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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Beautiful | Larry Stylinson.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Beautiful | Larry Stylinson.
por peachesandcream. Sáb 04 Feb 2017, 7:48 pm
título: beautiful
autor: peachesandcream. (yo)
adaptación: nope.
adaptación: nope.
género: drama ; romance ; ciencia ficción
advertencias: no es necesario.
otras páginas: por el momento, solo onlywn.
Beautiful.
¿imaginas despertar sin conocimiento alguno?
los mismos escenarios, las mismas personas,
sin embargo... hay un detalle
¿por qué se siente como si fuera un lugar distinto?
Louis está en coma, solo que él no es consciente de eso.
Él sigue viviendo como si nada hubiese pasado, pero,
¿cómo? ¿dónde? ¿cómo es posible exactamente?
La respuesta es sencilla, su alma sufrió un percance, y ahora, está atrapado
en una dimensión distinta. Tratará de adaptarse y seguir con su vida,
pero entonces él... conoce a Harry.
peachesandcream.
Re: Beautiful | Larry Stylinson.
por peachesandcream. Sáb 11 Feb 2017, 4:10 pm
Johannah se encontraba parada frente a la cama del hospital, mordiendo meticulosamente la uña de su dedo índice. La ansiedad que le provocaba ver a su pequeño bebé en un estado casi inerte, la torturaba tanto que hasta sintió perder el aire poco a poco. Las pocas veces que la mujer dormía, lo hacía acostada entre dos sillas que una enfermera del lugar le ofrecía, por mera lástima. Habían pasado cuatro meses, y los órganos de Louis no mostraban reacción o mejora alguna. El único apoyo que su madre podía recibir, venía de su hija Félicité, quien había decidido estudiar en una Universidad de Londres, en vez de optar por una del exterior como el resto de sus hermanas, quienes sí, estaban terminando sus estudios fuera del país. Félicité era quien cocinaba, lavaba y se mantenía fuerte por su madre, alguien tenía que aceptar la realidad y tratar de seguir adelante, ¿y si no lo hacía su madre, quién lo haría entonces? La rubia era el soporte de los tres, a pesar de que mantener a su madre cuerda era una tarea difícil, ella estaba dando lo mejor de sí. Honestamente, Félicité sentía cierto resentimiento por parte del resto de su familia, quienes continuaban con sus vidas y sólo llamaban para preguntar sobre cualquier cosa, menos por el estado de su pobre hermano. O bueno, lo hacían cuando se acordaban de que él existía, a pesar de estar en coma. Cuando Louis tenía una vida, solía estar en el equipo de Football de su universidad, había clasificado para jugar un torneo contra la competencia, pero todo se salió de control cuando alguien esparció un rumor sobre él. A veces, las personas creen que las palabras no tienen significado alguno, tratan de justificar el herir a los demás con frases como —''No es para tanto, sólo fue una broma'' o la típica —''No te lo tomes a mal, no lo decía en serio''. Tres simples palabras como ''me das asco'' pueden pesar más que trescientas toneladas del oro más puro sobre una persona.
Ni la propia familia de Louis estaba consciente de su orientación sexual. Lo cierto era, que en aquella universidad, los hombres trataban de actúar de la forma más masculina que se les fuera posible, para no ganarse el apodo de maricas. Entre los grupos de chicos, sobre todo los mediocres que entraban en la jerarquía de niños ricos, deportistas y populares, la idea mínima de la homosexualidad resultaba una locura, y que alguien con gustos raros (o con las ideas dadas vueltas, como ellos suelen decir), esté dentro de su prestigiado grupo de machos sexys, sería primero una amenaza a la reputación del equipo (y a la cual tenían con las chicas), y segundo, algo inmoral o asqueroso. Todos los días, Louis trataba de mantener un perfil bajo dentro de sus compañeros. A pesar de pertenecer a ese exclusivo grupo social de la universidad, él era diferente. La mayoría de sus compañeros de equipo, eran carilindos que sólo pensaban en sexo, fiestas, victorias, y drogas. En cambio, Louis, se preocupaba por estudiar y por no causar problemas, bueno, claro que él seguía siendo un chico después de todo, también le gustaba divertirse, pero tenía bien claras sus prioridades. A diferencia del resto, él era educado, inteligente y humilde. Incluso, me atrevería a escribir que un poco tímido también. Su mejor amigo, por desgracia, era el capitán del equipo. Un tipo llamado Damen Healy, la inestabilidad y el descontrol en persona. Healy era un chico grosero, malhablado y mujeriego, ¿cómo terminó siendo el mejor amigo de alguien como Louis? Nadie lo sabe. Quizá era por mera amabilidad que Louis aceptaba su amistad, porque lo cierto era que no sabía cómo decir que no. Era una persona demasiado buena y sensible, usualmente, las personas con esas características eran molestadas, pero Louis tenía ganado el respeto de todos sus conocidos, y de quienes no conocía, también.
