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Mensaje por liliumpumilum Vie 26 Jul 2013, 5:42 pm


Nombre: Omega: El guardián de las llaves
Autor: liliumpumilum
Adaptación: No
Género: Fantasía, Misterio, Romaaaance ;)
Advertencias: Sadomasoquismo pero muy muy suave, violencia,  sangre, muerte, etc. Ni yo sé lo que escribo a estas alturas...
Otras páginas: tumblr y  ao3




 OMEGA
El guardián de las llaves
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Sinopsis: Entre dos momentos de paz hay siempre una crisis, pero en el Valle de las Sombras, las crisis no son juego de niños. El guardián de las llaves está muriendo y las diferentes organizaciones comienzan una batalla cruenta e interminable para ocupar su lugar. Quien lo haga podrá proteger sus intereses y proclamarse, de una vez y para siempre, como dueño de la ciudad y de las puertas del infierno.
Cuando Harry llega a la ciudad es apenas poco más que un hombre lobo sin manada, que conocerá a cuatro personas que junto a él y sin quererlo cambiarán la historia del Valle de las Sombras. Liam es un alfa bonachón que se rehúsa a inmiscuirse en los asuntos de Lucifer; Zayn su leal amigo que le disputa, sin quererlo, el puesto; Louis un demonio renegado con una habilidad innata para manipular a las personas; y Niall un vampiro que sueña en grande y no se conforma con poco.




