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| Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas

Página 1 de 1. • Comparte

| Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por king.kylie Mar 14 Jul 2015, 7:42 pm

FICHA :

Plebeya

¿Quién diría que una taza de café podría cambiar totalmente tu vida?, de seguro has de estar pensando de qué diablos estás hablando, ¿Recuerdas la típica historia de cuentos de hadas en el que el príncipe salva a la plebeya y se enamoran? Bueno estate claro que eso no existe en el mundo que vivimos, No vivimos en ese magnífico mundo mágico en el cual los pajarillos cantan y todos son felices en cambio el príncipe azul que puedes encontrar puede cambiar a ser la bruja malvada del cuento de un segundo a otro y recuerda hay que aprender a identificar una actuación.
No me he presentado soy Lila Tyler y déjame contarte una pequeño cuento de mi “mágica” vida.
Había una vez…

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓

HOLA A TODOS

Mi nombre es Paola y vengo a volver a subir esta gran novela con unas adaptaciones mías anteriormente esta novela se llama Once Upon a Time pero la autora la abandonó o no pudo seguir continuándola así que le pedí permiso a la autora de volver a subirla obviamente dando créditos a ella hasta el capítulo donde ella se quedó yo seguiré continuando la novela a partir de ese capítulo y básicamente terminaré está historia.

Última edición por king.kylie el Jue 16 Jul 2015, 4:30 pm, editado 8 veces

king.kylie

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por king.kylie Mar 14 Jul 2015, 7:59 pm

Capítulo 01

Soy una plebeya

Por las tardes no teníamos clases, sin mencionar el notorio hecho que sólo quedaba una semana más para que comenzaran las vacaciones de invierno y fuera Navidad, el comedor y las salas de estar estaban abarrotados de estudiantes cobijados dentro de sus abrigos y con una buena taza de café o chocolate caliente.

Yo buscaba a Teressa con la mirada en una de las salas de estar del ala sur del internado, tenía en la mano su café con crema y mi taza de té. No había sitios donde sentarse, todos conversaban sin prestarle atención a los otros grupos que compartían la sala con ellos.

Estaba segura que Teressa me había dicho ala sur, o tal vez fue ala oeste. Aún no lograba ubicarme del todo en el internado, y los pasillos, pasadizos, zonas cerradas y un sinfín de salas más no hacían mi adaptación muy fácil.

Dejé el café y el té en una mesa que encontré casi vacía y busqué mi celular en el bolsillo de mi abrigo. Marqué el número de Teressa y esperé a que contestara.

—Hola, soy Teressa, si estás escuchando esto significa que estoy muy ocupada como para contestarte o simplemente se me acabó la batería. Si eres tú mamá, estoy estudiando —y se escuchó un pitido que me dio la señal para dejarle un mensaje en el buzón de voz.

—Me perdí, no recuerdo dónde teníamos que juntarnos, llámame —dije y corté.

Tenía las gafas empañadas por el frío y los mechones de cabello rebelde se me escapaban del gorro de lana que llevaba puesto en un plan por intentar ocultar el fosforescente color de mi cabello.

No teníamos permitido teñirnos el cabello, ni llevarlo suelto. El uniforme debía ser impecable y las medias tenían que llegarnos hasta la rodilla. Pero ya quedaba poco tiempo para volver a casa, y además, quería impresionar a mis amigos. Así que ante toda regla lo teñí de rosa.

De repente, vi como un chico tomaba el café de Teressa y se lo llevaba hasta su grupo de amigos.

—¡Hey, eso es mío! —le grité. Él se volteó a mirarme y rio por lo bajo, sus amigos hicieron lo mismo y dejaron de prestarme atención tan rápido como en lo que el chico demoró en robarse el café.

Genial, ahora tendría que devolverme a la cafetería a comprar otro café.

Dejé mi té en la mesa, ya no tenía ganas de beber nada.

Iba de camino a la cafetería cuando mi celular sonó. Era Teressa.

—No puede ser que te hayas perdido otra vez —exclamó.

—Lo siento, en mi antigua escuela no acostumbrábamos a tener tantas salas para relajarnos.

—Ok, no es mi culpa tampoco. Dime dónde estás.