Todo explotó cuando Damen había comenzado a notar algo: Louis siempre rechazaba a todas las chicas que deseaban una oportunidad con él. Su cerebro era demasiado pequeño para procesar algo así, ya que él se acostaba con la primera fémina que le dijera —''Buenos días, Damen''. El caso, es que él había empezado a comentar que notaba una actitud ''extraña'' en su mejor amigo, obviamente, a espaldas de éste. Cuando Louis dejaba los vestuarios, el resto de los muchachos se dedicaban a contar chismes o especulaciones que tenían sobre Louis. Todo era normal, hasta que a alguien en una de esas charlas, se le ocurrió mencionar la temible palabra que comienza con ''G''. —Esperen, no creen que él sea...— comentó Chad, casualmente, la persona más irrelevante del equipo. —No, es imposible— negó Damen. Los susurros y las risas se detuvieron de repente. Nadie emitió ni un solo sonido, y solo se tomaron el tiempo de intercambiar miradas, confundidos e incluso algunos, asustados. Ya estaba hecho, pensaron.
Al día siguiente, todo parecía normal antes de la práctica diaria. Todos se comportaron bien con Louis, a pesar de que él notaba algo extraño en el saludo de sus amigos. Sonrisas más apagadas, y gestos más desinteresados. El chico de cabellos castaños trató de ignorarlos, consolándose con que, quizá, sus amigos estaban cansados o estresados, qué equivocado que estaba.
Al terminar el partido, se dio cuenta de que ellos estaban más callados que de costumbre, algunos mantenían seriedad, y otros simplemente trataban de actuar normal. Louis sintió unos golpecitos sobre su hombro, algo bruscos. Al voltear, pudo ver a Damen frente a él, con una sonrisa arrogante y un aire no tan extraño de superioridad. —Tú eres gay, ¿cierto?— pronunció su amigo, yendo directamente al grano. Louis tragó saliva y sintió cómo su corazón se aceleraba de a poco. —No...— contestó, con apenas un hilo de voz. Fue interrumpido por otro chico que estaba sentado en una banca, detrás de Damen. —Claro que eres gay, Louis. Eres un marica que disfruta jugar con nosotros para luego venir aquí, y vernos desnudos. ¿No te parece asqueroso?— sentenció. Y antes de que el pobre pudiera inventar una excusa o alguna mentira, sintió como quien alguna vez fue su mejor amigo, lo empujaba sin ningún cuidado contra los casilleros. ¿Qué podía hacer Louis? Por desgracia, era quien menor altura poseía. —Yo no quería que creyeran que estoy enfermo...— confesó, a la vez que sus ojos se cristalizaban no sólo por el dolor físico que sentía en su espalda, si no también por el sentimiento de sentirse acusado, incorrecto, un fenómeno entre sus compañeros que alguna vez, lo quisieron y respetaron o al menos eso trató de creer. Sabía que ya en este punto, nada volvería a ser como antes. Él no se molestó en reaccionar, y así fue como pasó. El primer golpe lo recibió en el ojo, sintió como la sangre recorría su cara al igual que la primera lágrima. No bastó con que su ahora ex mejor amigo lo agrediera, por supuesto que todos los presentes se turnaron para torturar y humillar al chico: desde patadas en el estómago, a golpearlo con palos y lanzarle pelotas. Se agasajaron escuchando como el marica pedía compasión, como se retorcía y gritaba del dolor en aquel polvoriento, frío, y sudoroso vestuario. Lentamente, y naturalmente, él dejó de sentir dolor cuando perdió la consciencia. Al ver que no obtenían reacción física por parte de Louis, sus compañeros terminaron por aburrirse y dejarlo tirado allí, a manos de Dios.
