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Culpa. [One shot]
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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Culpa. [One shot]
por hollander. Mar 22 Dic 2015, 8:45 am
—Titulo: Culpa.
—Autor: Gallavich.
—Adaptación: No.
—Género: Drama.
—Otras páginas: No.
—Advertencias: No.
Se había mudado a Liverpool por dos únicas razones: el trabajo y el constante acoso por parte de sus padres, lo cual era insoportable. Sin embargo, estos no dejaban de hacerlo, de insistir, siempre estaban insistiendo hasta llegar a convertirse en la piedrecilla dentro del zapato de Spencer. Oh, Spencer, recuerda llevar esto y aquello, cuídate muy bien de no agarrar la gripe, abrígate, blablabla. Vamos, tiene 30 años. Tuvo que admitirlo, sí, en el principio le había resultado reconfortante toda aquella atención que recibió por parte de sus padres y también el hecho de que hayan aceptado como él era en realidad. Estaba agradecido enormemente, pero el acoso por parte de ellos ya estaba llegando a su límite y también estaba causando que la paciencia de él llegara al clímax, cosa que era sumamente extraña porque Spencer, él nunca explotaba, al contrario, siempre emanaba calidez humana y humildad. Era un amor de persona.
Y ahí estaba él, tumbado en el frío suelo, exhausto y un poco más que eso. Suspiró y se sujetó de una silla con ambas piernas al aire mientras que el techo de la habitación era su más grande interés y única preocupación. En ese momento se olvidó de su familia, de sus padres y del trabajo. Quería tomarse su tiempo y ser el Spencer de siempre: silencioso y tranquilo. Últimamente su trabajo lo había estado corrompiendo un poco, haciendo que su mente se saturara con información y que su tranquilidad se evaporara lentamente hasta convertirse en estrés, lo que hacía que él adoptara una actitud mezquina y eso no le resultaba para nada lindo ni reconfortante.
Finalmente había conseguido que su cuerpo se relajara hasta que alguien llamó a la puerta. Se levantó a regañadientes y abrió dicha puerta. Vio a las dos personas que estaban del otro lado del pasillo y sonrió forzadamente.
—¡Mamá, papá! ¡Qué alegría verlos!—Les dijo, tratando de ser convincente, pero él sabía que ellos ni siquiera lo habían notado puesto que su mirada saltó directamente hacia el interior de su casa.
Estaban buscando al chico que según ellos, él tenía escondido por ahí. Spencer no era promiscuo y mucho menos un Don Juán y pensar en una relación no era algo que estaba entre sus planes, en aquel momento. Y sin haberles invitado a pasar, ellos lo hicieron por su cuenta, cosa que le enfadó a Spencer, ellos sabían cuáles eran las normas dentro de su casa, se las había comentado mucho antes de que llegaran a Liverpool y el hecho de que las rompieran era sumamente irritante.
—Zapatos fuera, dentro de esta casa no se camina calzado. A no ser, claro, que sea dentro de la ducha y es únicamente para evitar accidentes.—Bramó y suspirando se acercó a la cocina. —Es por precaución, ya saben. Gérmenes, enfermedades, malas energías. Hay que dejarlas fuera. Pero no se preocupen, pueden dejar sus zapatos en aquellas bolsas, sólo póngalos ahí y déjenlos junto a la puerta. Cuando se marchen podrán agarrarlos de nuevo. —Les dedicó una nueva sonrisa y se metió en la cocina de inmediato. —¿Qué se les apetece, eh? ¿Lasaña, tal vez? ¿O prefieren esperar hasta bien entrada la noche?—Los miró detalladamente y ellos sólo se encogieron de hombros. —Entonces más tarde será.—Definitivamente no le apetecía cocinar y mucho menos para ellos.
El silencio reinó dentro de la habitación y Spencer permaneció sentado sobre una silla, escuchando cómo las manecillas del reloj se desplazaban lentamente.
—Y vale, supongo que no han conducido tres horas hasta aquí sólo para ver mi cara, eso ya lo hacemos a través de Skype y es día a día. ¿Qué es lo que pasa?—Murmuró, hablar demasiado alto tampoco estaba permitido dentro de su casa.