—Voy a la cafetería, ¿sería posible que vayas hasta allá a buscar tú misma tu café? —no hubo respuesta por parte de ella, sabía que lo estaba pensando.

—No puedo, estoy con un chico muy guapo y no pienso dejarlo libre —me golpeé la frente con la mano, esa chica me iba a volver loca.

—Entonces dime dónde estás —le dije, reprimiendo las ganas que tenía de gritarle.

—Estoy en el ala este, desde la cafetería hasta acá tienes que caminar hasta llegar al pasillo donde están las armaduras, luego sigue recto hasta encontrar las escaleras, las subes hasta el tercer piso…—por Dios, Teressa hablaba demasiado. ¿Cómo se supone que llegaría hasta allí con un café en la mano? ¿No se daba cuenta que era molesto tener que hacer siempre lo que ella quería? —… desde allí sólo dobla a la izquierda y me encontrarás, ¿te quedó claro?

No.

—Sí, voy en camino.

No había escuchado nada, pero pedir indicaciones no mataría a nadie.

Compré otro café con crema y caminé hasta encontrar las armaduras.

El internado era algo “primitivo”. Habían cosas del siglo medieval por todos lados, cuadros, estatuas, incluso la arquitectura era de aquella época. Era un lugar poco acogedor, sin duda alguna. Pero también el mejor internado de Reino Unido.

Yo pertenecía al 10% de los estudiantes becados, y no era un dato muy alentador a la hora de hacer amigos. No éramos discriminados, pero sí algo despreciados.

Teressa era la hija del dueño de una cadena deportiva, aún no estaba muy segura del por qué nos hablábamos. No era una persona muy agradable, pero al menos podía conversar con ella y así no sentirme tan sola.

—Disculpa, ¿sabes dónde queda el ala este? —le pregunté a una chica que pasaba por allí. Ella me miró de arriba abajo y siguió con su camino, como si nada hubiese pasado.

De acuerdo, esto sería más difícil de lo que pensé.

Al final de todo, volví a perderme.

Estaba en un gran corredor con cuadros antiguos en las paredes, había pequeñas lámparas que colgaban del techo y que hacían del ambiente un tanto aterrador.

Estaba segura que este no era el camino que me había indicado Teressa.

Al final del corredor se erguía una puerta del tamaño de la pared. Me dio curiosidad y me acerqué hasta ella. Era hermosa, de madera y tallada hasta el más mínimo detalle.

—Wow —exclamé de asombro.

—¡Te dije que no! —escuché de pronto. Era la voz de un chico y provenía desde el otro lado de la puerta.

Giré para marcharme antes de que me descubrieran, pero no di ni siquiera dos pasos y escuché como la gran puerta se abría. Rechinó por todo el corredor y yo no pude hacer otra cosa más que detenerme y quedarme inmóvil.

—¿Quién eres tú? —escuché. Era la misma voz que hace unos segundos.

—Yo bueno… sucede que… esto…¡me perdí! —dije, dándome vuelta para poner la cara inocente que le hacía a mi mamá cuando rompía los platos.

Pero algo no salió bien.

No me había dado cuenta que el corredor tenía una alfombra y que cuando me di media vuelta mis pies se enredaron en ella. Caí hacía adelante derramando todo el café sobre el chico.

—¡Eres una estúpida! —gritó él.

No me atreví a levantar la cabeza de la vergüenza, me quedé tirada seguro con la falda hasta arriba.

—¿Cómo puedes ser tan tonta? —gritó otra vez el chico. Yo no acostumbraba a dejarme pisotear por los demás, podían tener todo el dinero que quisieran pero yo me hacía respetar.

Sin embargo, algo en la voz de este chico me daba miedo. Era autoritaria y gruñona, como la de los profesores.

—Lo siento —dije en un hilo de voz. Me incorporé lentamente, el chico no me ayudó a pararme, se quedó viéndome con rabia.

—Un lo siento no es suficiente, ahora tendré que cambiarme de ropa.

—Bueno, no es mi culpa que haya una alfombra en medio de una escuela —le dije, gesticulando y haciendo señas con las manos. Siempre exageraba los gestos y esas cosas, y pareció no gustarle demasiado a este chico.