Un portero fue quien encontró el débil cuerpo del muchacho. Habían pasado al menos dos horas y media desde la brutal paliza proporcionada por sus compañeros. El hombre, desesperado, llamó a una ambulancia con rapidez y fue él mismo quien buscó a los directores para que intervinieran e investigaran la situación. A pesar de que tanto como el portero, los médicos, e incluso el director de la Universidad velaron e hicieron hasta lo imposible para que Louis fuese atendido a tiempo o al menos, tuviera alguna oportunidad de reponerse con mayor eficacia, fue imposible. La doctora Agner ya había dado el veredicto, y por culpa de gente inmadura, ahora un chico inocente se encontraba descansando sobre una camilla de hospital, luchando poco a poco con lo que le quedaba de vida. A pesar de que su madre, había comenzado cargos legales contra los principales agresores, de nada sirvió. Quizá el dinero no pueda comprar algo tan dichoso como la felicidad, pero sí se podía utilizar para sobornar abogados, jueces, e incluso policías. Todo el asunto estaba en la nada, y Louis, seguía en coma.
Ni la propia familia de Louis estaba consciente de su orientación sexual. Lo cierto era, que en aquella universidad, los hombres trataban de actúar de la forma más masculina que se les fuera posible, para no ganarse el apodo de maricas. Entre los grupos de chicos, sobre todo los mediocres que entraban en la jerarquía de niños ricos, deportistas y populares, la idea mínima de la homosexualidad resultaba una locura, y que alguien con gustos raros (o con las ideas dadas vueltas, como ellos suelen decir), esté dentro de su prestigiado grupo de machos sexys, sería primero una amenaza a la reputación del equipo (y a la cual tenían con las chicas), y segundo, algo inmoral o asqueroso. Todos los días, Louis trataba de mantener un perfil bajo dentro de sus compañeros. A pesar de pertenecer a ese exclusivo grupo social de la universidad, él era diferente. La mayoría de sus compañeros de equipo, eran carilindos que sólo pensaban en sexo, fiestas, victorias, y drogas. En cambio, Louis, se preocupaba por estudiar y por no causar problemas, bueno, claro que él seguía siendo un chico después de todo, también le gustaba divertirse, pero tenía bien claras sus prioridades. A diferencia del resto, él era educado, inteligente y humilde. Incluso, me atrevería a escribir que un poco tímido también. Su mejor amigo, por desgracia, era el capitán del equipo. Un tipo llamado Damen Healy, la inestabilidad y el descontrol en persona. Healy era un chico grosero, malhablado y mujeriego, ¿cómo terminó siendo el mejor amigo de alguien como Louis? Nadie lo sabe. Quizá era por mera amabilidad que Louis aceptaba su amistad, porque lo cierto era que no sabía cómo decir que no. Era una persona demasiado buena y sensible, usualmente, las personas con esas características eran molestadas, pero Louis tenía ganado el respeto de todos sus conocidos, y de quienes no conocía, también.
Todo explotó cuando Damen había comenzado a notar algo: Louis siempre rechazaba a todas las chicas que deseaban una oportunidad con él. Su cerebro era demasiado pequeño para procesar algo así, ya que él se acostaba con la primera fémina que le dijera —''Buenos días, Damen''. El caso, es que él había empezado a comentar que notaba una actitud ''extraña'' en su mejor amigo, obviamente, a espaldas de éste. Cuando Louis dejaba los vestuarios, el resto de los muchachos se dedicaban a contar chismes o especulaciones que tenían sobre Louis. Todo era normal, hasta que a alguien en una de esas charlas, se le ocurrió mencionar la temible palabra que comienza con ''G''. —Esperen, no creen que él sea...— comentó Chad, casualmente, la persona más irrelevante del equipo. —No, es imposible— negó Damen. Los susurros y las risas se detuvieron de repente. Nadie emitió ni un solo sonido, y solo se tomaron el tiempo de intercambiar miradas, confundidos e incluso algunos, asustados. Ya estaba hecho, pensaron.