—Tú padre y yo ... queremos que regreses a Londres. Cielo, no perteneces aquí, mira lo que está haciendo esta ciudad conti...—Spencer no le permitió emitir una palabra más y se levantó para dirigirse a la puerta. Abrió esta y se encogió de hombros al abrirla. —Fuera de mi casa, largo.—Farfulló. Definitivamente había perdido la paciencia. —No quiero que me digan qué hacer. Mi vida está aquí, la actuación es mi vida y el baile también. No pueden hacerme esto. Soy mayor, por favor. Despierten porque ya cumplí 30 años.—Farfulló una vez más, en esta ocasión más deprisa.
—Ya no tengo 15 años, ya no soy el chico asustadizo que solía vivir en el armario. No quiero regresar a Londres porque me hace mal. Aquí en Liverpool puedo ser yo mismo ...a pesar de que las cámaras siempre estén sobre mí, no importa. Al menos estoy lejos de lo que más me atormenta. Mi pasado.—Esta vez murmuró, sintiendo como cada una de esas palabras le daban paz, le devolvían la tranquilidad.
—Yo... lo siento. Marchénse, ahí está la puerta y siento ser tan cortante y poco hospitalario, pero no puedo regresar. Salgan cuando gusten.—Les echó una última mirada y se alejó de la puerta para regresar a su habitación.
Cerró con cuidado la puerta y esta vez se lanzó sobre su grande y cómoda cama para así descansar un poco finalmente. Cuando estaba a punto de dormirse, escuchó la voz de su madre al otro lado de la puerta, se escuchó tan suave y angelical que le puso los pelos de punta a Spencer. Ella le dijo: "Te queremos, cariño. Y estamos aquí sólo para llevarte con nosotros, para que regreses y puedas recomponerte. El otro día vimos que estabas sumamente estresado y muy triste. Nosotros... pensamos que... Lo sentimos, cariño. Adiós." Y finalmente, Spencer se durmió.
Cuando despertó y cogió el teléfono para leer aquel mensaje, él deseó no haber dicho lo que dijo, al menos no haberles levantado la voz. El arrepentimiento reinó en la vida de aquel millonario, triste y apagado joven.
Y ahí estaba él, tumbado en el frío suelo, exhausto y un poco más que eso. Suspiró y se sujetó de una silla con ambas piernas al aire mientras que el techo de la habitación era su más grande interés y única preocupación. En ese momento se olvidó de su familia, de sus padres y del trabajo. Quería tomarse su tiempo y ser el Spencer de siempre: silencioso y tranquilo. Últimamente su trabajo lo había estado corrompiendo un poco, haciendo que su mente se saturara con información y que su tranquilidad se evaporara lentamente hasta convertirse en estrés, lo que hacía que él adoptara una actitud mezquina y eso no le resultaba para nada lindo ni reconfortante.
Finalmente había conseguido que su cuerpo se relajara hasta que alguien llamó a la puerta. Se levantó a regañadientes y abrió dicha puerta. Vio a las dos personas que estaban del otro lado del pasillo y sonrió forzadamente.
—¡Mamá, papá! ¡Qué alegría verlos!—Les dijo, tratando de ser convincente, pero él sabía que ellos ni siquiera lo habían notado puesto que su mirada saltó directamente hacia el interior de su casa.
Estaban buscando al chico que según ellos, él tenía escondido por ahí. Spencer no era promiscuo y mucho menos un Don Juán y pensar en una relación no era algo que estaba entre sus planes, en aquel momento. Y sin haberles invitado a pasar, ellos lo hicieron por su cuenta, cosa que le enfadó a Spencer, ellos sabían cuáles eran las normas dentro de su casa, se las había comentado mucho antes de que llegaran a Liverpool y el hecho de que las rompieran era sumamente irritante.