—No puedo creer que una plebeya me haya ensuciado —no pude evitar soltar una pequeña risa cuando lo oí decir la palabra “plebeya”. ¿Quién ocupaba ese lenguaje en estos días?

—¿De qué te ríes? —inquirió. Era muy gruñón.

Lo analicé con la mirada: tenía los ojos azules y el cabello castaño. Existían un millón de chicos así, pero algo en él era distinto. Era más refinado, estilizado e incluso diría que ya lo había visto en otra parte –pero no en la escuela o sino lo recordaría-.

—Es que dijiste “plebeya” —y volví a reír cuando esta vez yo dije la palabra.

Él me miró consternado, sin entender cuál era la gracia.

—Eres una insolente.

—Y tú un amargado, vamos ¿qué es eso de plebeya? Está bien que sea becada, pero no es para que me trates así.

—Espera… ¿eres becada? —su tono de voz cambió de inmediato. Me alegraba que ya no me gritara.

—No, soy una iguana —y ocurrió lo increíble.

Él sonrió.

Ya no daba tanto miedo con una sonrisa en el rostro.

—Iguana o no, sigues siendo una plebeya —me dijo—. Y no tiene nada que ver que seas becada.

Yo asentí, si él quería verlo de esa forma, tenía todo el derecho. Cada uno con sus ideas.

—Bueno, “su señoría”, siento haberle derramado el café, pero me perdí y no puedo encontrar el ala este de este internado, de verdad no sé cómo lo hacen los demás para ubicarse.

—¿Desde hace cuánto tiempo que estás aquí? —me preguntó.

—Un año.

—Los demás hemos estado aquí desde nuestro primer día de clases, esto es más nuestro hogar que una escuela.

—¡Como Harry Potter! —exclamé. Desde ese punto de vista, de verdad habían muchas similitudes entre Hogwarts y mi internado.

—¿Quién es ese? ¿Tu novio? —quedé petrificada al escucharlo.

—Harry Potter, el niño que sobrevivió…

—¿Sobrevivir de qué? —volvió a preguntar.

—Ok, dime cómo te llamas —le dije algo alarmada. Si no conocía a Harry Potter eso significaba dos cosas: O había vivido en una cueva todos estos años o lo secuestraron los extraterrestres.

—Louis Tom…Louis Tomson —constestó, nervioso.

—Muy bien, Louis. Te propongo un trato, tú me dices dónde queda el ala este y yo te explico quién es Harry Potter.

Lo dudo unos minutos, miró hacia atrás y sonrió.

—De acuerdo, pero tendrás que esperar a que me cambie de ropa, señorita “cabello rosa” —por instinto me acomodé el gorro para no dejar evidencia— ¿Te gusta romper las reglas? Esta prohibida esta zona.

—¿Y por qué estás acá? —le pregunté.

Pareció pensarse la respuesta, al parecer él tampoco debía estar en este lugar.

—Porque soy rebelde, al igual que tú.

Entramos a la habitación que estaba detrás de la puerta y me asombré al percatarme que era un cuarto. Había una cama, unos sillones, una televisión y un armario. Pero todo el triple de grande de lo que eran las cosas normales.

—¿Quién duerme aquí?

—No lo sabes, no puede ser —puso los ojos en blanco y me miró directamente a los ojos—. El príncipe de Inglaterra, el hijo del rey, el mismísimo…

—Ya entendí, Louis —le interrumpí.

Miré asombrada todas las cosas que había allí, la habitación era más grande que mi casa.

Louis entró al baño con una teñida de ropa en la mano, dijo que se pondría su propia ropa y no la del colegio. Me pregunté qué hacía la ropa de Louis en la habitación del príncipe de Inglaterra.

Era gracioso pensarlo, pero estaba pisando suelo Real.

No sabía que personas tan importantes estudiaban en este internado. Seguro Louis era el mejor amigo del príncipe, de otra forma él no estaría aquí.

Eso pensaba, hasta que puse los pies en el suelo y recordé dónde había visto el rostro de Louis. Por Dios, no podía ser tan estúpida.

Louis Tomlinson, no Tomson.

