— Son unos pesados. –bufo Isabella. –no molesten a mi hermanito con sus tonterías.
— Vamos Isa, solo estamos bromeando, ¿cierto Olí?
— Así es James.
— Miren es la tía Luna. –sonrió la pequeña Lilian, con timidez mientras le daba un abrazo.
— Hola Lily, que linda te vez hoy –saludo felizmente la rubia– ¿traes el collar de corchos para espantar nargles?
— Siempre tía. –sonrió con admiración mientras le mostraba su collar.
— Es muy bonito, oh mira aquí están Frank y Alice… ¿Alice?
— Aquí mama, -le dijo la niña, que ya se encontraba saludando al resto.
Luna y Neville habían tenido dos niños maravillosos a los que habían nombrado por Frank Xenophilius y Alice Luna Longbottom. La niña tenía el cabello negro como el de su padre y los ojos claros de su madre, llevaba un flequillo recto y el resto del cabello amarrados en dos trenzas, tenía los antiguos aritos de rábanos de Luna y el niño tenía el cabello rubio de su madre y los ojos castaños de su madre; el rostro se le parecía mucho a ella y era un poco más tímido que la niña, quien era muy extrovertida como Luna.
— Oye Frank, ¿a qué casa quisieras entrar tú? –le pregunto Albus James.
— No lo sé… -dudo tímidamente.
— Tiene que ser Ravenclaw como yo y mi madre. –aseguro su hermana mayor de doce años, como Al, Isa y Olí.
— O a Gryffindor como nosotros y el tío Nev. –le corrigió Oliver.
— Ya casi son las once, al parecer Rose está retrasada. –dijo Susan entre todo el barbullo de habladores.
— Scorpius no debe haber pasado el examen para conducir de muggles. –se burló Ted.
— ¿Y cómo esta Neville, Luna? –le hablo Vic.
— Oh, muy bien gracias. –sonrió soñadora. –ya está en Hogwarts, así que se despidió de nosotros muy temprano.
— Los niños se emocionaran tanto cuando lo vena, al igual que a Hagrid. –dijo Sarah, contemplando con cariño a sus hijos.
— Seguro que sí, yo espero volver a mi puesto el año que viene, ya ven que Hagrid está muy cansado.
— Si, pobre Hagrid –suspiro la pelinegra. –será genial que des clases tu Luna.
— ¡Estoy tan emocionada! –chillo.
— ¡Bradley! ¡Bradley ven aquí! –gritaba el rubio acaloradamente mientras corría tras su hijo– ¡Brad!
— ¡No me alcanzas papi!
— No, no te alcanza así que ven ahora mismo jovencito. –hablo la voz autoritaria de su madre.
— Vale. –bufo acercándose. –toma papa.
— ¿Qué se dice, Brad? –pregunto este agitado, tomando las llaves del auto.
— Perdón papa. Perdón por mentirle a mama y no decirle que el abuelo Ron te sugirió que aturdieras al hombre muggle que te dio el examen de conducir. –sonrió con malicia.
— ¿Qu-que?
— Yo si le eh entendido Scorpius, ¿aturdiste a tu profesor de manejo? –chillo la pelirroja.
— Bu-bueno amor, no pude evitarlo los muggles me ponen nervioso. –susurro.
— ¡Hola Rose! –le saludaron sus amigas.
— ¿Dónde está Draco? –pregunto James a su amigo.
— ¿Eh? ah, no lo sé…
— ¡Mira papi, una lechuza! ¿no es bonita? Yo quería una pero mama me compro un hurón…
— Draco hijo, ven a saludar a tus tíos y primos.
— Está bien.
Scorpius y Rosie, quienes se casaron unos meses después de James y Susan habían tenido gemelos, ambos rubios y ojos claros, como los de su madre.
Draco II era mucho más tranquilo que su gemelo Bradley que amaba hacer travesuras, ambos de once años se preparaban para su primer año en Hogwarts. El enorme grupo de adultos y niños, ocupaba casi todo el paso pero como estaban en el último vagón no les importaba mucho. Los cuatro hombres se habían dedicado a subir las maletas al compartimiento mientras Scor, les relataba con pelos y señales el aturdimiento al examinador.
Susan les aseguraba a sus amigas que tenía una sorpresa que darle, pero hasta que no estuviera segura del todo, lo mantendría en secreto. Y posiblemente esa misma noche se los diría ¿Qué seria?
— Será mejor que nos vayamos despidiendo, ya casi parte el tren. –aviso Albus.
El y Sarah llevaron a sus hijos a un lugar apartado para despedirse, Scorpius y Rose habían hecho lo mismo al igual que Ted y Victoire. Susan, James y Luna seguían en el mismo lugar, Susan al momento en que se volteo hacia su hija pudo contemplar que ella estaba temblando de miedo y Oliver le daba un abrazo, aquello le enterneció e intentando no llorar se acercó a ellos, era el momento de separarse de los hijos a los que tanto amaba y por los que ella daría su vida entera; James se acercó y le sonrió, con aquella mirada tan profunda le dio a entender unas palabras que no hacían falta pronunciarse:
“Estamos juntos en esto.
Siempre.”
mal escrita o confusa :S pero aca esta el capi, espero lo disfruten y se emocionen (?) jaja
¡DOS CAPIS CHICAS, DOS! Y chau nove :sad: goshh habra sido un sueño cumplido para mi :')
y recordar que empece la nove un agosto y la comence a subir en septiembre. El 1 de Septiembre, para ser exacta!
God! Estoy ansiosa x escribir los dos capis q me faltan :D ahora asi, GRACIAS x estar, besitos!!
Season 3ª de Los Merodeadores | Capitulo 35 – El andén 9 y ¾:
El día renacía a lo ancho de aquel horizonte, los primeros rayos de sol se colaban por entre las cortinas de seda roja entre abiertas y el cielo de un azul, blanco y rosa se encontraba aclarando al máximo sus colores, estaba amaneciendo y ella se encontraba recostada sola en su amplia cama de dos plazas, se acurrucaba entre las enormes mantas porque las noches de otoño solían ser frescas y se sentía tan frágil y sola sin su compañía.
La mujer que estaba recostada sola en aquella cama, abrió sus ojos grises y observo la habitación iluminada únicamente por aquellos rayos amarillo-naranja de sol, la habitación era amplia y bien amueblada, tenía un enorme cuadro en la pared de respaldo de la cama en donde cuatro miembros de una familia sonreían y agitaban las manos alegremente. Ella se puso de pie con pesadez y se dirigió al baño, recordó vanamente que se había duchado anoche antes de dormir por lo que se cepillo el suave, largo y espeso cabello negro azabache mientras contemplaba su pálido rostro en el espejo de enfrente; su reflejo se veía descansado y listo para el gran día que hoy le esperaba. Se cepillo los dientes, se lavó la cara, se vistió y bajo a la planta baja para adentrarse en la pequeña cocina que tenía junto al comedor de la casa. En aquella diminuta cocina todo estaba impecablemente limpio y ordenado, varios electrodomésticos muggles (que habían sido regalos de boda) se encontraban allí listos para usarse, la mujer corto rebanadas de pan viejo y los puso en la tostadora, con un toque ligero de su varita encendió las hornallas y dejo preparándose unos hotckays, luego de otro agite de varita un jugo de calabaza comenzó a prepararse ante ella, al igual que el tocino, los huevos fritos, y la leche fresca salida de la nevera.
Suspiro y miro al piso superior, todo estaba en completo silencio a no ser que contara el ruido que había en la cocina, el perro Spike estaba en el patio trasero muy silencioso y la lechuza aun no llegaba de cazar.
La mujer abrió un poco las cortinas y dejo verse un bello sol ya saliendo por completo, eran las siete de la mañana y el desayuno estaba casi listo, pero sin tener nada más que hacer ella subió las escaleras nuevamente, paso junto a la puerta de su habitación y la habitación de juegos, subió las escaleras al tercer piso y vio tres puertas más, una que se utilizaba como habitación para huéspedes. La mujer de unos treinta y tantos caminó hacia la puerta más cercana color azul, en la cual había un pequeño cartel colgado en el que habían dibujado un escudo de Gryffindor artesanalmente y un nombre yacía al pie de este:
Oliver T. Potter – La valentía llega cuando menos te lo esperas.
Llamo a la puerta varias veces pero al no obtener respuestas entro para comprobar una desordenada habitación y encontrar a un niño en cuclillas y con la mitad del cuerpo dentro de su baul de viaje.
La mujer carraspeo y se acercó al niño.
— Oliver hijo. –le llamo.
— ¿Ya vino papa? –le pregunto sin mirarla.
— No cielo, aun no. ¿Pero tú qué haces?
— Termino de ordenar, pero olvide mi capa de invisibilidad así que ahora la estoy escondiendo. –explico.
— Termina de ordenarlo, ¿vale? Luego te lavas y bajas a desayunar.
— ¿A dónde vas mami? –pregunto sacando la cabeza de la maleta para mirarle.
— A despertar a tu hermana, date prisa.
Le hecho una última ojeada a la habitación, proponiéndose ordenarla el próximo fin de semana y salió de allí, caminando hacia la habitación de enfrente, que tenía una puerta color lila y también tenía un cartel pintado a mano en donde no había un escudo de una casa de Hogwarts, sino que había un lugar en blanco y abajo decía:
Evanna R. Potter – El tamaño no es lo importante, sino el valor que conservas por dentro.
La mujer llamo a la puerta y una tímida y bajita voz de niña le dio el permiso de entrar. Cuando lo hizo, ella sintió que estaba en un lugar parecido a la cocina de abajo, todo estaba muy bien ordenado y se podía ver el suelo por donde caminabas tranquilamente; las cortinas estaban corridas y una niña vestida, aseada, con el equipaje listo y que cepillaba el pelo negro de su gato le sonreía abiertamente.— Buenos días amor. –le dio un beso en la frente al acercarse.
— Buenos días mami, ya estoy lista y Mora también. –señalo al gato que ronroneaba gustosamente.
— Me parece perfecto, tu hermano aún no está listo. –suspiro– ¿bajas a desayunar ya?
— Claro mami, ¿papi aun no llega?
— No cielo, pero no debe tardar en venir.
La mujer acaricio la mejilla de su hija, y esta le sonrió tímidamente, tenía el cabello castaño claro largo y liso, sus ojos eran grises como los de su madre y era muy hermosa, se veía tan pequeña para su edad. La mujer bajo las escaleras y al cabo de media hora después se encontraba tomando un café mientras sus hijos desayunaban sentados en la mesa de la cocina, los niños platicaban contentos del acontecimiento que sucedería en unas horas más adelante, mientras se preguntaban cuando llegaría su padre.
Su madre se había asomado a la ventana al escuchar al perro ladrar cuando lo vio atravesar casi corriendo el patio trasero, tenía puesto una capa de viaje negra, ropa de camuflaje y una mochila que le colgaba en el hombro; para la mujer, verle llegar era un gran alivio puesto que ser auror no era un trabajo muy pasible que digamos. Abrió la puerta y corrió a abrazarlo, mientras él le recibía con los brazos abiertos feliz y agradecido de estar un día más junto a la familia que tanto amaba y le hacía feliz, su familia.
