Lápices, bolígrafos y pinceles. (Larry Stylinson)

Bien este es un shot que acabo de escribir, si les gusta bueno, no lo se me gustaría que lo comentaran. Eso es todo, espero les guste.

De cartas pasaron a parecer ensayos y de esos ensayos pasaron a ser hermosas pinturas.

Todos los días, al volver a casa corría hacia mi habitación preguntándome si ese día no recibiría una carta, todos los días pasaba lo mismo tenía una carta en mi escritorio, mamá venia y me miraba con una sonrisa y siempre preguntándome: ¿Ya sabes quién es?; yo contestaba: No, aun no, sigo buscando.
Claro que buscaba, las cartas estaban escritas a lápiz, durante las horas de escuela me centraba en los chicos que tenían un bloc de notas o un cuaderno y escribían. Ahí me encontraba yo sentado en los escalones para ir a los salones de la planta alta comiendo un emparedado, con un jugo de manzana por un lado. Miraba a cada persona pasar y me emocionaba al ver un lápiz. No sabía cómo siquiera era el nombre del chico o chica. Tampoco especificaba que era. Solo firmaba con una: H. Una linda H que estaba en cursiva y muy remarcada a veces llegaba a pensar que era una chica pero había otras en las cuales me decía: No, es un chico. Pero era bastante confuso.

Al volver a casa, pateaba cualquier cosa que me encontrara tiraba en el suelo, jugaba con ella para distraerme no era portador de un celular o algún aparato de ese tipo mi madre decía que solo dañaban neuronas que me centrara en otra cosa para enriquecer mi cerebro, y era así, aunque no pude resistir el pedirle un walkman. Mi padre tenía una gran colección de cintas en ellas estaban las bandas como: The Beatles, Nirvana, The Smiths, y muchas más. La música de ahora no era algo que me apetecía escuchar. Cuando estaba a una cuadra de casa corrí hacia ella no me detuve hasta estar en la puerta y abrirla y luego corrí hacia mi habitación, ahí estaba un sobre blanco. Siempre decía lo mismo: Para Louis.

Me senté en la silla que estaba enfrente de mi escritorio y comencé a leer la mayoría de las veces me hacían reír sus anécdotas. Tal vez me contaba lo que le sucedía diariamente o simplemente escribía una historia todos los días. Pero no le veía el caso el que inventara una historia todos los días para mí. Las cartas eran cada vez más largas y más largas. Un día fue extraño porque en ellas  encontré con una moneda, era de fantasía pero era dorada. En la carta decía que la cuidara mucho, y que aunque me diera un ataque de nerviosismo o enojo, molestia no le hiciera nada. La moneda no tenía la culpa de ello.

En la escuela seguía atento con mis compañeros, tal vez uno de ellos sea quien me escribe las cartas. Pero nada, ninguno me miraba de reojo o hacia alguna cosa para que yo sospechara de él, tal vez era demasiado listo y aun no quería que yo supiera quien era. Y a pesar de eso sabía que no importaba porque sabía que no me rendiría hasta encontrar a esa persona.

—     ¿A dónde vas?—me pregunto mi madre al verme bajar las escaleras poniéndome un suéter.
—     Iré a leer al parque—levante la carta junto con un libro—no tardare mucho, ¿una hora?—pregunte.
—     Está bien, una hora. —sonrió—cenaremos tacos—dijo ella.
—     Está bien—salí de casa. Con el libro y la carta en mi mano derecha.
—     ¿A dónde vas, Loulou?—Mike, ahí estaba mi vecino Mike, nuevamente.
—     A ningún lado que te importe—respondí sin mirarle y sin parar de caminar.
—     ¿Qué te he dicho de hablarme así, estúpido pedazo de mierda?—era muy temperamental. No respondí y seguí caminando—Odio, detesto que me ignoren, y mucho menos tú te darás el lujo de hacerlo—oí como empezaba a correr, no esperaría a que llegara y me propinara una buena paliza, yo igual comencé a correr, mi respiración era agitada, la planta de mis pies quemaban, y al llegar al parque lo primero que hice fue correr hacia los juegos y esconderme en el pequeño castillo que había en el centro. — ¿a dónde se fue ese marica?—pregunto.
—     Siempre va al baño—dijo uno de ellos.
—     Pues vamos. —suspire con alivio al verlos alejarse.
—     Hey muchacho esto es solo para pequeños de 10 hacia abajo. —dijo una señora quien asomaba la cabeza por el gran orificio de abajo.
—     L-lo siento—dije—ya salgo—ella asintió y se fue, no me salí, no lo hice, me quede ahí la hora que tenía permitida, había leído la carta y unos cinco capítulos del libro que había comenzado: It de Stephen King. Era un gran fanático de ese sujeto había leído la gran mayoría de sus libros, pero este era mi favorito sin duda alguna.
 