Entré en pánico cuando vi que el pomo de la puerta del baño giraba, Louis saldría de allí y yo estaría en presencia de un príncipe.

Este fue el primer capítulo espero les guste si alguien comenta subiré el segundo capítulo.

king.kylie

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por king.kylie Miér 15 Jul 2015, 1:22 pm

¿Alguna lectora? | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap | 3619577255

king.kylie

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por Gabriela de Tommo Miér 15 Jul 2015, 8:27 pm

¿Querias una lectora? PUES AQUI ESTA TU LECTORA! oh si amame! Soy Gabriela pero dime Gaby o Gabs como gustes ¿si? ¿Te digo algo? me encanto la idea! es tan wow! hahaha yo tambien me hubiera reido al oir "Plebeya" ahahaha suena gracioso! y oh dios mio es tan gruñon el Loui! debes seguirla pronto por que quiero saber que hara ahora que sabe que el es un principe!!!!
cudiate & con muchisisisisisimo love yo Gabs si de mi para tu y esas cosas, besos y abrazoss! xx

Gabriela de Tommo

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por king.kylie Jue 16 Jul 2015, 12:56 pm

Gabriela de Tommo escribió:¿Querias una lectora? PUES AQUI ESTA TU LECTORA! oh si amame! Soy Gabriela pero dime Gaby o Gabs como gustes ¿si? ¿Te digo algo? me encanto la idea! es tan wow! hahaha yo tambien me hubiera reido al oir "Plebeya" ahahaha suena gracioso! y oh dios mio es tan gruñon el Loui! debes seguirla pronto por que quiero saber que hara ahora que sabe que el es un principe!!!!
cudiate & con muchisisisisisimo love yo Gabs si de mi para tu y esas cosas, besos y abrazoss! xx

HOLA GABSSSSS
¡Dios mío eres mi primera lectoraaaa! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH! Estoy muy feliz, eres tommo fan? así me puse como fan de lou jaja lo se es tonto, y si lou es un gran gruñon, como comentaste de inmediato sigo la novela linda :)

Te quieroooo besitos.

king.kylie

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por king.kylie Jue 16 Jul 2015, 1:54 pm

Capítulo 02

Super Lila al rescate

No tenía sentido esconderse, hace minutos hablaba cómodamente con Louis y él ya sabía que estaba aquí. Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que estaba entrando en pánico y que no sabía como comportarme ante el futuro rey de Inglaterra.

Cuando salió del baño, ni siquiera había podido recordar como saludar a alguien de acuerdo a su estatuto, lo sabía por los libros a pesar de que nunca antes lo había hecho, pero en ese momento quedé congelada ante la elegante imagen de Louis. Y no sólo por cómo lucía en ese abrigo gris con el cabello despeinado, sino porque él en sí inspiraba respeto.

Como un verdadero rey.

—Estoy listo —anunció con una sonrisa. Yo estaba hecha un lío, allí de pie en medio de la gran habitación—. ¿Te encuentras bien? —me preguntó al notar la tensión que se formó en el ambiente.

Asentí con la cabeza, pero era obvio que mentía. Los nervios me comían viva.

Él entrecerró los ojos y me observó, escudriñó mi rostro buscando algo.

—Ya te diste cuenta, ¿cierto? —dijo, con la voz agotada. De repente, toda esa jovialidad con la que había salido del baño desapareció, su mirada era más vieja y cansina.

Comprendí lo que le sucedía.

Debía estar acostumbrado a un trato especial y seguro pensaba que yo comenzaría a adularlo. En realidad, eso se suponía que tenía que hacer, pero estaba tan cohibida que no hice nada, salvo volver a asentir con la cabeza.

—¿Y? —inquirió. Yo lo miré, esperando a que apareciera un mayordomo de traje por una de las tantas puertas que había en cuarto, mientras que por otra saliera una escolta de guardaespaldas a echarme de allí. Mas no sucedió nada, las cosas siguieron igual y Louis continuó expectante por una respuesta de mi parte.

—Aún no puedo creer que no sepas quién es Harry Potter —comenté. Fue una de las tantas cosas que se me vinieron a la mente y la única que logró salir de mi boca.