La levanto del suelo y le dio un largo beso mientras ella se abrazaba a su cuello, cuando el beso termino se miraron profundamente a los ojos; el cabello de aquel hombre probablemente de su misma edad seguía tan rebelde como ella lo recordaba, tenía un color castaño impecable que hacia juego con sus ojos, se acercaron juntos hasta la cocina y en cuando lo vieron, los niños saltaron a sus brazos.
— ¡Papa! –gritaron emocionados por verlo.
— Hola pequeños, ¿Cómo están? –pregunto embozando una sonrisa paterna.
— Yo ya no soy pequeño papa –protesto el niño, que tenía un cabello rebelde y unos ojos castaños igual a los de su padre.
— Es cierto, eres todo un hombrecito Olí, pero tu si eres mi pequeña ¿cierto Evy?
— ¡Si papi! –sonrió abrazándole más fuerte. –creí que no vendrías.
— Pero lo hice, ¿cierto? Siempre vuelvo.
— Gracias a dios. –suspiro su esposa sonriéndole. –ahora hijos, dejen a su padre que debe ir a ducharse y a cambiarse.
— ¿Y mi desayuno? –protesto.
— Lo tendrás cuando te hayas cambiado así que apresúrate.
Eran las nueve de la mañana cuando aquel hombre se encontraba desayunando, su esposa metía las maletas de sus hijos al auto (un pequeño Ford) y luego volvía a entrar en la casa.
— Las mascotas irán con ustedes –les informo a sus hijos– ¿quieres más, amor?
— No gracias, estoy lleno. –sonrió –será mejor que vayamos subiendo, tenemos hora y media de viaje, con suerte llegaremos a tiempo.
— El año pasado lo hicimos. –le sonrió su mujer.
Los niños tomaron la jaula de la gata y la lechuza y se subieron a los asientos traseros abrochando sus cinturones, antes de subir al auto la mujer observo su casa un momento, estaba muy lejos de la ciudad de Londres, en el campo junto a un lago y varias montañas, aquello era todo lo que siempre había deseado tener, con lo que tanto soñó; tener su propia casa, lejos de todo lo que pudiera irrumpir en su felicidad. La mujer sonrió y descubrió a su esposo mirándole.
— ¿Pasa algo James? –le pregunto.
— No nada, solo pensaba en lo feliz que eh sido desde aquel día en la boda. –susurro para ella.
— Pienso igual, todo ha sido perfecto a nuestro modo y míranos ahora, llevando a nuestra segunda hija a Hogwarts.
— Te amo tanto Susan, gracias por haberte quedado a mi lado siempre.
— Y siempre lo hare amor, te lo prometo por segunda vez. –sonrió besándole.
Susan no trabajaba los fines de semana, pero en los días de semana siempre estaba en San Mungo en donde se veía con Victoire, James mientras tanto trabajaba como auror, muchas noches tenía que quedarse de guardia sin saber si volvería a casa al otro día.
Hoy como era sábado, ambos estaban en casa para llevar a sus hijos a la estación King Cross, en donde los despedirían para irse a Hogwarts; la pequeña Evanna, iniciaría su primer año escolar mientras que Oliver, iniciaría su segundo año.
El auto comenzó a alejarse por el largo sendero mientras en su interior se llenaba de pláticas y risas, la familia era tan alegre que simplemente contagiaba con tan solo observarla.
— ¿Mami? –le llamo la niña.
— Dime Evy.
— ¿Po-por qué nos pusieron nuestros nombres=
— Te refieres, ¿a qué origen tienen?
— Sí. –asintió.
— Bueno, ¿se acuerdan de que les mencione que yo era adoptada? Bueno, fui. –ambos niños asintieron, atentos. –bueno, mis padres adoptivos, a quienes tanto ame y hecho de menos, se llamaban como ustedes: Oliver y Evanna Martínez.
— ¿Nuestros nombres son en su honor? –pregunto sorprendida.
— Así es.
— ¿Y los segundos? –quiso saber el niño.
— Bueno, Oliver Ted: tu segundo nombre da honor al mejor amigo de tu padres.
— ¡El tío Teddy! –contesto Evanna.
— Si, el tío Teddy. –sonrió su padre.
— Y Evanna Rose, ¿sabes a quien le dimos el honor de tu nombre?
— ¡Si, si se! ¡Por la tía Rosie! –sonrió divertida.
— Correcto, siempre pensé que lo preguntarían. –aseguro. –y tienen que saber hijos, que mis padres adoptivos fueron muggles por lo que yo pensé que lo era. Ellos me hicieron sentir tan orgullosa, fueron unos muggles excelentes.
— Sí que lo fueron. –le sonrió su esposo, palmeando su pierna con cariño.
Los niños habían crecido escuchando las historias que sus padres le contaban sobre sus años en Hogwarts, como se habían conocido, cuan confusa había resultado su relación al principio cuando no lograban corresponderse mutuamente, la lucha en el Ministerio de Magia, el club de los Merodeadores con la primer chica merodeadora. También el sexto año, en donde Susan había descubierto su verdadera identidad, habían luchado contra su malvado tío y James al fin había decidido luchar por ella; el séptimo año para los niños había sido muy interesante puesto que sus padres le relataban el torneo de los tres magos, el misterio sobre quien saboteaba a los chicos, y al final la graduación.
Los niños amaban esas historias, pero su favorita era la de sus padres besándose frente a ese bello atardecer en la fiesta de boda de Vic y Ted, porque desde aquel momento se volvieron inseparables; se pusieron de novios y tres años después se casaron, vivieron tan felices que lo fueron aún más cuando la vida les concebido el milagro del primer hijo, Oliver Ted quien era un año mayor que su hermana Evanna Rose.
Aquellos niños eran su vida, habían sido tan felices criándolos, ser padres era todo un reto y habían veces en los que Susan se sentía cansada y estresada peor James siempre estaba para ayudarla y ayudarle en todo lo que pudiera. Sin dudas, ellos eran de esas parejas que más que casados eran también amigos, compañeros y eso siempre alimentaba el creciente amor.
Ya habían estacionado frente a la estación cuando los niños bajaron con sus mascotas del auto y James junto a Susan le siguieron con las maletas hasta que encontraron dos carritos y siguieron caminando. La estación estaba un poco más vacía los fines de semana, y la mayoría de las personas que se veían, eran familiares de magos y brujas; la barrera invisible estaba un poco llena de estos, y la pequeña familia debía esperar su turno.
Oliver cruzaría la barrera con su padre y Evanna con Susan así que ya estaban unos detrás de otros, el padre y su hijo desaparecieron frente a la pared y la niña asustada miro a su madre.
— Tranquila, no sentirás dolor. –le aseguro. –siempre sientes esa sensación al no saber que hay detrás, pero estarás bien. Confía en mí.
— Confió en ti mami. –le dijo.
— ¿Lista?
La niña asintió y Susan las llevo a ella y al carrito caminando derecho a la pared de ladrillos, la niña cerro los ojos esperando el impacto que nunca llego; cuando los abrió, una hermosa locomotora color escarlata le daba la bienvenida, largaba un poco de vapor pero la visión era buena. Evy había visto el cartel de “Andel 9 ¾” y sonreía emocionada, muchos niños de todas las edades iban y venían con su familia. Se saludaban alegremente con sus antiguos compañeros o iban conociendo a nuevos, Susan la condujo hacia donde James ayudaba a su hijo a subir su equipaje.
— ¡Miren! –grito el niño emocionado. -¡Allí viene Remus!
— ¡Isa! –chillo la pequeña.
A lo lejos se acercaba una familia con los mimos integrantes que la suya. Ted Lupin, con el cabello hecho atrás en una coleta color violeta les sonreía y Victoire con el largo cabello recogido los saludaba con alegría. Tras ellos, dos niños iban platicando mientras empujaban sus carritos, el pequeño tenía el cabello rubio y ojos celestes como el cielo, la niña tenía el cabello rosa chicle y unos ojos verdes; era metamorfomaga como su padre, y su rostro en forma de corazón le hacía ver tan parecida a su abuela paterna.
— Espero te pongan en Gryffindor o Hufflepuff como la abuela Nymph. –decía la niña. –en Ravenclaw no creo, porque no eres muy inteligente…
— Digamos que heredo mi cerebro. –sonrió Teddy– ¿Cómo están?
— Bien, emocionados. –respondió Susan.
— ¿Cómo te sientes, Remus?
— Muy bien tío James, mi hermana dice que no me pueden poner en Slytherin porque no soy lo bastante malo. –aseguro confianzudo.
— ¿Por qué les atemoriza tanto quedar en esa casa? –pregunto Vic, y cuando los cuatro niños miraron al metamorfomago, ella grito:- ¡Ted!
— ¿Qué hice?
— ¿Qué le has dicho a los niños?
— Yo nada, -se quejó. –solo le eh dicho a mi hijo, que si no lo ponen en Gryffindor lo desheredo, nada importante… sin presiones. –sonrió, pero Vic le dio un zape.
— Solo bromeaba cariño. –le aseguro a su hijo más pequeño. –ya sabes cómo es tu padre.
— Además quedar en Slytherin no es tan malo. –le aseguro Susan.
— ¿Alguien sabe cuándo llegara el tío Al? –pregunto el pequeño Remus.
— Creo que deben estar por llegar, igual que el resto.
Remus tenía once años, e igual que su prima Evanna iría a primero mientras que Isabella tenía la misma edad que Olí (doce años) por lo tanto este era su segundo y ansiado año escolar.
Los cuatro niños se pusieron a platicar, cuando los gritos de dos niños, llegaron desde lo lejos.
— ¡Que no James! ¡No me pondrán en Slytherin, no! –gritaba el más pequeño con enojo.
— ¿Por qué no= papa si fue a Slytherin. –sonrió burlón.
— ¡Peor tu estas en Gryffindor!
— Al, deja en paz a tu hermano. –le dijo su madre.
— ¡Pero mama, te eh dicho que me dijeras James, no Albus!
— Pero así te digo de cariño, amor. –le sonrió con dulzura.
— Te pondrán en Slytherin, serás una serpiente… -canturreaba el niño mayor.
— ¡No! ¡Ya basta, detente! ¡Es mentira, no iré ahí, no señor! –gritaba el pequeño tapándose los oídos.
— Dan hijo tranquilo, Albus James Potter detente ya o te castigare. –dijo con severidad.
— ¿Cómo lo harás? Me iré a Hogwarts, ¿recuerdas? –sonrió triunfante. –no puedes castigarme a no ser que me esperes hasta navidad.
— Hijos miren, ya están aquí. –sonrió la mujer. –hola chicos.
Sarahi los saludo alegremente, al fin ella y Albus se habían casado unos años después de la boda de Susan y James. Eran muy felices juntos, tenían tres maravillosos hijos a los que amaban con locura y ella era muy buena amiga de todos. Los tres hijos de ambos, eran Albus James que era muy parecido a su tío james en personalidad y quizás un poco en cara, solo que tenía el cabello castaño más oscuro como el de su madre pero su forma ondulada y sus ojos cafés si se le semejaban. El del medio, Daniel Severus era exactamente igual a su padre Albus, incluso tenia los mismos ojos verde esmeralda y usaba lentes como su abuelo Harry.