Capítulo 1: El Valle de las Sombras


No mucha gente en Inglaterra sabe del Valle de las Sombras, aunque gran número de empresarios y políticos se criaron en esas tierras. Es que es una localidad tan pequeña que muchas veces quienes vivieron allí prefieren presentarse con el nombre del condado, pues es más fácil para los extraños ubicarse en el mapa y además así se ahorran las preguntas respecto al nombre, que son siempre molestas.
La villa de poco más de siete mil habitantes nace en los riscos en las costas del mar norte, al noreste de Inglaterra y a pocos kilómetros de la frontera con Escocia. Una única y solitaria ruta de acceso, muchas veces obstruida por árboles caídos y derrumbes rocosos, cruza el bosque varios kilómetros desde la ciudad más cercana.
El Valle de las Sombras fue fundado hace siglos, antes de la separación de los protestantes de la Iglesia y es la única localidad en todo el Reino Unido todavía con tanta presencia católica. Setenta capillas e iglesias se reparten en la diminuta localidad, aunque la mayoría se encuentran abandonadas.
La arquitectura antigua y la moderna se acompañan sin mezclarse, marcando la obvia diferencia entre distintas zonas; y la legislación municipal que prohíbe tumbar edificios convierte en una tarea sencillísima descubrir cómo fue expandiéndose la ciudad, año tras año, siglo tras siglo:
En las colinas, las primeras viviendas y un castillo ahora abandonado -visitado sólo por los jóvenes y los turistas en busca de aventura-, se erigen sin temor a mostrar los años, con paredes de roca ennegrecida y castigada por el tiempo. La primer Iglesia está varios metros más abajo, fundada en el siglo XIII y con obvia arquitectura de la época. Después, casonas y edificios, cada vez más jóvenes, bajan camino abajo, por la calle principal, y se desparraman en todas direcciones. Las casas más nuevas, de principios del siglo pasado, se encuentran en la entrada oeste de la villa, la única dirección en la que el Valle todavía podría crecer un poco más.
La villa está rodeada de bosques antiquísimos y azotada constantemente por ráfagas heladas, provenientes del mar. El clima, frio en verano, helado en invierno, tiñe a la ciudad de un color grisáceo que se impregna en cada calle, casa, banco, dándole un aspecto tenebroso que es la delicia de los pocos turistas de lo sobrenatural que pasan a visitar.
Más allá de ellos, pocas veces gente de las ciudades vecinas se acercan a Valle de las Sombras. No tienen por qué hacerlo, realmente. El Valle no se encuentra en el camino a ninguna parte, sino al final de una ruta maltratada y difícil de transitar. No tiene atractivos de ningún tipo, ninguna clase de recurso económico, apenas la pesca, aunque imposible de explotar por las cumbres borrascosas y el risco que se quiebra en seco en un ángulo de 90° y a 40 metros sobre el nivel del mar. Es inexplicable cómo una ciudad tan pequeña y sin recursos puede ser hogar de un sinfín de familias ricas, muchas de ellas ubicadas en el ranking de las 100 más influyentes del país, de modales refinadísimos pero sin mucho interés en darles una cordial bienvenida a los visitantes. Y además -sobre todo-, está el tema del nombre.
Es que “Valle de las Sombras” realmente no es un nombre que le haga una linda fama. Para aclarar un poco las cosas, hay una explicación completamente sencilla, folclórica y racional para la elección del nombre, y es que hace siglos, cuando nadie vivía todavía en esos parajes, grupos de artistas viajeros solían encontrarse a orillas del risco y sobre viejas cortezas de robles, iluminados por fogatas, hacían teatros de sombras y contaban historias.
Y sí, quizá, esos artistas eran hechiceros, sus encuentros eran rituales y las sombras espíritus demoníacos, pero nadie sabía eso; nadie fuera de Valle de las Sombras, al menos. Quizá el Valle se había fundado sobre una de las cuatro puertas del infierno y el lugar estaba lleno, repleto, de demonios y monstruos de todo tipo, pero la gente de los poblados vecinos no sabía eso, ni siquiera los mismos habitantes lo sabían, en la mayoría de los casos.
Lo que sí sabían eran las historias terroríficas que los pocos que se atrevían a pasar, comerciantes, en su mayoría, desparramaban: que en todas las casas había crucifijos martillados en las puertas, que había desaparecido alguna niña, que los sacerdotes allí cambiaban cada pocos meses, y que más de uno había desaparecido misteriosamente, que por las noches se escuchaban aullidos y que si se cruzaba la ruta de madrugada, se veían cosas.
Todo cierto, por supuesto, pero aun así, innecesario y llanamente rudo.
Quizá por eso en Valle de las Sombras los habitantes desconfiaban de los visitantes, pues sino eran comerciantes que repartían rumores de mal gusto, eran niños ricos pero tacaños que se creían caza-fantasmas, alquilaban una habitación entre cinco y nunca dejaban propina.
El Valle estaba bien como estaba, sin visitas en lo absoluto. Hacía años que había encontrado su equilibrio y cuanto menos curiosos se acercaran a hacer preguntas, mejor.
Ese año, sin embargo, las cosas cambiaban en la villa. El intendente, reelecto sin oposición desde hacía cuarenta y cuatro años, estaba terriblemente enfermo, y a punto de morir. Familias que se habían ido hacía décadas volvían al pueblo (hasta los hermanos Carlson volvían luego de sus años de internado en Francia, y aunque no tenían familia viva allí esperándolos), con sus acentos raros y haciendo demasiadas preguntas, para ponerse al día. Asesinatos inexplicables, uno tras otro, como si hubiera un diálogo violento sucediendo a espaldas de las fuerzas policiales. Los habitantes estaban acostumbrados a esos asesinatos sin resolver, pero esta vez era distinto, esta vez significaba algo.
Quizá tenía que ver con el viejo Duque, más lento y arrugado que de costumbre, que vivía en el valle desde antes que el Intendente Gowley asumiera el cargo, y de quien nadie sabía la verdadera edad, pues todos lo recordaban ya con arrugas y mirada cansada. Al viejo Duque lo respetaba todo el mundo, pero un día, poco antes de los primeros asesinatos, había desaparecido.
La ciudad entera había entrado en pánico al enterarse, pues aunque no tenía ningún tipo de autoridad real, era el único responsable del equilibrio y la paz de los últimos años. No muchos sabía quién -qué- era en verdad el Duque, pero todos sabían que era importante y que su desaparición sólo provocaría muerte, peligro y desastres.
Siempre entre dos momentos de paz hay una crisis, eso lo sabían todos, pero nadie esperaba realmente la crisis que estaba por venir. Aquellos breves enfrentamientos hace poco más de 20 años, pese al elevado número de muertes y al miedo que había despertado inclusive en los demonios, no le llegaba ni a los talones a lo que estaba acercándose. Esta vez era una guerra, esta vez el Duque estaba muriendo y alguienocuparía su lugar, esta vez la Puerta esperaba a un nuevo guardián de las llaves y nadie era lo suficientemente estúpido para perderse la oportunidad de ser el dueño de tantísimo poder.
Los viejos acuerdos de cese a la hostilidad habían quedado sin efecto, ya nadie se preocupaba por cuidar las formas, por hacer que pareciera un accidente, y aunque los dos grandes bandos no se atacaban directamente, aliados de ambos lados caían uno tras otro, sin oponer real resistencia a la ira brutal de sus asesinos.
Hasta los humanos, que habían desarrollado una inmunidad al temor, que no tenían por qué temer, ni sabían la mitad de lo que estaba pasando, tenían miedo esa vez.
¤
Quizá por eso cuando Harry Styles bajó a la villa con nada más que una mochila con ropa y un manojo de llaves, todos desconfiaron de él. Porque hacía meses que nadie se metía en los bosques por miedo a aparecer mutilado, y he aquí un chico desgarbado y con cara inocente bajando con zapatillas de la montaña como si nada.
Caminó por la calle principal, haciendo de cuenta que no notaba como todos lo miraban, aferrándose a las cintas de su mochila como si alguien fuera a quitárselas. Primero entró al hotel, de madera roída en las paredes y un nauseabundo olor a encierro espeso y musgoso inundando la sala, pero el botones aún antes de escucharlo hablar, le dijo que no tenían habitaciones. Harry sabía que mentía, porque todas las llaves estaban colgadas en la pared y no aparentaba ser un lugar visitado: por el olor, ni siquiera se había abierto la puerta en días. Pero era demasiado tímido para discutir y, además, pensó, el tipo tenía razón en no confiar en él. Volvió a cargarse la mochila al hombro y se despidió sonriendo amablemente, luego de una cordial reverencia.
Quizá le convenía buscarse un trabajo primero, para tener algo con lo que pagar la habitación del hotel en un primer lugar. Pero, recorriendo las calles, probando en cada negocio, sólo logró cansarse. La dueña del restaurant le dijo que no necesitaban a nadie (aunque había un cartel de se busca mesero en la ventana hasta hacía apenas un momento), el de la farmacia que era demasiado joven y el del almacén ni siquiera le abrió la puerta, así que cuando Harry entró a la cantina, cansado de caminar, lo hizo buscando un trago más que una solución.
El lugar era amplio y casi tan sucio como el hotel, aunque con un olor muchísimo más agradable. Estaba prácticamente vacío, excepto por el cantinero que tarareaba una canción mientras lavaba unas copas, y el grupito de hombres en ronda cuchicheando cerca de la chimenea. Todos se giraron al sentir las campanas de la puerta, y aunque lo miraron un buen rato, quizá intentando reconocerlo, en seguida se dieron por vencidos y volvieron a lo suyo.
Harry suspiró aliviado y caminó hacia la barra. Se sentó en una banqueta, dejó la mochila en la de al lado, y luego puso ambas manos sobre la barra. Sin poder contener los nervios empezó a golpetear una suave música con los dedos, inquieto.
El cantinero era alto, aunque no tanto como él. Era sí, más grande, cuando se trataba de los músculos sobre todo, y del ancho de la espalda. Salvo eso, lucía extremadamente inofensivo: su mirada marrón era cálida y su sonrisa genuinamente gentil.
Terminó de lavar las copas y se acercó a él.
—¿Te ofrezco algo? —le preguntó.
—¿Qué puedo tomar por 5 libras?
—Un trago de wiski y lo que sobró de mi almuerzo —respondió el cantinero amablemente, al verlo tan cansado, y se giró para buscar un vaso—. ¿Eres nuevo aquí? —preguntó mientras le quitaba la tierra al cristal con un trapo.
—Recién llegué —explicó.
Harry dudó un momento acerca de si contarle más, pero apenas el chico le dejó el vaso en la barra y le acercó un plato con unas pocas papas fritas y una hamburguesa, se sintió obligado, por cordialidad al menos, a soltar la lengua.
—Recién cumplo los 18 y sentí que era hora de dejar el nido.
—¿Dónde es tu “nido"? —preguntó curiosamente.
—Teníamos una casa cerca de la montaña, herencia de mis abuelos —explicó. El cantinero lo miraba como si meditara dónde comenzar a preguntar, así que Harry se apresuró a seguir hablando—, en fin, así que pensaba conseguir un trabajo, rentar una habitación, empezar mi vida adulta, tú sabes. ¿Sabes de alguien que busque empleado?
—¿Bromeas? Todo el mundo aquí necesita empleados. El Valle está lleno de niños ricos, pero nadie quiere trabajar. De todas formas nadie va a contratarte, eres extranjero.
—Vivía a cuatro kilómetros de aquí, como mucho —protestó Harry decepcionado
—Igualmente, no eres de aquí, no te conocemos. Y no nos caracterizamos por ser buenos anfitriones.
Harry suspiró decepcionado. Realmente no quería irse del Valle, pero ¿qué opciones tenía? Quizá si se adentraba hacia Escocia podría encontrar un lugar menos hostil, y todavía cerca de la casa donde se crío. Su cuerpo le pedía que se largue, lejos de los recuerdos horribles y los cargos de conciencia; pero había una vocecilla en el recoveco más oscuro de su mente que le recordaba que esa casa, aunque una carga pesada y muchas veces insoportablemente dolorosa, era el único refugio seguro, donde no sólo él estaba a salvo, sino también los demás.
Se descubrió acariciando la cruz de plata que colgaba de su cuello. No recordaba haber empezado a hacerlo, ni cuánto tiempo llevaba así, en silencio, pensando. Pero el cantinero había vuelto a su tarea de limpiar los vasos y lo miraba fijamente. En sus ojos de avellana nacían preguntas que, quizá por cordialidad, no ponía en palabras.
Harry carraspeó antes de meter el crucifijo de vuelta  debajo de su polvorienta camiseta. Sin mirar al extraño a los ojos se sacudió la tierra de las manos y empezó a comer. No la carne, estaba demasiado cocinada, pero sí las papas, que las saboreó gustosamente.
¡Si su madre lo viera! Enderézate Harryno comas como un animal; pero él era un animal, en cierta forma, y estaba demasiado cansado y hambriento para pretender lo contrario. ¿Hacía cuánto que no comía papa fritas? ¿Que no comía vegetales? Cosas cocinadas, en general.
Sabía bien.
—Mira, yo necesito un cantinero, alguien que prepare tragos, no es difícil. El bar está vacío de día pero por las noches es una locura —dijo el cantinero, mientras lo miraba comer, vencido quizá por su propia naturaleza compasiva. A Harry se le iluminaron tanto los ojos que el tipo de la barra se vio obligado a hacer una aclaración—, no puedo pagarte mucho, pero tengo una habitación desocupada, y puedes comer conmigo. Por un tiempo, hasta que conozcas más gente, y consigas algo mejor…
—¿Lo dices en serio? —dijo Harry incrédulo, tomándolo por los hombros y a duras penas controlándose de sacudirlo de pura excitación—. Por Dios, muchísimas gracias… Te estaré eternamente agradecido.
—Bah, la eternidad es mucho tiempo, me conformó que me estés agradecido por las noches cuando trabajes —respondió el cantinero, sonriendo sobre sus mejillas sonrojadas. Se soltó de Harry, sólo lo suficiente para extenderle la mano a modo de saludo—. Soy Liam —se presentó.
—Soy Harry.
¤
Liam esperó a sentir el sonido indiscutible del calefón encendido, a discernir el cuerpo de Harry bajo la ducha y recién una vez que estuvo seguro de que no lo oía destapó una cerveza y se acercó a la ronda en una esquina del bar. Un chico moreno le sonrió al verlo acercarse, y el resto del grupo agachó levemente la cabeza a modo de saludo.
—Zayn, ¿puedo hablar contigo? —lo llamó.
El moreno asintió y se puso de pie, mientras se acomodaba la chaqueta de mezclilla. Liam lo guió hasta la cocina con la cerveza fría humeando en sus manos, hasta un rincón cerca del calefón.
El delgado chico de ojos profundamente marrones y pelo color azabache, miró la flama encendida con el ceño fruncido.
—¿Por qué le prestaste la ducha? —preguntó confundido.
—Se va a quedar aquí, un tiempo.
—¿Qué? —El tono de exaltación del moreno fue tan notorio que llamó la atención del grupito en la esquina, y obligó a Liam a chistarlo. El moreno bajó la voz, pero aún en el murmullo continuó hablando exaltado—: ¿Tienes realmente idea de lo que está pasando afuera, Liam? Demonios y Vampiros se están matando unos a otros para conseguir ser el siguiente guardián ¿Y tú vas a darle cobija a un extraño que nadie sabe quién es? ¿Y si es un demonio? ¿Y si lo quieren infiltrar en el bar? ¡Los vampiros se han interesado en este lugar desde siempre! ¿Cómo sabes que no es un espía?
—¿Terminaste? —preguntó Liam una vez que Zayn terminó de hablar. El moreno abrió la boca para protestar, pero el gesto de Liam le pidió silencio—. No es un vampiro, Zayn, ni un demonio. Es de los nuestros.
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes? —preguntó bajando aún más la voz; esta vez era él quien no quería que lo escuchen.
—Olfato. Si dejaras de meterte coca quizá podrías descubrirlo tú también —lo regaño. Zayn resopló y puso los ojos en blanco, negando con la cabeza.
—Pero nadie lo conoce Liam —le recordó—, ¿cómo podemos no conocerlo?
—No lo sé. Quiero averiguarlo. Él no sabe de mí, y no quiero que lo sepa, por ahora. Así que es tu tarea vigilarlo.
Zayn asintió, con la mirada perdida en el aire. De golpe la luz del calefón se apagó, y el sonido de la lluvia se detuvo en seco en el baño.
—Confió en ti Zayn —le murmuró al oído antes de darle un largo sorbo a la cerveza y volver a la barra—. La luna llena está cerca. 