—     ¿Cómo te fue?—pregunto mi madre al verme entrar.
—     Bien, pase un buen rato dentro del castillo en los juegos—sonreí.
—     ¿De nuevo Mike, no? Vamos Louis, déjame hablar con sus padres y…
—     No—la detuve—vamos mamá ya tengo 17 años es patético que aun quieras defenderme.
—     Pero eres mi hijo, es normal que una madre quiera…
—     No mamá estoy bien vale, no pasó nada.

Los días pasaron y por alguna extraña razón  no había recibido ninguna carta, absolutamente nada. Al llegar a casa, mi madre me miraba con una mueca en su rostro y negaba con la cabeza. Lo siento, me decía al verme, yo me encogía de hombros y subía a mi cuarto a hacer las tareas que tenía que hacer. Lo que no me esperaba fue que después de otra semana me llego un paquete, estaba en mi escritorio como siempre, y mi madre sonrió. Mira, me dijo. Y ahí estaba ese: Para Louis. Como en las cartas emocionado lo abrí esto ya no era una simple carta parecía más un ensayo que otra cosa, ya no estaba escrito a lápiz, si no con un bolígrafo de color negro. Tarde una noche y parte de la mañana de un domingo en leerlo por completo. Estaba feliz porque había asumido que las cartas pararían y el amigo que había hecho de forma tan extraña ya no existiera porque lo debo de aceptar lo único que nos unía eran estas cosas, estas cartas y ahora un gran ensayo. Hablaba sobre el libro: It. Fue grandioso. Tuve que esperar otra semana para poder recibir otro igual pero este hablaba sobre: Cementerio de animales.

De nuevo mi búsqueda fue retomaba, ahora sería algo mucho más difícil, simplemente porque la gran mayoría de los chicos escribían con bolígrafo. Estaba nervioso, recorría el patio de la escuela en busca de él o ella. Los chicos me miraban extraño y me gritaban: Lárgate; al darse cuenta que los estaba observando. Un martes me dije: estoy cansado. Y simplemente fui detrás de las gradas del campo de rugby, a leer. Un chico con un gorro estaba sentado ahí, mirando a través de los grandes espacios que hay entre asiento y asiento, con los brazos recargados en uno, mirando fijamente hacia el frente.

—     Hola—dijo sin mirarme. Llevaba unos guantes, de esos guantes que no tienen la parte de los dedos. Y un suéter que parecía gastado. Al Igual que los jeans, y las converse que llevaba puestas estaban llenas de barro por los extremos. —Soy Ed—dijo, me miro sus ojos eran de un color verde. Esmeralda. — ¿Podrías dejar de mirarme a los ojos?, es incómodo—dijo.
—     B-bien—baje la cabeza.
—     ¿Eres tartamudo?—pregunto.
—     A veces—dije rascándome la parte trasera del cuello.
—     ¿Cómo te llamas?—pregunto, mirando hacia el frente.
—     Louis—dije.
—     Bien, Louis tartamudo algunas veces—asintió— ¿qué clase tienes ahora?—pregunto, tomo un cuaderno que tenía sobre sus muslos, tenía colocado un bolígrafo en su oreja.
—     Algebra—conteste.
—     Bien, yo igual—dijo, caminando— ¿vienes?

Al llegar a casa, al entrar a mi habitación otro gran paquete me esperaba en mi escritorio, sin prisas lo abrí acostado en mi cama, ya con mis anteojos puestos.  Esta vez era sobre: El cazador de sueños. Solo ensayos de libros de King, tenía tres con este. Pero eran divertidos, al llegar la noche baje, mi madre aun cocinaba la cena, 
me senté en la mesa, había vegetales aun sin partir, así que tome la tabla y el cuchillo que se encontraban ahí.

—     ¿Ya están limpios?—pregunte, mi madre dio un grito y salto, la mire divertido y solté una carcajada.
—     Demonios Louis, no es divertido me has dado un susto de muerte—dijo.
—     Lo siento—conteste. —No quería hacerlo, solo quería saber si los jitomates estaban limpios.
—     Si, si lo están—y ella junto conmigo comenzó a reír.
 