La más pequeña y única mujer se llamaba Lilian Emma, y tenía el cabello lacio color castaño oscuro como el de su hermano mayor y sus ojos color verde pardo.
Ella tenía nueve años, por lo que aún no iría a Hogwarts y estaba un poco triste porque sus hermanos ya no estarían en casa tanto tiempo; saludo a sus tíos y primos con un cálido abrazado y se unió a las pláticas de los demás.
Albus James seguía molestando a su hermano menor, pese a que le había prometido a sus padres no hacerlo y Oliver no ayudaba mucho, también tenía esa pisca de personalidad como la de su padre; y se encargaba de meterles miedo a los niños diciendo lo mal que les verían en la familia si llegaban a entrar en una casa que no fuera Gryffindor.
— Son unos pesados. –bufo Isabella. –no molesten a mi hermanito con sus tonterías.
— Vamos Isa, solo estamos bromeando, ¿cierto Olí?
— Así es James.
— Miren es la tía Luna. –sonrió la pequeña Lilian, con timidez mientras le daba un abrazo.
— Hola Lily, que linda te vez hoy –saludo felizmente la rubia– ¿traes el collar de corchos para espantar nargles?
— Siempre tía. –sonrió con admiración mientras le mostraba su collar.
— Es muy bonito, oh mira aquí están Frank y Alice… ¿Alice?
— Aquí mama, -le dijo la niña, que ya se encontraba saludando al resto.
Luna y Neville habían tenido dos niños maravillosos a los que habían nombrado por Frank Xenophilius y Alice Luna Longbottom. La niña tenía el cabello negro como el de su padre y los ojos claros de su madre, llevaba un flequillo recto y el resto del cabello amarrados en dos trenzas, tenía los antiguos aritos de rábanos de Luna y el niño tenía el cabello rubio de su madre y los ojos castaños de su madre; el rostro se le parecía mucho a ella y era un poco más tímido que la niña, quien era muy extrovertida como Luna.
— Oye Frank, ¿a qué casa quisieras entrar tú? –le pregunto Albus James.
— No lo sé… -dudo tímidamente.
— Tiene que ser Ravenclaw como yo y mi madre. –aseguro su hermana mayor de doce años, como Al, Isa y Olí.
— O a Gryffindor como nosotros y el tío Nev. –le corrigió Oliver.
— Ya casi son las once, al parecer Rose está retrasada. –dijo Susan entre todo el barbullo de habladores.
— Scorpius no debe haber pasado el examen para conducir de muggles. –se burló Ted.
— ¿Y cómo esta Neville, Luna? –le hablo Vic.
— Oh, muy bien gracias. –sonrió soñadora. –ya está en Hogwarts, así que se despidió de nosotros muy temprano.
— Los niños se emocionaran tanto cuando lo vena, al igual que a Hagrid. –dijo Sarah, contemplando con cariño a sus hijos.
— Seguro que sí, yo espero volver a mi puesto el año que viene, ya ven que Hagrid está muy cansado.
— Si, pobre Hagrid –suspiro la pelinegra. –será genial que des clases tu Luna.
— ¡Estoy tan emocionada! –chillo.
— ¡Bradley! ¡Bradley ven aquí! –gritaba el rubio acaloradamente mientras corría tras su hijo– ¡Brad!
— ¡No me alcanzas papi!
— No, no te alcanza así que ven ahora mismo jovencito. –hablo la voz autoritaria de su madre.
— Vale. –bufo acercándose. –toma papa.
— ¿Qué se dice, Brad? –pregunto este agitado, tomando las llaves del auto.
— Perdón papa. Perdón por mentirle a mama y no decirle que el abuelo Ron te sugirió que aturdieras al hombre muggle que te dio el examen de conducir. –sonrió con malicia.
— ¿Qu-que?
— Yo si le eh entendido Scorpius, ¿aturdiste a tu profesor de manejo? –chillo la pelirroja.
— Bu-bueno amor, no pude evitarlo los muggles me ponen nervioso. –susurro.
— ¡Hola Rose! –le saludaron sus amigas.
— ¿Dónde está Draco? –pregunto James a su amigo.
— ¿Eh? ah, no lo sé…
— ¡Mira papi, una lechuza! ¿no es bonita? Yo quería una pero mama me compro un hurón…
— Draco hijo, ven a saludar a tus tíos y primos.
— Está bien.
Scorpius y Rosie, quienes se casaron unos meses después de James y Susan habían tenido gemelos, ambos rubios y ojos claros, como los de su madre.
Draco II era mucho más tranquilo que su gemelo Bradley que amaba hacer travesuras, ambos de once años se preparaban para su primer año en Hogwarts. El enorme grupo de adultos y niños, ocupaba casi todo el paso pero como estaban en el último vagón no les importaba mucho. Los cuatro hombres se habían dedicado a subir las maletas al compartimiento mientras Scor, les relataba con pelos y señales el aturdimiento al examinador.
Susan les aseguraba a sus amigas que tenía una sorpresa que darle, pero hasta que no estuviera segura del todo, lo mantendría en secreto. Y posiblemente esa misma noche se los diría ¿Qué seria?
— Será mejor que nos vayamos despidiendo, ya casi parte el tren. –aviso Albus.
El y Sarah llevaron a sus hijos a un lugar apartado para despedirse, Scorpius y Rose habían hecho lo mismo al igual que Ted y Victoire. Susan, James y Luna seguían en el mismo lugar, Susan al momento en que se volteo hacia su hija pudo contemplar que ella estaba temblando de miedo y Oliver le daba un abrazo, aquello le enterneció e intentando no llorar se acercó a ellos, era el momento de separarse de los hijos a los que tanto amaba y por los que ella daría su vida entera; James se acercó y le sonrió, con aquella mirada tan profunda le dio a entender unas palabras que no hacían falta pronunciarse:
“Estamos juntos en esto.
Siempre.”
Fin del Capitulo.
Última edición por Maay·Wright·Jonas el Jue 10 Mayo 2012, 11:50 pm, editado 1 vez
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
Pero como puede ser! SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! SUSAN Y JAMES SE CASARON :(L): que lindo que lindo que lindo :3 :3
Por fin se dejaron de joder los dos con tanto y por fin POR FINNNNNNNNNNNN se armaron su nidito de amor y encima con dos hijos!
Voy a ser sincera, me atacaron los celos cuando lei que Albus se habia casado :( pero tengo que aceptarlo antes de que me de algun paro cardiaco t-t pero igual, estoy feliz que por fin el amor triunfara en su vida, despues de tanto sufrimiento esta con la persona que ama. I love you Albus :(L): aunque ame a otra:_
EHHHH tedd y Vic junto :(L): La hermosa historia de Scorpius y Rose llego a un hermoso final :') los amo a todos!
Dos capitulos :( solo dos caps y el final! como voy a extrañar esta novela:_ recuerdo que estuve una semana para leerla entera, me encantaba todos los dias leerlo en el verano una y otra vez. Las veces que me rei, que putee y que me dieron ganas de llorar por tantas cosas. Amo esta novela y siempre lo hare.
Eres una gran escritora, May ¡Como te admiro mujer! te quiero :(L):
Por fin se dejaron de joder los dos con tanto y por fin POR FINNNNNNNNNNNN se armaron su nidito de amor y encima con dos hijos!
Voy a ser sincera, me atacaron los celos cuando lei que Albus se habia casado :( pero tengo que aceptarlo antes de que me de algun paro cardiaco t-t pero igual, estoy feliz que por fin el amor triunfara en su vida, despues de tanto sufrimiento esta con la persona que ama. I love you Albus :(L): aunque ame a otra:_
EHHHH tedd y Vic junto :(L): La hermosa historia de Scorpius y Rose llego a un hermoso final :') los amo a todos!
Dos capitulos :( solo dos caps y el final! como voy a extrañar esta novela:_ recuerdo que estuve una semana para leerla entera, me encantaba todos los dias leerlo en el verano una y otra vez. Las veces que me rei, que putee y que me dieron ganas de llorar por tantas cosas. Amo esta novela y siempre lo hare.
Eres una gran escritora, May ¡Como te admiro mujer! te quiero :(L):
Jaeger.
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Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
IloveJBandDL escribió:Pero como puede ser! SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! SUSAN Y JAMES SE CASARON :(L): que lindo que lindo que lindo :3 :3
Por fin se dejaron de joder los dos con tanto y por fin POR FINNNNNNNNNNNN se armaron su nidito de amor y encima con dos hijos!
Voy a ser sincera, me atacaron los celos cuando lei que Albus se habia casado :( pero tengo que aceptarlo antes de que me de algun paro cardiaco t-t pero igual, estoy feliz que por fin el amor triunfara en su vida, despues de tanto sufrimiento esta con la persona que ama. I love you Albus :(L): aunque ame a otra:_
EHHHH tedd y Vic junto :(L): La hermosa historia de Scorpius y Rose llego a un hermoso final :') los amo a todos!
Dos capitulos :( solo dos caps y el final! como voy a extrañar esta novela:_ recuerdo que estuve una semana para leerla entera, me encantaba todos los dias leerlo en el verano una y otra vez. Las veces que me rei, que putee y que me dieron ganas de llorar por tantas cosas. Amo esta novela y siempre lo hare.
Eres una gran escritora, May ¡Como te admiro mujer! te quiero :(L):
Oh Can! Ame tu comentario! :( llorare!! :crybaby: juro q me hiciste emocionaar awww es tan hermoso todo lo q escribiste y lo que me dijiste al final... es que yo! Awwww no lo creo! :crybaby: ¡GRACIAS! de verdad yo creo q un gracia nunca es suficiente! D: pero es q goosh no encuentro palabras para expresar lo q ciento:') yo no hubiese podido seguir escribiendo sino fuera x ustedes, y tampoco tendria 'exito' x asi decir sin no tuviera a chicas apoyando!
De verdad gracias :D
Jaja sii al fin loco, ¡AL FIN! se casaron*-* iba a poner eso pero preferi pasar al futuro(?
igual tengo una seccion pequeña llamada "Datos curiosos" en donde doy mas datos de los niños
y las parejas :D seguro las subo luego del ultimo cap! ñ__ñ
oowww te comprendo! Todas amamos a Albus mucho, creo q es normal haber sentido tantos celos (? :O jaja
Pero Sarah lo comprarte con nosotras :ñ GRACIAS x haber leido y comentado y sobre todo por seguir con Susan, james, Albus, Ted, Vic, Rose, Scorpius y los demas hasta el final!!:')
PD: Vas o van a matarme D: pero creo q solo faltara un capi mas y se termina! :sad:
Es q me di cuenta de que es muy poquito si lo subo en dos capis (a lo q escribi) entonces pense
en unirlo y formar un solo capitulo q seria el 36, el final! D:
Y cuando vean como termina :O las voy a matar (?) jaja ojala les guste:')
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
ATENCION:
Ya tengo el ultimo capitulo! :D
Si, ya se eran dos, pero como separados eran muy cortos decidi juntarlos y hacer uno solo, asi que quizas mañana ya suba el capitulo final :D
Me hubiese encantado que todas quienes comenzaron conmigo o me siguieron
desde otros capis (no importa, me refiero a todas) pudieran comentar este capitulo y asi decirme q les parecio la nove, pero como veo que muchas se han perdido en el camino me pondria muy feliz q al menos ustedes tres chicas, o las que pudieran comentaran significaria muchisimo para mi! :D
En fin, prontito el ultimo cap! Asi que esten preparadaaaaaas! :D
Las quiero
Ya tengo el ultimo capitulo! :D
Si, ya se eran dos, pero como separados eran muy cortos decidi juntarlos y hacer uno solo, asi que quizas mañana ya suba el capitulo final :D
Me hubiese encantado que todas quienes comenzaron conmigo o me siguieron
desde otros capis (no importa, me refiero a todas) pudieran comentar este capitulo y asi decirme q les parecio la nove, pero como veo que muchas se han perdido en el camino me pondria muy feliz q al menos ustedes tres chicas, o las que pudieran comentaran significaria muchisimo para mi! :D
En fin, prontito el ultimo cap! Asi que esten preparadaaaaaas! :D
Las quiero
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
OH DIOS MIO MAY! el ultimo capitulo :(L): :( :( :(
Lo esperare, llorare y me comere todas mis uñas! Te espero :D
Lo esperare, llorare y me comere todas mis uñas! Te espero :D
Jaeger.