 


 


 


 


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Mensaje por nadiwis a. Vie 26 Jul 2013, 6:59 pm

holaaaa!! ame el primer capitulo *-*

puedo con harry? te mando mi ficha

SIGUELAAA!!
nadiwis a.
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Mensaje por liliumpumilum Vie 26 Jul 2013, 7:38 pm

nadiwis a. escribió:holaaaa!! ame el primer capitulo *-*

puedo con harry?  te mando mi ficha

SIGUELAAA!!

 Ohh me alegra que te guste, pero lamento desilusionarte porque va a ser un Larry Stylinson, así que Harry tiene a su Louis. Espero que te guste igual :3


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Mensaje por julyALC Vie 26 Jul 2013, 7:40 pm

Omega - El guardián de las llaves (Larry Stylinson, Ziam) AU sobrenatural (2/8) {HIATUS} Tumblr_mqikrrxvVW1rqv2jbo2_250
¿Otra Liss?¿Otra historia? otro vicio más agregado a mi lista.
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Mensaje por TCastle Vie 26 Jul 2013, 11:31 pm

Oh por Dios! Enserio me aksjdasdkajsd me mataste! 
Es que tu forma de escribir me cautivó, ¡Hiciste que la piel se me erizara con cada renglón! 
Tienes una forma de escribir única y en verdad me dejaste boquiabierto. Pocas personas logran causar en mí ese efecto, y créeme eres una de ellas. Admiro mucho como escribes, ¡Dios! aun no supero el trauma post-lectura. 
La trama, la forma en la que escribes, como detallas las cosas, todo me fascinó. 
Estoy lleno de intriga. Muero por saber todo sobre el Valle de las Sombras y todos los secretos habidos y por haber. 

En verdad, me encantó y ahora no me vas a sacar de esta novela. Voy a estar neceando. 
No puedo esperar por leer más.

Por cierto, mi nombre es Luis Antonio, pero puedes decirme como gustes.
TCastle
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Mensaje por mariipiupiu1DLP_<3 Sáb 27 Jul 2013, 12:12 am

Mierda ya me encadene con esta novela Omega - El guardián de las llaves (Larry Stylinson, Ziam) AU sobrenatural (2/8) {HIATUS} 167695056 Hello!! Soy Mariann pero dime Mari y OmG!! Soy tu nueva y fiel lectora!! Esque esto es muy bueno!!! Ósea va a ver Larry y de paso Ziam?? Mier* lo que mas Shippeo en esta vida junto con Nosh!! Pero no se si habrá Nosh aquí pero en fin seguila joder!! Seguila seguila seguila que muero!! :imdead: me viel loca!! Omega - El guardián de las llaves (Larry Stylinson, Ziam) AU sobrenatural (2/8) {HIATUS} 961472736 completamente intrigada.. Dame mas y cuidate!! Xjduiskskdkidd Mari te ama :(L):
mariipiupiu1DLP_<3
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Mensaje por liliumpumilum Sáb 27 Jul 2013, 1:26 pm

JulyAlc: Como siempre siendo adorable conmigo y acompañándome en las historias que emprendo aunque sean raras XD Muchas gracias por estar y acordate de avisarme cuando publiques el OS :O

TCastle: Te voy a decir Luis porque es más corto que Antonio y además así se llama mi papá :3 Me alegra mucho que te haya gustado la historia y que te enganches con la trama, porque honestamente, tengo más ganas de desarrollar eso que las relaciones amorosas (aunque tengo muchos planes amorositos para Harry y Louis), así que por lo menos sé que a vos -si lo escribo lindo- no te va a aburrir!! :P Gracias por leer ♥️

mariipiupiu1DLP_<3: De ahora en más Mari porque tu nick es muy complicado :P Bienvenida a mis historias!! La verdad no suelo escribir así cosas sobrenaturales así que no sé cómo va a salir pero espero que bien. Nosh esto no va a tener pero estaba pensando en que si todo sale bien, y  ya que este arco va a ser muy corto (8 capítulos), podría hacer tipo una segunda temporada y tengo algunas ideas pero nada serio. Quizá ahí podría meter a Josh porque la verdad me encanta Nosh :o Muchas gracias por leer :3

Estoy escribiendo un fanfic de hombres lobo adolescentes (estilo teen wolf) con Toto (tumblr) y me toca a mi escribir el segundo capítulo. Además tengo una novela ya casi terminando, así que planeo: Escribir el capi de House of Wolves, después el de ECDLM (esta novela que les digo) y después escribir el siguiente capítulo de esto. Les digo para que me tengan alguito de paciencia jajaja :P Pero nos leemos, pronto, con suerte la semana que viene :)
Muchas gracias por leer n_n
liliumpumilum
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Mensaje por sofi16_1999 Sáb 03 Ago 2013, 4:41 pm

Me encanta
También la estoy siguiendo en ao3
Otra novela tuya
Me encantan tus novelas
Y me encantan las sobrenaturales
Antes estaba obsesionada con los vampiros
Síguela pronto
Love You
sofi16_1999
sofi16_1999


http://sofi16-1999.tumblr.com

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Mensaje por liliumpumilum Dom 04 Ago 2013, 2:36 pm

sofi16_1999 escribió:Me encanta
También la estoy siguiendo en ao3
Otra novela tuya
Me encantan tus novelas
Y me encantan las sobrenaturales
Antes estaba obsesionada con los vampiros
Síguela pronto
Love You

Yayy que bueno que te interese la historia :3 AO3 es el mejor sitio del mundo para leer, sobre todo desde el celu. Lo que me pasa con este sitio es que los colores me cansan un poco? pero en fin... Por suerte para tí hay vampiros también en esta historia, aunque uno solo de los personajes principales :3
Ah y muchas gracias por avisarle a esa chica que BLY ya estaba publicada en el foro :)
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Mensaje por Invitado Dom 04 Ago 2013, 3:25 pm

OMG! Me encanto tienes que seguirla!
Me encanta como escribes enserio ya leí las otras terminadas y me encantaron 
Bueno síguela pronto:bye:
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Mensaje por liliumpumilum Dom 04 Ago 2013, 6:56 pm

Justme_95 escribió:OMG! Me encanto tienes que seguirla!
Me encanta como escribes enserio ya leí las otras terminadas y me encantaron 
Bueno síguela pronto:bye:
Muchas gracias!! :') Estuve trabajando en un capítulo de otro fanfiction porque es uno que escribimos entre dos y quería terminarlo antes de ponerme a trabajar con lo mío, pero ahora que terminé (17 hojas y 7000 palabras después) quiero desahogar los feels que tengo con esta historia.
Ojalá logre plasmarlos como los tengo en mi cabeza porque por lo menos acá en mi mente suena re interesante la historia jaja
Muchas muchas gracias por leer y perdón por la tardanza :3
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Mensaje por Invitado Lun 05 Ago 2013, 12:04 pm

hola hola hola! me gusto muchisiiimo el comienzo de tu nove! por fa seguila me encanta la historia!
besos!
cami
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Mensaje por liliumpumilum Lun 05 Ago 2013, 4:00 pm

cam_love1Direction! escribió:hola hola hola! me gusto muchisiiimo el comienzo de tu nove! por fa seguila me encanta la historia!
besos!
cami
Muchas gracias Cami, ya casi termino el capítulo así que con suerte mañana o pasado estará publicado :3 Me alegra que te esté gustando!
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Mensaje por liliumpumilum Jue 15 Ago 2013, 6:22 pm