Para mi sorpresa, Louis se relajó. Metió las manos en los bolsillos de su abrigo y exhaló vapor. Comenzaba a hacer más frío por la tarde.

—¿Quieres que te preste un abrigo más grueso? Es decir, estás tiritando —dijo, con cierto nerviosismo en la voz.

Me resultó divertido que él estuviera nervioso. Y claro que yo tiritaba, aunque no de frío precisamente.

—No, estoy bien. Es sólo que… es raro conversar contigo.

—Hace un momento no parabas de bromear —me respondió.

—Hace un momento no sabía lo que eras —le dije. Él enarcó las cejas e hizo una mueca mientras bajaba la mirada al suelo.

—¿Y qué soy con exactitud? —preguntó.

—Una iguana real que deberá comprar el café de mi amiga para salvarme el pellejo. Eso haría un verdadero príncipe.

Él rio, con una sonora carcajada que alivianó todo. Era sólo un chico más, ahora me daba cuenta que no tenía nada de distinto a los demás.

—Pero los príncipes salvan princesas, y tú eres una plebeya y yo una iguana.

—Ya, pero ya he comprado dos cafés para mi amiga y el primero me lo robaron y el segundo cayó sobre ti. Vamos, no seas malo.

Pareció pensarlo por un momento, pero la permanente sonrisa en su rostro ya mostraba la respuesta con anticipación.

—De acuerdo, pero no iremos a la cafetería, perderíamos tiempo. Por allí —señaló con la mano un rincón donde pude distinguir una repisa y una mesa más pequeña—… hay vasos, agua y café. Prepáralo y si no te molesta me sirves un té con miel.

Bufé por lo bajo, no tenía problemas en prepararlos, el problema estaba en la palabra “servir”.

—Como ordene, su real majestad.

—Mi nombre es Louis, puedes decirme Louis.

—Prefiero iguana.

(…)

Louis tenía más privilegios de lo que imaginé. Le daban clases particulares a pesar de ir en un internado, no se juntaba con el resto del alumnado, salvo por un chico a quien él consideraba como su mejor amigo y tenía sirvientes pendientes de él las 24 horas del día. Lo malo, dijo, era que él se quería sentir normal y por eso había aceptado asistir a una escuela en vez de tomar las clases en su casa.
—De todas formas no te juntas con los demás, esta es la primera vez que te veo… claro, a excepción de la televisión y esas cosas que hace la realeza, como salir a saludar en un evento importante.

—Sí, es triste. Me aburro mucho todo el día estudiando —dijo. Tomó un sorbo más del té que le preparé y continuó hablando—. A veces me gustaría salir de aquí y visitar el pueblo al que van cada cierto tiempo.

Sabía a que se refería. Cada mes salíamos dos veces al pueblo más cercano para comprar cosas o simplemente para despejar la mente. A mí esas salidas se me hacían como una visita a casa, me sentía cómoda entre personas humildes que entre chicos desbordantes en dinero y modales.

—¿Y por qué no vas? —atiné a preguntarle.

—No puedo, no tengo permitido salir del internado hasta las vacaciones de verano. Es para cuidar la imagen, mis padres temen que haga locuras y los perjudique.

Asentí, pensativa.

De pronto mi vida comenzaba a parecerme bella y llena de diversión.

—Es decir, que eres un príncipe pero no puedes disfrutar como tal.

—Exacto.

Comí un pedazo más del pastel que me dio Louis, era de fresas y era el mejor que había probado en mi vida. Estábamos sentados en el comedor que había en su habitación, aunque después de una minuciosa observación, me di cuenta que era más como un departamento.

—¿Tampoco puedes irte de aquí para Navidad? —inquirí.

—No —respondió, bajando la mirada.

—¿Qué clase de padres tienes? —exclamé.

Pobre Louis, su vida era miserable.

Pensé unos minutos en lo que acababa el resto de mi pastel: Saldríamos de aquí en cuatro días, el sábado por la mañana nos vendrían a buscar para regresar a casa y desde ahí teníamos dos semanas de paz.

Cuando tomé esta decisión entendí lo que quería decir mi madre cada vez que me regañaba: “Eres muy humanitaria, deja que el resto solucione sus problemas solos y tú no te metas”.