—     ¿Qué fue lo que te llego hoy?—pregunto mientras comía de su sopa.
—     Eh… un ensayo de un libro—sonreí.
—     ¿Ensayo?—pregunto— ¿eso es lo que has recibido últimamente?, ¿qué paso con las cartas?
—     No tengo idea—me encogí de hombros—pero son buenos en verdad. De libros que ya he leído.
—     ¿Ninguna pista de quien pueda ser?—pregunto.
—     Ninguna—negué con la cabeza.

Esa noche en lo único que pensaba, era en el chico que había conocido en las gradas, en su ropa, en el bloc de notas que tenía, en el bolígrafo que llevaba en su oreja, en el gorro negro que usaba. La lámpara seguía encendida, había comenzado a llover y los truenos se escuchaban demasiado fuertes, las gotas de lluvia resonaban en el tejado, y el olor a tierra mojaba se filtraba por la ventana. No había visto a ese chico, no lo había visto por ningún lado. Jamás. Hasta el día de hoy.

—     Hoy hay hamburguesas—dije detrás de él— ¿almorzamos juntos?—pregunte, acomodando mi mochila en mis hombros.
—     Me suena bien—dijo, tenía una cajetilla de cigarrillos en las manos.
—     No puedes fumar aquí, pueden suspenderte—le dije.
—     No me importa—se encogió de hombros— ¿qué clase tienes ahora?—pregunto.
—     Inglés—dije.
—     Yo… igual—camino aún más confundido. — ¿qué esperas? Vamos.
—     Oh si claro—me sonrió y acomodo un rizo que se había escapado de su gorro, su cabello era rizado, sonreí de lado y camine junto a él a la clase de inglés.
—     ¿Eres bueno en la materia?—pregunto.
—     Saco buenas notas.
—     Yo soy un asco—soltó una carcajada.

La hora de almuerzo llego antes de lo que espere había una gran cola, Ed suspiraba pesadamente mirando por arriba de todas las cabezas que estaban delante de él.

—     Joder, aún faltan diez chicos más—froto sus manos una contra la otra, las mire aun llevaba esos guantes sin dedos.

Esperamos y esperamos y al fin llego nuestro turno, Katrina la cocinera, nos miró y nos pasó dos platos con una hamburguesa. Gracias, dije. Y seguí caminado con la charola en mis manos tome una soda y me dirigí hasta una mesa al fondo de la cafetería que estaba sola.  Ed venia mirando algo en lo que parecía ser su celular, fruncí el ceño y vacié la pequeña bolsa con cátsup dentro de la hamburguesa. Él se sentó, y solo comió, no hablamos solo comimos.

Después de recibir seis ensayos en total, paso una semana para que recibiera otra cosa, fue una pintura, una pequeña pintura, tal vez, 40 x 30, fue raro. Porque en realidad extrañaría los ensayos y las cartas. Me dedique a mirarla por el transcurso de una hora, era un bosque, pero por alguna razón creía, quería que hubiese un pequeño mensaje oculto.

Y ahora mi búsqueda era sobre algún artista, un pintor o pintora. Al día siguiente fui al taller de artes plásticas mire a cada uno de los chicos que se encontraban ahí, quería seguir observando y descubrir algo, pero la profesora me hecho.

Dos días, no vi a Ed, no fue a la escuela, no me lo tope en clase de inglés, ni en la de algebra y cuando iba a las gradas, la única vez que encontré a alguien fue al capitán de equipo de rugby y a la capitana de porristas manoseándose, di media vuelta y me fui. Su ausencia me preocupaba, me sentía extraño, se había vuelto mi amigo. Ese día llego otra pintura, esta vez algo más grande 80 x 60, era un pájaro, un lindo pájaro.

—     OYE MAMÁ—grite.
—     ¿Qué?—contesto ella.
—     ¿Quieres esta pintura?—pregunte, y ella subió hasta mi habitación.
—     ¿Qué pintura?—pregunto. Se acercó a mí y la miro—hey es una linda pintura. Si claro, la pondré en la sala—la tomo y salió de la habitación.

Me tumbe en la cama y mire el techo. Ya no más ensayos, ya no más cartas, solo pinturas… gire mi cabeza a la izquierda y vi las 7 pequeñas pinturas que yacían apiladas una sobre otra. Me puse de pie y me quite los zapatos junto con el suéter.