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Capitulo Final. {TERMINADA}
Oh god! El dia llego! :( bueno, les traigo el capitulo espero les guste, a mi me parecio... malo(? no lo se
no me termine de convenser :S y no me gusto mucho como quedo, pero espero a ustedes les guste
aunque sea un poco! :D Cande te lo dedico:') Gracias x comentar, por leer y por estar! :D
¡Que lo disfruten!
Susan se acercó a sus hijos, estaba un poco más segura porque James estaba allí, el siempre había estado allí para ella, juntos. Había estado junto a ella en sus días de depresión cuando recordaba la muerte de sus padres muggles, cuando se había enterado de que sería madre por primera vez e incluso, James había presenciado el parto solo para estar a su lado, apoyándole y dándole fuerzas; odiaba ver a la mujer que ama sufrir para tener a su primer hijo, pero sabían ambos que era un dolor que merecía la pena sentir. James también había estado, pese a su trabajo liador, en todos los cumpleaños de sus hijos sin falta y demora, había estado con su esposa en el segundo parto, cuando ella debía alimentarlos, vestirlos y cuidarlos, ella no estaba sola, el también ayudaba y aprendía. Cuando los días se tornaban difíciles y ella estaba cansada él tomaba las riendas de la casa, el la sostenía y le cuidaba, cuando discutían él estaba aconsejándole para que todo se arreglara. No había nada de que temer si James estaba a su lado como lo había estado siempre, así que Susan tomo aire, suspiro y abrazo a sus hijos.
Los minutos parecían haberse detenido y solo estaban ellos en aquella estación, o al menos eso parecía.
— Oliver, promete que cuidaras de tu hermana ¿vale? Que se querrán siempre pase lo que pase y que siempre que haya un problema estarán unidos, recuerden que en Hogwarts no estaremos nosotros pero McGonagall si, y también Hagrid y el tío Nev.
— Si mami lo sabemos, y te prometo que lo aremos. –le sonrió su hijo.
— Te pareces tanto a tu padre. –le susurro con un brillo en los ojos, mientras acariciaba su cabello. –te amo.
— También te amo mama. –le abrazo con fuerza. –pero no vayas a llorar, volveremos pronto.
— Es que los extrañare mucho a ambos. –confeso.
— Podrás ir con la tía Vic. –le sonrió la pequeña. –o la tía Rosie, nunca estarás sola en casa mami, los abuelos también pueden visitarte.
— Cierto mi pequeña, -se acercó a ella. –mira que grande estas, once años y lista para ir a la escuela… cuídate mucho ¿de acuerdo? Y haz muchos amigos.
— Lo are mama, pero ustedes también pórtense bien. –les dijo sonriente.
— Como siempre hija. –le sonrió su padre.
— Te amo Evy.
— Y yo a ti mami, los amo a los tres. –les abrazo. –y prometo volver para navidad.
— Cuídate hijo, y no molestes a tu primo Dan por favor. –rogo.
— Lo intentare papa. –sonrió. –adiós.
Olí abrazo a sus padres y luego saludo a Luna, quien platicaba con sus hijos mientras le entregaba ejemplares de “El Quisquilloso” para repartir en el tren. Luego, se subió al compartimiento del último vagón.
Evanna derramo varias lágrimas sobre el pecho de su madre y abrazo a su padre para luego también, reunirse junto a su hermano mayor.
Mas haya, Albus había llevado a un lugar aparte a su hijo Albus James mientras le hablaba de algo, el niño parecía sorprendido y conmovido. Sarah despedía a su hijo Daniel con sollozos mientras le abrazaba, su hermana pequeña Lily también lloraba, ella no quería que sus hermanos se fueran.
Victoire le daba consejos a Remus mientras Bella abrazaba a su padre, quien le aconsejaba que no se acercara a ningún niño porque aún era muy joven para tener novio. Luego la familia se dedicaba palabras y se abrazaban. Rose por su parte, acomodaba el cuello de la camiseta de su hijo Bradley, mientras le hacía prometer que se comportaría y no aria bromas, el niño con sonrisa traviesa lo ‘prometía’ pero algo en su mirada decía que no planeaba aburrirse en el colegio, como su madre esperaba. Draco más tranquilo y conmocionado por la despedida abrazaba fuerte a sus padres, y parecía no querer irse, sus padres le habían prometido escribirle cada semana, y el abrazo que Brad le había dado le había dado más confianza; los dos abrazaron a sus padres, y subieron al tren en donde Luna ya despedía a sus hijos desde la ventanilla.
Albus James fue el último en subir, y aunque tenía los ojos vidriosos había decidido no llorar, quería demostrar que era fuerte, y se encargaba de abrazar a sus primos.
— Creo, que llego la hora. –susurro Albus.
— Así parece. –suspiro Susan. –se ven tan pequeños allí.
— Tan solitos… -continuo Rose.
— Tan indefensos… -murmuro Vic.
— Y ya no estarán en casa para que comprobemos que estarán bien. –chillo Sarah.
— Estarán bien –les sonrió Luna. –Hogwarts es un lugar seguro, y además de eso, será su segundo hogar de ahora en adelante. No estarán ustedes pero tranquilas, los profesores los cuidaran.
— Es cierto, ellos estarán bien. –sonrió Susan, mas convencida de que sus hijos no correrían peligro y que todo estaría perfecto.
El tren comenzaba a zumbar, y el vapor era más denso, poco a poco la locomotora comenzaba a moverse, y los padres saludaban a sus hijos agitando las manos, sonriendo o incluso diciéndoles adiós y dándoles últimos consejos desesperados; los niños agitaban sus manos mientras miraban por las ventanillas, sonreían y otros lloraban (los de primero).
Susan miro a sus dos hijos, uno al lado del otro sentados en un compartimiento, saludaban a sus padres y tíos, sonriendo felices. Ella también sonrió, pero no pudo evitar derramar lágrimas y James al notarlo le dio un abrazo. “Van a estar bien” les dijo, y ella solo le beso con amor; al parecer Sarah, también le había dicho lo mismo a Albus con respecto a Daniel, el pequeño que temeroso por quedar en Slytherin tenía una mirada que demostraba preocupación y era el más callado de sus primos.
— ¡Los amo! –le grito Susan a sus hijos, al tiempo que sus hijos la correspondían.
El tren comenzó a alejarse y los niños solo veían a sus padres alejarse en la estación, las mujeres lloraban todas abrazadas mientras seguían saludando, estaban felices pero tristes a la vez. De igual modo, un pensamiento había llegado a Susan, al fin después de todo lo vivido habían tenido el final feliz que tanto habían buscado, al fin eran felices y nadie, les arrebataría aquello nunca; porque la felicidad era de ellos, para siempre.
El tren viajaba por el campo a velocidad tranquila. Albus James, Isabella, Alice y Oliver que eran de segundo, iban en otros compartimientos junto a sus amigos de Hogwarts, mientras que los pequeños se habían quedado en el mismo compartimiento observando por la ventana.
Cuando la señora del carrito de dulces paso, Bradley era de los primeros comprando junto a Remus, mientras que Dan estaba muy asustado aun pensando en que sucedería si quedaba en Slytherin. Él sabía muy bien que su padre había pertenecido a esa casa, y también su mejor amigo, pero no sabía si en realidad él también quería estar allí o no; se sentía confundido y extraño, su prima Evanna se había acercado para abrazarle y decirle, que no tuviera miedo.
— A mí no me importa en qué casa quedes Dan, no tengas miedo te apoyaremos.
— Gracias Evy. –le sonrió.
El sol iba cayendo de apoco, mientras los gemelos jugaban con sus varitas haciendo levitar pequeñas cosas como los cromos de las ranas de chocolate. Frank iba leyendo la revista que su madre le había dado y Remus platicaba con una niña que se les había unido llamada Julie, ahora Evy no era la única niña en el compartimiento y había comenzó una plática entretenida con su primo Dan mientras comían ranas de chocolate; se preguntaban cuanto más tardarían en llegar pero no hacía falta, cuando la noche había caído, Julie había comentado que debían vestirse porque ya casi llegaban, los niños obedeciendo, se habían ido a poner las nuevas túnicas para el colegio.
Cuando el tren decencia y frenaba frente a la estación de Hogsmeade, los niños bajaban ya su equipaje y mascotas, para encontrarse con una noche despejada y tranquila; no hacia frio, y la luna estaba en su punto más alto observándoles, a lo lejos Hagrid les llamaba para llevarlos en los botes. Los hermanos mayores, les deseaban suerte a los pequeños que se iban formando en filas.
— ¡Hola Hagrid! –le saludaron al verlo.
— ¡Hey niños! Pero que emoción tenerlos aquí. –dijo el semi gigante sollozando. –aún recuerdo cuando lleve a sus padres en estos botes, si y también los traje de vuelta oh… y a sus abuelos…
— No vayas a llorar Hagrid, estamos bien. –le sonrió Remus.
— Oh, sí, si lo sé son muy fuertes y valientes. Haber, vengan subiremos a este bote.
Los cinco niños se habían subido en un bote, las nubes en el cielo rondaban a la luna y las estrellas se veían más brillantes que nunca, el agua del lago negro estaba tranquila aunque en partes, se movía mucho y Hagrid les había explicado, que era por el calamar gigante.
Ya todos los de primero estaban en sus botes que flotaban en el agua, y Hagrid les había dicho, que el calamar gigante no era malo por lo que no tenían que temer a nadie, Hogwarts según él, era el lugar más seguro del mundo luego de los tiempos de guerra ya olvidados.
A lo lejos, los niños miraban con asombro, soltando pequeños ‘¡Oh!’ de vez en cuando.
— ¡Miren, miren!
Decía un niño que se había sentado junto a Julie, era rubio, de ojos claros y mejillas rosadas y pecosas. Todos observaban como el castillo se iba haciendo más y más grande al paso en que se acercaban a la costa, se veía hermoso y todos ansiaban tanto verlo por dentro.