Sin embargo, para cuando descubrí su significado y decidí que tenía razón, las palabras ya fluían de mis labios.

—¿Quieres pasar las vacaciones en mi casa?

De acuerdo, conocía a Louis desde hace unas cuantas horas, era un príncipe y estaba a un millón de distancia de ser su amiga. Pero me había conmovido tanto que no pude reprimir mi pregunta. Era una necesidad ayudar a los demás.

—No puedo. Y aunque pudiera, tampoco iría, ni siquiera me has dicho tu nombre.

—Es Lila, pero ya veo tu punto, soy una desconocida… —él me dio la razón y espero a que dijera algo más—… bueno, en ese caso, no importa. Tú pierdes comer pavo horneado, galletas caseras, villancicos en medio de la noche, los calcetines de lana de mi abuela…
—Bueno, es una oferta muy tentadora, pero simplemente no puedo. Además, creo que fuiste impulsiva al hacerme esa pregunta.

Él tenía razón. Había tenido el descaro de invitarlo a mi casa sin siquiera conocerlo.

Carraspeé para pasar la vergüenza, pero era consciente que mis mejillas debían estar teñidas de rojo. Jugué unos segundos con el tenedor y el plato en el que estuvo el pastel, Louis aún no se acababa el té y el café de Teressa ya estaba frío.

Estaba tan emocionada por conocer a Louis que me aceleré en todo. Era la segunda persona en hablarme en este internado en más de un año, así que mi falta de modales estaba justificada.

—Entonces… —dijo, rompiendo el silencio que se había formado. Lo miré atenta, mientras él dejaba la taza vacía sobre su plato— ¿A dónde dices que querías ir?

—Ala este.

Louis se levantó, debía medir lo mismo que yo. Siempre fui más alta que el promedio de las chicas de mi edad, odiaba eso. Yo quería pasar inadvertida y nunca lo lograba, sobresalía en una multitud, sin mencionar que ahora mi cabello era rosa… papá siempre me decía: “No tiene nada de malo ser diferente”.

Louis comenzó a caminar y yo lo seguí, con la taza de café de Teressa.

No me percaté de que tan tarde se había hecho, miré la hora en mi celular mientras salíamos del corredor que dirigía a la habitación de Louis, eran las nueve y media. Estuvimos más de tres horas conversando.

—Louis, no puedo salir a los otros pasillos, me mataran —le susurré cuando llegamos a la salida del corredor.

—¿Por qué? Les diré que entraste con mi autorización.

—No es eso.

Exhalé el aire que tenía retenido y miré a todos lados en busca de los cuidadores.

—Hay toque de queda. No podemos salir de nuestros cuartos después de las nueve. Si me ven caminando por los pasillos me castigarán y perderé la beca —era exagerado, pero verdad. A los estudiantes becados se les aplicaban las reglas mucho más fuerte que al resto, el director quería mantener la disciplina y según él, los becados eran los chicos más conflictivos al venir de diferentes clases sociales.

Nos trataban como marginados, era un precio muy alto a pagar sólo por una buena educación.

—¿En serio? —preguntó. No me creía. Tampoco era fácil de asimilarlo para él, Louis nunca había tenido que lidiar con los cuidadores, ya que por lo que me contó, él salía de su habitación sólo para ir a clases las cuales le daban en una sala exclusiva para él.

—Sí, y es horribles. Los cuidadores son la cosa más terrible de esta escuela.

—Tendré que comprobarlo por mí mismo —dijo. ¿Acaso era loco o qué?

Una vez, a Derek Cole, un chico que iba la misma clase de matemáticas y filosofía que yo, se le ocurrió la brillante idea de salir con su novia a mirar las estrellas al jardín de la escuela. Un cuidador los vio y al otro día fueron expulsados con la excusa de que estaban haciendo ruido y que no dejaban dormir a los demás. Nadie los ayudó, no habían más testigos salvo la palabra del cuidador. Todos les temíamos, incluso los chicos más adinerados de la escuela.

—Entonces ve, si te matan no digas que no te lo advertí.