—     Hora de colgarlas—camine hasta el escritorio y busque clavos. —Oye ma, ¿dónde está el martillo?—pregunte.
—     En la sala, en la mesita.
—     ¿Qué hace el martillo, ahí?—entrecerré los ojos—Como sea, gracias.

Después de media hora de clavar y colgar estaban las siete pinturas colgadas en la pared, cuatro arriba y tres debajo de estas, sonreí satisfecho deje los clavos y el martillo sobre mi escritorio y camine hasta mi cama me senté a los pies de esta y mire las pinturas.

—     Perfecto.
 
—     Hola—me saludo Ed, caminado a un lado de mí.
—     Hola—sonreí— ¿por qué no habías venido?
—     Podría decir que me enferme—sonrió.
—     Te hubiese llevado, las tareas y… bueno esas cosas, pero no sé dónde vives—me encogí de hombros.
—     Nah, no te preocupes—sacudió mi cabello—bueno, hoy planeo hacer una fiesta en mi casa, debes venir.
—     Si claro seguro—asentí. — ¿pero dónde vives?—pregunte y el soltó una carcajada.
—     Luego te digo.

Nunca antes había salido a alguna fiesta, no era muy popular entre los chicos de la escuela, nadie me invitaba. Busque entre mis bolsillos, el estuche con porros que tenía, que casualmente días atrás Steve un primo me había regalado. Uno no me caería mal.  Llegar a la fiesta, bajo el efecto del cannabis seria… algo excitante.

—     Dios, al fin llegas—dijo Ed, la música sonaba fuerte, y había chicos por doquier bailando tomando, mire mis bolsillo derecho, y también fumando. Harry se acercó y me olfateo. — ¿has fumado?—me pregunto con una sonrisa de lado.
—     Un poco—dije.
—     Bien—alzo la mano he hizo que chocáramos los cinco. —por cierto ¿desde cuándo fumas?—pregunto.
—     Desde hoy.

Termine en el jardín, sentado en el suelo mirando a todos, dios era estúpido. Todos bailaban y yo acá sentado fumando los porros que tenía, me ahogue un par de veces. Deseaba que Ed viniera y se sentara a conversar conmigo, pero debo de aceptar que no pasaría, tenía más amigos con los cuales estar, y mucho más divertidos e interesantes. Yo tan solo era un chico estúpido.

—     Miren a quien tenemos aquí, hola Loulou—saludo Mike, quien venía abrazando a una chica por los hombros.
—     Mierda—me puse de pie.
—     ¿Esta divertida la fiesta Loulou?—pregunto Mike—oye ¿qué haces?, ¿estas fumando?—y una carcajada salió de sus labios— ¿me das un poco?—pregunto. Asentí y le di uno de los cigarrillos—anda enciéndelo—ordeno, rodé los ojos, pero para mí mala suerte, no solo encendí el porro si no que casi le enciendo la nariz—maldito idiota—grito, su nariz estaba roja, no pude evitar reírme—estas muerto Louis—mi risa paro y abrí los ojos tanto como pude.
—     Mierda—dije de nuevo y comencé a correr.
—     Idiotas, tras él—grito Mike. Esto era una mierda una completa mierda, corrí por entre los chicos que estaban bailando en el jardín al igual que adentro termine en la cocina escondido debajo de la barra.
—     ¿Qué haces aquí?—pregunto Ed asomando la cabeza.
—     Cállate—le dije.
—     Búsquenlo idiotas, joder mi nariz—una carcajada por parte de Ed se escuchó.
—     ¿Así que te buscan eh?—pregunto dándole la vuelta a la barra y sentándose a un lado de mí.
—     Algo así, le queme la nariz a Mike.
—     ¿Qué mierda?—rio—joder, Louis, tenemos que salir de aquí
—     ¿Tenemos?
—     Soy tu amigo inepto no te dejare solo para que esos matones te hagan puré, así que tenemos que salir de a…
—     Aquí esta—grito Jack.
—     Mierda, corre—dijo Ed corriendo hacia la puerta de salida—corre Louis, por algo tienes piernas y pies, rápido amigo—corrimos, calles, cuadras, ni siquiera sé a dónde íbamos solo lo seguí. Terminamos en la cocina de John’s. —bien aquí estaremos seguros—sonrió—joder, ¿Por qué demonios le quemaste la nariz?
—     El me pidió un porro, se lo di me dijo que lo encendiera y lo hice—Ed aun sin recuperar todo el aire que le hacía falta comenzó a reír.
—     Ay amigo—palmeo mi hombro izquierdo—bien te invito una malteada.
 
