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Unos instantes que me sentí en el cielo. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Deje descansar mi cabeza sobre la madera fría del suelo. Sentía que la cabeza me daba vueltas y mi cerebro no dejaba de trabajar mi vida es una mierda total solo pude pensar mientras las ganas de vomitar se hacían presentes. Me levanté del suelo corriendo hacia el baño para dejar salir todo lo que tenia por dentro en el retrete. Mi vista se había nublado un poco aduras penas notando la luz de la luna entrando indecente por la única ventana de la habitación. Sonreí limpiándome la cara, aunque mi vida fuera una mierda en este momento, no cambia nada del mundo haber roto unas cuantas reglas intentando levantarme. Aun sentía un poco de calor, opte por deshacerme del vestido y la ropa interior que me estorbaba. Estaba complacida de que Adele y Maite estuvieran profundas mientras que Blaire milagrosamente no se encontraba por ningún lado tal vez cogiéndose al idiota del prefecto y sin ninguna vergüenza me metí entre las cobijas de mi cama designada y me dejé llevar por el sueño con una sonrisa en la cara de la diversión que había tenido.

Nunca fui de aquellas chicas que después de una borrachera se quedara todo el día en la cama esperando que la resaca pasara y saciando mi apetito con un montón de comida chatarra. Tal vez era porque si mis padres me descubrían que me había desvelado o tomado antes de cumplir los 18 me dejarían botada en un internado. Y pensándolo bien a pesar de aparentar comportarme bien termine atrapada en un miserable internado. Revise el reloj a mi lado y eran las 5 de la mañana. Adele y Maite seguían durmiendo como si su vida dependiera de ello, así que aproveche para escabullirme en la ducha. En unos minutos ya me encontraba en el patio corriendo y sudando intentando purificar mi cuerpo. Al terminar de dar 12 vueltas, me senté en las gradas a hidratarme.

— ¿tendrás una botella de agua extra? — tragué lo más fuerte que pude y di un pequeño vistazo sobre mi hombro izquierdo. Puede ver de reojo como sonreía ampliamente, fruncí mi ceño aun molesta con su presencia y empaqué mis cosas dispuesta a irme del lugar.

— no, no tengo — respondí cortante colgándome la maleta a mi hombro derecho

— ¿te vais tan pronto? — me intercepto rápidamente haciéndome tropezar junto a su pecho. Sentí como las mejillas se me calentaban e inmediatamente me alejé de él — no te he visto en esta semana, pensé que nos veríamos después de clases para las traducciones. Además, has faltado a clase. La directora nos ha pedido que al mínimo incumplimiento del reglamento llenáramos un reporte

— he faltado dos veces a clase ¿Por qué aun no me he metido en problema?

— pensé que te había ocurrido algo— tragué de nuevo saliva viendo su rostro expresando preocupación. Aunque podía ser también decepción, era mala intentando leer las expresiones de las personas — no quería precipitarme sin saber que pasaba realmente — mordí mi labio apenada y apreté las cuerdas de mi maleta tal vez era preocupación sin embargo las imágenes de Blaire seduciéndolo y tocándolo en su escritorio me hacían querer abofetearle, y mi maldita imaginación solo podía crear la imagen que evite ver como espectadora. Me reí por dentro de mí misma. Querer a abofetear a un profesor que no me veía mas que una simple mocosa y no podía corresponder los caprichosos deseos carnales de esta.

— nada de qué preocuparse — trate de mantenerme lo mas calmada posible frente al profesor Phillip. Respire profundo ocultando mi molestia hacia él — y no creo que sea apropiado que se meta con las estudiantes de manera tan personal — recalque la palabra personal intencionalmente. Sus ojos celestes se abrieron como dos grandes platos casi como si se fueran a salir de su sitio — puede que se meta en problemas serios

Tome la botella de agua y se la deje en una de las gradas del lugar y me retire sin mirar atrás. Sentí que el bolso pequeño de mi maleta vibro. Revise a mi alrededor si había alguien observándome y saque mi celular que parpadeaba el nombre de David y un breve mensaje de este acompañado: Preciosa ¿Nos vemos esta noche? No pude evitar sonreír intentando no gritar como preadolescente hormonal.

Creo que será para otra ocasión

Lleve la pantalla del celular a mis labios sin dejar de sonreír tontamente.


Eran las 3 de la mañana y aun no podía creer que había decidido quedarme en cama todo el día anterior, pero aun así estaba agradecida de que nadie se había atrevido a molestarme. Mi celular empezó a vibrar, al revisar la pantalla el nombre de David apareció. Apague la pantalla para luego cerrar mis ojos y tratar de quedarme dormida de nuevo. Algo que me fue imposible durante dos horas resultando que mi frustración floreciera y al final me decidiera levantarme de la cama para salir a correr de nuevo. Después de correr por una hora sin parar divisé a lo lejos al profesor Phillips, empecé a correr en dirección opuesta de donde él venia para entrar al instituto de nuevo. Sin darme me tropecé con el diablo en la entrada de mi habitación.