Él rio por lo bajo y se internó en uno de los pasillos iluminados por candelabros. Se perdió de mi vista cuando dobló por una intersección.Yo nunca antes había estado en los pasillos de noche, y con la nieve cayendo y el frío que congelaba mis huesos se hacía peor la experiencia.

Me senté en el suelo contra la pared, oculta detrás de una armadura que tenían de decoración, no vaya a ser que un cuidador pase por allí y me vea.

Esperé, esperé y esperé.

Miré otra vez la hora en mi celular, eran las diez. No podía quedarme toda la noche en el suelo, acabaría congelada. Pero tampoco podía arriesgarme a caminar por ahí.

Miré hacia atrás, a la gran puerta que me causó curiosidad y que acabó por hacer que conociera a Louis.

Él se había ido hace mucho tiempo y tampoco parecía que volvería luego. Tal vez se perdió, nunca antes había recorrido todo el castillo. Lo conocía desde niño, aunque sólo la parte que tenía permitida.

Caminé de vuelta a su habitación con la preocupación en mente, ¿y si un cuidador lo encontraba y le hacía algo? Mi conciencia nunca volvería a ser la misma.

Entré a su habitación, mis pies me llevaron hasta allá, era el instinto de mi cuerpo que buscaba calor. Pero mi cabeza me gritaba que fuera a buscar a Louis.

No sabía que hacer. Salvar mi beca o salvar a Louis.

Miré la confortable cama de Louis y el oscuro pasillo.

Según Louis, yo era una plebeya, desde esta noche yo prefería el término “heroína al rescate”.

--------------------------------------------

Este es el segundo capítulo espero les gusté si hay comentarios subo otro :)

king.kylie

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por Gabriela de Tommo Jue 16 Jul 2015, 4:06 pm

Ella Al rescate!! (se me olvido su nombre xD') wow eso fue tan asombroso! yo tambien le hablaria pero no me imagino en un internado e.e no sin duda me sentiria como animal enjaulado! eso es horrible! 7uu7 La verdad si soy Tommo Fan oiie zi suena cool! :33 raro pero coolOwO me encanto el capitulo linda sin duda muy intretenido! no se por que pero ella se parece tanto a mi e.e digo yo soy igual de no se atrevida digo las cosas sin pensar sin duda eso es genial! Bueno, bueno ya dejo de molestar y me voy con un sexy paso <3
cuidate muchisimo & te mando un gran abrazo y un besote! <

Gabriela de Tommo

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por king.kylie Jue 16 Jul 2015, 4:54 pm

Gabriela de Tommo escribió:Ella Al rescate!! (se me olvido su nombre xD') wow eso fue tan asombroso! yo tambien le hablaria pero no me imagino en un internado e.e no sin duda me sentiria como animal enjaulado! eso es horrible! 7uu7 La verdad si soy Tommo Fan oiie zi suena cool! :33 raro pero coolOwO me encanto el capitulo linda sin duda muy intretenido! no se por que pero ella se parece tanto a mi e.e digo yo soy igual de no se atrevida digo las cosas sin pensar sin duda eso es genial! Bueno, bueno ya dejo de molestar y me voy con un sexy paso <3
cuidate muchisimo & te mando un gran abrazo y un besote! <

¡HEY GABS!

Así que Lila y tu se parecen entonces has de ser grandiosa amiga!, si pobre Lou todo el día encerrado y estudiando desventajas de ser el próximo heredero de la corona (me dan ganas de ser princesa pero sin estudiar), mañana la seguiré con mucho gusto. te amoo mucho como tommo fan y mi primera lectora comentandooooo | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap | 2755178106

| Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap | 2755178106

Besos

king.kylie

Re: | Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap |

por Opal Sáb 25 Jul 2015, 7:44 pm

omg
estás subiendo la novela de Toto
| Plebeya | Louis Tomlinson | 2do cap | 1054092304

¡YO LA LEÍA CUANDO LA SUBÍA ALLÁ POR EL 2012!
Ni si quiera me acuerdo cómo terminó (aunque creo que sí me acuerdo lol pero es demasiado vago que es como que digamos como que no me acuerdo... if that has any sense ;-;)
espero que el foro lea este geniaaaal fanfic de un excelente escritora.
síguela: D

Opal

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