nobody asked you ✌.

— Al parecer no entendiste lo que te dije hace unos días atrás. —Tyler pasó sus manos por su barbilla.
— Odio los misterios. Y no, al parecer no entendí. —Zuzu trataba de hablar con seriedad, pero siempre terminaba saliendo o mirando de alguna forma coqueta.
— Me importas, me importas más que a cualquier persona que tienes en tu cabeza. Raro, lo sé. Primero era un juego, ya no lo es para mí.
— ¿Que?
— Te amo Candice.

Quedó paralizada. No, no lo amaba. Pero cada día sus sentimientos por Sarah/Sam disminuían y por Tyler aumentaban.

— Enserio que jamás quiero perderte. —Hablo la chica.
— Yo tampoco te quiero perder, jamás.

Prim hablaba de forma amistad. Kurt hablaba de forma de amor

— ¡Si no es mi chico favorito! —Gritó Zep.
— Soy una chica, idiota.
— Para mi eres un chico.
— Para mi eres un maldito idiota asqueroso, y si no te alejas de mí juro que te daré otro golpe que no te olvidarás de mi jamás.
— Uh... ruda, me gusta. —Dijo en tono sexy. Ella bufó cansada, Zep no tenía caso.

— Por favor... no te vayas. ¡Sé que fui un idiota contigo al principio!, pero no eres la chica que pensé. Te necesito... —Candice seguía callada. — Te amo.
— Y yo a ti.

— Greg, escuchame por favor. —Kat lo tomó por el brazo. El chico comenzaba a calmarse un poco, su enojo cada vez disminuía. — Greg… tú eres alguien en mí, tu eres la persona con la que quiero estar el resto de mi vida. Así que haremos esto juntos, no te dejaré solo aunque me lo rueguen.
— Gracias… —Susurró.

— Me voy. Ahora que estás me gustaría pedirte perdón por todo los problemas que te cause en este tiempo. Pero ya no te debes preocupar, porque desde ahora no me tendrás a tu alrededor, para causarte más dolor. —Le dijo Marilyn al otro lado del teléfono.
— Por favor quédate ahí Mar, no te muevas... llegaré en unos segundos.

— Siempre has sido una maldita perra de doble cara, Tara. Y lo peor es que lo sabes.

— Tú dijiste que estaba genial. Tú dijiste que sería genial. Tú dijiste que estábamos destinados a estar juntos, se lo dijiste al mundo, me lo dijiste a mí y hubiera deseado que jamás lo hubieras hecho porque nada de esto valió para ti. —Nina tapó su boca y dejo escapar algunos gemidos de dolor. Quería llorar, quería morir.

— Dime si lo que sentiste en ese momento fue real, dime la verdad Benjamin. —Lágrimas en los ojos de Corinne era lo único que se podía divisar. Benjamin estaba serio, sin mover ningún musculo en su cara.
— Solo fue un juego, esa es la verdad. —Corinne limpió una lágrima que cayó al pestañear, la sacó rápidamente, estaba rompiendo su honor.

Ella se fue decepcionada, Benjamin no era una persona con sentimientos.

— Debes superarla, debes superar a Quinn. —Dijo la hermana de esta.
— Todo lo que hemos hablado es de lo mal que Quinn hacía el solo. —Habló confundida Daenell. — Y ahora... ya sé porque la odias tanto.
— ¡No!
— Es tu hermana, era obvio el porqué del odio.
— No es así, debo preocuparme de la academia. —No quería que nadie notara su envidia a su hermana pequeña.
— Yo también la envidiaba hace unos meses.
— ¿Envidia? Por favor... soy la profesora más joven en la historia de la compañía. Es imposible que llegara a envidiar a alguna alumna.
— Sabía que era buena, pero jamás pensé que te llegarías asustar por ella.

— Quinn te juro que yo le dije que nada pasaría entre nosotros. —Dijo en su defensa Chanel, asustada por lo que diría su amiga.
— Pero a ti te gusta. —Dijo tranquilamente practicando en la barra.
— No...si, ¡no! —Dijo confundida. Era ley de amistad no meterse con el ex novio de su amiga.
— Ya no me interesa Remy, haz lo que quieras.

— Te gusta. —Dijo de inmediato Prud al mirar a Dipper y luego a Nora.
— No.
— Te gusta. —Sonrió graciosa. —Te encantan sus labios, sus ojos y esa sonrisa dulce que tiene.
— Estás loca, eso es imposible.
— Claro… miénteme.

— No lo merecía, ¿sabes? —Le dijo Kat a Sadie. La rubia no era de llorar, pero se sentía como la misma mierda, odiaba a los Harrington con toda su vida, y además a Ethan porque la habían hecho parecer una estúpida por semanas.
— Lo sé, nadie merece ser engañado. —Dijo en un susurró la castaña.
— Puedo ser la chica agresiva y mal educada, pero mala no soy, entonces no puedo entender porque merezco esto.
— No lo mereces Kat, quizás es algo que el destino te quiere decir.