Al día siguiente, todo parecía normal antes de la práctica diaria. Todos se comportaron bien con Louis, a pesar de que él notaba algo extraño en el saludo de sus amigos. Sonrisas más apagadas, y gestos más desinteresados. El chico de cabellos castaños trató de ignorarlos, consolándose con que, quizá, sus amigos estaban cansados o estresados, qué equivocado que estaba.
Al terminar el partido, se dio cuenta de que ellos estaban más callados que de costumbre, algunos mantenían seriedad, y otros simplemente trataban de actuar normal. Louis sintió unos golpecitos sobre su hombro, algo bruscos. Al voltear, pudo ver a Damen frente a él, con una sonrisa arrogante y un aire no tan extraño de superioridad. —Tú eres gay, ¿cierto?— pronunció su amigo, yendo directamente al grano. Louis tragó saliva y sintió cómo su corazón se aceleraba de a poco. —No...— contestó, con apenas un hilo de voz. Fue interrumpido por otro chico que estaba sentado en una banca, detrás de Damen. —Claro que eres gay, Louis. Eres un marica que disfruta jugar con nosotros para luego venir aquí, y vernos desnudos. ¿No te parece asqueroso?— sentenció. Y antes de que el pobre pudiera inventar una excusa o alguna mentira, sintió como quien alguna vez fue su mejor amigo, lo empujaba sin ningún cuidado contra los casilleros. ¿Qué podía hacer Louis? Por desgracia, era quien menor altura poseía. —Yo no quería que creyeran que estoy enfermo...— confesó, a la vez que sus ojos se cristalizaban no sólo por el dolor físico que sentía en su espalda, si no también por el sentimiento de sentirse acusado, incorrecto, un fenómeno entre sus compañeros que alguna vez, lo quisieron y respetaron o al menos eso trató de creer. Sabía que ya en este punto, nada volvería a ser como antes. Él no se molestó en reaccionar, y así fue como pasó. El primer golpe lo recibió en el ojo, sintió como la sangre recorría su cara al igual que la primera lágrima. No bastó con que su ahora ex mejor amigo lo agrediera, por supuesto que todos los presentes se turnaron para torturar y humillar al chico: desde patadas en el estómago, a golpearlo con palos y lanzarle pelotas. Se agasajaron escuchando como el marica pedía compasión, como se retorcía y gritaba del dolor en aquel polvoriento, frío, y sudoroso vestuario. Lentamente, y naturalmente, él dejó de sentir dolor cuando perdió la consciencia. Al ver que no obtenían reacción física por parte de Louis, sus compañeros terminaron por aburrirse y dejarlo tirado allí, a manos de Dios.
Un portero fue quien encontró el débil cuerpo del muchacho. Habían pasado al menos dos horas y media desde la brutal paliza proporcionada por sus compañeros. El hombre, desesperado, llamó a una ambulancia con rapidez y fue él mismo quien buscó a los directores para que intervinieran e investigaran la situación. A pesar de que tanto como el portero, los médicos, e incluso el director de la Universidad velaron e hicieron hasta lo imposible para que Louis fuese atendido a tiempo o al menos, tuviera alguna oportunidad de reponerse con mayor eficacia, fue imposible. La doctora Agner ya había dado el veredicto, y por culpa de gente inmadura, ahora un chico inocente se encontraba descansando sobre una camilla de hospital, luchando poco a poco con lo que le quedaba de vida. A pesar de que su madre, había comenzado cargos legales contra los principales agresores, de nada sirvió. Quizá el dinero no pueda comprar algo tan dichoso como la felicidad, pero sí se podía utilizar para sobornar abogados, jueces, e incluso policías. Todo el asunto estaba en la nada, y Louis, seguía en coma.
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