—     ¿Rica?—pregunto.
—     Si—asentí, tomando del popote.
—     ¿Quieres otra?
—     Si pero yo la pagare.
—     Hey, yo te invite, Mora, ¿me das otra malteada de chocolate?
—     Si, Ed
—     Vale gracias.
 
—     Así que Mike ¿es tu vecino?
—     Desde los cuatro años.
—     Sí que quieres que tu funeral sea pronto.
—     ¿Tú no tienes una fiesta que calmar?
—     Después limpiare, en fin, llegamos—señalo mi casa— ¿es tu casa, no?
—     Si…
—     Bien, nos vemos después.
—     Claro… Harry
—     ¿Qué?
—     Gracias.
—     Como sea, adiós. —asentí y entre a casa, mamá estaba en el sillón de la sala, dormida, con la televisión encendida y un gran tazón de palomitas en la mesa del centro. Tome una manta del armario y la tape con ella, apague el televisor y fui hacia las escaleras.
—     Buenas noches.

Durante la clase de inglés, el profesor Dashner nos dijo que nos pusiéramos en parejas, termine siendo la pareja de Ed. El trabajo consistía con un ensayo sobre tu pareja, sobre cosas de él, pasatiempos, cosas que le gustan en fin solo sobre tu compañero. Estábamos en mi habitación, Ed miraba fijamente los cuadros que estaban colgados.

—     Un amigo me los envía—le dije.
—     ¿Quién?—pregunto.
—     No lo sé—me encogí de hombros. —solo lo hace—sonreí, el me miro y asintió. — ¿Algo que te gusta hacer Ed?—pregunte.
—     Cumplir promesas—sonrió de lado.

A la semana teníamos que entregar el ensayo. Había escrito alrededor de diez páginas. Esperando que fuese suficiente, supe bastantes cosas, no todas pero si algunas. Como que Ed comenzó a fumar a los 14 años. Algo que en realidad no adquirí a mi ensayo. Al día siguiente caminábamos por el bosque, él iba delante de mí como siempre, esquivando las ramas.

—     ¿A dónde vamos?—le pregunte, el me miro y sonrió.
—     Es una sorpresa—después de unos minutos de seguir caminando llegamos a lo que parecía ser una pequeña casa arriba de un árbol, demonios una casa del árbol. Sonreí de oreja a oreja. — ¿subirás o no?—pregunto, asomando la cabeza desde la puerta.

Ese día fue algo extraño, no podía evitar mirarlo, mirar sus ojos y como movía sus labios al hablar o al suspirar, me contaba cómo es que su padre y el hicieron esta casa. Tenía un baúl, que contenía frituras. No tengo cervezas, ni refrescos aquí, los traigo cuando vengo porque odio que estén calientes, me dijo. Ese día lo mire sin gorro, ese día se lo quito, Ed sin gorro lo cual era extraño, sus rizos estaban alborotados y yo solo quería tocarlos y al parecer él se dio cuenta y me dijo: Joder ya tócalos si quieres; yo reí; por eso uso el gorro, no me gusta que la gente manosee mí cabello es incómodo. Una caja blanca me llamo la atención, y al tomarla en mis manos el grito, grito de verdad, grito molesto y me la quito, con un cigarrillo en su mano derecha me apunto y dijo: No, esto no se toca, ¿entendido? Es privado. Ese día tuve el impulso de besarlo, ese día me reprendí mentalmente por que no debería pensar en esas cosas, no debería hacerlo.

Los días pasaban y pasaban, estábamos cerca de invierno, estábamos al mes de noviembre, Ed parecía perdido caminando solo, y cuando le hablaban era muy distraído. Algunas veces tenías suerte y te prestaba atención, otras simplemente se iba y te dejaba hablando solo.

—     Hey, ¿Qué te sucede?—pregunte, pero él siguió caminando—ED—grite—ED—volví a gritar pero el solo seguía caminando sin detenerse y al llegar a la esquina, solo corrió, y corrió.

Un día fui a su casa, su madre fue quien me abrió, una señora muy hermosa siendo honesto, la cual al verme supuso que venía buscando a su hijo y me dijo que por el momento no se encontraba que si quería dejarle un mensaje, yo negué con la cabeza y me fui. Ella se veía un poco decaída tal vez por lo raro que su hijo se comporta o puede que en realidad él sea así. Estaba caminando hacia las gradas como ya era costumbre, leería, mi madre me había dado un emparedado para el almuerzo y algo de jugo de mango. Ahí estaba él, de la misma forma como lo encontré la primera vez que lo vi, aquellos jeans desgastados, su gorro negro las converse con barro. El bloc de notas en sus muslos y el bolígrafo en su oreja. Los guantes.