— Tranquilos, tranquilos… ¡Niños! –les llamo Hagrid. –bienvenidos a Hogwarts. –les sonrió.
Ya habían bajado de los botes y subían una escalera larga de piedra que les conducía hacia el castillo, el patio delantero estaba vacío y los pájaros a lo lejos volaban de un lado a otro. Para cuando las puertas del Hall se habían abierto, la luz de las velas les habían iluminado y todos observaban con asombro y admiración cada rincón de aquel pedazo de castillo que lograban ver. Una mujer se había aparecido ante ellos en la sima de la escalera en donde ellos esperaban, su nombre era Maggie Sheerad y parecía no tener más de veintiocho años, era de tez aceitunada, sus ojos eran verdes y su cabello castaño oscuro, tenía una bella sonrisa y les contaba a los niños la historia de las cuatro casas de Hogwarts y que sucedería a continuación.
Uniéndose en dos filas nuevamente, los niños se formaron detrás de Maggie.
— Cuando las puertas se abran, comenzaremos a caminar, ¿de acuerdo? Suerte para todos niños. –les sonrió.
De pronto, las puertas se abrieron y se dejó ver así, un enorme y amplio comedor con cuatro mesas largas ocupadas ya por sus estudiantes, habían túnicas con los colores de sus casas y muchas caras curiosas y sonrientes, a lo largo del salón se distinguía una quinta mesa que daba de cara a las demás, y sentada en su silla en el medio, estaba Minerva McGonagall actual directora de Hogwarts. Los niños comenzaron a caminar, muchos de ellos estaban temblando de nervios, miedo y expectación; la pequeña Evanna estaba sonriente y muy feliz, apoyaba a su primo Dan para que no decayera y a Draco que parecía estar muy asustado con tantas personas viéndole. Bradley por su parte parecía estar gozando de tanta atención, y Remus también puesto que sonreía y mantenía a su lado a la pequeña Julie.
Se detuvieron y Maggie trajo un pequeño taburete y un pergamino enrollado del que dictaría sus nombres.
— Cuando diga sus nombres, subirán y se sentaran en este taburete para que sean seleccionados a sus casas. –les indico. –Álvarez, Julie.
La pequeña le dedico a Remus una sonrisa, y subió al pequeño taburete, al parecer era hija de muggles y la primera bruja en su familia por lo que estaba muy feliz, sonreía a todo el mundo y tras posar el sombrero en su cabeza, espero.
— ¡Ravenclaw! –grito este.
La niña sonrió feliz y camino hacia su mesa, todos aplaudían y miraban atentos, inclusive los profesores. Mas haya, en la mesa de Gryffindor, Albus y Oliver esperaban que dictaran los nombres de sus hermanos, Albus le había contado por lo bajo a su amigo lo que le había dicho su padre y Olí parecía más comprensivo con él, Sir Nicholas se había acercado y se había sentado junto a ambos mientras miraba la selección.
Ya habían pasado varios alumnos y era hora de comenzar con la letra ‘L’ solo pasaron dos alumnos más, cuando Maggie dijo:
— Longbottom, Frank Xenophilius.
Y un tembloroso y tímido Frank se acercó al taburete, observo a los profesores que le miraban fijamente y luego al sombrero, tenía la mirada de incredulidad fijada en su rostro, había oído del sombrero pero de cerca se veía que estaba más raído y gastado que antes. Se sentó en el taburete y se colocó el sombrero, este lanzo un bufido.
— ¿Con que crees que soy viejo, eh?
— ¿Eh…? –chillo el pequeño tembloroso.
— Veamos Longbottom a donde te pondremos… -murmuro. –sí, ya lo tengo parece buena idea, seguro aras grandes cosas allí… ¡HUFFLEPUFF!
Frank suspiro con alivio y se puso de pie, quitando el sombrero de encima, todos aplaudieron y el corrió a saludar a su prima Isabella, quien le felicitaba con alegría reflejada en sus brillantes ojos. Maggie estiro un poco más la lista y miro a los estudiantes.
— Lupin, Remus William.
Remus les sonrió a sus primos mientras Evanna le deseaba suerte y subió con simpatía los escalones. Se sentó en el taburete sin mirar a nadie más y se colocó el sombrero.
— Mmm… ¡Lupin, eh! Te sientes seguro de ti mismo ¿verdad? Yo igual, y se dónde te pondré niño. ¡Gryffindor!
— ¡Sí! –sonrió con alegría.
Corrió a reunirse con sus primos mientras su hermana le saludaba con la mano desde la mesa de los tejones, estaba contenta por él y él le devolvía el saludo. No tardó mucho en pasar la lista, cuando le toco a los gemelos. Que esperaban impacientes sus nombres.
— Malfoy, Bradley.
Los gemelos no tenían segundo nombre, Brad camino sonriente y se sentó, pero el sombre apenas se posó en su cabeza cuando soltó:
— ¡Slytherin!
El pequeño sonrió y se encamino a su mesa que aplaudía eufóricamente. Daniel al verlo tan feliz, a pesar de que le había tocado esa casa se sintió extraño, quizás no sería tan mala idea quedarse allí si tenía compañía como la de su primo, que pese a ser tan bromista, eran buenos amigos y se la pasaban muy bien juntos. Relajo un poco sus músculos y observo a su primo Draco mirando a Maggie con impaciencia.
— Malfoy, Draco II.
El pequeño subió sin sonreír, se veía concentrado y dudoso. ¿Iría el también a Slytherin con su hermano? Nunca se había planteado el que le pudiera tocar una casa diferente a la suya, ellos nunca se habían separado mucho tiempo y hacían todo juntos. ¿Qué sucedería si iban a lugares separados? Ese era su miedo más grande, el que lo separaran de su hermano gemelo, él era bastante tímido y callado, no sabía si sobreviviría sin su hermano.
El sombrero en su cabeza pareció meditarlo varias veces, estaba indeciso y hacia muecas.
— Muchacho, eh visto tu cabeza, tus sentimientos… creo que sé a dónde perteneces, y tranquilo, estarás muy bien allí ya lo veras. –espero un momento y grito:- ¡GRYFFINDOR!
El niño abrió los ojos como platos, miro a su hermano sentado entre los Slytherin, y haciendo una mueca se bajó del taburete.
— ¡El sombrero, Malfoy! –le advirtió Maggie con ternura al ver que casi se iba con este puesto.
— L-lo ciento. –murmuro avergonzado.
Ella le sonrió y el niño le dejo el sombrero, fue recibido por aplausos en su mesa y se sentó junto a Remus y los demás a esperar. Los Potter estaban casi a lo último, Dan más ansioso que nunca y Evy muy tranquila, relajada y emocionada de cruzar mirada con McGonagall quien le había guiñado el ojo. Reconocía también a varios profesores, que habían ido a verla una vez para su cumpleaños número cinco, sabía que Hogwarts seria como un hogar para ella desde ahora, y con tantas caras conocidas, le daban más ganas de quedarse.
Maggie busco con la mirada a la niña y sonriéndole dijo:
— Potter, Evanna Rose.
La niña le dio un apretón de manos a su primo, le dedico una sonrisa y subió hasta el taburete. Miro a los profesores, les sonrió con dulzura y se sentó. Cuando poso el sombrero en su cabeza, este abrió un poco los remendados ojos y espió la mente de la niña buscando la esencia en su interior que le diría en que casa debería quedar, no le hablo ni pregunto nada; solo se mantuvo en silencio espiando en su mente.
— Veamos Potter, ya sé a dónde iras tú. Podrías ir a Ravenclaw con esa inteligencia, pero también tienes mucho en tu interior que si lo sacaras, podrías demostrar esa valentía que pro-llevas en la sangre, bien tu casa es… ¡Gryffindor!
— ¡Oh! –exclamo sorprendida.
Se quitó el sombrero y lo dejo sobre el taburete. Bajo los escalones pero no hacia su mesa, encontró a su primo Daniel y le dio un fuerte abrazo.
— Yo quería ir a Slytherin, por si tu quedabas allí así no estabas solo. –le dijo mirándole fijamente. –y así veías que no hay nada de malo allí Dan, lo ciento.
— Ev… y-yo… -balbuceo el niño.
— Suerte Dan, te quiero.
Le abrazo nuevamente y corrió a su mesa, en donde todos los que habían escuchado le aplaudieron y vitorearon su nombre con admiración. Maggie completamente conmocionada seco sus lágrimas con el extremo final del pergamino, miro a McGonagall y pidió perdón con la mirada al ver que esta le reprimía con la mirada, observo la lista con torpeza y exclamo:
— P-Potter, Daniel Severus.
El niño no avanzo, se quedó parado allí un momento, con temor creciente y las rodillas temblorosas, observo a su hermano mayor por primera vez desde que había entrado, este le miraba también y le incitaba a caminar, sonriéndole de lado, intentando darle apoyo. Dan camino poco a poco, abriéndose paso entre los niños que quedaban, se había ido hacia el fondo de la fila para pasar desapercibida pero ahora se sentía más mirado que nunca y aquella atención mucho no le gustaba, miro a Maggie un momento y ella le sonrió invitándole a sentarse en el taburete. Una vez allí, se colocó el sombrero y este infiltro su mente.
— Con que tienes miedo.
— Sí. –respondió mirando al suelo.
— No tienes por qué temer, serás un excelente mago y persona.
— No lo sé…
— La casa que te toque no elegirá tu forma de ser o tu destino niño, eso lo elegirás tú, la casa en donde estés solo te enseñara cosas, y a destacar más los puntos que te unen a ella.
— Entonces… no seré malo si… -y miro con desdén a los Slytherin.
— ¿Por qué serias malo? No eres malo ahora, ¿verdad? –el niño negó. –ves, si no eres malo ahora que no tienes casa ¿Por qué lo serias luego? Nada cambiara.
— Tiene razón señor sombrero, seleccióneme ya por favor. –le sonrió más contento.
— Muy bien, muy bien Potter, tú vas a… ¡SLYTHERIN!
Daniel embozo una pequeña sonrisa, pero al cruzar sus ojos con los de su hermano palidecía y volvió a bajar la mirada, se quitó el sombrero y camino con tristeza hacia los Slytherin que le aplaudían eufóricos. Antes de llegar a su mesa, Dan sintió una mano en su hombro ¿se abría olvidado el sombrero puesto en su cabeza, como su primo Draco? Se llevó ambas manos a la cabeza pero nada había allí más que su pelo, sin embargo al voltear sus ojos se abrieron, Albus James, su hermano mayor estaba allí mirándole.
— J-James… yo lo, lo ciento… -murmuro apenado.
— ¿Por qué lo sientes enano? –pregunto.
— Po-por que quede en Slytherin y no en…
— No escucha, -suspiro. –Daniel Severus, quedaste en Slytherin lo sé y no en Gryffindor como esperaba.
— Sí. –bajo la mirada.
— Sabes, no sabía el daño que te hacia molestando y soy yo quien debe disculparse.
— ¡Pero James…!
— Escucha Dan, ¿sabes que me dijo papa en el andén? –el niño negó. –me conto algo que a él le dijo el abuelo Harry, cuando le confeso que tenía miedo de quedar en Slytherin.
