The family Birdwhistle {N.C | Resultados

Podía notar como la sangre palpitaba tras la fina piel de su cuello, justo en su vena carótida. Todo mi cuerpo sentía un impulso incontrolable de hincar el diente en su cuello, dejando que la su sangre pasara directa a mi boca y calmara mi sed. Nunca había sido muy buena controlando mi sed, ni siquiera sé por qué estaba intentando controlarme tanto. De todos modos, podría haberle hecho olvidar fácilmente todo lo ocurrido al hijo pequeño del director. Controlaba el poder mental desde hacía años, no le había resultado demasiado complicado. Empecé a notar como mis dientes se volvían más grandes y duros, especialmente mis colmillos, y como mi cara comenzaba a arder pasando a una expresión dura y rabiosa.

-Me vas a perdonar por esto.- le dije manteniendo mi mirada en sus ojos azules.
-Lo haré pero, ¿por qué?

Mientras él efectuaba esta pregunta, yo eché mi cabeza hacia atrás para acto seguido, acercarla a una velocidad inhumana y morder su cuello, localizando directamente su vena carótida así proporcionándome una gran cantidad de sangre, deliciosa por cierto. Su sangre era la más rica que había probado en mi vida, dulce, explosiva, adictiva... Tal vez como él. Si hubiera dejado que el monstruo que habitaba dentro de mí me controlara, él ya estaría muerto. Sin embargo, a pesar de mi insaciable sed, paré justo para recoger su cuerpo al tiempo que se desvanecía. Salí corriendo del lugar, dejándolo descansar en la cama mientras le curaba herida que yo misma le había causado. Cuando despertó estaba desconcertado, cansado y tal vez un poco asustado:
-¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué estoy aquí?
-Tranquilo, no te pasará nada. Quédate reposando y te pondrás bien, te lo prometo.- le dije segura de mí misma. No pensaba darle de mi sangre para curarlo porque casi siempre que lo había hecho, había causado desastres en contra de la naturaleza y no podía volver a ocurrir.
-Está bien. ¿Eres... eres un vampiro?- preguntó él desconcertado.
-Sí, pero no puedes contárselo a nadie. Lo sabrás pero mentirás a los que te pregunten sobre tu herida.- le dije manteniendo su mirada y así controlando su mente.- ¿Estás asustado?
-La verdad es que no, pero espero no volver a pasar por esto. Me encuentro débil y seguramente mis padres estarán preocupados.
-Lo sé...- dije apenada.

No podía meter a este pobre chico en mi mundo pero tampoco quería hacerle olvidar. He intentado por todos los medios alimentarme a base de bolsas del banco de sangre e incluso mis hermanos me han ayudado a hacerlo pero siempre la he rechazado sin ningún motivo aparente. Y cada vez que mis dientes rasgaban la piel de un pobre humano inocente me sentía peor, pero esta es la maldición que ha caído sobre mi familia, y tendré que llevarla conmigo por el resto de la eternidad.