Capítulo 2: Luna Llena



Las cosas iban bien en el bar. Liam no había mentido cuando dijo que las noches eran bastante atareadas, pero el resto del día era tan tranquilo que Harry tenía tiempo de pasear por la villa y recorrer el lugar.
Temprano por las mañanas, caminaba por las calles teñidas de una luz pálida, que se hacía lugar entre la neblina generando un resplandor húmedo y rosado. Solía comprar el diario y sentarse en el parque a leer. Como toda tradición que había empezado en las últimas semanas, esta también tenía que ver con su trabajo: parte de preparar el bar era comprar el diario para que si alguien quisiera tomar allí un café y ponerse al día con las noticias locales, pudiera hacerlo. Pero como nadie iba por las mañanas de todas formas, aprovechaba esa excusa para respirar aire libre y sencillamente leer.
Así se había enterado de lo poco que sabía del pueblo. Que la hija del intendente se había comprometido con el hijo del senador, que la nación había mandado fondos para arreglar la plaza, que un antiguo poblador estaba desaparecido hacía poco más de un mes y que la biblioteca municipal abriría en una semana. Harry no podía esperar a que llegara ese día: amaba leer.
Los cuatro o cinco libros que tenía en su viejo hogar estaban gastados de tanto que había pasado las hojas, especialmente esos últimos años después de que muriera su madre. Que pudiera leer algo nuevo todos los días y gratis (para él, pues era Liam quien compraba los diarios) le parecía maravilloso.
A veces cuando lo veía leer, su jefe le decía:
—No entiendo que es lo que te gusta de ese periódico aburrido.
Todos repetían eso en el pueblo, que eran las mismas noticias día tras día, que había demasiado chisme y poca cosa importante. A Harry le gustaba, con todo y eso. Sentía que lo ayudaba a conocer mejor a sus nuevos vecinos.
Zayn era el único cliente matutino recurrente del bar. La mayoría de las veces iba solo, aunque otras llevaba un grupo de amigos, todos vestidos con las mismas tonalidades oscuras.
—Si tuviera mala intención diría que estás investigando el pueblo —solía decirle cuando Harry le llevaba el café con el diario todavía bajo el brazo.
Él no lograba entender que podría tener de malintencionado ese comentario, pero en verdad ya se había dado por vencido con entender a la gente en ese lugar. Lo único que sabía era lo impreso en las hojas delgadas del periódico. El resto permanecía un misterio.
No tenía idea acerca de las intenciones de Zayn, ni la razón por la que parecía encontrárselo en todos lados. Veía un chispazo brillante en su mirada y un secreto detrás de sus palabras, pero en verdad no entendía el por qué. Además, ese chispazo y ese secreto estaba también oculto bajo los gestos de su jefe, y él era un gran tipo. No podía tratarse de algo malo.
*