— ¿Qué le dijo? –pregunto con temor.
— Le pregunto qué pasaba si quedaba en Slytherin, ¿y quieres saber que le respondió el abuelo? –el niño asintió. –le dijo que su segundo nombre Severus, como el tuyo provenía de un antiguo director de Hogwarts… y ese hombre hermano, fue el hombre más valiente que el abuelo conoció en su vida.
— Pero… -balbuceo sorprendido.
— Daniel, la casa en la que estés no importa, sino lo que haces para enorgullecerla, se una buena persona un excelente mago, no cambies por otras personas y veras que ya nadie más volverá a temer por caer en ella.
— James…
— Siempre serás mi hermano Dan, no importa lo que pase. Y siempre me sentiré orgulloso de serlo.
— ¡Gracias James!
Dan abrazo a su hermano, que le correspondió felizmente. El silencio que había inundado el lugar, mientras los dos hermanos platicaban, se había cortado tras los vítores y aplausos de los presentes en el salón, todos estaban conmovidos por lo que había pasado y algunos hasta se ponían de pie para aplaudirlos. Los hermanos se separaron y tras sonreírse se fueron cada quien a su casa. McGonagall les dio la bienvenida una vez acabada la selección y el banquete de este nuevo ciclo escolar, comenzó para todos con felicidad y mucho amor.
Lejos de aquel festejo, en algún lugar fuera de Londres, una pareja hablaba de algo muy importante. La mujer le explicaba que debían esperar unos minutos más y el hombre solo asentía, estaba nervioso y expectante quería saberlo ya y ella le comprendía. Luego de tanto tiempo… era simplemente increíble y ambos se veían felices por la idea, lo extraño era que les preocupaba todo lo que tendría que cambiar de ahora en adelante sus vidas, una lechuza les había interrumpido, el hombre camino hacia la ventana le desato la carta y se acercó a ella.
— Es de Albus. –le dijo.
— Ábrela James. –le sugirió mirando el sobre. Ambos leyeron atentamente.
— ¿Daniel quedo en Slytherin?
— ¡Oh y mira lo que le dijo Albus James! –chillo su esposa.- ¿no son hermosos?
— Sí que lo son, paso como conmigo y Albus, -suspiro melancólico. –el en su casa y yo en la mía.
— Pero aprendiste a lidiar con ello. –le sonrió su esposa.
— Y Evy quedo en Gryffindor, sabía que mi pequeña sería una valiente y noble Gryffindor.
— Ambos lo son. –le beso.
— ¿Ya es la hora?
— ¡James!
— ¿Qué? No lo soporto Susan, no sé cómo lo haces necesito saberlo ya. –le rogo con la mirada.
— Bien, iré a ver tu espera aquí, ¿de acuerdo?
— ¿Quieres que me mate de la desesperación? –gruño.
— Bien, vamos y lo vemos juntos.
— De acuerdo.
Ambos entraron al baño de su habitación, sobre un mueble de madera, había un pequeño frasco que contenía un líquido y un fino y blanquizco palo que parecía de plástico y papel. Ambos se miraron sin atreverse a avanzar, ella le sonrió nerviosa y el tomo aire mirando aun el pequeño frasco de plástico que contenía lo que tanto ansiaban saber. Se acercaron y ella lo tomo pero sin dejarse ver lo que contenía el palito, James le tomo de la mano y se la sujeto con fuerza, Susan puso ante los ojos de ambos el palo y de apoco fue descubriendo su contenido. Había allí dos rayas de colores. Él puso cara extraña, ya no recordaba cómo funcionaba aquella cosa, y se preguntaba si no estaría dañado, miro a su esposa que se llevaba una mano a la boca y tras morir de la duda decidió hablar.
— Susan amor, e-estas… ¿Estas embarazada?
Ella no hablo, solo asintió y sucumbió al llanto ahogado, estaba conmovida y no podía articular palabra, luego de once años… once largos años, volvía a quedar embarazada, volvería a ser madre y lo que más le daba alegría era el saber que su hijo o hija, era producido de aquel fruto de amor que James y ella tanto se habían preocupado en cuidar.
James dio un grito de alegra y se abalanzo sobre ella para besarla y abrazarla con fuerza, ambos sonrieron y sus ojos estaban llenos de lágrimas, ambos lloraban emocionados. Nunca habían pensado en tener un tercer hijo, pero sentían que aquello era toda una bendición.
Se volvieron a besar y se quedaron allí abrazados, mientras la luz de la luna entraba por la ventanilla del baño y la alegría inundaba la casa.
Solo se separaron para que el futuro padre corriera con manos temblorosa a escribir una carta para sus hermanos, padres y amigos.
Sabían que desde aquel día, nada volvería a ser igual, la vida a pesar de ya no estar en Hogwarts, les preparaba una siguiente y emocionante aventura.
no me termine de convenser :S y no me gusto mucho como quedo, pero espero a ustedes les guste
aunque sea un poco! :D Cande te lo dedico:') Gracias x comentar, por leer y por estar! :D
¡Que lo disfruten!
Season 3ª de Los Merodeadores | Capitulo 36 – La selección de los nuevos Merodeadores {Final}:
Susan se acercó a sus hijos, estaba un poco más segura porque James estaba allí, el siempre había estado allí para ella, juntos. Había estado junto a ella en sus días de depresión cuando recordaba la muerte de sus padres muggles, cuando se había enterado de que sería madre por primera vez e incluso, James había presenciado el parto solo para estar a su lado, apoyándole y dándole fuerzas; odiaba ver a la mujer que ama sufrir para tener a su primer hijo, pero sabían ambos que era un dolor que merecía la pena sentir. James también había estado, pese a su trabajo liador, en todos los cumpleaños de sus hijos sin falta y demora, había estado con su esposa en el segundo parto, cuando ella debía alimentarlos, vestirlos y cuidarlos, ella no estaba sola, el también ayudaba y aprendía. Cuando los días se tornaban difíciles y ella estaba cansada él tomaba las riendas de la casa, el la sostenía y le cuidaba, cuando discutían él estaba aconsejándole para que todo se arreglara. No había nada de que temer si James estaba a su lado como lo había estado siempre, así que Susan tomo aire, suspiro y abrazo a sus hijos.
Los minutos parecían haberse detenido y solo estaban ellos en aquella estación, o al menos eso parecía.
— Oliver, promete que cuidaras de tu hermana ¿vale? Que se querrán siempre pase lo que pase y que siempre que haya un problema estarán unidos, recuerden que en Hogwarts no estaremos nosotros pero McGonagall si, y también Hagrid y el tío Nev.
— Si mami lo sabemos, y te prometo que lo aremos. –le sonrió su hijo.
— Te pareces tanto a tu padre. –le susurro con un brillo en los ojos, mientras acariciaba su cabello. –te amo.
— También te amo mama. –le abrazo con fuerza. –pero no vayas a llorar, volveremos pronto.
— Es que los extrañare mucho a ambos. –confeso.
— Podrás ir con la tía Vic. –le sonrió la pequeña. –o la tía Rosie, nunca estarás sola en casa mami, los abuelos también pueden visitarte.
— Cierto mi pequeña, -se acercó a ella. –mira que grande estas, once años y lista para ir a la escuela… cuídate mucho ¿de acuerdo? Y haz muchos amigos.
— Lo are mama, pero ustedes también pórtense bien. –les dijo sonriente.
— Como siempre hija. –le sonrió su padre.
— Te amo Evy.
— Y yo a ti mami, los amo a los tres. –les abrazo. –y prometo volver para navidad.
— Cuídate hijo, y no molestes a tu primo Dan por favor. –rogo.
— Lo intentare papa. –sonrió. –adiós.
Olí abrazo a sus padres y luego saludo a Luna, quien platicaba con sus hijos mientras le entregaba ejemplares de “El Quisquilloso” para repartir en el tren. Luego, se subió al compartimiento del último vagón.
Evanna derramo varias lágrimas sobre el pecho de su madre y abrazo a su padre para luego también, reunirse junto a su hermano mayor.
Mas haya, Albus había llevado a un lugar aparte a su hijo Albus James mientras le hablaba de algo, el niño parecía sorprendido y conmovido. Sarah despedía a su hijo Daniel con sollozos mientras le abrazaba, su hermana pequeña Lily también lloraba, ella no quería que sus hermanos se fueran.
Victoire le daba consejos a Remus mientras Bella abrazaba a su padre, quien le aconsejaba que no se acercara a ningún niño porque aún era muy joven para tener novio. Luego la familia se dedicaba palabras y se abrazaban. Rose por su parte, acomodaba el cuello de la camiseta de su hijo Bradley, mientras le hacía prometer que se comportaría y no aria bromas, el niño con sonrisa traviesa lo ‘prometía’ pero algo en su mirada decía que no planeaba aburrirse en el colegio, como su madre esperaba. Draco más tranquilo y conmocionado por la despedida abrazaba fuerte a sus padres, y parecía no querer irse, sus padres le habían prometido escribirle cada semana, y el abrazo que Brad le había dado le había dado más confianza; los dos abrazaron a sus padres, y subieron al tren en donde Luna ya despedía a sus hijos desde la ventanilla.
Albus James fue el último en subir, y aunque tenía los ojos vidriosos había decidido no llorar, quería demostrar que era fuerte, y se encargaba de abrazar a sus primos.
— Creo, que llego la hora. –susurro Albus.
— Así parece. –suspiro Susan. –se ven tan pequeños allí.
— Tan solitos… -continuo Rose.
— Tan indefensos… -murmuro Vic.
— Y ya no estarán en casa para que comprobemos que estarán bien. –chillo Sarah.
— Estarán bien –les sonrió Luna. –Hogwarts es un lugar seguro, y además de eso, será su segundo hogar de ahora en adelante. No estarán ustedes pero tranquilas, los profesores los cuidaran.
— Es cierto, ellos estarán bien. –sonrió Susan, mas convencida de que sus hijos no correrían peligro y que todo estaría perfecto.
El tren comenzaba a zumbar, y el vapor era más denso, poco a poco la locomotora comenzaba a moverse, y los padres saludaban a sus hijos agitando las manos, sonriendo o incluso diciéndoles adiós y dándoles últimos consejos desesperados; los niños agitaban sus manos mientras miraban por las ventanillas, sonreían y otros lloraban (los de primero).
Susan miro a sus dos hijos, uno al lado del otro sentados en un compartimiento, saludaban a sus padres y tíos, sonriendo felices. Ella también sonrió, pero no pudo evitar derramar lágrimas y James al notarlo le dio un abrazo. “Van a estar bien” les dijo, y ella solo le beso con amor; al parecer Sarah, también le había dicho lo mismo a Albus con respecto a Daniel, el pequeño que temeroso por quedar en Slytherin tenía una mirada que demostraba preocupación y era el más callado de sus primos.
— ¡Los amo! –le grito Susan a sus hijos, al tiempo que sus hijos la correspondían.
El tren comenzó a alejarse y los niños solo veían a sus padres alejarse en la estación, las mujeres lloraban todas abrazadas mientras seguían saludando, estaban felices pero tristes a la vez. De igual modo, un pensamiento había llegado a Susan, al fin después de todo lo vivido habían tenido el final feliz que tanto habían buscado, al fin eran felices y nadie, les arrebataría aquello nunca; porque la felicidad era de ellos, para siempre.
