Always by your side. {Harry Styles}

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Quería escapar de allí. No necesitaba a ninguna de esas personas. No necesitaba que a cada momento le recordaran la pérdida que había sufrido. No necesitaba que toda la gente en aquella habitación descargara su dolor en un duro abrazo para ella. Así que salió de ahí, hizo caso omiso a las palabras de todos, aunque dudaba que alguien se hubiera dado cuenta. Corrió a el único lugar donde podía refugiarse, con la única persona que le entendía. La única que había quedado luego de la pérdida de su madre. La culpa no le permitía admitirlo, pero no necesitaba los e-mails de Ethan para sentirse mejor, ni sus relatos acerca de sus expediciones. Ella lo necesitaba a él, y negarlo era mentirse así misma.

La madre de Harry le dijo que no se encontraba en casa, pero ella sabía donde tenía que buscar. Llegó al prado, lejos de las demás casas, escondido detrás de los sauces y lo vio sobre el tractor. Corrió dando rienda suelta a los sollozos mientras lo hacía. En cuanto la vio, él detuvo el tractor y bajó de un salto, al mismo momento que Brooke se echaba en sus brazos. Sabía que él no preguntaría, se callaría y esperaría a que dejara de llorar. No intentaría consolarla ni mostrarle el lado positivo de todas las cosas.

Harry la cargó hasta la sombra de un árbol, detrás de todo el verde del bosque. Brooke se abrazó a su cuello y sollozó desgarradoramente. Harry sentía un fuerte dolor en su pecho, una desesperación por saber quién la había hecho llorar. La abrazaba fuerte, como si quisiera transmitir un poco de ese dolor a sí mismo para que dejase de sufrir tanto. El débil cuerpo de ella vibraba en cada llanto y las lágrimas mojaban todo su rostro. Lo necesitaba. Lo necesitó durante muchos días, pero la estúpida hipocresía no le permitía tomar el valor para afrentarlo. Afrontar el hecho de que lo quería, más que a cualquier otra persona, más que a su propio novio.

—Mi madre murió, hace tres días.

No era lo que él había estado esperando.

—Oh, cariño.

Los sollozos volvieron a ella. No había llorado así desde que le transmitieron la noticia. No quería hacerlo frente a nadie más que su padre, no quería el consuelo de todas esas personas que no conocía. No lo quería. Solo quería llorar, y lo había contenido durante ya tres días. No fue hasta que se calmó que notó el torso desnudo de Harry. Había estado trabajando y ahora estaba lleno de sudor... y lágrimas. Levantó la mirada para verlo a los ojos, que la observaban con preocupación y auténtico dolor, por ella. Brooke se sentó con las piernas a su costado y lo miró atentamente de frente, con una mirada de súplica posada en el rostro. Harry esperó, ¿Era eso lo que necesitaba? Porque, Dios santo, no le importaría ir hasta el fondo del infierno para solo verla sonreír. En ese momento, ni siquiera Ethan importaba, cuando se trataba de la felicidad de Brooke, por más que su primo significara todo para él.

Brooke asintió, leyendo su mirada. —Lo necesito. —Dijo en un hilo de voz. Su aliento cálido golpeó los labios de Harry, estremeciendo todo su interior. Él también lo necesitaba. La necesitaba a ella. Siempre lo hizo, la mantenía viva en su recuerdo, de cuando ambos eran niños. Ella siempre fue todo lo que necesitaba.

Sus delicadas manos atraparon su nuca cuando en un movimiento brusco pero femenino buscó su boca con la suya.

Cuando sus labios tocaron los de ella, todo en su mente se detuvo. Eran suaves, dulces, tal y como siempre imaginó. Y ahora, su fantasía se hacía realidad. Abrió sus ojos para verla y preguntarse a sí mismo cómo podía tener ese dominio sobre él. Él, que había perdido la virginidad a los trece años, que había conocido la intimidad de muchas chicas, con un solo beso de la única a la cual amaba podía dar vuelta todo su mundo. Con un pestañeo podía hacerlo jurar ser bueno, ir a la iglesia, no volver a tocar a ninguna mujer en su vida, lo que sea con tal de quedarse así, para siempre. Con ella en sus brazos, con sus labios sobre los de él.

La besó ferozmente, como si su boca fuera un fruto exótico adictivo, el cual era lo único que tenía para alimentarse. Dejó un recorrido de besos desde sus labios hasta su oído y cuello, saciándose después de tanto tiempo de espera. Pasó una hora y media hasta que soltó su boca, luego de que su mejor amiga le haya concedido ser el primero en conocerla como ningún hombre lo había hecho antes.

—No te dejaré ir, Brooke Williams. Haré todo lo que me pidas, con tal de que te quedes a mi lado.