El jueves por la mañana, al leer el periódico, Harry descubrió que esa noche sería la luna llena. El recuadrito del clima estaba ese día bordeado con una franja azul, como un cartel invisible que decía: ¡Harry, recuerda!
No podía entender cómo lo había olvidado, él, sobre todo.Su excusa es que estaba distraído, entusiasmado con los cambios en su vida y demasiado ocupado como para prestar atención a los síntomas.
Otras veces, aun cuando olvidaba el calendario, el ritmo cardíaco, la agudeza de los sentidos y la ansiedad corriendo por su cuerpo, le recordaban que la luna llena se acercaba. No solía necesitar saberlo con anticipación, pero ahora que tenía un trabajo y un viaje de al menos 3 horas hasta su antigua casa, debería apresurarse para inventar una excusa e irse.
—¡Volviste temprano! —lo saludó Liam.
Harry sonrió nervioso y dejó el diario, sin leer, sobre la barra.
—Sí, es que... —musitó. Después no supo bien cómo completar la frase: realmente odiaba mentir. Se decidió finalmente por decir una verdad ambigua—. Recordé que tengo algo que hacer hoy. No puedo quedarme esta noche.
—Oh —dijo el cantinero. Luego agachó la mirada, seguramente preparando las preguntas con las que retrucarle (o una reprimenda, por lo menos), pero finalmente no dijo nada raro—: No te preocupes, conseguiré a alguien. ¿Crees poder venir mañana?
Harry se apresuró a asentir, sintiéndose extrañamente culpable, como si la amabilidad de su jefe sólo le recordara lo horrible que era él.
—Estaré aquí a la media tarde —dijo—, lo juro.
*
Los rumores vuelan en el Valle de las sombras. No se necesita ser muy poderoso o influenciable para enterarse de las cosas, pero un poco de sagacidad no viene mal para distinguir lo cierto de lo falso.
El bar de los hombres lobo estaba lleno de híbridos que ante el más breve trago de alcohol delatarían sus intereses más ocultos, pero si bien era un lugar útil para buscar al culpable de un asesinato o al ladrón de alguna reliquia, lo que Niall buscaba era de otra categoría.
Sabía que lo encontraría, tarde o temprano, por las buenas o por las malas. Todavía no había descubierto nada ni nadie que pudiera detenerlo. No sólo era poderoso y sagaz, sino también estratégico. Se las había ingeniado para hacerse lugar en los ámbitos más importantes, como la municipalidad, las fiestas caras, y más recientemente, la jerarquía de vampiros.
Muchos habían celebrado su llegada al clan, pues Niall era joven, inexperto y manipulable —o eso creían. Hoy por hoy, viendo lo rápido que había escalado, los mismos se preguntaban en silencio si habían pensado bien las cosas al morderlo, y darle más poderes de los que tenía: no sólo era encantador y poderoso, ahora también era un vampiro, subiendo escalón a escalón hasta los lugares más altos.
Era un poco tonto porque no había nada que Niall pudiera hacer de todas formas. A lo máximo que podía apuntar era a estar en las esferas más altas, pero nunca al trono. Ese era el lugar del Anciano líder y a menos que él renunciara, ¿cómo iba alguien a tomarlo? Así son las cosas en las jerarquías de vampiros: desaparece el líder y desaparecen todos los que fueron transformados por él. Niall, entre ellos.
Eso no quería decir que no le encantaría llegar a ser el líder algún día. Odiaba tener un jefe, porque acostumbraba pedir algo y tenerlo, sin dar explicaciones ni ofrecer algo a cambio. En el clan, las cosas eran distintas. Niall era excelente para la burocracia y las buenas formas, pero eso no significaba que le resultara agradable.
De todas formas se las ingeniaba para conseguir lo que quería. No era un fulano, de eso estaba seguro. Aunque muchos lo odiaban, imponía cierto respeto, sino por su porte, formalidad, apellido, por el hecho de que el pueblo entero conocía su nombre y ansiaban el día en que se case con la hija del Intendente. Era un secreto a voces que una vez que él muriera, sería Horan el que ocupara su lugar. Por eso los vampiros le tenían cierta lealtad, porque había prometido que lo primero que haría sería quitar los símbolos religiosos de escuelas, museos, bibliotecas, dándoles acceso a lo único que les impedía ser todavía más poderosos: conocimiento.
—Tu tarea es esa —le decían—, nosotros nos preocuparemos por la Puerta.
Pero Niall realmente odiaba tener jefes, y gente que le dijera que hacer. Sabía que no podía hacer nada drástico. Ni matar al jefe del clan, ni al intendente para asegurarse el puesto (muchos lo habían intentado, pero algo lo protegía). Así que la única opción que le quedaba era ser él quien encontrara al guardián primero. Quitarle las llaves, abrir las puertas, y convertirse en el guardián para pedirle a Lucifer lo único que realmente quería: Independencia.
Por eso aunque ponía cara de tonto y hacía de cuenta que no escuchaba nada, registraba cada rumor, conectando, abriendo y clausurando teorías hasta conseguir una respuesta a la pregunta que lo torturaba: ¿Dónde están las llaves?
Ese día las respuestas apuntaban al bosque.
Había estado equivocado otras veces, pero esta vez era distinto. Esta vez el mismo jefe de policía decía que habían visto al Duque merodeando, y la adivina del pueblo juraba que la posición de Saturno indicaba que se abría una nueva etapa. Niall no solía escuchar esas tonterías pero esta vez encajaba. Además, pensándolo seriamente, cosas que solía llamar tonterías habían resultado ciertas. Hasta hacía unos meses le decían "vampiros" y pensaba en Drácula.
Esperó a que baje el sol y se envolvió con su pesado saco de pana negra. Antes de salir se miró al espejo, para acomodarse la bufanda y la boina también. Se entretuvo un momento mirándose la piel, pálida como la escarcha, pensando en que hacía tanto que no veía el sol que parecía enfermo. Pellizcó sus mejillas para verlas enrojecer, aunque era inútil. Después, frustrado, terminó de acomodarse la ropa y dejó el departamento.
*
—Quizá realmente debería dejar de meterme coca —pensó Zayn cuando finalmente admitió que había perdido su rastro.
Se sentía un poco inútil, porque tenía una tarea (¡una sola!) y había fallado.
Liam le dijo—: Vigila a Harry, quiero saber a dónde irá esta noche —Pero no habían hecho más de dos kilómetros hacia adentro del bosque cuando el chico se perdió de vista.
Estaban al pie de la montaña,los búhos ululaban y él simplemente no podía escuchar nada, ni su respiración ni sus pasos. Su olfato no servía así que intentar rastrearlo de ese modo era inútil. En cambio siguió el borde de la montaña, buscando un escondite o pasaje que explicara cómo se había esfumado Harry si hace un segundo estaba allí.
Cuando finalmente encontró a alguien, para su sorpresa, no se trataba de Harry. El extraño llevaba un saco negro y oscuro que le cubría el rostrohasta la mitad de las mejillas. Si no se moviera parecería algún muñeco de porcelana por lo blanco de su piel y por la ausencia de aquel aliento como humo saliendo de sus labios. Le llevó a Zayn apenas un segundo hacer la conexión y darse cuenta de que estaba ante la presencia de un vampiro.
El tipo se arrodilló para buscar algo en el suelo y su boina se cayó, dejando ver una oxigenada melena rubia. De refilón y velozmente Zayn pudo ver también sus ojos azules, cristalinos como hielo, y recordó el rostro que había visto tantas veces en su vida, en el noticiero diario y en el diario local también.
Es que Zayn no sabía de vampiros, ni le interesaban en general. Pero sabía de Niall. Todos sabían de él. Y quizá estaba exagerando pero los chupasangres no tenían buena reputación y Harry parecía tan... Ingenuo...
Si Niall lo mordía, Liam no se lo perdonaría jamás.
La luna brillaba pálida entre las nubes tiñendo su piel blanca de un tono aún más claro y luminoso. Visto así, hasta parecía vivo.
Zayn cerró los ojos e inhaló profundamente. Dejo que la luna se le impregnara en los poros, sin dejar de recordarse que debía mantener la calma. El poder que le despertaba esa luz ocasionaba el endurecimiento repentino de sus músculos y que sus pulmones de golpe parecieran poder absorber más aire, como si se hubiesen expandido dentro de su pecho
Abrió la boca, más firme y más filosa ahora, para inhalar aún más, y cada vez que su pecho se expandía parecía quedarse allí, y luego pedir más.
Las manos hicieron un ruido seco al abrirse, como si los huesos se reacomodaran bajo su piel, ahora más gruesa y cubierta de pelos. Su visión se volvió más clara y su nariz se ensanchó, mejorando su olfato apenas un poco.
—¿Quién anda ahí? —preguntó el rubio, con serenidad.
Zayn tardó en responder, porque la luna le seguía dando siempre que él pidiera y parecía imposible resistirse a la tentación. Se sentía poderoso, grande, invencible. Creía que si se dejaba llevar por la luna esta vez sería distinto, no sería ya una paria o un perro. Una vocecita en su cabeza, que ganaba coraje y se hacía más fuerte cada instante que pasaba expuesto a la luna, le prometía que quitando del mapa a Horan mandaría un mensaje claro y conciso: que los hombres lobo también tenían un lugar en esa ciudad.
Y luego, recordó a Liam. Con sus cejas pobladas y su olor a leche caliente con azúcar. Le costó enfocarse, pero lo hizo: pensó en sus manos suaves y redondas y en el color de sus ojos cuando lo miraba directamente. Recordó sus palabras, cuando le dieron su tarea, y el tono de confianza en su voz. No podía defraudarlo.
—¿Quién está ahí? —insistió el rubio.
Zayn bajó el ritmo cardíaco con dificultad. Seguía transformado, pero en control de sí mismo.
(Por eso odiaba las noches de luna llena, eran demasiado tentadoras).
—Zayn —se presentó después de un momento, saliendo de su escondite detrás de los árboles—. ¿Qué estás haciendo tú aquí?
—No es tu problema —El rubio torció el cuello, haciéndolo sonar. Tenía una sonrisa burlona en el rostro que Zayn interpretó como un gesto hostil—. Y yo hice la pregunta primero ¿Qué estás haciendo? ¿Viniste a enterrar un hueso?
Zayn se mantuvo quieto en el lugar: no quería realmente contarle sus verdaderos motivos (si el rubio no sabía que Harry estaba allí, mejor que siguiera ignorándolo) y además era luna llena, lo cual reducía bastante sus poderes. Aún en el mejor de sus estados, de todas formas, sería difícil vencer sólo a un vampiro.
—Te hice una pregunta —repitió Niall.
—No es tu problema —respondió imitándolo, fingiendo seguridad. El rubio puso los ojos en blanco un segundo, y cuando volvió a verlo, fijamente, tenían un tinte negro, como si sus pupilas se hubiesen expandido.
Zayn recordó cada lección de Liam: poner la mente en blanco, concentrarse en detalles, como las pintitas de colores que se ven al cerrar los ojos, o repetirse en silencio palabras al azar hasta el cansancio. Cualquier cosa que hiciera ruido estaría bien para dificultarle la tarea a un vampiro, especialmente a uno sin experiencia.
—Ya veremos si es mi problema o no —dijo Niall.
Zayn dio unos pasos atrás, intentando correr, pero era tarde. El rubio lo tenía paralizado y revolvía su mente y sus recuerdos frente a sus ojos.
Intentó repetir algo sin parar, palabras huecas, como hoja o tierra, pero eso sólo le recordaba las clases con Liam —mucho más placenteras que con su padre— y entonces en su cabeza sonaba su nombre una y otra vez, y la charla hace unas semanas: que había que echarle un ojo a Harry porque era nuevo y nadie sabía de dónde venía.
Cuando Niall soltó su mente y su cuerpo Zayn cayó al suelo temblando, sintiéndose desnudo.
—¿Quién es ese chico? —preguntó—, ¿Por qué lo cuidan? —Después bajó la voz, como si hablara para sí mismo, pero Zayn lo oyó— ¿Por qué está aquí? —susurró.
Y como si acabara de darse cuenta de algo se giró veloz y se adentró en los bosques. Zayn se levantó con dificultad, todavía temblando y mareado.
—¡Hey! —lo llamó, siguiéndolo entre los árboles. Finalmente logró alcanzarlo y tumbarlo al suelo tomándolo por las mangas de su pedante saco oscuro—. Si quieres atraparlo tendrás que detenerme a mí primero —le advirtió, respirando agitadamente.
—Puta madre... —protestó mientras se ponía de pie. Se sacudió las ropas para quitarles la tierra—, ¿Qué es? ¿Tu novio? —bromeó. Zayn se sintió muy irritado al verlo tomarse todo a la ligera; el rubio se regocijó al ver su expresión—, ¿O tu novio es el otro? El alfa...
Zayn gruñó, decidido a no prestarse a su juego. Sacó las garras y le apuntó un zarpazo, directo al cuello, que el rubio lo esquivó con gracia.
—¿No es algo como un amor imposible? ¿El hijo del viejo alfa y el nuevo alfa que lo mató? —se burló—, ¿No deberías odiarlo? ¿Estar ofendido y lleno de resentimiento?
Por más cerca que estuviera, por más veloz y fuerte que intentara ser, cada golpe y mordisco, cada movimiento de sus brazos, parecían en cámara lenta, en comparación a los del rubio.
—¿O quizá te gustó eso? —continuó Niall. Sus ojos estaban negros por completo ahora, contrastando con su piel pálida, pero esta vez no estaba intentando meterse en su mente—, ¿Quizá le rogaste que mate al hombre malo que te pegaba?
Zayn se detuvo en seco. El corazón le latía rápido, como si hubiese corrido por horas.
—He visto más de lo que tú crees, Malik —le advirtió—. Ahora, ¿vas a dejarme ir? ¿O seguirás molestándome?
Su pecho se abría y cerraba incansablemente, la ira y la vergüenza se mezclaban en su cabeza, confundiéndolo por un momento. Tardó en responder, todavía paralizado, porque su secreto mejor guardado había salido a la luz, porque alguien más sabía aquello que lo atormentaba y lo llenaba de culpa. Pero entonces recordó a Liam, y que él le había dado una tarea (¡sólo una, Zayn!) y tenía que cumplirla.
Intentó responderle, pero estaba tan enojado que el cuerpo mismo le pedía un aullido. Desgarrado, largo, frío como la tierra en el bosque.
Niall se cubrió los oídos exagerando un gesto de molestia.
—Asumo que eso significa que vas a seguir molestándome —comentó arqueando las cejas. Zayn simplemente sonrió.