El tren viajaba por el campo a velocidad tranquila. Albus James, Isabella, Alice y Oliver que eran de segundo, iban en otros compartimientos junto a sus amigos de Hogwarts, mientras que los pequeños se habían quedado en el mismo compartimiento observando por la ventana.
Cuando la señora del carrito de dulces paso, Bradley era de los primeros comprando junto a Remus, mientras que Dan estaba muy asustado aun pensando en que sucedería si quedaba en Slytherin. Él sabía muy bien que su padre había pertenecido a esa casa, y también su mejor amigo, pero no sabía si en realidad él también quería estar allí o no; se sentía confundido y extraño, su prima Evanna se había acercado para abrazarle y decirle, que no tuviera miedo.
— A mí no me importa en qué casa quedes Dan, no tengas miedo te apoyaremos.
— Gracias Evy. –le sonrió.
El sol iba cayendo de apoco, mientras los gemelos jugaban con sus varitas haciendo levitar pequeñas cosas como los cromos de las ranas de chocolate. Frank iba leyendo la revista que su madre le había dado y Remus platicaba con una niña que se les había unido llamada Julie, ahora Evy no era la única niña en el compartimiento y había comenzó una plática entretenida con su primo Dan mientras comían ranas de chocolate; se preguntaban cuanto más tardarían en llegar pero no hacía falta, cuando la noche había caído, Julie había comentado que debían vestirse porque ya casi llegaban, los niños obedeciendo, se habían ido a poner las nuevas túnicas para el colegio.
Cuando el tren decencia y frenaba frente a la estación de Hogsmeade, los niños bajaban ya su equipaje y mascotas, para encontrarse con una noche despejada y tranquila; no hacia frio, y la luna estaba en su punto más alto observándoles, a lo lejos Hagrid les llamaba para llevarlos en los botes. Los hermanos mayores, les deseaban suerte a los pequeños que se iban formando en filas.
— ¡Hola Hagrid! –le saludaron al verlo.
— ¡Hey niños! Pero que emoción tenerlos aquí. –dijo el semi gigante sollozando. –aún recuerdo cuando lleve a sus padres en estos botes, si y también los traje de vuelta oh… y a sus abuelos…
— No vayas a llorar Hagrid, estamos bien. –le sonrió Remus.
— Oh, sí, si lo sé son muy fuertes y valientes. Haber, vengan subiremos a este bote.
Los cinco niños se habían subido en un bote, las nubes en el cielo rondaban a la luna y las estrellas se veían más brillantes que nunca, el agua del lago negro estaba tranquila aunque en partes, se movía mucho y Hagrid les había explicado, que era por el calamar gigante.
Ya todos los de primero estaban en sus botes que flotaban en el agua, y Hagrid les había dicho, que el calamar gigante no era malo por lo que no tenían que temer a nadie, Hogwarts según él, era el lugar más seguro del mundo luego de los tiempos de guerra ya olvidados.
A lo lejos, los niños miraban con asombro, soltando pequeños ‘¡Oh!’ de vez en cuando.
— ¡Miren, miren!
Decía un niño que se había sentado junto a Julie, era rubio, de ojos claros y mejillas rosadas y pecosas. Todos observaban como el castillo se iba haciendo más y más grande al paso en que se acercaban a la costa, se veía hermoso y todos ansiaban tanto verlo por dentro.
— Tranquilos, tranquilos… ¡Niños! –les llamo Hagrid. –bienvenidos a Hogwarts. –les sonrió.
Ya habían bajado de los botes y subían una escalera larga de piedra que les conducía hacia el castillo, el patio delantero estaba vacío y los pájaros a lo lejos volaban de un lado a otro. Para cuando las puertas del Hall se habían abierto, la luz de las velas les habían iluminado y todos observaban con asombro y admiración cada rincón de aquel pedazo de castillo que lograban ver. Una mujer se había aparecido ante ellos en la sima de la escalera en donde ellos esperaban, su nombre era Maggie Sheerad y parecía no tener más de veintiocho años, era de tez aceitunada, sus ojos eran verdes y su cabello castaño oscuro, tenía una bella sonrisa y les contaba a los niños la historia de las cuatro casas de Hogwarts y que sucedería a continuación.
Uniéndose en dos filas nuevamente, los niños se formaron detrás de Maggie.
— Cuando las puertas se abran, comenzaremos a caminar, ¿de acuerdo? Suerte para todos niños. –les sonrió.
De pronto, las puertas se abrieron y se dejó ver así, un enorme y amplio comedor con cuatro mesas largas ocupadas ya por sus estudiantes, habían túnicas con los colores de sus casas y muchas caras curiosas y sonrientes, a lo largo del salón se distinguía una quinta mesa que daba de cara a las demás, y sentada en su silla en el medio, estaba Minerva McGonagall actual directora de Hogwarts. Los niños comenzaron a caminar, muchos de ellos estaban temblando de nervios, miedo y expectación; la pequeña Evanna estaba sonriente y muy feliz, apoyaba a su primo Dan para que no decayera y a Draco que parecía estar muy asustado con tantas personas viéndole. Bradley por su parte parecía estar gozando de tanta atención, y Remus también puesto que sonreía y mantenía a su lado a la pequeña Julie.
Se detuvieron y Maggie trajo un pequeño taburete y un pergamino enrollado del que dictaría sus nombres.
— Cuando diga sus nombres, subirán y se sentaran en este taburete para que sean seleccionados a sus casas. –les indico. –Álvarez, Julie.
La pequeña le dedico a Remus una sonrisa, y subió al pequeño taburete, al parecer era hija de muggles y la primera bruja en su familia por lo que estaba muy feliz, sonreía a todo el mundo y tras posar el sombrero en su cabeza, espero.
— ¡Ravenclaw! –grito este.
La niña sonrió feliz y camino hacia su mesa, todos aplaudían y miraban atentos, inclusive los profesores. Mas haya, en la mesa de Gryffindor, Albus y Oliver esperaban que dictaran los nombres de sus hermanos, Albus le había contado por lo bajo a su amigo lo que le había dicho su padre y Olí parecía más comprensivo con él, Sir Nicholas se había acercado y se había sentado junto a ambos mientras miraba la selección.
Ya habían pasado varios alumnos y era hora de comenzar con la letra ‘L’ solo pasaron dos alumnos más, cuando Maggie dijo:
— Longbottom, Frank Xenophilius.
Y un tembloroso y tímido Frank se acercó al taburete, observo a los profesores que le miraban fijamente y luego al sombrero, tenía la mirada de incredulidad fijada en su rostro, había oído del sombrero pero de cerca se veía que estaba más raído y gastado que antes. Se sentó en el taburete y se colocó el sombrero, este lanzo un bufido.
— ¿Con que crees que soy viejo, eh?
— ¿Eh…? –chillo el pequeño tembloroso.
— Veamos Longbottom a donde te pondremos… -murmuro. –sí, ya lo tengo parece buena idea, seguro aras grandes cosas allí… ¡HUFFLEPUFF!
Frank suspiro con alivio y se puso de pie, quitando el sombrero de encima, todos aplaudieron y el corrió a saludar a su prima Isabella, quien le felicitaba con alegría reflejada en sus brillantes ojos. Maggie estiro un poco más la lista y miro a los estudiantes.
— Lupin, Remus William.
Remus les sonrió a sus primos mientras Evanna le deseaba suerte y subió con simpatía los escalones. Se sentó en el taburete sin mirar a nadie más y se colocó el sombrero.
— Mmm… ¡Lupin, eh! Te sientes seguro de ti mismo ¿verdad? Yo igual, y se dónde te pondré niño. ¡Gryffindor!
— ¡Sí! –sonrió con alegría.
Corrió a reunirse con sus primos mientras su hermana le saludaba con la mano desde la mesa de los tejones, estaba contenta por él y él le devolvía el saludo. No tardó mucho en pasar la lista, cuando le toco a los gemelos. Que esperaban impacientes sus nombres.
— Malfoy, Bradley.
Los gemelos no tenían segundo nombre, Brad camino sonriente y se sentó, pero el sombre apenas se posó en su cabeza cuando soltó:
— ¡Slytherin!
El pequeño sonrió y se encamino a su mesa que aplaudía eufóricamente. Daniel al verlo tan feliz, a pesar de que le había tocado esa casa se sintió extraño, quizás no sería tan mala idea quedarse allí si tenía compañía como la de su primo, que pese a ser tan bromista, eran buenos amigos y se la pasaban muy bien juntos. Relajo un poco sus músculos y observo a su primo Draco mirando a Maggie con impaciencia.
— Malfoy, Draco II.
El pequeño subió sin sonreír, se veía concentrado y dudoso. ¿Iría el también a Slytherin con su hermano? Nunca se había planteado el que le pudiera tocar una casa diferente a la suya, ellos nunca se habían separado mucho tiempo y hacían todo juntos. ¿Qué sucedería si iban a lugares separados? Ese era su miedo más grande, el que lo separaran de su hermano gemelo, él era bastante tímido y callado, no sabía si sobreviviría sin su hermano.
El sombrero en su cabeza pareció meditarlo varias veces, estaba indeciso y hacia muecas.
— Muchacho, eh visto tu cabeza, tus sentimientos… creo que sé a dónde perteneces, y tranquilo, estarás muy bien allí ya lo veras. –espero un momento y grito:- ¡GRYFFINDOR!
El niño abrió los ojos como platos, miro a su hermano sentado entre los Slytherin, y haciendo una mueca se bajó del taburete.
— ¡El sombrero, Malfoy! –le advirtió Maggie con ternura al ver que casi se iba con este puesto.
— L-lo ciento. –murmuro avergonzado.
Ella le sonrió y el niño le dejo el sombrero, fue recibido por aplausos en su mesa y se sentó junto a Remus y los demás a esperar. Los Potter estaban casi a lo último, Dan más ansioso que nunca y Evy muy tranquila, relajada y emocionada de cruzar mirada con McGonagall quien le había guiñado el ojo. Reconocía también a varios profesores, que habían ido a verla una vez para su cumpleaños número cinco, sabía que Hogwarts seria como un hogar para ella desde ahora, y con tantas caras conocidas, le daban más ganas de quedarse.
Maggie busco con la mirada a la niña y sonriéndole dijo:
— Potter, Evanna Rose.
La niña le dio un apretón de manos a su primo, le dedico una sonrisa y subió hasta el taburete. Miro a los profesores, les sonrió con dulzura y se sentó. Cuando poso el sombrero en su cabeza, este abrió un poco los remendados ojos y espió la mente de la niña buscando la esencia en su interior que le diría en que casa debería quedar, no le hablo ni pregunto nada; solo se mantuvo en silencio espiando en su mente.
— Veamos Potter, ya sé a dónde iras tú. Podrías ir a Ravenclaw con esa inteligencia, pero también tienes mucho en tu interior que si lo sacaras, podrías demostrar esa valentía que pro-llevas en la sangre, bien tu casa es… ¡Gryffindor!
— ¡Oh! –exclamo sorprendida.