—Zapatos fuera, dentro de esta casa no se camina calzado. A no ser, claro, que sea dentro de la ducha y es únicamente para evitar accidentes.—Bramó y suspirando se acercó a la cocina. —Es por precaución, ya saben. Gérmenes, enfermedades, malas energías. Hay que dejarlas fuera. Pero no se preocupen, pueden dejar sus zapatos en aquellas bolsas, sólo póngalos ahí y déjenlos junto a la puerta. Cuando se marchen podrán agarrarlos de nuevo. —Les dedicó una nueva sonrisa y se metió en la cocina de inmediato. —¿Qué se les apetece, eh? ¿Lasaña, tal vez? ¿O prefieren esperar hasta bien entrada la noche?—Los miró detalladamente y ellos sólo se encogieron de hombros. —Entonces más tarde será.—Definitivamente no le apetecía cocinar y mucho menos para ellos.
El silencio reinó dentro de la habitación y Spencer permaneció sentado sobre una silla, escuchando cómo las manecillas del reloj se desplazaban lentamente.
—Y vale, supongo que no han conducido tres horas hasta aquí sólo para ver mi cara, eso ya lo hacemos a través de Skype y es día a día. ¿Qué es lo que pasa?—Murmuró, hablar demasiado alto tampoco estaba permitido dentro de su casa.
—Tú padre y yo ... queremos que regreses a Londres. Cielo, no perteneces aquí, mira lo que está haciendo esta ciudad conti...—Spencer no le permitió emitir una palabra más y se levantó para dirigirse a la puerta. Abrió esta y se encogió de hombros al abrirla. —Fuera de mi casa, largo.—Farfulló. Definitivamente había perdido la paciencia. —No quiero que me digan qué hacer. Mi vida está aquí, la actuación es mi vida y el baile también. No pueden hacerme esto. Soy mayor, por favor. Despierten porque ya cumplí 30 años.—Farfulló una vez más, en esta ocasión más deprisa.
—Ya no tengo 15 años, ya no soy el chico asustadizo que solía vivir en el armario. No quiero regresar a Londres porque me hace mal. Aquí en Liverpool puedo ser yo mismo ...a pesar de que las cámaras siempre estén sobre mí, no importa. Al menos estoy lejos de lo que más me atormenta. Mi pasado.—Esta vez murmuró, sintiendo como cada una de esas palabras le daban paz, le devolvían la tranquilidad.
—Yo... lo siento. Marchénse, ahí está la puerta y siento ser tan cortante y poco hospitalario, pero no puedo regresar. Salgan cuando gusten.—Les echó una última mirada y se alejó de la puerta para regresar a su habitación.
Cerró con cuidado la puerta y esta vez se lanzó sobre su grande y cómoda cama para así descansar un poco finalmente. Cuando estaba a punto de dormirse, escuchó la voz de su madre al otro lado de la puerta, se escuchó tan suave y angelical que le puso los pelos de punta a Spencer. Ella le dijo: "Te queremos, cariño. Y estamos aquí sólo para llevarte con nosotros, para que regreses y puedas recomponerte. El otro día vimos que estabas sumamente estresado y muy triste. Nosotros... pensamos que... Lo sentimos, cariño. Adiós." Y finalmente, Spencer se durmió.
Cuando despertó y cogió el teléfono para leer aquel mensaje, él deseó no haber dicho lo que dijo, al menos no haberles levantado la voz. El arrepentimiento reinó en la vida de aquel millonario, triste y apagado joven.
- Hola.:
- Vale, quizá no sea un one shot de lo más entretenido, lleno de locura y fantasía, este es más realista.
La idea llegó espontáneamente y nada más lo plasmé todo en una simple y corta historia. Mi única inspiración fue un personaje rol en un foro de rol (obviamente) que no llegué a desarrollar por varias razones. Espero que les guste. Gracias por pasarse.
hollander.
Re: Culpa. [One shot]
por hollander. Jue 17 Mar 2016, 4:38 pm
Andy, linda, te extraño. :c
Gracias por pasarteeeeeeeeeeee *-* <3
Y sí, pobre Spencer XDD
Gracias por pasarteeeeeeeeeeee *-* <3
Y sí, pobre Spencer XDD
hollander.
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