—     Hey—le salude, pero él ni siquiera me miro— ¿hola?—pero nada. Mejor no insistir.
—     ¿Sabes lo que es perder algo muy preciado para ti?—me pregunto. Yo baje el libro y lo mire.
—     Supongo—dije.
—     Hace un año perdí algo muy preciado, ¿sabes?, por eso… por eso he estado estos días así, es como no poder creerlo, estas: Guau…un año… no puede ser posible, puedo jurar que hace un minuto estaba conmigo. Pero no es así, hace un año que ya no está. —dio una calada a su cigarrillo.
—     Si creo—dije, y guarde el libro en mi mochila— ¿quieres… quieres la mitad de mi emparedado?—le pregunte.
—     No tengo hambre Louis, pero gracias. Tengo… tengo que mostrarte algo, vamos.
—     Ed, aun no acaban las clases.
—     No seas idiota Louis, no pasara nada demonios, vamos.
—     De acuerdo…

No fue fácil salir de la escuela, no fue fácil distraer al guardia, no fue fácil conseguir las llaves de la puerta, pero aun así lo logramos, estábamos caminando por las calles aun no podía descifrar hacia dónde íbamos. Ed iba a cuatro pasos por delante de mí, estaba callado y no hablaba yo tan solo lo seguía sin preguntar. Y en menos de lo que pensé, me di cuenta de a dónde íbamos, ahí estaba el cementerio, el gran cementerio. Mire a Ed pero él no me miro siguió caminando y caminando hasta que se detuvo en una lápida y se sentó en ella.

—     Tenía una hermana gemela llamada Harriet—sonrió—Harriet Elizabeth, ella… hoy se cumple un año de que ella murió—su voz se empezaba a entrecortar—ella no hablaba con nadie, excepto con un chico—esta vez su sonrisa era con melancolía, me senté en el césped quedando frente a él—pero no, no eran conversaciones normales, así como estamos haciéndolo nosotros dos ahora, no ellos hablaban por cartas, lo curioso es que solo era ella, él no enviaba y yo me molestaba por eso, porque la veía escribir todo el tiempo, entusiasmada por que mandaría la carta de ese día, me hacía correr hasta la casa del chico y ponerla en el buzón, esperábamos escondidos en la casa de enfrente a que su madre saliera, siempre a las cuatro de la tarde nos verías correr por las calles con un sobre en sus manos. El día en que ella falleció me hizo prometerle aunque sea la cosa más estúpida o loca, que seguiría escribiendo esas cartas, me aburrí y pase a ensayos y me aburrí y dije, ¿Por qué no dibujos? Le prometí que seguiría en contacto con el chico, ella me dijo: él lo necesita, necesita tener a alguien, alguien que él sepa que se preocupa por él. Yo no sabía que decir, además no podía negarme, así que dije: bien, está bien. —sorbió su nariz—y aquí estamos, frente a su tumba, estoy sentado en su tumba y contándote esto, ella comenzó y yo sigo haciéndolo. La verdad es que no es molesto, es de forma divertida tenía algo que hacer por las tardes.
—     ¿Seguías firmando como tu hermana?—pregunte. Y el negó con la cabeza.
—     Me llamo Harry Edward—sonrió de lado—seguí firmando como ella y de cierta forma como yo mismo. Trate de que las cartas siguieran pareciendo como si ellas las escribiera pero era inútil, no soy ella, ni si quiera soy chica. —lleve mi mano a su hombro. Eso explicaba mucho.
—     Yo…
—     No—dijo—olvídalo—suspiro—solo sentí que debía contártelo, te hiciste mi amigo, y no quería ocultarte cosas, además te darías cuenta un día de estos, fue un promesa que le hice a ella, pero jamás espere que tú te volvieras algo más que un receptor de mis locas historias. Ahora… somos amigos—sonrió—buenos amigos. —no pude evitarlo, lo mire a los ojos y solo me incline hacia él, uní nuestros labios, y aunque mi cerebro gritara que me detuviera, que esto no era normal, no quise hacerlo, en verdad no quería apartarme, pasaron largos segundos y él tampoco me aparto.
—     Lo siento—dije—en verdad lo siento.
—     No importa—dijo, mirándome, ahora él tomo mi rostro en sus manos y él fue quien me beso ahora. —No entiendo por qué ella dijo que necesitabas a alguien, pero no fue molesto ser ese alguien por un tiempo—sonrió.
—     Te quiero—dije. —Y no sé por qué… no debería…—pero él puso su mano sobre mi boca.
—     Es incomodo hacer esto aquí—soltó una carcajada—vamos a otro lugar—tenía razón, estar enfrente de la tumba de su hermana, hablando sobre esto era incómodo.
Terminamos en aquella casa de árbol que semanas atrás me había enseñado, era donde se ponía a escribir esos ensayos cartas y ahora hacer esas pinturas. Se sentó en el suelo y me indico que yo hiciera lo mismo, lo hice, después nos cubrió con una sábana. Aquella sonrisa que había tenido durante todo el camino se había ido, ahora era una clase de línea, apretaba fuertemente los labios, al igual que los ojos.
—     Eres como una clase parte de ella, una parte que no quiero perder—fue cuando no pudo más y comenzó a llorar, trague saliva y lo atraje hacia mí.
—     Hey calma tranquilo, no lo harás—bese su cabello, y el siguió sollozando.
—     La extraño—dijo—la extraño mucho. —Pensaba en que jamás creí ver a Ed, Harry de esta forma, llorando. — ¿aun tienes la moneda?—pregunto, haciendo que me desconcertara.
—     Si, si la tengo—sonreí.
—     Cuídala—dijo. —Fue un regalo que le di yo a ella cuando éramos niños, y no sé por qué me pidió que te la regalara.