*
La mañana siguiente, muy lejos, del otro lado de la montaña, Harry despertó, agotado y cansado, con el cuerpo hecho trizas.
No recordaba cuánto tiempo llevaba allí ni cómo había llegado. Hasta los recuerdos de la noche anterior, previos a su transformación, eran confusos. Recordaba un aullido en la lejanía y el cuerpo entero temblándole; el sonido sórdido de las cadenas al chocar el suelo y el de sus ropas rompiéndose, incapaces de adaptarse al monstruo en el que se transformaba. Después de eso, todo negro. Antes, apenas gris: el viaje a casa debía haberle llevado seis horas y sin embargo lo sentía como si hubiese sido un instante.
Lo que recordaba sin error era la sensación de vacío al encontrarse frente a la puerta, el recorrer con su mirada una foto vieja hasta el hartazgo. Lo demás, bien podría haber sido un sueño.
Ahora se sentía real: los músculos tirantes, derrotados, el tirón en su garganta, firme y estéril, y el par de ojos azules observándolo.
*
Caminar por los bosques era una linda tradición que Louis jamás admitiría disfrutar. Los demonios no entienden de eso de encontrarse con la naturaleza y si supieran de su hábito lo molestarían por siempre.
Ya suficiente mierda recibía por ser híbrido, no quería darles otro motivo de burla. La peor parte es que nunca se burlaban en su cara, siempre eran rumores que llegaban, comentarios absurdos. Nadie tenía el coraje de decírselo frente a frente porque si bien era híbrido, y como tal, envejecía, y no tenía ningún objetivo en ese plano, era poderoso. Muy poderoso. Más que cualquier híbrido y que muchos demonios de primera categoría.
Además sentía que si se enteraban de sus paseos por el bosque, quizá querrían intentarlo también, y aunque era inexplicable, Louis sabía que algo sucedía allí. Algo misterioso y sobrenatural.
Probablemente la Puerta de la que todos hablaban —tema que a él no le importaba en lo más mínimo. Si alguien descubría esa corriente de energía fluyendo entre los árboles y las montañas, quizá querrían manipularla, y a Louis no le importaba la Puerta (mucho drama, mucha política) pero le importaba lo bien que se sentía andar sólo por ese bosque. Sentir la energía infiltrándose por sus poros.
Así que cuando encontró a aquel chico gimiendo en el bosque, siendo asfixiado lentamente por una cadena, por un minuto pensó en sencillamente dejarlo morir.
Parecía estar a punto de irse, allí mismo. La cadena estaba tan apretada sobre su piel que la marcaba con un color blanco, y sus ojos parecían hinchados, como en las caricaturas. El chico era pálido como la nieve, pero su cara se estaba poniendo poco a poco morada.
Tenía unos ojos verdes muy bonitos, pero Louis no se detuvo mucho en eso. Miró su cuerpo en cambio, cayendo con pesadez sobre el suelo, como si literalmente fuera incapaz de moverse. Estaba desnudo, y era muy guapo. No era precisamente musculoso, pero tampoco escuálido. Tenía los abdominales lo suficientemente marcados y sus brazos aunque estaban simplemente quietos a los costados se las ingeniaban para verse hinchados. Sus manos eran enormes y huesudas, sus rodillas levemente corridas al costado y repletas de heridas diminutas.
Harry gimió una especie de pedido de auxilio lastimoso, pero no logró de Louis más que una mirada condescendiente y un gesto altanero. Se arrodilló a su lado, meneando de lado a lado la cabeza.
— ¿Por qué debería salvarte? —le preguntó y luego sonrió al ver al desconocido demasiado agotado para intentar responder. Su sonrisa sólo se acentuó más cuando él finalmente se dio por vencido y cerró los ojos, cansado.
Louis llevó el mentón a su mano y lo observó detenidamente, como si verlo caer poco a poco a la muerte fuera el espectáculo más maravilloso del mundo. Lo era en cierto sentido. Los colores cambiaban de tonalidad sutilmente, los ruidos que salían de su garganta eran cada vez más débiles y más guturales.
Pero el chico era guapo, pensó Louis, y sería una lástima dejarlo morir.
La cadena por la que estaba ahorcado estaba enganchada al firme recoveco de las raíces de un árbol. Bastaba un movimiento rápido y sencillo para quitarla, apenas elevarla unos centímetros y acabaría con su miseria. El extraño debía estar demasiado cansado si no podía hacer siquiera eso, apoyarse sobre sus codos y elevarse apenas un poco. Louis sacudió la cabeza de lado a lado reprendiéndose a sí mismo antes de finalmente ayudarlo. Si un demonio estuviera allí y lo viera ayudar a un humano a sobrevivir sería el hazmerreír del pueblo, pero por suerte estaba solo.
Tan solo como se puede estar con un chico moribundo a tu lado, de todas formas.
Cuando quiso tocar la cadena, para soltarlo, sintió un ardor suave en la punta de los dedos. Era un sentimiento extrañamente familiar, pero del cual no recordaba perfectamente el origen. Se sentía cómo si la piel le temblara sobre la carne, como si amenazara con soltársela. No era precisamente doloroso, pero tampoco placentero.
Se giró al lado del cuerpo del chico, que a estas alturas tenía los ojos casi afuera y la cara azul, para observar mejor la cadena. No era una cualquiera, tenía una cruz de pendiente, de plata y antigua. Y eso, supo Louis, era mil veces peor, porque salvar a un humano era humillante pero inofensivo, pero salvar a un demonio, o vampiro, o lo que fuera ese chico, lo metería en problemas.
Odiaba los problemas, odiaba involucrarse en ellos. No le importaban las bandas, ni las jerarquías, ni el infierno y su Puerta que inundaba el bosque de energías poderosas, pero le importaba estar en paz y que nadie le moleste, cosa que no es sencilla si te metes en los problemas de los demás. Esa era su regla número uno: mantente alejado; y sin embargo ahora estaba allí, buscando su pluma en el bolsillo para tocar la cadena con ella, y desenredarla de la raíz del árbol.
Cuando se soltó, la cabeza del chico cayó pesada sobre el tronco y mientras el aire volvía a ingresar a su cuerpo la tos se mezclaba con los gemidos y su piel poco a poco volvía al color normal. Louis guardó su pluma y lo observó otra vez, divertido. El extraño todavía no podía moverse, más que para respirar y cerrar los ojos.
Cada vez que tosía parecía que le dolía la garganta y el pecho, y tenía tan poco control de su cuerpo que se llenaba la boca y los labios de saliva. Louis se los secó con la manga de su camisa, descubriendo así sus labios que poco a poco retomaban su color rosado. El chico abrió los ojos, y buscó con ellos la mirada azul de Louis.
Fue apenas un instante, y después volvió a cerrarlos esta vez por un buen rato durante el que apenas si tosió. La niebla matutina del bosque era húmeda como rocío espeso y helado sobre su cuerpo desnudo, calándole hasta los huesos, obligándolo a tiritar. Pero cuando Louis se quitó el abrigo y lo envolvió en él, no fue para darle calor, sino para protegerse de la cruz al cargarlo en sus brazos y llevarlo hasta su casa.
*
La casa de Louis estaba en uno de los barrios más nuevos de la ciudad. Era espaciosa y enorme, y la había conseguido a un muy buen precio. O algo así. En realidad la había conseguido después de enamorar a una mujer rica, casarse con ella, y verla trágicamente morir en un accidente. Pero dos meses de sexo inocuo con una anciana es poco para una casa tan linda y perfecta para sus necesidades, así que sí, podría considerarse que le había salido barata.
No tenía patio y quizá era muy luminosa, pero estaba literalmente a metros del bosque, y lo de la luz se resolvía fácilmente con unas pesadas cortinas de color vino.
Los vecinos dormían todavía cuando Louis llegó a su casa. Dejó el cuerpo de Harry sobre el sillón y se apresuró a lavarse las manos, como si la idea de la cruz bastara para darle nauseas. Aprovechó para ducharse también, y limpiarse el olor a tierra y humedad que traía del bosque. Las gotas de la ducha se sintieron como suaves masajes sobre su piel relajándolo demasiado, pero ni eso le impidió pensar sobre el desconocido en su salón.
Una parte de él le recordaba que no debería haber hecho eso, que acababa de rescatar a un demonio (tenía que serlo, porque el chico guapo y sin ropa en su sala respiraba demasiado ruidosamente como para ser un vampiro), que se había entrometido en la pelea entre los dos bandos y que a quién le compraría hierba ahora que los vampiros eran sus enemigos. Podría robarla. No es que fueran a impedírselo (ni que podrían si intentaran) pero era complicado, y extenuante, y quizá sería más sencillo si simplemente aprovechara que estaba cansado y le quitara la cabeza de una rebanada.
Quizá podría llevarlo al sótano, colgarlo de la cruz del cuello y verlo morir lentamente como se suponía que debía ser, continuar el proceso que alguien había empezado en el bosque. Era lo que quería, al fin de cuentas, desde el principio. Verle el aliento desaparecerle de a poco hasta finalmente acabarse seco sobre sus labios. Louis cerró los ojos e imaginó la escena de hacía a un rato, sus labios antes resecos y el gemido desesperado que había salido de su garganta. Recordó el ruego en su mirada y la resignación después, cuando Louis le hizo aquella pregunta tan directa y tan sincera: —¿Por qué debería salvarte?
La cuestión es que lo había salvado ahora, y no tenía sentido pensar en lo anterior. Tampoco podía matarlo en su casa. Los demonios lo rastrearían y cuando lo encontraran le hablarían de lealtades y la naturaleza demoníaca y los comandos de Lucifer. Lo cierto es que aunque Louis sabía que podía acabar con cualquier demonio en una batalla de uno a uno, no estaba tan seguro de qué pasaría si vinieran todos juntos. Hasta podría decirse que le daba miedo.
Finalmente se dio por vencido y admitió que ahora no tenía más opción que esperar a que el quien-fuera que dormía en su sala despertara y se fuera. Quizá hasta le pagaría por sus molestias. Los demonios solían ser adinerados.
—¡Por favor que no sea un híbrido! —pensó mientras se secaba el cabello. Los híbridos solían ser tan pobretones como él y ya se había ilusionado con la idea de comprarse un nuevo colchón. El suyo estaba arruinado por el paso del tiempo —y de los acompañantes.
Se preparó una taza de té cargado y se sentó frente al desconocido a esperar a que abriera los ojos.
Al parecer se había movido, aunque sea un poco, mientras él se bañaba. Tenía las rodillas flexionadas y los dedos apretados, para protegerlos del frío. Además el saco, que antes le cubría todo el torso, se había abierto, y sus labios estaban más rosados y húmedos, como si se los hubiese lamido en sueños.
Al principio todo lo que Louis podía ver era su miembro dormido, sus piernas delgadas, la firmeza de sus abdominales y esos dos pezones extra que por algún motivo le parecían atractivos. Pero después notó su cuello y la herida todavía fresca de la cadena, salpicada sutilmente por gotas de sangre demasiado pequeñas para soltarse de la herida. No estaba sanando en lo absoluto.
Soltó un pesado suspiro y movió la cabeza de lado a lado mientras en silencio se recriminaba por haber pasado tanto tiempo en la ducha haciéndose problema por nada. Si no sanaba no era un demonio, y sirespiraba no era un vampiro, así que la cuestión de la cruz debía ser alguna especie de accidente (o símbolo) y el tipo durmiendo frente a él era apenas un humano. ¡Más le valía no ser pobre! Algo tenía que ganar después de ese encuentro...