— ¡¿QUE TE PASA?! — Blaire grito histérica

— ¿Qué te pasa a ti? ¿acaso estás en tus días? — Desde el día de la fiesta Blaire no se encontraba de buen humor y cualquier cosa la irritaba, incluso más de lo normal.

— ¡¿porque siempre tienes que arruinarme el día imbécil?!

— solo fue un accidente, no es para ta …

Todo paso tan rápido que aduras penas asimilaba la situación en que me encontraba envuelta. Mi pierna derecha tenía unas pequeñas gotas de sangre que habían caído de mi nariz rota. Vi cómo se enorgullecía haciéndome parecer más débil que ella. La sangre se me calentó en un segundo, y aunque intente mantener la calma lo único que pude pensar era que la quería estampar contra el suelo.

— te la ganaste puta loca — susurre entre dientes frunciendo mi entre cejo mientras limpiaba mi nariz

— y ¿qué vas a hacer mojigata? ¿llamar al perro faldero del perfecto para que me castigue? — sonrió de forma cínica y sin pensarlo me lance hacia ella tumbándola en el suelo. Blaire se golpeo la cabeza contra suelo desorientándola por unos segundos los cuales aproveche para proporcionarle un puño con todas mis fuerzas en la cara.

— eres una maldita fácil — Blaire sin perder tiempo me tomo de la coleta y la jalo para que dejara de golpearle la cara haciendo que perdiera el equilibrio para evitar caerme incrusté mis uñas en su rostro.

— ¡PELEA! — una chica grito a todo pulmón haciendo que el pasillo se abarrotara de pendejas chismosas.

— eres una maldita perra asolapada — exclamo Blaire dándome un rodillazo en el vientre, para luego lanzarme un puñetazo en el hombro izquierdo. Caí al suelo retorciéndome del dolor y Blaire se levantó directamente a patearme sin ningún objetivo en particular. Su zapato golpeo mi boca, mis costillas y mi estomago repetidas veces. Sin mucho que pudiera hacer mas que proteger mi rostro de otra patada, me quede esperando a que se cansara de golpearme.

— basta Blaire — escuche la voz del perfecto encima de nosotras. Los golpes habían parado y con dificultad pude volver a respirar — ¿Qué rayos te pasa? ¿acaso quieres matarla?

— bájame maldita sea Benjamín — intente levantarme del suelo para alejarme de la loca de Blaire, pero unas manos me detuvieron

— espera un momento — la voz del profesor Phillips sonaba algo preocupada, y sentí como mi piel se erizaba por su contacto. Blaire pataleaba porque el perfecto la soltara — déjame ayudarte — me apoye en uno de sus hombros mientras que él con delicadeza tomaba mi cintura. No pude evitar escapar un quejido por el dolor que sentía en el cuerpo.

— tienes que calmarte — insistía el perfecto a Blaire que parecía no hallar la razón. El perfecto termino por llevarse a Blaire para calmarla en otro lado.

— ¿Cómo te sientes? — me pregunto por lo bajo el profesor Phillips mirándome con detalle. Me dolía cada parte de mi cuerpo con solo respirar y no me imaginaba como iba hacer si empezaba hablar.

— ¡todos a sus respectivas clases! — grito la directora dispersando el montón de chicas en el pasillo. Alcance a ver a Maite y Adele entre la multitud. Y como si fuera una caricatura Adele le paso por lo bajo un par de billetes a Maite las muy perras apostaron quien iba a ganar pensé intentando no reírme — no hay nada que ver aquí. Cualquiera que este fuera de su salón de clases será castigada severamente — todas desaparecieron inmediatamente — lleva a la señorita Sorrento inmediatamente a la enfermería, Phillips.


Dicho esto, el profesor Phillips me acerco a él intentando acostar todo mi peso en su cuerpo. Maldecía a Blaire en parte por no haberme golpeado en alguna pierna para que el profesor me alzara en sus brazos y poder embriagarme en su aroma. Me mordí la mejilla izquierda suspirando pausadamente sacando esos pensamientos de mí cabeza.

— gracias — pronuncie casi en susurro cruzando la puerta. El profesor Phillips me alzo por unos instantes y me dejo en la camilla. Unos instantes que me sentí en el cielo.

— ¡¿Qué rayos paso?! — exclamo conmocionada la enfermera al entrar a la habitación

— pelea entre estudiantes — se limitó a decir el profesor Phillips alejándose para dejar que la enfermera hiciera su trabajo. Me agarro la cara y empezó a limpiar la sangre seca que tenia en esta. Sin aviso me rompió la camisa para verme las contusiones que tenía en el cuerpo. El profesor Phillips se tenso mientras el rostro le cambiaba de color al igual que la mía.