Los días pasaron, ya no volví a recibir ninguna otra carta, ensayo o pintura, ya no eran por correo ya no subía a mi cuarto y me encontraba con un sobre, paquete o un lienzo, en mi escritorio, ya no había nada mas de eso. Ahora a cambio, lo tenía a él, la mayoría del tiempo estábamos en la casa del árbol en el bosque, los dos, a veces en el techo otras veces adentro debajo de las sabanas, riendo de estupideces. Pero no importaba, no porque no llegaran más cartas o ensayos o pinturas quiere decir que se acabaron, no, en realidad no. No me los enviaban y yo esperaba un día para recibirlas, no, yo veía como los hacían, y en ese mismo instante me los daban. Tampoco importaban las burlas de los demás al vernos, nada de eso importaba ahora. Ni como Mike nos molestara.

—     Esto no debe acabar, es una promesa.
—     Yo no quiero que acabe—sonreí.

Y creo que siempre tendré esa duda, jamás entendí por qué su hermana pensaba que necesitaba ayuda. Hasta que un día, lo descubrí en una de las cartas. La cual decía en uno de los párrafos la razón:

“Eres un chico especial, un chico que está solo, un chico al cual su padre dejo, un chico listo, tierno, lindo pero estas solo, ella eso noto, ella solo quería ayudar, no se atrevía a hablarte, era algo tímida, pero quería ayudarte, así que tan solo decidió escribirte, y a los días, tu llegaste con una sonrisa a la escuela, ella estaba emocionada, muy emocionada lo grito por toda la casa y te digo que bailo, literalmente lo hizo. Estaba feliz por ayudarte y brindarte su amistad de cierta forma, contándote historias y diciéndote que todo estaba bien, a pesar de las cosas malas, que las cosas van y tienen que estar bien. Porque tú deberías querer que así estuvieran. Mi hermana era algo especial en estas cosas no la culpo estaba algo demente pero era buena persona, esa es la razón por la cual esto comenzó, pero las cartas no eran cosas mías, eran de ella, yo no quería arruinar eso, así que comencé con ensayos cosas para distraerte y optaba con dejarte notas al final, para no perder ese toque que ella decía que te ayudaba, luego con pinturas, no me culpes entre al taller de arte y fue útil, ella en verdad quería ser tu amiga Louis, ella quería ayudarte, y entiendo el por qué ahora eres especial, alguien muy especial”

Es curioso como personas con las cuales ni siquiera hablas quieren ayudarte, puedo decir que soy de los poco afortunados que tiene a una y luego a dos, personas preocupándose por ti sin ni siquiera conocerte del todo.

Ambos nos encontrábamos en el metro mirando a una sujeto quien hacia un espectáculo en medio del vagón para nuestra suerte justo enfrente de nosotros, abrase a Harry por los hombros y le di una rápida mirada, sonreí de lado y seguí observando al sujeto de cara blanca. Harry apretó una de mis rodillas lo mire y me sonrió. 