Aunque, pensándolo bien, había otras formas en las que el extraño podía devolverle el favor. Era bastante guapo al final de cuentas.
Un carraspeo débil y cansado lo distrajo de sus pensamientos. Louis levantó la mirada y vio al chico toser débilmente, temblando de cuerpo entero al hacerlo. Entreabrió los ojos con dificultad abrazándose temblorosamente.
Era tan débil que era triste. Louis puso los ojos en blanco y le convidó la taza con lo que quedaba de té para que beba.
Él solo negó con la cabeza, incapaz de hablar todavía, pues tenía la garganta adolorida.
A duras penas se acomodó sobre el sillón, arrastrándose lentamente hasta quedar más o menos sentado contra las mangas. Se secó la saliva de la boca suavemente y volvió a abrir los ojos. Aún en esa habitación tan oscura Louis podía verles el tono verde claro y vibrante.
—¿Dónde estoy? —preguntó con la voz rasposa.
—En mi casa —respondió Louis.
El chico asintió y se llevó una mano a la frente, como si le doliera la cabeza. Sus dedos eran largos y delgados, y muy, muy pálidos, haciendo un lindo contraste con su cabello oscuro al enredarse entre ellos. Louis simplemente se limitó a observarlo, porque aunque fuera un humano era uno que había aparecido desnudo en el bosque y ahorcado por una cruz de plata, lo cual era de por sí demasiado específico para ser una casualidad. Estaba a punto de preguntarle quién era, o qué estaba haciendo en el bosque, cuando el chico volvió a hablar.
—Estoy desnudo —comentó, como si Louis no lo supiera. No atinó a cubrirse siquiera sus partes más íntimas, no era eso lo que le preocupaba.
—Veo —le dijo encogiéndose de hombros.