— voy a esperar afuera

— no — lo interrumpió — necesito ayuda con algunas cosas — le entrego una caja de primero auxilios. El profesor se quedo viendo la caja confundido

— yo no sé mucho de …

La enfermera lo miro fríamente para callarlo y obligarlo a ayudarla lo mas pronto posible. Me sentí como un muñeco de prueba mientras la enfermera limpiaba y cerraba alguna que otra gran herida. Al final, el resultado de la pelea me dejo múltiples moretones en todo el cuerpo, dos costillas rotas, un diente desportillado, el labio y la nariz rota. A pesar de que estaba esperando el regaño de la directora Fénix, lo único que dijo fue que descansara en mi cuarto por el resto del día, y el día siguiente. La enfermera me había dicho que necesitaba al menos unos ocho días, pero me imaginaba que obtener un día y medio por parte de la directora era más que un milagro.

— ¿estaban peleando por el perfecto? — Maite salto a mi cama con una gran sonrisa en su rostro esperando con ansias mi respuesta

— siento dañar tus ilusiones, pero Blaire me rompió la nariz sin razón alguna — le hice una señal a Maite para que se moviera de mi cama para poder dormir en paz.

— eso no es muy de Blaire, algo debiste hacerle — se metió a la conversación Adele sin dejar de ver su celular. Suspire molesta ante su ignorante cometario y Maite asintió sin perder la sonrisa.

— yo no sé ustedes, pero a pesar de que no voy a clases mañana debo descansar.

Apague la lampara de mi lado, para luego envolverme con las sabanas como si eso fuera a evitar escuchas los murmullos y las burlas de Adele y Maite. Y muy a pesar del dolor que tenía por todo mi cuerpo pude dormir con facilidad. No puedo contar cuantas veces me desperté quejándome del dolor en el torso, pero como así me despertaba volvía dormir a los pocos minutos. La ultima vez que me desperté fue pasadas las 12. Maite y Adele no se encontraban en la habitación mientras que la cama de Blaire se veía exactamente como el día anterior. Después de arreglarme con una sudadera gris holgada y una camisa blanca de manga corta. Me dirigí a la oficina de la directora Fénix para hablar con ella sobre lo que había pasado ayer. La secretaria no se encontraba a la vista de la oficina, lo cual era rato ya que por lo general esta estaba sentada como un halcón vigilando a cada momento. Mire curiosa a mi alrededor y algunos papeles que estaban en el escritorio tirados.

— no te preocupes, mi esposa no será un problema — la voz de mi padre adentro de la oficina de la directora hizo que se me tensara el cuerpo. Me quede unos instantes paralizada y no sabía si acercarme para saber si había sido una alucinación o irme y quedarme con la duda.

Al final opte por acercarme lentamente mientras una sensación rara aumentaba en mi estómago. Escuchaba gruñidos y gemidos mientras más me acercaba. Noté que la puerta estaba entreabierta y vi la escena más choquéate en mi corta existencia.  Vi a mi padre cogiéndose en cuatro a la directora Fénix, ósea a la madre de Blaire.

Sali de aquel lugar para buscar refugio en mi habitación lo más rápido que el cuerpo me permitía.  Empecé a respirar aceleradamente mientras que mi cuerpo no para de temblar. No podía creer que mi padre estuviera engañado a mi madre. Nunca los veía peleando, siempre estaban felices y enamorados. Él no podía hacerle eso a mi madre, a nosotros, a mí. Mi cabeza parecía que iba a explotar en cualquier momento. Y como si fuera un chiste del universo choque de nuevo, pero esta vez con el profesor Phillips quien no dudo en ayudarme a levantar.

— estas pálida — me tomo de los hombros con fuerza — ¿te encuentras bien? ¿te duele algo? — negué con la cabeza. Sentía que iba a dejar de respirar en cualquier momento. El profesor Phillips miro para todos lados y sin decir nada me hizo caminar hasta el estacionamiento privado del instituto donde estaba su camioneta. Me ofreció sentarme adentro de este para luego decirme que volvería al rato.

Empecé a llorar como una niña pequeña, no entendí por qué mi padre haría algo así a mi madre. Sabía que nuestra familia no era perfecta, pero mis padres siempre se veían bien. ¿Qué significaba esto? ¿hace cuánto la estaba engañado? ¿planean divorciarse? Me sentía estúpida por llorar con una situación como esta. El profesor Phillips volvió con una taza en sus manos con un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] en color rojo.

— te traje esto — se sentó a mi lado con la mirada algo inquieta. Tirando toda la razón de lado por unos minutos lo abrace con fuerza. Tal vez no era simplemente haber visto a mi padre con la directora, simplemente era el hecho de que no soportaba tantas cosas. Estar aquí encerrada, lejos de mi familia y con las peores compañeras de la historia. Sentirme sola. Cualquier cosa o todo podía ser la causa, pero ya no podía negarme tener la necesidad de querer que alguien me abrazara y me consolara.

Xian Lu