Las Ilusionistas |N-C|

Capitulo 3.

Lia Fitzgerald.

- ¡Pasen, señoras y señores! - gritaba tratando de llamar la atención se la gente. - Yo les vengo a enseñar lo que es realmente un truco de magia - con esa ultima frase, la gente se digno a acercarse.

Agarre mis cartas y comencé a revolverlas, cabe decir que estaba en la calle, necesitaba algo de dinero y supongamos que a la gente le gusta ver trucos de magia con cartas.

- Vamos, agarra una - le dije a un niño que estaba frente a mi, algo nervioso cogió una y yo lo sonreí - Hora del show - susurre suavemente.

Nadie sabia que era lo que yo hacia para ser tan ágil con las cartas y no pienso decírselo a nadie era un secreto que solo sabía mi propio ser, ya ni siquiera mi padre. Era de noche pero había unas luces alumbrándome, la noche era hermosa, por eso amaba venir a este lugar y mas aun si era de noche. Voltee a ver a mi alrededor y note que había mucha gente acumulada esperando a que hiciera algo.

- ¡Estamos esperando! - grito alguien del publico, no le di importancia y simplemente lance todas las cartas que tenia en la mano, se preguntaran porque hice eso, es algo que no contestare, ahora todos miraban confundidos la situación.

- ¡Que basura de truco! Devuélveme mi dinero - ahora fue otro, ninguno de ellos me conoce, ni tienen idea de lo que haré, se arrepentirán.

- ¿Es esta la carta que escogiste? - dije antes de que el gran edificio que tenia atrás prendiera en secuencia a como estaba la carta, efectivamente era un ocho de corazones. Logre escuchar a la gente murmurando y susurrando cosas, solo faltaba ver si estaba en lo correcto. El niño simplemente tiro la carta al suelo con cara de asombro, normalmente todos acababan así luego de ver algunos de mis trucos, no es por ser modesta pero era la verdad. Todos se acercaron expectantes y al ver que mi resultado era correcto, comenzaron a aplaudir emocionados y dejaron algunos billetes en mi gorra.

- ¡Muchas gracias! Si me disculpan, ahora me retiro - comente para luego salir corriendo con mi gorra, alejandome de la situación. Reí suavemente y negué con la cabeza por la acción recién ocurrida, la magia era increíble.



Amanecí con un dolor de cabeza, había sido una noche llena de magia. Me fije en la hora y eran las 2:00 pm. ¡El dinero! Por un momento lo había olvidado, me levante rápidamente de la cama y cheque lo que tenia en la gorra, solté un pequeño grito porque había recaudado mucho dinero, esa sonrisa no se me quitaría de la cara en todo el día, espera ¿que es esto? Mi mirada se enfoco en una carta que había dentro de la gorra, la inspeccione y había una frase  que llamo mi atención.

“Presentante a las 6 en el edificio Pacific Coast, #6"

Ok, vamos a suponer que esto no es raro, capaz que si es importante, no tengo la menor idea pero vamos a ver. Mi padre debería estar en su trabajo así que estoy completamente sola, me metí a bañar de una vez porque el edificio Pacific Coast quedaba algo lejos y tendría que pagar el taxi.

Cuando estaba completamente lista, salí de mi apartamento y llame a un taxi, le dije la dirección y espere a que llegáramos, tuve que gastar del dinero que me gane ayer para pagar el taxi, que porquería. Me metí al edificio y una chica acababa de llegar al mismo tiempo que yo, tal vez vive aquí. Subimos las escaleras juntas y cuando llegamos al apartamento 6, había una chica rubia sentada en la puerta.

- ¿Ustedes viven aquí? - nos pregunto esperanzada.

- No - negamos las dos.

- Nos llegaron unas extrañas tarjetas con esta dirección - explique yo.

- ¿A ustedes también? - dijo otra chica que iba subiendo las escaleras con otras 2 atrás.

- Si -asintió la rubia que estaba en la puerta.

- ¿Para qué nos querrán? - pregunto la de cabello obscuro.

- No lo sé,  lo único que les puedo decir es que la puerta no abre - dijo de nuevo la rubia.

- ¡Es demasiado fácil! - dijo una mientras se quitaba un pasador del cabello.

- Quiero ver - dijo una mientras se cruzaba de brazos, esta situación era algo rara.

La chica se abrió paso entre nosotras, hizo unos cuantos movimientos y logró abrir la puerta.

- Por cierto, soy Carrie - dijo la chica que había abierto la puerta.

- Yo soy Halley - dijo la alta de cabello obscuro casi negro.

- Yo soy Michelle - dijo la rubia observando el apartamento.

- Yo Madison -

- Llámenme Lia - me presente tímidamente.

-Soy Effie -

- Ok, ok ya todas nos conocemos ¡Yupi! Ahora ¿Alguien sabe que hacemos aquí? - dijo exaltada Michelle.

- Tranquila rubiecita - le dije yo con una mueca.

- Tu también eres rubia, rubiecita - dijo imitando mi voz, lo repito, esta situación es realmente rara.

- No se peleen, así no llegaremos a nada - dijo esta  vez Carrie, tenia razón, las dos éramos rubias, no tenia sentido.

- ¡AHHH! - grito alguien al otro lado del departamento.

- ¿Qué sucede? - pregunto Madison.

- Estaba paseando, cuando descubrí esto - dijo mientras señalaba unos garabatos prendidos en fuego.

- ¡DIOS MÍO, TRAIGAN AGUA! - grite yo preocupada.

Michelle corrió por agua y se la echo al fuego, esas cosas se hicieron cristales los cuales eran absorbidos por un aire que venía del suelo. De un momento a otro las cartas de todas fueron absorbidas ¿Que diablos?

- ¿QUÉ DEMONIOS FUE ESO? - pregunto aterrada Halley.

Minutos después todo eso se calmo, pero en la pared aparecieron unas palabras, las palabras que giraron mi mundo entero.

“Ustedes son las elegidas”