Harry llevaba un buen rato sólo mirándose a sí mismo, ante la presencia de aquel extraño. Sentía que debía decirle algo, darle las gracias al menos, pero tenía muchas cosas de las que preocuparse. Como quién era ese hombre, cómo lo había encontrado, y por qué lo había llevado allí, pero en su cabeza sólo resonaba una pregunta. ¿Qué hice anoche?
Buscó la cadena y la apretó fuerte en su mano, clavándose las esquinas de la cruz sobre la piel, obligándose a sangrar. Era un truco un tanto extraño y al que no lograba encontrarle la explicación, pero funcionaba, para él. Lo ayudaba a contener las lágrimas.
Con los ojos secos y la mano todavía hundiéndose la cruz sobre sí misma, se atrevió a levantar la mirada y buscar los ojos de aquel desconocido. Le llevó varios minutos darse cuenta de que eran los mismos ojos azules que había visto entre sueños, aunque ahora se daba cuenta de que lo más probable es que hubiese sido realidad esa escena, en la que estaba desnudo y muriendo y un ángel de ojos azules lo rescataba.
El ángel le había dicho: —¿Por qué debería salvarte? —Y Harry no había encontrado una puta respuesta por más que buscara en su cabeza. Quizá el ángel debería dejarlo morir, para que no lastime a más personas. Quizá hubiese sido mejor desvanecerse esa noche, desaparecer para siempre, hacer lo que siempre supo que debía hacer pero para lo que nunca tuvo el coraje: morirse.
Pero, pensó Harry, o el ángel era demasiado misericordioso o era un demonio con un sentido del humor bastante retorcido.
—¿Quién eres? —preguntó el tipo con una mirada curiosa y los dedos bailando sobre la loza de la taza.
Había vuelto a su sillón frente a Harry y desde allí lo miraba como si quisiera desnudarlo aún más —si eso era posible.
—Soy Harry —respondió de inmediato, casi en un acto reflejo.
Louis puso los ojos en blanco, pues empezaba a pensar que ese chico estaba tomándole el pelo, con su actitud de no-sé-qué-está-pasando.
—Quiero decir ¿Qué eres? —reformuló—. ¿Qué clase de bestia eres?
Harry ahogó un suspiro sin quererlo y Louis sonrió al ver su gesto, que sólo significaba que tenía razón. Que había algo misterioso respecto a Harry. Pero él no respondió; en cambio, mientras con una mano se apretaba la cadena con la otra se pellizcaba la herida del cuello abriéndose la herida que aún no había terminado de cerrar.
—Soy un monstruo —confesó finalmente. La voz le tembló en la garganta, salió aún más rasposa y débil que cuando acababa de despertar—. Creo que maté a alguien... —Agachó la mirada otra vez, y acercó las rodillas a su pecho tan desnudas y huesudas y lastimadas como sus manos—. Debiste dejarme morir, debiste dejarme allí —gimió.
Louis observó sus gestos meticulosamente, analizando cada uno de ellos y sus palabras, escasas, pero que hablaban a gritos.
— ¿Fue un niño? A quien mataste…—preguntó sonriendo tranquilo, pues sabía que Harry ya no levantaría la mirada—, ¿O quizá una mujer? ¿Era una madre? ¿Una hija? Quizá mataste a un anciano... Ni tú lo sabes, ¿verdad?
Louis vio la mata de pelos moverse de lado a lado, mientras Harry negaba con la cabeza.
—¿Lloró? Como llorabas tú, cuando te encontré —insistió. Cada palabra suya ocasionaba un nuevo temblor en Harry quien se hacía cada vez más pequeño sobre su rincón en el sillón—. Quizá debiste morir. Quizá debí dejarte allí.
Por un momento en la habitación no hubo más que silencio. Afuera la mañana sucedía normalmente, tan clara y ruidosa como de costumbre, pero las gruesas paredes de concreto recubiertas en madera los aislaban del mundo, y las pesadas cortinas oscuras los cubrían del sol. Harry lloraba en silencio como un perro lastimado.
—Te sientes horrible, ¿verdad? Sientes que no mereces estar vivo —le dijo Louis. Otra vez, fue el movimiento de la mata de pelos la que delató la respuesta de Harry, quien asintió lentamente. Se acercó de vuelta al sillón con pasos firmes y se sentó a su lado. Bastó que pusiera un brazo alrededor de Harry para que él se rindiera aun sollozo interminable, casi tan nauseabundo para Louis como la cruz en su cuello—. Shh, Shh —lo tranquilizó—, sé cómo quitarlo. Sé cómo hacerte sentir mejor.
El llanto se terminó de golpe con un quejido húmedo y un suspiro ahogado. Harry levantó la mirada temeroso, buscó los ojos de Louis que estaban muy cerca de él, tanto que podía verle cada una de las pestañas, que podría contarlas si quisiera. Y Louis a duras penas se controló de no sonreír al verle los ojos tan hinchados y la mirada tan dulcemente entregada que era casi enternecedor.
—¿Cómo? —susurró Harry.
—Con un castigo.
Era simplemente sencillo manipularlo, porque Harry lo miraba con los ojos bien abiertos pero incapaz de siquiera considerar la posibilidad de que Louis le mintiera. O quizá lo consideraba, pero tenía tantos deseos y ansias de redención (Louis podía verlo en sus ojos brillantes) que prefería creerle.
—A mi regazo —le dijo Louis. Harry tragó saliva y obedeció, siguiendo el camino que le indicaban las manos de Louis.
Puso los codos sobre el sillón y el estómago sobre los muslos de Louis, todavía tan desnudo y débil como cuando despertó en esa casa desconocida. Cerró los ojos y esperó lo que ese hombre desconocido le ofrecía, aquello que él nunca se había atrevido a pedir.
Perdón.
El primer cachetazo se sintió repentino y caliente sobre su piel, como quemarse al quitar la tetera de la hornalla, apenas un instante de dolor que desaparece rápido, demasiado rápido.Lo que quedó fue un cosquilleo adormecido recorriéndole la piel, un recordatorio tímido pero certero.
La segunda nalgada llegó antes de que el cosquilleo desapareciera. Y luego vino la tercera. Y la cuarta.
Cuando llegó la quinta el dolor y el cosquilleo se mezclaban hirviéndole la piel. La sexta vez, cuando la mano de Louis entró en contacto con su piel, Harry sintió hasta la silueta de los dedos, casi fríos en comparación con su carne. Sentía los muslos duros y adoloridos, hinchados.
Llegó la séptima nalgada, y luego la octava, la novena, la décima, cada una más rápida y firme que la anterior. Harry ya ni siquiera oía el ruido de los dedos de Louis después de cada una, acariciándose suavemente para apagar el cosquilleo. No había pausa entre ellas, no mayor al tiempo que le llevaba a la mano de Louis alejarse y volver a tomar envión, por lo menos.
Para la décimo quinta nalgada Harry ya apenas si podía sentir algo más que su trasero hinchado y, podía adivinar, rojo. En pocos segundos iba por la nalgada veinte y a duras penas se podía contener de chillar del dolor.
Louis respiraba agitadamente, como si estuviera cansado, pero no se detenía. Harry seguía allí, en su regazo, quieto y recibiendo el castigo que le habían prometido calmaría su dolor.
Y funcionaba, en cierto sentido. Se sentía bien.
Dolía. Ardía. Quemaba.
Pero lo ayudaba a concentrarse en algo, en una sola cosa, y el resto de los pensamientos se fueron escapando con cada quejido que salía de sus labios. Eso yel perfume de aquel hombre, tan cítrico e intenso, y el tacto de su piel tan firme y despiadado, lograron cautivarlo a un mundo que parecía demasiado bueno para ser cierto.
Harry nunca se había sentido así. Tan libre.
—¿Qué eres? —susurró Louis entre dientes, y luego veinticinco, veintiséis, veintisiete cachetazos consecutivos. Harry quiso responder pero una nueva nalgada lo dejó con nada más en la boca que un quejido de dolor y un gemido ronroneado. Veintinueve; y estavez la mano de Louis se quedó allí, sobre su piel desnuda, sin moverse—. ¿Qué eres? ¿Por qué no te lastimas?
Louis le apretó el trasero con fuerza, ante el silencio de Harry.
—Respóndeme —le ordenó, pero el joven de rulos se mordió los labios con fuerza para contener el gemido que asomaba a sus labios.
La mano de Louis se alejó de su piel un segundo, apenas eso, y esta vez el cachetazo se sintió tan caliente y firme que Harry no pudo hacer más que morder el almohadón debajo de él para contener un aullido de dolor. Su cuerpo le temblaba como si estuviera muriendo de frío, pero sentía la piel hirviendo donde Louis lo había tocado.
Podía oler su marca tibia y salada sobre él, los muslos de Louis mezclándose con el de su piel y su sudor rústico pero suave.
Se quedó allí un segundotemblando de placer y de miedo ante el silencio de Louis. Después sintió su tacto en la muñeca y al abrir los ojos se vio las manos con las garras afuera y un indicio de pelo trepándole desde los brazos.
Louis lo observó y luego la dejó caer otra vez sobre el sillón con un empujón brusco.
—Eres un hombre lobo —le dijo.
Harry apretó aún más los párpados intentando negarse a lo que acababa de ocurrir.
—Y yo tengo corrida de perro en la pierna ahora, okay —balbuceó Louis, indignado.
Le palmeó el trasero suavemente, invitándolo a retirarse.
Harry obedeció de inmediato, demasiado avergonzado para encontrar su mirada. Temía lo que se encontraría si lo hacía. Quizá asco, o miedo, o vergüenza. Sin mirarlo lo único que recibía era un helado y espeso silencio.
Se acurrucó en su rincón del sillón y se llevó la mano que tenía las garras afuera a la boca, mordiéndola fuertemente hasta volverla a la normalidad. Todavía temblaba cuando lo logró, y buscó la cruz que colgaba de su cuello para apretarla de vuelta entre sus manos y sentir la plata abriéndole las heridas que no habían todavía terminado de sanar.
Había algo del dolor que le daba paz. Que lo hacía sentir un poco menos en falta. Nada dolía tanto como una cicatriz abierta, pero sobre todo ninguna cicatriz duraba tanto como la abierta por la plata, rebanándole la piel en dos partes. Harry era casi adicto al ardor con el que sanaba lentamente. A esa sensación tan humana de sentirse herido.
—Deberías irte —dijo Louis. Harry no necesitaba tener un oído agudo para percibir el asco en su tono de voz—. Puedes usar mi ropa, me la devolverás luego, cuando vengas a pagarme por salvar tu trasero.
—Sí —juró Harry, asintiendo con la cabeza para reafirmar el gesto, aunque inmediatamente recordó que era pobre y no tenía nada para darle a cambio de su amabilidad. Soltó la cruz y se enderezó poco a poco en el sillón, mientras buscaba las palabras para explicárselo. Intentó espiar a Louis de refilón pero se encontró con la mirada azul clavada sobre él—. Señor, yo no… No tengo dinero —confesó.
—Bien —respondió. Su sonrisa se debatía entre pícara y llanamente malvada—, buscaremos un modo en el que me pagues. No te preocupes por eso.


Última edición por liliumpumilum el Vie 16 Ago 2013, 12:26 am, editado 1 vez
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Mensaje por Invitado Jue 15 Ago 2013, 9:24 pm

AH! QUE BUENAAA! me encanto el 1er cap! seguila porfavor!
un besote!
cami!
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