Se quitó el sombrero y lo dejo sobre el taburete. Bajo los escalones pero no hacia su mesa, encontró a su primo Daniel y le dio un fuerte abrazo.
— Yo quería ir a Slytherin, por si tu quedabas allí así no estabas solo. –le dijo mirándole fijamente. –y así veías que no hay nada de malo allí Dan, lo ciento.
— Ev… y-yo… -balbuceo el niño.
— Suerte Dan, te quiero.
Le abrazo nuevamente y corrió a su mesa, en donde todos los que habían escuchado le aplaudieron y vitorearon su nombre con admiración. Maggie completamente conmocionada seco sus lágrimas con el extremo final del pergamino, miro a McGonagall y pidió perdón con la mirada al ver que esta le reprimía con la mirada, observo la lista con torpeza y exclamo:
— P-Potter, Daniel Severus.
El niño no avanzo, se quedó parado allí un momento, con temor creciente y las rodillas temblorosas, observo a su hermano mayor por primera vez desde que había entrado, este le miraba también y le incitaba a caminar, sonriéndole de lado, intentando darle apoyo. Dan camino poco a poco, abriéndose paso entre los niños que quedaban, se había ido hacia el fondo de la fila para pasar desapercibida pero ahora se sentía más mirado que nunca y aquella atención mucho no le gustaba, miro a Maggie un momento y ella le sonrió invitándole a sentarse en el taburete. Una vez allí, se colocó el sombrero y este infiltro su mente.
— Con que tienes miedo.
— Sí. –respondió mirando al suelo.
— No tienes por qué temer, serás un excelente mago y persona.
— No lo sé…
— La casa que te toque no elegirá tu forma de ser o tu destino niño, eso lo elegirás tú, la casa en donde estés solo te enseñara cosas, y a destacar más los puntos que te unen a ella.
— Entonces… no seré malo si… -y miro con desdén a los Slytherin.
— ¿Por qué serias malo? No eres malo ahora, ¿verdad? –el niño negó. –ves, si no eres malo ahora que no tienes casa ¿Por qué lo serias luego? Nada cambiara.
— Tiene razón señor sombrero, seleccióneme ya por favor. –le sonrió más contento.
— Muy bien, muy bien Potter, tú vas a… ¡SLYTHERIN!
Daniel embozo una pequeña sonrisa, pero al cruzar sus ojos con los de su hermano palidecía y volvió a bajar la mirada, se quitó el sombrero y camino con tristeza hacia los Slytherin que le aplaudían eufóricos. Antes de llegar a su mesa, Dan sintió una mano en su hombro ¿se abría olvidado el sombrero puesto en su cabeza, como su primo Draco? Se llevó ambas manos a la cabeza pero nada había allí más que su pelo, sin embargo al voltear sus ojos se abrieron, Albus James, su hermano mayor estaba allí mirándole.
— J-James… yo lo, lo ciento… -murmuro apenado.
— ¿Por qué lo sientes enano? –pregunto.
— Po-por que quede en Slytherin y no en…
— No escucha, -suspiro. –Daniel Severus, quedaste en Slytherin lo sé y no en Gryffindor como esperaba.
— Sí. –bajo la mirada.
— Sabes, no sabía el daño que te hacia molestando y soy yo quien debe disculparse.
— ¡Pero James…!
— Escucha Dan, ¿sabes que me dijo papa en el andén? –el niño negó. –me conto algo que a él le dijo el abuelo Harry, cuando le confeso que tenía miedo de quedar en Slytherin.
— ¿Qué le dijo? –pregunto con temor.
— Le pregunto qué pasaba si quedaba en Slytherin, ¿y quieres saber que le respondió el abuelo? –el niño asintió. –le dijo que su segundo nombre Severus, como el tuyo provenía de un antiguo director de Hogwarts… y ese hombre hermano, fue el hombre más valiente que el abuelo conoció en su vida.
— Pero… -balbuceo sorprendido.
— Daniel, la casa en la que estés no importa, sino lo que haces para enorgullecerla, se una buena persona un excelente mago, no cambies por otras personas y veras que ya nadie más volverá a temer por caer en ella.
— James…
— Siempre serás mi hermano Dan, no importa lo que pase. Y siempre me sentiré orgulloso de serlo.
— ¡Gracias James!
Dan abrazo a su hermano, que le correspondió felizmente. El silencio que había inundado el lugar, mientras los dos hermanos platicaban, se había cortado tras los vítores y aplausos de los presentes en el salón, todos estaban conmovidos por lo que había pasado y algunos hasta se ponían de pie para aplaudirlos. Los hermanos se separaron y tras sonreírse se fueron cada quien a su casa. McGonagall les dio la bienvenida una vez acabada la selección y el banquete de este nuevo ciclo escolar, comenzó para todos con felicidad y mucho amor.
-
Lejos de aquel festejo, en algún lugar fuera de Londres, una pareja hablaba de algo muy importante. La mujer le explicaba que debían esperar unos minutos más y el hombre solo asentía, estaba nervioso y expectante quería saberlo ya y ella le comprendía. Luego de tanto tiempo… era simplemente increíble y ambos se veían felices por la idea, lo extraño era que les preocupaba todo lo que tendría que cambiar de ahora en adelante sus vidas, una lechuza les había interrumpido, el hombre camino hacia la ventana le desato la carta y se acercó a ella.
— Es de Albus. –le dijo.
— Ábrela James. –le sugirió mirando el sobre. Ambos leyeron atentamente.
— ¿Daniel quedo en Slytherin?
— ¡Oh y mira lo que le dijo Albus James! –chillo su esposa.- ¿no son hermosos?
— Sí que lo son, paso como conmigo y Albus, -suspiro melancólico. –el en su casa y yo en la mía.
— Pero aprendiste a lidiar con ello. –le sonrió su esposa.
— Y Evy quedo en Gryffindor, sabía que mi pequeña sería una valiente y noble Gryffindor.
— Ambos lo son. –le beso.
— ¿Ya es la hora?
— ¡James!
— ¿Qué? No lo soporto Susan, no sé cómo lo haces necesito saberlo ya. –le rogo con la mirada.
— Bien, iré a ver tu espera aquí, ¿de acuerdo?
— ¿Quieres que me mate de la desesperación? –gruño.
— Bien, vamos y lo vemos juntos.
— De acuerdo.
Ambos entraron al baño de su habitación, sobre un mueble de madera, había un pequeño frasco que contenía un líquido y un fino y blanquizco palo que parecía de plástico y papel. Ambos se miraron sin atreverse a avanzar, ella le sonrió nerviosa y el tomo aire mirando aun el pequeño frasco de plástico que contenía lo que tanto ansiaban saber. Se acercaron y ella lo tomo pero sin dejarse ver lo que contenía el palito, James le tomo de la mano y se la sujeto con fuerza, Susan puso ante los ojos de ambos el palo y de apoco fue descubriendo su contenido. Había allí dos rayas de colores. Él puso cara extraña, ya no recordaba cómo funcionaba aquella cosa, y se preguntaba si no estaría dañado, miro a su esposa que se llevaba una mano a la boca y tras morir de la duda decidió hablar.
— Susan amor, e-estas… ¿Estas embarazada?
Ella no hablo, solo asintió y sucumbió al llanto ahogado, estaba conmovida y no podía articular palabra, luego de once años… once largos años, volvía a quedar embarazada, volvería a ser madre y lo que más le daba alegría era el saber que su hijo o hija, era producido de aquel fruto de amor que James y ella tanto se habían preocupado en cuidar.
James dio un grito de alegra y se abalanzo sobre ella para besarla y abrazarla con fuerza, ambos sonrieron y sus ojos estaban llenos de lágrimas, ambos lloraban emocionados. Nunca habían pensado en tener un tercer hijo, pero sentían que aquello era toda una bendición.
Se volvieron a besar y se quedaron allí abrazados, mientras la luz de la luna entraba por la ventanilla del baño y la alegría inundaba la casa.
Solo se separaron para que el futuro padre corriera con manos temblorosa a escribir una carta para sus hermanos, padres y amigos.
Sabían que desde aquel día, nada volvería a ser igual, la vida a pesar de ya no estar en Hogwarts, les preparaba una siguiente y emocionante aventura.
¡Amigos!
Susan y yo seremos padres de nuevo, la vara muggle se lo dijo, esta embarazada.
Un nuevo descendiente está en camino.
Prepárense.
James.
Susan y yo seremos padres de nuevo, la vara muggle se lo dijo, esta embarazada.
Un nuevo descendiente está en camino.
Prepárense.
James.
Fin.
Última edición por Maay·Wright·Jonas el Dom 03 Jun 2012, 12:58 am, editado 1 vez
TheGirlImpossible
Re: Los Merodeadores & El Torneo de los Tres Magos -James Sirius Potter & Tu en Hogwarts
OMPG
Se acabo...
No lo puedo creer
Y SOY LA 1RA EN COMENTAR!!
May te devo un GRAAAAAN disculpa por no haber estado los ultimos capitulos y me odio por eso, pero eso se devio a un problema (si queres saber te paso lo publique aqui, te dejo el link https://onlywn.activoforo.com/t12204-como-y-vomito-todo#861957 solo espero que no te enojes o desepciones de mi)
Pero volviendo a esto
El final estuvo ESPECTACULAR y me encanto:
1. Vic y Teddy se casaron que alegria :D
2. James y Susan tambien wiiii :D
3. Bueno todos se casaron :D
4. Tuvieron muchos hijos :D
5. Y James y Susan van a tener mas :D
6. Bueno pues TODO lo ame de verdad
Y solo quiero felicitarte y recordar, esta fue una de las primeras noves que lei, escribes genial y el último capitulo me hizo llorar.
Es tan emotivo
Si me expreso y te digo todo lo que quisiera decir creo que no me cabe.
Pero quiero que sepas que tu novela es una de las mas importantes y favoritas para mi
Espero que sigas escribiendo durante mucho tiempo mas
O publiques un libro (seria genial)
Eso es lo que yo digo
Tu siempre fiel lectora
*Bea
Se acabo...
No lo puedo creer
Y SOY LA 1RA EN COMENTAR!!
May te devo un GRAAAAAN disculpa por no haber estado los ultimos capitulos y me odio por eso, pero eso se devio a un problema (si queres saber te paso lo publique aqui, te dejo el link https://onlywn.activoforo.com/t12204-como-y-vomito-todo#861957 solo espero que no te enojes o desepciones de mi)
Pero volviendo a esto
El final estuvo ESPECTACULAR y me encanto:
1. Vic y Teddy se casaron que alegria :D
2. James y Susan tambien wiiii :D
3. Bueno todos se casaron :D
4. Tuvieron muchos hijos :D
5. Y James y Susan van a tener mas :D
6. Bueno pues TODO lo ame de verdad
Y solo quiero felicitarte y recordar, esta fue una de las primeras noves que lei, escribes genial y el último capitulo me hizo llorar.
Es tan emotivo
Si me expreso y te digo todo lo que quisiera decir creo que no me cabe.
Pero quiero que sepas que tu novela es una de las mas importantes y favoritas para mi
Espero que sigas escribiendo durante mucho tiempo mas
O publiques un libro (seria genial)
Eso es lo que yo digo
Tu siempre fiel lectora
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totoro.
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