Era un tanto extraño el hecho de que sintiera esto por un chico, pero que puedo hacer ahora, él me quiere yo lo quiero no hay más cosas que se deban de discutir. En mi mano derecha llevaba la moneda que me había regalado, jamás la dejaba en casa, siempre la traía conmigo desde que me entere que era de Harriet.

Harry dejo una carta sobre mi regazo y me sonrió, estaba claro que el no rompería su promesa. Y yo siendo honesto no quería que eso tampoco acabara.

OKKKKKKKK me encanto recien la acabo de leer desde mi cel y DIOS la ame TT.TT pobre harriet en serio fue re tierno eso de las cartas que ella le hacia o lo de la moneda y DIOS lo ame :'c me encanta besos y cuidate. :*

ok ok primero me calmo porque la verdad es que estoy tan nose como explicarlo....tu one shot ah sido muy hermosos unico nunca en mi vida ah via leido algo asi  eso que leo mucho creeme que hermosiento este one shot tierno ,increible encerio es realmente hermoso te digo que en unas partes me confundia pero eso no importa porque ah estado genial bueno me decidi a comentar aunque no me gusta comentar,pero por tu one shot lo hize en cerio te pido porfavor hagas otro con esas ideas tan originales  ,qe hermosa historia ame larry y la hermanita de harry (harriet)casi lloro con esa parte se podria decir que soy una personas muy sentimental,que te digo no puedo evitarlo 
oh sorry no me presente soy ale (si siemre haciendo todo de ultimo)
ok me tengo que ir y lo voy a escribir una vez mas a estado genial y hermso y oncreible has otro 
pasate por mi nove te lo agradeceria un monton
chau!cuidate

Gaby_PaylikHST escribió:OKKKKKKKK me encanto recien la acabo de leer desde mi cel y DIOS la ame TT.TT pobre harriet en serio fue re tierno eso de las cartas que ella le hacia o lo de la moneda y DIOS lo ame :'c me encanta besos y cuidate. :*

Gracias, diablos me alegra mucho que los dos shots te hayan gustado, si... fue algo créeme que fue una decisión difícil matar a Harriet, a veces es tan, demonios es realmente duro por que te encariñas aunque no escribí mucho de ella, pero su esencia eso queda.

Igual besos Gaby.

aleja123 escribió:ok ok primero me calmo porque la verdad es que estoy tan nose como explicarlo....tu one shot ah sido muy hermosos unico nunca en mi vida ah via leido algo asi  eso que leo mucho creeme que hermosiento este one shot tierno ,increible encerio es realmente hermoso te digo que en unas partes me confundia pero eso no importa porque ah estado genial bueno me decidi a comentar aunque no me gusta comentar,pero por tu one shot lo hize en cerio te pido porfavor hagas otro con esas ideas tan originales  ,qe hermosa historia ame larry y la hermanita de harry (harriet)casi lloro con esa parte se podria decir que soy una personas muy sentimental,que te digo no puedo evitarlo 
oh sorry no me presente soy ale (si siemre haciendo todo de ultimo)
ok me tengo que ir y lo voy a escribir una vez mas a estado genial y hermso y oncreible has otro 
pasate por mi nove te lo agradeceria un monton
chau!cuidate

Hola Ale,

Vaya... joder haz hecho que me salga una sonrisa enorme, me alegra tanto que pienses que es bueno y original, es algo que se siente tan... por dios genial. Es como, que quieres lograr eso, lo logras y ese sentimiento de satisfacción, por los cielos. Ojala me entiendas por que vos también escribes, por lo de tu novela o y claro que me paso por ella eso seguro ;) y gracias por el comentario lo aprecio mucho en verdad saber lo que piensan es algo importante. Y si a veces era confuso lo admito. 

Hasta pronto :)

Jamás leí algo así, es perfecta, ni muy larga, ni muy corta, me deja intrigada, pero a la vez comprendo, es una verdadera obra de arte, me ha encantado  :(

KarliKryptonite escribió:Jamás leí algo así, es perfecta, ni muy larga, ni muy corta, me deja intrigada, pero a la vez comprendo, es una verdadera obra de arte, me ha encantado  :(

Muchas gracias Karli por leerlo en serio, joder ¿hablas en serio? con eso de que: una obra de arte. *lloro* perdón la emoción. La verdad que este tipo de comentarios me alegran los días. Mil gracias por haber leído este shot, del cual me siento orgullosa.
Y es genial, que te haya encantado, de nuevo, gracias por leer ;) besos.